Una combinación perfecta Cap. - XVI
¿sucede algo? preguntó la contadora alarmada, pues si no podía cargar eso no la dejaría ir a pelear esta noche. - No porque dijo Fer como si nada. - Pediste ayuda la abrazó...
CAPITULO 16
Hola a tod@s, siento mucho el haber dejado de subir la historia, escribir aqui me trajo muchas cosas, perdí y gane, me alegra mas ganar que perder pero en ocasiones es necesario. Un saludo cariñoso a tod@as quienes me escribieron para saber de mi, a quienes me comentaban y comentaron, y a esa persona tan especial que me hace sentir que gane mas de lo que perdí.
A esa persona que perdí, que por mucho tiempo pensé que era mi mayor tesoro, gracias por el tiempo brindado, sabes que nadie va a igualar lo que había, siento muchisimo habernos hecho tanto daño y haber permitido que tu nos hicieras daño, pero las heridas sanarán y veremos mejor las cosas. Se que vas a estar bien, estoy al tanto de tu salud aunque no me veas cerca de ti. Te dejo saber que me quedaré con los recuerdos más bonitos que me dejaste (que son muchisimos) y que así como tu puedes odiar, yo puedo odiar el doble.
Espero de todo corazón que les guste este capitulo. Besos!!!!!!!!!!!
- ¡hey!, ¿Qué hacen por aquí? –pregunto Brenda, sin saber de su fiesta de bienvenida, ni mucho menos que la doctora Cansino, su socia en el amor, era su vecina de calle.
- Ehh, estamos buscando casa… -improviso Becka al ver la mirada suplicante que le enviaba Fer……
……
- ¿ah sí?, pues creo que Fer les tiene una oferta mientras la consiguen ¿verdad amor? –dijo contenta.
- Así es, la casa es grande y no me parece correcto que estén en un hotel, tengo una habitación libre, es grande, suficiente para ustedes creo yo –les dijo amablemente.
- Debemos pensarlo –replicó Vero, que a diferencia de lo que Brenda creía, ella se negaba, no se sentiría a gusto cerca de su concuña Andrea, pues tenía unas ganas enormes de patearle el trasero después de ver cómo había amenazado a su mujer.
- Si, gracias, pero como dice Vero, debemos pensarlo, es… mucho de su parte –agrego una sorprendida Rebeca, pues ella también pensó que Vero sería la primera en decir que sí.
- Bueno, ¿aceptan un almuerzo?, mientras lo piensan –se encogió de hombros la contadora- ésta es la casa de mi novia –dijo empezando a caminar con Fer de la mano y la pareja detrás de ellas.
- Nuestra casa –aclaró Fer- ¡acepto mudarse conmigo! –replicó alzando las manos al cielo.
- ¡Felicidades! –dijeron sonrientes el par de militares al mismo tiempo.
- Gracias, bien cariño, ahora, como ya es tu casa también, aquí está tu juego de llaves –le entrego un llavero- abre y muéstrales tu parte favorita.
- ¡sí!, pasen chicas –dijo empujando la puerta y caminando hacia el patio trasero- mi mujer tiene una rara afición por mantener la alberca sin utilizar, pero si aceptan estar aquí, desquitare… -y se quedó a media palabra al ver a sus amigas paradas ahí con una enorme sonrisa y todas en traje de baño.
- ¡sorpresa! –gritaron todas y corrieron a apretarla en uno de esos abrazos grupales que a veces llegaban a incomodar a Brenda, pues sentía que en cualquier momento moriría asfixiada.
- Ustedes lo sabían ¿verdad? –les pregunto a las militares mientras se soltaban del abrazo.
- Obvio, tonta –respondió Becka acunándole el rostro como solía hacerlo cuando eran pareja, pero Verónica ni la había visto, estaba idiotizada observando el atlético cuerpo de la doctora Santiago, quien había ido a su habitación a quitarse la poca ropa que tenía, y a ponerse un bonito traje de baño, blanco, de dos piezas, que cubrían única y estrictamente lo necesario, ¿desde cuándo se había vuelto tan exhibicionista?, desde que Daniela le repetía constantemente en el oído que la encantaba ver su hermosa figura, mientras se la cogía claro- mi amor… –habló atrayendo la atención de su prometida, sin darse cuenta de lo que estaba viendo- ¿vamos a cambiarnos?
- Si nena –respondió halándola de la mano para darle el beso más atrevido que le había dado en público, sólo para asegurarse que la única boca que quería besar era la de la Mayor Cansino, esa que la hizo tener su primer castigo por distraerse en formación. Y después de ese beso, se la llevo hacia su coche para sacar la pequeña maleta que habían llevado.
- Bienvenida mi cielo… -le habló al oído a la contadora, abrazándola desde atrás y acariciando ligeramente su pubis contra su trasero, igual las chicas se habían dado la vuelta para seguir con lo que era el inicio de una carne asada.
- Eres un ángel mi vida… –respondió dándose la vuelta, su boca se quedó paralizada, su corazón supo lo que era sufrir un mini paro, sus ojos casi se querían salir, sus manos tomaron vida propia, y su vagina se preparó para lo que ella solía llamar una “cogida suprema”.
- No es para tanto, pero te agradezco el halago –le dio un beso en la punta de su recta y delgada nariz- sube a la habitación, ahí deje algo que compre para ti, ojalá te guste.
- ¿no subes conmigo? –intento completar el asunto que había dejado pendiente en su departamento.
- No amor, debo ayudarles a las chicas –le guiño el ojo, comprendiendo lo que quería, pero no podía dejarles a sus amigas el trabajo que le correspondía a ella.
- Ok ya vuelvo.
Mientras Becka y Vero entraban a la casa, con su maleta en la mano, Brenda empezaba a subir las escaleras rumbo a la habitación, para ver lo que le había comprado su doctora, tal vez algo igual de diminuto que lo que llevaba puesto, pues a Fer le encantaba admirar y acariciar sus tatuajes cuanto tiempo le fuera posible.
- Chicas, ¿Por qué no suben a cambiarse aquí y les muestro la habitación que ocuparan?
- Ehmm si, vamos –contesto jalando a la Sargento por la mano derecha.
- Miren –abrió la puerta que estaba frente al refugio de Fer- está amplia, tiene un closet grande y… -completo abriendo la cortina del fondo- ¡la mejor vista!
- En serio… -dijo sarcástica, pues ésta vez sí que vio como la Sargento se perdía en una doctora casi desnuda, empezando a asar la carne junto con Raquel, mientras Nicki continuaba con su labor de hacer las salsas y los condimentos, Silvia preparaba algunas bebidas y René empezaba a poner su música, la que le gustaba a Brenda- ¿te gusta?
- ¡Claro que no!
- ¿por?, podemos modificar lo que quieras si algo no te gusta –dijo ajena a la pequeña disputa que tenían las militares.
- No… si está muy bien el lugar, pero, vamos a hablarlo bien.
- Bueno, las dejo, voy a cambiarme, nos vemos abajo, piénsenlo bien –les sonrió y salió cerrando la puerta.
- ¿te gusta? –volvió a preguntar mientras empezaba a desnudarse.
- No Becka, no me gusta, simplemente me impresiona su físico, sabes que tú eres la única que me gusta y me gustara –dijo acercándose a ella para abrazarla, pero Becka, presa de sus celos se hizo hacia atrás.
- Quítate la ropa –le ordenó, como aquella primera vez que le impuso un castigo, cuando la sorprendió mirándole el trasero y la obligo a hacer 50 planchas, sólo para medir su condición física- ven aquí –le dijo llamándola frente al espejo- ese físico que tú tienes es exactamente igual al de ella, la única diferencia es la cantidad de tinta que ella tiene, ahora te repito, ¿te gusta?
- Ya te dije que no –volteó y se prendió a su boca como hace unos minutos- te amo, me gustas, me encantas, y nadie podrá con eso.
- Entonces… ¿puedes dejar de verla con esa cara? –sonrió a medias.
- Claro que sí, oye antes de regresar a servicio me llevarás a tatuarme –le dijo entregándole el traje de baño que le había escogido y tomando ella el suyo.
- Perfecto –tomo el traje color turquesa, un monokini que solo unía la parte superior de la inferior por una delgada tira de tela por su lado izquierdo, ideal para lucir su hermoso tatuaje- ya sabes que te harás, supongo.
- Si, ya me decidí – terminó de amarrarse la parte superior - ¿te gusta? –camino hacia ella luciendo su bikini color palo de rosa, el cual se perdía un poco sobre su piel un tanto pálida.
- Ajam… -la abrazo por la cintura y le plantó un beso en el cuello, haciéndole un chupetón para marcarla como suya, y de nadie más – vamos afuera, que quiero lucir a mi futura esposa.
- Jajaja posesiva –la abrazo por la cintura y caminaron hacia las escaleras.
Abajo, Fer y las chicas eran una risa total, pues Silvia se encargaba de hacerle continuas burlas a Raquel, sobre lo territorial que era su mamá, de la cara que había puesto cuando le prohibió determinantemente ser la novia de “esa chica”, de las compras continuas que la mandaba a hacer para no dejarlas a solas en su habitación, y Raquel, sonrojada y apenada por todo lo que decía su novia se limitaba a reír, ya se desquitaría cuando fuera hora de entrar a la alberca, pues Silvia no era muy buena nadadora. Brenda por su parte estaba acostada en uno de los camastros, con una cerveza en la mano y admirando a su mujer.
- La vas a desgastar si sigues viéndola así.
- Jajajaja y tú la vas a desgastar si sigues marcándola así.
- Nooo, a mí no se me desgasta nada, por mí que me siga marcando –le guiño el ojo y se sentó en medio de las piernas de Becka, que imitó a la contadora.
- ¿cerveza? –les ofreció con una sonrisa.
- No –dijeron al mismo tiempo- gracias –agrego Vero- oye… está muy lindo tu tatuaje.
- ¿cuál?
- La serpiente, le encantan esas cosas –respondió Becka abrazando a Vero desde atrás, plantándole unos cuantos besos en la espalda.
- Ah, sí, gracias, me la hice hace varios años, yo sé quién puede hacerte algo así de grande y así de hermoso.
- ¿nos mostrarías?, pero de verdad quiero un buen trabajo, será mi primer tatuaje –acarició las venas de las manos de Becka.
- ¡claro que sí!, miren para mayor referencia, los ligueros de Fer los tatuó él, díganme si no están perfectos.
- Jajaja, claro que están perfectos verdad mi amor.
- Ehh si, muy bonitos –le soltó una palmada en las manos por la burla.
- Oye Becka, pero el tuyo también es hermoso –dijo Brenda señalando el bonito pavorreal que estaba tatuado en su costado izquierdo, y cuya cola se extendía por todo su abdomen hasta llegar a la parte superior de su muslo derecho, disimulando, casi, perfectamente la cicatriz de su cesárea.
- Sí, es precioso, pero a ella le da penita lucirlo.
- No me da “penita” –replico fingiendo molestia.
- ¿segura que no?
- Segura que no.
- Bien, entonces supongo que me acompañarás a ayudarle a las chicas –dijo levantándose para caminar al otro lado de la alberca- ¡amor ¿me ayudas aquí?! –grito cuando llego con las chicas.
- Jajajaja anda “amor”, ve a donde tu chica –se burló Brenda- te has vuelto una mandilona.
- Cállate –se levantó con sus mejillas un poco sonrojadas y camino hacia un grupo de curiosas chicas, que sin dejar de bromear entre ellas dirigían su mirada de sus ojos a su abdomen y de regreso- hey chicas, en que ayudo.
- ¿comes picante? –preguntó Nicole
- Si, un poco.
- Prueba –le pidió Nicki.
- ¿Eh? –pregunto pues vio que la chica había usado muchísimo picante.
- Abre –le dijo la odontóloga con un trocito de carne que llevaba un poco de salsa, Becka lo devoró rápidamente y dio la aprobación para la salsa.
- Con que así debemos hablarte para que entiendas –dijo burlona Raquel.
- Eh no –respondió algo nerviosa por las miradas- es que …
- Hey Becka ¿me ayudas a mover esto? –pidió Fer, señalando la gran hielera que contenía latas de cerveza y refrescos, más por ver bien lo que suponía haber visto que por necesitar la ayuda realmente.
- Si –dijo rápidamente para evitarse preguntas incómodas con las chicas.
Entre los cuatro tonificados brazos levantaron aquel cajón frigorífico y lo llevaron hasta el extremo donde estaba Brenda y la mesa donde pretendían comer, en el camino la doctora Santiago fijó su mirada al apenas marcado abdomen de su colega, descifrando el ligero abultamiento que se escondía debajo de la tinta y apenas asomaba un extremo por un lado de la tela, el apéndice quedo descartado inmediatamente, entonces sólo quedaban dos opciones, pero no sería tan descarada de preguntar. Mientras ella sacaba sus conclusiones, su casi cuñada, se dio cuenta de algo horrendamente raro, esa pulsera de tobillo que Fer cargaba, era un regalo que Daniela había recibido en uno de sus cumpleaños, y era tan raro que ella lo cargara, pues Daniela nunca permitió que ni siquiera ella se la pusiera.
Brenda se puso de pie para ayudarlas a bajar algo que se imaginó extremadamente pesado, pues para que su mujer pidiera ayuda, debería serlo, pero no, esa hielera bien podría haberla levantado Fer sin ninguna ayuda.
- ¿sucede algo? –preguntó la contadora alarmada, pues si no podía cargar eso no la dejaría ir a pelear esta noche.
- No porque –dijo Fer como si nada.
- Pediste ayuda –la abrazó mientras Becka se daba la vuelta sin saber si regresar al grupo de curiosas señoritas o quedarse a presenciar la demostración de amor.
- Amm solo me intrigaba ver algo –sonrió en los labios de Brenda y se abrazó a su cuello cuando sintió que era levantada.
- ¿no tienes calor? –preguntó seriamente.
- Si hace bastante –abrió sus brazos para sentir el aire entre los dos cuerpos calientes.
- ¡pues a refrescarse! –y la arrojó a la alberca, buscó con la mirada a una Becka que inmediatamente se puso en posición de defensa.
- ¡no te atrevas! –le dijo medio divertida, pues recordó uno de sus episodios de noviazgo, a Brenda le encantaba jugar de esa manera.
- Por algo te pusiste el traje querida –se encogió de hombros y corrió hacia ella, maniobraron un poco y la Mayor terminó cayendo al agua. Brenda en medio de su festejo nunca se dio cuenta en que momento paso, sólo sintió que un cuerpo la abrazaba por atrás tacleándola y zambulléndose en el agua junto con ella.
- ¡Siii! –festejo el resto de las chicas- ¡hasta que alguien te puso en tu lugar muñeca! –grito alguna de ellas, siendo aplaudida por todas, Fer ya salía del agua riendo por la maniobra de Vero, ayudo a Becka y a Vero a salir y se arrojó de nuevo al agua, pues su novia de todas formas terminaría jalándola de nuevo.
- ¿qué diablos fue eso? –pregunto divertida Brenda a una risueña Verónica.
- Se llama justicia Jajajaja, no puedes tocar a mi novia y salir ilesa de eso –contesto siendo abrazada por Becka.
- Tengo amigas ¿sabes? –dijo cuando vio que Rene, su casi hermana, corría hacía ellas para arrojarlas al agua, se hizo un tremendo alboroto en el que todas las chicas buscando “vengar” a Brenda caían al agua, menos las militares, que al final fueron derribadas por Nicole, Fer y Brenda se divertían de ver como luchaban sus amigas, momento para recordar eternamente- gracias por todo –susurró en el oído de Fer antes de besarla.
- Te amo, ¿ya te lo dije no? –recibió una afirmación de parte de la contadora- entonces no hay nada que agradecer, todo esto es porque te amo –unió sus labios a los de su novia, su mujer, y la que un día sería su esposa, se olvidó del tiempo, de la música, de sus amigas, de Daniela, de sus temores, de sus fallas, de su nombre. Y el beso y las caricias hubieran continuado, de no haber sido interrumpidas por la voz de René, que en algún momento había salido de la alberca igual que todas las demás, la mesa ya estaba servida y todas las miraban alegres.
- No ganarás esta noche si guardas ayuno princesa –dijo René ayudando a Fer a salir del agua.
- Jajajaja tu amiga hace que me pierda –se puso de pie por completo y jaló la mano de Brenda para sacarla del agua.
- No me culpes campeona –se abrazó a su cintura- gracias a todas, me alegra verlas juntas, como la familia que somos –dijo sonriendo mientras se sentaba y jalaba a Fer para que utilizara sus piernas de asiento.
- ¿Cómo te fue en rehabilitación? –preguntó Raquel, mientras empezaban a servir y a pasar los platos para todas
- Bien, ehhh los primeros días fueron difíciles –abrazo fuerte a Fer- pero ya estoy mucho mejor, tengo por quien estar bien.
Y la plática se extendió durante toda la comida y después de ella, Nicole y René prácticamente devoraban todo lo que les ponían enfrente, por lo cual se limitaban a escuchar la plática y reír de lo que fuera que estuvieran hablando Silvia se dedicaba a acariñar las piernas de Raquel, mientras ésta comía y le daba de comer en la boca a manera de juego, Becka por su parte contaba parte de las misiones en las que había participado junto con Fernanda, que sorprendentemente estaba interesada en todas y cada una de las cosas que su colega le platicaba, Vero le preguntaba a Brenda sobre los tatuajes que tenía hechos, que si habían dolido, que el significado de algunos de ellos, y de vez en cuando su plática era complementada por Silvia. Después de estar hablando sin parar por casi una hora después de terminar la comida, Fer con la ayuda de Raquel se dedicaron a limpiar el lugar y recoger todo.
- Fer, ¿ya le dijiste que hoy peleas?
- Si, se lo tomo mejor de lo que pensaba, hasta me va a ayudar a dar mi último entrenamiento.
- ¿en serio? Que milagro que esté tan tranquila.
- Si… -volteó a ver como Brenda jugaba con René dentro del agua- regresó muy… diferente –sonrió al vacío y siguió levantando la losa.
- Y ¿Qué te parece el cambio? –Nicole habló en su oído asustándola.
- Todos los cambios son para bien ¿no? –le pico las costillas por asustarla.
- Eso dicen… -le hizo señas con su cabeza para que volteara a ver a una Brenda a punto de cargarla.
- ¡tramposa! –fue lo último que grito la doctora, antes de hundirse en el agua, junto a las militares y a René, que la ayudo a ponerse de pie rápidamente por conocer su temor al agua.
- ¿a qué hora piensas entrenar? –le dijo Brenda antes de lanzarse junto a ella.
- ¿entrenar? –pregunto Vero mientras le lanzaba un balón de voleibol a Becka.
- Es lo que iremos a ver por la noche –respondió dando el primer golpe algo suave al balón, pues había mucha gente como para darle emoción al partido- te gustará.
- ¿Y si jugamos un partidito en lugar de entrenar? –le dijo Fer abrazándola por la cintura- ya entrené mucho esta semana –le soltó un beso- quiero divertirme contigo –beso su nariz- porfa…
- ¿segura que entrenaste bien? –le sonrió.
- Segurísima mi amor
- Bueno, entonces juguemos, ¿chicas un partido? –les pregunto a las demás parejas recibiendo una afirmación de casi todas, pues Silvia no era mucho de jugar en el agua, nunca aprendió más que lo básico para no ahogarse.
Se organizaron con sus parejas para dar inicio al pequeño torneo en el que se disputarían nada más y nada menos que el orgullo de haber vencido a las demás. Dieron inicio Becka y Vero compitiendo contra Fer y Brenda, éstas últimas dejándole toda la ventaja a la pareja de militares pues, su plan de “diversión” no era estar dentro del agua, sino, hacer todo su repertorio de besos y caricias, simplemente para compensar el mes entero que la habían pasado separadas, una vez vencidas, muy felices salieron del agua para ir a tirarse a los camastros, dejando que Nicki y René le dieran batalla a la pareja vencedora.
- ¿Qué tal la estás pasando? –le preguntó pasándole una cerveza y tomando ella un refresco.
- Estupendamente bien, ¿sabes que con un día contigo hubiera bastado?
- Nunca bastaran los detalles para compensarte todo lo que has hecho por nosotras, te amo… -le lanzó un beso y se recostó por completo.
- Y yo a ti princesa, oye, estaba pensando, si te retiraron el patrocinio el par de locas esas, ¿Qué irás a hacer ésta noche?, podemos pagar lo que te piden y ya –hablo un poco pensativa, pues temía enormemente cada que veía a Fer entrar a esas horrendas jaulas.
- Sabes que no tengo ningún sustento, de haber sabido que ellas eran mis patrocinadoras yo jamás hubiera accedido a entrar al torneo, pero ahora debo una cantidad fuerte, a ellas y a los organizadores, por cada pelea ellos ganan un porcentaje y si yo cancelo la pelea no solo debo pagar el porcentaje, sino pagarles todo lo que yo hubiera ganado y pagarle a la otra peleadora –le explicó lo básico de su trabajo, sin detallar profundamente, pues solo la asustaría más- no puedo cancelar, por lo menos no la de hoy.
- Si trabajas bien el nuevo club podrás dejar las peleas en… tal vez un mes, osea solo cuatro peleas más y ya –le contesto seria- sabes que podemos conseguir el dinero, sólo es cuestión que tú me permitas ayudarte.
- Mi amor… -se sentó para verla a los ojos- hablamos de eso después ¿sí? –intento ocultar su nerviosismo, perder a su patrocinador significaba que en alguna de esas peleas saldría realmente golpeada si es que salía por su propio pie- ahora sólo necesito que me abraces, te extrañe mucho –se levantó para sentarse entre las piernas de Brenda que se había acomodado para poder ver hacia la piscina sin dejar de abrazar a su doctora.
- Oye… -le habló al oído cuando dejó caer todo su peso sobre ella.
- Dime… -acarició la serpiente con su mano derecha, mientras que la izquierda jugueteaba el anillo que traía Brenda.
- No has dejado de ver el tatuaje de Becka, y ella ya lo notó –se rio en su hombro, y se acercó a besar sus labios tatuados en la nuca de su mujer.
- Jajaja lo siento, me disculparé por ello, pero… -pensó si era buena preguntarlo- esa cicatriz es… algo extraña para alguien como ella.
- ¿y cómo es ella? –pregunto curiosa recorriendo con sus manos el abdomen de Fer, llegando a sus caderas y pasando disimuladamente por la parte interna de sus muslos, tanteando la reacción que tendría.
- Es… -suspiro por las caricias- lesbiana, y no ha sido mamá que yo sepa, y una herida por su trabajo no puede ser, es demasiado… perfecta para haber dejado esa disimulada cicatriz –termino apartando su mirada de la militar pues la odontóloga la veía con cara de pocos amigos.
- Eres demasiado…
- ¿chismosa? –rio
- Jajajaja curiosa, es la palabra adecuada –la hizo voltear para besar sus labios.
- ¿quieres un cigarro? –le ofreció, pues en ese beso Daniela se cruzó por su cabeza y recordó el sabor de aquella boca.
- No gracias, ya no fumo y tú tampoco deberías hacerlo –le guiño el ojo y volvió a abrazarla.
- Perfecto –respondió seria sin saber porque- oye necesito que me prometas algo –acaricio “Fer” en el pie de la contadora.
- Te prometo lo que quieras mi vida –movió su pie por las cosquillas que la caricia ocasiono.
- Veas lo que veas hoy, no te metas a donde estoy, por favor –abrazo sus piernas que ya la envolvían como un koala y se levantó con un poco de esfuerzo y camino hacia el extremo de su patio, donde estaba colgando su costal.
- ¿Por qué me haces prometer eso? –se bajó de la espalda de Fer para detener el costal.
- Por nuestro bien amor, solo por eso –respondió lanzando la primera patada al costal, moviendo a Brenda de su lugar.
- ¿y si lo que veo no me gusta? –se reacomodo.
- No hay opción, ya lo prometiste –sonrió y saltó para dar otra patada.
- ¡que chistosa! –soltó el costal y camino hacia adentro de la casa.
- ¡oye, no me dejes así! –reclamó con fingido enojo.
- ¡hay que arreglar tus cosas! –le sonrió y la espero para levantarla en brazos y llevarla a su habitación, empacaron su equipo y algo básico para calentar sus músculos, pues lo demás debía llevarlo Sam. Fer de vez en cuando le insinuaba alguna situación sexual a su novia, pero Brenda la mantenía lejos, pues debía estar muy bien preparada físicamente si quería salir de una sola pieza esa noche.
- Debemos estar allá en una hora, para realizar todo lo necesario, ¿les avisas o les aviso? –preguntó recargándose en el hombro de su contadora.
- ¿les avisamos? –le pregunto abrazándola por el hombro, recibiendo en respuesta, un abrazo en la cintura.
Después de organizarse, ducharse y arreglarse, todas se encaminaron, repartidas en sus automóviles, se encaminaron al famoso club donde se llevaban a cabo esos eventos, estacionaron los autos y todas en grupo caminaron hacia la entrada donde el enorme gorila las dejo pasar, no sin antes intentar revisar a las militares, quienes como siempre cargaban un arma con ellas “por cualquier cosa”, pero al recibir una negativa por parte de la doctora las dejaron pasar como si nada. Adentro, Rebeca fue el centro de atención de algunos de los asistentes, pues por su gran parecido físico con Daniela, algunos de los inversionistas y apostadores dudaban si acercarse o no a ella. Hasta que, en algún momento, vio a su imponente hermana cruzar acompañada de aquella menuda chica que se hacía llamar “novia” y de otra pareja joven que llevaba consigo un maletín cada uno.
- ¿qué es este lugar?
- Un lugar de negocios al parecer mi cielo –abrazó a Verónica por el hombro.
- Entonces es cierto que Daniela patrocinaba a Fer.
- sí, es cierto que mi hermana la patrocinaba, así que el espectáculo de hoy será bueno –dijo irónicamente.
- Becka, necesito que no se separen de nosotras, nos sentaremos juntas ¿está bien? –habló la contadora en el oído de la militar por el alto volumen de la música.
- Debo ir a ver a Sam antes de que inicie esto, hay detalles que arreglar ahora que no hay patrocinador –hablo Fer tomando la mano de Brenda.
- Ve mi amor, pero regresa aquí antes de entrar por favor.
- Lo haré cariño, quédate tranquila.
La doctora dejo a su mujer y a sus amigas para caminar hasta el vestidor que le era asignado en cada una de sus peleas, adentro la esperaba un Sam ansioso, eufórico, nervioso y podría decirse hasta temeroso, todo podía pasar dentro de esa jaula, pues era bien sabido que la señora Cansino era rencorosa y hasta cierto punto la peor enemiga de quien se atreviera a retarla, y el haberla dejado sin su patrocinio no significaba otra cosa más que la guerra estaba declarada, ahora faltaba ver cuánto dinero había dejado correr para verla indefensa y derrotada, y a quien había comprado para lograr tal cosa.
- ¿Qué pasó? –preguntó casi gritándole.
- Nada importante, contra quien voy.
- Acaban de cancelar la pelea programada, hay alguien más, pero se ha mantenido anónima, están corriendo las apuestas Fer, y nada apunta a tu favor.
- No vivo de apuestas, solo quiero salir viva de este torneo.
- ¿y así dices que no pasó nada importante?, yo no sabía que eran tus patrocinadoras…
- ¡¿y crees que yo sí?, créeme que si lo hubiera sabido jamás hubiera cometido tal estupidez!, sólo prepárame, yo sabré que hacer cuando esté dentro.
Sam en absoluto silencio se dedicó a preparar la musculatura de la doctora, colocó parte de las protecciones, las que les eran permitidas usar, con ayuda de algunos cojines practicó varios movimientos con Fer, aquellos que le podrían salvar el pellejo en caso de tener que decidir por su bienestar o el de la otra chica, y finalmente a punto de salir con el estruendo de la música le dio una última recomendación.
- No te hagas la heroína, recuerda que hay muchas personas que te esperamos afuera.
- Entendido –asintió tratando de controlar su respiración, ver a Brenda esperando su entrada a esa asquerosa jaula, con esa sonrisa intentando ocultar su angustia, le rompía el corazón, y termino de romperse cuando fue jalada del brazo, para impedir que cruzara esa cortina roja.
- ¡retírate de aquí, estás a tiempo de irte!
- ¡suéltame Daniela, suficiente tengo con ver a mi novia preocupada como para verla celosa!
- Te lo estoy pidiendo de la mejor manera, vete de aquí por favor
- No me voy a ir, esto no hubiera llegado a tanto si hubieras mantenido la boca cerrada, ahora suéltame que estoy tardando en salir.
- ¡pase lo que pase no te levantes! –la escuchó gritarle antes de salir y plantarle el mejor de sus besos a la contadora, antes de pasar junto a una Amaya con cara de sorpresa y antes de entrar a ese lugar en el que le harían ver con quien se había metido.
Fer como buena peleadora, trato de mantenerse lo más serena posible mientras esperaba que su contrincante fuera anunciada, logró ver como Andrea levantaba una copa hacía ella y le regalaba una sonrisita burlona, mientras Daniela se sentaba a su lado disimulando perfectamente la angustia que le había mostrado hace unos minutos. La doctora correspondió la sonrisa, pero de un momento a otro se congeló ligeramente al escuchar que la peleadora de esa noche no era quien ella esperaba sino la única que le había sabido dar una excelente pelea durante su carrera, “Assassin”, había mejorado muchísimo su técnica, tenía una mejor condición que ella, y por supuesto, había entrenado mucho mejor que ella.
La pelea dio inicio, Assassin no se atrevía a pegarle por completo, aunque las ordenes habían sido claras, “haz que se arrepienta de haber entrado a esa jaula”, ella no tenía la menor idea de a quién debería hacerle eso, hasta que vio el rostro de Fer, y el rostro de Amaya, quien con la mirada le suplicó que no hiciera por lo que le habían pagado. Pero no, Assassin no pondría en riesgo su vida ni la de su novia por salvarle el trasero a la doctora, por mucho que la apreciara.
Fernanda resistió el primer golpe fuerte, aunque causo estragos en una de sus rodillas, aquella que se había lesionado hacía algunos años, respondió con unas cuantas patadas que lograron desequilibrar a su contrincante, pero intentó hacer un movimiento que implicaba acercarse de más a ella, y ese fue su más grande error, su cintura sirvió de apoyo para que la peleadora se pusiera de pie mientras la arrojaba contra el piso, sus costillas sirvieron para recibir los puños de Elena, que en un principio le daba con poca fuerza, pero después de ver que Andrea levantaba un maletín y le sonreía, empezó a golpear con más fuerza.
Las piernas de la doctora buscaban un apoyo en las caderas de Elena, pero al ser más pequeña, su fuerza con ayuda de la gravedad no era de gran ayuda, en varios intentos conecto golpes al cuerpo de su contrincante, pero los puños amenazaban con llegar a su rostro y dejo de defenderse para cubrirlo. Tal y como lo supuso, varios golpes llegaron a su cabeza, esta vez sintió los codos de Elena golpearla duro.
Por unos segundos cesaron los golpes, Elena se detuvo al escuchar a Amaya gritarle que se detuviera, Brenda estaba como loca intentando entrar a la jaula para sacar a su gran amor, Daniela estaba congelada viendo como a Fernanda le costaba respirar mientras Andrea apretaba su mano, al final se le había ablandado el corazón, pero ya no había vuelta atrás.
Fernanda intentó levantarse, olvidando por completo lo que le había dicho Daniela, pero en su intento no obtuvo más que otra lluvia de golpes, pensó en perder la poca dignidad que tenía y retirarse, pero eso no estaba permitido, sintió un mareo incontrolable y la fría lona volver a tocar su espalda, el peso de Elena le fue arrancado de encima y sólo logro distinguir una sola voz de entre todas las que le pedían que no dejara de respirar.
Elena con las manos temblorosas por la adrenalina y por lo que acababa de hacer se retiró de la jaula para encontrarse con su novia, pero antes fue advertida por la Contadora Peña…
- ¡si algo le pasa a mi mujer te buscaré hasta por debajo de las piedras y te haré pagar cada golpe que le diste!
Rebeca y Verónica no sabían a donde irse, pues Daniela y Andrea las habían visto golpear a los guardias para poder entrar y sacar a Fernanda de ahí, y ahora iban hacia ellas.
- Váyanse de aquí señoritas, esto se pondrá feo –hablo Andrea tratando de ser amable, pues el lugar estaba siendo vaciado rápidamente, Fernanda estaba terriblemente mal y si no salía viva de ese club, todos los ahí presentes serían investigados.
- ¿qué lograste con eso? –pregunto una Verónica molesta y asustada.
- Nada de lo que yo pensaba, pero lo hecho, hecho está –respondió Andrea.
- Becka vete de aquí…
- Brenda no podrá sacarla de aquí, nos vamos, pero la doctora se va con nosotros.
- Has lo que quieras, pero te advierto que ella ya está más muerta que viva, cuídate hermanita, te quiero…