Una combinacion perfecta - Cap. XI

... la chica las llevó hasta donde estaban esos poderosos autos, despidiéndose de todas y dando una ligera caricia a los glúteos de la contadora, que por costumbre correspondió con un guiño y una sonrisa un tanto estúpida...

CAPITULO 11

Hola a todos, les dejo esta parte un poco corta, espero que les guste, comenten porfa para saber que modifico, saludos a todos. un beso!!!!

Rebeca puso en marcha el auto, y con los cinturones y los seguros de las puertas activados se incorporó a la autopista, viendo de vez en cuando a Vero, que dormía plácidamente recargada sobre la maleta y cubierta por la manta de Lilo & Stitch que le había comprado durante una salida al cine, pues la vio y se enamoró de ella, y Rebeca, como siempre, le daba todo lo que quería, le gustaba o necesitaba…

… el camino transcurrió de lo más tranquilo, entre pláticas poniéndose al tanto de sus vidas, las tres recibieron el amanecer, haciendo una última parada antes de llegar a su destino, dejando toba la basura que llevaban acumulada en el auto y comprando algo para llenar sus ansiosos estómagos, continuaron su camino hasta entrar a la ciudad, Brenda sentía ya la ansiedad de escuchar que era lo que René tenía que decirle, le dio la dirección del hotel donde se hospedarían a Becka, que hábilmente condujo hasta la entrada del lujoso lugar, una vez ahí le entregó las llaves al chico del parking y uno de los botones bajo sus maletas mientras ellas caminaban hacia la recepción, encabezadas por la “Contadora Peña” quien era recibida sonrientemente por una chica que le entregaba las llaves de la habitación.

-        Síganme chicas –les dijo caminando hacia el ascensor, una vez adentro las tres, junto con el botones, Brenda pasó la tarjeta y las puertas se cerraron, tardaron poco en que la puerta se abriera nuevamente mostrándoles una lujosa suite, salieron del ascensor y Brenda le indicó al chico que cargara su propina a la tarjeta con la que había reservado y le agradeció- bien, espero les guste la estadía aquí, sólo será mientras le doy la sorpresa a Fer, después se podrán quedar en mi departamento…

-        Gracias, pero no será necesario, ya es bastante con esto… -dijo Rebeca siendo abrazada por Vero.

-        Nunca será bastante para agradecerte por sacarme de esas porquerías, Vero, haré negocios contigo, ya que eres la más cuerda jajaja –bromeó.

-        Bien contadora Peña, acepto tu propuesta mientras encontramos algo definitivo –y se encogió de hombros ante la mirada que le lanzaba Rebeca.

-        Gracias, -sonrió- yo estaré en esta habitación –dijo caminando hacia la derecha jalando su maleta- pónganse cómodas, tómense un baño y pidan lo que se les ofrezca para comer aquí o en el bar, todo está ya pagado, yo me ducharé mientras llega René.

-        Gracias… –dijo Rebeca con algo de pena, pues ella estaba acostumbrada a pagar sus cuentas y las de Vero, y eso la hacía sentirse incómoda.

-        ¡quita esa cara “soldado”! –gritó Brenda desde el otro lado del living, haciendo reír al par que empezaba a caminar hacia adentro de la otra habitación.

Brenda le mando un texto a René, recibiendo por respuesta un “llego en 20”, se duchó rápidamente, al salir se tardó viéndose en el espejo, admirando la serpiente que envolvía su pierna derecha, observó su abdomen, ya no tenía el six-pack que a Fer le encantaba besar y acariciar, aún estaba marcada por supuesto, pero su cuerpo ya era muy similar al de su doctora, o por lo menos a como la había dejado,  salió de su estado catatónico y se apuró a sacar de su maleta un bóxer y un sostén, ambos en color beige, sacó un jean color vino y una camiseta beige, sin mangas y sus Vans negros, se vistió ya con el cuerpo humectado, y se arregló rápidamente las ondas de su cabello, se maquilló, más ligero de lo que acostumbraba, apenas resaltando sus ojos y sus labios, el teléfono de la habitación sonó, lo levantó y pidió que la dejaran subir, se roció su colonia de siempre y salió al living, lo encontró vacío y supuso que las militares seguían “duchándose”, se abrió la puerta del ascensor y vio a René salir, con un short ajustado a sus piernas, sus tacones, sus gafas y su melena levantada en una cola de caballo, cargando una mariconera en la que traía las invitaciones que le había pedido para Becka y Vero.

-        ¡ven aquí muñeca! –le dijo Brenda con la voz quebrada por la emoción.

-        ¡diablos nena, estás cambiadísima… -dijo René mientras se apretaban mutuamente entre sus brazos-… estás… guapa… muy guapa…! –dijo separándose un poco y viéndola de arriba abajo.

-        Jajaja gracias –dijo limpiándose las lágrimas- ¿cómo esta ella? –dijo como si sólo mencionar su nombre fuera a derrumbar sus ilusiones.

-        ¡ansiosa por verte, faltan dos días para tu “llegada”, está ilusionada con que la recibas en el club el día de su cumpleaños! –respondió tomándola de las manos y jalándola para sentarse en el sofá.

-        ¡Perfecto!, ahora sí, dime por qué está viviendo en el departamento –le dijo con la mirada fija en ella.

-        Ok, -suspiro y le empezó a explicar cómo Daniela se había pasado de la raya, omitiendo por supuesto el beso correspondido por Fernanda- … y por eso decidió mudarse a tu casa.

-        Bien hecho…- dijo una sonriente Brenda, pues Fer le había dado su lugar y se había alejado de Cansino, pero venía la mejor parte de las sorpresas- ¿trajiste las invitaciones? –preguntó mientras volteaba a ver a unas muy informales militares que salían de su habitación y se acercaban sonrientes.

-        Si… amm… sobre eso, hay un detalle que te interesa saber… -contesto poniéndose de pie con Brenda.

-        Ok, ahora me lo dices –susurró-, mira, a ella ya la conoces, es Rebeca Cansino, y ella es Verónica, su mujer –las presento- ella es mi amiga, René.

-        René Fonseca, un gusto –saludo formalmente a la Sargento, y más familiarmente a Rebeca, mirando ese obscuro tinte en su abdomen, que amenazaba con transparentarse a través de esa camiseta blanca que llevaba puesta.

-        Un placer, Verónica Freyre, pero puedes llamarme Vero –dijo estrechando la mano de René y observando la dirección de su mirada hacia Rebeca.

-        Saldremos por unas cervezas al bar del hotel –dijo Becka, tomando por la cintura a su mujer- nos alcanzan abajo… -y salieron sin esperar respuesta, dando por hecho que las esperaban…

-        Bien, ahorita nos vemos…, ahora, dame ese detalle sobre las invitaciones…-dijo Brenda nerviosa.

-        Bueno, aquí están las de las chicas –dijo entregándole un par para las militares-, ahora, Daniela irá al cumpleaños…

-        ¿qué?... ¿quién autorizó eso? –preguntó exasperada.

-        Fer… me dio una lista de personas y entre ellas estaba su patrocinador, sólo aparecían un sobrenombre así que enviamos la invitación al e-mail que aparecía en la lista… y Cansino confirmo su asistencia… Fer no sabe que es ella –aclaró antes de que Brenda se armara una historia.

-        ¿patrocinador de qué? –preguntó imaginándose la respuesta.

-        … regresó a las peleas… y antes de que armes un escándalo espera a que ella te dé una explicación por favor –le habló firme al ver que esa delgada Brenda empezaba a molestarse.

-        ¡me dijiste que estaba bien, ¿cómo se supone que está bien si la golpean cada semana, si se involucra con esa zorra?! –alzó la voz mientras se ponía de pie y caminaba de un lado a otro.

-        Ha cambiado todo lo que tenía por mantener a flote lo que sea que tenga contigo –le dijo sosteniéndola por los brazos y manteniéndola quieta- ¡es igual de necia que tú!, ¡la he visto llorar noches enteras pensando en ti, la he cuidado mientras se alcoholiza hasta perderse porque no te pudo cuidar!, no tires a la basura todo el sacrificio que ella ha hecho, escúchala, y si después de eso no entiendes sus razones… yo misma me encargaré de echarla de tu vida.

-        Lo siento… -dijo respirando y tratando de calmarse, como le habían enseñado en la clínica- lo siento… trataré de ignorar a Cansino, la fiesta de mi niña debe ser perfecta, lo demás me importa un bledo –dijo sonriendo- ¿bajamos con las chicas?

-        Vamos –le dijo echándole el brazo encima y caminando hacia el ascensor.

Esa tarde Brenda brindo con Becka, Vero y René, hablaron sobre el regalo que le tenía preparado a Fer, aparte de la música por supuesto, le encantaría según la opinión de todas, y bueno, tomaron hasta que sintieron que el cuerpo no daba para más, es decir, no se acabaron ni una botella entre las cuatro, pues por el viaje, sentían que el alcohol las dominaba, siendo objeto de las burlas de la Dj, quien después de cargar la cuenta a la tarjeta de la contadora, subió a dejarlas en sus respectivas habitaciones y pidió un taxi que la llevase a su departamento, para entregarse a los brazos de Nicole, que la esperaba preocupada, pues no sabía en donde se había perdido toda la tarde; juntas, Nicki y René terminaron de ultimar detalles del nuevo club que abriría Brenda, donde se festejaría el cumpleaños de Fer sin que ella lo supiera, pues, fingirían que algo había fallado para trasladar la fiesta al nuevo club, “Consulado” sería su nombre, y tendría por meseros a todo tipo de hombres y mujeres, de todos los tamaños y colores, con una imagen muy prendida, muy actual, que pretendía sacar del servicio a Brenda’s Dolls y destacar toda la cadena de negocios que tenía Brenda, pues ya pensaba en limpiar esa imagen de mujeriega que tenía, para formarse una más empresarial y seria para su novia.

La siguiente mañana Brenda despertó casi al medio día, los ruidos del living de la suite la hicieron reaccionar de ese sueño húmedo que estaba teniendo, después de ducharse rápidamente y arreglarse salió a ver qué era lo que había levantado de su hermoso sueño, y se encontró a ese par viendo la televisión y riendo a carcajadas, pues era de los pocos momentos que podían pasar tranquilas, ese era el tercer día de sus quince días vacacionales, y pretendían aprovecharlos pasando el máximo de tiempo posible juntas. Les dio los buenos días y caminó a al desayunador, donde ya había pedido le subieran sus sagrados alimentos, mientras desayunaba, les dijo a las militares su itinerario y les ofreció ir con ella a terminar los detalles para el cumpleaños de su novia, a lo cual accedieron gustosas, pues Vero se moría por ver el lindo regalo que recibiría la desconocida y tan mencionada doctora Santiago, y Rebeca se moría por ver el escenario donde se desarrollaría tremendo festejo, que según las palabras de René, empezaría al medio día y finalizaría hasta casi el amanecer.

Una vez con el estómago lleno y arregladas, bajaron al recibidor, donde ya las esperaba René y Nicki, la segunda emocionada por ver a la nueva Brenda, esa que, según René, se encontraba como una veinteañera en todos los aspectos, al verla prácticamente salto sobre ella y la abrazo, la lleno de besos y apapachos, Becka y Vero sólo veían la escena, Brenda las presento, bueno, presento a Vero, pues a Becka ya la habían conocido un mes antes; las cinco bellezas que robaban miradas a hombres y mujeres del hotel, caminaron sensualmente hasta la camioneta de René, quien condujo hasta el taller mecánico donde Brenda confiaba su clásico, y donde estaban afinando los detalles de ambos motores. Bajaron de la camioneta y caminaron hasta la recepción, donde trabajaba una de las tantas conquistas de Brenda, las recibió alegremente a todas, pero muy especialmente a la contadora, que con ese short que apenas le cubría los glúteos, lucía ese hermosa serpiente que todas sus mujeres, incluyendo Fernanda, adoraban acariñar, besar y sujetar a sus hombros cuantas veces se pudiera, pues bien, la chica las llevó hasta donde estaban esos poderosos autos, despidiéndose de todas y dando una ligera caricia a los glúteos de la contadora, que por costumbre correspondió con un guiño y una sonrisa un tanto estúpida, un mes en total abstinencia ya le estaba pasando factura.

Su mecánico de confianza y conocido de toda la vida, se limpió sus grandes manos para ir a saludar a Brenda, saludo amablemente a sus acompañantes, sin prestar mayor atención a ninguna, caminó hasta su oficina y saco ambos juegos de llaves, le entregó uno a Brenda y con el otro juego se dirigió a encender la otra máquina, “ya está todo listo, sólo falta terminar de limpiar lo que ensuciamos y tendrás una belleza en tus manos”, le habló el hombre antes de mostrar la magia que había hecho, unos cuantos arreglos y adaptaciones habían logrado que esa poderoso motor que deporsi era increíble, ahora rugiera cual león enjaulado, haciendo vibrar todo a su alrededor, y haciendo subir la adrenalina en las chicas, lo apagó después de ver la sonrisa de satisfacción en Brenda, “prueba el tuyo” , le indicó con su mano cerrando la puerta del ya probado auto, Brenda corrió a encender su auto y su pecho se aceleró al sentir nuevamente su hermoso clásico vibrar al máximo al probar el motor, probó las velocidades, y después de hacerlo rugir nuevamente lo apagó feliz y contenta.

-        ¡hiciste un trabajo increíble!

-        Lo se… jajaja, sólo debes tener cuidado, no te emociones mucho porque terminarás destrozando estas hermosuras.

-        Claro, no te preocupes, no soy aficionada a las carreras…

-        ¿entonces por qué diablos modificaste esto? –pregunto divertido

-        Sólo tengo buen gusto –le guiño el ojo- y espero que a la otra persona le guste.

-        ¿lo vas a prestar?

-        Lo voy a regalar

-        Mmm… bueno, tu sabes lo que haces, sólo… ojalá se lo hubieras dado a Fer –le dijo, pues conocía su vida casi a la perfección, y sabía de la boda cancelada y sus causas.

-        ¡Tranquilo!, sabes… cuando sepas quién lo tiene, si lo acepta, sabrás que vale todo lo que gaste y mucho más.

-        Ok, los tengo listos en una hora, sólo los lavarán y pulirán.

-        Perfecto, ¿será mucho pedir si los llevas a mi garaje en la vinatería del centro?

-        No hay problema, ahí estaré en cuanto estén listos.

-        Gracias, nos vamos.

Volteó a ver a las chicas que estaban más que fascinadas por lo que acababan de ver, definitivamente todas aseguraban que Fer aceptaría gustosa semejante regalo, más René, pues sabiamente supo jugar con la doctora, para entretenerla y postergar cada que podía la compra de esa moto BMW que tanto quería.

-        ¿Qué les pareció? –les preguntó Brenda mientras empezaban a caminar hacia la salida.

-        Sensacional… -dijo Vero emocionada

-        Está de locos Brenda… -afirmó Becka, abrazando desde atrás a Vero.

-        ¿le gustará cierto? –preguntó insegura la contadora.

-        ¿estás demente? –dijo René- claro que le gustará, ¡le fascinará!, lo que yo daría porque mi novia tuviera esos detalles conmigo –dijo mientras le hacía cosquillas a Nicki, que se volteó y la cargó entre sus brazos para darle un par de besos mientras le murmuraba cosas que la hacían reír.

-        Jajaja ok, dejare mi paranoia, ¿vamos al lugar?

-        ¡Vamos! –gritaron todas.

Salieron del taller pasando de largo a la chica que las había recibido, sólo Brenda se despidió de ella, levantando un poco la mano y tratando de ser lo menos coqueta posible, aunque eso estaba en su naturaleza.

Esta vez fue Nicki la que condujo hacia “Consulado”, tardaron unos 20 minutos, hasta llegar al nuevo local, estaba casi en el centro de la ciudad, a 30 minutos de Brenda’s Dolls , y a 10 minutos de su famosa vinatería, era un sitio grande y al no ser inaugurado aún, cubría su frente una malla con plásticos negros, René y Nicki abrieron el candado que sostenía la malla y las hicieron pasar; ocupaba una tercera parte de la manzana, era un edificio blanco, con facha de la antigua Roma, con tres pilares a cada lado de la entrada y una subida con exactamente veintiocho escalones cubiertos de mármol negro que se extendían hasta el límite a ambos lados, en la parte superior resaltaban el nombre del lugar, en manuscrito y de color dorado, que se vería iluminado con luces multicolores por la noche, más arriba justo en el centro ondeaba la bandera del arcoíris y a los lados pequeñas banderas de las diferentes naciones, en el piso y sin sobresalir del nivel, se encontraban reflectores de colores que harían iluminar el lugar, en la puerta, justo a la derecha sobre el piso se encontraba una escultura de ónix negro con la figura de una sirena sosteniendo una balanza; una vez todas paradas en la entrada y después de admirar y halagar el recurso monetario que Brenda había invertido en tan lujoso lugar, Nicki le dio las llaves a René, que a su vez se las entregó a Brenda.

Brenda dio un largo suspiro al meter la llave en la cerradura dorada de la puerta, la giró y se escuchó el click que hizo al abrir, abrió la puerta de dos hojas en su totalidad, dejándola como era planeado que estuviera cuando entrara en función, justo donde terminaba la puerta, en su lado derecho se encontraba una ventanilla donde sería la taquilla, del lado izquierdo de la puerta estaba un amplio guarda-ropa; al frente estaba un enorme espejo, enmarcado con fina madera de nogal, resaltando de la pared, había dos entradas, una a cada lado de la pared, René ya habían encendido las luces del interior desde los controles que había dentro de la taquilla, todas entraron curiosas por saber qué era lo que ofrecería ese lindo lugar, justo detrás de esa pared estaba una extensa pista, llena de mesas circulares con los banquillos arriba de ellas, al fondo de lado izquierdo se encontraba una puerta, que llevaría a los sanitarios, a unos cuantos metros había unas escaleras que llevaban al segundo piso, formando una especie de balcón alrededor de toda la pista y con una zona VIP, además de la cabina para el Dj y una oficina de mediano espacio para la contadora, al fondo en la planta baja, se encontraba un escenario, grande, pues ocupaba toda la extensión del fondo, con luces de todo tipo que iluminarían a la perfección cualquiera que fuera la ocasión, la pista de baile se diferenciaba al ser ocupada por mosaico de color rojo, mientras lo demás era de color negro, también estaría ocupada por mesas que serían desalojadas a cierta hora de la noche, al lado derecho se encontraba una enorme barra, toda de ónix rosa con la parte superior en madera, todo el fondo estaba lleno de botellas de todos los licores que se ofrecerían, y detrás de ellos, estaban la bodega y los refrigeradores. Y bien, la pared que por un lado tenía el espejo, por el otro, es decir, por dentro del local, contaba con un pequeño escenario que podría ser utilizado para tomarse las selfies que quisieran y como quisieran, en la parte superior se leía con letras metálicas y en 3D la frase “Because your heart is my nation…”.

Ninguna pared era igual, ni en color ni en decoración, todas contenían siluetas diferentes, la mayoría eran figuras y rostros femeninos, sonriendo, bailando o besándose, pero la que más le había gustado era la que estaba justo al lado de la barra, era el rostro sonriente de Fer, con su distintivo piercing. Brenda y las chicas ya estaban que no se aguantaban por que llegara el otro día para ver todo iluminado y admirar la belleza que realmente sería el lugar, muy animadas felicitaron el trabajo de Nicki y René y salieron asegurando todo nuevamente.

-        Quiero verla… -dijo Brenda cuando ya estaban arriba de la camioneta.

-        La verás… -dijo Nicki sonriendo- … mañana, cuando llegues a la fiesta, ahora necesitamos buscar tu atuendo y arreglarte todo lo que tengas pendiente para mañana, ella está haciendo lo mismo –dijo ante la cara de reproche que ponía su jefa y amiga-, así que tenemos que ponerte a su altura Contadora Peña.

-        ¡perfecto, ahora será una tarde de chicas! –dijo Brenda sarcástica ante las risas de todas.

-        Relájate Cazares –le dijo Becka- necesitas verte decente para tu chica.

-        ¿tú también la apoyas? –le preguntó Brenda a René al ver que ella guardaba silencio.

-        No muñeca, tu irás con ellas, yo tengo que estar en el Consulado a las 4, a esa hora empiezan a arreglar todo para mañana, recuerda que daremos inicio a la 1, contemplando que montarán todas las cosas de la estrella que cantará para Fer y adornarán las mesas tal como lo pediste, yo ya tengo mi atuendo arreglado, y mi novia también, así que ¡feliz tarde de chicas!... -respondió hablando rápidamente, pues, cuando estaba estresada solía hablar como la ardilla de Buza Caperuza.

-        ¡pero son las dos de la tarde apenas, puedo ir a verla, aunque sea de lejos, por favor! –suplico como una niñita.

-        ¿Por qué no le cumplen su capricho a la nena? –dijo Becka al ver la cara que ponía Brenda.

-        Bien, pero sólo de lejos, sino tú misma arruinarás tu sorpresa –protestó Nicki.

-        Gracias, primero vamos a la floristería que está frente a la vinatería del centro –le dijo a Nicki que inmediatamente arrancó la camioneta y manejo hasta el sitio que le indicó Brenda, una vez ahí, Brenda se bajó casi corriendo y compró un girasol, el más grande que tenían, regreso a la camioneta y…- A ti no te conoce –le dijo a Vero mientras le entregaba la flor.

-        ¿Ajam…? –dijo ella dudosa, pues hasta ahora no se había metido para que no la metieran a ella.

-        Por favor, tú se la entregarás, me imagino que debe estar en consulta ahorita –dijo viendo su reloj- ¡vamos a la clínica! –dijo sonriendo.

-        Ok, yo se la entrego, ¿sólo eso?, ¿cómo sabrá de quién es?  –pregunto devolviéndole la sonrisa, mientras Nicki tomaba la dirección contraria a la clínica donde trabajaba Fer.

-        Ella lo sabrá –le guiñó el ojo- ¿a dónde vamos?

-        A donde Fer, me dijo que iría al gimnasio, pidió unos días libres –respondió René mintiéndole.

-        Ok

Cuando llegaron al gimnasio, Nicki se estacionó justo donde pudieran ver a Fer sin que ella las viera, que desde ya la estaban viendo mientras corría en la caminadora, Vero tranquilamente le dio un pico en los labios a Becka, disculpándose con eso por llevarle flores a otra mujer que no fuera ella, bajó de la camioneta y empezó a caminar, luciendo esos lindos jeans que le enmarcaban muy bien los glúteos y con ese ligero contoneo de caderas que hacía babear a Becka desde que la conoció, la vieron perderse en la entrada y segundos después, pararse a un lado de Fer, que tardó un poco en percatarse de su presencia, una vez que vio la flor que llevaba en sus manos se arrancó los audífonos y detuvo en seco la máquina, tomó la flor que la chica le extendía en sus manos, le dijo algo y Vero sólo se encogió de hombros y le regalo una tierna sonrisa, se dio la vuelta y la dejó parada, paralizada por no saber qué hacer, pues si Brenda estaba ahí ¿por qué no la había ido a ver?, ¿se habría enterado ya de lo que ocultaba?, se paró en el ventanal y miró a todos lados, Brenda suspiró y sonrió, Fer clavó la mirada en Vero, que salía del lugar y sabiamente hacía una llamada, haciendo sospechar a Fer que corrió hacia las escaleras para alcanzar a la chica, en cuanto Becka recibió la llamada, descolgó y grito un divertido ¡corre hacia acá! , haciendo que Vero emprendiera la carrera hacia la camioneta que Nicki ya había arrancado, cuando Fer salió vio a la chica correr y corrió tras de ella, pero ya le llevaba buena ventaja además de que era una excelente corredora, Fer se detuvo, vio su girasol y sonrió, tal vez Brenda la había mandado con una chica de la floristería, pues esa mañana Becka le había avisado que por la tarde estarían tomando el vuelo hacia esa ciudad.

-        Gracias Vero, gracias a todas, ya podemos ir a donde ustedes quieran –dijo Brenda ya más tranquila y feliz.

-        ¡me asustaste amor! –dijo Vero mientras se recargaba en el hombro de Becka.

-        Lo siento Jajajaja, es que la novia de Brenda iba a alcanzarte.

Todas juntas entre risas fueron a comer para después ir a dejar a René al nuevo club, una vez que la dejaron ahí, se fueron de compras a la boutique donde Brenda siempre confeccionaba sus trajes, al parecer ya todas tenían lo que se iban a poner, así que se dedicaron únicamente a comprar lo de Brenda, pues con ese cambio la harían lucir más bella para su doctora, la hicieron probarse decenas de vestidos de todos los colores y modelos, hasta que eligieron uno que se le veía perfecto, un vestido color rojo, totalmente ajustado a su figura, de mangas largas que se unían a una delgada tira de tela que envolvía su cuello, y con un escote que dejaba descubiertos su pecho hasta la base de sus senos, escogieron también unos lindas zapatillas de aguja, al mismo color del vestido, que la harían verse enorme, pero sexy, luciría sus hermosas piernas tatuadas además de su clavícula tatuada también, que tanto adoraba besar Fernanda, se fueron al área de lencería, donde Brenda se negaba a comprar algo de ahí, pero Nicki la convenció de comprarse no ropa interior, sino un par de trajes de baño, tal vez le harían falta unas vacaciones con Fer, era lo que le decía, pero ella sabía que le harían falta para su bienvenida, las militares optaron por mantenerse al margen de esa área, y sólo se reían de las caras de Brenda al ver las obscenas sugerencias que le hacía Nicki sobre la manera de estrenar un bikini. Después de su larga letanía de Brenda al recriminarle que la hiciera pasar por algo así, pagaron y salieron con las bolsas de las compras. Nicki las paso a dejar al hotel, por petición de las tres, pues querían dormir antes del reventado día que tendrían, se despidieron quedando en que Nicki llevaría el auto de Brenda al hotel y el regalo al club, para que todo estuviera listo para la mañana siguiente, después de eso, la contadora y sus invitadas y ahora amigas, se fueron a dormir, cada una a su habitación apenas a 6 de la tarde.

Fernanda despertó ansiosa, estaba soñando con un beso de su hermosa contadora, hoy era el día, hoy la vería por fin después de un mes en ausencia, hoy regresaría la tranquilidad a su vida, y por fin podría vivir con la paz de tener a alguien que le quitara de encima a la insistente y guapa abogada; se sentó en su cama y dirigió su mirada a su tocador, donde estaba el girasol que le había dado “la chica de la sonrisa bonita”, puesto en un estilizado florero, le recordaba tanto a su Brenda, pues era la única que sabía de so obsesión por esas flores. Vio su reloj de pulso que estaba puesto en su buró, las 10:32, marcaba, revisó su celular y sus ojos se llenaron de cristalinas lágrimas, a las 12:00 am en punto, como todos los años había recibido su felicitación…

  • Hoy es un día especial, hace 28 años el mundo recibió a la mujer que me robaría el alma en cada beso y con cada mirada, celebremos un año más de éxitos, sonrisas y lágrimas que te hacen la valiosa mujer que tengo la dicha de tener a mi lado, te amo con todo mi ser mi doctora favorita, ¡felices 28, un beso!

Sonrió de felicidad, ¡cuántas ganas tenía de tenerla enfrente!, marcó su número y la mandó directo a buzón, estará descansando del vuelo, pensó, se levantó y en bóxer y camiseta bajó hasta su cocina, estaba preparándose su desayuno, pues desde que había regresado a las peleas, se había sometido a comer bien y a sus horas, pues no le daría el gusto a cualquier mocosa de patearle el trasero, después de casi una hora y a punto de sentarse a comer, su timbre sonó, caminó con sus pies descalzos a abrir y fue recibida con un beso, un beso que ella correspondió de inmediato, tomando entre sus manos esos glúteos que tanto la excitaban cuando los mordisqueaba, cargándola sobre sus ya marcados brazos le dio la vuelta y cerró la puerta, asegurándola para no ser interrumpidas, continuaron el beso mientras su duro y marcado abdomen ya sentía cerca el calor que emanaba esa mujer por ella, Fer se despegó de esos sexys labios para bajar al cuello y después a esos grandes y blancos pechos, perfectos pensaba ella, se dejó caer en el sofá de su sala y con el control remoto encendió su música, con un volumen un tanto alto, le arrancó la blusa descubriendo que no llevaba sostén, mientras su camiseta era arrebatada y arrojada al piso Fer ya mamaba de los pezones como queriendo hacer que de ellos brotara leche, escuchando gemidos que la hacían subir de intensidad, su mano izquierda desabrochó los vaqueros mientras la derecha se filtraba entre las nalgas de la ya medio desnuda fémina, tampoco llevaba nada debajo, se levantó, poniéndose ambas de pie, se arrancó el bóxer ya mojado y terminó de desnudar a su pareja, ambas en igualdad de condiciones, jugaron rudamente sus sexos entre sus manos, Fer la detuvo, la besó una última vez en los labios, succionándolos hasta enrojecerlos un poco, la soltó y nuevamente se dejó caer en el sofá, ésta vez abrió las piernas y la otra entendió lo que quería, se arrodilló entre las piernas de la doctora y dio inicio a una intensa sesión de sexo oral, Fer la apretaba cada vez más fuerte y más seguido a su vulva, sus marcadas piernas se tensaban a medida que se acercaba su orgasmo, los lengüetazos cada vez subían más de intensidad y extensión, Fer respiraba agitada y apretaba suavemente sus pezones entre sus dedos, su respiración perdió el compás y la hábil lengua puso más dedicación a su trabajo, haciendo que la doctora explotara en un gemido sonoro que fue apañado por su música, apuño el cabello entre sus manos y escuchó un gemido igual de intenso que el de ella, se estaba masturbando mientras le chupaba la vulva, que caliente la ponía, una vez con las respiraciones controladas se puso de pie con las rodillas enrojecidas y puso de pies a la doctora:

-        Feliz cumpleaños doctora… -le susurró mientras le comía los labios y apretaba sus nalgas con sus manos.

-        Gracias… no debiste…

-        Pero quise… -la interrumpió- amor ambas sabemos lo que nos gusta…

-        No soy tu amor –le dijo seria y separándose de ella para recoger su ropa y darle la suya- te lo deje claro desde un principio.

-        Lo siento… es el momento –le dijo sonriendo pues tampoco quería que fueran más allá de lo sexual.

-        Está bien, pero que no se repita… ahora… debes irte Daniela, alguien puede llegar y verte aquí…

-        Tranquila, nadie vendrá –dijo vistiéndose rápidamente- felicidades nena –le dio un suave beso que fue correspondido.

-        Gracias…