Una esposa complaciente

Con este titulo quiero relatar los hechos que motivaron, para que describa a mi mujer de esta forma, aunque no se si debería decir compartida ademas de complaciente.

Eva y yo somos una pareja que llevamos casados cinco, años ademas de otro par de ellos, que fue mi novia. Ella es una mujer de bandera a sus 30 años, una guapa morena de 1,70 de estatura, con muy buen cuerpo, sobre todo sus bonitas tetas que llaman la atención por lo grandes que son, ya que usa la talla 120 de sujetador y lo tiesas que se mantienen aun siendo naturales, nada de silicona. Con largas piernas que terminan en un apretado culo, acorde a su delantera y todo gracias a que le gusta cuidarse, asistiendo al gimnasio regularmente.

Yo, Luis soy su afortunado marido, pues tuve la suerte de conocerla y después convencerla para que se casase conmigo, a pesar de que no le faltaban pretendientes, pero entre mi buen físico que para eso me cuido, mi buena situación económica y con un buen empleo, logre llevármela.

La verdad es que al principio aunque nos iba de maravilla, algunas veces tuve que reprimir mis celos, pues casi continuamente tenia moscones al rededor, de su voluptuoso cuerpo. Yo le echaba la culpa a ella por llevar ropa ceñida o ir demasiado escotada, luciendo un buen canalíllo. Pero era su forma de vestir, que ademas en el fondo me gusta, pues ir al lado de semejante hembra, también es un orgullo para mi, el ver las miradas de envidia de los hombres al ir con ella merecían la pena. Ademas cuando le recriminaba su forma de vestir, Eva me decía que ese era su estilo y que me tenia que acostumbrar, pues si no lo iba a pasar mal y de lo contrario que me buscase a una monja o a otra mas remilgada.

Así que tuve que acostumbrarme, pues yo no la quería perder ni a tiros a semejante mujer, de un carácter extrovertido pues nuca dice que no a casi nada. Era y es una leona en la cama, fogosa y ardiente como ninguna.

Toda esa convinacion de cosas la convierten en una bomba sexual, es su naturaleza y por eso le gustaba vestir así, aunque pareciera que iba provocando al personal.

Con el tiempo ya se sabe, se va perdiendo algo de chispa y las relaciones sexuales ya no tienen tanta pasión como al principio, por eso hay que ir buscando algún aliciente para no acabar distanciándose demasiado. Los celos ya no me picaban como antes, al revés yo mismo le compraba algunos modelitos bastante sugerentes y la animaba a que se pusiera algo que llamase la atención cuando salíamos de fiesta. Ahora incluso, me gustaba que la buscasen con la mirada al pasar, posando sus ojos en su deliciosa figura. Cuando la dejaba sola para ir al servio, a vaciar las copas ingeridas, siempre había alguien dispuesto para entrarle si yo tardaba en volver, y me la encontraba charlando con algún hombre, que ya la había invitado ademas a tomar una copa, deleitándose con mirar su escote o su esplendido culo. Eva entre el alcohol y su carácter se dejaba querer y les sacaba alguna copa, para dejarles después con un palmo de narices. Yo le decía que algún día, íbamos a tener problemas con alguien que se mosquease, o quisiera propasarse, por hacer de calientapollas, pero ella decía que para eso estaba yo, su marido, para echarle una mano. Después, cuando llegábamos a casa, si Eva iba caliente y con ganas de marcha, me contaba las cosas que le decían.

Me describía con detalle como a alguno se le había ido la mano intentando tocar sus piernas, o le frotaban el paquete contra su bonito culo al acercarse para hablar con ella. A mi todo eso me ponía cachondo a tope, lo que hacía que terminásemos revolcándonos en la cama, para echar un buen polvo. Al final esas situaciones nos ponían calientes a los dos.

El punto de inflexión, fue una situación que vivimos en una fiesta de disfraces, en carnaval, era una fiesta en un hotel, con mucha gente y mucho alcohol. Me había hecho con las invitaciones, ya que la fiesta era privada, así que no se podía faltar. Ambos nos vestimos de romanos, yo con una túnica y una corona de laurel, y Eva con una tela blanca que a duras penas le tapaba las tetas, y por abajo justo le tapaba el culo. De esa manera, a la mínima que se inclinase ya enseñaba sus ricas nalgas, ya que para la ocasión se había puesto un mi-ni tanga de hilo dental. Era para que no se marcase nada decía, que no dejaba nada a la imaginación pues quedaba todo su culo al aire y por delante solo le tapaba la raja del coño, dejando casi los labios de su almeja sin tapar. Todo eso con unas sandalias con un poco de tacón anudadas a sus piernas. Estaba tan buena que cuando la vi así de sugerente, yo me empalme y quise tirármela allí mismo, pero ella se hacía la dura y me decía;

  • Aguantate, si no llegaríamos tarde a la fiesta y ya he llamado al taxi.-

Pero era demasiada la tentación para mi viéndola así vestida, así que acercándome a ella por detrás mientras se miraba al espejo, metí mis manos entre su ropa para coger sus pechos, mas que apetecibles y acariciar con mis dedos sus duros pezones, algo con lo que se excita enseguida y a continuación comenzar a besar sus hombros. Al principio se resistía, diciendo que ya estaba vestida, pero a la vez sacaba su culo para atrás, lo que aproveche para restregarle mi paquete, cada vez mas abultado. Luego llegue con mis caricias hasta su húmeda almeja, frotando su clítoris por encima de su tanga y eso fue lo que termino de ponerla totalmente cachonda, pues sin mas se dio la vuelta y poniéndose de rodillas, saco mi pene y se lo introdujo en la boca para regalarme una de sus ricas mamadas. Cogía mi polla con una mano, meneandola con fuerza, mientras chupaba el capullo y lo llenaba de saliva, pasando la lengua al rededor. Luego se tragaba la verga por completo, y eso que no estoy mal dotado, cogiendo un vaivén endiablado, haciendo que viera las estrellas por momentos.

Acabamos echando un polvo rápido, aunque debería decir que el único que se corrió fui yo, ya que con el calentón que llevaba al verla allí de rodillas regalándome una rica mamada fue demasiado para mi. En cuanto se subió a la cama y se puso en su posición favorita, osea a cuatro patas, yo se la metí por detrás en su mojada almeja después de apartar el tanga a un lado. Me agarre a su culo, intentando follarla como un loco, lo que provocó que a los cinco o seis envites me corriera como un colegial, quedándose Eva con las ganas y caliente como una brasa, por no darle tiempo a llegar al orgasmo.

Como no había mas tiempo, ya que el taxi nos esperaba, nos aseamos un poco, nos pusimos las mascaras y nos fuimos para la fiesta.

En el taxi de camino a la fiesta, se notaba que Eva estaba cachonda, pues me decía que la había dejado con las ganas, al haberme corrido tan rápido, así que le dije que me pusiera un castigo como penitencia, a modo de juego. Ella agarrándome el paquete me dijo que tenia ganas de portarse mal y que me tendría que aguantar, pasara lo que pasara. Yo temiéndome lo peor puse mala cara, pero Eva al verme, dijo que estuviera tranquilo, que no llegaría a nada físico si yo no quería, que como mucho le tendría que espantar a algún baboso y nada mas. Pero quería que la dejase entrar sola y así ver la reacción de la gente, ya que le gusta ese tipo de situaciones, y después fuese a verla de vez en cuando. El taxista nos miraba por el retrovisor poniendo una sonrisa y yo no las tenia todas conmigo, pero como la noche venia picante, algo que buscábamos últimamente para salir de la rutina, cedí sin mas. Pobre de mi, no pensé que sucedería lo que después me contó mientras metíamos un tremendo polvo en nuestra cama.

Después de dejar los abrigos y entrar ella en el amplio salón del hotel, debo decir que Eva causo sensación entre los asistentes. Aunque había otro par de mujeres así vestidas de un modo parecido, no había comparación ya que Eva con su ondulada melena y el sugerente vestido que era un imán para las miradas de hombres y algunas mujeres. Llamaba la atención de los asistentes, mas aun al entrar ella sola conmigo detrás a unos metros, como sino nos conociésemos, ya que era lo que ella quería.

Cuando llego a la larga barra del bar del salón, Eva se acomodo en un hueco entre dos grupos de personas, que se dedicaban a hablar entre ellos, volviéndose algunos a mirar quien había llegado.

Eva protegiendo su identidad con la mascara, hecho un vistazo al rededor, para ver si había alguien conocido, pero casi todo el mundo iba con su antifaz, así que no había problema de ser reconocido.

Después llegue yo a su lado, e hice como que intentaba conquistarla, invitándola a una copa y así hablar con ella sobre lo que pretendía. Eva iba lanzada, se tomo media copa de un trago y me dijo que ahora volvía.

Se fue hacia los lavabos y regreso a los cinco minutos con algo en la mano que me entrego. Note que estaba húmedo, mire haber que era, y no me lo podía creer. Me quede con la boca abierta, ya que era su diminuto tanga, por lo tanto iba sin nada debajo de su pequeño vestido. Yo para ver si era verdad, acerque mi mano disimuladamente, hasta su entrepierna, tocando su chochito desnudo, todo depilado salvo una pequeña senda de bello encima de su rajita.

-Esta empapado por tu culpa,- me dijo y ademas me estaba molestando, ya que me queda pequeño.-

Ya no pregunte mas por si las moscas, así que le dije que iba a dar una vuelta y la dejaría sola, mientras veía el ambiente.

-A ver de que eres capaz – le dije y le guiñe un ojo antes de irme.

Estuve como media hora dando una vuelta mientras terminaba mi copa y trataba de reconocer a alguien, viendo algunos disfraces llamativos, y a algunas mujeres descocadas enseñando mas de lo debido, probablemente gracias a los efectos del alcohol, ya se sabe que en carnaval todo esta permitido.

Así fue pasando el tiempo, pero como me comía la curiosidad, fui a ver que pasaba con Eva. Sin acercarme demasiado vi que ya estaba bien acompañada, por un hombre mayor como de unos 60 años, con el pelo gris, un tipo alto y de buen porte, que iba disfrazado de cura, con alzacuellos y sotana. Ya estaban terminando la segunda copa mientras el, le hablaba acercándose a su oído y ella le ria sus chistes. Se les veía a los dos bastante animados y acaramelados, incluso el le le acariciaba sus bonitos muslos, como dejado caer la mano sin querer y llegando hasta su trasero, por lo que ya debió de apreciar que Eva no llevaba bragas.

Mi mujer lejos de apartarse y rechazar los avances de aquel hombre, le rozaba a el con su rodilla en la entrepierna, hecho que animó mas a su acompañante, delatándose con el bulto que se le había formado en esa zona y que hacia que la sotana pareciese una tienda de campaña. Posaba ya sin disimulo alguno la mirada en su escote, piropeando sus hermosas tetas, como después me dijo Eva.

Allí estaba yo, entre arrepentido de haberme dejado convencer por ella y excitado por la situación, viendo como se desarrollaban los acontecimientos, demasiado deprisa para mi gusto, pues la situación estaba yendo mas lejos de lo acordado. Al cabo de un rato, el le dio un toque con un dedo en la nariz, a modo de despedida y se fue dejado a mi mujer sola y con cara risueña, lo que yo aproveche para acercarme a ella.

Al verme llegar con cara de circunstancia, me dijo;

  • Lo estoy pasando de maravilla, gracias cariño por permitirme esta travesura -

Para a continuación, darme un cálido beso, agarrada a mi cuello. El plan esta saliendo de maravilla,

seguía diciendo con la voz pastosa por la bebida.

Ella - As visto al hombre que me he ligado, es algo mayor pero esta bueno verdad?

Yo - estas algo bebida, quieres que nos vallamos a casa?

Ella - ni hablar, ahora que empieza lo bueno, no me voy a ir.

Yo - pero ese hombre, ya se a ido dejándote sola y ademas creo que os habéis pasado un poco, con los arrumacos.

Ella – tranquilo celoso mio, que esta noche cuando te lo cuente todo, se te va a poner la polla como el acero, ya lo veras.

No hacía falta esperar, por que ya la tenia mas tiesa que el palo de la bandera, por eso quería llevármela de allí, y terminar echándole un polvo como se merecía, ademas temía lo que pudiese pasar si aquel hombre volvía. Eva siguió hablando y me dijo que Ramiro, ese era su nombre, le había gustado y que no sabía hasta donde llegaría con el, pero que la dejara seguir, y si al día siguiente nos arrepentíamos alguno de los dos, por lo que hubiera pasado, no lo volvería a hacer nunca mas. Yo sabia que me podía arrepentir, pero le dije que adelante ya que en el fondo, también quería ver hasta donde llegaba con el juego y saber que se siente, cuando me contara si había llegado a follar con otro hombre. Después le pregunte que tenía pensado.

Eva me contó, que le había dicho a Ramiro, que era una mujer casada y que su marido, osea yo, la había dejado allí, sola y enfadada mientras me iba a jugar una timba de cartas aquí al lado, con algunos compañeros que había encontrado cuando llegamos. Ramiro le dijo que el podía ayudarla a vengarse si quería y que iba a su habitación, pues estaba alojado en el hotel, a por algo que les ayudaría. Así que si ves que me despisto por ahí y no vuelvo, me dijo; no me esperes que ya iré a casa por mi cuenta y diviértete tu también, que te lo mereces por dejarme ser mala.

Ya por ultimo la abracé, dejando caer mis manos hasta su apretado culo, y antes de irme le dije;

  • si vas a hacer algo con ese viejo, tendrás que llegar hasta el final del todo, por que yo no estaré para defenderte si te arrepientes, a lo que ella respondió;

  • tranquilo cariño que no te voy a defraudar.

Nos despedimos con un beso y me fui dejándola allí sola esperando al tal Ramiro, aunque no me fui muy lejos ya que quería seguir los acontecimientos, en vez de intentar divertirme de otra manera, como me dijo ella.

No habían pasado ni cinco minutos desde que la deje, cuando ya volvía Ramiro de su habitación, para estar con Eva. Para mi que tenia miedo de dejarla escapar. Mi mujer a modo de bienvenida le recibió sentada en un taburete, con una sonrisa y con las piernas ligeramente abiertas, como muestra de su disposición.

Al viejo se le ilumino la cara al ver como le recibía mi mujer, pues directamente y sin disimulo alguno le estaba enseñando su rica almeja. Eso era un ofrecimiento y una invitación bien clara, como para que Ramiro no tuviera dudas.

Otra vez empezaron los arrumacos entre los dos, como si se conocieran de toda la vida. Luego según me contó mi mujer, Ramiro le dijo que si confiaba en él para ir juntos al lavabo de caballeros, ya que siempre hay menos gente que en el de las chicas y allí la invitaría a una pastilla de éxtasis. Mi mujer dijo que si, aparte ya lo habíamos probado hacia años antes de casarnos, así que ella ya conocía la experiencia y no le desagradaba, al contrario la hacia ponerse mas cachonda si cabe. Fueron por separado, Ramiro primero para ver el terreno y detrás Eva se encontraría con él a la puerta para entrar juntos en una de las cabinas, cerrando la puerta con el pestillo para que nadie les molestase. Luego Eva se quito el antifaz y lo colgó del picaporte, descubriendo así su bonito rostro.

Yo por mi parte fui detrás, ya que no me lo quería perder y me cole en la cabina de al lado sin hacer ruido, para no levantar sospechas. Apenas se les oía hablar e intente ver que pasaba mirando entre la junta de los paneles de madera de la pared, pero solo se distinguían sombras. Así que me quede allí escuchando sin hacer ruido y con el corazón a doscientos, mientras notaba como me empezaban a salir dos hermososcuernos.

La cabina era amplia como para poder moverse con comodidad, sin tropezarse entre ellos y ademas estaba bastante limpio.

Ramiro después de alabar la belleza de mi mujer, la cogió por la cintura y le estampo un beso con lengua al que ella respondió totalmente entregada, debido a lo caliente que estaba desde hacia horas y al morbo de entrar en los lavabos con un desconocido prácticamente. Ademas estaba dispuesta a entregarse a Ramiro, para experimentar lo que se siente siendo infiel, aunque esa infidelidad fuera consentida. Se separaron un momento para respirar y el aprovechó para coger del bolso de su chaqueta, un pequeño pastillero de plata de donde saco una pastilla redonda, con un dibujo en el centro y se la metió a mi mujer en la boca.

No tomo esto habitualmente, le dijo el, pero siempre voy preparado, por si encuentro alguna mujer con ganas de marcha como tú. Los dos reían divertidos, comenzando a besarse de nuevo, pasándose la pastilla de uno a otro, hasta que Eva se la trago. Mientras se besaban, ya se estaban metiendo mano el uno al otro, con algo de impaciencia debido a la situación. Ramiro le pasaba las manos por su desnudo culo debido a la ausencia de bragas, después de haberle levantado la falda del vestido y agarraba sus ricas nalgas marcando sus dedos en la suave piel de su trasero. Estas tremenda, le decía Ramiro;

  • tienes un cuerpo hecho para el vició y el puterío.

  • si te gusta, es tuyo, le contesto Eva; hace años que solo es de mi marido.

Después de sobar su culo a conciencia, incluso de llegar a acariciar su ano, subió sus manos a sus pechos y le aparto la tela que los cubría, quedando recogida en su cintura. Así estaba prácticamente desnuda, con sus pechos ofrecidos a las caricias de Ramiro que los amasaba y devoraba con ansia. Con esas caricias y el calentón acumulado, Eva ya estaba fuera de sí. Le gustaba aquel hombre maduro y lo que le hacía, así que ella como no quería quedarse atrás, llego con su mano a su sexo notándolo totalmente erecto. A continuación desabrocho unos botones de la sotana y metió la mano para acariciar su pene, que ya le sobresalía el capullo por encima del calzón. Le sorprendió que tuviera la verga tan dura para un hombre de su edad, y sobre todo su tamaño que calculó mas grande que el de su marido, así que poniéndose en cuclillas quiso verlo con sus propios ojos. Abrió mas la sotana y cogiendo el calzón con las dos manos, lo bajo de un tirón. Desde luego que era mas grande, por lo menos un par de centímetros, con el capullo hinchado y de color morado y el tallo lleno de venas, con dos grandes pelotas que ella cogió con la mano, para sopesarlas y ver que estaba totalmente rasurado. Era la primera polla que veía desde que se caso, que no fuera la de su marido.

  • Te gusta? le pregunto Ramiro al ver como observaba su polla; a lo que ella le dijo que si con una sonrisa. El poniendo sus manos en su cabeza la atrajo hacía su polla, sin notar ninguna resistencia por parte de mi mujer y le dijo;

  • quiero que me comas la polla y me demuestres que aunque estés casada, sabes hacerlo como la mejor de las putas.

Eva para demostrárselo, abrió la boca y se trago el capullo llenándolo de saliva, para después volver a sacarlo y pasar su lengua a lo largo del pene, llegando incluso hasta sus pelotas, metiéndose una y otra en la boca. Cuando le había dejado los cojones llenos de saliva, volvió a tragarse la polla intentando llegar hasta la base, ahogándose en el intento. Después puso sus manos en las caderas del hombre, para sujetarse y empezó con el va y ven succionador, cogiendo un ritmo endiablado. Para descansar se la sacaba y le hacia una paja a toda pastilla, mientras le pasaba la lengua repetidas veces por el capullo hasta que la volvía a engullir. Ramiro estaba en la gloria con la mamada que le practicaba mi mujer, ya que a Eva le encanta comerse una polla y por eso le pone tantas ganas, recreándose en su tarea mamatoria.

Mientras ellos estaban allí liados se oía el ir y venir de gente en los lavabos, lo que le causaba mas morbo a la situación, por el riesgo de ser descubiertos. Yo seguía escuchando lo que sucedía al otro lado de la pared, súper excitado, con mi pene en la mano machacándomela, mientras escuchaba los chupetones que le daba mi mujer en la polla, al afortunado viejo vestido de cura, y las lindezas que el le decía a ella mientras se la chupaba.

Eva mientras succionaba la polla, pensó un instante que era la primera vez que llegaba tan lejos con un hombre fuera de su matrimonio, pero estaba decidida a llegar hasta el final, así que siguió devorando la rica polla de Ramiro, quien ya notaba que si seguía recibiendo esa rica mamada, se correría rápido.

Así me gustan las mujeres, le decía a Eva que no dejaba de devorar esa polla; que sean tan guarras como para chupar una polla así de bien. Tu marido debe de estar loco por abandonarte así, y dejarte al alcance de cualquier desaprensivo como yo. Le daré las gracias cuando le vea, por prestarme a su estupenda mujer, siiii... me gustan las putas casadas, como tu, que bien la chupas zorra ohhh...

Con esas forma de tratarla, mi mujer se ponía mas cachonda todavía y con mas fuerza arremetía contra la polla de Ramiro, tragando hasta la base aquel miembro, ahogándose en algún momento, pero sin soltarla para nada. Ramiro en un momento se separo de ella, ya que no quería acabar corriéndose en su boca, aunque le hubiera gustado, pero quería tirársela y saborear su rica almeja. Así que la cogió por las axilas y la levanto dándole la vuelta, e inclinando su cuerpo hacia delante, hasta que Eva apoyo sus manos en la cisterna, quedando su culo y su coño a disposición de Ramiro. Este se agacho detrás de mi mujer y admiró el fabuloso paisaje que le ofrecía Eva, allí agachada y con actitud sumisa. Después metió la cabeza entre sus nalgas, empezando a devorar su rica almeja, a base de pasar la lengua repetidas veces, de los labios de su coño a su clítoris, haciendo círculos con la lengua en la pepitilla, para después tratar de introducirle un par de dedos, lo mas adentro posible mientras seguía chupando. Mi mujer lo estaba disfrutando de lo lindo, ya que entre unas cosas y otras, estaba muy caliente y Ramiro sabía comerse un coño, alternando incluso con el agujero de su culo. De vez en cuando, se recreaba en esa zona para darle algunas pasadas con su hábil lengua, llegando a introducirla en el ano, mientras la seguía masturbando con un par de dedos dentro de su almeja.

Con ese tratamiento mi mujer enseguida llego a un rico orgasmo, teniéndose que morder los labios para no gritar, mientras sentía como una corriente eléctrica le recorría la columna vertebral y le temblaban las piernas produciéndole flojera. Ramiro la sujeto por sus nalgas para que no cayera, a la vez que se levantaba y se pasaba la manga de la sotana por la cara, para limpiarse los restos de la corrida de mi mujer. Luego se agarro su todavía tiesa polla y antes de que se diera cuenta mi mujer, ya se la estaba metiendo por su encharcado coño, resbalando sin problemas hasta el fondo. Una vez que había entrado entera, se agarro a sus caderas para empezar con el mete y saca, en esa cueva tan caliente y mojada, que lo había recibido sin problemas.

  • Siii... le decía mi mujer, que ya estaba repuesta y deseando recibir la acometida; metela hasta el fondo y fóllame como a una perra cabrón, vaya rabo que tienes, me vas a destrozar pero me encanta, no pares ahora por favor sigue follándome. - Quieres rabo eh zorra, dime que te gusta mi polla, vamos zorra dímelo, le respondía Ramiro, envistiendo con fuerza y dándole azotes en las nalgas. - Si me gusta tu polla, le contesto ella, la quiero solo para mi, no me la saques nunca decía. Después Ramiro, estiro sus brazos hasta coger con sus manos, las grades tetas de mi mujer, pellizcando sus largos pezones hasta hacerle daño. Eva no se quejaba por eso, sino que le producía mas placer y respondía moviendo su culo hacia atrás y en círculos, para sentir mas adentro la polla de Ramiro que la estaba matando de placer, martilleando sin cesar, su hambriento coño. - Si, me gusta tu rabo le decía ella, no me lo saques ahora, que me voy a correr otra vez, sigue empujando mas, mas, si así, siii... como me follas cabrón, ohhm! si dame fuerte y destrózame el coño siii, no pares ahora que quiero mas venga, le increpaba mi mujer. Ramiro respondía empujando mas si cabe, deleitándose con la follada que le estaba propinando a mi mujer y felicitándose, por la suerte que había tenido al encontrar a una mujer tan hermosa y “complaciente” como Eva, dispuesta a recibirle alegremente y disfrutar de un buen polvo. - Vamos puta, Le contestaba Ramiro; mueve ese culo de zorra y sacame la leche, que tu papi te la da toda para ti, sii. Desde luego estaban desenfrenados.

Yo al otro lado seguía escuchando los acontecimientos, con la picha tiesa a pesar de haberme corrido una vez. Pero era tal la excitación que sentía al escucharlos y la sensación de celos, al ver que mi mujer se había convertido en toda una zorra, capaz de ofrecerse al primer hombre que le gustase, que seguía empalmado como un mono. Tal vez a mi también me gustara todo aquello de que mi mujer follase con otro, pensando en sacarle partido mas adelante.

Los gemidos de mi mujer, me sacaron de mis pensamientos y me hicieron temer si no les oirían desde fuera, sobre todo a él llamando a Eva todo tipo de improperios. Pero los amantes ya no estaban para eso, sino que se dedicaban a disfrutar del polvo que estaban echando, próximos a llegar al orgasmo.

Ramiro seguía agarrado a sus pechos, envistiendo como un toro y Eva ya estaba a punto de caramelo, pues notaba su coño totalmente empapado y extremadamente sensible al roce de aquel miembro dentro de su cueva. En un momento volvió su cabeza hacia atrás y le dijo a Ramiro;

  • no pares ahora y mete un dedo en mi boca, que lo quiero chupar como si fuera otra polla, por favor.

Desde luego no reconocía a mi mujer lo puta que se había vuelto. Ramiro le dio su dedo corazón a chupar y le contestó.

  • Ya sabía yo que eras toda una puta, una puta casada, que son las mas viciosas, nunca decís no a nada, por eso las prefiero así, con tu marido esperando en algún lugar.

  • Si, decía mi mujer soy la mas puta de todas y me gusta serlo, soy tu puta casada; y volvía a chupar aquel dedo como si fuera una rica polla, produciendo a Ramiro un cosquilleo que le llegaba hasta la punta del rabo.

  • Que vicio tienes le decía Ramiro, desde luego te gusta chupar.

  • Si, me gustaría chupar otra polla mientras te recibo en mi coño, seria una fantasía cumplida.

  • Pues si quieres yo te puedo ayudar a cumplir tu fantasía, con alguien que me esta esperando en mi habitación.

  • De verdad me ayudarías, le dijo ella; todo esto mientras seguían empujando como descosidos.

  • Si, le dijo el, por ti aria lo que me pidieras, por poder seguir follando tu rico coño como te mereces.

Esas palabras, unido a lo que estaba sintiendo en esos momentos, con Ramiro dentro de ella martilleando su coño y el pensar que podría cumplirse su fantasía oculta, provocaron que Eva alcanzase un orgasmo como no recordaba, haciendo que se le nublase la vista y perdiera el mundo de vista por unos instantes. Expulso tal cantidad de líquidos por su coño, que Ramiro al sentirlos en su polla también se corrió, llenado su vagina de caliente semen, lo que hacía que Eva sintiera los cañonazos en su interior, y siguiera corriéndose como en un orgasmo interminable.

Yo les oía desde el otro lado y no pude menos que correrme también, disfrutando del momento y de la paja que

me estaba haciendo, sobretodo recordando sus ultimas palabras sobre la fantasía de mi mujer, de estar con dos hombres a la vez. Desde luego Eva, si que se estaba emputeciendo por momentos y yo estaba pagando con creces la penitencia, por haberla dejado cachonda antes de salir de casa. Pero no estaba arrepentido ni enfadado como yo pensaba, al contrario pensé de nuevo en sacarle partido a esta situación, como así a sido después.

Sin mas me limpie los restos de semen y me arregle la ropa, para salir antes que ellos que seguían encerrados, aseandose y reponiéndose del tremendo orgasmo compartido que habían disfrutado el uno del otro. Prodigándose los últimos besos y caricias, antes de salir de allí, uno después que el otro, para disimular si es que era posible.

Antes de volver a ponerse el antifaz, Eva le dijo a Ramiro;

  • A sido estupendo, todavía me tiemblan las piernas.

Ramiro le dio un pico en los labios, y le dijo;

  • Si estas dispuesta a subir a mi habitación, te complaceré cumpliendo tu fantasía, allí tengo una sorpresa para ti. Por tu marido no te preocupes, siguió diciéndole; así se llevara un escarmiento, por haberte dejado sola. Eva apenas lo dudo, pues ya me había avisado que volvería a casa por su cuenta, así que confiada por la amabilidad que le había demostrado Ramiro, decidió aceptar la invitación.

Cuando se quedó un momento a solas, después de salir Ramiro de la cabina, pensó un instante en lo que acababa de pasar y en lo que estaba dispuesta a hacer, dentro de un rato. No sabía si era por las copas que había tomado y la pastilla que le dio Ramiro, que aunque acababa de correrse dos veces de manera espectacular, seguía cachonda. Había disfrutado de la situación y quería seguir con el juego, para probarse así misma de lo que era capaz, disfrutando de paso del placer del sexo fuera del matrimonio.

Quien me lo iba a decir; se dijo por ultimo mientras salía del lavabo, disfrutar de dos hombres a la vez para mi sola, algo que siempre quise probar.

Cuando se encontraron en la pista de baile del salón, se sonrieron mutuamente con un gesto de complicidad,

cogiéndose ambos de la cintura como si fueran una pareja habitual, que queda a la salida de los lavabos para reunirse. Yo les miraba desde la barra, tomando la ultima copa para reponerme, viendo como se encaminaban hacia los ascensores. Al pasar, sin que Ramiro se diera cuenta, Eva me lanzo un beso que yo sentí, como si fuera un beso de despedida a nuestra antigua vida de casados, para entrar en una nueva etapa. Una etapa que nos llevaría como pareja, a disfrutar del sexo de una manera distinta pero muy satisfactoria para los dos, y todo sin dejar de amarnos el uno al otro. Aunque seguíamos siendo los mismos dentro de nuestro circulo de familia y amistades, a la hora de relacionarnos sexualmente entre los dos, teníamos un nuevo rol que enrriqueció nuestra vida sexual. Yo como cornudo consentido y ella como mujer casada aunque zorra consumada.

Los vi desaparecer cuando se cerro el ascensor, apurando yo la copa para irme de allí, sin esperar el regreso de Eva, ya que tendría para rato. Preferí esperar su regreso en casa, donde ella me contaría todo lo que le ocurrió en la habitación del hotel, en su noche de iniciación como mujer casada, aunque zorra consumada.

Pero eso lo contare en otro relato, si queréis saber lo que paso. Espero vuestros comentarios.