Una excitante sorpresa

Un padre oye un ruido temiendo lo peor... sin saber lo que iba a encontrarse...

  • Qué es ese ruido?
  • No lo sé Ana, voy a mirar
  • Vale

Bajó las escaleras intentando hacer el más mínimo ruido. Con unos pantalones cortos y descalzo, sin camiseta, cruzó el pasillo y se acercó a la cocina. No había nada. Todo estaba en orden. El ruido era un murmullo que se oía cada vez más cerca: el salón. Las puertas de cristales del salón reflejaban una luz suave…se acercó despacio y miró por uno de los cuadritos de cristal más bajo de altura: eran sus hijos.

Clara y Alejandro estaban sentados en el sofá y en la TV echaban unos anuncios de tele-tienda. No parecía que estuvieran viéndola. Dos hermanos estaban frente al televisor, seguramente lo normal sería pensar que estaban hablando de sus cosas, como dos adolescentes…pero algo hizo saltar la alarma.

Desde esa posición pude ver como la parte de las cabezas visibles se unían…a tal punto que parecían estar besándose. Alex se movió hasta situarse en el centro del sofá, el cual veía Marcos, el padre, de espalda, y Clara se subió encima sin dejar de besarse. Por un momento se separó y dejó los pechos al descubierto: jamás había visto a su hija así…como mujer…disfrutando del sexo…pero del sexo de su hermano. En realidad no sabía si entrar de golpe, parad aquel incesto, aquella aberración de los hijos…o dejarlos hacer. Dejarlos disfrutar de tan maravilloso momento…ninguno de los dos parecía estar contra su voluntad…ninguno de los dos era un desconocido

De repente Alex levantó a su hermana pequeña y la puso a cuatro patas sobre el sofá. Por detrás, apuntaba una polla durísima y mirando al cielo a la entrada de la vagina. Entró de golpe. Una gran embestida que ella tuvo que frenar con la cabeza en el posa brazos. Los gemidos ahogados los cubría a mordiscos con el cojín mientras él intentaba no suspirar siquiera…se mordía los dedos…era una imagen…excitante. En ese instante, Marcos tenía la polla a punto de reventar, pero qué iba hacer? Meneársela allí mismo mirando a sus hijos? Era eso lo correcto?

Minutos después subía al dormitorio, donde su mujer lo estaba esperando.

  • Cariño, no había nadie. Era sólo un gato que se coló por la ventana de la cocina.
  • No me he atrevido a bajar. Los niños están durmiendo?
  • sí claro. Vaya no he mirado, he visto los dormitorios cerrados, imagino que sí. No se escucha nada.
  • Vale…te apetece…jugar un ratito

Sin darse apenas cuenta, la boca de su mujer ya estaba en su sexo erecto, caliente por todo lo que había visto antes…excitado ante la idea de ver a sus hijos follando como animales…recordando las salvajes embestidas que le estaba propinando a su pequeña, a su princesa, mientras su cara se hundía en el cojín, por no chillar de placer…por no gemir como una zorra… en poco tiempo sintió como en breve mojaría la boca de su adorada esposa, a quien le avisó y se apartó al segundo, cuando empezó a lanzar fuertes chorros de ardiente leche… sin dejar a su mujer pronunciar palabra de un saltó se colocó entre sus piernas, besándola con ganas, con pasión, buscando su lengua. Bajó por su cuello con pequeños mordiscos, que hacían que los gemidos de Ana se oyeran por toda la habitación…pero él no la escuchaba…seguía oyendo los gemidos callados de su hija, de Clara, abajo, a sólo un piso de distancia y pensaba si ya se habría corrido. Para entonces…ya estaba situado frente al sexo de su mujer. Era precioso. Estaba hinchado y sonrosado, el flujo le había manchado los vellos, que ahora estaban brillantes

Hundió su cabeza en ella. Se ayudó de sus dedos para abrirlo y probar con la punta de la lengua el clítoris…el sabor amargo le encantaba. Succionó, saboreó, lamió de arriba abajo todo el coño de su esposa hasta que sintió unos espasmos…le estaba llegando el orgasmo. Siempre se apartaba ante la oleada de líquidos que echaba pero esta vez no lo hizo. Metió su lengua lo que pudo dentro de la vagina y absorbió. Ana se arqueó ante tal placer y con las manos empujó a Marcos a meterse aun más dentro…fue la mejor corrida que le había dado.

Marcos se apartó, besó a su mujer sin mediar palabra y se fue al baño. Se sintió el hombre más asqueroso del mundo. Hizo lo que hizo con la mujer de su vida, con la esposa con la que se casó hacía ya 25 años…pero no estaba así por ella. Su mente seguía abajo, con sus hijos.

Apoyado en el lavabo se miraba en el espejo. Su polla volvía a endurecerse. La cabeza le lucía de un rojo intenso. Su mente daba vueltas. Si bajaba ahora…estarían ahí? Seguirían haciéndolo? Se comería la polla de su hermano…hasta hacerlo correr en ella?...su mano empezó un vaivén mientras cerraba los ojos con fuerza…se mordía el labio pensando en ellos…aunque en realidad pensaba en ella. La habría desvirgado? Solo imaginar eso, sus paredes estrechas, a su hijo follándosela...continuó con una salvaje fricción hasta que la corrida cayó sobre el lavabo…apretó los dientes para que no saliera un solo gemido, aunque bien le habría gustado chillar

Limpió el lavabo y se dio una ducha. Se tumbó al lado de su esposa, que ya dormía plácidamente.

Pensaba qué hacer para seguir disfrutando de tan maravillosas vistas

Mañana sería otro día.