Una combinación perfecta Cap. - XV
¿de qué hablas? Yo también me di cuenta de que las amiguitas de Brenda junto con ella no te quitaban los ojos de encima, así que no hables respondió a la defensiva.
CAPITULO 15
- ¿Fer? –habló una adormilada Brenda después de unos minutos.
- Mmm –contesto Fer a medio dormir.
- Te amo, no lo olvides –dijo en un susurro casi inaudible.
- Jamás princesa, también te amo –se pegó más al pecho de la contadora y se dejó llevar por el cansancio que la poseía…
……………
- Arriba dormilona… -escuchó un susurro delicado mientras sentía esas delgadas manos recorrer sus piernas- despierta corazón… -canturrearon.
- Mmm… -negó entre sueños y jaló las sábanas blancas.
- Debemos desayunar antes de ir al entrenamiento –y le jaló las sábanas de nuevo para continuar con el camino que llevaban sus manos.
- ¡Me va a reventar la cabeza!
- Yo no te dije que bebieras como desquiciada anoche –se encogió de hombros y llego a donde quería, le dio un ligero pellizquito a su glúteo.
- Quiero dormir …
- Será peor si no te levantas ahora –se tiró junto a ella para abrazarla.
- ¿dónde quedo la doctora que acostumbraba quejarse de las resacas?
- Se perdió en el camino, mi amor, ahora sólo queda la que ha aprendido a soportarlas de manera honorífica –se rio en los labios de su contadora y le dio un pequeño beso.
- Me lo habían dicho y no quería creerlo –le dijo sonriéndole en sus labios.
- ¿Quién te dijo qué?
- Alguien… -se tiró sobre el cuerpo de su doctora favorita- me dijo que te habías vuelto algo… ebria en mi ausencia –dijo levantándose apenas y quedando en cuatro sobre una recostada Fernanda.
- Bueno… -dijo nerviosa- ebria no, solo tome un poco de experiencia… -intentó tocar “toda la vida” de la contadora, que se hizo a un lado.
- No me toques hasta que yo te lo pida –y en seguida sin quitarse de esa posición se inclinó a besar el rostro de la doctora, que se movía ansiosa por encontrarse boca a boca.
- ¿no vas a dejar que te toque? –refunfuño medio molesta.
- Nop
- ¿ni un poquito?
- Nooo… calla que me desconcentras –le dijo riendo, mientras con sus ojos cerrados y con sus labios húmedos trazaba un camino de besos y mordiscos que iban viento en popa hacia las prominentes montañas que adornaban el pecho de la doctora.
- Ya te extrañaba… -suspiró sintiendo la tibia lengua recorriendo su pecho, hasta llegar a la cima.
- No tanto como yo bebe… -masajeo ligeramente el pezón y lo succino suavemente, para soltarlo después de darle una ligera mordida- ayer estaba pedísima y te aprovechaste de eso…
- Jajajaja, yo aprovechándome de ti… –dijo burlona- eso suena tétrico.
- ¡Eso suena fenomenal! –le respondió riéndose y quitándose de encima- vamos a la ducha, que siento que mi cabeza va a volar en cualquier momento.
- Oye no me puedes dejar así –reclamó poniéndose de pie.
- ¡Ya lo hice nena! –le canturreo mientras se metía a su baño- apúrate que tengo hambre y debemos entrenar –le grito riéndose desde adentro.
- Ok –dijo riendo y metiéndose tras ella, pues si no se apuraban, no llegarían a tiempo para que Brenda disfrutara de su bienvenida- ¿no me vas a dar ni un besito? –le dijo mojándose con el agua de la regadera, tomando a Brenda por sus caderas, ya más delgadas y girándola para estar frente a frente.
- Claro que si mi amor, pero nada más –detuvo las manos de Fer que la recorrían peligrosamente.
- ¿nadamas? –hizo un puchero.
- Es mi segundo día contigo y ya quieres explotarme –deposito un beso en la punta de su nariz- vamos chiquita, tengo que saber cómo llegaron Rebeca y Vero al hotel.
- ¿se están quedando en un hotel?
- Si…
- Me lo hubieras dicho, la casa está muy grande, pueden vivir con nosotras.
- ¿cómo dijiste? –pregunto después de un silencio largo.
- Que la casa est…
- No, no, eso no, dijiste vivir con “nosotras”
- Si… ¿no te gusta la idea?, para eso liquidé la casa.
- Estás loca, ¿lo sabías?
- Algo así –dijo riendo mientras empezaba a frotar el cuerpo de Brenda con la esponja y la contadora se lavaba el cabello.
- Ya hablaremos de eso… -le quito la esponja de las manos y se abrazó a ella, mientras que su mano izquierda se estiraba para cerrar el agua caliente y abrir más la fría.
- Ahhh –se quejó apretándose a ella- ¡tu si estás loca, demonios!
- Jajajaja discúlpame, pero sabes que me gusta el agua fría para calmar mis resacas.
- Si loquita, hay que apurarse, el almuerzo se enfriará –se separó de ella dejándole un piquito en los labios y empezó con lo suyo.
- ¿Qué cocinaste?
- Ammm… es una sorpresa.
- ¿Compraste verdad?, porque yo no olí nada cuando desperté.
- Ammm no, no compre, de hecho, cocinaremos juntas, pero no aquí, así que apúrate.
Y continuaron con su ducha, hasta terminar casi 20 minutos después, se detuvieron frente al espejo otros 10 minutos, mientras se cepillaban los dientes y se hacían caras graciosas, Brenda busco en su armario algo de ropa cómoda para ponerse, pues ya había sido demasiado glamour la noche anterior, sonrió genuinamente al ver la ropa de Fer junto con la suya, eligió unos jeans blancos, una camiseta color coral con algunos estampados blancos, su cinturón negro de cuero, unos converse blancos y claro, un bóxer blanco a juego con su sostén. Mientras tanto Fernanda se secaba el cuerpo y se ponía sus habituales cremas, poniendo especial atención en su cara y sus manos, Brenda se perdió mirándola, observando con detalle cuanto había cambiado la doctora que dejo, su espalda estaba más marcada al igual que sus brazos, casi como cuando la conoció, sus piernas perfectamente torneadas y adornados por esos ligueros que le habían encantado. Se sentó en su cama y sin dejar de observar cómo iba y venía del armario empezó a arreglarse, vio cuando Fer coquetamente le sonreía a través del espejo mientras se colocaba ese bóxer negro que tanto le gustaba, pues enmarcaba perfectamente los glúteos de su doctora favorita, alcanzó a verle unos moretones en las costillas, algo común cuando estaba en las peleas, mientras terminaba de abotonarse su cinturón, ya con sus converse puestos, vio cómo Fer empezaba a ponerse una camiseta negra, sin mangas, sobre ese sostén negro que apretaba dentro de él ese par de postrecillos que la enloquecían, se puso un pequeño short estilo overol, dejando sus tirantes colgando y escogió un par de sandalias negras. Se pusieron su habitual maquillaje, sólo mascara en las pestañas, delineador y un poco de labial, pero Fer se tardó un poquito más pues ese mes había tomado el hábito de colocarse algunas sombras algo discretas, pues a Dany le gustaba mucho, pero eso Brenda no lo sabía. La contadora esperándola recargada en la pared tomó su celular y capturo una imagen de Fer sonriéndole y caminando hacia ella.
- ¿ya te dije que te veo más hermosa que hace un mes?
- Jajajaja, no, no lo habías dicho, pero gracias, usted contadora no se queda atrás –dijo tomándole la mano y empezando a caminar para salir de la habitación- ayer no lo tenías puesto –dijo jugueteando con la punta de su dedo el anillo de compromiso de Brenda.
- Estaba en mi cartera, temía perderlo, me queda algo grande –le sonrió.
- Bueno, habrá que ajustarlo o subirte de peso, tú eliges.
- Voy a recuperar mi peso, esta nueva imagen no me gusta –la abrazo por la cintura y le dio un beso, uno de esos que te roban el aliento.
- Tú también cambiaste mucho –dijo sintiendo con la punta de sus dedos ese six-pack que había perdido algo de rigidez- regresaste más cariñosa…
- ¿no te gusta? –preguntó levantándola mientras la tomaba por los glúteos, haciendo que Fer la abrazara con sus piernas y abriendo ella la puerta- ¿ves que no he perdido condición?, solo que ayer si me pase de copas jajaja.
- Me encanta y lo sabes –dijo sosteniéndose de la parte superior del marco de la puerta y levantando su peso para que Brenda la bajara.
- ¡hey campeona! ¿a cuantas has noqueado? –preguntó mientras se daba la vuelta para jalar la puerta y Fer se soltaba quedando detrás de ella.
- Solo a una, la otra dio una buena pelea, ya la edad me alcanzo ¿sabes?
- Jajaja estás loca, esta noche me demostrarás lo realmente buena que sigues siendo…
Tomadas de la mano como siempre solían hacerlo, entraron al ascensor para llegar al estacionamiento donde Fer corrió entre saltitos a su nuevo juguete, tomaron sus Ray Ban que colgaban de sus camisetas, los colocaron y subieron al auto para hacer vibrar las calles de la ciudad.
- Buenos días preciosa –dijo levantándose todavía un poco mareada a apagar la alarma que había puesto su mujer.
- Buenos días amor –se frotó los ojos y se acomodó el cabello- ¿Cómo estás?
- Mareada, cogida, con una ligera migraña, con un aliento asqueroso, pero muy contenta –le sonrió caminando al baño.
- ¿no me darás mi beso de los buenos días?
- Finge que duermes, me cepillo los dientes y regreso –le lanzo un beso.
- Jajajaja no seas ridícula, hace unas horas me besaste como loca con el mismo aliento.
- Sí, pero hace unas horas venia más ebria de lo que estoy ahora, así que finge que duermes y no rompas el encanto de mi sorpresa –corrió hacia adentro, hizo sus necesidades, se lavó la cara, cepillo sus dientes y se arregló un poco el desastre que tenía por cabello- bien, he vuelto… ¿no te dije que fingieras dormir?
- Jajajaja sabes que no puedo –dijo caminando hacia el baño.
- ¿a dónde vas?
- A hacer lo mismo que tu querida, ¿me eliges algo para vestir mientras arreglo la ducha?
- Bien, ¿Qué estilo quieres?
- Lo que elijas estará bien –lo dijo sin pensar en el estilo que su querida mujer le quería ver puesto, después de hacer lo propio, abrió la puerta- ¿entras?
- Por supuesto –dijo viendo su desnudo cuerpo.
Se bañaron mutuamente, y se prepararon para la tarde que les esperaba, pues Fer que ya había intercambiado número telefónico con Vero, ya le había hecho llegar la información suficiente para la bienvenida de Brenda; un almuerzo de carne asada y unas horas en la alberca, algo tranquilo y muy cerrado, como le gustaba a Brenda, pues sólo estarían ellas y su círculo de confianza, para después ir a ver lo que hacía, eso se lo dijo a Becka.
- ¿y esto? –pregunto Becka levantando la diminuta ropa que había sobre la cama.
- Es tu atuendo cariño, hoy es tarde de piscina y tengo que presumirte.
- No me pondré esto, ¿Qué pensarán si me ven vestida así? amor soy Militar…
- Yo también lo soy y no me importa lo que piensen –la interrumpió- no estamos en servicio, además tu dijiste que lo que yo eligiera estaría bien y te aguantas.
- ¿sabes cuántos años tengo de no ponerme algo así?
- Hace casi dos mi amor, cuando fuimos a la playa, y te veías muy bien, póntelo, yo me pondré algo similar –le guiño el ojo y levanto en sus manos una minifalda de mezclilla y una blusa blanca, casi transparente tipo campesina y además corta, como una ombliguera.
- Perfecto, espero no enseñar medio culo por ahí –refunfuño levantando frente a sus ojos esa minifalda blanca con pequeños tablones- está si no me la pongo –dijo refiriéndose a la ombliguera, pues dejaría al descubierto casi todo su vientre.
- ¿Por qué?, amas ese tatuaje, lúcelo porque te ves fenomenal.
- ¡parecemos unas putas! –alego nerviosa, pues si algo había deseado siempre era lucir ese hermoso tatuaje ante todos, sin importarle lo que su padre dijera si la veía así.
- Pero estas putas tienen dueña, póntela, al menos para ir a la bienvenida de Fer, y si quieres llevamos ropa para cambiarnos allá ¿sí? –dijo mientras empezaba a vestirse.
- Bien, pero tú también llevarás ropa para cambiarte allá, no creas que no me di cuenta de que Fer te miraba de más –dijo bromeando mientras se ponía su ropa, y consiguió otra cosa.
- ¿de qué hablas? Yo también me di cuenta de que las amiguitas de Brenda junto con ella no te quitaban los ojos de encima, así que no hables –respondió a la defensiva.
- Ya… yo sólo tengo ojos para ti y lo sabes, sólo lo dije bromeando… ¿vas a entrar a la alberca?
- Por supuesto que lo haré y tú lo harás conmigo, ya llevo lo necesario –dijo levantando la maleta en la que había acabado de meter ropa para después.
- Perfecto –se acercó a ella, ya ambas vestidas, y la abrazó con fuerza dándole un beso en la frente- también harás reír a las recepcionistas Jajajaja.
- ¿Qué recepcionistas?
- Las del hotel, en la mañana te vieron como llegaste…
- ¿y lo permitió Mayor Cansino? –dijo fingiendo escándalo, pues se acordaba perfectamente de todo.
- ¿Qué podía hacer? –se encogió de hombros- no te preocupes, después de eso te comportaste seria, incluso las saludaste.
- ¡qué pena Becka! –dijo mientras empezaba a maquillarse un poco, y Becka se paraba junto a ella, sólo para revisarse los ojos, pues su delicado rostro no sería tocado por el maquillaje ese día.
- Sí, que pena que vieran a la Sargento en ese estado, pero déjame te digo que si te vieran como estabas aquí, se volvían locas –dijo refiriéndose a la alocada mañana sexual que habían tenido.
- Jajajaja mi amor, eres una exagerada, te aseguro que si me hubieran visto como estaba aquí, les hubiera dado risa, porque fue demasiado tranquilo lo que hicimos –habló a manera de reto, pues le encantaba molestar a su mujer.
- ¿Tranquilo?, aún siento dormidos mis dedos –levanto las manos haciendo alusión a la doble penetración que le había hecho- mis cositas están demasiado sensibles, y te parece tranquilo…
- Eso te pasa por ser una golosa –comento, pues Becka amaba hacer tribadismo con ella, y por darse placeres continuos en la mañana había acabado algo irritada- lo bueno es que hoy estaremos en el agua un buen rato y eso te ayudara cariño –le dio un beso en los labios- ¿nos vamos?
- Vámonos “golosa” –le dijo riendo y tomando su mano, salieron al living de la habitación y revisaron que nada quedara por ahí tirado, consecuencia de su sesión matutina de sexo.
Becka con la maleta en la mano izquierda y con Vero a su derecha, le abrió la puerta para entrar al ascensor, adentro se dieron su esperado beso de los buenos días, Vero le mordía los labios a Becka, y ésta la abrazaba con fuerza mientras correspondía el beso de su futura esposa, en el camino se subió un hombre con un portafolios, al cual no le prestaron mucha atención por seguir en su beso, hasta que Becka se detuvo en seco al sentir esa loción tan penetrante que solía usar su padre, sin soltar a Vero miró fijamente a los ojos de ese hombre que la miraba con odio, con rencor, con una mirada llena de reproches, pero ninguno de los dos dijo nada, y Vero sin darse cuenta de nada, se acurrucó en el cuello de la Mayor. La tensión era evidente después de ese movimiento de la odontóloga, pero Rebeca se sintió aliviada al ver que las puertas se abrían y que su padre salía casi corriendo de ahí. Le dio un beso en la mejilla a Vero y la volvió a tomar de la mano para salir hasta la entrada, donde un chico las esperaba sonriente con sus llaves en la mano.
- Aquí tiene señorita Cansino.
- Señora –lo corrigió Vero al ver como los ojos del chico se desorbitaban en las curvas de su mujer.
- Pe… perdón señoras –dijo el chico y volteó al otro lado, pues Vero se había encargado de abrirle la puerta a una divertida Becka.
- Gracias –Vero le guiño el ojo al chico y le palmeó el hombro- no hay problema, sólo cuida esas miradas –le sonrió y se dio la vuelta para subirse.
- ¿qué le dijiste? –pregunto Becka sin dejar de sonreír.
- Nada importantes –sonrió Vero- no volverás a ponerte eso –dijo marcando con sus dedos el ritmo de la música que tenían en su coche y arrancó, estaba celosa y Becka lo sabía.
- Tú escogiste esto –le dijo sonriéndole- no pasa nada, yo ni siquiera lo vi, así que relájate.
- Si, ya –respiro profundo mientras se adentraba a la avenida que su GPS le marcaba- no sé que me pasa que veo peligro en todos lados.
- Jajaja, no tienes porque mi amor, ya te dije que yo solo tengo ojos para ti, te propuse matrimonio ¿recuerdas? –tomo su mano para besarla, aprovechando que estaban en un semáforo rojo.
- Cómo olvidarlo, jajaja, pensé que sería diferente.
- ¿quieres algo más romántico?, puedo organizar lo que mejor te parezca, sólo que… me nació pedírtelo en ese momento.
- Lo sé, y me pareció perfecto, no quiero algo romántico, me gusto el momento, no fue lo clásico jajaja.
- ¡bien, nos casaremos entonces! –grito dentro del auto haciendo reír a Vero.
- ¡nos casaremos! –levantó la mano derecha junto con la izquierda de Becka, consiguiendo que los del auto de al lado les sonrieran- oye cariño, ¿te puedo preguntar que paso en el ascensor? –pregunto avanzando en el auto.
- ¿viste al hombre que entró? –habló tranquila.
- No, no podía voltear, ¿sucede algo?
- Era mi padre…
- Oh, ya, ya entiendo –suspiro, pues sabia toda la historia- podrías haberme soltado para que no nos viera.
- No tengo porque, él y yo ya no nos debemos nada, y no voy a hacerte a un lado por él, además ya nos había visto desde antes de subir y no nos evitó.
- Y tampoco dijo nada…
- No con palabras amor, pero si hubieras visto sus ojos, te aseguro que si fueran dagas ya estaría muerta desde hace rato.
- Ni lo imagines, no quiero quedar viuda antes de tiempo –le dijo bromeando mientras se acomodaba sus gafas.
- Jajajaja, no, ni se te ocurra pensarlo. Ya se le pasará, debo imaginar que es duro enterarte que tu otra hija también es lesbiana –dijo riendo a carcajadas.
- Sí que debe serlo, pero ni modo, eso no te quita ser su hija.
- No mi vida, pero yo deje de ser parte de la familia Cansino desde hace mucho –dijo pensativa- oye, mañana necesito que me acompañes a un lugar especial.
- Claro, mañana vamos a donde quieras.
Siguió conduciendo y empezó a acercarse a un lugar conocido para Becka.
- ¿segura que es por aquí? –pregunto su mujer.
- Si, vengo siguiendo la dirección que me dio Fer, ¿por? –pregunto al ver la cara de sorpresa que tenía Becka.
- Es que por este lado de la ciudad vive Dany, no me digas que es en este complejo…
- Pues creo que te diré que si –dijo frenando un poco para que el guardia las dejara pasar- mira esto –le señalo el GPS- aquí es ¿no? –sonrió al guardia a manera de agradecimiento y continuó el camino hasta llegar a la casa de la doctora.
- ¿ves la casa del fondo? –le señalo donde estaba la camioneta y el auto de Dany y su novia.
- Aja –respondió abriendo la puerta para bajarse.
- Pues esa es la casa de Dany.
- ¿quieres ir a saludar? –pregunto después de darse la vuelta para abrirle la puerta- podemos ir antes de entrar.
- ¿tú irías conmigo?, necesito ver que realmente esté bien –dijo nerviosa por lo que había pasado el día anterior.
- Por supuesto que iré contigo, aunque si esa idiota te vuelve a tratar así la voy a poner en su lugar.
- Bueno, enojona, vamos a saludar solamente y nos volvemos para acá.
- Vamos –puso la alarma a su auto y empezaron a caminar hacia el fondo de la calle, observando a ambos lados, pues a pesar de ser un condominio, todas las casas se veían diferentes, cada una con un estilo y decoraciones únicas.
- ¿no te gustaría buscar algo por aquí?
- No sé, necesitamos ver el interior, ¿a ti te gustaría? –pregunto de vuelta, pues sabía que el propósito mayor de su cambio era cuidar de su hermana.
- Sí, pero como tú dices, primero hay que ver el interior.
- Me parece perfecto, pero… te tengo una propuesta.
- A ver –dijo mientras se estiraba a tocar el timbre.
- No quiero que pagues la casa, quiero pagarla yo.
- No
- ¿mitad y mitad? –le pregunto sonriendo.
- Tampoco –suspiró al escuchar que se acercaban unos tacones.
- Por favor.
- No me convencerás –y volteó a ver quién había abierto la puerta- buenas… buenos días –vio su reloj- ¿está Daniela?
- Buenos días –respondió algo apenada por lo de ayer- claro, pasen –y se hizo a un lado para dejarlas entrar- denme un segundo está en la cocina, tomen asiento mientras por favor.
- Demasiado amable comparada con la de ayer ¿no? –murmuró Vero a una Becka con la cara enrojecida, posiblemente de molestia.
- ¡Hola preciosa! –se escuchó a sus espaldas, y Becka inmediatamente se levantó para recibirla con un eufórico abrazo- hola cuñadita –soltó a Becka para saludar a Vero con un cálido abrazo.
- ¿cómo estás? –fue lo primero que salió de la boca de Rebeca, que miraba seriamente a Andrea, vigilando que ni se le ocurriera amenazar a su gemela con la mirada.
- Todo bien, ¿tranquila sí? –la volvió a abrazar, pues la conocía a la perfección y sabía que estaba más que molesta contra su Andy.
- ¿segura que estás bien?, puedo hacer lo que sea y lo sabes –vio como Andy sonreía tiernamente, nada que ver con la mujer que había visto ayer.
- No será necesario –hablo Andrea- ella está bien, reconozco que actué mal ayer y me apena, sé que ofrecerte una disculpa no lo arregla, pero al menos quedo más tranquila, lo siento ¿podemos empezar la relación de cuñadas de nuevo? –le estiró la mano a Becka, que la miraba interrogante.
- Bien, pero que no vuelva a repetirse –Becka estrechó su mano, pero no estaba completamente convencida del cambio de actitud.
- ¿tú también me disculpas? –se dirigió a Vero, que solo veía la situación, analizando ese rostro que se le hacía familiar, haberlo visto en algún lado.
- Si… claro –estrecharon sus manos y cuando Andy se acercó a darle un beso en la mejilla en señal de paz, Vero como buena mujer territorial aprovechó y le soltó- no la vuelvas a amenazar frente a mí –y le sonrió como si nada recibiendo una afirmación con la cabeza de parte de Andy.
- Te ves muy bien así hermanita –le dijo Dany acariciando con la punta de su dedo el abdomen de Becka.
- Gracias, tú también te vez genial con ese nuevo look –dijo alborotándole su corta cabellera.
- Lo sé, la familia es bonita –soltó una risa- ¿se quedan al almuerzo?
- No, no, sólo quería asegurarme de que todo estuviera bien… vamos a una comida ¿verdad amor?
- Si –respondió Vero abrazándola desde atrás- pero gracias, tal vez otro día.
- ¿seguras? –pregunto Dany, mientras jalaba a Andy para abrazarla, no quería que su hermana se quedara con la imagen de una Andrea violenta.
- Si, seguras –respondió Becka- volvemos otro día –dijo empezando a caminar hacia la puerta- tienes mi número, me avisas cualquier cosa.
- Nos vemos luego –dijo Vero despidiéndose antes de salir a la puerta, donde Becka la esperaba, pues salió lo más rápido que pudo para no estar cerca de Andrea.
- Te aviso en la semana para comer –le dijo Dany a Becka- ¿Qué hace tu auto ahí?
- Venimos con Fer, luego te cuento, me avisas que traemos para la comida.
- Está bien, te escribo –respondió Dany, sintiendo como Andy la abrazaba fuerte y suspiraba en su cuello, pues un nuevo coche estaba estacionándose detrás del auto de su hermana, y de él bajaba Brenda y Fernanda, igual de sonrientes que siempre.
- ¿vamos a almorzar? –preguntó Andy, aguantándose sus ganas de ir a volarle los sesos a Fernanda.
- Si nena, vamos …-dijo cerrando la puerta muy a su pesar, pues Fer se veía fenomenal en esa ropa.
- ¡hey!, ¿Qué hacen por aquí? –pregunto Brenda, sin saber de su fiesta de bienvenida, ni mucho menos que la doctora Cansino, su socia en el amor, era su vecina de calle.
- Ehh, estamos buscando casa… -improviso Becka al ver la mirada suplicante que le enviaba Fer…...........
Una disculpa enorme por retrasarme con el relato, he estado ocupada y muy bien distraída jejeje, gracias a tod@s los que me leen pero sobre todo a los que me comentan y me escriben, saludos a todos ustedes, les envio muchos Besos desde una incognita ciudad de la Republica Mexicana hasta donde quiera que estén. Espero que les guste esta parte!!!!