Una dama para tres

Una dama de casi 60 años, decide, con la aquiescencia de su esposo, follarse a tres hombres que se le insinuan.

Sentados en el reservado con un ciego evidente. Demasiada cerveza y pocos canapés. La pasti que nos hemos tomado esta subiendo y comienzan las risas, los comentarios bordes y sarcásticos sobre los asistentes a la fiesta.

Mientras Enrique y Luis siguen con su coña y sus risas mi mirada se cruza con su mirada. Edad indefinida, apuesto que hace mas de media docena de años que paso la cincuentena aunque estos cálculos en señoras de buena familia con miles horas de gym y cirugía láser invertidos en su cuerpo son mas que arriesgados. Ha asistido con el que intuyo es su marido y una pareja de similares características, ellas rubias con mechas y traje de fiesta oscuro y ceñido y ellos sempiternos trajes azules con camisa a rayas celestes y corbata azul, marcando canas.

Llamo la atención a mis colegas sobre la señora y le adjudicamos el numero uno. Seguro que se traga las pollas por todos su agujeritos y disfruta como una perra con ello, dentro de nuestra coña y nuestra discreción, somos tres caballeros que rondamos la cuarentena y estamos mas que bregados en situaciones morbosas y sexo en grupo. Pronto llegamos a la conclusión de que la señora sabe por que sendero caminan nuestros comentarios y lo que es mejor, no le desagrada.

Lanzados por su actitud y dentro de la discreción que la situación exige pasamos de las miradas insinuantes a los gestos, saco la lengua entre mis labios y simulo el movimiento que haría en su perlita si tuviera ocasión, ella de pie se sonríe y noto como aprieta sus piernas.

-Esta tía esta entregada, si lo hacemos bien para quitar el tío de en medio nos come la polla a los tres sin problemas.

-Ya, pos levantate y dile al marido lo que hay. Te presentas, le presentas nuestros respetos y le dices que se puede ir tranquilamente a su casa, que nosotros llevaremos a su esposa a casa después de hacerle un bukakke en la cara.

-Ja ja ja¡

Ella sonríe mirándonos mientras nosotros reímos descaradamente con nuestras bromas, es increíble se esta quedando con toda la película y sus miradas son cada vez mas directas e insinuantes. La señora se pone caliente perdida al sentirse deseada por tres golferas como nosotros. Se nota.

Me levanto y con la excusa de pedir una copa paso a medio metro de donde se encuentra, nuestras miradas se cruzan durante el trayecto, la suya mezcla deseo, altivez y desafío, mola mazo. Cuando llego a su lado aspiro con fuerza y distingo claramente la esencia de su perfume. Bulgari. Sin duda es una dama.

El juego de sonrisas, miradas y gestos es cada vez mas cómplice y descarado pero no vemos la ocasión de entrar a saco porque la presencia del marido nos intimida un poco. Ella mirándonos descaradamente se dirige a su acompañante y le susurra al oído, la verdad es que nos quedamos un poco cortados cuando vemos que nos señala y que le esta hablando de nosotros. Solo queremos diversión, no estamos buscando problemas. El tipo abandona el lugar donde se encuentra y viene hacia donde estamos, para nuestra sorpresa esboza una sonrisa y se presenta.

-Hola soy Julian G. de ....................(una conocida distribuidora cinematográfica)

Me presento y presento a mis amigos, me hace saber que conoce nuestro trabajo y que ellos se van a retirar a su casa a continuar la fiesta, que para el seria un honor que lo acompañemos y nos tomemos unas copas. Mientras hace el ofrecimiento su esposa nos mira fijamente, y sonríe incitadora, aceptamos, nos incorporamos y nos dirigimos a donde se encuentra la señora con la otra pareja.

Nos presentamos, ella se llama Celia y es todo lo encantadora que las zorras de buena sociedad pueden ser cuando llegan a la madurez. Maravillosa, en definitiva. Su sonrisa siempre se dispara en el momento adecuado, su mirada siempre va mas allá de lo que lo hacen sus palabras, en definitiva una dama seductora, culta y viciosa, una dama madura, una dama perfecta.

La situación se aclara cuando la pareja con la que están se despide educadamente y ellos nos invitan a que vayamos en su coche, aunque los cinco estaremos un poco apretados. El marido conduce el Volvo familiar mientras Luis en el asiento delantero le da chachara, ella va detrás, sentada entre Enrique y yo, sus palabras son las justas pero sus gestos, sus miradas, sus insinuaciones son de lo mas prometedor. La típica descarga sudorífica habitual en las subidas de éxtasis, eso es lo que me esta ocurriendo y ni corto ni perezoso, sin pensarlo, meto la mano bajo su vestido, entre las piernas y toco su coño sobre sus braguitas, da un brinco que casi le hace dar un cabezazo en el techo, temo haberme precipitado pero a continuación se deja caer sobre mi mano y abre las piernas relajada, ofreciéndose. Comienzo a sobar su coño caliente, debe de estar rasurada recientemente porque no atisbo pelos ni vello incipiente, con la prudencia adecuada, ya que desconozco el grado de implicación en la aventura de su marido, continuo mis caricias. Enrique que se ha quedado con el tema, ha puesto su americana sobre su pantalón y se ha sacado la polla, ha tomado la mano de Celia y la ha puesto sobre su rabo, ella ha comprendido y le esta pajeando. La escena es realmente caliente y morbosa, Luis dándole conversación al marido que conduce, mientras su señora esposa , en el asiento trasero, se la menea a Enrique y suelta sus juguitos al ritmo al que mis dedos entran en su coño y estimulan su clítoris.

-Ves como yo sabia lo que iba a pasar cariño –le dice Celia a su marido mientras quita la americana y descubre su mano sobando la polla gorda de Enrique, yo ya no disimulo mis manipulaciones en su coño y su culito y Luis en el asiento delantero mira incrédulo mientras el marido observa por el retrovisor.

-Sabes que yo quiero lo mejor para ti cielo mío –contesta el marido

Llegamos a una urbanización en las afueras de Madrid, un chalet amplio de planta baja, accedemos a un salón amplio dominado por una mesa de billar americano, ella desaparece mientras el marido nos sirve una copa y nos introduce en sus necesidades y condiciones.

-Doy por sentado que estamos entre caballeros y que la discreción esta fuera de duda.

-Por supuesto –contestamos al unísono como juramentados del sexo.

Yo no intervendré, solo les observare y, si ustedes lo permiten, haré algunas fotos que ustedes podrán ver luego para comprobar que su identidad queda a salvo.

-Estamos de acuerdo.

Enrique consulta a Julián que sonríe y asiente y, en una bandeja de plata que toma de una estantería, vuelca una bolsa de farlopa y hace rayas kilométricas, aspirándolas estamos cuando aparece Celia con un tubo de plata en sus manos reclamando su dosis y dejándonos con la boca abierta. Viste una bata de seda con corsé rojo y negro, ligueros y medias con dibujos exóticos. Solo en la parte interna de los brazos se puede observar cierta flacidez producto de los años, sus tetas operadas con una talla 95 copa C perfecta, su culito coronando sus esbeltas y largas piernas y una cara de zorra tremenda la presentan como la gran dama que es.

El marido como por arte de magia desaparece, nosotros estamos desnudos y comenzamos a ejecutar una sinfonía, no por ensayada menos excitante, Enrique sentado en el sillón desnudo, fumando un porro de aromático polen de hachís mientras Luis chupa un pezón de Celia y manipula su coño yo chupo el otro pezón y manipulo su culito. Ella pregunta:

-¿Qué me vais a hacer cabrones?

-Te vamos a follar viva puta –le contesto

-Vas a sentirte las mas guarra de las zorras.

-Te vas correr como una perra calentona.

Respira agitadamente y mira fijamente la polla empalmada de Enrique, gorda y con diecisiete cm. la mas grande de las tres, Luis y yo estamos parejos en los quince cm. estándar aunque la suya es mas gorda y no asoma apenas la cabeza y la mía mas delgada asoma todo el capullo bien moreno.

La tomamos en brazos y la depositamos sobre la mesa de billar. Ella pregunta de nuevo para provocarnos.

-¿Qué vais a hacer conmigo chulos hijos de puta?

-Cuando terminemos contigo vas a tener que poner a todo el servicio a arrancar con espátulas las manchas de leche y flujo de la mesa de billar ¡Puta!

Abierta de patas, tumbada sobre el tapete, Enrique se sitúa entre las piernas de Celia y le clava la tranca sin contemplaciones mientras Luis y yo, a cada lado, le dejamos que nos sobe las pelotas y le pasamos las pollas, rozando nuestros capullos, por la cara, los labios y la boca, en cuestión de segundos esta clavada hasta las pelotas por la polla de Enrique en su coño de zorra de lujo y no deja escapar de sus labios la punta de mi polla y la de Luis. Con la experiencia que da la practica, Enrique deja su lugar a Luis antes de correrse, reservando su leche, su primera corrida para mas adelante, después Luis me cede su puesto de forma que cuando llevamos una hora sobre la mesa de billar ninguno de los tres se ha corrido pero el coño de Celia ha sido follado por tres pollas y la zorra ya lleva mas de m media hora de orgasmo ininterrumpidos, ha costado que llegara al clímax pero desde que lo hizo la muy puta no ha bajado. La pongo a cuatro patas, el cabron de Enrique esta haciendo mas rayas y se pasea alrededor de la mesa de billar ofreciéndolas en plan vicioso mientras le acabo de abrir el agujero del culo con la polla a Celia, sin contemplaciones, de dos estocadas, hasta los mismos cojones, mientras Luis evita su queja llenándole la boca de polla, que ella mama con ganas. Puedo ver a Julián, ajeno físicamente a la escena, junto a las cortinas haciendo fotos con una cámara digital.

La sentamos en el sillón, esta extenuada y sigue provocándonos, caliente como una perra, fuera de si, es una puta de altura.

-¿Qué me vais a hacer cabrones? ¿Qué le vais a hacer a esta puta?

-Eres una perra mamapollas-

Los tres empalmados le damos pollazos en la cara, ella desencajada intenta retener las tres pollas en su boca, su marido ya no hace fotografías, esta con los pantalones bajados, masturbándose, con un consolador grueso de negro cuero clavado en el culo, observando a su esposa, a la puta de su santa esposa, mamando tres pollas a la vez.

-¡Esperad! ¡No os corráis todavía! Dejadme que lo haga yo primero y que haga fotos de vuestra corrida..............aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhh¡ -dice Julián

Toma la cámara de nuevo, sabe que le estamos preparando un suculento banquete a su esposa, un bukkake de antología, mis amigos y yo estamos sincronizados y acostumbrados a este numerito que calienta a las zorras un montón pero mas calienta a sus amados cornudos. Por riguroso turno nos corremos, primero en la boca de Celia y después en su boca y sus tetas, tres corridas seguidas, tres explosiones de leche de hombre que la hacen gritar de gusto.

-Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii¡ Bañad en leche a esta puta¡ Quiero la leche de estos cabrones¡

Julián no para de hacer fotos a la cara y las tetas de su mujer que exhiben tres corridas distintas de hombre, cada una con distinta tonalidad, sabor y consistencia. Ella intenta retirarse un momento para lavarse pero no le dejamos, sabemos el efecto de la leche de hombre seca sobre la cara de una zorra, la vuelve mas zorra todavía. Sigue corrida viva y limpiando nuestros rabos de sus corridas a lengüetazos y chupadas.

Tomo el consolador negro de la mesa donde Julián lo dejo, pongo a Celia, con toda la corrida secándose brillante en su piel, en cuatro patas y comienzo a encularla con el consolador de forma canalla, clavándole casi sus veinte cm. hasta las entrañas sin ningún tipo de miramientos, un culo que se ha tragado tres rabos como se los ha tragado, resiste esto y mas. Nuestra conversación es ordinaria y chabacana, nos referimos a ellos como la puta y el cabron, Julian saca de un mueble otro consolador igual que el que Celia tiene metido por el culo y se pone junto a esta, invitándome a repetir la operación que le aplico a su esposa con el. Lo hago. Un consolador en cada mano.

En medio de ambos en cuatro, dándole a los dos por el culo con el juguetito. Parezco un cochero guiando un carro tirado por dos potrillos. Enrique se incorpora y le mete la polla a Celia en la boca, Luis en un acto de generosidad, hace lo propio y le mete la polla por la boca al marido. Yo sigo aplicando consolador en sus culos abiertos. Cabron y puta se corren entre gritos y los tres estamos empalmados y dispuestos de nuevo, otra dosis de extasis, mas rayas de coca y unos porritos mas mientras Julián va a por Moet y Celia nos mete en su grandiosa cama de matrimonio donde comenzamos a turnarnos. Es el momento de las dobles penetraciones, es cierto, hay que estar compenetrado y tener practica para que las pollas no se salgan ni sea incomodo. Celia, que sabe de pollas y dobles penetraciones, aprecia nuestra conjunción con insultos.

-Hijos de putaaaaaaaaaaaaaaaa¡ Me mataisssssssssssssssssss¡ Me matáis de gustoooooooooo¡

Pero cuando alucina la puta es cuando Enrique se tumba boca arriba en la cama y la invita a que ella se meta su polla por el coño quedándose sobre el con el culito levantado, es el momento en el que se la voy metiendo hasta las pelotas en su negro y abierto agujero. Luis de pie, en la cama, le ha metido la polla en la boca. Ahora si, ahora todos los agujeros de la puta están llenos de polla, ella gime entre murmullos con la boca llena de rabo, aumentamos el ritmo y sus tres agujeros, boca, coño y culo reciben leche de hombre casi a la vez. En la puerta puedo ver al cabron correrse de nuevo con el consolador clavado hasta las entrañas mientras que la puta de su mujer, una gran dama, esta tirada en la cama como una piltrafa, follada, usada y llena de leche. Plena. Feliz. Como a ella le gusta.

Cuando nos vamos Celia sigue tumbada en la cama, emite un ronquido sordo de satisfacción. Su marido se ha envuelto en la sabana celeste de raso sobre la que hemos follado a su mujer y que exhibe las manchas de sudor, caca, semen y flujo de nuestra batalla, también su fragancia.

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