Una clienta muy especial

Una intrigante hitória con una clienta y su manitas.

Eran sobre las 10 de la mañana, hacía escasamente dos minutos que me había quedado libre en un centro comercial ubicado en las afueras. Iba escuchando un tema de los Red Hot chili Peppers, cuando de repente me entró un servició, lo acepté a través de la moderna pantalla que teníamos recién instalada y enseguida me di cuenta de que estaba cerca, a unos 2 km mas o menos, sabía de que se trataba de una zona residencial bastante exclusiva, no de las que tienen personal de seguridad en la entrada, pero sí de las que había que bajarse del automóvil, para después apretar un botón y abrir una gran verja que se deslizaba hacia un lateral electrónicamente.

Al traspasar la barrera, observé a la izquierda un pequeño plano del área, consistía en siete u ocho callecitas todas ellas con nombres de flores, cosa que no me extrañó ya que era típico en esa clase de zonas. A medida que iba avanzando, el lugar me recordaba a una de esas películas norteamericanas, con sus calles anchas, rodeadas de césped y sin aceras, sus casas eran enormes, parecían chalés de lujo inmensos, cada caserón ocupaba un cuarto de manzana, circundadas por sauces, cipreses y otra clase de árboles gigantes, sus respectivos setos estaban muy bien cuidados, no se veía ni un contenedor de basura, ni un animal suelto, vamos, no había ni una rata por la calle, ni siquiera un coche, lo cual no me extrañó en absoluto ya que con las dimensiones de esas parcelas, sus habitantes tenían espacio de sobra para aparcar sus "Bugas" .

Mi supuesta "recogida" (Y les advierto que todavía no estoy de follar) era en Amapola Nº 6, al final de la urbanización, estaba en una de las calles que no tenían salida, precisamente resultó ser la última casa a la derecha.

Paré enfrente e hice sonar levemente el cláxon, después de dos minutos, de maniobrar al final de la calle para girar el coche y otra bocinada, me percaté de que no salía ni un alma de aquella casa, la verdad que empezaba a mosquearme, (tengo que admitir que la paciencia no es lo mío) así que decidí salir y tocar el portero automático.

Quién?.. –Me respondió una voz de mujer

Hola, si… habían pedido ustedes un taxi?

Ay si..! uy perdón se me había olvidado. -Me dijo con tono de disculpa.

Por favor, ponga el taxímetro en marcha y pase, que le explico.

Buueeep! –Sonó la puerta al abrírmela

Yo un poco desconcertada, caminé hacia el coche para bajar bandera, a continuación cerré el auto con llave,(se trataba de una zona tranquila pero no me podía fiar)

De camino hacia la casa pensaba; Madre mía a ver que me pide la pesada esta… Algunas esnobs son un coñazo, siempre te encargan cosas extrañas, como por ejemplo llevar a la peluquería canina a su perrito, o ir a buscar comida a un restaurante y digo yo, porque coño no llaman a establecimientos que hacen reparto a domicilio?, pues no, porque ellos precisamente quieren comida de un restaurante Griego o un Japonés por ejemplo que justamente no presta ese servcio.

Aquello parecía una mansión, al menos para mí, gozaba de unos jardines hermosos, a la izquierda dejé una fuente que arrojaba agua por el pito de una estatua de un niño, seguí a lo largo del caminito, adornado a los laterales por grandes rosales perfectamente podados, atiborrados de rosas de todos los colores, La casa tenía un estilo arquitectónico bastante moderno, poseía grandes ventanales en el lateral que daban a la piscina en la cual vi a un joven que parecía el limpia.

Subí un par de escalones hasta alcanzar la puerta principal y cuando estaba apunto de golpearla

Zass. -Alguien la abrió de repente..

Me quedé pasmada, tenía aún el puño cerrado y el brazo ligeramente elevado, cuando escuché lo que me dijo esa impresionante mujer:

Hola, pasa por favor!

Hola buenos días -Le dije asombradísima.

Madre mía y eso que yo era heterosexual, pero al ver a esa piba aluciné, solamente llevaba puesto un mini camisón de seda color azul celeste, le quedaba ceñidísimo, justo por debajo de las nalgas, calculé que no tendría mas de 38 años aunque parecía que tuviese 25. Era obvio que hacía ejercicio, sin duda destacaba por su cuerpo, casi perfecto, tenía las piernas firmes, caderas marcadas, cintura estrecha y vientre liso, todo eran curvas., no era muy alta, rubia teñida, su cabello largo y liso tenía un aspecto especialmente cuidado, así que supuse que usaría un buen tinte. Su cutis era lo único que en realidad podía delatar su edad, pero solo por culpa de alguna arruguilla sin importancia. Sus labios eran muy gruesos y carnosos, perfectamente perfilados y rellenos por una barra de un cálido tono Burdeos, adornaban una boca especialmente ancha. Tenía la nariz pequeña, unos pómulos muy marcados, seguramente todo eso debido a alguna operación de cirugía estética, inevitablemente después de mirarle a la cara, bajabas la vista hacía su busto, (bueno el busto fue lo primero que miré, si os soy sincera), era algo espectacular, tampoco eran exageradas, ni de esas que parecen globos duros, eran simplemente grandes y hermosas tetas, que gracias a la lencería, permanecían levemente sueltas pero unidas al mismo tiempo, marcando sutilmente su canalillo y sus pezones semi erguidos.

Sígueme por favor, -Me dijo sonriendo.

No suelo recibir a los taxistas en ropa interior, pero cuando ví que eras una chica, que por cierto me alegro, ni me molesté en vestirme.. Menos mal que las dos cajas que hay que llevar no son pesadas, además el jardinero te ayudará.

Mientras caminada tras ella, no pude evitar contemplar su contoneo y su culo respingón, era evidente que no llevaba ropa interior ya que al andar se le iba colando una parte de esa suave tela entre las posaderas, se trataba de una mujer verdaderamente sexy, en realidad era la primera vez que una mujer me había excitado en persona, lo único que había experimentado con chicas eran besos con lengua durante mi adolescencia, pero a estas alturas tenía que admitir que llevaba un tiempo fantaseando probar con chicas.

Me condujo por un pasillo hasta llegar a la cocina, era espaciosa y tendría por lo menos tres accesos, en el suelo bajo la isla estaban las cajas colocadas una encima de la otra. La piba se dio la vuelta y me comenzó a explicar lo que tenía que hacer, había que transportarlas a la calle Lirio Nº3, iría junto al jardinero, las dejaría allí y luego regresaría a buscarla, ya que estaría supuestamente lista para salir. También me explicó que llamó a un taxi porque el cabrón de su marido, había destrozado su coche la semana pasada y se había llevado el de ella al trabajo, dejándola sin vehículo, además de añadir, que ésas eran las dos últimas cajas que tenían que llevar a su nuevo hogar ubicado tres calles mas abajo.

Asentí y en ese momento:

Ven acá Víctor José, ayuda a esta chica cargar con las cajas.

El chico al que antes había divisado de lejos limpiando la piscina, estaba detrás de mí, vaya con Víctor José, pensé, estaba potente, un mulatito muy guapo, me dije.

Se aproximó a nosotras dedicándome una brillante y sana sonrisa, se agachó a recoger una de las cajas mientras ella no paraba de darle Instrucciones;

Acuérdate tienes que desconectar la alarma, te acuerdas del número?, y luego cuando salgas, la vuelves a poner en marcha, que no se te olvide.

Si mi señora, descuide.

Y a ti, emm si no te importa, cuando regreséis, entra a buscarme, supongo que ya estaré lista. -Me dijo simpáticamente.

Íbamos saliendo de la casa, yo caminaba detrás de Víctor José, mirando su culo descaradamente mientras el transportaba el segundo y último bulto hacia mi taxi. Abrí el maletero e introdujo las dos cajas sin dejarme siquiera tocarlas.

El chico me iba dirigiendo hasta la otra casa, Víctor José era colombiano, parecía educado pero extremadamente tímido, no tendría más de 25 años, cuerpo atlético y estatura media.

Justo llegar y aparcar afuera, me dijo que no me moviese, que ya iba él en un momento a dejar las cajas. Yo me quedé sentada en el coche observando la casa desde afuera, tenía pinta de ser mas pequeña, desde luego la de la calle Amapola estaba mucho mejor que esa. Pensé.

En menos de cinco minutos, el chico dejó las cajas, cerró la casa y se subió de vuelta al vehículo.

Ya con menos timidez que al principio, me confesó que su jefa era bastante exigente, perfeccionista y a veces resultaba ser muy pesada, que le pedía cosas raras

Cosas raras?. –Le pregunté

Sí, cosas raras. –Me respondió aclarándose la voz forzosamente.

Yo no le di más importancia, habíamos llegado de vuelta a la mansión así que pensé… fin de conversación.

Al entrar, Víctor se dirigió al jardín y yo a la cocina, miré alrededor, recorrí casi toda la planta baja pero ni rastro de la piba:

Hola?, señora?

Pensé que a lo mejor estaría arriba, subí la gran escalera de caracol y al llegar a lo alto me encontré con un enorme hall, al fondo había una ancha puerta de cristal que daba a una terraza con vistas al jardín y a la piscina, salí y justo a mi derecha estaba la "piba", metida en un jacuzzi en el que cabrían por lo menos 6 personas, llevaba un bikini que realzaba aún mas su pechos, yo me quedé mirándola como diciendo.., tía ya te vale, no decías que estarías preparada..

Hola chica, -Me dijo.

Perdona que aún esté así pero es que me dolía mucho la columna y quería relajarme un poco, además estoy pensando que ya es un poco tarde para ir al centro.

Mientras acababa la frase, elevó elegantemente su cuerpo haciendo que sus mojados pechos dieran un grácil brinco y medio asomada al balcón, Gritó:

Víctor José!

El chico, que estaba abajo junto a la piscina, levantó la vista.

Subes ya?

Si, termino de lavar esto y voy en seguida mi señora.

Volviéndose hacía mí:

Tendrías que ver que masajes da este chico, es todo un experto, le tengo de jardinero, de limpia piscinas, de manitas y de paso soluciona mis problemas de espalda, entre otros… Ya me entiendes… -Me dijo con una risilla pícara y sintiéndose orgullosa de si misma.

Vaya, pues que chollo tiene. -Le dije sonriendo intentando actuar como si para mí, escuchar eso fuera algo habitual.

Pero le recuerdo que el taxímetro sigue estando en marcha. -Añadí

Descuida guapa no te preocupes por eso, te pagaré lo que haga falta oye y porque no te relajas un poco y compartes conmigo los masajes de Víctor José, te aseguro que no te arrepentirás.

Pero señora, estoy trabajando… no debería…-Le contesté con aire responsable.

Pamplinas, anda chica te estoy pagando así que porque no te metes y me haces compañía, que este chico es muy tímido y tiene menos conversación que un niño de 5 años. –Me soltó despreocupadamente.

Esa "piba" tenía un poder de convicción impresionante, sin embargo era engreída, segura de si misma y autoritaria, pero estaba buenísima…Joder, me decía a mi misma, como podía pensar así de una mujer y menos como esta zorra, estaba totalmente desconcertada, me daba un morbo increíble enrollarme con esa tía tan caliente.

¿Tienes un bikini para prestarme?. -Le pregunté procurando aparentar seguridad en mí misma.

Por supuesto guapa.

Se levantó más rápido que la última vez, haciendo que sus grandes tetas, brillantes y húmedas se menearan dentro de ese pequeño atuendo.

Me pasas ese albornoz, por favor?

La bata estaba sobre una silla, casualmente a menos de dos metros de ella, pero igual accedí, anduve cinco pasos, lo agarré, lo abrí y se lo apoyé en los hombros.

Salió del jacuzzi agarrada de mi mano, mojándomela y sin soltarme me llevó hasta la habitación.

Una vez ahí, entró en lo que parecía ser un vestidor y al minuto salió con cuatro pares de bikinis.

Mira, éstos serán de tu talla, vaya…mira este aún lleva la etiqueta, éstos me los compré un poco antes de operarme el pecho.

Cuando dijo esa última frase, copó sus enormes tetas hacía arriba, dejando ver prácticamente los pezones y me dijo:

Que tal, te gusta el resultado?

Vaya… pues, me parecen…hermosas señora yo pensé que eran naturales. –Le contesté educadamente

¿Quieres tocarlos,? son de un material buenísimo te lo aseguro. –Me dijo sin soltárselos.

Yo la miré, sonriéndola sin poder disimular mi timidez.

Vamos mujer!, tócalas, no tengas vergüenza. –Guiñándome el ojo.

Me acerqué y torpemente comencé a palpar sus pechos por encima del bikini, ella no tardó en apartar su minúsculo triángulo del pezón, me agarró la mano vigorosamente y me obligó a toquetearle la teta izquierda, luego movió el triangulito de su tetaza derecha, sus senos quedaron apresados entre las tiras de ese diminuto bikini, consiguiendo alzarlos y juntarlos aún más. Me agarró las dos manos y me hizo manoseárselas, las dos a la vez, sosteniendo mis deditos y ayudándome a pellizcar sus pezones. En ese momento, un impulso hizo que soltara rápidamente sus pechos y me eché hacia atrás un poco, ¿estaba yéndose esto de las manos?, me pregunté.

Bueno te pruebas los bikinis,? -Dijo en seguida, ya con ese aire déspota que la caracterizaba.

Si, voy, ¿me lo puedo probar ahí detrás?

Como quieras hija, pero… ¿a que viene tanta vergüenza? si las dos somos chicas!

Tienes razón, -Dije soltando una tonta risa.

Me sentí como una estúpida frígida, cosa que yo no era, así que sin pensármelo dos veces, me despojé de la camiseta y de mi pantalón de chándal, quedándome únicamente con sostén negro y unas mini braguitas blancas.

Vaya! mira lo que tenemos aquí…, chica no sé de que te avergüenzas, tienes un cuerpo muy bonito.

La sonreí a modo de gracias..

Date la vuelta anda, que vea ese culo!

No podía desobedecer las órdenes de esa mujer, era tal el respeto que imponía, que me limité a hacer lo que me decía.

Me di la vuelta, estaba de cara a un espejo que ocupaba prácticamente toda la pared, viéndome de cuerpo entero y en ropa interior.

Parece que tienes un lindo trasero guapa, que tal si te bajas las braguitas para ponerte el bikini

Acataba sus órdenes, y sin moverme del lugar, empecé a acercar mis manos a la tela bajera. Cuando..

Despacio chica, hazlo despacio que me encantan los "striptease"

Su tono de voz me animaba, y con un ligero movimiento de cadera, me fui desprendiendo lentamente de mis bragas, las fui bajando pausadamente, moviendo el pompis al ritmo del chillout que sonaba por el hilo de la casa.

Tienes madera chica, -Me dijo mientras me miraba a los ojos a través del espejo.

De un modo muy estiloso se acercó a mí, su busto se balanceaba suavemente por encima de la diminuta tela, me dedicó una sonrisa y apartó el cabello de mi hombro. Sin moverme de posición y aún apoyada al espejo, noté su respiración tras mi nuca, sentí uno de sus cálidos pechos rozar mi espalda y lentamente empecé a notar su mano derecha, deslizarse muy despacio desde mi cabeza hasta mi cintura, rozando levemente el lateral de mi abdomen, acercándose a mis nalgas para finalmente apoyarse sobre una de mis caderas.

Que culito mas respingón, me encanta! -Plaf. Sonó el leve toquecito que me dio con cuatro de sus dedos en la parte baja del trasero.

Yo ya no me cortaba, ver a esa mujer a través del espejo prácticamente despojada de su top, con esos pechos ya duritos y esa cara que me recordaba a una actriz porno de categoría, hizo que mi gesto reflejado cambiase, estaba totalmente excitada así que me incliné un poquito hacia delante, apoyándome al espejo y sacando el culo un poquito mas hacia afuera, le dije:

Te gusta eh…, me alegra saber, que mi trasero no solo gusta a los hombres

Ella no lo dudó ni un minuto, asintiendo y con sus pupilas clavadas en mis posaderas, me dio un par de golpecitos más.

A mí me encantaba, eso me ponía a cien. Comenzó a pasar su mano por encima, acariciando suavemente el contorno de mi trasero, mi sexo empezaba a humedecerse, ella seguía alternando, frotando una nalga, después la otra, aproximándose cada vez más a la rajita de mi culo. A mi me encantaba verla reflejada, ahí, medio agachada, con las piernas ligeramente separadas y con el pandero en pompa, sus tetas colgando rozando con mi espalda.

De repente, levanté un poco la vista y en la puerta… ahí estaba, Víctor José..

Dios! Eso fue lo que dije yo al ver semejante verga, se encontraba en la puerta como si nada, ese chico tan tímido, ese que no decía nada, el multiusos de la "piba", estaba haciéndose una señora "paja" mientras observaba a la guarra de su jefa meterme mano. No me podía creer lo que estaba viendo, Víctor José tenía los pantalones bajados hasta los tobillos, por debajo de su camiseta asomaba una enorme polla morena, medio tapada por una gran mano que la acariciaba incesantemente. Cuando la "piba" ya se percató del chaval, se levantó y dirigió unos pasos hacia el.

Estás ahí… , ya decía yo que tardabas mucho… ven aquí maldito!,

Le agarró del pene con la mano derecha y lo arrastró hacia nuestro extremo de la habitación, sin dejarle siquiera desprenderse de su short, haciendo que el pobre chaval diera brincos evitando tropezar.

Ves a esta chica? –Le dijo sin soltar su polla y con la otra mano estrujándole la cara obligándole a mirarme. -La tienes que tratar muy bien, me has entendido?

Sí mi señora, lo entendí perfectamente.

Así me gusta, ahora siéntate en la cama y de paso quítate esa camiseta, y esos ridículos pantalones, deja que la taxista vea tu cuerpo, vamossss, rápido!!! –Le gritó

La verdad que esa tía comenzaba a darme miedo, él era su sumiso, eso estaba claro, en cuánto a mí, en ese momento no tenía ni idea de lo que la piba quería hacer conmigo. De todas maneras a esas alturas sabía que no podía decir basta, si no me secuestraba o descuartizaba y sin problemas me pagaba la carrera, al final habría cundido el día. Con la tontería llevaba mas de una hora en la casa y por el momento estaba cachondisima, absolutamente deseosa de seguir con el juego.

Contemplé a Víctor totalmente desnudo sentado al borde de la cama, estaba ligeramente inclinado hacia atrás, los brazos apoyados en el colchón y tenía las y piernas separadas, entre las cuáles destacaba su descomunal verga, no del todo erecta.

Qué te parece chica, te gustan las trancas así?

Me encantan señora. –Le contesté insinuando ganas de probarla.

Vamos, agáchate enfrente de el! -Me gritó

En seguida obedecí, me arrodillé en el suelo a los pies de esa inmensa cama y por supuesto también a los pies de esa inmensa polla. No pude evitar recordar la conversación que había mantenido en el coche con Víctor José, en aquellos momentos nunca me hubiese imaginado verle la polla, así que por dentro me hacía gracia.

Dale! A que esperas estúpida, agárrasela ya! Y métetela en la boca.

Sin rechistar me coloqué entre sus rodillas, recorrí brevemente sus muslos con mis manos hasta alcanzar su entrepierna y acariciándole suavemente las ingles fui acercando mi cuerpo a su miembro, con la diestra lo agarré firmemente y mientras iba empujando esa suave piel oscura hacia abajo, fui arrimando el morro, para después introducirme en la boca su apetitoso capullo rosa, sabía dulzón, mi lengua fue lamiendo suavemente su punta, mis labios degustaban el extremo de esa morena polla e iban resbalando lentamente por el tronco, subiendo y bajando. Por más que quisiera, yo no podía tragarme esa polla entera, así que hacía lo que podía. Me la comía con ganas, usaba las dos manos y la boca para estimular esa preciosa joya, mis pechos estaban como piedras, deseando desprenderse del sujetador, cosa que hice sin dejar de chupar. Pero yo necesitaba más, aunque mi chocho chorreaba, necesitaba sentir unas manos por lo menos acariciando mi cabello, así que agarré de la manita al tímido ese y le invité a magrear mis tetas, accedió sin problemas, empezó por rodeármelas, ocupándolas en su manos, me pellizcaba los pezones a la par, a los que alcanzaba gracias a sus largos brazos porque yo no le dejaba inclinarse hacía delante, quería acceso libre a toda esa polla. Me intentaba agarrar del trasero, lo elevé un poco para facilitarle la tarea y en ese mismo instante cuando comenzó a tocarme, sentí un objeto pequeño atizar mi pompis.

No pude evitar dejar de chupársela para darme la vuelta y descubrir que era.

Había estado tan entretenida con esa tremenda verga, que no me di ni cuenta, de que la piba se había ausentado, ahí estaba, vestía medias negras hasta los muslos, sujetadas por ligueros, encima un sostén de esos que solo elevan porque dejaban sus bustos completamente visibles, calzaba unos tacones de infarto y en su mano derecha sujetaba una fusta que parecía divertida ya que su extremo imitaba una manito de cuero. Con el tiempo se vería a que nivel resultaba simpática la manita

¿Qué miras puta? Continúa lo que estabas haciendo, no te distraigas.

Cuando me estaba volviendo a meter la verga en la boca, escuché sus tacones aproximarse y se puso de cuclillas a mi lado, comprobaba mi habilidad chupando pollas, y creo que aprobé el examen.

Muy bien, así, cómesela así, lo estás haciendo muy bien, escupe, vamos mójasela bien y menéasela mas fuerte, vamos que yo vea como lo haces…mmm sii te gusta chupársela verdad?… dale, mírale a los ojos…pon cara de guarra, si en el fondo, eso es lo que eres… verdad... –Me decía apartándome el pelo.

La polla de Víctor José palpitaba, sus tímidos jadeos inundaban cada vez más el ambiente.

Para! No sigas. Levántate ahora mismo! -Me dijo, azotándome el culo por tercera vez con esa cosa.

Me incorporé, me cogió del brazo y me giró hacía ella dulcemente. Se aproximó muy despacio y empezó a acariciar dócilmente mis pechos con su mano izquierda. Su cara mostraba una expresión perversa, y yo, ingenua, no percibí sus intenciones. Al segundo, la Piba no pudo contener las ganas de sacar de vuelta ese animal salvaje que llevaba dentro, me sujetó por el pelo y haciéndole un gesto a Víctor para que se apartase, me empujó contra la cama, intenté amortiguar el golpe con las manos, pero me lanzó con tal impulso, que aterricé en el colchón con la cara hundida en la almohada.

Mi cuerpo era vulnerable, mi cerebro no respondía y se limitó a implicarse. Una vez tumbada boca abajo, sentí las enormes manos de Víctor elevarme desde la cintura, me posicionó a modo perrito, para que su ama pudiera contemplar cómodamente el espectáculo.

Muy bien, ahora cómeselo, venga! –Le ordenó

En cuestión de segundos, sentí una fuerte y húmeda lengua degustar mi rajita, me lamía desde el clítoris hasta el ano para luego volver por el mismo camino, recorría toda mi almeja, palpando mi botoncito de vez en cuando, perdiéndose en cada uno de mis oscuros agujeros. Noté a la piba acariciar mi trasero, bajó sus manos y me separó aún más las piernas y de ese modo apreciar de cerca como Víctor me comía toda, dejándole vía libre para propinarme aún más placer.

De repente noté una sustitución de lenguas, sin duda la de ella acertó, esa mujer sabía comer almejas, vamos si sabía, el deleite que esa lengua me proporcionaba era extraordinario. Me excitaba el clítoris a toda prisa, mientras separaba mis dulces labios con su mano, me introducía sus dedos, hasta sentía sus largas uñas clavarse en las paredes de mi coño, pero no me hacía daño, era imposible debido al placer que me daba esa dama. Al mismo tiempo, el mulato aproximó su enorme polla a mi boca y sujetándome la cabeza me obligó a estimulársela. Por ahí abajo todo andaba estupendamente, estaba en pleno éxtasis, mi chochito chorreaba, su lengua me relamía toda y sus dedos me penetraban. No pude resistir llegar al orgasmo y correrme en toda su cara, me encogía, dejaba de chupársela a Víctor, y sin soltársela arqueaba mi espalada, derramé ríos de gloria. A ella eso le encantaba, lo rechupeteaba, pero la muy puta apartó su boca para meterme de repente, una enorme polla de silicona. Después de ese maravilloso orgasmo, yo tenía la vulva sensible, pero ella solo quería follarme y a atravesarme con ese gigante rabo de plástico.

Me encantaba como penetraba hasta el fondo, lo hacía girar dentro de mi vagina, para luego sacarla completamente y volver a introducírmela.

Yo seguía con mi trabajito chupándosela a Víctor, cuando

Tú, ven aquí, y fóllala! -Le ordenó

Rápidamente, el joven se colocó detrás de mí y sin pensárselo me metió su enorme pollazo, empezó a follarme con movimientos continuos, seguidamente fue incrementando la velocidad, hasta conseguir un ritmo constante pero enérgico, yo jadeaba como una loca, totalmente poseída por el placer, ella no dudó en instalarse delante de mi cara, obligándome a chuparle la vagina. Eso hice, cuando le pegué el primer lengüetazo, ya sabía en seguida como tratar ese aparato, era obvio, yo también tenía uno. Resultaba jugoso, el sabor era el que yo me esperaba, quizá mejor, así que lo recorrí incesantemente, explorándolo y utilizando mis dedos para mejorar la operación. Me ponía a cien eso de comerle el coño y sentir al mismo tiempo ese miembro penetrándome.

A ella parecía gustarle, levanté la vista y la vi agarrándose de las tetas, ella misma se las levantaba, se las juntaba haciendo que se aproximaran a su boca con la cual alcanzaba la punta de sus dedos, para mordérselos de placer. Me dispuse a meter un par de dedos en su vulva, sin dejar de lamer rápida y enérgicamente su botoncito rosado, no tardó ni medio minuto en correrse, expulsó un gran chorro que inundó mi boca y que hizo que yo siguiera lamiendo sin cesar. Mientras, Víctor seguía penetrándome, era una máquina, menudo aguante.

Apartó bruscamente mi cabeza de su coño a modo de estirón de pelo y me obligó a levantarme, haciendo que Víctor parase y extrayera rápidamente su duro pene.

Él se sentó al borde de la cama, yo estaba de pié a su lado

Ahora toca follarle el culo!

Al escuchar eso, me quedé perpleja, estaba acongojadísima, nunca me habían metido algo de ese tamaño por el ano, aterrorizada, observé como se acercaba con un bote de lubricante y un "strap" anclado a una considerable polla de plástico, se lo abrochó a la cintura y sin mediar palabra, me cogió del cuello y me inclinó de espaldas a ellos, sentí las manos de los dos apoderarse de todo mi trasero, comencé a notar un líquido templado que corría por mi raja, la sensación era extremadamente excitante. Sus extremidades recorrían mi culo como si de mil manos se tratasen, me daban cachetazos, me frotaban las nalgas, sentí uno dedo estimular mi ano, otros dos frotaban mi clítoris y cuando estaba apunto de correrme otra vez, la muy puta me dio otro cachetazo y me dijo:

Siéntate encima de su polla!. Al revés. –Concluyó.

Eso hice, Víctor estaba mas que preparado, agarrándose la polla recta para que yo me sentara sobre ella. Muy despacito fui bajando mi cuerpo e introduciéndome ese ancho glande, me dolía, pero él con mucha paciencia iba ayudando a que mi culito se dilatara. La fui tomando poco a poco, no podía evitar tener la boca abierta, me estaba doliendo, pero me encantaba, yo subía y bajaba, él elevaba mis nalgas ahorrándome a mi las fuerzas. La piba estaba de rodillas a nuestros pies, observando desde primera fila la escena, machacándose el clítoris con un pequeño vibrador plateado, (la verdad es que esos aparatos aparecían por todos lados).

La respiración de Víctor José se aceleraba, la mía llevaba acelerada un buen rato, de mi boca solo rezumaban jadeos, me quejaba de gusto, sentía esa exorbitante verga cada vez mas adentro.

Te gusta eh?…. Como te gusta eh guarra que te follen el culo…..

Siiii, uhhhhmmm -Jadeaba

Quiero oírte decirlo, vamos! Te gusta verdad? Puta!

Siiiiii, me encanta ooohhh siiiiiiii

Al escucharme y enfundada en ese "strap" con polla, se encaramó sobre mí y comenzó a follarme violentamente el coño. Me sentía apresada entre dos cuerpos, me sentía rellenada por otros dos, aunque uno fuera de plástico me satisfacía igual que el real.

Las sacudidas de la piba cada vez eran mas fuertes, mi placer se intensificaba, la polla que tenía en el culo ya estaba agotada, pero ella, seguía follándome frenéticamente con la otra. Mis piernas empezaron a temblar, mi coño empapado a palpitar, hasta que experimenté un intenso y duradero orgasmo que me hizo tensar, gritar e inmovilizarme totalmente, Víctor intentaba seguir a toda prisa, a pesar de su incómoda postura, hasta que no pudo aguantar más, la piba dejó de follar mi sufrida almejita, él me levantó y sacó su enorme polla para después ponerse de rodillas en la cama. Mi sonrisa era mas que notoria, la piba me correspondió con un intenso beso con lengua, acompañado por un sensual tocamiento de pechos el cual imité encantada. Ahí nos quedamos las dos, besándonos y frotándonos las tetas, contemplando al tímido chaval sentir un poderoso orgasmo, su cara delataba su estado, sus pelotitas duritas apunto de soltar un espasmo y con un potente quejido, expulsó un auténtico río de leche que salía con presión y repetidamente, salpicando nuestras caras, lenguas y pechos, enfundándonos de vuelta en un apasionante beso mezclado por jugos, saliva y leche.

Salí de la mansión a toda prisa, con dos bikinis bajo el brazo, 200€ en el bolsillo y una sonrisa de lado a lado. Cuando arranqué, vi un Mercedes entrar muy despacio en la calle, el "buga" se cruzó conmigo pasando de largo, observé al conductor. Vaya., pero si es nuestro alcalde, vivirá en la calle de la "piba" e irá a dar la vuelta como hacemos todos. Pensé

Mientras iba saliendo me fijé por el espejo, no me lo pude creer. El Mercedes había pasado de largo por un motivo, para entrar marcha atrás en la mansión.