Una combinación perfecta - Cap. II

 Y ¿esto? –acaricié su mejilla  Ésta es tu palma mujer –empezó a reír por la cara que hice- tranquila, yo fui la culpable por meterme entre dos gatas en celo –y soltó una carcajada- ¿bailamos?

yo estaba bastante ebria a decir verdad y le sugerí que fuéramos a su apartamento o a un hotel, arrojándome al mismo tiempo a besarla torpe y desenfrenadamente, ella correspondió solo un poco y cuando sintió mis manos bajando por su cuello me detuvo y me dijo “espera muñeca, quiero hacer las cosas bien contigo” …


CAPITULO 2

Su sonrisa me hizo volver a la realidad, pero una pregunta constante invadía mi cabeza “¿en qué momento dejamos que todo se fuera a la mierda?”.

-        Cambiaste muchos detalles desde la última vez que vine, el uniforme les sienta genial a los meseros –empecé a platicar con Brenda.

-        Si, fue idea de Tania darle una nueva imagen al lugar y empezamos por renovar la imagen del personal –respondió mirándome con un poco de pena.

-        Y… ¿cómo van las cosas con ella? Están por cumplir 6 meses si no me equivoco.

-        Todo bien, es… -hizo una pausa mirando al vacío- … perfecta.

-        Sonreí con ironía y asentí – entonces vas por buen camino –bebí mi Martini de golpe y sostuvimos nuestras miradas, hasta que llego Chivis con una ronda de tequila.

-        ¡a disfrutar chicas, que la noche es joven! –tomamos los chupitos las tres- ¡salud!

Eran cerca de las 11 de la noche, ya había tomado bastante pero no lo suficiente como para olvidar mi asqueroso día, cuando sentí un abrazo a mis espaldas, al voltear me encontré con los ojos celestes de Raquel que miraba intensamente a Brenda intentando decirle algo.

-        ¡vamos a bailar, es mi hora libre! –nos dijo a las dos, me tomó de la mano haciéndome bajar del banquillo y me jaló a lo más profundo de la pista, entre empujones por las parejas que bailaban empezamos a movernos, sonaba Rihanna en una mezcla muy electro que te incitaba a moverte, había olvidado los últimos 7 meses lo que era bailar, Raquel se movía sutilmente frente a mi mientras yo daba la espalda a la barra, paso casi media hora y cada que intentaba voltearme Raquel hacía algo para mantenerme así, no le di importancia y seguimos bailando hasta que necesitaba ir al baño.

-        ¡necesito ir al baño! –le grite al oído.

-        ¡vamos, necesito retocar mi maquillaje! –y me jalo de la mano a los baños que tenían reservados para el personal, cuando pasamos por la barra me pareció raro no ver a Brenda vigilando todo, y Chivis me sonrió tontamente siguiéndome con la mirada, haciéndole señas a Raquel que la ignoró por completo.

Abrió la puerta y lo siguiente que vi fue a Tania recargada en la pared, con una pierna en la cintura de Brenda, la mano izquierda de Brenda apretando el seno derecho de Tania y su mano derecha se movía frenéticamente debajo del vestido y entre las piernas de Tania que la abrazaba con su mano derecha y su mano izquierda estaba dentro del pantalón de Brenda, Tania gemía al aire y Brenda gemía en su cuello. Estaban disfrutando hasta que Tania abrió los ojos, me vio directamente y grito enfurecida.

-        ¿Qué hace aquí esta perra? –aparto a Brenda de un empujón y empezó caminar hacia nosotros.

-        ¡vámonos! –me dijo Raquel y rápidamente me jaló de la mano, tratando de llevarme lejos de ahí, yo sólo la seguía sin entender porque la huida y escuchando al fondo los gritos entre la pareja- ¡perdón, no quería que vieras eso! –se disculpó cuando estábamos frente a Chivis en la barra.

-        ¡basta, explícame que sucede! –le hable a Raquel, que miró a Silvia.

-        ¡yo te explico! –me dijo Chivis-, Tania condiciono a Brenda para que dejara de verte, le parece muy sospechosa su “amistad”, hoy tenía una cena importante para presentarla con su familia y Brenda le canceló poniendo de pretexto el club, cuando Raquel te sacó a bailar fue porque vio a Tania llegar, vino a asegurarse del imprevisto que tenía Brenda y bueno…

-        ¡diablos, pensé que sabía nuestro pasado y no había tenido problema! –les dije.

-        No lo tenía cariño, sólo que Brenda por “error” en una de sus discusiones le dijo que tú eras mejor que ella y que daría todo por estar como hace 1 año… contigo.

La plática quedó ahí, Raquel sólo me miraba y yo pedí otra copa, pasaron unos 10 minutos cuando escuché un “¡detente Tania, no la toques!” A mis espaldas, sentí un tirón en mi hombro y al voltear me recibió una buena bofetada y varios gritos, se prendió de mi cabello y empezó a jalarme, Brenda intentaba separarnos y Nicki, una chica de seguridad quiso detenerme cuando lancé el primer puñetazo al rostro de Tania, golpee su estómago con mi otro puño y sólo así me soltó, escuché un “¡detente Fernanda!” de la voz de Brenda, pero la rabia me había invadido, Tanía araño mis brazos en el forcejeo, la tomé del cuello y empecé a golpearla con mi rodilla mientras ella me golpeaba el rostro cada vez más, cuando Brenda por fin logro meterse entre las dos detuve mi mano a punto de pegarle, me abrazo y me hizo caminar hacia atrás mientras Nicki abrazaba a Tania para tranquilizarla. La música había parado y había varios flashes apuntando a nosotras, Chivis había saltado la barra para ayudar a detener nuestra riña y Raquel estaba intentando hacer que la fiesta siguiera como si no hubiera pasado nada.

-        ¡¿siempre va a ser ella, no es así?! –grito Tania con un pómulo sangrando y abrazándose a sí misma.

-        No amor, ¡basta ya!, estoy contigo… -habló Brenda.

-        ¡no, no lo estás, y no lo vas a estar hasta que te deshagas de ella, quítate ese estúpido anillo que siempre traes puesto! –Brenda miró su mano y volteó a verme, mi rostro estaba sangrando nuevamente, mi cabello estaba más que alborotado y mis brazos con largas heridas a punto de sangrar.

-        No voy a quitarme nada, detén esta discusión antes de que sea demasiado tarde…

-        ¡¿Qué vas a hacer?!, -camino altivamente hacia Brenda- ¿vas a dejarme, la vas a elegir a ella como siempre? –empujo suavemente a Brenda, al ser de su misma estatura trataba de intimidarla, siempre supe que estaba loca…

-        No te atrevas –le advertí a Tania desde atrás de Brenda-, eres una estúpida si crees que vas a poder tocarla sin que te arranque la cabeza antes de que pestañees siquiera.

-        ¡tú cállate puta!, ¿crees que no estoy enterada de que me ven la cara de idiota?, ¿crees que no me di cuenta de las marcas que dejaste la última vez que te cogió? –me grito mientras el público hacía bulla.

-        ¡guarda silencio Tania! –escuche gritar a Brenda- ¡vámonos de aquí! –la jaló del brazo hasta el estacionamiento mientras Tania seguía tironeándose para soltarse.

Silvia le hizo una seña a René y la música empezó a retumbar nuevamente, Raquel y otra chica nueva me llevaron detrás de la barra y Nicki llegó con un botiquín, empezaron a limpiar mi rostro, tenía unos arañones, ahora tenía ambos pómulos amoratados, los puntos estaban intactos afortunadamente, limpiaron mis brazos y veía como Silvia me miraba divertida.

-        ¿Qué te hace tanta gracia? –pregunté un tanto molesta

-        Lo sexys que se veían peleando por Brenda, ¿conoces la historia del nombre no? –solté una risa y recordé.

Llevábamos casi dos meses saliendo como novias y dos meses y medio desde el día en que nos conocimos, había renunciado a mi trabajo en gimnasio y  empezado a trabajar como mesera en su club los días que estaba libre en la clínica para tener una ganancia extra y estar cerca todo el tiempo, cada que podíamos nos robábamos besos a través de la barra, yo había notado que unas cuantas chicas me lanzaban miradas de odio o murmuraban cosas como es la “muñequita de turno”, en varias ocasiones pensaba profundamente en porque Brenda siempre se dirigía a todas como “muñeca” excepto a mí, aunque la primera vez que la bese en su auto me lo dijo fue la única ocasión que me había nombrado así. Cuando iba a la bodega a sacar botellas para Silvia varias veces era sorprendida por mi chica, muchas veces jugueteábamos sexualmente sin llegar más allá de besos, caricias y unos buenos calentones con los que me dejaba, nunca quiso que hiciéramos el amor en la bodega, ni en el baño, ni en su pequeña oficina, y mucho menos en el estacionamiento, su club al parecer era sagrado para ella. Continuamos así hasta que no me aguante más y un día le pregunte aún con mi blusa medio abierta, sentada en unas cajas de licor abrazándola desde la espalda y con ella metida entre las piernas, la rodee con mis manos, pasándolas al frente para poder acariciar su abdomen plano y duro como una roca, “¿por qué nunca me has hecho el amor aquí?”, ella dejo de respirar por un momento y me respondió “promete que si te cuento nada cambiará entre nosotras”, asentí y empezó a contar “meses antes de conocerte deje de ser un lío total, me metía con toda chica que me provocara mini infartos al pasearse frente a mí, nunca quise encariñarme con nadie y a todas les llamaba “muñeca”, era más fácil que recordar sus nombres (ambas reímos), regularmente tenía sexo con ellas aquí, era demasiado excitante saber que podíamos ser vistas por alguien, muchas de ellas venían con su pareja, y muchas otras solo venían por la fama que traía a mis hombros sobre “jugar con mis muñecas”, aclaro, no todas las que me seducían me convencían de jugar con ellas, Silvia muchas veces me encontró en alguna sesión de sexo con las chicas, y Raquel, ella sólo quería seguir mis pasos, es una chica algo joven y después de verme cogiendo con su prima quiso empezar a experimentar, por eso trato de ligarte aquel día (asentí recordando la primera vez que fui) intentando ganarme mi próxima “victima”, y bueno un día platicando con René me hizo ver que ya estaba mayorcita para seguir con mis juegos y que muchas chicas aparte de los golpes que se llevaban al discutir por mí, resultaban con el corazón roto y al final del camino el mío también iba a romperse, (hizo un silencio en el que la abracé con fuerza) por eso el nombre del lugar, por eso nunca te he hecho ni te haré el amor aquí, y por eso eres a la única a la que no le digo muñeca (y cuando iba a hacer la pregunta me dijo) porque tú no eres ningún juguete, ni eres mi diversión, ni eres la chica de turno, eres mi novia. Se volteó y beso mis labios tiernamente, acariciándolos con su lengua, “¿estamos bien?” pregunto mientras yo le asentía acariciando su rostro, “espera ¿cómo es que Raquel quería adelantarse a tus planes?”, sonrió tiernamente y me dijo “cariño, cuando tu pisaste este sitio, yo ya sabía tu nombre” …

-        Bueno chicas, tengo que irme, mañana tengo un funeral –dije al reaccionar de mi trance y me levanté de la silla donde estaba- gracias por todo y discúlpenme por hacer este alboroto –hablé mientras rehacía mi peinado.

-        No puedes manejar así, estas ebria y golpeada –me detuvo Nicki haciéndome sentar nuevamente- espera a que regresa Brenda y veremos qué hacer.

-        Estoy bien –repliqué- además ella no regresará, tiene que estar con su novia para calmarla.

-        Pues yo no estaría tan segura –me dijo la chica nueva mirando hacia la puerta trasera.

Al voltear sentí una emoción al ver que había vuelto, pero al fijarme bien nuevamente me invadió la rabia, traía la cara enrojecida, una palma marcada en su mejilla derecha y unos arañones en el cuello, pensaba decir algo, pero preferí guardarme mis palabras cuando la vi acercarse a mí con los ojos llenos de agua a punto de llorar, no dejo que me levantará y se abrazó a mí, aferrándose como niño a su madre, y por primera vez desde que terminamos la vi quebrarse y llorar a mares, enterró su cara en mi abdomen intentando ahogar su llanto, yo la abracé fuerte sosteniéndola en todo momento, justo como lo prometimos, todas las chicas se hicieron a un lado dándonos un poco de privacidad, cuando se calmó un poco se levantó aun con lágrimas en los ojos.

-        ¿por qué no podemos ser felices? –hablo tomando mis manos entre las suyas.

-        No lo sé princesa, éramos una combinación perfecta, pero… –besé sus manos y las solté sólo para limpiar sus lágrimas con mis pulgares, ya sentía mis ojos empezar a vidriarse- ¿cuándo te vas a quitar “ese estúpido anillo que siempre traes puesto” ? –repetí las palabras de su novia intentando hacerla sonreír.

-        En el mismo instante en el que me borres de aquí –dijo tocando el lado izquierdo de mi pecho para subir a limpiar las lágrimas que ahora brotaban de mis ojos.

-        Bueno chiquita, y ¿dónde la fuiste a dejar? –pregunte intentando hacer a un lado nuestros traicioneros sentimientos.

-        Se fue en su coche, dijo que hablábamos cuando estuviéramos tranquilas –agachó los ojos.

-        Y ¿esto? –acaricié su mejilla

-        Ésta es tu palma mujer –empezó a reír por la cara que hice- tranquila, yo fui la culpable por meterme entre dos gatas en celo –y soltó una carcajada- ¿bailamos?

Tomé su mano y caminamos al centro de la pista, empezamos a bailar lento mientras sonaba “Sólo mía de Yandel”, pegué mi trasero a su pubis mientras ella me tomaba de las caderas y cantaba a mi oído “Sigo pensándote, imaginándome que estás tocándome y provocándote, hay secretos en mi habitación, loco por volver a verte y recordarte cómo te hago subir al cielo, tu cuerpo es una sombra y yo agarrado de tu pelo, tus gemidos, tu silueta que aparecen en mis sueños, quién diría que entre tantos soy tu dueño…” , me di la vuelta y viéndola a los ojos coree “¡sabes que siempre serás mía, solo mía!” , seguimos bailando y René mezclaba como si fueran dedicatorias, hizo sonar “Que va de Ozuna”, “escápate conmigo de Wisin”, “Robarte un beso de Carlos Vives”, “Perro fiel de Shakira”, “Reggaetón lento de CNCO”, “Sin contrato de Maluma” y muchas otras canciones que bailamos sensualmente, volteamos a verla al mismo tiempo cuando empezó a sonar “Felices los cuatro de Maluma”, ella nos guiño el ojo y enfocaron las luces en nosotros mientras seguíamos bailando muy pegadas, empezó a mezclar hasta caer en la versión salsa de Marc Anthony y fue cuando nos separamos y me hizo señas con la cabeza mientras me extendía su mano, seguimos bailando acoplándonos al ritmo y empezamos a dar giros mientras el público aplaudía nuestros pasos que parecían ensayados, empezó a sonar “Yo también de Romeo Santos y Marc Anthony” y fue mi turno de hacerla bailar tan sensual como a mí me gustaba verla, la última canción que bailamos fue “Propuesta indecente de Romeo Santos”, mandada a pedir por Brenda con la ayuda de Frank, cuando empezó a sonar me dio una vuelta y al terminar frente a ella metió su pierna entre las mías y me sostuvo firme de la espalda, bailábamos muy pegadas mientras movía mis caderas y frotaba mi vulva en su pierna al mismo tiempo que ella se frotaba contra mí, pego su boca a mi oído para decirme “vas a hacer que me corra en tus cadera” , “adelante cariño” respondí pegándome a ella todavía más, René se dio cuenta de lo que hacíamos y atenuó las luces, aunque dudo que nadie más nos haya visto, estábamos dando el espectáculo de la noche y luego de protagonizar la riña con la ayuda de Tania éramos el centro de atención del lugar, sentí a Brenda apretarme la espalda mientras su cuerpo temblaba, se detuvo en seco y se flexionaron suavemente sus piernas, la sostuve lo mejor que pude debido a su altura, empezamos a reír y camino lo más normal posible con su brazo en mi hombro y mi mano en su cintura, llegamos a la barra y pude ver la hora en el reloj de Silvia, 3:17 a.m.

-        ¡tengo que irme Guapa!

-        ¿por qué tan pronto?, aún es temprano –me dijo Brenda al oído.

-        Tengo que asistir a un funeral al medio día, estoy un poco borracha y realmente empapada –señale hacía mi vagina, haciéndola reír.

-        No puedes manejar así cariño, me despido de las chicas y te llevo –se dio la vuelta rápidamente para que no me negara. La vi despidiéndose de todas y a medida que se separaban se despedían de mi desde lejos, sólo René dejó su consola y se acercó a darme un abrazo para decirme disimuladamente “no dejes que regrese con esa niña, tu sabes cómo mantenerla contigo, esa cachetada no se la diste tu “, me dio un beso en la mejilla y regreso como si nada a su cabina.

Brenda termino de darle indicaciones a Raquel y camino al primer banquillo de la barra, donde estaba yo sentada.

-        Vámonos bebé –tomo mi mano izquierda y levante la derecha para despedirme de todas, caminamos al estacionamiento, sacó mis llaves de su bolsillo y abrió la camioneta, me ayudo a subir y cuando se acercó a ponerme el cinturón de seguridad tomé su mano derecha y la lleve a mi entrepierna mientras me acerqué a su boca y empezamos a besarnos.

-        Hazme tuya mi amor, me tienes súper caliente desde que fuiste por mí a la clínica –siguió besándome mientras estimulaba mi clítoris sobre mi ropa, baje mi mano derecha a su pantalón y lo desabroche, metí mi mano a su vulva que estaba igual de empapada que la mía, toque su clítoris demasiado caliente y me deslice más abajo intentando buscar su entrada, alguien nos lanzó las luces altas y rápidamente saque mi mano de su pantalón, me dio un pico, cerró la puerta y se dio la vuelta para subirse.

-        No vuelvas a hacer esto

-        ¿hacer qué? –pregunte esperando que me dijera que le debía fidelidad a Tania.

-        Intentar hacer que pierda la razón por ti, no eres ninguna puta para que te coja en cualquier aparcamiento.

Encendió la camioneta y tomó camino a mi casa, no hubo ningún ruido durante los 30 minutos que nos hicimos en llegar, más nunca soltó mi mano que de vez en cuando recibía apretoncitos de ella, al aparcar frente a mi casa apagó la camioneta, me ayudo a bajar y caminamos hasta la puerta, abrí con la llave que traía Brenda y entre a tirarme en el sofá de la sala. Brenda se encargó de cerrar y fue hasta la cocina a prepararme su clásico café cargado de no sé cuántas cosas para hacerme vomitar, cuando llego con la taza entre sus manos fingí que estaba durmiendo.

-        Arriba pequeña, tienes que tomarte esto –susurraba en mi oído y me daba besitos en mi mejilla- vamos, sé que estas despierta, si no lo tomas me iré de aquí y pasarás tu borrachera sola.

-        No quiero, mejor saca esa botella de tequila que está en mi alacena –le dije aún tirada en mi sofá.

-        No Dra. Fernanda, mañana tenemos un funeral y no vas a asistir ebria, te lo tomas por las buenas o te hago vomitar por las malas.

-        Ok, ya, dame esa poción y llévame al baño –me levante con cara de asco.

Una vez en el baño, no alcancé a beber media taza cuando ya estaba vaciando todo mi interior en el retrete, Brenda me sostenía de la cintura y detenía mi cabello, siempre me cuidaba hasta que estuviera repuesta, cuando terminé me levante a asearme la cara y la boca, ella me miraba y reía un tanto divertida, cuando termine camine hacia ella y la tomé por el cuello.

-        Usted, contadora, me debe algo –empecé a besarla, con mis dedos tocaba su cuello herido y la hacía estremecerse, su boca aún tenía rastros de alcohol, sabía a tequila, mezclado con un toque de menta de sus inseparables gomas de mascar, y en el fondo un ligero sabor a cerezas- ¿desde cuando usas labial de cerezas? –interrumpí el beso.

-        No es momento de preguntas Fernanda –reanudo nuestro beso- me dijiste que tenías una calentura tremenda y hay que darle solución, no es saludable para el cuerpo.

Intente separarme un poco, pero Brenda me jalaba cada vez más de mi cinturón, “me encanta tu trasero”, tiró suavemente de mi short enterrando un poco la tela entre mis nalgas, mientras yo desabrochaba su camisa ella quitaba mi cinturón con su mano derecha y con la izquierda jugaba con mi trasero, intentando llegar a mi clítoris, le quité la camisa dejándola en su sostén negro y me acerque a besar el tatuaje que estaba en su clavícula derecha, baje a su seno y empecé a besarlo y a chuparlo dejándole algunas marcas, ella palmeó mis glúteos un tanto fuerte y cuando subí nuevamente sus labios no pude evitarlo más y empecé a llorar.

-        ¿qué pasa Fer, te hice daño? –preguntó con ojos asustados mientras sostenía mi rostro- perdóname, no medí mi fuerza creo que estoy muy eufórica, háblame Fer…

-        Estoy bien, es sólo que… mi día fue complicado, no tengo bien la cabeza, perdóname, realmente necesito dormir.

-        Está bien amor, todo estará bien…

Me abrazó y me llevó a mi cuarto, me ayudó a cambiarme y me acobijó en mi cama, se quitó la ropa dejándome admirar los tatuajes que decoraban su figura y se puso uno de sus tantos pijamas que aún conservaba en mi closet, se acostó al lado mío y miro su celular 4:38 a.m., estiro sus brazos a los lados y me acobije en su pecho como siempre, estaba empezando a quedarme dormida mientras jugaba con mis dedos recorriendo “toda la vida” tatuado con letras árabes en sus costillas y ella acariciaba mi cabello y besaba mi cabeza.

-        ¿aún me amas?

-        toda la vida bebé

-        nunca te quites ese estúpido anillo

-        nunca me saques de tu corazón mi vida

-        ni siquiera muerta mi amor…

Desperté por los rugidos que hacía mi estómago debido a la necesidad de comida, toqué la cama aún con los ojos cerrados y el lugar de Brenda estaba vacío, igual que siempre desde nuestra ruptura, me levante y camine descalza hasta la cocina y encontré una nota pegada en el refrigerador “fui al departamento a darme un baño, dejé café preparado y tu desayuno en el microondas, en la mesa está tu jugo y unas pastillas para tu resaca, tu teléfono no ha parado de vibrar, está cargándose en la sala, firma B. P. C.” pensé por qué demonios se había ido si podía bañarse en mi casa y vi una flechita indicando que volteara el papel “P. D. sé lo que pensaste, necesito ir vestida para la ocasión. P. D. 2 TE QUIERO MUCHO”.

Tomé mi jugo y las pastillas, fui a traer mi celular a la sala y caminé nuevamente a la cocina para desayunar mientras revisaba el teléfono.

  • 6:18 p.m. Llamada perdida M. Saldaña
  • 6:35 p.m. Llamada perdida Carlita
  • 6:58 p.m. Llamada perdida Número desconocido
  • 7:00 p.m. Llamada perdida Carlita
  • 7:05 p.m. Llamada perdida Número desconocido
  • 4:03 a.m. mensaje de texto René Fonseca “avísame que están vivas”.

No regrese ninguna llamada, terminé el exquisito desayuno que dejó mi chica y fui a ducharme larga y tendidamente, salí del baño y vi la hora 10:21 a.m., fui a mi closet a elegir mi atuendo, un traje de pantalón y saco negros, elegí una camisa negra, cinturón, zapatillas cerradas, mi reloj plateado, un poco de loción y ya, estaba maquillándome mis moretones cuando sonó el inconfundible motor de su auto, se escuchó la puerta de la entrada acompañado de un “ya llegue” , seguí maquillándome, acomodé mi cabello, tome mi celular, mi cartera, mis gafas Ray Ban y baje a la sala, donde estaba sentada en el posa manos del sofá viendo televisión.

-        ¡Hola guapa!

-        Buenos días pequeña –me tiró un beso al aire- ¿te encuentras mejor?

-        Si, ya estoy más tranquila, gracias por cuidarme

-        Hasta más allá de la muerte ¿recuerdas? –tomó mi muñeca y me dirigió a la salida- debemos apurarnos, el funeral está al otro lado de la ciudad, por cierto, compré flores.

-        Perfecto, vámonos entonces.

Abrió mi puerta y espero a que subiera para cerrarla y subir en el sitio del conductor, ambas colocamos nuestras gafas, arrancó y se despidió con la mano de la misma vecina de las flores, condujo hasta tomar el periférico para librar todo el tráfico, y empezó a correr su auto, le encantaba hacer eso y para ser sincera a mí también, me encantaba ver como esa bailarina hawaiana se movía al ritmo de las vibraciones de aquel poderoso motor, de vez en cuando nos mirábamos dándonos sonrisas cómplices, y fue cuando pensé la mayor estupidez que he hecho en mi vida “tal vez estemos mejor si de verdad nos alejamos, ya es tiempo de que nos soltemos y cada quien intente hacer su vida”, di un apretoncito a su mano y volví la mirada al frente.

Cuando llegamos, estacionó su auto detrás de una larga fila de lujosas Hummer negras, había más gente de la que esperaba ver, me ayudo a bajar y caminamos hacia donde estaba Michael y Katherine, Carla y otros compañeros de trabajo, saludamos y presenciamos la emotiva ceremonia, llamó mi atención ver a la Dra. Cansino totalmente serena guardando la compostura, a su izquierda estaba un hombre algo mayor, igual de alto que ella y a su izquierda una mujer exactamente igual a ella, sólo que vestía un uniforme militar de gala. Cuando todo finalizo nos acercamos a dejar las flores y en ese momento la Dra. Cansino que estaba aún con la uniformada se acercó a nosotras y nos pidió hablar.

-        Dra. Santiago, debo ofrecerle una disculpa por mi comportamiento ayer, me encontraba un poco alterada y las cosas son muy difíciles en este momento –vi una lágrima correr por su mejilla mientras sus gafas cubrían sus ojos.

-        Tranquila Doctora, entiendo perfectamente su situación –la uniformada y Brenda sólo miraban algo incómodas- perdón la grosería, le presento a mi acompañante la Contadora Brenda Peña.

-        Un gusto –dijeron las dos al mismo tiempo- Daniela Cansino Ramos, ella es mi hermana gemela Rebeca.

-        Médico Militar de las Fuerzas Armadas Rebeca Cansino Ramos – extendió su mano derecha mientras con la izquierda se quitaba sus gafas, mostrándome sus ojos verdes rodeados de un rojo incandescente, realmente hinchados, habían pasado una muy mala noche. Estrechamos las manos y sentí algo extraño, pensé que había sentido el amor a primera vista, pero nunca imaginé que sería mi perdición…


Un poco más corto que la primera parte, espero de todo corazón les guste, un abrazo desde México y muy felices fiestas a todos!!!

P. D. Se agradecen comentarios, sugerencias y valoraciones, saludos especiales a Deepdreamer (te has ganado un abrazo de oso por ser mi primer comentario jajaja).