Una esposa complaciente III
Como conseguí ver a mi complaciente esposa, totalmente compartida y entregada en manos de otro hombre
Una vez mas agradecer vuestros comentarios y pedir disculpas, por la tardanza en subir el siguiente relato, pero por diversos motivos que no vienen al caso, he tenido que ir posponiendolo.
Como ya sabéis los que halláis leído mis anteriores relatos, yo soy Luis y estoy casado con Eva, una estupenda morena de 30 años y ojos chispeantes, que vuelve locos a los hombres que se cruzan en su camino. Todo gracias a su voluptuoso y ardiente cuerpo, que parece estar hecho para pecar, con esos suculentos pechos e insinuantes caderas, que hacen de ella una autentica hembra.
En esta ocasión les contare como Eva, cumplió su promesa de hacer posible que yo, su querido marido pudiera contemplar como me ponía un buen par de cuernos, mientras ella disfrutaba de una esplendida sesión de sexo, aunque ya sé que no son cuernos propiamente dichos, pero a mi me gusta llamarlo así. Por eso mis dudas para ponerlo en la sección de infidelidad, voyerismo, o tríos.
Llevábamos ya varios meses disfrutando nuestra nueva sexualidad, sobre todo Eva que se a convertido en la amante exclusiva de Ramiro, un maduro hombre de negocios que se ha encaprichado de ella.
Yo a cambio disfruto de su renovada calentura, ya que parece estar continuamente en celo, ademas de seguir contándome sus aventuras con Ramiro y sus ocasionales invitados a quien la ofrece para conseguir sus negocios, de lo cual ya os contare alguna de esas aventuras en otro relato.
En ocasiones se la ha llevado de fin de semana para disfrutar juntos de un viaje a la playa o en su pequeño barco por el mar, en compañía de Max su inseparable “guardaespaldas”. De allí venia como nueva, después de disfrutar del mar y el sol, y una buena ración de sexo en manos de aquel par de cabrones, que la usaban a su antojo. Sobre todo Ramiro que la hacia estar desnuda por el barco, cubriéndose tan solo a las horas de las comidas con un pequeño pareo transparente, anudado encima de sus opulentos pechos, para disfrute de la concurrencia.
Pero lo que quiero contar ahora, no le ocurrió con Ramiro sino con un compañero de trabajo de Eva llamado Gonzalo, un tipo casi cincuentón y con nula experiencia en el sexo, según se comentaba entre las compañeras de la oficina de Eva. Por lo visto Gonzalo era un hombre traumatizado por culpa de varios desengaños amorosos, y a consecuencia de ello se había convertido en un ser un tanto huraño y bastante tímido con las mujeres, que aprovechando esta circunstancia a menudo le hacían pasar por alguna situación comprometida con sus bromas y picardías.
A Eva en cambio, este hombre le provocaba cierta lastima, pues le parecía que no estaba tan mal físicamente como para que le hubieran rechazado sistemáticamente todas las mujeres a las que se había acercado. Tampoco es que fuera un adonis, ya que empezaba a marcar cierta curva de la felicidad, que gracias a su altura de mas 1,90 le pasaba mas desapercibida, siendo su aspecto mas bien del montón.
Pero si tenia algo que a Eva y a la mayoría de las demás compañeras, no les pasaba desapercibido siendo el centro de inspiración de casi todas las bromas que le gastaban, y esto era el tamaño del paquete que cargaba este hombre. Pocas veces iba con pantalón vaquero, ya que le debía resultar incomodo y ademas le hacia marcar mas todavía sus atributos. Eva comentaba con sus compañeras, que si todo lo tenia en proporción al tamaño de su estatura debía estar muy bien armado el amigo Gonzalo, provocando la risa floja de todas.
Cierto día una de ellas con la que mas confianza tenia Eva, le comento que no andaba muy desencaminada en sus comentarios sobre los atributos de Gonzalo y que se comentaba entre los demás compañeros varones de la oficina que cuando acudían al gimnasio, en las duchas era el rey de los elefantes, pues su trompa era la de mayores dimensiones con diferencia, comparado con los demás. También se había enterado la chismosa de Araceli, que sus fracasos amorosos eran debido al desproporcionado tamaño de su pene, ya que todos sus ligues al ver semejante garrote, le rehuían sin querer saber nada de él.
Ese ultimo comentario, le causo a Eva cierto sentido de pena hacia Gonzalo, por los desengaños amorosos que habría sufrido, pero también le pico la curiosidad de si seria verdad lo que se comentaba sobre su sobrenatural tamaño de pene, pensando para si misma que tal vez debería descubrirlo, con la intención de poder gozarlo.
Después en la noche cuando me lo comentaba, mientras nos bebíamos una copa de vino, yo le dije que si lograba hacerlo seria el tipo ideal para verla en acción, pues todavía no había cumplido su promesa de ofrecerme un espectáculo de sexo en vivo, con ella como protagonista como me prometió. Eva me dijo;
- Creo que tienes razón cariño, seria el hombre ideal para que disfrutes de tu recompensa, incluso podrías ayudar si el asunto lo requiere.
- Gracias Eva seria estupendo, que ademas de poder verlo pudiese participar en la fiesta, le dije mientras me empezaba a poner cachondo, pensando en lo bien que lo podríamos pasar, con una aventura así.
Después entre el vino y los comentarios, terminamos por irnos a la cama y desfogar la calentura que nos provoco, regalándome Eva una de sus estupendas felaciones sobre mi agradecido miembro, para terminar por engancharnos como animales en celo, pensando lo que podría venir mas adelante.
Al día siguiente en su despacho, se propuso empezar con el plan, aunque no tenia muy claro como hacerlo sin llamar demasiado la atención en su trabajo, ya que como jefa del departamento de calidad, debía de guardar las apariencias con los demás empleados. También pensó que eso mismo le podría ayudar, sirviéndose del despacho que tenia para ella sola, gracias a su cargo en la empresa. De esta manera, podría verlo a solas sin llamar la atención, ya que Gonzalo también gozaba de cierto rango en la empresa, en donde entro a trabajar gracias al enchufe de su tío, que era el director gerente de la empresa.
Antes de que diera la hora de salir a comer, lo llamo y después de tratar varios temas de trabajo y antes de que Gonzalo se despidiera, Eva le pregunto si era verdad que acudía a cierto gimnasio que hay en la ciudad, el cual esta situado en una zona un poco apartada del centro. Es ademas un centro deportivo reservado para socios de cierto nivel económico, y del que solo te aceptan como nuevo socio si eres invitado por otro socio. Así que como las chicas de la oficina no iba ninguna, le dijo que había pensado en él para que la invitase y poder acudir al centro, ya que con los otros compañeros no tenia tanta confianza.
Gonzalo a pesar de su timidez con las mujeres, provocada por las malas experiencias que había tenido con ellas, le dijo a Eva que seria un placer, y que él mismo la acercaría ese mismo día si quería, ya que tenia pensado acudir después del trabajo. Mientras Gonzalo le decía todo eso, Eva se fijo que a pesar de estar sonriendo al sentirse alagado por Eva pidiéndole un favor así, él no dejaba de estar sonrojado por culpa de su timidez, sin llegar a mirarla a los ojos. Parecía mentira que un hombre de su edad y su envergadura, no en vano era alto y fuerte como un oso, fuera tan tímido y acomplejado como para no poder mirarla cara a cara. Eva pensó que tendría que esforzarse si quería espabilar a ese hombre y poder quitarle de encima esa actitud de tímido empedernido.
Gonzalo siguió diciendo a Eva, que incluso si no tenia ropa adecuada para practicar deporte, allí tenían un departamento donde podría comprarla si quería. Ella encantada con esa idea le dijo que cuando fuese la hora de salir quedarían en la zona de aparcamiento, para ir juntos a dicho centro sin llamar demasiado la atención.
A la salida Gonzalo la recogió en su coche para acercarse juntos al centro deportivo, haciendo el camino mas entretenido para ambos, ya que Gonzalo parecía mas abierto en su conversación, gracias a Eva que para animarle le iba mostrando sus largas piernas encajadas en la minifalda. También quiso mostrarle el generoso escote, gracias a que iba ahuecando su blusa una y otra vez, para abanicarse la pechuga, con la escusa del calor que había dentro del coche. Con todo eso Gonzalo parecía mas desinhibido, gracias también a la amena conversación que tenían sobre los ejercicios, que le gustaba practicar a cada uno en el gimnasio.
Ya en el lugar y después de su inscripción como socia de dicho centro deportivo, Eva le pidió a Gonzalo si la podía acompañar para aconsejarla sobre el tipo de ropa que debía escoger para hacer sus ejercicios, ya que ella sola le costaba decidirse. Gonzalo accedió encantado a acompañarla, con una sonrisa y un brillo en los ojos, como esperando algo largo tiempo deseado. La siguió como un perrillo faldero hasta la tienda de ropa y allí escogieron varias prendas que la dependienta le aconsejo y otras que Eva creyó de su gusto, sin duda mas sugerentes y con la intención de provocar a su tímido compañero.
En los probadores Eva se fue probando todas las prendas para deleite de Gonzalo, saliendo cada vez a preguntar su opinión, adoptando diversas posturas para resaltar sus atributos. Incluso en alguna ocasión al dejar a propósito la cortina mal cerrada, Gonzalo pudo verla semi desnuda, mientras Eva se hacia la despistada con toda la intención. Gonzalo era tímido pero también humano, por lo que se le empezó a formar un enorme bulto en la entrepierna, hecho que para Eva no paso desapercibido y cuando salio con otra pieza, todavía mas sugerente se le fueron los ojos al pastel y le dijo;
Joder Gonzalo que te pasa, tanto te impresiona verme con esta ropa o has visto algo a través de las cortinas.
Lo siento Eva es que no estoy acostumbrado a ver a ninguna mujer con tan poca ropa.
Eva tenia puesto un diminuto tanga sin mallas y un top deportivo en la parte de arriba, que a duras penas le tapaba las tetas, lo que la hacia parecer mas provocativa que si estuviera desnuda.
Lo cogió por el brazo después de mirar si les vigilaba la dependienta, y lo introdujo en el probador con ella. Le pregunto si no le gustaría mas verla totalmente desnuda, a lo que Gonzalo respondió con un movimiento de asentimiento, incapaz de pronunciar palabra alguna. Eva se desprendió de las prendas y poniendo los brazos en jarras le pregunto si le gustaba lo que veía, quedando Gonzalo con la boca abierta e incapaz de de moverse.
Ver el cuerpo desnudo de Eva, con esas ricas y enormes tetas, sus insinuantes caderas dibujado su figura y su bonito coño de escaso vello, encajado entre sus largas piernas le hizo pensar, que era la mujer mas bella que podría encontrar.
Entonces Eva decidida a aprovechar la ocasión, de comprobar el tamaño de semejante bulto y antes de que les llamasen la atención por el sitio donde se encontraban, se movió con rapidez bajándole los pantalones y el calzón de un tirón a Gonzalo, antes de que pudiera reaccionar.
Lo que allí encontró no era un pene normal pensó Eva, sino un obelisco digno de un faraón, totalmente recto y erguido hacia arriba, brillante por la tensión y de unos 28 o 30 centímetros, siendo grueso como para no poder abarcarlo con una sola mano. Asombrada de semejante garrote Eva lo cogió fascinada y con expresión de zorra en su cara, mientras Gonzalo seguía inmóvil dejándose hacer. Le dio un beso húmedo en la punta, para pasar la lengua repetidas veces al rededor del enorme capullo, con la intención de introducirlo en su boca. A continuación empezó a menear el tallo muy rápido, lo que provoco la rapida eyaculación de Gonzalo, expulsando una cantidad enorme de semen sobre la cara y los pechos de Eva, sin duda fruto de la abstinencia y la enorme excitación.
Eva entre asombrada y excitada le dijo que se vistiera y la esperara fuera, mientras ella se limpiaba los restos de la batalla, vistiéndose después para salir del cambiador. Feliz por haber conseguido su objetivo y dispuesta a darse un atracón mas adelante con semejante portento, pago las prendas y se encamino a la salida, donde la esperaba Gonzalo.
Ese día ya no hicieron ejercicio alguno en el gimnasio, sino que marcharon cada uno a su casa después de recoger Eva su coche.
Por el camino él parecía arrepentido, sin atreverse a decir nada, por lo que Eva le explico que no pasaba nada por lo que tuviera que arrepentirse, al contrario siempre que lo mantuvieran en secreto entre los dos, podrían repetirlo en mas ocasiones, ya que ella estaba dispuesta a seguir. Gonzalo le pregunto por su marido, si no habría problemas. Eva le explico que somos una pareja abierta y liberal, pudiendo tener otras relaciones fuera del matrimonio, incluso le dijo que le podría presentar a su marido sin problemas.
- Pero nunca he estado con una mujer, ya sabes, decía el pobre Gonzalo con la mirada perdida por la vergüenza, a lo que ella le respondió...
- Tranquilo, yo te enseñare, para mi sera un placer, ya lo veras como nos vamos a divertir.
- Pero mi pene, ya has visto que no es normal, otras mujeres se asustan al verlo, sin querer saber nada de mi.
- Eso es por que no tienen ni idea de como gozar con una buena polla, es mas tendrías que estar orgulloso y no avergonzado. Muchas mujeres pagarían por disfrutar, de lo que tu tienes entre las piernas y algunos hombres, seguro que se morirían de envidia.
Con estas palabras de animo, Eva le subió el orgullo a Gonzalo, mientras le sonreía con picardía y le lanzaba un guiño de ojos, para aclararle sus intenciones.
Mas tranquilo Gonzalo se despidió de Eva y le dijo que seria un secreto entre los dos y que le gustaría tener mas encuentros como ese, poniendo cara de niño que acaba de aprender a “montar en bici” y quiere repetir cuanto antes, no en vano era lo mas lejos que había llegado con ninguna mujer.
Cuando Eva me lo contó por la noche en nuestra cama, todavía caliente por la experiencia, me pareció muy excitante y le comente que siguiese con nuestro plan, pues estaba decidido a ayudar incluso si hiciera falta haciendo de “mamporrero”, para facilitar la monta de la hembra ante semejante semental, como ella me pidió. Lo que sumaba sin duda, un punto mas en nuestra depravación como pareja, ademas de controlar que la cosa no se descontrolase si él le hacía daño con su imponente aparato.
Los siguientes encuentros que tuvieron fueron parecidos, siendo rápidos pero intensos, descubriendo Gonzalo todo un mundo de sensaciones, gracias a las enseñanzas de Eva que se dedicaba a enviciar a su querido cincuentón. Ella a cambio gozaba de sus enseñanzas, gracias a la devoción que Gonzalo le guardaba haciendo todo lo que ella le pedía sobre su cuerpo, para disfrute de ambos.
Ella le enseño como le debía mamar sus ricos pechos, a comer su delcioso coño, como masturbar su pepitilla, e incluso a devorar su apretado ano. A cambio él gozaba de las ricas pajas que le practicaba con sus dos manos para poder abarcarle todo el tallo de su pollón. También se la chupaba con dedicación hasta llevarle a la gloria, no en vano es la practica que mas le gusta a Eva, aunque con el tamaño de esa polla le costaba trabajo, sin poder tragar mas que el gordo capullo. Incluso en ocasiones se la meneaba entre sus grandes tetas hechas sin duda para semejante cipote, pero sin llegar a la penetración, pues ella quería esperar a que yo estuviera delante para verlo y ayudar a la monta.
Lo hacían casi siempre en el apartamento de Gonzalo, pero cuando coincidían el mismo día en el centro deportivo, intentaban hacerlo en las duchas del gim con el riesgo de ser sorprendidos en esos menesteres, algo que a Eva le producía mas morbo todavía. Allí le practicaba una rápida masturbación, y a cambio él le hacia una buena comida de coño, haciendo que Eva disfrutara de la experiencia que iba cogiendo su atento alumno. En ocasiones incluso se masturbaban mutuamente encerrándose en una de las cabinas de las duchas.
Para presentármelo, Eva preparo una cita entre los tres para pasar un día en la playa, allí conocería a Gonzalo el hombre de las tres piernas, como le llamaban las mujeres de la oficina.
Me pareció un hombre normal si no fuera por su estatura y corpulencia, no en vano me sacaba una cabeza.
Apenas me dio la mano para saludarme, pues estaba bastante sonrojado y con pinta de tener sentimiento de culpa. Así que cuando montamos todos en el coche, Eva se sentó detrás con él y le fue diciendo que íbamos a una playa muy bonita, que estaba lejos de nuestra ciudad, sin problema de ser reconocidos y que conocíamos de haber ido otras veces. Era bastante solitaria y perfecta para practicar nudismo, a lo cual eramos aficionados desde hacía tiempo.
Gonzalo dijo que nunca había hecho nudismo, por que le daba vergüenza enseñar sus atributos en publico, lo que provocó la risa floja de Eva que le explicó que eso era precisamente lo que quería, que todos viesen lo bien acompañada que estaba, por dos buenos machos.
- Sobre todo quiero que vean esto que me voy a comer, verdad maridito; me decía mientras le cogía a Gonzalo todo el paquete y me guiñaba un ojo cuando yo la miraba por el retrovisor.
- Claro querida, vas a pasártelo en grande hoy, y tu Gonzalo diviértete que para eso hemos venido, para pasar un buen día los tres. Eva es mi esposa, pero ya me a contado lo buen compañero que eres y lo que la has ayudado en el centro deportivo, por eso tienes toda mi confianza.
Con esos comentarios, Gonzalo parece que se sintió mas aliviado y no parecía tan nervioso, pero no dejaba de pensar que iba a pasar el día con la mujer con la que había tenido sus únicas experiencias sexuales y con su marido al lado.
Cuando llegamos a la solitaria playa después de conducir una hora por carretera y por caminos de tierra para llegar al lugar, aparcamos el coche y cogimos los bártulos con dirección al sitio donde nos tumbaríamos al sol. Allí después de colocar las toallas y clavar la sombrilla, nos fuimos desnudando con intención de untarnos la crema solar. No había mucha gente al ser una playa alejada y la mayoría de los que había era gente joven en pareja, por eso nos gustaba ir allí.
Yo fui el primero en quedarme en pelotas, intentando con eso que Gonzalo no se sintiera intimidado y después Eva, que también se deshizo de su diminuto bikini tipo tanga, mostrando a todos su bonita figura de moreno integral. Por ultimo Gonzalo también se quito el bañador, dejándonos ver su morcillona pero enorme verga ahora en reposo, pero que al estar totalmente rasurada parecía incluso mas grande. Menudo calibre gastaba el amigo de mi mujer, no me extraña que quisiera que la ayudara con semejante garrote, pues aquello mas que un pene normal parecía la tranca de un burro.
Le pedí a Eva que me diese crema en la espalda y después de dármela a mi, paso a dársela a Gonzalo, untando toda su espalda. Después nos dijo que le diéramos crema a ella, mirándonos a los dos, así que cogí el bote y le aplique un buen chorro sobre toda su espalda y culo, animando a Gonzalo para que me ayudase con la tarea de extender la exagerada cantidad. Sobraba crema por todos lados y después de sobar a conciencia su espalda, sus piernas, pasamos a su adorable culo, trabajo en el que Gonzalo se recreo a conciencia, llegando con sus dedos pringosos de crema hasta las partes mas intimas de mi mujer. A continuación le dije a Eva que se sentara apoyada en sus brazos para untarle lo que nos sobro en sus muslos. De esa manera mientras yo se la repartía en uno, Gonzalo se encargo del otro y luego le pregunto a Eva si también se la daba mas arriba, empezando a frotar con la crema su tripa y sus erguidos senos, gracias a la postura. Se ve que estaba cogiendo confianza el amigo, gracias también a que yo su marido se la estaba ofreciendo.
Cuando termino de untar los pechos de mi mujer, le había dejado los pezones totalmente de punta con tanto sobeteo, imaginaros como tendría el coño de caliente y húmedo.
Igual que se le había quedado el rabo al amigo Gonzalo, por culpa de la excitación sufrida al ver y acariciar, el cuerpo desnudo de la atractiva hembra. Si antes me llamo la atención cuando la tenia en reposo, ahora si que alucine al ver la tremenda polla que gastaba el amigo al estar totalmente tiesa, dudando de si cabria en el adorable chochito de mi mujer.
Yo para dejarlos solos y bajar el calentón, les dije que me iba a dar un chapuzón y me encamine al agua que estaba deliciosa, mientras de vez en cuando echaba un vistazo, para ver lo que pasaba entre los dos.
Al salir del agua, saque de la nevera portátil unas cervezas de las que dimos buena cuenta entre los tres, tomando cada uno un par o tres de latas, que nos sirvieron ademas de para apagar la sed, para entonarnos sintiéndonos un poco mas lanzados cada vez.
Cuando Gonzalo vino de orinar las cervezas de detrás de unas rocas, yo les dije que era el siguiente, encaminándome al mismo sitio.
Al terminar decidí dar una vuelta, para dejar solos a los tortolitos y de paso ver a las otras mujeres que por allí estaban tumbadas al sol, algo que últimamente le había cogido afición, convirtiéndome en un mirón.
Al cabo de casi una hora, decidí volver a por otra cerveza y ver que tal le iba a la pareja, llevándome una sorpresa al no verlos bajo la sombrilla. Solo estaba la nevera y se habían llevado las toallas, por lo que creí no que estarían muy lejos.
Me costo un poco encontrarlos, ya que estaban escondidos entre los matorrales, lejos de la vista de cualquier paseante. Allí tumbados sobre las toallas, se dedicaban a meterse mano el uno al otro, besándose impúdicamente
sin importarle si tenían algún mirón que les pudiera espiar.
Yo antes de acercarme para participar, me dedique a observar la escena que se me ofrecía, deleitando mi lado voyeur que era al fin lo que venia buscando, ver a mi mujer en manos de otro hombre.
Era una visión fantástica la que tenia desde mi posición, gozando de los dos cuerpos llenos de lujuria y cachondez.
Eva no tenia manos para abarcar el pollón de Gonzalo, que se deleitaba recibiendo las caricias que le prodigaban sobre su miembro viril, intentando a su vez acariciar los pechos de ella. Así que tumbándose Eva de lado, le dijo a Gonzalo que se pusiera de rodillas delante de ella, para poder comerle la polla en condiciones.
El mientras recibía tan suculenta mamada, se dedicaba a observar como Eva se introducía a duras penas el hinchado miembro en su boca, forzando sus labios y la mandíbula para poder comerle el capullo. El resto del tallo se dedicaba a pasarle su lujuriosa lengua, una y otra vez hasta llegarle a los huevos, donde se recreaba comiéndoselos con exquisita delicadeza, todo eso mientras le seguía masturbando la verga. Gonzalo alargaba los brazos para acariciar el cuerpo de ella, que por la posición dejaba su culo expuesto a las caricias de él. En ocasiones se abría de piernas, dejándose acariciar el coño por los dedazos de Gonzalo, que trataba de introducirle un par de ellos por la abierta raja.
Todo eso, hacía que Eva disfrutase comiéndose su trofeo con ganas, lo que provocaba que Gonzalo al borde del orgasmo, la obligase a seguir comiéndole la verga poniendo sus manos sobre la cabeza de ella, para que no se escapase.
Con alguna arcada y varias toses, producidas por la feroz mamada, Eva consiguió la abundante eyaculacion del macho que se quedo noqueado por momentos, mientras le llenaba la boca de cuajarones que se iba tragando poco a poco.
Después de dejarle el rabo completamente limpio, Eva se tumbo dispuesta a recibir su merecida recompensa, que no era otra que la devolución de idéntico tratamiento por parte de Gonzalo. El ya repuesto y con una amplia sonrisa en los labios, empezó comiendo su cuello mientras acariciaba sus desafiantes pechos, para a continuación empezar a devorarlos con la devoción de un adolescente agradecido. Se entretenía con su lengua en los pezones mientras amasaba las mamas, algo que seguro le enseño su adorada Eva pues así es como le gusta que se lo hagan. Después ella misma le empujo para que siguiese mas abajo, pasando por su ombligo y sus ingles sin tocar el coño, hasta llegar con su lengua a la parte posterior de las rodillas.
Allí se detuvo un instante para volver a subir y detenerse en el tesoro que Eva guarda entre las piernas, totalmente limpio de vello para la ocasión. Levanto las piernas dejando totalmente expuestos su coño y su culo, y se dedico a comer tan rico manjar. Pasaba su lengua por los sensibles labios verticales repetidas veces, para después centrarse en su botón del placer, haciendo círculos a su alrededor hasta que le provocó un electrizante orgasmo.
Para dejar descansar tan sensible zona, bajó con su boca a su apretadito culo donde le punteaba con la lengua el otro orificio del placer, para llenarlo de saliva y ablandar la entrada, con la intención de introducir la lengua y algún que otro dedo.
Cuando ya podía meter un par de esos dedazos, bien llenos de saliva después de dárselos a ella a chupar, volvió a subir a su almeja para recorrerla a lametazos, y hacer las delicias de la caliente hembra que es Eva, haciendo que disfrutase de una rica comida de coño, mientras seguía metiendole los dedos en el culo.
Desde luego que había enseñado bien a su pupilo, para que la hiciera disfrutar, pero faltaba la guinda del pastel.
Yo mientras tanto ya era la segunda vez que me corría, por culpa de la continua excitación que parecía provocarme, la visión de mi esposa gozando con aquel hombre de polla descomunal, que la hacía gemir al correrse de nuevo.
Todas esas sensaciones me tenían en un estado de continua lujuria, subiendo mi libido como no creí que me sucedería cuando le propuse a mi mujer, el verla echar un polvo con otro hombre.
Así que cuando vi como a Eva le temblaban las piernas,después de correrse varias veces por culpa de las caricias de Gonzalo, decidí salir de mi escondite dispuesto a participar en la fiesta que tenían montada.
Gonzalo al verme con la picha tiesa y dispuesto a follarme a mi mujer, se aparto con la intención de dejarme el sitio libre, pero Eva me detuvo y me dijo;
- Tranquilo cariño, dejame seguir con él hasta que me taladre con su rica polla. Has visto como me ha hecho gozar? Pues ahora viene lo mejor y para eso me tienes que ayudar.
Saco de la mochila un lubricante que se había comprado para la ocasión, dispuesta a empapar la enorme verga con el y después me lo paso, para que se lo aplicara en su almeja. Era un placer extender el bálsamo por su coño pelado, dispuesto a ser ultrajado por tan buen rabo, ofreciendo así a mi mujer a su esperado y placentero sacrificio.
Hizo tumbar a Gonzalo sobre las toallas y después de menear aquel rabo durante unos segundos, a toda velocidad con aquel lubricante, se subió sobre él con la intención de montarlo, arrimando su coño a la tiesa verga. Vi que volvía su cara y me miraba, pidiendo mi ayuda de marido complaciente, y no pude negarme a su petición. Cogí la enorme verga con mano temblorosa y la apunte al chocho de mi mujer, que al sentir el capullo en la entrada, bajo su cuerpo para ser penetrada.
Si aquello no era la entrega total de mi mujer por mi parte, que me digan si no lo que era.
Eva seguía dispuesta a que aquel vergajo le entrase hasta dentro, pero por mas que lo intentaba, su ajustado coño parecía no dar mas de sí, así que ebria por la lujuria, me volvió a mirar diciéndome que hiciera algo. Yo no sabia que hacer para no dañar su adorable almeja, así que cogí mas lubricante y después de untar su almeja y el trozo de polla que quedaba fuera, decidí untarle también el ano con la intención de meter algún dedo, para provocar mas placer y así se le fuera abriendo la almeja.
La jugada empezó a funcionar y Eva cada vez se iba introduciendo mas la verga en su coño, entrando centímetro a centímetro en la cueva del placer. Gonzalo mientras tanto le amasaba las tetas, retorciéndole los pezones a petición de Eva, que lo increpaba para que empujara hacia arriba con su mástil. Bufaba como un toro y ponía cara de sátiro, llamando a mi mujer toda clase de pestes, ya que parecía estar trastornado por el placer.
- Sí, siempre quise follarte como te mereces, como la gran zorra que eres.
- Ohhh, si por favor, claro que soy tu zorra, desde ahora solo seré tu zorra, no la de mi marido, pero sigue follándome con tu enorme polla.
Yo entre excitado y cabreado por esas palabras, le saque los dos dedos que tenia metidos en su culo, para cogerla por los hombros y empujarla hacia abajo, con la intención de introducir todo aquel miembro hasta dentro de su caliente coño. El alarido se debió escuchar en toda la playa, e hizo que a Eva se le volviesen los ojos del intenso dolor que sitió, pero entre penumbras le dijo al asustado Gonzalo, que no parase de empujar ahora que estaba toda dentro.
Y así era, tenia dentro de su abierta almeja al rededor de 30cm de carne, partiendo su cuerpo por la mitad, pero disfrutaba esa sensación cada vez mas.
- Esto era lo que querías no golfa, le dije yo.
- Siiii cabrón, esto era lo que queríamos los dos, pero ahora haz que tu golfa disfrute, venga quiero que me deis caña los dos, a que esperáis.
Eva estaba desenfrenada y pedía mas, así que me unte la polla con el lubricante y me dispuse a encajarla en su apetitoso culo, después de inclinarla hacía delante, ya que en esa postura parecía invitar a ello. Aunque me costo introducir mi rabo en tan apretado orificio, por culpa de la invasión que tenía en su coño, conseguí penetrar su culo, no sin escuchar las quejas y obscenidades que soltaba Eva, no en vano la estábamos partiendo por la mitad con las dos pollas.
- Me vais a matar cabrones, pero seguir clavando en mi agujeros, siiiii sería delicioso morir así.
- Tu mujer nunca tiene bastante, es toda una hembra; me decía Gonzalo, que aguantaba sin correrse gracias a la anterior eyaculación.
- Ya lo creo, le conteste; ella siempre quiere mas y no va a parar hasta que nos exprima.
- Dejaros de cháchara y continuar empujando que ya me viene, siiii que placer tener el coño partido por una enorme polla, oh así mas quiero mas, aaaah.
Se estaba corriendo como no la vi jamas, sufriendo espasmos y convulsiones, presa del intenso placer hasta que callo sin sentido encima de Gonzalo, que la sostenía sobre su cuerpo.
A los 15 segundos cuando espabilo, dijo que quería seguir y hacernos correr ahora a nosotros y para ello quiso cambiar de postura, poniéndose ella a cuatro patas que es como mas le gusta follar. Le dijo a Gonzalo que se pusiera detrás y se la metiese despacio en su tierna almeja. El le hizo caso y se coloco a su espalda, mas dispuesto que acertado al ser un novato en estas lides, intentando meterla sin acierto en el ofrecido sexo de mi lujuriosa esposa.
Eva intranquila y temerosa de que Gonzalo, por su inexperiencia se equivocase de puerta y la desgarrase, me dijo a mi que les ayudase otra vez, para lo que me tuve que tumbar, y desde abajo y gracias a la estupenda visión que esa postura me daba, hacer otra vez de “mamporrero” para la pareja.
Nada mas que sitió la cálida sensación de la cueva en su verga, Gonzalo embistió con fuerza encajando su ariete en el interior de mi mujer.
Desde luego era todo un espectáculo ver como semejante pistón, martilleaba el chocho de mi mujer una y otra vez, así que echando el resto llegue con mi lengua hasta el clítoris de mi mujer, que me agradeció a gritos mis caricias. Cuando la penetración ya era cómoda para Eva y la disfrutaba plenamente me dijo que saliera y me pusiera delante para poder chuparme la verga, mientras Gonzalo seguía follandola por detrás.
- Siiii dame tu polla en mi boca, para darte tu recompensa, uuumh como me gusta esta polla.
- Vamos nena, cometela como tu sabes y hazme correr de una vez, y tu le dije a Gonzalo, no pares de joderte a esta guarra como se merece.
- Aaah joder, como me gusta que me la chupes puta no pares siiii...
Me estaba haciendo ver las estrellas con aquella mamada, tragando mi rabo hasta las pelotas una y otra vez, ya que como he contado en otras ocasiones, tiene un arte especial para este trabajo.
Así penetrada por delante y por detrás parecía un pollo al asado, una imagen digna de una buena película porno.
Entre brumas al abrir los ojos, pude ver que había dos o tres mirones disfrutando del espectáculo que ofrecíamos, lo que me provoco un tremendo orgasmo, con escalofríos recorriendo mi espalda.
Vivir esa situación de follarte a tu mujer en compañía de otro hombre de enorme tranca y encima con espectadores, fue demasiado para mi cerebro que me hizo caer roto después de correrme.
Mientras la pareja terminaba de follar, vi que los tres mirones se acercaban cada vez mas, intentando ver mas de cerca la escena que se les ofrecía, pero sin dejar de masturbarse hasta llegar a correrse.
Se lo indique a Eva que al verlos, no pudo evitar relamerse en señal de aprobación, provocando su inminente orgasmo y el de Gonzalo, gracias a las contracciones de su coño al correrse, exprimiendo hasta la ultima gota de semen de la hinchada verga.
Nada mas desengancharse, cayeron ambos desplomados a mi lado, muertos de placer y disfrutando de los últimos coletazos del éxtasis sufrido. Yo agradecido bese a Eva, felicitándola por tan buena sesión de sexo.
Cuando los tres nos recuperamos, los mirones ya habían desaparecido, disponiéndonos a recoger y marcharnos a casa, pues el día había sido largo y muy placentero.
Por el camino fuimos hablando de lo bien que lo habíamos pasado, sobretodo nuestra querida Eva, que ya estaba dispuesta a repetirlo en breve. Gonzalo por su parte nos dio las gracias por invitarle, diciéndonos que podríamos contar con el cuando quisiéramos.
A mi me felicitó por tener tan estupenda y fogosa mujer como es Eva y ademas estar dispuesto a compartila. Ya veis hemos pasado poco a poco, de jugar a las infidelidades en una fiesta, a convertirnos en una pareja abierta a casi cualquier experiencia.
Así es como vi mi fantasía cumplida, viendo y compartiendo a mi querida esposa, en manos de otro hombre.