Una cuerda de violoncello 12

Fantasmas de las novias pasadas...

Terminamos nuestro encuentro con una ducha refrescante y galletas con queso luego. Dejé a Ana en su casa y volví a mi departamento a descansar. Había sido un día particularmente agitado.


Durante varios días nuestra vida siguió una rutina parecida: ensayos, almuerzo, orquesta y luego a mi departamento para una sesión de sexo (que no era para nada rutinario) Creo que Lil desapareció para darnos espacio, ya que practicamente no la había visto. Mi compañera de departamento  también tenía con quién entretenerse. Las cosas entre ella y la panadera de sus sueños iba viento en popa.


Me había despertado temprano, tenía ensayo con Ana y quería ponerme al día con algo de técnica, necesitaba estar en forma para mis compromisos como solista.

Llegué al teatro, directo a la sala de ensayo, faltaba aún una hora para que llegase Ana.

-Deja de pensar en ella y ponte a trabajar- me dije, sabiendo que era tarea casi imposible.

Comencé a calentar los dedos lentamente, uno por uno. Escalas, ejercicios de extensión… Comencé a tocar una de las obras que estaban en mi repertorio de fin de año. Me hallaba ensimismada, sumergida en el sonido, cuando dos manos sobre mis ojos me sobresaltaron.

-¿Ana?- sonreí quitando las manos de mis ojos y dandome vueltas para verla-¿Qué haces aquí tan…- se paralizó mi voz y contuve la respiración por un lapso de tiempo que se me hizo eterno.

-Nanami…-había sorpresa en mi voz.

Era ella. Aún si hubieran pasado cincuenta años la hubiera reconocido.  Estaba exactamente igual que cuando dejamos de vernos. Igual no. Aún más bella. Y con un aire de seguridad que le sentaba muy bien.

-Nata, how are you?- su voz… su pronunciación casi impecable del idioma inglés…su voz… Era la única persona en el mundo que me llamaba Nata. Antes de que pudiera volver a articular palabra, me besó en la mejilla, quizás prolongando su cercanía un poco más de lo requerido.

Nanami era la violinista que iba a actuar como solista en la orquesta.  Estaba tan ensimismada y embobada con Ana que se me había escapado el nombre que seguramente fue repetido varias veces en los ensayos.

-No sabía que eras tú la solista Nanami ¿Cómo estás?... ¿Cómo está tu marido?- tuve que decirlo, no aguanté

-Distraída como siempre- Nanami pasó por alto mi mordacidad. – Yo estoy muy bien, y mi marido…es una larga historia. Para resumir, seguimos casados pero llevamos vidas separadas.- no me dio tiempo de contestar o preguntar nada- Debo irme ahora, me han citado para la firma de un contrato y me están esperando. Escuché música y supe que eras tú y vine a saludarte. ¿Nos vemos en otro momento?-

-Eh…sí, claro que sí- Nanami me sonrió y salió del salón con ese caminar tan suyo y tan oriental.

No había salido aún de mi estupor cuando llegó Ana.

-Hola amor…¿estás bien? Parece que hubieras visto un fantasma…

La abracé por toda respuesta. Nanami me había desestabilizado, se había revuelto el pasado dentro de mí.

-No te preocupes mi vida, estoy bien. Solo pasé una mala noche.

-Pobre...-me acariciaba la cabeza dulcemente- eso se quita con una dosis preventiva de mimos-

-Es el mejor remedio…Pero ahora debemos ensayar, se acerca el gran momento del concurso y de tu lanzamiento como solista. Después de eso te lloverán ofertas, ya verás- besé a Ana

Ensayamos con ciertos tropiezos, mi concentración se había perdido en los ojos rasgados de Nanami.

Al finalizar, Ana me dijo que no podía pasar la tarde conmigo, tenía exámenes finales y debía estudiar. Creo que me dio alivio escuchar eso. Necesitaba respirar, poner mi mente en claro. ¿Porqué no le había dicho a Ana de mi encuentro con Nanami? Probablemente porque ni yo misma había digerido lo que pasó.

Llevé a Ana hasta la escuela y fui a comer a un restaurante vegetariano. Refugiada en un rincón apartado, le escribí a Lil un mensaje de texto: “necesito hablar contigo esta tarde, es importante” “Estaré en casa esperándote” fue su respuesta. Suspiré con alivio. Lil era la mejor terapeuta.

A propósito llegué cuando ya casi todos los músicos estaban sentados. No quería volver a cruzarme a Nanami, no por el momento. Cuando el director la presentó, todos aplaudieron. Pero ella tenía sus ojos clavados en mí.  Ensayamos las obras…seguía siendo excelente, indescriptible, aún mejor que antes. Se notaba madurez en su ejecución, en la interpretación de las obras.  Trataba de no levantar la vista, pero sentía su mirada cada vez que había una parte de orquesta sin solista. Al terminar el ensayo me fui rapidamente, escapándome del pasado.

Cuando entré al apartamento, Lil me estaba esperando sentada en el futón, tazas en la mesa ratona y una infusión muy arómatica humeando en la tetera.

-Hola Lil

-Hola cariño, siéntate aquí y me cuentas que te está pasando.

-Ay Lil… si supieras…

-Pues me cuentas, que para eso me has mandado el mensaje- Lil tomó su postura de búho sabio, lista para prestar oído.

Le conté mi encuentro con Nanami con detalles.

-Hija, que si me lo cuenta otra no le creo. ¿Y tú cómo estás?

-Mal, nerviosa, confundida, aterrada, no lo sé muy bien Lil. Estoy hecha un desastre-

-Ahora, la pregunta por el millón:¿tú aún sientes algo por ella?

-Lil, no lo sé. Ayer hubiera jurado que no, que era algo del pasado, apenas un recuerdo. Pero hoy…no sé qué decirte Lil…- había llegado el momento de los kleenex.

-Es que debe haber sido una gran conmoción volver a verla así, tan de repente. Y por lo que me cuentas ella se comportó un tanto…pegajosa.

-Ella fue mi primer amor Lil, nuestra relación fue muy importante y la manera en que terminó no fue la mejor, quedaron demasiados cabos sueltos. Un día éramos felices y al día siguiente Nanami estaba en un avión rumbo a Japón, comprometida y lista para casarse. Ni siquiera se despidió de mí, Lil,… solo me dejó una nota. Sus padres nos habían visto besarnos, habían dejado su país para hacer una visita sorpresa a su hija y los sorprendidos fueron ellos. Nanami me pidió que los dejara a solas para discutir. Fue la última vez que la vi.-

-¿Y tú que hiciste? Porque nuca me has contado bien la historia-

-Para cuando leí la nota, ella ya estaba camino a Japón, traté de llamarla, le escribí, pero fue en vano, su número de móvil estaba deshabilitado y hasta cerró su cuenta de correo electrónico. Pasé una temporada muy triste, casi no me levantaba de la cama y hubiera abandonado la música si no hubiera tenido algunos contratos que no podía dejar de cumplir. Pero no encontraba satisfacción en ello, nada tenía sentido para mí. Con el tiempo lo fui superando y comencé a olvidarla. Y ahora, cuando vuelvo a enamorarme, cuando encuentro a Ana, Nanami se vuelve a presentar, actuando como si nada hubiera pasado.

-Mira, yo no creo que sientas algo por ella. Nos conocemos hace años Nat, he sido testigo de cómo te has recuperado y puesto en pie. Te he visto enamorarte de Ana, te he visto feliz como nunca antes. Y he visto en sus ojos que te quiere sinceramente. Ahora tienes la oportunidad de cerrar un capítulo inconcluso de tu vida para poder seguir adelante con este nuevo amor. Te mereces ser feliz Nat. Solo tienes que jugar bien tus piezas. Y trata de no herir a Ana.

-Herirla es lo último que quiero Lil... Qué bueno que es hablar contigo-

-Ya sabes, las amigas estamos para eso. Y tú me has prestado oído infinitas veces.-

-¡Ni me lo recuerdes!- puse cara de horror

-Ya ya, que estos almohadones son especiales para arrojar-

-Era broma, no quiero arriesgarme, tienes buena puntería…-

-¡Tú sigue así, que te vas a enterar de cuánto vale un peine!

Las dos reímos hasta casi el llanto.

-Lil, creo que tienes razón. Nanami ha revuelto el pasado con su presencia y su actitud, pero yo ya no siento nada por ella. Es Ana quien me hace inmensamente feliz, a quien amo, quien me vuelve totalmente loca.

-Está bien, eso es bueno para ti. Pero asegúrate de que Ana también lo sepa. Van a ser momentos difíciles, pero que las puede fortalecer.

-Haré lo mejor posible Lil… Enfrentarme a Nanami será una prueba muy dfícil para mí.

-Y que lo digas, pero sabes que cuentas conmigo-

-Gracias Lil- la abracé. Lil valía su peso en oro.

-Y ahora, voy a llamar a mi Susana, para que traiga un buen pastel, necesitamos calorías para terminar este día-

-Lo que tú quieres no es precisamente pastel, sino al bomboncito de tu novia-

-Cuidado con los piropos, que soy una chica muy celosa- una nueva amenaza con el almohadón, esta vez más energicamente.

Volvimos a reír. Una hora más tarde apareció Susana con un pastel de puro chocolate. Cenamos, bebimos algo de vino y le concedimos especial atención al pastel.

Me retiré temprano, dejando solas a Lil y Susana. Una ducha caliente obró milagros en mi. Colqué sábanas limpias en mi cama y me extendí desnuda, mirando el techo, pensando. La figura de Nanami se colaba persistentemente entre cada imagen mental. El pasado. El sonido del móvil me sobresaltó. Era Ana.

-Buenas noches amor ¿cómo estás?

-Ana…- el sonido de su voz me llenó de calidez- estoy bien…al menos eso creo

-¿Pero ha pasado algo?

-Sí, algo inesperado. Pero ya te contaré mañana. ¿Has estudiado?

-Sí, demasiado. Y no podía concentrarme del todo sabes… te he extrañado Nat…

-Y yo a ti Ana, necesito abrazarte. Y necesito hablar contigo.

-Ahora debemos descansar amor. ¿Ensayamos mañana?

-Sí Ana, a la hora de siempre. Te estaré esperando

-Hasta mañana Nat

-Hasta mañana…te amo Ana

Una llamada era todo lo que necesitaba, oír la voz de mi Ana para terminar de aclararme. Dormí con la tibieza de saber que Ana estaba respirado no muy lejos de mí, que me amaba y me extrañaba .


Llegué al ensayo a la hora justa, no quería que Nanami volviera a sorprenderme. Necesitaba hablar con Ana antes, no quería que hubiese malos entendidos. Cuando entré al salón, Ana ya estaba allí. Al verme me abrazó con fuerza, sensualmente.

-Te he extrañado muchísimo Nat. No veo la hora de poder estar juntas sin tener que escondernos.

-Ven aquí, siéntate- la llevé de la mano hasta las sillas que estaban más alejadas de la puerta, y nos sentamos muy cerca. Le conté lo que había sucedido sin ocultarle nada.

-Nat… lo único que me preocupa de todo es que es lo que sientes tú…¿tienes dudas?- Ana sonaba ansiosa.

-No quiero mentirte Ana. Al principio estuve muy confundida. La sorpresa fue muy grande, Nanami actuando como si no hubiera pasado nada…- Ana me escuchaba atentamente pero vi una sombra pasar por su rostro y sus ojos se humedecieron levemente- Ana, no llores…escúchame- la tomé de las manos- Nanami ya no significa nada para mí, solo fue la sorpresa. Lo único que quier de Nanami es ponerle un cierre a ese capítulo de mi vida que está inconcluso, debo enfrentarme a ella.

-¿Estás segura Nat? Prefiero saberlo ahora- me miró intensamente como si pudiera escanear cada uno de mis pensamientos.

-Estoy muy segura Ana. Mira… debería poder darte razones y escribir sonetos, pero mi cabeza está hecha un ovillo. Lo único que sé es que es a ti a quien amo,  y te pido que tengas un poco de paciencia conmigo hasta que logre ponerle fin a este asunto.

-Está bien Nat, solo te pido que cuentes conmigo y que si pasa algo, si te das cuenta de que es a ella a quien quieres en tu vida, me lo vas a decir.

-Eso no va a suceder amor, te lo aseguro- nos abrazamos durante un rato larguísimo.

El ensayo resultó bastante bueno, pero mis pensamientos y sentimientos estaban demasiado alborotados. Nanami, porqué había tenido que presentarse justo ahora…