¿Una despedida, o un renacer?

A quien deba interesar, dentro y fuera de la Republica de Colombia

Tuluá, Septiembre 16 de 2015

Hora. 06:47pm (UTC -5)

Siendo la fecha y hora especificadas en el encabezado, reflexionando profunda y críticamente acerca de los hechos sucedidos desde el pasado domingo 6 de septiembre, me dispongo a relatar los hechos que han llegado al punto en que mi situación no solo es insostenible, pues también es peligrosa y riesgosa. Sin embargo, antes de comenzar ese apartado me gustaría hacer algunas reflexiones sobre cómo ha evolucionado la humanidad en los últimos siglos.

Desde hace muchos años se han presentado diversos fenómenos y movimientos sociales en pro de la Justicia, Derechos Humanos y Libertades Civiles. Injustamente la Iglesia Católica enjuicio y mató a miles de personas en su proceso llamado “La Santa Inquisición” por el simple hecho de no aceptar sus creencias o por suponer que “eran herejes o pecadores”. A eso sumemos fenómenos tales como la Revolución Francesa, que dio como resultado no solo el fin de la Monarquía Francesa, sino la primera Declaración de Derechos Humanos en todo el mundo. También puedo recordar la Revolución Industrial, que mejoro las condiciones laborales de los obreros y de igual manera sus condiciones económicas y de calidad de vida. Tampoco olvidemos los crímenes impulsados por el Nazismo, que dieron origen a la muerte de millones de judíos (antisemitismo), diferentes orientaciones sexuales, discapacitados, etc. Todas estas personas, en cada tiempo y espacio de su existencia, dieron sus vidas derramando lágrimas, gritos de dolor, ríos enteros de sangre, dolor y angustia. Honorablemente, se sacrificaron por un mundo mejor para las futuras generaciones, querían mostrar que la vida tiene múltiples y diversas perspectivas en función de cada individuo integrante de una sociedad y querían mostrar que no teníamos razón alguna por matar al prójimo, por el simple hecho de pensar de una manera diferente.

En Colombia, se han dado grandes pasos para que nuestro Ordenamiento Jurídico sea acorde con las demandas y exigencias en materia de Derechos Humanos para todos los que vivimos y hacemos esta bella Patria. Nuestro primer logro fue la Constitución de 1991, que nos dignificó como seres humanos y que sometió a nuestro país al control de los diversos tratados de Derechos Humanos suscritos por el Congreso de la Republica. A través de los años con nuestra nueva Carta Política, se ha reformado el Código Penal con el objetivo de juzgar verdaderos delitos contra la Sociedad Civil y el Estado. En materia de Derechos Humanos, el avance ha sido lento pero siempre constante. Se han creado herramientas jurídicas para combatir la Discriminación y el rechazo hacia una diferencia que JAMAS se escogió en nuestras vidas. Nuestros poderes nos han reconocido Dignidad, estamos en una era donde debemos respetarnos, pues somos un Estado multiétnico y pluricultural en donde hay diversas opiniones y conceptos en razón y fundamento a nuestra existencia misma.

Lastimosamente, este no es mi caso. Se me han violado de manera sistemática mis Derechos Humanos y mis Libertades Fundamentales. Me han destruido y devastado como persona, me han dado tratos inhumanos, dentro y fuera de mi familia. Un día decidí levantarme y luchar por mi Dignidad y mi Libertad, JAMAS me arrepentiré de levantarme y revelarme contra un sistema opresor y siempre lucharé con mi frente en alto y a mucha honra. Claramente, esto no omite el hecho de que soy un ser humano, pues por el contrario lo confirma y lo refuerza. Tampoco soy hecho de piedra, pues el dolor de enfrentar esta lucha solo es lo que más me mata en cuerpo, mente, alma, corazón y espíritu.

Desde que tengo consciencia de mí mismo recuerdo mi vida entre 3 lugares: mi casa, un colegio y una clínica. Mi enfermedad y mi trastorno mental me han limitado desde mi niñez, me quitaron el derecho a tener una infancia y me limitaron bastante. Era una agonía, muchas veces en mi soledad lloraba sin saber porque la vida mía era tan dura y tan torturante. Cerca a los 14 años, llegue al plano con el que muchos tenemos problemas: la sexualidad. Afortunadamente fui muy prudente con ese tema, pues no quise descubrir lo que quería en mi vida experimentando con mi propio cuerpo, lo hice con mis gustos y con Juventud en Éxtasis, un libro que siendo católico, ayuda mucho en la definición de la orientación sexual.

A los 18 años, me enamore por primera vez. Me enamore de un hombre maravilloso para mí, solo que las circunstancias no se dieron y yo lo tuve que aceptar después de derramar muchas lágrimas de dolor y tristeza. Llegue a una delicada conclusión después de todo esto: concluí que era homosexual, que me gustaban los hombres, que solo podía amar a un hombre y que era mi más ferviente deseo hacer mi vida al lado de un hombre. En este lapso de tiempo y también hasta hoy, TodoRelatos ha sido la plataforma con la que me pude integrar con otras personas, poco a poco perdí poco a poco el miedo de mostrarme ante todos como soy: discapacitado y homosexual.

La pregunta que me inquietaba hasta hace unos días solo era una ¿Cómo salir del closet? Siempre crecí en un ambiente donde se trata la homosexualidad como algo malo y perverso, crecí escuchando mitos acerca de nosotros y muchas infamias que me dolían hasta el alma. Eso hizo que tuviera pánico de salir del closet de una vez por todas. Crecí el inicio de mi vida adulta con ese terror, pero alguien llego a mi vida para que se me revelase una epifanía: para aconsejar y apoyar a otros a salir del closet, debía salir del mío si o si, asumiendo el riesgo que eso conllevaría. Partiendo de ese pensamiento, decidí contarle mi secreto a la primera persona que era como una segunda madre para mí. Quise confiar en ella, pero me traicionó develando muchas cosas que le había confiado a ella con tanto recelo, quedé desterrado de una parte muy especial de mi familia, quede exiliado de su seno.

La parte más dura dentro de todo este camino, era decirles a mis padres la verdad. Eso ocurrió en la noche del 6 de septiembre, evidentemente lo tomaron de la peor manera. Su tristeza no se retuvo en salir, fue una represa destruida arrasando todo a su paso. Era entendible, vivir en la diferencia no siempre es lo ideal, y aunque nunca les pedí su aceptación siempre fui enfático en pedir su respeto. Obviamente no lo conseguí, pues pesan más sus creencias y filosofías religiosas antes del respeto a la diferencia. Han tratado de ponerme “remedio” por el simple hecho de que no he hecho nada con ningún hombre, me dijeron del psicólogo para que tratara de “cambiarme”, me persuadieron con mi hermano (el hombre más homofóbico y violento que conozco), me han insistido en que vaya a retiros espirituales y que lea la Biblia con ellos o con sus hermanos en su congregación. Claro que nada de eso ha funcionado, por eso tienen mucho miedo de un posible regreso mío a Bogotá, pues ellos saben mas no lo admiten, que me tocara quedarme con la única persona que nunca me dio la espalda.

Ahora, no solo mi vida está en riesgo por no poder seguir mi tratamiento para mi enfermedad (el cual ya ha sido autorizado parcialmente para Bogotá D.C.), sino que ahora temo por mi integridad, por un posible secuestro y por acciones que puedan llegar a herirme o a lastimarme (más de lo que ya lo han hecho, quiero decir). Producto de todos estos problemas, la depresión se ha intensificado fuertemente y el tratamiento con antidepresivos es inútil. Ando con problemas de insomnio, presión arterial alta, taquicardia, pérdida de apetito y pérdida de 16kg de peso hasta el día de hoy, desde noviembre del año pasado.

Afortunadamente, si hoy llego a morir, lo haría de una forma tranquila pero dolorosa a la vez, pues mi interior está en paz por ser honesto pero mi tormento está en el dolor provocado por aquellos que creía eran mi familia. Me siento atormentado por no tener a alguien que me acompañe y apoye físicamente en esta dura situación. Mis opciones se están reduciendo a cero, mi exilio es una posibilidad muy alta debido al riesgo que presento por estar aquí en mi casa, siento pánico de que aquí pueda pasar una desgracia que pueda provocar daños irreparables. Dios mío Todopoderoso, como te lo he rogado llorando en estos meses: si no has de ayudarme a componer mi situación, ten piedad de mí, perdóname por mis pecados si los he cometido y llévame contigo, pues ya no tengo un lugar en este mundo. Temo también recurrir al Estado para pedir protección, pues podría destruirse completamente la unión de mis padres, y esa humanidad es la que me ha frenado para hacerlo, sin embargo, el dilema entre pedir protección del Estado y el maltrato intrafamiliar al que sigo sometido es el que me roba la paz en mi ser.

Ahora, como siempre llegan mis reflexiones: una experiencia de vida nace de lo bueno y/o lo malo, la fuerza y la determinación nacen de igual manera. A través de estos sucesos y de todo el dolor a mis espaldas durante mis 21 años de vida, concluí la razón de estar aquí: luchar por los Derechos y las Libertades, buscar un mundo más justo y enseñar a la sociedad lo que en sus hogares no aprenden las personas: amor al prójimo. Sin embargo, este humilde servidor está cansado del camino, y el fantasma de la muerte no es una opción a descartar en toda esta terrible circunstancia. Si en algo me equivoque, le pido a aquellos que ofendí o lastime que me perdonen, nunca afirme que fuera perfecto pero tampoco mostré que era una mala persona. Para AA, CA y RA, gracias por estar conmigo cuando más lo he necesitado. Ustedes han sido mis faros, luces y guías en todo este largo y doloroso camino. CJ, gracias por llegar a mi vida y mostrarme lo obvio: la autoridad moral en el apoyo y en el consejo. Si algún día nuestros caminos se separan te agradeceré que fueras un buen amigo, y de mi parte te confieso que jamás te olvidaré, como único favor te pediré lo mismo. A partir de la presente, declaro responsables de algún daño que me ocurra en mi integridad personal a mi núcleo familiar y a todos aquellos que me sometieron al escarnio y a la ofensa. Pido de todo corazón a Dios que les perdone y les haga reflexionar por todos y cada uno de sus errores, espero de verdad que recuperen el camino de la sensatez, y que puedan aprender que somos una sociedad y debemos respetarnos como tal. Una copia impresa y autentica de esta extensa carta quedará en poder de alguien designado verbalmente por mí, para los efectos que pueda ser necesarios y/o pertinentes.

Muchos en la vida tienen todo, y muchos nada. Las comodidades y los objetos no son lo que nos da una vida feliz, son los principios, valores y ética lo que hace que una persona sea buena o mala, feliz o infeliz. Una vez más, les pido a ustedes que sean felices en sus vidas, no se dejen limitar por nada ni por nadie, ustedes tienen derecho a tener una vida, vivirla y saberla vivir. El miedo es solo una jaula que nos impide ser libres, y el engaño solo un arma de destrucción. No quisiera ver más homosexuales llevando una doble vida, no solo es horrible sino que destruye personas inocentes en el afán de esconder lo que no puede ser oculto entre cielo y tierra.

Ser heterosexual, homosexual o bisexual no es ni bueno ni malo. Solo es un elemento que conforma nuestra integridad como seres humanos, no tiene que ser motivo de orgullo ni de vergüenza, es parte de nosotros y debemos aceptarnos como somos. Tampoco somos anormales, retrasados o inhábiles, no somos más o menos por tener una orientación sexual diferente a la heterosexual. No se dejen romper las alas, sean felices, transparentes y libres. No se destruyan sus vidas y no se las destruyan a otros. Si estas son mis últimas palabras, no lo sé; yo solo sé que hay un Dios Todopoderoso que lo ve todo, el será quien determine que pasara en todo esta tormenta, hasta pronto o hasta siempre. Gracias por sus enseñanzas, por sus consejos, por su compañía, por su apoyo, por su comprensión, por su fidelidad y por su lealtad. Por siempre y para siempre, siendo las 9:08pm del mismo día del encabezado, desde algún lugar del Departamento del Valle del Cauca,

  • Cristian Mauricio

  • Nexus