Una despedida secreta
Una despedida no planeada, cierra un circulo entre dos amantes
UNA DESPEDIDA SECRETA
La noche era fría, la nostalgia del fin de año se sentía en el ambiente, las luces de los aparadores me deslumbraban, un año más terminaba y nada en mi vida había cambiado, llegue a mi edificio y la puerta rechinó como siempre, subí lentamente las escaleras, al llegar a mi piso, el celular repiqueteo con insistencia, no tenía ganas de hablar con nadie y sin embargo mi corazón dio un vuelco al ver el nombre de mi pantalla.
Era la persona que menos espera escuchar; conteste y su voz llena de vitalidad me llamó por mi nombre, mi mente jamás le había hecho justicia, sonaba más seductora que como la recordaba, solo dije un lento y bajo “Si”.
Entre a mi casa se sentía fría, sin ese cálido ambiente que se respira en un hogar, la ventana estaba abierta, me acerque y cerré con cuidado, me distrajo una figura en la calle, era un hombre alto, delgado, moreno, joven, muy joven, pelo recién cortado, y un caminar demasiado seguro, su cara no la distinguía desde donde yo me encontraba, pero no tuve duda de que era él. En mi pecho unos fuertes latidos casi me hicieron perder el equilibrio, me retiré de la ventana y lentamente me quite el abrigo, bajo este no había nada espectacular, un pantalón de mezclilla más pegado de lo necesario una blusa gruesa de cuello alto, me disponía a cambiarlo pero el timbre me distrajo, me dirigí a abrir y allí estaba con esa sonrisa tan distintiva de él, sus ojos negros se clavaron en los míos y no pude evitar sonrojarme por la intensidad de la mirada, me llamó por mi apellido para saludarme y se acercó a darme un beso en la mejilla, el roce de sus labios produjo un escalofrío en mi cuerpo. Lo invite a pasar y entró con ese paso tan seguro, conocía perfectamente el camino.
Arturo y yo teníamos historia ya, hacia mas de 5 años que jugábamos a amarnos, lo conocí en su escuela yo (aunque me da pena decirlo) le daba clases y nació entre los dos un deseo irreparable todo empezó con una sonrisa, después un beso, y después… no es necesario decirlo, hacia ya 5 años que hacíamos lo mismo, él me hablaba yo decía que si y todo pasaba entre nosotros, esta ocasión había algo distinto en él, me tomó por la cintura, y me jaló hacia él, no había sentido hace mucho esa corriente eléctrica que inundada mi ser, en esa ocasión sus manos eran más seguras de sí recorrían mi cuerpo con demasiada lujuria, quedaban marcadas en mi piel, sacó por la fuerza mi blusa y arrancó mi sujetador se prendió de mis pezones con tanta avidez que solo con chuparlos hizo que un liquido escurriera por mis piernas, cada vez que me besaba sentía un ligero dolor y un palpitar aparecía, con las anos torpes le quite la camisa y me prendí de su cuello, dando pequeñas mordidas a las que él respondía con más fuerza, fue bajando dando mordidas en mi cuerpo por mis pechos por mi estómago, llegó a la cintura del pantalón, el botón salió volando por el aire, de un jalón lo desprendió de mis piernas las cuales abrió de forma ruda, su lengua apareció en mi ombligo haciéndome estremecer, la humedad de mi sexo me delataba, sentía sus labios recorrer el límite de mi monte, estaba completamente depilado y eso lo enloqueció, abrió mis labios y sin compasión metió su lengua rozando mi clítoris, no pude contenerme y solté un gran suspiro seguido de abundante líquido, mi cuerpo aún se convulsionaba cuando sentí como dos dedos entraban en mi cueva caliente y húmeda, no les costaba ningún trabajo pues estaba completamente excitada, mientras su cara se hundía en mi sexo sus manos magreaban mis pechos causando un dulce dolor, con los dedos índice y pulgar agarraba fuertemente mis pezones poniéndolos durísimos el placer que sentía era incomparable jamás había experimentado eso, a pesar de su juventud sabía perfectamente lo que hacía, estos últimos tres meses que no nos habíamos visto parecía que había crecido muchos años, sus manos seguían recorriendo mi cuerpo mientras su lengua entraba y salía por mi coño completamente empapado, se retiró y me volteo quedando boca abajo ante él, metió su mano por mi cintura y me jalo para meter unas almohadas, quedo mi culo expuesto ante él, y sentí como sus manos recorrían el contorno de mis nalgas, uno de sus dedos se fue acercando a mi culo sentí como una gota de saliva resbalaba por mis nalgas y se metía directo a mi culo, sentí como su lengua se acercaba cada vez más y más y no pude contenerme un nuevo orgasmo mojo por competo mis piernas, con sus dos manos aprovecho los jugos que resbalaban para dirigirlos a mi culo abierto para él, sentí como su lengua se iba introduciendo en mi ano, era la primera vez que experimentaba algo así, cuando estaba completamente lubricado sentí como la punta de una enorme tranca se abría paso entre mis nalgas, un dolor se fue apoderando de mí sin embargo no era molesto al contrario sentía como el calor iba subiendo por mis dedos, subía por mis pantorrillas, por mis piernas se detenía en mi clítoris que estaba empapado y completamente erecto, súper sensible, un cosquilleo lo recorría con el solo roce la almohada sobre la que estaba recargada, su verga entraba y salía con demasiada facilidad debido a lo mojado que estaba, sentí como unas palpitaciones apretaban mis culo, y acto seguido un chorro de semen se depositaba en él, el peso de Arturo calló completamente sobre mí, sus manos seguían acariciando mis pechos jugando con mis pezones, mordiendo mi espalda suavemente, le pedí que se levantara un poco, y me senté frente a él, con las piernas muy abiertas quería darle un poco de placer como me lo había dado él a mí, metí mis dedos en mi conchita que aún estaba mojada y empecé a masturbarme, nuevamente el calor recorría mi piel de arriba abajo estaba demasiado excitada para poder durar mucho, una serie de calambres se apoderaron de mí, y en una serie de orgasmos un chorro de jugos salió a presión, vi como la polla de él había crecido nuevamente, y me acerque a él y la metí de tajo en mi boca, empecé a succionar poco a poco primero lento y después más rápido, hasta que él me detuvo, me recostó sobre la cama, y empezó a penetrarme de una manera salvaje desenfrenada, y en un movimiento que parecía ensayado de ambos salía liquido al por mayor, los dos quedamos sin aliento él sobre mí, sin fuerza, y yo sin querer mover ni un solo dedo, nos quedamos dormidos así hasta que la luz del sol entró por la ventana, sentí como era liberada de su peso, me dolía todo el cuerpo y sin embargo me sentía completamente relajada, apenas si me moví pues no podía hacerlo, vi como él se vestía lentamente, me incorporé volteó a verme y me sonrió, cuando se vistió me dio un beso en la frente me dio las gracias y se fue.
Lo que Arturo no sabía era que esa noche era la última vez que yo pasaba en ese apartamento, había sido tanta su lujuria que no había visto que lo único que estaba amado era la cama, todo se encontraba en cajas y listo para ser trasladado, me di una ducha, cuando salí me vestí despacio pues estaba dolorida, llegaron los que trasladarían todo, cuando terminaron de cargar me dijeron que esperarían abajo, di una última mirada a esa casa que tanto me había protegido que tantas locuras había guardado, saque la llave de mi llavero, y la puse en la repisa de la entrada junto con un chip de un celular y Salí sin volver la mirada atrás.