Una esposa puritana y un marido obseso

Los misterios del sexo en los matrimonios

Una esposa puritana, y un marido obseso

Con la combinación que dice el título de este relato, parece imposible que un obseso sexual, y una mujer "estrecha ", puedan unir sus vidas en matrimonio. Si ambos fueran jóvenes y vigorosos, ¡desde luego! que ese matrimonio sería un fracaso a muy corto plazo; pero si ambos han llegado a la vejez juntos, si es posible de darse. Es nuestro caso, y lo voy a relatar por si puede servir de algo.

Somos un matrimonio de 70 y 65 años. Y si llevamos casados 42 años, es porque ambos nos consideramos personas que hemos superado los múltiples avatares que ofrece irremisiblemente la vida en pareja. No podría asegurar el porcentaje de buena voluntad que ha puesto cada uno; pero si creo que ella ha puesto mucho más que yo para que hayamos podido llegar tan lejos en nuestras relaciones matrimoniales; pero si digo alto y claro, que hoy, no concibo la vida sin mi mujer, y que prefería morir antes que perderla.

¿Y cuál es el problema? Se preguntará el amable lector, o lectora de este relato.

El problema existiría, si la situación que voy a relatar seguidamente, se hubiera dado inmediatamente después de casados; pero no es nuestro caso, ya que durante 25 o 30 años, nuestras relaciones sexuales fueron tan intensas y llena de matices, que, ambos disfrutábamos como dice la canción "Derroche", cantada por Ana Belén.

El inconveniente vino a partir de los 30 años. Pero afortunadamente ese problema no fue (ni es) decisorio para que desunamos lo que unimos hace 42 años. Es una contrariedad que afortunadamente no puede con la razón y la lógica que dan los años.

Permitan que rememore en voz alta aquellos "polvos" tan llenos de vida que echábamos durante los primeros años de nuestro matrimonio. Ella: 22 años. Yo: 27.

Sonia (la llamaremos así), no había noche que no buscara mi polla.

-Dame polla Arturo. (yo me llamaré así). – La necesito más que el respirar .

Recuerdo como de su coño salía tanto vida en forma de flujo, que mis 18 centímetros de pene, y de un grosor considerable, se deslizaban por su vagina de una forma tan suave, que en el momento del orgasmo, ella se aferraba a mis nalgas como queriendo encontrar más "carne", y aunque la tenía metida hasta el fondo de sus entrañas, parecía que no le satisfacía; y al no encontrar más que meter en sus profundidades, lo que hacía era cerrar sus muslos, con el fin de sentirla. Y así explotaba de placer.

Cuando ella cumplía los cincuenta y cinco años, empezó a no sentir ningún deseo sexual. ¡A dónde se había ido aquella fogosidad! Y al poco, el sexo se le había convertido en algo desagradable (por no decir asqueroso). Su vulva se quedó más seca que un desierto; su coño ya no emanaba ni una gota de flujo. Y por más que uno intentaba con su lengua y dedos, extraer "agua de ese pozo", ¡imposible!

Hablamos del tema miles de horas, pero lo irremediable fue que no había solución posible: detestaba el sexo, y lo peor: que todo lo que le rodea, lo encuentra sucio y asqueroso. Me decía:

-Pero si a ti Arturo, ya no se te empina. Es cierto, por motivos que no vienen al caso relatar, no tenía erecciones suficientes para penetrar. –Si se te empinara, a mi nada me importaría abrirme de piernas y con vaginisil, me la podrías meter... ¡Pero cómo no puedes!

Sabía perfectamente que era un subterfugio, ya que si ella sintiera deseos de follar, como yo los sentía, encontraríamos otras formas de satisfacer la libido, pero como no sentía ningún apetito sexual, intentaba justificarse con mi impotencia.

Hasta que llegué a asumirlo y aceptarlo; ya ni la toco ni la rozo...¡Para qué! Y dormimos en habitaciones separadas.

Pero un servidor, a sus 70 años ¡Quién lo diría! Es de dos o tres "pajas" a la semana. ¡Vamos! Que me la meneo más que cuando tenía 14 años. Gracias a Internet me estimulo de tal forma, que mis "orgasmos pajeros" son tan "sabrosos " como aquellos "polvos". ¡Qué cómo! La mente, la mente es la que trabaja, y con una mente bien enseñada, se pueden conseguir "polvo cósmicos".

Recuerdo un amigo de la juventud, que decía que se había follado a todas las artistas de cine de la época. Y un día, estando en el cine del barrio, echaban una película en la que trabajaba una actriz nueva. Por lo que le dije:

- Pepe, ¿También te has follado a esa?

- Me la estoy follando ahora .-Me respondió entre jadeos y suspiros.

Como iba relatando, a mis 70 años, gracias a la virtualidad que me concede el medio, "me follo" todas las semanas a dos o tres mujeres. La red está llena de videos de mujeres hermosas, pero tengo predilección por las lesbianas y por las cuarentonas. ¡Joder! Me ponen a mil Además tengo una amiga desconocida, que me envía videos y fotos de las mujeres más espectaculares, de las cuales hago una selección, para llevarlas a "mi cama virtual".

No me gustan las jovencitas, no. Por lo tanto en mi obsesión sexual, no entra la pederastia ¡gracias a Dios! Por lo tanto, que nadie me llame "viejo verde", me gustan "las jamonas ", y cuanto más " jamonas" mejor. Y las de caderas anchas y de tafanarios descomunales, me "vuelven loco".

Y así queridos y amables lectores que leéis este relato, transcurre mi vida sexual de casado, sin sexo real. Primero, por lo que he expuesto; y segundo, que buscarlo en la realidad implica un comportamiento que no estoy dispuesto a asumir; ni aunque mi mujer me lo permitiera, ya que, el sexo real, requiere unas actitudes y aptitudes que un servidor ya no posee.

También me ponen como un "verraco", (se entiende mentalmente) ya que como sabéis no " se me pone gorda", la escatología. Tengo videos de tías meando y giñando, tías buenas, se supone ..¡Eh! porque la verdad, ver a una abuela haciendo sus necesidades, por muy bien conservada que esté, no me pondría como me ponen las rusas y japonesistas pilladas con las bragas por los tobillos. Videos que he bajado de Ares.

-Mi mujer me dice, porque ha veces me ha pillado:

- Pero que cochino eres, mira que gustarse esas cosas.

La relación entre mi mujer y yo, está basada en el respeto y el cariño. Ya he dicho, que daría mi vida por ella. Son 42 años de una convivencia armoniosa; y si la Naturaleza, nos ha llevado por caminos sexuales totalmente opuestos, habrá que asumirlo. El cariño, el amor fraterno y el respeto que nos profesamos, es tan fuerte, que vence al " Demonio de la Carne". Pero si digo, que daría la pensión de un mes, por sentir mi pollita (ya no es polla) la Ley de la Gravedad todo lo "tira para abajo" , por sentirla durante unos minutos dentro de una vagina.

Podría, ¡es cierto! Tener prolongadas erecciones con Caberject, inyecciones que se aplican directamente sobre la base del pene, y se te pone a los diez minutos, como " el cerrojo de un penal" de dura. ¿Pero donde la meto? Si se que a Sonia lo aceptaría como una obligación de esposa. ¡Y eso no me vale! Sería como una especie de violación. Mi mayor satisfacción, más que la propia, es ver a la mujer que tienes debajo (o encima) goza "como una loca".

Y os dejo, que me voy "a follar" a la Sharon Stonta" ahora mismo, que me está esperando con las bragas bajadas, y el chumino chorreando.