Una de vikingos

Un verano en la playa con una pareja de nórdicos.

Conocimos a Lars y a Erika un día soleado de verano, en la playa. Parecían una pareja muy normal, de extranjeros, pero normal.

Recostados en sus tumbonas estaban realmente muy buenos. Los dos muy rubios y con unos cuerpos muy bien formados: ella mediría sobre metro setenta, talla 40 de pantalón y una 100 de sujetadr, es decir, un buen par de melones. Él estaría sobre el metro ochenta y poco, ni gordo ni delgado, pero bien dotado, a simple vista.

Nosotros, una pareja de autóctonos: mi chica, castaña, sobre el metro sesenta y pocos, talla 38 de pantalón y una 95 bien puesta de sujetador; yo castaño también, metro setenta y ocho y no me puedo quejar del tamaño de mi pene. Normales del montón, sin destacar en nada, excepto que, estando muy enamorados, nos morreábamos continuamente y eso fue lo que les llamó a ellos la atención.

Después de coincidir varios días y a la misma hora en la playa, entablamos amistad: comenzamos hablando después pasamos a compartir baños y juegos de playa.

Fue en uno de estos juegos cuando hicimos el primer intercambio: jugando a palas y para contrapesar cambiamos de parejas. Los abrazos por los puntos ganados permitieron que entráramos en contacto físico intenso por primera vez, ya que los erectos pezones de Erika se me incrustaban en la piel y también Laura se dio cuenta del enorme paquete de Lars.

De vuelta a casa, casi ni pude esperar a estar dentro de nuestro apartamento y nada más cerrar la puerta tras de mi, agarré a Laura por la cintura, y de un fuerte tirón, le arranqué la parte superior del bikini y comencé a chuparle frenéticamente los pezones que los tenía tiesos. Como a ella le gusta que le hagan esto, continué acariciando su vientre y sus muslos, junto con su tremendo culito, y a continuación, acaricié su sexo por enzima del bikini y pude comprobar que estaba muy mojada. Aparté la braguita y comencé a acariciar sus labios vaginales, empapados de flujo, y su clítoris, que para entonces ya estaba bien salido. Laura estaba muy cachonda y como pude conseguí soltar su pechos y descender hasta su chochito, para dedicarle una buena comida de coño. No hizo falta más que un par de pasadas de lengua por él y Laura se corrió por primera vez., apretándome la cara contra su vagina y empapándomela de jugos. Después me levantó y empezó a besarme, o mejor dicho chuparme, todos sus jugos, diciéndome lo mucho que le había gustado. Yo estaba súper caliente y le pedí que me chupara la polla, como sólo ella sabe, y obediente, se metió la picha en la boca y, a base de ensalivármela, me puso en tal situación, que ni tiempo tuve de avisarle de que me corría y le llene toda la boca de un semen que se derramó por su boca, ya que mi rabo no descendía de tamaño por la calentura que llevaba y le ocupaba todo su boquita.

Fuimos a la habitación y después de tirarme en la cama, se subió encima mio, me agarró el cacharro que estaba tieso como un palo, y se lo metió sin miramientos en el coño, que estaba ardiendo. Empezó a moverse se forma salvaje y acabó corriendose y gritando de una forma que hasta entonces, pocas veces le había visto.

Yo la continuaba tenendo muy dura, asi que la volteé y poniéndola a cuatro patas, cogí un bote de vaselina de la mesita y unté el pequeño agujerito de Laura y mi grueso capullo. Parecí imposible que le pudiera caber, pero después de dilatarla con los dedos, pude meterle toda la polla, suavemente al principio y bestialmente en el mete u saca posterior, hasta que me vino la corrida y le llené todo el ano de leche caliente.

Después nos fuimos a la ducha y no hablamos del tema hasta la hora de la siesta.

Le confesé a Laura que, en la playa, Erika me había puesto muy cachondo porque se trotaba conmigo en cada punto. Laura me dijo que lo había observado y aunque al principio se había sentido un poco celosa, después había decidido pasar a la acción y probar lo mismo con Lars y la verdad es que le había sorprendido, pues según ella, el vikingo tenía un aparato mucho mayor que el mío, y además, el mozo no se cortaba un pelo y le había sobado el culo, hábilmente, en varias de ocasiones, lo que le había hecho sentirse muy deseable y mojada. Le planteé claramente a Laura, si le gustaría ser follada por el rubio y ella me contestó que le daba un poco de miedo; aunque habíamos tenido relaciones sexuales con otras personas antes de conocernos, desde que estábamos juntos nos habíamos sido totalmente fieles.. Ella me preguntó si yo estaría dispuesto a hacérmelo con Erika y yo le comenté que lógicamente sí, después de cómo me puso en la playita. No quedamos en nada, pero decidimos que si había de pasar algo, que no renunciaríamos a nada.

Habíamos quedado para salir por la noche con la pareja de nórdicos. Nos arreglamos un poco y cuando íbamos a salir, sonó el timbre y eran ellos dos. No sé si era el deseo o qué, pero la nena estaba muy deseable. Su falda tejana de cintura baja, hacía que enseñará un bonito ombligo con piercing y se adivinara su minúscula tanga. Luego su blusa de color azul claro, abrochado sólo por un botón a la altura de la parte inferior de sus pechos, dejaba bien a las claras que no llevaba sujetador. Mi mujercita no le iba a la zaga y lucía un bonito vestido veraniego, muy ajustado y escotado, también sin sujetador –aunque no tiene unas tetas muy grandes, si que están bien tiesas-, y con unas muy bonitas mini braguitas de encaje.

Erika comentó que estaba cansada de tanto ejercicio en la playa y de noches pasadas durmiendo poco, y que si no nos importaba cenar en casa tranquilamente y después ver una peli de "ese director manchego tan bueno que tenéis". No nos pareció mala idea. Cenamos, hablamos de la vida en nuestros respectivos países: alabamos el alto nivel de vida que tienen ellos y su gran nivel cultural y ellos cantaron las excelencias de nuestro clima y el carácter alegre y vital de sus gentes. Puros tópicos. Después vimos la película y al acabar, empezamos a hablar del partidito de por la mañana.

En el sofá frente al televisor estaban Erika, Lars y Laura, por este orden y yo en un sillón al lado. Lars empezó a contar lo bien que se lo había pasado en el partidito de la mañana, que ellos habían ganado. "Tu mujer está tremenda en el juego..." me dijo entre sonrisas y yo le contesté que no sólo en el juego. Laura miraba sorprendida, aunque no se si por lo que estaba oyendo o porque ya sentía la mano caliente del vikingo por su muslo.

Lars acariciaba con cada mano a una mujer. Erika se dejó caer un poco y abrió ligeramente las piernas, para que su compañero pudiera acceder bien a su sexo y al mismo tiempo, que yo pudiera verlo bien. Y lo vi: se apreciaba que los líquidos de su coño eran tan abundantes que habían traspasado la tela de su tanga. Mi miembro empezaba a no caber en el slip y se apretaba en mis bermudas. Lars observó que yo miraba la entrepierna de su chica y después de dirigirme una mirada viciosa, le metió la lengua a ella hasta la campanilla. Me había olvidado de Laura hasta que sentí un gemido suyo y al observarla, contemplé como estaba inclinada sobre el pecho de Lars y éste le apretaba los cachetes del culo y le acariciaba toda la pipa –ya mojada según me confesó después ellas- por encima de las braguitas.

Yo estaba embobado viendo como se lo hacían los tres: en mi casa y con mi mujer. Erika, desabrochó el jeans de Lars y éste se incorporó un poco para que se lo quitara. Se quedó casi en pelotas, porque llevaba un taparrabos de color rojo que apenas podía contener los 25 cms de polla que tenía el machote. Laura, que se había puesto de rodillas sobre el sofá y que tenía ya las braguitas a mitad de los muslos, fue la primera que se llevó a la boca el enorme falo del chaval y chupeteáandolo como ella sabe se lo puso más tieso si cabe. Erika se lo arrebató de la boca a Laura y entonces ésta, se sacó una teta del vestido y se la enchufó en la boca a Lars. Yo ya no pude más y de un salto me coloqué detrás de Erika que estaba a cuatro patas, amorraba a la picha de su compañero, le aparte la tirita de la tanga y la emprendí a lengüetazos con el chocho de la rubia, que lo tenía depiladito y rosadito pero con mucho juguito. Cuando sintió la lengua caliente se espatarró aun más la guarra, pidiéndome que se la metiera dentro y dejó de chupetear el ariete del nórdico para comenzar a gemir. Cuando Laura vio el pene libre y apuntando a ella, se tiró a por él y comenzó una felación que acabó en un par de minutos con una bestial eyaculación de Lars en la boca y en las tetas de mi hembra y con un tremendo grito de Laura al sentir ella misma su primer orgasmo. También llegó la corrida de Erika, se derramó de líquidos en mi boca al tiempo que lamía la leche que había derramado Lars en los pechos de Laura.

Sólo quedaba yo por alcanzar mi primera cumbre: parecía un bicho raro en medio de aquel bosque de blusas, vestidos, tangas, braguitas, jugos, lefa, y todavía vestido.

Erika me tumbó en la alfombra y me bajó los pantalones para a continuación reírse de tan poco slip para semejante picha: ya he comentado que era menor que la del rubio, pero a ella parecieron agradarle mis 19 cms, que como me gusta llevar slips pequeñitos se salía por encima de éste. Apostada entre mis piernas y sin quitarme los calzoncillos, me la sacó junto a los huevos y comenzó a chupármela y a darme mordiscos en el capullo, lo que me hizo gritar al principio pero luego se convirtió en puro placer.

Laura se echó encima mío entonces, era la primera vez que la tocaba en toda la orgía, y colocada en posición de 69, fue ella la que me arrancó el slip, si arrancado, y comenzó a compartir mi nabo con Erika. Yo tenía su chochete justo encima mío, por lo que no pude resistir la tentación de morrearlo y comerle el clítoris, supermojado de los restos de su anterior corrida. Le chupaba el clítoris y los labios y hacía llegar la lengua hasta el agujerito de su culo, lo que la ponía tremendamente cachonda.

La muy zorra se estaba calentando de mala manera, su chumino era una pura fuente, y en esas estaba, cuando apareció ante mi vista el tremendo pollón de Lars que se empezó a frotar con el higo de Laura, llegando a rozar con mi lengua en el vaivén de ésta, y acabó en dos embestidas en el interior de la vagina de Laura. Comenzó a bombearla rápidamente y entonces mi rabo ya no aguantó más de ver aquel espectáculo y me corrí, en la boca de Erika berreando como un becerro.

Como no me podía mover porque tenía a la pareja encima mío, me quedé contemplando lo que sucedía, y apenas me di cuenta que, como mi pene no había perdido apenas dureza, con la ayuda de las ensalivadas de Laura, Erika, había conseguido ponerla dura y metérsela en el coño, hasta los huevos, sentándose encima mío y cabalgándome como una posesa. Así estuvimos un buen rato. Laura tuvo un par de orgasmos, lo pude comprobar con mi lengua, y también estoy seguro que Erika los tuvo, me dejó los bajos inundados, y así en el segundo de los orgasmos de las chicas, Lars que estaba demostrando ser un buen semental, dio un par de embestidas brutales y se vino dentro del coño de Laura, llenándoselo de una leche mucho más blanca y espesa que la que habitualmente recibe en su chochito.

Mi resistencia, dejó de existir y también yo, eyaculé por segunda vez, vaciando una buena cantidad de esperma en el interior de la raja de Erika.

Durante un rato, quedamos rendidos en el suelo: yo boca arriba con Laurita encima mío y Erika a un lado, comiéndose la boca con Lars. Este espectáculo, junto con el aroma del coño de Laura y la vista de la almeja de mi chica, riquísima como siempre, pero en esta ocasión además regada de la lefa de otro macho, me excito sobremanera.

Laura se levantó de encima mío y dejándome a un lado, se metió entre nuestros amigos y empezó a morrearse con el tío, y también con la tía. La Rubia le había gustado a mi mujercita, eso estaba claro, y como se estaba comportando con ella como una puta, yo sabía que acabarían liándose las dos, pues la nórdica le dedicaba unos sobeteos y chupetones tremendos por todo el cuerpo.

Laura nos dijo que ellas se iban a la habitación, querían disfrutar las dos pero cómodamente, y nosotros nos quejamos, a lo que ellas respondieron que podíamos acompañarlas, mirar como se lo montaban y pajearnos si queríamos. Lars dijo que no era justo, y a mi me pareció buena idea ver a dos chicas montándose un buen bollo, aunque apoyé a mi amigo en sus quejas, cosa que hizo que el rubio chaval me acercará con sus brazos y me sujetara por la cintura, atrayéndome hacia él y notando junto a mi piel la enorme polla que acababa de beneficiarse a mi nena..

Las chicas se metieron en la habitación y Laura tumbó a Erika en la cama boca arriba y comenzó a lamerle todo el cuerpo, haciéndole chupetones en el cuello, mordisqueándole los pezones, metiendo la lengua en su ombligo – o chupando la bolita que en él colgaba, no se yo-, y a todo esto girando como las manecillas de un reloj hasta depositar su ardiente chocho, sobre la boca de su amante, que se inclinó como una posesa para meterle la lengua en el interior de la raja y mordisquearle el clítoris. Parece ser que Laura resistió poco el ataque sexual de Erika y después de alcanzar un nuevo orgasmo gracias a la lengua de ésta, cayó rendida boca arriba a su lado y la nórdica, que estaba supercaliente, se levantó como un rayo y colocándole todo el chumino en la boca le obligó a chupárselo, restregándoselo por toda la cara y diciéndole obscenidades.

Lars y yo, que ya nos habíamos hecho una paja cada uno contemplando a las niñas y dicendo lo guarras que eran, estabamos empalmadísimos. Él se levantó del sillón en el que se estaba masturbando, cogió la toalla llena de los restos de nuestra anterior eyaculada y se dirigió hacia su chica, que estaba a punto de llegar al orgasmo, en la boca de Laura, y empezó a pasarle la lengua entre los cachetes de su culito, deteniéndose en el agujerito, le untó todo nuestro semen y echó un salivazo en él.

A continuación, introdujo un dedo en el agujero de la rubia, y ésta por un momento, dejó de moverse sobre la cara de mi hembra para dar un ligero respingo, arquear su cuerpo y lanzar un tenue quejido, más de dolor que de placer. Luego vino un segundo dedo y un tercero y entonces ella le pidió que le metiera la tranca de una vez. Lars se volvió hacia mí y me dijo: "ya puedes follártela por el culo. A esta zorra le encanta que le den por el culo". Me coloqué detrás de ella y froté todo mi aparato por su mojada pipa hasta dejarlo bien embadurnado, ella estaba muy cachonda y se volvía hacia mí suplicándome que la penetrara, y no tardé en hacerlo, apunté el capullo a su agujero y de una fuerte embestida toda la polla dura se hundió en el interior de su ano. Lo tenía regadísimo y muy dilatado, señal de que era verdad que lo usaba con frecuencia para estos temas y empecé a moverme en su interior al tiempo que ella me pedía más y alternaba los gemidos con algún que otro gritito de dolor.

Laura se escapó de entre las piernas de Erika, quien ensartada como estaba en mi falo, no le dedicaba el más mínimo cariño. Se tiró encima de Lars quien sujetándola por los muslos la alzó hasta su boca, que empezó a comerse a Laura . Entonces ella le pidió que la sodomizara. Lars no entendía, y ella le grito entonces: "quiero que me la metas por el culo, cabrón, que me lo revientes con tu enorme polla".

El rubio había captado la idea y tirándola sobre al cama, al lado de donde yo estaba culeando a Erika. la puso a cuatro patas y comenzó el mismo ritual que con su chica, aunque esta vez dejó que fuera yo el primero en introducir los dedos en el estrechito culito de Laura, que dicho sea de paso, a mí me encanta follar. Cuando tenía metidos tres dedos, Lars acercó su enorme picha al ojete de la nena y de una fuerte embestida se la metió toda entera. Tuve que sacar los dedos, porque Lars estaba como poseído y le metía unos meneos al culo de Laura que como el mismo le decía, "te lo voy a destrozar, buenorra".

La imagen era idílica, Mi polla estaba a reventar entrando y saliendo en el culazo de aquel pedazo de rubia, que ya llevaba, por lo menos, un par de corridas desde que estaba enculada, y la visión de cómo se dejaba trajinar el culito mi chica, hizo que no me contuviera más y soltara en el ano de la vikinga unos buenos chorros de leche caliente, a lo que Erika respondió con una buena corrida que dejó mi mano, que le estaba sobando el coño, empapada. Si gritamos, no lo oímos, porque entonces, Lars en dos o tres culeadas más, fue el que se derramó de forma abundantemente en el culo de Laura, que no paraba de correrse con la ayuda de la mano que frotaba su sexo.

Después de este orgasmo final, ellos comenzaron a recoger sus ropas y Lars se acercó a Laura, le dijo algo al oído y después de darle un buen morreo y despedirse de mí, salió del cuarto y ella detrás. Entró Erika en la habitación y también me morreo. Me dijo que se lo había pasado en grande. y que éramos una pareja supercachonda. Me comentó también que seguro que Lars había disfrutado de lo lindo, pues se moría de ganas de tirarse a Laura y además, le había pedido a mi mujer que le diera sus braguitas mojadas, algo que sólo hacía excepcionalmente, con la intención de recordar el polvo con Laura, mientras se la follase a ella. Se quitó la tanga, empapada en sus jugos y con restos de mi esperma y me la dio diciéndome que era sólo un intercambio y que la honraría si yo me corría pensando en ella, como Lars pensando en mi chica.. Nos despedimos hasta el día siguiente

Se marcharon, y Laura entró en la habitación con una sonrisa que delataba alguna travesura. Me contó que Lars le pidió sus bragas para follarse a Erika pensando en ella, en su caliente rajita y su estrecho culito que él se había beneficiado a placer, y eso la había puesto cachondísima otra vez y que al salir Erika, la había pillado haciendole una nueva mamada a Lars, que el rubio premió con una buena regada de semen.

La cogí y empezamos a fornicar como locos nuevamente, y le follé el coño y el culo, aun dilatados al mayor tamaño de la polla del vikingo. Cuando acabamos, le enseñé la tanga de Erika, y ella la agarró y olisqueándola, se hizo una paja antológica. Menuda zorra que tengo por esposa.