Una combinación perfecta Cap. VII

- Si no lo aceptas regresaré mañana con algo más ostentoso y así será hasta que tomes lo que te doy –la interrumpió empujándola suavemente y entrando por completo a su recibidor. - Espera no… - ¿no qué? –pregunto la abogada dándole la vuelta y arrinconándola contra la puerta..

Aprovechando que este fin de semana me cancelaron algunos pacientes, aproveche para escribirles la séptima parte, espero que les guste el rumbo que va tomando la historia, saludos a Kibray y a Sasia, y también a tod@s l@s demás lectores, si tienen algun comentario, queja o sugerencia se les agradece mucho :)

CAPITULO 7

-        Gracias, estamos en contacto –cortó la llamada y se recostó nuevamente, y se quedó dormida pensando en Brenda y rogando a Dios la ayudara a salir de aquel vicio y agradeciendo por la nueva oportunidad que les estaba dando para unir sus vidas…

El viernes amaneció con un ambiente frío y lluvioso en la ciudad de Fernanda, quien durmió hasta que su cuerpo la hizo levantarse por comida para después seguir durmiendo, mientras en el hogar de Rebeca todo marchaba un tanto agotador, no habían podido dormir bien pues ella y su joven mujer Verónica de 25 años, habían velado gran parte de la noche cuidando el bienestar de Brenda, mientras la noche transcurría Verónica se preparaba para su examen final, se graduaría en la carrera de Odontología y si su esfuerzo rendía frutos lograría recibir su título con honores, Rebeca le hacía compañía y también le robaba el tiempo haciéndole cariñitos y robándole besos para des estresarla, aunque Verónica no le creía del todo, pues la conocía casi a la perfección como para saber que su comportamiento un tanto extraño era para ocultar el dolor que llevaba por la muerte de su primer y único hijo, no preguntó nada al respecto, dejaría que Rebeca tocara el tema cuando ella lo creyera prudente y necesario, alrededor de las 4 de la mañana, hora en la que Brenda dejo de tener pequeñas crisis en medio de su sueño, la pareja fue a descansar un rato, cayendo como piedras en cuanto tocaron la cama, durmieron plácidamente abrazadas una a la otra hasta las 6:30 de la mañana, hora en la que su despertador sonó.

-        Te extrañé tanto mi amor –susurró Becka en el oído de Vero antes de darle un pequeño mordisquito a su oreja.

-        Y yo a ti hermosa –se giró para darle un beso algo cargado de pasión, Vero introdujo su lengua en la cavidad bucal de Rebeca, que la recibió gustosa mientras posaba sus manos en sus caderas, las manos de Vero recorrieron su espalda hasta llegar a esas protuberancias que la hacían perder la atención durante la formación y el pase de lista en la Academia, las recorrió con sus palmas abiertas y después apretó suavemente, haciendo que Becka jadeara en sus labios.

-        Detente o llegaremos tarde…

-        Valdrá la pena la amonestación –continuó su camino con sus manos que se dirigieron hacia el abdomen de la mayor y con sus dedos recorrió ese dibujo que cubría perfectamente la cicatriz más hermosa que su mujer pudiera tener…

-        No lo valdrá si quieres lograr esa mención honorifica –dijo Becka interrumpiendo el beso y las ansias de Vero.

-        Y así es como mi mujer mata mi calentura… -le dio un beso en medio de una sonrisa- ve a ver cómo está Brenda mientras enciendo el baño –y se levantó de la cama jalando a Becka para ponerla de pie.

-        Como ordene –hizo un saludo militar y emprendió su salida de la habitación en medio de risas.

Brenda había amanecido un poco tranquila, pero eso era gracias al coctel de medicamentos que Rebeca había administrado bajo la autorización de los futuros médicos tratantes de Brenda, le ayudó a levantarse y le ofreció el baño de visitas.

-        ¿te sientes capaz de hacerlo sola? –le preguntó a Brenda antes de dejarla sola en el baño- si necesitas ayuda puedo decirle a Vero que venga.

-        Estoy bien Becki, no te molestes, si puedo sola –le guiño el ojo y cerró la puerta.

Después de que la pareja se bañara y vistiera con sus respectivos uniformes bajaron a desayunar lo que la señora que se encargaba de su casa había preparado, Brenda ya estaba sentada en una de las sillas esperándolas, mientras se encontraba escribiendo el último mensaje en un mes a su querida novia.

  • Buenos días mi doctora favorita, no sabes cuánto te voy a extrañar, ha sido una noche difícil, pero tú eres mi motivo para soportar cualquier cosa, te amo, cuídate mucho y por favor piensa en mí todos los días ;)

Apagó su teléfono y levantó la mirada para ver a la pareja, soltó un silbido en señal de admiración y las hizo reír.

-        Buenos días señoritas

-        Señoras –corrigió bromeando Verónica- ¿Qué tal descansaste?

-        No mucho… me siento realmente mal, pero mi novia merece algo mejor –sonrió

-        Ya verás que el tiempo se pasará rápido, por cierto, Fer me dijo anoche que no pierde la esperanza en ti, y que te dijera que te ama con locura y pasión desenfrenada –levantó sus cejas burlándose un poco y ocasionando risas en la mesa.

-        Jajajaja no creo que lo haya dicho de esa forma, pero gracias por el mensaje.

-        No te conozco muy bien, pero por lo que Becka me ha dicho superarás ésta prueba, eres una mujer fuerte –le habló Vero y le regalo una sonrisa sincera.

-        Gracias, intentaré lograrlo.

Desayunaron rápidamente y subieron al auto de Rebeca, un BMW negro, en 10 minutos ya estaban en la academia pues realmente vivían cerca, en el lado sur era donde internarían a Brenda, Rebeca se despidió de su mujer con un beso en la mejilla pues a pesar del tiempo que llevaban nunca habían hecho evidente su relación, por reglamento del lugar, Verónica se despidió de Brenda deseándole suerte y fue a la formación mientras Becka llevaba a Brenda a la clínica donde estaría por un mes, después de todo el registro, las indicaciones y la despedida Brenda fue ingresada y Rebeca regresó a la formación y pase de lista, al llegar se reportó al Teniente Coronel, superior inmediato de ella que era Mayor, con el respectivo saludo militar tomó su lugar y prestó atención al discurso que daba el Coronel, pues éste era el gran día tanto para ella como para Verónica, ese día presentaría su examen final, y la semana siguiente se estaría graduando en una gran ceremonia donde le darían el cargo que ella ya se había encargado de hacerle llegar, ese día también tocaría el tema de pedir su cambio para saber las posibilidades que tenía y así poder planteárselo a su mujer; pero su mujer estaba un tanto perdida mirando y admirando como se ajustaba el uniforme de la Mayor Cansino y al no dar el saludo militar al romper las filas el Teniente Coronel la mandó a traer antes de que empezara sus actividades y con la Mayor presente le impuso el castigo de trotar 15 vueltas a la explanada.

-        Señor en cinco minutos inicia mi examen final –habló Verónica al Teniente Coronel, arrancándole una carcajada burlona mientras la Mayor Cansino le sonrió a manera de consuelo.

-        Le sugiero, Cabo, que empiece de una vez entonces… -le dijo Rebeca con la mano derecha detrás de su espalda y con la izquierda viendo su reloj- tiene exactamente cuatro minutos para cumplir la sanción.

-        Sí, Mayor –saludó y empezó con su carrera, terminando después de 3 minutos, casi cuatro. Para ese entonces el Teniente Coronel le había ordenado a la Mayor Cansino vigilar a la Cabo hasta que terminara, llegó al frente de Rebeca y con las gotas de sudor corriendo por su frente, tomando postura firme, por si alguien las veía hablo- Mayor, solicito permiso para retirarme a mi examen.

-        Permiso concedido –respondió y antes de que se retirara le susurró un “suerte amor” que hizo sonreír a Vero que emprendió su carrera hacia el aula donde le tomarían la prueba.

Rebeca se dio la vuelta y caminó hasta la sala de juntas donde hablaría con sus mayores, una vez adentro saludó protocolariamente y tomó su asiento frente a las dos personas que ya la esperaban.

-        Coronel, necesito saber la posibilidad de cambio para ni ciudad natal.

-        ¿Tantos años sirviendo y hasta ahora quieres regresar?

-        Si mi Coronel, y de ser posible, quisiera solicitar el cambio también de la Cabo Freyre.

-        Y la Cabo Freyre ¿qué tiene que ver aquí? –habló el segundo al mando.

-        Me parece que podemos dejar de lado el protocolo, ¿le parece Mayor Cansino? –dijo el Coronel, recibiendo un asentimiento de parte de Rebeca, mientras él descolgaba el teléfono para hablar con la asistente que estaba en su entrada, “que nadie entre hasta que yo te lo ordene”- Bien Santos, por si no lo habías notado Cansino mantiene una relación con Freyre, eso es lo que tiene que ver aquí.

-        Wow, ¿y aun así te permitiste humillarla hace unos minutos? –habló entre sorprendido y divertido.

-        En ningún momento la humille Santos, es el reglamento y ella lo sabe.

-        ¿cometió alguna falta? –pregunto el Coronel

-        Sólo se distrajo al romper filas –le restó importancia Rebeca, observando cómo se sonreía el Coronel, que ya varias veces había visto las miradas que se lanzaban durante las ceremonias.

-        Está bien Cansino, ¿algún motivo que me quieras dar para justificar tu cambio? –pregunto el Coronel

-        Mi hermana Señor, no se encuentra del todo bien después de lo que paso

-        Podemos aprovechar para que nos apoye con la investigación del caso Señor –interrumpió el Teniente.

-        Sí, justamente eso estaba pensando, si tramitamos todo de una vez se estarían yendo junto con tu amiga… la señorita que ingresamos a tratamiento –dijo el Coronel.

-        Por cierto, muy guapa –dijo el coqueto Teniente- tal vez pudieras presentarnos antes de irte.

-        Jajajaja no lo creo Santos, la señorita “guapa” ya tiene alguien que la espera.

-        Está bien, le agradezco de todas formas Mayor –dijo entre risas.

Y continuaron su conversación mientras Rebeca recibía indicaciones de todo lo que tenía que hacer respecto a su trámite de cambio.

Mientras tanto, Fernanda se levantó casi al medio día, buscó su celular y lo revisó viendo el mensaje de su amor, y sonriendo tontamente a la pantalla, se fue a dar una ducha con agua tibia, salió completamente desnuda, con una toalla envolviendo su rojiza cabellera y se paró frente al espejo, su cuerpo seguí gustándole, aunque marcar sus músculos no le sentaría nada mal, pensó, miró un rato sus piernas y pensó en ponerles una decoración extra, tal vez la pondría en ese mes para darle una sorpresa a su mujer, caminó a su closet y sacó un short de mezclilla, blanco, junto con una camiseta de tirantes de color rojo, el clima ya se había tornado un poco bochornoso y aprovecharía el día para limpiar y re acomodar un poco su casa y por la noche iría a visitar a Silvia y a las demás chicas para organizar una bienvenida para su chica el mismo día de su cumpleaños. Se vistió y arregló sutilmente, aún no tenía hambre así que inició su tarea acompañada de música algo alta que había puesto en su sala, pasaron unas cuantas horas, entre mover muebles, re acomodar algunos cuadros, recibir la noticia de que ya había una empresa que llegaría por la camioneta para valorarla y buscar un comprador, hacer cálculos y darse cuenta que podría comprarse un nuevo transporte, buscar en internet la motocicleta que le había gustado, recibir un llamado para una cirugía la semana entrante y pedir comida a domicilio, estaba tirada en su sillón cantando a todo pulmón:

“Le he dado tiempo, al tiempo y no te olvido

Tu aroma sigue vivo, sobre mi piel

La esperanza ha sido, mi peor enemigo

Me jura que algún día, vas a volver

Me puso moral

Cada vez me cuesta más

No puedo seguir

Si no te tengo junto a mi

Muero de amor

No es el mismo ahora que tu no estas

Si el vació que dejas no se va, de mí

En tu lugar solo hay dolor

Muero de amor, me haces falta para respirar

Tu ausencia es una enfermedad, sin fin

Que me consume y lo peor

Es que no me mata…

Dicen que he cambiado desde que te has ido

Pero es que antes de ti, no puedo recordar

Dejarte ir así, como me arrepiento

Le pido al cielo un día me de otra oportunidad

Mi pulso no da

Cada vez me cuesta más

No puedo seguir

Si no te tengo junto a mi

Muero de amor …

… y se vio interrumpida por el timbre de su puerta, corrió pensando que era su amada pizza y su cerveza que había encargado, pero al abrir se encontró con esos ojos claros que la hacían sentir cosas extrañas, acompañados de ese corte y el tinte malva que le daban un toque sexy, vestida con un pantalón ajustado de color mostaza y una camiseta blanca que dejaba a la vista unos brazos delgados y bastante femeninos, no tan sexys como los de su Brenda, pero si tan lindos que la hicieron imaginarse entre ellos, en sus manos llevaba una pequeña cajita de regalo…

-        Daniela… buenas… tardes

-        ¡Hola princesa! –se acercó y le dio un beso en la comisura de los labios que hizo que Fer se olvidara de Brenda por un momento- creo que empezamos mal, vengo a hacer las paces contigo –le entregó la caja de regalo con una sonrisa y su mirada chantajista que siempre utilizaba cuando la cagaba.

-        No te preocupes Dany, han sido días difíciles, pero… no puedo aceptar esto –empujó suavemente la mano de Daniela.

-        ¿por qué no? Es un simple regalo, no creo que a tu novia le moleste –dijo observando rápidamente que la doctora estaba sola.

-        No, no, no es por mi novia –mintió, claro que era por ella, Brenda se daría cuenta de cada detalle que cambiara- es solo que para mí no pasó nada así que no…

-        Si no lo aceptas regresaré mañana con algo más ostentoso y así será hasta que tomes lo que te doy –la interrumpió empujándola suavemente y entrando por completo a su recibidor.

-        Espera no…

-        ¿no qué? –pregunto la abogada dándole la vuelta y arrinconándola contra la puerta ya cerrada.

-        No está bien… tengo novia… -hablaba Fer con poco sentido, la situación le gustaba, pero pensaba en lo que había prometido a Brenda.

-        Yo también, de echo pienso pedirle matrimonio – habló entre sarcásmo y verdad, y le robó el primer beso, que Fer no correspondió pero tampoco hizo nada por evitarlo- pero ni ella ni tu novia lo sabrán, prometo ser discreta –le sonrió y se acercó a los labios de la doctora esperando que ahora ella la besara, la reconciliación mañanera con Andy la había dejado más caliente de lo que ya estaba, y sucedió, Fernanda se pegó a sus labios y empezó a besarla, despacio y sin prisa, disfrutando de la suavidad de esos carnosos labios, sintiendo como la lengua de la abogada quería abrirse paso dentro de su boca la cual abrió para dejar que entrara, sintió esa lengua escurrirse y juguetear con la suya mientras las manos de la abogada jalaron su camiseta hacia abajo dejando al aire sus grandes senos, sus pezones que ya estaban duros fueron aprisionados por un par de dedos cada uno, haciendo que la doctora gimiera tanto por dolor como por placer y se separara de la boca de la abogada que la miraba con una sonrisa traviesa…

-        No Daniela… -reaccionó de su trance de calentura y empujó a la abogada hacía atrás, que en ningún momento soltó los delicados pezones y como consecuencia los jaló al retroceder…

-        ¿por qué? –se acercó nuevamente a ella, amasando entre sus manos los pechos de Fernanda y succionando sus labios de manera brusca, la doctora ya estaba mojada, empapada, pero Brenda invadía su cabeza y esto no podía continuar…

-        ¡porque no quiero! –y la empujó nuevamente separándose por completo de ella, acomodó su camiseta mientras veía que Daniela se limpiaba el labial corrido de sus labios y le sonreía coquetamente viéndola con deseo- ahora te pido por favor te retires de mi casa –le abrió la puerta y prácticamente la sacó a empujones.

-        Me voy princesa, nos vemos pronto – caminó hacia la calle y una vez en la banqueta le tiró un beso y le guiño el ojo, acto que vio la vecina que tanto admiraba a Brenda y sólo movió la cabeza en negación, haciendo que Fernanda se odiara por ser tan estúpida y odiara a la abogada por ser tan atrevida.

Fernanda fue nuevamente a su sala y apagó su música, la casa se quedó en total silencio, no era la primera vez que se involucraba con alguien desde la ruptura del compromiso, pero ahora las cosas eran diferentes, ahora nuevamente era la novia de la Contadora Peña, como era conocida en los negocios, y ahora era ella quien la había cagado, apenas tenían un día siendo novias y ya se había metido un calentón con alguien que no era ella, nuevamente sonó el timbre y esta vez sí era su comida, recibió el paquete, pago con propina incluida y se metió a su cocina a devorar todo lo que le llevaron, se comió casi media pizza grande y bebió todo el six pack de cervezas, ya encaminada y pensando en Brenda sacó el tequila que estaba guardado en el espacio de abajo de su alacena, la destapó y empezó a beber hasta sentirse con los labios adormecidos y ya un poco mareada, ya eran cerca de las 7 de la tarde cuando caminó a su baño y se desnudó mientras su tina se llenaba, aún tenía rastros de la humedad que había causado la abogada, acondiciono la tina y se metió en ella, y se recostó suavemente recordando la noche en la que Brenda le dio el sí al matrimonio con ella…

…después de que sentí que ya no tenía aquel arnés, tocaba su pequeño clítoris mientras besaba su rostro, tenía una fina capa de sudor que se le veía tan bien, acaricié con mi lengua el contorno de sus labios, que inmediatamente se abrieron al sentir mis dedos jugando en la entrada de su vagina, introduje mi lengua en su boca y Brenda empezó a chuparla como si de una felación se tratase, calentándome más de lo que ya estaba, “penétrame” me pidió cuando dejo de mamar mi lengua, “¿segura?, le dije, pues ella era de esas lesbianas que hasta un dedo te cuesta meterles”, “si nena, cógeme, quiero sentirte adentro” me respondió con un tono demasiado sexy, me coloqué sobre ella haciendo un camino de besos de su rostro a su pecho, besé delicadamente sus senos, mientras mis manos acariciaban su cuerpo completamente, debía hacer que lubricara bien para no hacerle daño, bajé a su abdomen recorriéndolo con mi lengua, llegué hasta su monte de venus, completamente depilado, dejé caer mi aliento sobre él mientras abría sus piernas tomándola sutilmente de sus muslos, Brenda paso sus manos por detrás de sus rodillas y jaló sus piernas hacia ella, dejándose totalmente abierta para mí, nos miramos a los ojos y nos sonreímos en complicidad, sin quitarle mi vista de encima, coloqué la punta de mi lengua en su ano y desde ahí la recorrí lentamente hasta llegar a su clítoris, arrancándole un gemido con mi nombre mezclado en él, hice el mismo camino en retroceso ésta vez me detuve en la entrada de su vagina y puse mi lengua lo más dura que pude e hice el intento de meterla, ella se contrajo suavemente, pues casi nunca se dejaba penetrar, “relájate amor” le dije acariciando su vientre con las yemas de mis dedos, repetí el proceso logrando introducirme más, cuando por fin logré meter mi lengua lo más adentro que se podía empecé a mover la punta dentro de ella mientras mi pulgar acariciaba su clítoris muy lentamente, Brenda gemía ya sin control pero quería que se desesperara para que ella solita cediera a lo que tanto quería yo, “cógeme con mi regalo” me pidió en medio de jadeos, “¿qué?, me tomó por sorpresa pues yo quería que pidiera mis dedos no esa cosa enorme”, “¡por favor, hazme sentir completamente tuya!”, “Brenda eso está realmente grande”, “y quiero que lo uses conmigo bebé”, entonces busqué con la mirada aquél arnés que prácticamente desvirgaría a mi Brenda .

Por supuesto que ella ya había tenido un pene real adentro de esa hermosa vulva, pero sólo había sido una vez, cuando descubrió que los hombres realmente no eran lo suyo y nunca más se había dejado penetrar por nadie, ni siquiera con los dedos, hasta que Fernanda llegó a su vida.

Me coloqué el arnés mientras Brenda me miraba, recostada en la cama y jugaba tiernamente con sus pezones, me miré en el espejo y solté una risita y le dije “¿te imaginas si hubiera sido hombre?”, “yo hubiera retomado el sagrado camino de la heterosexualidad, guapa”, me acerqué a ella y mientras la besaba nuevamente, tomé el lubricante que había comprado en la tienda y lo destape, Brenda ya me abrazaba la cintura con sus piernas mientras sus manos apretaban suavemente mis senos, le di un último beso a esos labios que me había hecho tan feliz desde que nos conocimos y me enderece quedando hincada entre sus piernas que acaricie delicadamente antes de tomar aquel instrumento de goma y ponerle el lubricante suficiente para que su entrada no se resistiera tanto, frote aquel pene en su vulva, no me animaba por completo a meterle todo eso, “hazlo ya, antes de que me arrepienta”, me dijo mientras me sonreía, me recosté sobre ella acercando mis pezones a su boca, le servirían de distractor, gustosa los empezó a succionar uno por uno mientras yo acomodaba la punta en su entrada y de a pocos empecé a meterlo hasta lograr meterle toda la cabeza, Brenda lo sintió y jaló un tanto fuerte mi pezón, “¡mmm!”, “lo siento bebé, se siente muy grande eso”, “tranquila amor, me gusto, y nos reímos, sólo un poquito más, relájate”, abrió más sus piernas y metí el resto del juguete de una sola intención, haciéndola gemir y apretarme las caderas con sus manos, la bese tranquilizándola, “¡Dios, ya había olvidado lo que era tener algo más que un par de dedos!”, permanecí así unos minutos para que su coñito se acostumbrara al tamaño de su regalito, empecé a moverme sutilmente hasta que ella sola empezó a marcarme un ritmo más acelerado con sus caderas, fue entonces que subí sus piernas a mis hombros y entonces sí, sintió el verdadero tamaño de lo que ella me había metido, “Siii Fer, dame todo”, me gimió mientras sus manos arañaban mis muslos y yo empezaba a bombear un poco más fuerte, más profundo y a veces más rápido, “tócate Brenda” le ordené al ver que no lograba correrse como ella quería, entonces aceleré mi ritmo, ella movía rápidamente sus dedos jugando con su clítoris y elevaba sus caderas, sus gemidos eran gritos perfectamente audibles para los vecinos, no tardó mucho para tensarse y en ese momento me salí de ella para beber sus ricos fluidos que eran como una droga para mí…

Y así fue como Fernanda culminó en un orgasmo dentro de su tina, pensando en Brenda y con una gran sonrisa en su rostro, después de un rato dentro de su tina se salió envuelta con una toalla y se arregló para ir al club, escogió un pantalón negro de cuero, una blusa negra transparente, su chaqueta negra y sus botines de tacón de aguja, mientras se arreglaba pidió un taxi, bajo con su celular en el bolsillo, un poco de efectivo y sus llaves, dejó prendidas las luces de su sala y de su patio, se montó en el taxi y emprendió el viaje a su visita, una vez en el lugar vio todo un poco apagado, eran casi las 10 de la noche, normalmente a esa hora ya se veía una larga fila para entrar.

-        ¡hola Nicki! –le dejó un beso marcado en la mejilla.

-        ¡hey, guapa, pensamos que ya no nos visitarías más!

-        Pues ya vez que no, aún no se libran de mi –bromeo un poco.

-        Jajajaja, ya lo veo, Brenda no está, amm… pero pasa, esta Raquel a cargo.

-        No te preocupes, precisamente por eso vine, porque ella no está, me voy a quedar un rato, si puedes entras, necesito algunos puntos de vista… -y se metió, viendo un club casi vacío, rápidamente ubico a Raquel detrás de la barra, en medio de una plática con Silvia y algunos meseros, al verla se codearon y fingieron normalidad.

-        ¡hola Fer! –saludaron Silvia y Raquel.

-        ¡hola chicas, ¿Por qué tan solo el lugar?!

-        ¡algún rollo policiaco, o algo así, supuestamente hay un nuevo grupo delictivo en la zona y los chicos se asustan!

-        ¡Wow, tomaré precauciones entonces!, necesito de su ayuda chicas –dijo viendo a Silvia y a Raquel.

-        Claro –dijo una sonriente Raquel- si es sobre tu cumpleaños ya estamos organizándolo todo, Brenda nos dio un tema especial para ese día –le guiño el ojo.

-        Es muy atenta mi chica –suspiro haciendo sonreír a las chicas que aún no sabían de su regreso- por eso mismo necesito que me ayuden a organizarle su bienvenida, para el mismo día de mi cumpleaños, será sorpresa.

-        Perfecto –dijo Silvia acercándole un tequila a Fer que rápidamente lo tomó entre sus manos.

-        ¡hola guapa! –se acercó René por detrás de la barra y le plantó un beso en la mejilla a Fer- ¿todo bien con la loca de mi jefa? –preguntó haciendo referencia a Brenda.

-        Todo perfecto mi Dj favorita, de echo les tengo la primicia de que vamos a intentarlo nuevamente, ¡ya somos novias de nuevo! –les dijo emocionada.

-        ¡por fin! –dijeron todas en medio de risas.

-        Salud por ustedes entonces –dijo Silvia sirviendo una ronda para todas.

Brindaron mientras René dejaba su consola en reproducción con sus mixes pregrabados, al fin de cuentas el lugar estaba casi vacío, platicaban de todo lo que quería Fernanda para la sorpresa de Brenda, les contó de su renuncia, que también sería una sorpresa para su amorcito, ya estaba un tanto borracha y les sugirió hacer un pequeño concierto en ese instante, René corrió a hacer las preparaciones necesarias, Raquel que ya sabía sus dotes musicales corrió a la oficina de Brenda a sacar la vieja guitarra que tocaban en cada velada donde la parejita se cantaba mutuamente haciendo corear al público y al personal que las escuchase, con todo preparado se sentaron en el escenario que casi nunca se usaba y encendieron los micrófonos, para ese entonces ya Nicki se había unido, dejando a un chico de seguridad en la entrada, todas estaban bebiendo y sólo había alrededor de 10 clientes en el lugar, eran casi las 3 de la mañana cuando la voz de Fernanda se hizo sonar en el micro, acompañada de su guitarra, dedicó su primera canción a su amada, que no estaba presente pero que estaba segura la escucharía en sus sueños, una versión acústica de “creo en ti, de Reik” la hizo llorar de alegría, mientras veía con algo de asombro como René devoraba la boca de Nicki mientras limpiaba la marca de labial que tenía en su mejilla, pensó que sólo había sido un acostón pero lo que veía le confirmaba que ya llevaban casi un año de relación, siguió su concierto con “muero de amor de Jesse y Joy”, llorando con más fuerza pues se sentía realmente mal por recordar lo que ocurrió con Daniela, casi al terminar esa canción dirigió la mirada a quien la veía insistentemente desde hace unos minutos, y se encontró nuevamente con los ojos de Daniela, pensó que estaba viendo cosas que no eran por el alcohol, pero cuando vio que la chica que acompañaba a Daniela se colgaba de su cuello y la besaba sensualmente siendo correspondida, sintió una pequeña pizca de celos que la hizo seguir cantando en directo sin despegar la mirada de la pareja, Raquel se dio cuenta y le dio un codazo a René, que seguía disfrutando los labios de Nicki, le señaló discretamente y observaron la reacción de la doctora, cuando termino se limpió los ojos discretamente, agradeció al público que le aplaudía y le pedía una última canción, se dio cuenta que Daniela ya había tomado asiento junto con su acompañante y otros tipos que las acompañaban, tenían unas copas en su mesa y prácticamente la ignoraba, subió nuevamente al escenario y dedico la última canción “para las serpientes que saben cómo envenenar a su presa”, haciendo que las chicas casi escupiesen sus bebidas y logrando que Daniela volteara a verla sin dejar de mostrar su sonrisa cínica.

“El Color De Tus Ojos despertó mi interés,

y solo tengo ganas de verte otra vez,

dime que no está prohibido,

quizás me animo y te pido

verte el sábado a las diez…

Daniela no dejaba de verla cantar, René veía a Fernanda y se imaginaba que alguna tontería había pasado, Nicki se reía y llenaba nuevamente las copas, Raquel miraba hacía un lado y hacía otro y le decía cosas a Silvia que le hacía señas a Fernanda para que bajara de ahí.

El Color De Tus Ojos se robó mi atención,

te vas metiendo dentro de mi corazón,

perfecta en cualquier sentido,

con pantalón o vestido robas mi respiración…

Daniela dejo de hablar con su acompañante y los otros hombres, haciéndolos voltear a ver a quién le estaba robando toda su atención, la acompañante de Daniela la jaló de la mandíbula y le dijo algo haciendo asentir a Daniela que retomaba su conversación.

Qué más quisiera que fueras el sueño que se vuelve realidad,

me gustas tanto y eso es toda la verdad,

me siento emocionado no sé si te ha pasado…

Que si pudiera te viera

de lunes a domingo sin parar

esto que siento no se puede comparar

y si vez que me sonrojo

si te burlas no me enojo

yo solo sé que de ti me enamore…

Daniela volteó a verla nuevamente y Fernanda le lanzó una sonrisa de burla, pues, si la abogada quería jugar sucio, ella también sabía jugar, había aprendido de la mejor, su Brenda.

Qué más quisiera que fueras el sueño que se vuelve realidad,

me gustas tanto y eso es toda la verdad,

me siento emocionado no sé si te ha pasado…

Que si pudiera te viera

de lunes a domingo sin parar

esto que siento no se puede comparar

y si vez que me sonrojo

si te burlas no me enojo

yo solo sé que de ti me enamore…

Las chicas le aplaudieron eufóricas por las emociones encontradas y la ayudaron a bajar del escenario, Fernanda inmediatamente se abrazó a René, Nicki las observaba y no sabía qué hacer, volteó y se dio cuenta que Daniela estaba pagando a la mesera por el servicio, los hombres que la acompañaban ya se habían escabullido sin que ella se diera cuenta, y la chica que estaba con ella terminaba su cigarrillo mientras trataba de verle la cara a Fernanda, René consolaba a Fernanda, aunque no la pudiera ver por estar enterrada en su pecho, sabía que estaba llorando, Silvia se encargaba de traer más alcohol a la mesa y Raquel ordenaba que el lugar fuera cerrado, Nicki fue a supervisar que la clientela saliera y los chicos cerraran, vio a Daniela cargar a su acompañante y llevarla hasta un deportivo rojo, en medio de besos y caricias la ayudo a subir y levantó su mano hacia ella, a manera de despedida, cerraron las puertas y despidieron al personal que se iba, quedándose únicamente ellas, el círculo cercano y de confianza de la contadora.

-        ¿Qué sucede chaparrita? –le preguntó René a Fernanda, que ya había calmado un poco su llanto, recibiendo un movimiento negativo con su cabeza por parte de Fer- ¿en serio le dedicaste eso a la abogadita? –esta vez la cabeza de Fernanda afirmo y René rio levemente.

-        No te burles –por fin levantó la cabeza Fernanda con una media sonrisa en su boca- perdón –dijo mirando a Nicki que la miraba de brazos cruzados, pero esa era su manera de estar, la chica le devolvió una sonrisa y negó con la cabeza.

-        ¿qué fue eso? –pregunto Silvia con un agua en su mano.

-        No lo sé, a mis 27 casi 28 estoy confundida –se rio sentándose en un banquillo de la mesa en la que estaban.

-        Le dedicaste eso a la abogaducha esa ¿Por qué en verdad piensas que es una serpiente venenosa? O ¿Por qué te gusta? –hablo Raquel, sin rodeos, ella apreciaba a Brenda y no permitiría que le hiciera daño.

-        Necesito contarles algo, pero necesito que prometan no decírselo a Brenda, por favor –habló mirándolas mientras ellas asentían y levantaban la mano derecha- le fui infiel a Brenda –las chicas se miraron entre ellas y René la miró tratando de analizarla- Daniela fue esta tarde a mi casa, y me besó, y yo le correspondí, no se a que juega, intenta ponerme en contra de Brenda y de su hermana, me busca y después viene con su novia-futura esposa…

-        Sólo quiere romperte –le aseguro Nicki abrazándose a la espalda de René.

-        No sigas su juego –habló Silvia.

-        Sí, Brenda no lo merece… –dijo Raquel- o tal vez sí, por lo que te hizo, pero… está intentando cambiar.

-        Brenda me hizo jurarle que te cuidaría, así que… si esa chica vuelve a buscarte, tendrás que mudarte al departamento de Brenda –le dijo René- al fin, somos vecinas y nosotras cuidaremos de ti mientras ella regresa.

-        Sí, gracias, no le dirán nada ¿verdad?

-        No pequeña, eso se lo dirás tu, y yo me encargaré de que lo entienda, pero si quieres hacer bien las cosas con ella, empieza por no ocultarle nada –le advirtió René.

-        Bien, debo irme- se levantó Fer.

-        ¿y en qué te irás si llegaste en un taxi? –le dijo Nicki

-        Espéranos, cerramos todo y te vas con nosotras al departamento de Brenda –le dijo René.

-        Perfecto –sonrió Fer- ¿creen que mañana mismo pueda mudarme para evitar toparme a Daniela?

-        Lo que tu decidas guapa, nosotras te ayudaremos a empacar –dijeron René, Silvia y Raquel.

-        Bien, ¿les parece que hoy nos quedemos en casa de Brenda para temprano ir a traer las cosas de Fer? –preguntó Raquel.

-        ¡siii! –gritaron las demás y emprendieron a hacer sus labores para dejar todo debidamente cerrado, Fernanda intentó ayudarles, pero todas se negaban y la sentaban a la fuerza, pues, la mujer de Brenda, es decir, la futura dueña de los negocios de la contadora, no podía ni debía hacer lo que era deber de ellas.

Cuando terminaron de arreglar todo dejando listo el negocio para el otro día eran casi las 5 de la mañana, se repartieron, dejando que René se fuera en su camioneta con su novia mientras Silvia llevaba en su coche a Raquel con el retiro de la caja y a Fernanda que era quien le indicaría como llegar al departamento, René las escoltó en todo momento hasta que llegaron al edificio y dejaron sus vehículos en el estacionamiento, subieron todas resguardando a Raquel, pues al ser quien llevaba el efectivo en su bolso y al ser la conocida mano derecha de la contadora, temían a diario ser el blanco de la delincuencia, una vez se abrió al ascensor corrieron cual niñas pequeñas a las puertas del departamento, bajo la amenaza que la última en llegar haría el desayuno por la mañana, René le entregó las llaves a Fernanda que abrió inmediatamente la puerta y vio el departamento de su amada, oliendo a canela pues era su olor favorito, y en la sala una foto enorme de ellas juntas, tomada en sus primeros meses de relación, estaban mojadas pues fue el cumpleaños de Brenda y la tradición así lo marcaba, sonrió ante la imagen y el recuerdo y se repartieron para dormir en las dos habitaciones, ellas tres dormirían en la habitación de Brenda y Nicki dormiría con la Dj en la habitación del fondo del pasillo. Se quitaron el exceso de ropa, pues se tenían confianza y se metieron a la cama con sus alientos un tanto alcoholizados mientras Raquel guardaba en la caja fuerte que Brenda había dejado instalada especialmente para el dinero del club, todas cayeron rendidas despertando casi al medio día, tras el olor a comida que llegaba a ellas, Fernanda se levantó primero, fue a asearse la cara y la boca y salió a la cocina viendo como el par de enamoradas preparaban los platillos mientras se besaban tiernamente, pronto se unieron las demás y mientras desayunaban René y Nicki fueron a ducharse a su departamento, una hora después ya estaban subiendo a sus respectivos vehículos, con las indicaciones de Fernanda llegaron a su casa, les abrió la puerta y las hizo pasar, les mostró toda la casa y como todas quedaron encantadas acordaron hacer una parrillada cuando Brenda regresara, ya estaban subiendo las maletas de la doctora a la camioneta de René cuando Nicki vio que la abogada caminaba en dirección a esa casa, le hizo señas a René que disimulo pero enfoco su atención en lo que llevaba en las manos, la abogada llevaba una bolsa de regalo de tamaño mediano, pero el logo fue lo que llamo la atención de René, ROLEX , ¿pensaba comprarla?, la abogada pasó junto ella sin siquiera ponerle la mínima atención, Brenda es más alta y más guapa, pensó y soltó una sonrisa junto con Nicki, la vieron tocar el timbre y esperar pacientemente a que la puerta se abriera, Fernanda la observó al abrir la puerta.

-        ¡buenas tardes princesa! –y se acercó para besar la comisura de sus labios, pero esta vez Fernanda se hizo hacia atrás, llenando de orgullo a las amigas de Brenda y de vergüenza a la abogada.

-        Buenas tardes Daniela, en que puedo ayudarte –habló Fer mientras Raquel y Silvia salían de su casa con algunas cosas es sus manos.

-        Te traigo mi señal de tregua –levantó en sus dedos la bolsa que llevaba.

-        Ya te dije que no puedo aceptar regalos –dijo un poco nerviosa.

-        Y yo te dije que si no lo aceptas volveré a diario con algo más ostentoso, si algo aprendí en mi puesto es que todos tenemos un precio –le sonrió cínicamente a la doctora, haciéndola enojar, pues si Brenda nunca la trató como una puta ¿con que derecho venía esta tonta a hacerla sentir así?

-        Mira Daniela, no sé qué tipo de mujeres estés acostumbrada a tratar, pero no soy ninguna puta para que intentes comprarme, ahora si me disculpas tengo cosas que hacer –se dio la vuelta para jalar su puerta y cerrarla, pero Daniela la empujó hacia adentro y cerró la puerta, alertando a René y a las demás que pronto corrieron a la puerta e intentaron abrir pero tenía el seguro puesto, las chicas alcanzaron a escuchar el alboroto adentro, pero no fue hasta que Nicki, con sus largas y fuertes piernas pateó la puerta hasta abrirla y encontraron a Fernanda tratando de controlar a Daniela que se movía ágilmente liberándose de la doctora y golpeándola unas cuántas veces, cuando Fernanda se sintió acorralada no vio más remedio que golpearla en el estómago, sacándole el aire y siendo arrastrada por Silvia y Nicki afuera de la casa, una vez afuera Daniela se soltó y Fernanda que ya estaba en la puerta escucho un:

-        ¡acabas de firmar tu futuro, estúpida, a mi ninguna niñita me rechaza de ésta manera, vas a suplicarme y entonces te trataré como la puta que eres!

-        ¡lárgate si no quieres que llame a la policía! –gritó René

Las chicas revisaron que Fernanda no tuviera alguna herida, sólo esperaron unos minutos y la agencia que vendería su camioneta llego a traerla, una vez todo arreglado se subieron a sus vehículos y cuando iban de salida se toparon con la novia de la abogada, que iba conduciendo alegremente su deportivo rojo, les lanzó las luces saludando pues Fer, “la chica romántica” como se había referido a ella la abogada, iba como copiloto en el auto delante de la camioneta. Cuando llegaron al departamento de Brenda descargaron todo y empezaron el interrogatorio…

-        ¿Qué pasó ahí adentro? –preguntó Silvia mientras mordía una manzana que había tomado de la mesa de Brenda.

-        Me dijo que solo quería un acostón y me dejaría en paz, la mandé directo a la china, intento besarme, le di una cachetada y el resto lo vieron ustedes –contesto tomando un vaso de agua.

-        Bien, pues la perra ya lanzó su amenaza, no sabemos exactamente que vaya a hacer, pero una zorra dolida es peligrosa –dijo Raquel.

-        Creo que lo prudente sería informar a la policía –dijo Nicki.

-        Nena… esa loca es abogada, tiene contactos por doquier –le dijo René recargándose en su hombro y besando su cuello.

-        Bien, entonces no saldrás sola hasta que Brenda llegue y ya ella decidirá qué hacer –dijo Nicki recargando su cabeza sobre la cabeza de René.

-        Perfecto, haré lo que ustedes digan, entonces… las ayudaré en el club ¿les parece? –las chicas asintieron y se despidieron de ella, pues Silvia y Raquel necesitaban irse cada una a sus casas a arreglarse para la noche, ya que por el ajetreo Raquel decidió que abrirían hasta las 8, para poder descansar un poco, René y Nicki cuidarían a Fer desde el departamento vecino, así que no habría problema.

Cuando Fer se quedó sola decidió llamar a Rebeca, pues no sabía noticias sobre su amada Brenda, y aprovecharía para informarle lo que paso con su gemela, como decía ella, por seguridad.

  • Hola Fer, como estás –respondió Rebeca con una voz agitada, sonrojando a Fer por imaginarse que había interrumpido su “descanso” con su esposa.
  • Rebeca, perdón por interrumpir, amm… si quieres te hablo más tarde.
  • No jajaja, estábamos… en nuestra rutina de ejercicio, no pasa nada –respondió algo apenada por la carcajada que soltó Vero al escuchar semejante mentira, pues realmente si las había interrumpido en su faena sexual sabatina.
  • Lo siento, de verdad, sólo quería saber que paso con Brenda… -dijo ya con la cara hirviendo pues escuchó la risa de la chica que días antes contesto el teléfono y después unos sonidos algo extraños a lo lejos que hicieron suspirar a Rebeca.
  • No te preocupes, no pasa nada, ella está bien, ¿tu como estas? –respondió, ocultándole que Brenda realmente la estaba pasando mal, nada raro, pues, las adicciones no son fáciles de soltar y realmente tenía la misma reacción que los otros adictos, pero en unos días mejoraría considerablemente, pues la desintoxicación ya había comenzado.
  • Paso algo extraño con Daniela… -y le contó desde que llegó con los tulipanes hasta ese día que había tenido que golpearla, detalló todo, sin omitir absolutamente nada, y a continuación escuchó un largo silencio del otro lado de la bocina y después un suspiro pesado…
  • No te preocupes Fer, Daniela no te tocará, es normal su reacción, está acostumbrada a pagar por… placer, yo me encargaré de ella, por lo mientras mantente alejada en lo posible de todo lo que la involucre, y escríbeme por mensaje en cuanto suceda algo extraño, ¿está bien? –habló Becka con Vero abrazándola por la espalda y recibiendo pequeños besos en los hombros.
  • Si Rebeca, gracias por todo y discúlpame nuevamente –dijo ya más relajada.
  • Te disculpo si para la próxima dejas de decirme Rebeca, llámame Becki por favor, es menos… seco –le dijo acariciando las piernas de Vero.
  • Está bien Becki, gracias por todo, saludos a tu esposa, espero conocerla pronto –escucho un “no hay problema Fer, bye” del otro lado de la bocina y seguidamente un “continúa donde te quedaste linda”, cortó inmediatamente la llamada y se recostó en la cama de Brenda, abrazando esa almohada que contenía el olor de su amada…