Una combinación perfecta - Cap. X

 ¿te sientes bien? –intento levantarle la cabeza, pero Becka se enterró más en su pecho.  Mjm… déjame descansar un minuto…  ¿todo bien? –pregunto ya en un tono preocupado.  No…  Amor

CAPITULO 10

Hola a tod@s, les dejó la continuación de la historia, se vienen muchas sorpresas, se aceptan comentarios, quejas y sugerencias, saludos especiales a Sasia, Karola, Kibray, Lililunita, y a todos los que me lean, ojalá les guste el capítulo, háganmelo saber, espero estar subiendo la continuación estos días, aprovechando que me dieron descanso éste lunes Jajajaja!!!!

-        ¿quieres ver algo? –pregunto con su mirada ya en estado morboso activado, Becka sabía a lo que se refería, pues muchas veces lo habían hecho y le encontraba un no sé qué, que la hacía correrse con la mayor de las intensidades…

-        Sabes que si amor… -respondió en medio de un jadeó que Vero le ocasiono al hacerla tocar sus labios vaginales cubiertos por ese fino encaje.

-        ¿qué quieres ver cariño? –beso el cuello de Becka, pensando en que tipo de videos le pediría en esta ocasión.

-        … tócate… quiero ver cómo te masturbas para mi… -le dijo alcanzando la boca de Vero para besarla mientras con su mano apretaba sutilmente la vulva de su mujer.

-        Lo que tu pidas nena… -le dijo levantándose y como consecuencia levantando a Becka, ambas de pie, al ser de la misma estatura continuaron con el beso, mientras Vero terminaba de quitar esa camisa que traía puesta su doctora, Rebeca se encargaba de ponerla al límite, recorría el cuerpo de la odontóloga llegando a la base de sus senos y regresando a sus caderas, sin tocar nada más, pues eso la pondría ansiosa, la fue empujando de a pocos hasta aprisionarla entre su escritorio de cedro y ella ya sin camisa y con el jean abierto.

-        Hazlo aquí –le habló de manera autoritaria.

-        ¡Uff! No tiene idea cuanto me calienta que me hable así Mayor Cansino…

-        Claro que la tengo Sargento, por eso le hablo así… -contesto abriendo las piernas de Vero que ya estaba recostada sobre ese escritorio, sostenida por sus codos…

-        ¿dijiste Sargento? –se sentó de nuevo, sorprendida y con sus piernas aún abiertas.

-        Así es Sargento Freyre, y será un honor entregarle su insignia el día de su graduación –la tomó por la nuca y la beso, metiendo lentamente su lengua, permitiendo que sus lenguas se enredaran y juguetearan un rato, mientras Vero soltaba un gemido, Rebeca hábilmente desabrochaba el sostén de su mujer- espero que te guste tu ascenso, es tu regalo de graduación.

-        Me encanta preciosa, muchas gracias… –dijo empujándola por los hombros suavemente- ahora disfruta del espectáculo mi amor –le guiño el ojo y le lanzo un beso mientras Rebeca retrocedía y se recargaba en el mueble de su computadora.

¡Ver!, ver era lo que tanto excitaba a Rebeca, y le había encontrado el gusto desde que había visto pornografía en un intento por aprender cosas nuevas para consentir a su mujer; Verónica viendo fijamente a Rebeca y con las piernas abiertas palpó sus labios vaginales con las puntas de los dedos de su mano derecha, sintiendo ya húmeda la fina tela que los cubría, mientras que con su mano izquierda tomaba la visera de su gorra que tenía hacia atrás y la retiraba alborotando un poco su melena, recorrió su trasero para quedar un poco en la orilla del escritorio, bajo sus piernas y de a pocos fue bajando sus bragas hasta quitárselas por completo, se corrió nuevamente hacia atrás para tener más apoyo, y volvió a abrir sus piernas, ésta vez más abiertas que hace un momento, mostrando en todo su esplendor aquella vulva que ya brillaba por sus fluidos, se recargó sobre su codo izquierdo, cerró los ojos, y se humedeció los labios con la punta de su lengua mientras su mano derecha recorría suavemente sus senos, apenas tocándolos, sus pezones empezaban a ponerse más duros de lo que estaban, cada mano alcanzo el respectivo pezón que tenía más cercano, los jugó entre sus dedos, los apretó suavemente y tiró de ellos un poco, llevó sus manos a sus labios y chupó las puntas de sus dedos llevándolas nuevamente a sus pezones repitiendo los movimientos de hace un momento, se sentó un poco teniendo como apoyo su brazo izquierdo, que lo había extendido hacia atrás, su mano derecha bajo nuevamente a su vagina, que ya estaba bastante lubricada, rozó sus labios y estiro su mano hasta que su dedo medio toco su perineo, sintió sus jugos llegar hasta esos rincones y sonrió con los ojos aún cerrados, subió lentamente su mano, esta vez tocando la entrada de su vagina y el comienzo de sus labios menores, se detuvo en su entrada y durante varios segundos la contorneo con sus dedos haciendo una suave presión y soltando el primer jadeo, subió más sus dedos y aprisiono suavemente su clítoris entre ellos, jugó sus jugos vaginales entre sus dedos y los llevó a su boca, succionando profundamente el lubricante que los cubría, escucho un suspiro de Rebeca, le estaba gustando lo que veía, una vez limpios y mojados sus dedos, nuevamente llevó su mano a su vagina e introdujo su dedo medio dejando salir un sexy gruñido, jugó un rato con él adentro, lo saco y lo volvió a meter ésta vez acompañado de su dedo índice y ésta vez con más dificultad que hace un momento, los fue empujando de a pocos hasta tenerlos completamente adentro, los sacó lentamente y los volvió a meter, poco a poco fue tomando un compás al mismo tiempo que su dedo pulgar aprisionaba su clítoris y de vez en cuando hacía círculos sobre él, su boca entreabierta dejaba salir suspiros y jadeos que hacían que Rebeca, que ya estaba desnuda y sin perder detalle del show que Vero le daba, se inundara y se excitara al grado de estar a punto de tener un orgasmo sin siquiera tocarse. Vero empezó a acelerar un poco sus movimientos, dejando que fuera la palma de su mano la que estimulara su clítoris…

-        ¡Mmm! –soltó Vero apretando su boca, mientras sus dedos ya no ocupaban su vagina, sino que su dedo medio jugaba travieso sobre su ano haciendo presión, sin meterse, excitándola más, regreso sus dedos a la fuente de su inundación y nuevamente los metió, ésta vez de un solo golpe y moviéndolos más rápido, los saco y se dedicó a mimar a su duro clítoris, mostrándole a Rebeca lo ansiosa que estaba ya por correrse y haciéndola caminar en silencio hasta tenerla frente a ella, que aunque no la veía podía percibir perfectamente su perfume y su penetrante mirada sobre ella- ¡aaahhh! –grito de placer y de sorpresa al sentir los dedos de Rebeca dentro de ella, quitó su mano dejando su clítoris abandonado y la llevó hacia atrás consiguiendo más apoyo para abrir los ojos y ver a su mujer jugando con sus dedos dentro de ella mientras la veía con esos ojos verdes tan hermosos y profundos.

-        Te vez tan linda así de excitada… -le dijo mientras se inclinaba para que su boca se posesionara de su clítoris mientras sus dedos empezaban un saca y mete a una velocidad media.

-        ¡dios… Becka… mmm… ssiii…! –hablaba incoherentemente sin perder de vista la lengua de Becka, que se paseaba sobre y alrededor de su botoncito y de vez en cuando le daba golpecitos, sus ojos se encontraron con los suyos y se regalaron varios cariñitos con sus miradas, vio los labios de Becka curvarse en su maléfica sonrisa que le daba cada que hacían el amor, mientras sentía sus músculos vaginales empezar a contraerse y su pulso ir cada vez más rápido, sentía que sus pulmones amenazaban con colapsar y sintió a Becka disminuir la velocidad de todos sus movimientos- ¡no! –le gritó haciéndola soltar una risita burlona- ¡si te detienes ahora dormirás toda la semana fuera de mi cama! –amenazó haciendo reír aún más a la mayor.

-        ¡entendido bebé! –y regresó divertida y excitada a su labor manual, con más dedicación, pues sólo lo había hecho para retardar un poco el orgasmo de Vero, para hacerla rendirse sin necesidad de que la hiciera llevar un maratón como el de ayer, pues, llevaba días sintiéndose demasiado cansada y otro round la noquearía, mientras tanto su boca había dejado aquella protuberancia que tanto le encantaba juguetear, para dirigirla a la boca jadeante de Verónica mientras con su brazo izquierdo rodeaba su hermoso cuerpo y la apretaba más a ella, tardó sólo un poco más en llegar al tan ansiado orgasmo, en un grito que fue ahogado en la boca de Rebeca, que había liberado aún más jugos entre sus piernas, provocando que se formara un camino en la parte interna de sus muslos; Vero sólo tardó un par de minutos en recuperar el aliento, pues Becka le robaba el aire en cada beso que le daba, sus piernas ya rodeaban las caderas de su mujer, que aunque se resistía a dejarse llevar por la calentura del momento, poco a poco se había pegado totalmente a ella, dejando que su pubis rozara suavemente la vulva de Vero, ésta a su vez, tenía sus manos amasando los glúteos de la Mayor Cansino y mediante ellas movía las caderas de Becka, haciendo el roce aún mayor y calentándola cada vez más, a ese nivel ya no podría resistirse.- no… Vero…

-        ¿no? –dijo con malicia y diversión.

-        Noo… -confirmo con su boca, pero su cuerpo pedía lo contrario, pues seguía moviéndose sin que Vero la llevara, y su boca recorría sin remordimientos el cuello de Vero.

-        Jajajaja, ven sube conmigo –la jaló de las manos haciendo que subiera a ahorcadas sobre ella y se movió más hacia atrás, inmediatamente se pegó a sus pechos cual sanguijuela, succionaba fuerte, como a Becka le gustaba, mordisqueaba sus pezones y tiraba de ellos, primero uno, luego otro y finalmente, ya recostada y con Becka sobre ella haciendo una tijera perfecta los apretaba suavemente son sus manos, arrancándole varios gemidos a su amada.

-        ¿te gusta esto verdad? –le dijo en medio de una sonrisa, con los ojos entrecerrados y con sus caderas moviéndose sobre las de Vero, rozando sus clítoris empapados.

-        ¿esto qué?  -respondió riéndose.

-        Hacerme caer en sus redes Sargento… mmm… -dijo jadeando y gimiendo al sentir los dedos de Vero resbalarse entre sus labios, llegando a su entrada.

-        Desde que la vi supe que amaría estar entre mis redes Mayor Cansino –dijo haciendo referencia al día en que se conocieron- niéguelo ahora jajaja.

-        Amo estar en tu corazón –dijo cariñosa lanzándole un beso y empezando un frenético movimiento.

-        Mmm….

-        ¿te gusta así? –preguntó mientras sus manos se posaban en los medianos pechos de la odontóloga.

-        Mjm … ¡Becka… voy a llegar!

-        ¡Si… chiquita… córrete…! –dijo sintiendo también que ese frote había rendido frutos en ella, y en medio de gemidos, movimientos descompasados y caricias tuvieron un orgasmo en el que Vero eyaculó en la vulva de Rebeca, el escritorio estaba hecho un desastre, el piso estaba mojado, el cabello de Vero estaba alborotado y húmedo de sudor, los pechos de Rebeca estaban rojos y con unos chupetones marcados, su ropa estaba tirada a un lado de la computadora, y sus vasos de agua estaban intactos. Rebeca se había recostado sobre Vero, dejando su trasero ligeramente alzado, su respiración estaba agitada, demasiado agitada para el gusto de Vero.

-        ¿amor…? –le habló acariciando su espalda y palmeando ligeramente su muslo izquierdo.

-        Mm…

-        ¿te sientes bien? –intento levantarle la cabeza, pero Becka se enterró más en su pecho.

-        Mjm… déjame descansar un minuto…

-        ¿todo bien? –pregunto ya en un tono preocupado.

-        No…

-        Amor…

-        Jajaja, tranquila –levanto su cabeza viéndola a los ojos- sólo… estoy cansada, estoy bien… pero estos días contigo me están robando la poca juventud que me queda –le dio un beso en los labios.

-        ¿estás cansada de estar conmigo? –preguntó seria, pues si era así, no la obligaría a estar con ella.

-        Jamás amor… sólo estoy cansada, físicamente pues, si duermo un poco se me pasará, pero jamás me cansaría de estar contigo chiquita…

-        Te amo… no sé qué haría si te cansas de mi…

-        Eso no pasará, lo prometo... te prometo que te amaré, hasta el infinito.

-        ¿y más allá? –dijo sonriendo.

-        Y más allá…

Era lunes por la mañana, 8 am y Fernanda dormía feliz y sin preocupaciones en su cama, abrazada por Silvia que a su vez era abrazada por Raquel, entre sueños escuchó el sonar de un teléfono, se calló, volvió a sonar y escucho unas voces lejanas que cada vez se acercaban más… Fer… sintió que el brazo de Silvia se quitaba de su cintura… Fer… ¡Fer!, y abrió los ojos.

-        Qué… que pasa… -se froto los ojos y se sentó en la cama.

-        Te llaman de una agencia de venta de autos –Nicki le dio el teléfono y le sacudió el cabello mientras le sonreía, dejándola sola en su habitación, pues Silvia y Raquel ya se habían salido a la sala, siguiendo el olor a café.

-        ¿hola? –habló a la bocina, escuchando la voz de la señorita que le explicaba que la transferencia se acababa de hacer a su cuenta y que desde ese instante ya podía disponer del dinero, amablemente agradeció y terminó la llamada. Se levantó aún adormilada al baño, hizo sus necesidades, se arregló un poco el cabello, cepilló sus dientes y en pijama caminó a su sala- buenos días chicas… -saludó con una sonrisa a René y Nicki que se encontraban ya sentadas desayunando en la barra- ¿y las otras? –preguntó, mirando rápidamente en la cocina que había para desayunar y tomando entre sus manos un plato.

-        Admirando el panorama –le dijo divertida René señalando hacia el balcón.

-        ¡oh! –soltó una risa, pues Raquel abrazaba desde atrás y le besaba disimuladamente el cuello a Silvia, que se encontraba recargada sobre su vientre, mirando hacia la ciudad fumándose su respectivo cigarro matutino- pensé que sólo había sido un ratito de diversión entre amigas.

-        Para Silvia lo fue –dijo Nicki encogiéndose de hombros y con la boca medio llena- pero no tardará en caer en las redes que Raquel se la ha pasado tejiendo Jajajaja.

-        Cierto –contesto la Dj riendo también- Raquel o quiere otra cogida o de verdad quiere algo en serio jajaja.

Ese lunes por la mañana desayunaron todas juntas, entre pláticas en las que se ponían de acuerdo con los horarios, pues Fernanda por las mañanas se dedicaría a su entrenamiento y a su trabajo, cuando tuviera cirugías programadas claro, por las tardes trabajaría como coach en el gimnasio de Sam y por las noches ayudaría a las chicas en el club. Sus horarios no se prestaban para traer a una de las chicas vigilándola todo el tiempo, sin embargo, la dejaron libre con la condición de que respondería su celular siempre que sonara, incluyendo mensajes, y además se reportaría cual niña pequeña a todo lugar al que fuera y no estuviera dentro del itinerario conocido por las chicas. Ese mes estuvo lleno de sorpresas, ajetreos y muchos cambios para la vida de la Dra. Polanco, en los cuales se incluían los nombres de Daniela Cansino, y por supuesto Andrea Monterrosa.

Igualmente, ese mes fue un duro mes para Brenda, los primeros días fue todo un martirio, pero poco a poco y con ayuda de muchos profesionales que ahí trabajaban se desintoxicó y recibió terapia psicológica, su salida al mes de iniciar la terapia era una prueba para saber si realmente podría alejarse del peor de sus vicios, tenía permitido divertirse, pues ya debía haber aprendido a conocer sus límites y aprender a decir “no”, era una prueba para saber si lo que sentía por Fernanda era amor o una simple obsesión por no haber podido llevar a cabo el matrimonio que siempre había soñado formar y ser lo más cercano a ello, más nunca se había atrevido a ser ella quien diera el paso a formalizar las cosas, era una prueba para saber si realmente podría soportar lo que era llevar una vida junto a Fernanda, después de todo lo que había pasado durante su ausencia y de lo que se iría enterando poco a poco.

Ese mes fue dedicación, diversión y amor puro entre la Mayor Cansino y la Sargento Freyre, pues después de recibir su mención honorifica y su ascenso frente a toda la Academia Militar, ambas recibieron su cambio y las indicaciones para la investigación a la cual se integrarían y, por órdenes del General, no la dejarían hasta poner tras las rejas al culpable de tan deplorables delitos, recibiendo asimismo una condecoración y tal vez un ascenso más; no habían tenido tiempo de buscar su futuro hogar por lo cual buscarían un hotel mientras encontraban un lugar definitivo. Ese mes se había pasado como agua y ellas ya estaban listas para recibir a Brenda, llegarían unos días antes de lo previsto a su ciudad, pero Rebeca no informo nada a Fernanda hasta saber qué cosa quería hacer Brenda. Sentadas en la sala de espera donde estaba internada Brenda esperaron pacientemente hasta que la enfermera les llamó, “Mayor Cansino, sólo necesito que firme esta documentación y en unos minutos saldrá la señorita Cazares”, Rebeca se dedicó a leer y firmar la documentación mientras Verónica platicaba amenamente con uno de los doctores de ahí, quien había sido su maestro. Firmado todo esperaron paradas y vieron salir a una Brenda un tanto cambiada, su cuerpo ya no estaba tan marcado pues la ausencia del ejercicio que estaba acostumbrada a hacer se notaba, se veía más delgada aunque no dejaba de verse bien, sus tatuajes resaltaban más sobre su piel decolorada por no salir al sol, su cabello estaba más largo, y sus hermosos ojos grises más vivos, esa era la Brenda que Rebeca estaba acostumbrada a ver, pues era la viva imagen de la última vez que la vio antes de abandonar su ciudad, Brenda prácticamente corrió a abrazarlas, pues estaba necesitada de alguien cercano a ella para estar más tranquila.

-        ¡Hola Becki! –la abrazó por el cuello mientras Rebeca sonriente la abrazaba por la cintura- ¡Dios, ya necesitaba un abrazo de alguien familiar! –la soltó para abrazarse a Verónica que las veía alegre, sabía su pasado, pero estaba segura de su amor- ¡hola Verito, son mis ángeles de la guarda!

-        Jajaja gracias –dijeron las dos al mismo tiempo, haciendo un abrazo grupal.

-        Bien mujer –dijo Rebeca, cuando ya se habían separado y empezaban a caminar al auto- llegaremos unos días antes de lo previsto, o más bien, antes de lo que sabe tu chica…

-        Y como buenos cupidos que somos –hablo Vero- Becka no le ha informado nada, así que tú dirás que hacemos, ¿se emite un mensaje o le das la sorpresa? –habló aún de la forma en la que estaba acostumbrada a hablar por su trabajo.

-        Gracias mis cupidos –se estiró desde el asiento trasero, ya en el coche y dijo divertida- no se “emite” ningún mensaje, le daré la sorpresa, sólo necesito hablar con Fonseca para saber que ha hecho en estos días mi niña, para saber por dónde llegar.

-        ¡vaya, regreso tu exquisito sentido del humor! –le dijo Becka mostrándole la lengua por el retrovisor, pues al igual que Vero se había dado cuenta de la pequeña burla que había hecho, pero a diferencia de su mujer, ella tenía la confianza suficiente para molestarla también.

-        ¡muchas cosas viejas regresaron jajaja!, ¡así que no me provoques guapa! –le advirtió sacándoles una risa.

Y entre bromas y pláticas viajaron rumbo a casa de las chicas, Vero conociendo más a Brenda, y como era de esperarse, cada minuto le caía mejor, cuando por fin llegaron a su casa, Vero abrió la puerta y Brenda se sorprendió al ver la casa prácticamente vacía, las militares habían empacado todo, dejando únicamente los muebles, pues no venderían esa casa, sería un refugio en caso de que las cosas se complicaran en su nueva misión, y no viajarían en avión, se turnarían para manejar hasta llegar a su destino.

-        ¿qué paso aquí? –pregunto Brenda curiosa.

-        ¿le explicas mi amor? –le dijo Vero a Becka mientras dejaba un beso en su mejilla y subía a la habitación donde tenían las cosas de Brenda.

-        Nos mudamos… -respondió Becka con una sonrisa, viendo embobada como Vero se alejaba.

-        Cierra la boca Becki… -le dijo Brenda riéndose.

-        Cada día se pone más buena… -murmuro para sí misma, pero Brenda la escucho y soltó una carcajada que Vero también escucho- ¡cállate! –golpeó el hombro de Brenda- viviremos allá, nos vamos hoy mismo y estaremos llegando mañana al medio día, si no paramos más que para alimentarnos y hacer nuestras necesidades claro.

-        ¡wow!, ¡qué bien, estaremos más cerca! –dijo bailoteando como lo hacía en su juventud, cada que recibía una buena noticia- sólo necesito un favor, ¿me prestarías tu celular para llamar a mis chicas? –hizo sus típicos ojos de gato de shrek.

-        Tranquila señorita Cazares –dijo Vero bajando con la maleta de Brenda y con su celular en la mano- toma –se lo entregó- me tomé el atrevimiento de empacar lo que habías dejado afuera y poner a cargar tu celular, tiene todo lo necesario para que hables sin parar –le guiñó un ojo, lo cual hizo sonreír a Becka, que vio que el modo de caza de Brenda se había activado con ese simple gesto; Vero camino a la salida y de paso dejó una palmada en el glúteo de Becka dándole la señal de que la acompañara al auto y dejara a Brenda hablar tranquila.

Brenda inmediatamente desbloqueo su teléfono viendo en el fondo de pantalla una foto de Fer con su bata blanca puesta y marcó a su mejor amiga y confidente, René Fonseca…

-        ¿Brenda? –escucho la voz sorprendida al otro lado de la línea.

-        En carne y hueso amor –respondió sonriendo.

-        ¡dios, ¿cómo estás, cuando saliste, cuando llegas?! –preguntó eufórica.

-        ¡acabo de salir, voy para allá, estaré llegando a mi casa mañana al medio día!, pero no le digas a nadie, quiero darle una sorpresa a Fer.

-        ¡no, no, no, no!, ¡entonces no puedes ir a tu casa, está viviendo en tu apartamento!

-        ¿qué, por qué? –pregunto angustiada, pues para que Fer dejara su casa algo debía haber pasado- ¿ella está bien?

-        Tranquila muñeca, la hemos cuidado bien, aunque… -dudo un poco, pues todo lo que había pasado para nada le gustaría a Brenda, mucho menos ver a Cansino presente en el festejo- mejor te lo diré mañana cuando te pueda ver, pero todo está bien, te lo aseguro.

-        Ok, confío en ti, necesito entonces que me hagas una reservación en el mejor hotel que encuentres disponible, pide por favor una suite doble, y lo cargas a mi tarjeta.

-        Perfecto, loca, ¿ahora que harás, planeas una orgía acaso? –preguntó haciendo alusión a lo que había pedido que reservara.

-        No tonta, llevo a Rebeca y a su mujer, planeaba instalarlas en mi casa, pero en vista de que mi mujer está ahí tendremos que quedarnos en un hotel, por cierto, ¿arreglaste todo lo que te pedí para su cumple?

-        Todo está perfecto, hasta le hice creer que sería en el club –soltó riendo, y ocultándole a ella también, que Fernanda había planeado su bienvenida en su mansión, para el día siguiente de su cumpleaños.

-        Bien, contrataste a quien te pedí, ¿cierto?

-        Ya está todo arreglado, tranquila, será su mejor cumpleaños, además si algo no está a tu completo gusto hay tiempo de modificarlo, llegarás antes, relájate ¿sí?

-        Bien… -suspiro- me relajaré –camino hacia la puerta después de recibir un texto de Rebeca, donde le decía que ya todo estaba arreglado, que la esperaban afuera y que al salir pusiera llave a la puerta- muchas gracias por todo René, eres un ángel –le dijo sonriendo pues veía como Rebeca, literalmente le comía la boca a su mujer.

-        Lo se… -dijo una egocéntrica Dj al otro lado.

-        ¡Te adoro tarada! –levantó un poco la voz para poner en advertencia a las mujeres que la esperaban, mientras se daba la vuelta y ponía llave a la puerta, tomo las llaves y se las lanzó en la mano a Rebeca que la veía sonrojada, más por lo que había estado haciendo que por lo que Brenda hubiera visto- me mandas por texto la dirección del hotel por favor… claro yo te informo cualquier cosa… nos vemos, no digas nada –y colgó la llamada, subiéndose al auto de las militares, Vero manejaría, tenía más experiencia manejando en autopista y estaba acostumbrada a correr su bonito auto, mientras Rebeca descansaría un rato atrás y Brenda iría de copiloto.

Era casi el medio día cuando tomaron rumbo a su ciudad, Verónica rápidamente se integró a la autopista y ya que su auto estaba registrado en el sistema federal, únicamente se detuvo en la caseta para rectificar cualquier dato que le pidieran e inmediatamente seguir su camino.

-        ¿te molesta si pongo música?

-        No, no, es tu auto, pero no sé si Becka estará bien.

-        Estará perfecta –sonrió para sus adentros, pues lo que acababa de escuchar demostraba que ella era la única que conocía a la perfección a su mujer- una vez dormida es como una roca jajaja –estiro su mano y prendió su equipo de audio, haciendo sonar su música a un volumen no tan alto, pues su roca que iba recostada en las maletas que no habían entrado en la cajuela, si escuchaba- espero que no te moleste mi estilo.

-        Jajaja no te preocupes, soy dueña de varios clubs nocturnos así que estoy acostumbrada a escuchar lo más nuevo, además, me hace recordar a mi novia, le encanta pulir la pista con ese tipo de música –sonrió al vacío.

-        ¡bien, entonces tu novia y yo nos llevaremos de pelos! –dijo haciendo reír a Brenda.

-        Eso espero… oye, quién te dijo mi segundo apellido…

-        Brenda… soy militar… nosotros investigamos a todos, hasta el más mínimo detalle, así que conozco toda tu vida… -contesto viendo como Brenda se tornaba de todos los colores, imaginando hasta lo más perverso de su vida- jajajajaja- rompió en una carcajada- mentira, la enfermera de la clínica habló de darle el alta a la señorita Cazares, no sé nada de ti, aparte de tu nombre y de que tienes novia.

-        Eres muy graciosa… -dijo en medio de una sonrisa, ya más tranquila- pues, éste viaje servirá para conocernos más…

Durante el trayecto, cerca de las 3 de la tarde Verónica se detuvo en una tienda de servicio rápido donde también aprovechó para llenar el tanque, despertó a Rebeca para comprar algo de comer, y pasar a los sanitarios, se tardaron unos 20 minutos y continuaron su camino, Vero siguió manejando, pero ésta vez Becka iba de copiloto y Brenda se cambió para atrás, ahora las tres iban platicando, Verónica iba divertida escuchando las anécdotas que les contaba Brenda, Rebeca iba atacada de la risa pero no comentaba nada pues iba ocupada masticando y cuidando de Brenda la enorme bolsa de papas que se había comprado para ella sola, pues para no compartirles había pagado todo lo que ellas pidieran, sin embargo Brenda sabía cómo molestarla, y a Vero le parecía divertido ver por primera vez como su mujer se soltaba y se divertía sin preocupaciones, “siéntate ya Brenda”, se escuchó a Rebeca fingiendo molestia, arrancándoles una carcajada, continuaron su camino, mientras Brenda se sentaba ya, cansada de reír tanto, ya las mejillas le dolían, Rebeca cambiaba la alocada música que llevaba su mujer por algo más romántico y “de sus tiempos”, le lanzó un beso a Vero, que la veía rápidamente sonriéndole sin distraerse mucho del camino, pues iba a más de 180 km/h, esa música le encantaba a Brenda, ese era su estilo, le hacía recordar todos sus momentos con Fer, pues, antes de ella ya no recordaba mucho, esa niña la había dejado idiotizada, empezó a sonar algo de Emmanuel, y a continuación Vero escuchó la voz que tanto le encantaba empezar a cantar a todo pulmón, Brenda sonrió al escuchar la canción que tanto quería dedicarle a la gemela de quien la cantaba…

Sé… Que aprovechas mi ausencia

Para dar con la forma de encontrarte con ella

Sé… Que al volver yo la espalda

Tu la miras con ganas y deseos de tenerla

Sé… si no estoy que la llamas

Y la abrumas y engañas como zorro a su presa

Tu amigo tu, pobre diablo...

Tu amigo tu, pobre diablo...

Se nota que no la conoces, lo tuyo es un tiempo perdido

Pues ella ya sabe quién eres y no eres su tipo

Tu amigo tu, pobre diablo...

Tu amigo tu, pobre diablo...

No olvides que soy perro viejo

Que cuando tú vas yo ya he vuelto

Me causas tristeza,  me das compasión,

Me das pena...

Sé… Que aprovechas mi ausencia

Para hablarle de lunas y de mil cosas bellas

Sé… Que tu mano en su mano

No es de amigos de años,

Tu acaricias y aprietas

Sé… Que sabré de lo tuyo

Que en el bar y en la mesa,

A su lado te encuentras

Tu amigo tu, pobre diablo...

Tu amigo tu, pobre diablo...

Se nota que no la conoces, lo tuyo es un tiempo perdido

Pues ella ya sabe quién eres y no eres su tipo

Tu amigo tu, pobre diablo...

Tu amigo tu, pobre diablo...

No olvides que soy perro viejo

Que cuando tú vas yo ya he vuelto

Me causas tristeza,  me das compasión,

Me das pena...

Tu amigo tu...

-        Oye –dijo Brenda, dirigiéndose a Vero- tú… que eres más de la edad de Fer… ¿crees que le guste que alguien le cante ese tipo de canciones en su cumple? –dudó ante lo que había pedido contrataran para su novia.

-        Mmm… -lo pensó unos segundos- …pues no la conozco, no sé nada de sus gustos, pero… ¿quién le cantaría esas canciones? –preguntó pensando en que Brenda sería quien daría el concierto tan romántico.

-        Moví cielo, mar y tierra por conseguir que el mismísimo artista cantara sólo por una hora… -dijo algo desanimada.

-        ¡¿estás hablando en serio?! –dijo Becka, conmovida y sorprendida, lo que lograba el amor, pensó.

-        Ajam…

-        Le va a encantar… -dijo Vero sonriendo- no todos los cumpleaños te canta un artista de esa talla, y menos si tu novia se deshizo en conseguir, aunque sea una hora.

-        ¿no crees que es música muy vieja para ella? –preguntó nuevamente.

-        ¿cómo la enamoraste? –preguntó Vero, haciendo que Becka la viera interrogantemente- ¿qué? –se encogió de hombros- solo quiero saber algunos detalles, después le cuentas como te envolví en mis garras Mayor Cansino –dijo juguetona mientras le tomaba la mano a Rebeca.

-        Pues… le cantaba… música romántica… en el club donde nos conocimos…

-        ¿ella es amante de la música cierto?

-        Igual que tú –le dijo Rebeca, pues con ella fue con quien aprendió a disfrutar todo con la música.

-        Sí, igual que tú Vero, escucha exactamente lo mismo que tú.

-        Entonces le encantará, un concierto tuyo hubiera bastado, pero esto será lo suficientemente bueno como para que lo recuerde hasta el fin de los tiempos.

-        Ojalá… también le traje un Dj del otro lado del país, lo escuchó en una playa mientras vacacionamos y quedó prendada de sus mezclas…

-        ¿qué más le contrataste, princesa encantada? –preguntó divertida Becka.

-        Una banda que hace tributo a Zoé, León Larregui y… cantan muy bien las de Elefante, además de que por supuesto le daré un concierto especial –sonrió imaginando la cara de Fer.

-        ¿perdón? –dijo Becka, pues si los había escuchado, ni idea de quiénes eran.

-        ¡dios, te has vuelto vieja ¿sabes?! –dijo Brenda levantando sus manos al cielo.

-        ¡oye!... –alego Becka mientras hacía como si le fuera a arrojar botana en la cabeza.

-        ¡si ensucian mi auto me detendré y no seguiré hasta que lo limpien niñas!

-        Jajajajaja –se escuchó reír a las tres después de un largo silencio.

-        Mi amor, ¿recuerdas el concierto al que me llevaste el año pasado? –pregunto Vero a Becka mientras jalaba su mano para besarla.

-        Si… lo recuerdo –contesto sonriendo, su edad no representaba ningún complejo en ella, pues sabía que era suficiente mujer como para darle batalla a cualquier ofrecida que se le paseara a su mujer; además cómo no recordar ese concierto, si Vero prácticamente la obligó a ir con ella y le coreo muchas canciones al oído mientras se aprovechaba de la cantidad de gente y la masturbaba mientras se movían bailando las canciones más lentas.

-        Pues ellos son Zoé –sonrió pícaramente pues las dos sabía cuánto habían disfrutado esa noche, durante y después del concierto.

-        Ok, Jajajaja, ya… le gustará, Cazares, relájate…

Casi a la media noche y después de pasar ya varias casetas de cobro, se detuvieron a cargar gasolina, fueron al baño y compraron unos cafés para Brenda y Becka y un té para Vero, pues después de manejar casi doce horas sus ojos ya le molestaban y sus lentes venían en algún sitio en la cajuela, dormiría mientras Rebeca manejaba el resto del camino y Brenda le hacía compañía, mientras escogían sus cosas, Rebeca observó cómo un tipo con pinta de galán caminaba sutilmente hacia su mujer y con el típico movimiento de “se me cayó algo” se acercó a ella y le empezó a sacar plática, Verónica inmediatamente sintió su alcoholizado aliento, y con la amabilidad que le caracterizaba contestó por cortesía y se hizo a un lado para seguir escogiendo su “cena”, pero el tipo no captó el mensaje ni se imaginó lo que sucedería, así que con toda su galantería se atrevió a rozar los muy bien trabajados glúteos de la Sargento, haciéndola reaccionar rápidamente para dejarlo con el rostro contra el piso y con una disimulada advertencia. Rebeca miraba todo desde el otro lado del pasillo, y vio cuando, aun después de la advertencia el tipo se levantó con enfado y caminó hacía donde había ido Vero y ésta vez con fuerza la tomó del brazo y la giró bruscamente, “te equivocaste al tratarme zorra”, habló mientras la jalaba hacía él haciéndole sentir la navaja que llevaba en su mano y al mismo tiempo sintiendo como un fusil se posaba en su nuca y otro en su pecho, haciéndolo palidecer, “yo creo que el único que se equivocó en el trato fuiste tú galán”, Vero vio y escuchó a Rebeca, las chicas de la caja inmediatamente llamaron a seguridad y cuando llegaron la Mayor y la Sargento aún apuntaban al tipo que ya había tirado su navaja al piso, y el alcohol se había esfumado de su sistema, Brenda sólo miraba desde el otro extremo, rogando que no pasara nada. Los policías inmediatamente apuntaron sus armas hacia Becka y Vero, que inmediatamente se identificaron mostrando sus identificaciones de las Fuerzas Armadas, el tipo fue sometido y obligado a ofrecerle una disculpa a la Sargento, pagaron e inmediatamente subieron al auto, revisando antes que nada hubiera ocurrido y dándose un abrazo, un beso y hablándose cosas inentendibles en susurros, pues era su ritual que siempre hacían después de salir libres de un riesgo.

-        ¿siempre cargan armas? –preguntó Brenda sorprendida.

-        Siempre –contestaron las dos.

-        Perfecto, me alegra que las dos estén bien –hablo sinceramente.

-        Gracias, vamos a marcharnos antes de que suceda algo más…

Rebeca puso en marcha el auto, y con los cinturones y los seguros de las puertas activados se incorporó a la autopista, viendo de vez en cuando a Vero, que dormía plácidamente recargada sobre la maleta y cubierta por la manta de Lilo & Stitch que le había comprado durante una salida al cine, pues la vio y se enamoró de ella, y Rebeca, como siempre, le daba todo lo que quería, le gustaba o necesitaba…