Una esposa ejemplar (4)

Malena aprende en una cena de matrimonios los principios de la sumisión.

CAPITULO 4.

LA CENA.

Iba prácticamente desnuda , pese a ir vestida. Dos lienzos de seda blanca eran toda mi ropa. Uno delante , otro cubriéndome la espalda , unidos por dos broches negros en los hombros y ceñida la cintura con unas tiras de pedrería del mismo color , unas sandalias con tacos muy altos eran todo mi vestuario. Por los lados mi cuerpo quedaba a la vista de todos.

Juan a mi lado llevaba un albornoz de algodón muy ligero, de color azul con una capucha , debajo nada, el cinturón que lo cerraba tapaba su desnudez.

El se había duchado mientras Benigna me iba lavando con una esponja , como si fuera una niña , que limpian sin meter en el agua . Después me extendió por todo el cuerpo una crema que pareciera que daba lustre a mi piel.

Fue algo asexual, era una sirvienta que te cuidaba y que pese a haberme limpiado los restos del semen de mi marido , yo no notaba ninguna receptividad sexual.

La sala donde nos esperaban era grande. Una mesa redonda de mármol, con 3 sillones y 3 taburetes frailunos , más un tablero auxiliar donde estaba la comida era todo el mobiliario. No tenía ventanas y las paredes eran blancas.

Daniela y Maripi iban vestidas – desnudas como yo, los hombres como Juan, pero con la capucha puesta de modo que no se veían sus rostros. Y los colores eran diferentes , uno iba de blanco y otro de rojo.

Nos sentamos , los hombre en los sillones y nosotras en los taburetes. Me di cuenta que la distribución hacía que cada una de nosotras tenía una situación de atender y servir a nuestros maridos, pues a mi derecha había una champanera con seis botellas de Moet- Chandon en hielo.

Daniela dio la botella a su pareja y Maripi y yo la imitamos. Los hombres descorcharon el champagne haciendo que los tapones saltaran en el aire y se sirvieron en sus copas y después nos pusieron a nosotras.

El hombre de blanco, junto a Daniela se levantó y todos hicimos lo mismo:

"Por que paséis la prueba" – brindó y nos bebimos la copa de un trago, me di cuenta que debía repetir lo que hacían mis compañeras, así que tomando la botella rellene las copas.

"María Piedad sirve el primer plato"- le ordenó el hombre de rojo.

Maripi se levantó , y cimbreándose fue a la mesa auxiliar y llevó dos bandejas a su pareja, después a la de Daniela y por último a nosotros. Al servirnos me di cuenta que la ropa que llevábamos puesta permitía que las lolas se vieran con toda claridad y más en su caso que las tenía grandes y casi se le salían por los lados. Juan la miró con ojos golosos, era para hacerlo.

Las bandejas traían , una lo que llaman en los restaurantes bandeja ibérica, jamón, chorizo, mondiola , salami y quesos. La otra salmón, boquerones y demás pescados que para una argentina que es carnívora le parecían casi iguales.

Los hombres comían y de vez en cuando nos ponían en el plato algunos de aquellos aperitivos. Sólo bebíamos cuando lo hacían ellos. Aunque sabía de que iba la fiesta , que dicen en España, me entró rápido que estaban montando una escena de dominación.

Cuando acabamos , el hombre de blanco le ordenó a Daniela:

"Sirve el segundo plato"

Daniela era la mayor de nosotras , pero además era la más puta , porque al verla andar mientras nos traía los platos , parecía una chica de Playboy en un cabaret. Como decía un torero español: "Im..presionante".

Era un roast-beef con puré de manzanas.

Sabía que la siguiente en levantarse era yo, así que cuando el hombre de blanco le dijo a Juan que sirviera los postres , yo sabía la ceremonia y como actuar.

"María Elena, sirve los postres – me mandó Juan. Nunca me había llamado así , siempre fui Malena , pero aquello del "círculo" me lo había cambiado.

Sabía el orden , primero mi marido, después el hombre de blanco, luego el de rojo.

Me levanté toda modosita , procurando que no se me viera mas de lo inevitable, andaba como una niña en colegio de monjas. Llevé el plato de postre a Juan, un montón de pasteles y pastelitos.

"Juan, María Elena ¿no sabe andar como una mujer?"

"Anda como lo que eres : una gata mimosa"

Lo estaba esperando.

Cuando llevé los otros dos postres , me cimbreé más que la flor de la canela. Caderas, muslos y gran parte de los senos se mostraban con mi andar. Cuando me senté junto a mi marido le pregunté toda sumisa.

"¿ Lo he hecho como tu querías?"

Su sí ,mientras me daba una masita de manzana , me confirmó que había entendido la cena.

Nadie había hablado mientras comíamos , sólo se oía una música gregoriana que hacía, que si no fuera por nuestra carga erótica, aquello podía parecer un convento. De pronto: las " Cuatro Estaciones" de Vivaldi, empezaba otra etapa. Me di cuenta que nos habíamos bebido más de una botella por pareja.

Daniela se levantó y haciendo una reverencia al hombre de blanco, le preguntó:

"Me permites que empiece el baile"

Creí que iba a sacarle a él , pero se dirigió a mi, y haciendo el gesto de pedir permiso a Juan me llevó al centro de la sala .

Comenzó a sonar "Malena", un tango con mi nombre y me apretó, para llevarme como si fuera ella el hombre. Notaba sus pechos contra los míos, su muslo entre los míos , su mano en la espalda y las mejillas en contacto.

Yo no soy una experta en bailar tango , sólo no hago el ridículo si me llevan bien, que era lo que hacía Daniela. Mi problema comenzó a ser que el roce de sus senos me iba excitando, mis pezones se ponían duros y estaba segura que iban a destacar contra la seda cuando acabáramos el baile. Pero no lo podía evitar.

Con el último acorde me dejó apoyada en su muslo y su boca junto a la mía. Me dio un "piquito" y me levantó para recibir los aplausos de los tres hombres.

El que llevaba la túnica roja le dijo a Juan.

"Tu mujer se ha excitado , mira que pezones se la han puesto"

" Es que es muy ardorosa. Ya lo notareis"

Maripi se me acercó y mirándome desde sus enormes ojos negros , cargados de dulzura me preguntó:

"¿ Me quieres llevar tú , o prefieres que lo haga yo?"

"Como quieras"

"Llévame"

La tomé de la cintura y se apoyó en mí , apenas empezó a sonar "Smoke in your eyes" versión los Platters. Aquellos señores eran antiguos en la selección musical.

Notaba que mi pareja estaba tan caliente como yo al bailar, nos apretábamos los vientres , pegándonos una a la otra como dos lapas. Oía su respirar entrecortado en mi oreja.

Al acabar y separarnos fue Daniela la que dijo:

" ¡ Cómo están!"

A las dos los pezones eréctos se marcaban contra la seda.

Todos rieron, menos nosotras que nos quedamos agarradas las manos.

Daniela se paró a nuestro lado.. Estábamos frente nuestro maridos que seguían sentados bebiendo champagne.

"Quítaros los broches"- los tres nos ordenaron a la vez.

Hice como mis compañeras, me desaté los broches de los hombros y la tela quedó haciendo un doble pliegue al colgar de la cintura. Estábamos con las lolas al aire y me di cuenta que las mías eran las únicas con la marca, pequeña pero marca, del bikini. Nos llevamos las manos detrás de la nuca con lo que nuestros senos quedaron altos , erguidos y desafiantes.

"Bailad"

Primero Luis Aguilé con " Total para qué" que bailamos moviendo nuestros cuerpos en exhibición ante los tres. Se habían abierto los albornoces y se tocaban las mingas que estaban duras y en alto.

Después "el Meneito"- en esta canción parte la bailamos suelta y otra juntas, restregándonos una contra otra. Paró la música y quedamos sudorosas frente a ellos.

"Ven "- nos ordenaron. Giraron sus sillones de modo que se daban la espalda , ellos no se veían, pero nosotras sí. Éramos cada una un espectáculo para las otras dos.

Me quedé frente a Juan, abrió una botella y me lleno el cuerpo con le champagne, estábamos mojadas.

La música seguía sonando, esta vez " A mi manera " de Sinatra,

Y creo , yo por lo menos , no caliente , cachonda perdida. Me moví ante él como mis amigas , haciendo que los senos mostraran su elasticidad. Sus manos fueron rápidas a las presas que tenía ante él. Me estuvo sobando un buen rato , y yo me notaba cada vez mas húmedo mi sexo.

"Yesterday" una versión que no era de los Beatles empezó a oírse y Daniela vino hacía donde estaba yo , Maripi se movió delante del hombre de blanco y yo me fui a donde el de rojo.

Volvió a tirar me champagne encima de los pechos, sus manos comenzaron a acariciar mis muslos, subiendo hacia mi cola. Miré lo que hacía mi marido, a él no se le veía , sí a Daniela que me hizo un guiño de complicidad.

Yo lo único que no veía del hombre que me estaba tocando era la cara. Su cuerpo , grueso pero fuerte , similar a su miembro que se levantaba valorando mi belleza. Estaba excitadísima. De pronto me pellizcó los pezones con fuerza , casi grito de sorpresa . No los soltó y si darme cuenta aquel dolor fue cambiando de molesto a placentero, me ardía la concha y su calor se transmitía a los pechos como descargas eléctricas.

Me tuvo apretados los pezones hasta que acabó la canción.

" Con su blanca palidez" fue la siguiente y volvimos a movernos . Estaba frente al hombre de blanco, el marido de Daniela. Era muy delgado, su mano acariciaba su pene. Yo, parada frente a él , me quedé esperando.

"Baila"- su voz cavernosa surgió del capuchón que tapaba su rostro.

Estaba muy caliente, y el bailar para un hombre que se masturbaba ante mí, me ponía aún mas. Hice ondular mis lolas, lentamente , luego más rápido , y después empecé a acariciarlas . Me dolían los pezones de los pellizcos anteriores, pero al rozarlos me excitaba más. Estaban totalmente eréctos. Me metí dos dedos en la boca , los ensalivé y luego volví a tocarme . La saliva hizo un efecto relajante en el fuego que sentía en las puntas. No podía apartar mi mirada de aquella mano que subía y bajaba en su minga. La cabeza era redonda como una ciruela , húmeda que brillaba cuando hacía retroceder la piel que la tapaba.

Al acabar la canción, cada una volvió a pararse ante su pareja.

"Disponed el triángulo"

Imité a mis compañeras y cargué con la butaca frailuna , las colocamos formando un triángulo. Y nos quedamos de pié a su lado. Me di cuenta que todas estábamos , mojadas de champagne, sucias de sudor, pero calientes porque los seis pezones eran como pequeños cuernos de lo duros y erguidos que los teníamos.

Los hombres se sentaron , cada uno había traído una copa llena . Dieron una palmada , no sabía que tenía que hacer.

La orden de Juan me lo indicó: " María Elena. Arrodíllate y chúpamela "

Lo hice , y quedó ante mi su miembro erguido, tirante. Le pasé la lengua , lamiendo todo su volumen y me lo metí en la boca. Empecé a mamarla , se pusó como loco y agarrándome la cabeza me la movió adelante y atrás con toda su pija dentro. Tuve que reprimir las arcadas, cuando me llegaba has la garganta. Duró poco, expulsó un chorro de semen que casi me atraganta y tirando del pelo hizo que soltara mi presa.

"Levantaos, e id a la cama"-

Cuando salíamos de la sala , miré a mis compañeras. Teníamos un aspecto parecido con la leche por la comisura de la boca , cansadas , con una mezcla de asco, excitación y frustración.

Nos esperaban Benigna y otras dos mulatas oscuras parecidas.

Fue Maripi la que me dijo: " Ahora descansa hasta mañana"

"¿ No vienen a la cama con nosotras?"

"No a ellos les quedan cosas que hacer"

Benigna me acompañó al dormitorio, me quitó el lienzo que quedaba en mi cintura, me ayudó a descalzarme, abrió la cama y cuando me acosté , me cubrió con la sabana.

"Buenas noches"- dijo mientras se retiraba.

Quedé sola, tenía una extraña sensación, pensé que me habían llevado allí entre todos, que todos sabían lo que iba a hacer y me iban a hacer. Mis padres al dejarme y animarme a casar con Juan, que a su vez me había puesto a su hermana para probarme en el lesbianismo. Todos querían que yo pasara aquellas pruebas para tener, ellos, un poder que yo no había buscado.

Aquellos pensamientos me entristecieron, pero seguía caliente y bajé mis dedos hacia mi concha, comencé a acariciarme, casi sin darme cuenta me fui la primera vez, estaba mas tranquila , recordé lo pasado, la carne de Maripi junto a la mía, el roce de Daniela, la paja del hombre de blanco y sonreí para mis adentros: No sabían con quien jugaban.

Esta vez sí me concentré en mis manos, con una me estiré el monte de Venus , me chupé y llené de saliva los el índice y el corazón de la otra mano que llevé directamente al clítoris. Me quedé dormida entre orgasmos.