Una cuestión de mecánica...

Gracias a una recomendación, conocí a un muy buen mecánico, pero lo más importante para esta historia es que también conocí en profundidad a su espectacular esposa...

Caí en ese taller mecánico por recomendación de un amigo, hasta ese momento, todos los mecánicos que habían metido mano en mi coche, me habían cobrado mucho y solucionado poco. Mi auto tenía un problema de recalentamiento crónico, por lo que me decidí a seguir el consejo de mi amigo y visitar a ese mecánico para probar suerte.

Ni bien bajé del auto, me dirigí a hablar con el mecánico, le expliqué los problemas que experimentaba mi vehículo y el me dijo que lo revisaría y en dos días mas o menos, me pasaría un presupuesto, tratando de que fuera lo más económico posible, ya que mi situación financiera estaba un poco deteriorada.

En el taller, aparte del mecánico, estaba el chico que le ayudaba, de unos veinte años de edad mas o menos y de vez en cuando, iba y venía cebando mate, su esposa, que también hacía las veces de secretaria, encargándose de las fichas de los clientes y de anotar los turnos que su marido le daba a cada uno.

Para que decir que esta belleza de mujer llamó mi atención a primera vista, cautivando mis sentidos y mis deseos...

Morocha de tez y de cabello, el cual era bastante largo, unos veinte centímetros por debajo de sus hombros tal vez, enfundada a presión en unos gastados y apretados jeans azul claro, con una camisa negra abierta casi hasta el pecho, lo que permitía observar perfectamente su negro soutien, esto, mas que una provocación, parecía parte de su estilo de vestir, lo que en otras visitas al taller pude comprobar, ya que sus ropas siempre eran distintas, pero de una u otra manera, siempre lograba que la íntima prenda, asomara quedando a la vista...

Amelia era su nombre, su busto no era muy grande, de un tamaño mediano, turgente, firme y apetitoso, totalmente acorde a la impactante figura que se gastaba esa mujer. Lo más llamativo de su cuerpo, sin dudas, era su tremenda cola, casi siempre apretada dentro de unos jeans, sus piernas largas y firmes y su tremenda cara de viciosa sexual.

Por lo tosco y petiso que era su marido, verlos uno al lado del otro, parecía algún tipo de broma visual o algo así, simplemente esa pareja no me cerraba, me parecía demasiada hembra para un tipo tan normal. Por otra parte, ella era muy simpática, tanto en persona como por teléfono, siempre me atendía muy bien y se despedía mandándome un besito o dándomelo cuando tenía que pasar por allí.

El arreglo se extendió por poco más de una semana, ya que había que rectificar la tapa de cilindros, cambiar la junta y algunas cosas mas que no vienen al caso. Iban mas o menos unos cinco días desde que había dejado el auto en el taller, cuando por la tarde recibí un llamado en mi trabajo, era Amelia, que me decía que Antonio quería hablar conmigo sobre un problemita que había surgido con una pieza del motor, por lo tanto, me decía si después del trabajo podría pasar por allí para ver que hacíamos. Le dije que ni bien salía de trabajar, pasaría por el taller, acto seguido, nos despedimos con el consabido beso por parte de ella.

Terminé mi jornada laboral a las 18.30 hs, me retiré de la empresa y me tomé un colectivo que en unos veinte minutos me dejaría a tres o cuatro cuadras del taller.

Cuando llegué, me pareció realmente extraño encontrarme con las persianas del taller bajas, cerradas, ni un ruido adentro, nada. Toqué el timbre algo contrariado, por un instante no hubo respuesta, aunque un par de minutos después, me contestó Amelia por el portero eléctrico y me dijo;

¨Uy si, que lío, disculpáme, ya bajo.¨

Enseguida me abrió la puerta, me quedé mirándola atolondrado, ya que llevaba una corta pollera como de gasa o algo así, con estampado de flores que hacía lucir increíbles sus tremendas piernas y una camisa blanca, abierta como siempre, me dio un beso casi rozando la comisura de mis labios y me dijo;

¨Hay un problema, Antonio tuvo que irse con el primo de urgencia a San Antonio de Areco ( localidad distante unos 100 km ) ya que falleció el tío y tuvieron que salir para allá hace un rato...¨

¨Uh, lo lamento mucho, entonces paso en otro momento para que me explique el problema que le surgió con el auto.¨

¨No, mirá, pasá que el me dijo que te muestre el problema, no entiendo mucho pero algo me explicó...¨

¨Mmmbueno, está bien.¨

Pasé y ella cerró la puerta con llave, fuímos hacia la parte del taller, me coloqué al lado de mi auto que estaba con el capot abierto, ella se acercó también, entonces le pregunté;

¨Bueno, a ver, cuál es el nuevo problema de esta batata?.¨

¨Sabés que?, no tengo ni la más pálida idea...¨

¨Pero como?, me dijiste que vos me explicabas...¨

¨Bueno, te engañé un poquito, lo único que te quiero explicar es que estoy recaliente y quiero que alguien me satisfaga, como me acordé de vos y tenía tu número, decidí tenderte esta pequeña trampita...espero que no te enojes, pero estoy muy deseosa de que me hagas muchas cositas....¨

¨Pero Amelia, tu marido puede venir en cualquier momento, por otra parte casi ni nos conocemos...¨

¨No te hagas el santito ahora, te crees que no noté en tu mirada el morbo y el deseo de hacerme de todo?, mi marido no viene hasta mañana....¨

Dicho esto último, se acercó a mí en forma sutíl, felina, me rodeó e imprevistamente, me abrazó por detrás, mordió una de mis orejas, luego, tomándome de la mano, me dio media vuelta y me besó. Yo todavía no reaccionaba, no era que no quisiese hacerle de todo, pero la situación realmente me había sorprendido. Lentamente, fui respondiendo a su beso, nuestras lenguas comenzaron a luchar intensamente, mientras ella manoseaba mi paquete por encima de los pantalones de vestir, yo la agarraba de su poderoso culo, directamente sobre la piel, ya que su pollera me lo permitía.

Mientras nos besábamos, Amelia desabotonaba mi camisa y ya comenzaba a pasar sus manos con insistencia sobre mi pecho y estómago, por mi parte, le fui bajando la pollera poco a poco hasta que la tuvo a sus pies, la tanga negra se encajaba con furia entre sus prominentes nalgas, sus piernas largas y perfectamente torneadas eran un espectáculo de placer indescriptible.

Finalmente, me quitó por completo la camisa, yo hice lo propio con ella, dejándola solo con su conjunto infartante de ropa interior negra, ahora, sus tetas me parecían aún más apetecibles, un poco más grandes de lo que había creído tal vez....con premura comencé a manosear todo su cuerpo, ella sólo respondía con gemidos y tocándome aún mas.

Me dediqué durante un buen rato a sopesar sus pechos, aún semi ocultos por la delicada tela negra, eran sin duda unas tetas hermosas, dignas de aquel cuerpazo. Procedí a desabrochar el soutien con una mano, mientras con la otra comenzaba a masajear en vivo y en directo esas frutas maduras preciosas. Rápidamente me agaché y las besé y mordí con lujuria, ella emitía quejidos pero era evidente que eran solo de placer, en un momento, me apartó algo bruscamente, se puso en cuclillas y desabotonó mi pantalón, luego bajo el cierre, en seguida, de un tirón, dejó la prenda a mis pies, con el slip incluído. Quedé completamente desnudo ante ella, lo primero que hizo fue pasar sus manos una vez más por mi pecho desde su posición a la vez que metía mi tronco henchido y húmedo en su espléndida y atractiva boca coronada por unos carnosos labios de puta que me enloquecían.

Comenzó allí una feroz e increíble mamada que por momentos lastimaba mi glande, ya que la muy perra me chupaba pero también me mordisqueaba con fuerza. Mientras ella chupaba mi verga con fruición, yo acariciaba y apretaba sus tetas, estaba tan caliente que para no correrme, la hice poner en pie, para luego meterla dentro de mi auto, en unos segundos bajé los asientos y quedó casi casi como una cama, aunque no tan cómodo obviamente. La hice recostarse y separando sus piernas con algo de brusquedad, arranqué con un fuerte tirón la diminuta tanga, allí comencé a comerle la conchita, que estaba ya empapada de sus jugos de hembra en celo.

Chupé la sabrosa y caliente vagina en su totalidad, vulva, clítoris, labios, la recorría en forma íntegra con mi lengua y mis dientes, haciéndola delirar del placer, de ese modo conseguí que acabara dos veces consecutivas en mi boca, sus orgasmos eran más que evidentes, ya que, aparte de sus notorias convulsiones y aparatosos gritos, llenaba parte de mi boca con sus fluídos cuando alcanzaba el éxtasis.

Cuando estuvo satisfecha con mi chupada, me hizo acostar y montándome, se fue clavando mi estaca de carne con maestría, su concha me engullía con velocidad, por lo que en solo unos segundos, su vello púbico ya rozaba mi pelvis mientras ella daba comienzo a una exquisita cabalgata sobre mi falo hinchado y erecto.

Me cogió deliciosamente durante un buen rato, mientras yo apretaba sus tetas con fuerza, cuando las libraba de mi asedio me calentaba enormemente ver como se sacudían en el aire con las feroces embestidas con que Amelia acometía una y otra vez sobre mi verga.

Cuando le dije que ya acababa, se salió de encima mío con velocidad, apretó mi pija por la base con bastante fuerza, como para impedir la eyaculación, y en un solo movimiento, se la clavó completamente en la boca, nuevamente la lamió y mordió un poco, su lengua se movía a mil por hora, pero en cuanto aflojó la presión de su mano, no me contuve ni un solo segundo mas y llené toda su boca de leche caliente.

Ella se incorporó a medias, abriendo su boca me mostró la lefa depositada allí y luego ví como se la tragaba con una expresión de placer como si estuviera comiendo un chocolate o algo delicioso. Hecho esto, se metió nuevamente mi pija en la boca, limpiándola completamente, cuando emergió mi verga de sus fauces, estaba erectísima, en completa tensión y con el glande brillante, había realizado sin dudas un gran trabajo...

Me miró con deseo con esa hermosa cara de puta y me dijo;

¨A ver si te la bancás....cogéme de nuevo ya mismo!.¨

Yo, sin hacerla esperar ni un segundo y tremendamente excitado por su reciente mamada, la puse en cuatro patas sobre los asientos, la atraje hacia mí y mordiendo su cuello, la clavé con fuerza por la concha. Al tiempo que la bombeaba con desesperación, sopesaba sus tetas, escupía mis manos y las refregaba por sus pechos, sus pezones de buen tamaño estaban completamente duros por la excitación que le producía la situación, en sólo unos minutos mas de darle bomba ferozmente, saqué la verga con velocidad y pajeandome freneticamente, llené su espalda y su cola con abundante y aguado esperma, esto debido a que había acabado dos veces seguidas casi sin separación entre uno y otro polvo.

Con mis manos distribuí la leche por su espalda y su culo, un poco también por sus tetas.

Luego salimos del auto y nos besamos casi con desesperación, pero yo ya debía irme, por lo que me vestí y le dije que la llamaría, nos despedimos brevemente, pero lo que más me gustó de la despedida, fue que ella me dijo;

¨El sábado y domingo Antonio se va a las pruebas de clasificación y a la carrera de turismo carretera en Santa Teresita ( costa Atlántica Argentina ).....¨

Me sonrió y me tiró un besito.

Adivinen donde pasé ese sábado y domingo.....

Los detalles, en un próximo relato.

Saludos!