Una ducha fría, por favor
Ibai el becario descubre que su detective no es tan honesto como el pensaba que era (Tercera parte de "paja")
Tercera parte de "paja"
Ibai nunca habia ido al gimnasio de la comisaría, no le gustaban los gimnasios, y menos si estaban llenos de hombres que estaban en una buena forma fisica por las necesidades de su vida.
Entró algo asustado por ser la primera vez, no estando seguro de si podía estar ahí siquiera siendo becario, pero no habia nadie vigilando la entrada, ni entrenando. Miró el reloj, las 21.30, lógico que no hubiese nadie ya. Se dirigió hacia los vestuarios donde habia quedado con Yerai y vio desde la puerta de salida de los mismos que dentro habia otro hombre además de con el que habia acordado verse allí.
Por un momento el pánico le invadió, tantos años de bullying le habian hecho temer las encerronas como la que podría estar sucediendo en ese mismo instante, pero al mirar de nuevo a través de la puerta el pánico lo abandonó y un dolor en el pecho se hizo presente.
Estaba viendo al hombre ese besar a Yerai, a su Yeri. Con el que solo se había acostado una vez y no habían vuelto a mencionar el tema, pero del que estaba enamorado.
Él estaba totalmente vestido, pero se veia por la flojera de sus pantalones que los tenia desabrochados. Yerai, en cambio, apenas llevaba los calzoncillos puestos, y de bastante mala manera.
Al apoyarse en la puerta para ver mejor, esta se abrió, haciendo que el hombre que Ibai no conocía se asustase y fuese avergonzado. Yerai sintó alivio al irse el hombre y miedo al ver a Ibai, que estaba petrificado. Se acercó e hizo pasar al menor mientras cerraba la puerta y echaba el pestillo.
— N… no, ¿Que haces? ¡Dejame salir!— el joven intentó abrir la puerta, pero Yerai se lo impidió.
— No es lo que parece… Te lo juro.
— Si no te estaba metiendo la lengua hasta la garganta explicame, ¿Por que se ha ido avergonzado? ¿Por que estaba empalmado cuando se ha ido? ¿¡Por que cojones lo estas tu!?
Antes de poder responder vio los ojos cubiertos de lágrimas de su becario y no pudo hacer otra cosa que abrazarlo. Este se retorció entre sus brazos, queriendo librarse, no queriendo el cariño de alguien que acababa de hacerle daño y en quien confiaba.
— Te juro que se puede explicar… es mi ex… follamigo, siquiera novio...— el detective tenia problemas para hablar y retener entre sus brazos al joven ayudante, no era muy fuerte, pero si escurridizo, y eso le dificultaba la labor— Por favor, estate quieto, joder…
— No creo que te pongas con un ex así como te has puesto.— al terminar la frase dio un rodillazo en la entrepierna de su captor mientras seguia llorando y retorciendose para huir, pero como no soltó el agarre, ambos cayeron al suelo.
— Eso duele… muchisimo… y que desconfies asi de mi también… si me ponia cachondo antes..., ¿Por que no iba... a ponerme cachondo ahora…? Joder, niñato...— nada mas decirlo el silencio se hizo presente, Ibai dejó de llorar por el hecho de que el dolor se volvió tan intenso que le hizo un nudo en la garganta.
— ¿Sabes…? Me han llamado niñato muchas veces… pero nunca habia sido alguien en quien confiase tanto… ni a quien quisiera… sueltame… o te denuncio además de pedir que me cambien de inspector…
— Joder… hablaba el dolor… yo te quiero muchisimo… has sido el primero con el que he hecho el amor… se me destroza el corazón solo de verte así… Juan no superó el que yo dejase de acostarme con él cuando me empecé a enamorar de ti…
Los musculos de Ibai se fueron relajando y devolvió el abrazo a Yerai. No sabia porque, pero estaba seguro de la sinceridad del mayor, asi que comenzó a relajarse en sus brazos.
Besó la mejilla del mayor, quien sonrió un poco. Se miraron el uno al otro. Un fugaz beso en los labios y el mayor comenzó a tocar al menor. Le besó el cuello mientras metia las manos por debajo de la camiseta, rozando los pezones de su ayudante.
— Para… Yeri, para… aquí no...— hizo caso omiso a las suplicas y puso una mano sobre la boca para que dejase de hablar.
Empezó a bajar los besos por el cuello hasta el inicio de la camiseta y gruñó al sentir la tela interponerse entre sus labios y la calida piel del joven.
— Vamos a la ducha… quiero empotrarte contra la pared sin riesgo de que nos vean...— se levantó y, antes de obtener respuesta, tiró hasta la ducha y se puso en la esquina mass apartada con el joven.
El calor iba aumentando, Ibai seguia totalmente bestido y Yerai estaba cada vez mas cachondo, sintiendo casi dolor en la entrepierna. Se arrodilló para desatar los pantalones del arrinconado, queria compensarle el mal rato que le habia hecho pasar.
— Yeri… ¿Que haces…? N-no hace falt… oh… joder…— no pudo seguir hablando cuando sintió la calida lengua de su acompañante rozar levemente sobre sus calzoncillos, y mucho menos cuando los aparto y lamió directamente sobre la piel.
Yerai empezo a lamer algo mas rapido, haciendo que esa polla que queria volver a ver erecta se pusiese cada vez mas dura. Lamió lentamente la punta, sintiendo el amargo sabor del presemen y miró a los ojos a Ibai. No podia tenerlos abiertos y no podia cerrar la boca por gemir suavemente.
Empezó a meterla despacio en su boca para luego sacarla rapidamente, cada vez metia mas de esa polla que tanto le gustaba, centimetro a centimetro, los diez entraron en su boca.
Las piernas del joven temblaban mientras se le escapaban quejidos de placer. Yerai rozó con sus dedos la base de la polla del joven, lo unico que quedaba fuera de su boca, y lo empezó a rodear con los dedos, ejerciendo cierta presión para retrasar el orgasmo y hacerle disfrutar un poco más.
Las temblorosas manos del becario se enredaron en el pelo de quien tanto placer le daba mientras hacia un gran esfuerzo por no estirar de él para sentir como entraba más en su boca. Era la primera mamada que le hacian, y nunca habia imaginado que se pudiese sentir tal placer con ello.
Se había dejado engañar por esos ojos del color de la coca cola, con esos labios que tan loco le volvian al besarlo y mas loco le volvian ahora que le estaban rodeando suavemente el miembro mientras la lengua jugaba desde el interior de la boca para darle mas placer. Ahora se arrepentía de no haberse bajado a chuparsela a él hacia una semana, pensando que habria sido mucho mas placentero todo si lo hubiese hecho, porque su amado Yeri le habria devuelto el placer antes de desvirgarle tal y como lo hizo.
Dejó de sentir los dedos de su amado hacer presión sobre la base de su polla y como succionaba con su boca para hacerle correrse en menos de diez segundos.
Ibai miraba como su querido seme tragaba gran parte de lo que el soltaba y mantenia algo en la boca mientras se ponía de pie. Sintió como le agarraba por las mejillas con firmeza y lo besaba. Ademas de la saliba de ambos, corría entre sus lenguas el semen del menor. Biscoso pero con un sabor dulce con toque agrio.
Al separarse del otro, un hilo de saliva los seguía uniendo a ambos, cosa que no duró mucho porque el detective giró a su subordinado para ponerlo contra la pared.
— Sé buen chico y deja que te abra bien ahora… ¿Vale?
— ¿Por que me la has chupado…? Pensaba que eso era cosa del pasivo…
— ¿Ahora por ser pasivo no vas a poder disfrutar de que te den placer, o que?
Ibai se movió levemente con una sonrisa traviesa, rozando su culo con el bulto que se marcaba en los calzoncillos de Yerai. Este se pegó a él, deseando arrancarle el pantalón y toda la ropa que tenía para disfrutar de ese cuerpo que tanto le gustaba.
Estuvieron un rato drotandose así hasta que, cuando el mayor acercó sus manos al borde del pantalón ara bajarselos al menor, este se apartó y se fue de las duchas.
Yerai lo cogió de la cintura, pero resbalaron y cayeron al suelo, así que aprovechó para bajar su mano hasta la pelvis del becario y presionar para volver a sentir su culo presionandole el miembro.
— ¿Por que huyes? ¿Acaso quieres ser mi pequeño fugitivo?— empezó a besarle el cuello despacio, buscando el placer de ambos, mientra movia la cadera.
— No… lo que quiero es que aprendas a romper bien con tus ex-loquesean.— de un rapido movimiento Ibai se libró del agarre y se fue de los vestuarios, dejando a Yerai totalmente empalmado y con ganas de hacerle el amor hasta el amanecer, sintiendose aun peor que antes por haberse dejado besar.