Una ducha con mi cuñada y mi mujer

Es un relato real, trata de como a veces las cosas salen del modo mas inesperado. Cuento como pude verle y follarle el tremendo y peludo coño y agujero del culo a mi cuñada.

Hola, mi nombre es Rafa y vivo en la sierra de un pueblo de la provincia de Alicante (España) a unos treinta kilómetros de la playa. Lo que os voy a contar es totalmente cierto. Solo decir que he cambiado los nombres de los personajes que representan a mi mujer y mi cuñada.

Yo, tenía por entonces cuarenta años, de esto ya hace dos años y fue una experiencia que si la hubiese planeado, creo que nunca me hubiese salido.

Por poneros en situación, os diré que mido 1.67 metros mas bien algo gordito pero no demasiado, soy calvo y, el poco pelo que me queda lo llevo siempre rapado al uno. Mis ojos son castaños y siempre me han considerado una persona de rostro afable y simpático.

Mi mujer Gloria, es un par de centímetros más alta que yo, y es más bien flaca pero muy guapa y con pelo rubio con melena por los hombros. Sus tetas son firmes y en conjunto resulta una mujer bastante agradable a la vista.

Por último, está mi cuñada que se llama Marga. Creo que le salió a mi suegro en esto de la altura, porque el era un hombre bastante alto y corpulento. Mi cuñada mide 1.75 metros, podríamos decir que tiene el mismo tipo que mi mujer, solo que sus tetas son más gordas y en general está más rellenita. Es morena y con el corte de pelo igual al de mi mujer.

Por cierto, se me olvidaba deciros que mi mujer tiene cuarenta y ocho años y mi cuñada cuarenta y cuatro.

Pues bien, dicho esto, paso a relatar lo que nos sucedió:

Era un viernes por la noche y estábamos en mi casa mi mujer mi cuñada y yo. Decidimos que como no teníamos dinero para salir pues que cenaríamos en mi casa porque mi cuñado trabaja en un hotel de la playa de Alicante y, esa noche la trabajaba entera por ser temporada alta.

En fin, que al final pues cenamos en mi casa los tres y después de cenar estuvimos hablando de cosas triviales y sin importancia. El caso es que me dispuse a hacer unos cafés y resulta que no tenia , por lo que propuse ir a tomar café a un restaurante que está a unos dos kilómetros de mi casa en plena sierra. Al final, y tras insistir nos fuimos al restaurante y tomamos los cafés ,y empezamos a beber unos orujos de hiervas y más tarde unos cubatas.

Mi mujer es de poco beber y enseguida le sube el alcohol y, mi cuñada igual pero yo creo que aun le sube más que a mi mujer.

El caso es que ya estábamos contentos por causa de los cubatas y decidimos volver a casa. Una vez allí, y para que no decayese el contento que llevábamos abrí un botella de wisky y seguimos bebiendo un rato. A estas alturas, la conversación se había vuelto bastante picarona, por lo que a modo de flash, me vino una ocurrencia a la cabeza y saque el ordenador portátil con la escusa de enseñarles grandes penes eyaculando, pues la conversación giraba respecto a si los negros eyaculaban más cantidad de semen que los blancos o los japoneses, etc...,

He de reconocer que al principio me costo un poco meterme en una de mis páginas porno preferidas aparentando naturalidad. No quería que se me viese el plumero e intenté aparentar que la cosa era de lo más normal del mundo, pero en realidad yo a esas alturas estaba bastante cachondo y con ganas de hacerme una gran paja. Tenía mi polla totalmente erecta y me palpitaba bajo el pantalón del pijama que llevaba puesto. Si en ese momento me hubiese levantado del sofá donde estábamos sentados me habrían visto el gran bulto que tenía bajo el pijama.

Mi cabeza nada más pensaba en como poder verle las tetas a mi cuñada y, eso me ponía aun mas cachondo. Tenía un plan en mente pero no sabía como llevarlo a buen fin, así que con la escusa de ir al baño me levante y fui al cuarto de baño donde abrí el grifo de agua caliente hasta vaciar el termo de agua caliente a la mitad más o menos. Unos minutos más tarde, volví al salón donde mi mujer y mi cuñada seguían viendo con gran interés una recopilación de corridas en coños bastante peludos.

Era obvio, que cuando me levante del sofá para ir al baño mi cuñada se había fijado en el bulto que tenía entre mis piernas, porque de manera disimulada y como distraída, sus mirada fue a posarse directamente al bulto que se formaba bajo mis pantalones, aunque ahora era menor porque es este momento la tenía mas bien morcillona.

Me senté entre medio de ambas y les dije que creo que nos tendríamos que duchar porque olíamos a leña y humo al haber hecho la cena en la barbacoa.

Les dije que se duchasen ellas primero y después me ducharía yo. A mi mujer le pareció buena idea, porque le molesta bastante el ir oliendo a humo, así que le dijo a mi cuñada que ella se se iba a duchar y que lo mejor sería que ella también se duchase, así, de paso se despejarían un poco del los efectos del wisky.

Me salió del alma el decirle a mi cuñada, “llama a Juan y dile que te quedas aquí a dormir, porque son las casi las tres de la mañana y yo no estoy para conducir treinta kilómetros hasta el pueblo para dejarte en casa.”

La verdad es que, no solo le pareció bien, sino hasta razonable. De todos modos tenemos una habitación libre, le dije.

A estas alturas, mi plan empezaba a tomar forma. Mi mujer le preparó una cama a su hermana y dijo que se iba a duchar. El problema, era que mi cuñada aun no tenía claro lo de ducharse, pero no hizo falta que yo la convenciera, ya que mi mujer dijo, “venga Marga, vamos a ducharnos y después nos vamos a dormir. Mi cuñada por fin acepto el ducharse.

Por mi parte, cuando estaban en el baño preparándose la ropa limpia, me dirigí al baño e en un tono que intenté aparentar entre preocupación y sorpresa les dije.

“Creo que vais a tener que ducharos las dos juntas pero sin gastar mucha agua, porque el termo está por la mitad.”

Creo que en ese momento, mi mujer se dio cuenta de que yo estaba tramando algo picarón, por que me echo una mirada que andaba entre la sorpresa y la complicidad. A fin de cuentas, yo sabía que mi mujer era bastante abierta a esto del sexo, pues habíamos tenido hace algún tiempo la oportunidad de acudir a un local de intercambio de parejas y la verdad es que lo habíamos pasado bastante bien.

Pero ahora el tema era diferente, pues se trataba de su hermana y no tenía claro como se lo tomaría mi mujer si continuaba adelante con mi plan.

Habían pasado unos cinco minutos bajo la ducha cuando me dirigí hacia el termo y cerré casi del todo la llave de poso de agua caliente, no había pasado ni un minuto cuando oí a mi mujer llamarme voz en grito diciendo que el agua estaba saliendo bastante fría y que estaban enjabonadas, que querían enjuagarse.

Ahora es cuando tenía que echar toda la carne al asador y arriesgarme con mi plan. Así que les dije, “un momento que voy a ver si puedo darle un poco más de “chicha” al termo”. Fui al termo y volví a abrir la llave de pase de agua caliente, e inmediatamente me dirigí al cuarto de baño diciendo, taparos, que voy a entrar a ver si sale más agua caliente.

Con más excitación que vergüenza, entre en el baño, mi cuñada y mi mujer estaban de pié en la bañera llenas de espuma de jabón, mi cuñada estaba de espaldas a mi y con los trazos se tapaba las tetas, tenía un culo gordo y bien formado. Con la excusa se ver si salia más agua caliente manipulé el grifo monomando de la ducha y le dije, “ ya está. Ya sale más agua caliente, pero si no os dais prisa me voy a tener que meter con vosotras en la ducha, que sino, me quedo sin ducharme.”

Mi mujer dijo, “vale, pero date prisa”, mi cuñada no pareció hacerle mucha gracia, pero aparentando naturalidad le dije, “Marga, no te preocupes que no te voy a mirar, además, estamos en familia, así que no pasa nada”, ella me dijo que le daba vergüenza, pero lo dijo medio riéndose, por lo que interprete que quizá la situación la estaba poniendo caliente.

Me metí en la ducha y me enjaboné bajo un agua templada y muy agradable. Una vez enjabonado, le dije a mi mujer, “venga, ponte bajo la ducha y aclárate el jabón”, me arrime un poco hacia la derecha donde estaba mi cuñada, mi pene estaba durísimo, y no es que sea una cosa bestial pero me mide unos diecisiete centímetros y con un glande bastante grueso, en conjunto, es una polla bastante gruesa para lo que me mide.

Haciendo, como el que no quiere la cosa, rocé con mi polla el culo de mi cuñada la cual intentó apartarse aunque como el sitio era más bien reducido, no tubo otra que quedarse donde estaba mientras yo disimuladamente le restregaba toda mi polla descapullada por su culo.

Le dije, “venga Marga, enjuágate tú ahora”. Entonces, fue cuando se dio la vuelta y pude ver las dos tetas llenas de jabón, eran un poco más gordas que las de mi mujer, calculo que serían una talla noventa y cinco, con unos pezones gruesos momo el dedo meñique y unas aureolas rosa oscuro.

A estas alturas, ya habíamos perdido la vergüenza, así que yo me di la vuelta y quede cara a cara con mi cuñada, pude verle una gran cantidad de pelo negro en el coño, ahora mi polla si que estaba ha reventar. Le pedí a mi mujer que me enjabonase la espalda y así lo hizo. Yo por mi parte, cogí la botella de champú y dije, “ venga Marga, ponte más champú que el olor a huno cuesta mucho de quitar”, le eché un buen chorro por la espalda y a mi mujer también, y me puse a frotar a las dos que ahora se encontraban ambas dándome la espalda. Mi mano subía y bajaba por sus espaldas, y como el que no quiere la cosa empecé a frotarle el culo hasta que llegue a sus respectivas rajas del culo. Les pedí que abrieran un poco las piernas y, sorprendentemente lo hicieron sin decir ni mu.

Le estaba lavando todo el agujero del culo a mi cuñada, que lo tenía gordo y dilatado, era más gordo y abierto que el de mi mujer y su cuño era gordo y peludo, vamos, un potorro de mucho cuidado.

Mi mujer estaba muy caliente, porque me cogió la polla y empezó a hacerme una paja. Mi cuñada se contorsionaba del placer que debía estar sintiendo. Le llegué a meter en el coño primero dos dedos, después tres tres y, finalmente cuatro. Le estaba haciendo un buen pajorro a su pedazo de coño que sentía como palpitaba. En ese momento se empezó a mear, aunque yo creo que no era consciente de los chorros de meado que le salían, esto, aun me excitaba más.

Le dije, “ Marga, tienes el agujero del culo bastante abierto, ¿es que mi cuñado te folla por el culo?” ella me dijo que si. Que hacía tiempo que mantenía relaciones por el culo. Yo no podía aguantar más, así que le baje un poco la espalda hacia adelante y le dije que se abriese los cachetes con las manos para poder ver mejor el agujero del culo y su coño peludo y abierto. Pude fijarme que su clítoris era del tamaño de un guisante, le arrime mi polla al agujero del culo mientras mi mujer me seguía haciendo una paja y, casi sin hacer fuerza se la fui metiendo por el culo mientras me decía que por favor no la follase, pero seguía abriéndose los cachetes y ofreciéndome su increíble ano el cual estaba follando como un loco.

Tras un par de minutos, se la saqué del culo, me enjuagué la polla y rápidamente se la empecé a meter por el coño, el cual estaba súper dilatado. Las tetas le bailaban al son de las embestidas que le estaba dando mientras ella misma se estira de los pezones que ahora estaban gruesos como garbanzos. Al meterle la polla y sacársela frenéticamente, se producían sonoras ventosidades que salían de su coño. Así estuvimos varios minutos.

Me salí de la bañera y les dije que se pusieran las dos culo en pompa para ver la diferencia de uno a otro ano y coño. Eran dos potorros bastante grandes, se la metí a mi mujer por el coño para que no se sintiera abandonada es toda esta fiesta en la que se había convertido la ducha. Mi mujer también tenía un agujero del culo bastante grande, aunque no tanto como el de mi cuñada.

Después, le pedí a mi cuñada que me la chupara. A estas alturas ya hacia cualquier cosa que le pidiese. Empezó a tragarse toda la polla como si hiciese una eternidad que no follaba, me la estaba chupando fenomenal. Me costaba muchísimo el aguantarme para no correrme, pero tenía claro que quería correrme en su coño porque era como un juguete nuevo. Tras unos minutos de chupármela, le di la vuelta y se la volví a meter por el coño, pude ver como sus labios internos le colgaban del coño y empecé de nuevo con las envestidas, mi mujer me apretaba los huevos por detrás y me decía, “llénale el coño de leche”. En ese momento, me empecé a correr de una manera bestial, le chorreaba todo el semen por el coño y aproveché para coger y untarle el agujero del culo con semen y metérsela por el culo antes de que se me pusiese morcillona. A fin de cuentas, no sabía si lo volvería a catar. Le hundí toda mi polla llena de leche que aun chorreaba por el agujero del culo y así estuvimos un par de minutos más.

Fue una experiencia fantástica. A la mañana siguiente, fue todo bastante normal, ya que mi mujer le había dicho que no pasaba nada, que era de lo más normal y que no sintiese remordimientos de ningún tipo. Ella admitió que mi cuñado no se la follaba más de dos veces al mes como mucho y, que ella tenia ganas muchas veces. Que creía que mi cuñado tenia algún tipo de lío para follar en el hotel y que por eso no le hacia demasiado caso. Ellos siguen juntos y se les ve felices, pero cuando mi cuñada viene sola a mi casa aprovechamos para ver películas porno lo cual me da para poder follármela de vez en cuando, pero tengo que admitir que como la primera vez no la he vuelto a disfrutar tanto.

Este relato, es totalmente cierto como os dije al principio. No se si habéis tenido alguna experiencia similar, pero si es así me gustaría que me la contaseis.

Un saludo de wolfi1