Una cita muy esperada
Hace ya tiempo que no he vuelto a saber de él. Nuestras vidas, muy posiblemente han cambiado por completo. Lo sabe. Yo también.
Hace ya tiempo que no he vuelto a saber de él. Nuestras vidas, muy posiblemente han cambiado por completo. Lo sabe. Yo también.
Nos hemos cruzado por la calle, nos hemos mirado a los ojos y ha sido imposible no recordar lo que fue aquella pequeña gran aventura que vivimos hace ya casi tres años.
¿Habrá vuelto a pensar en aquellas tardes perdidas en algún lugar del mundo, a escondidas de los demás, rodeados de sábanas blancas, olor a incienso y algunas velas encendidas? ¿Se acordará de cómo los visillos se balanceaban por el suave viento que se colaba por la ventana mientras sus manos recorrían todo mi cuerpo? ¿Habrá vuelto a recordar este cuerpo desnudo frente al espejo, con tan sólo unos zapatos rojos de tacón?
A mi no se me fue de la mente ni un simple segundo de mi existencia. Notar cómo me estremecía por completo, cómo aumentaba mi respiración en su oreja cuando le sentía tan cerca de mí. Notar cómo se humedecían mis labios, cómo mis ojos se entornaban y mis manos no paraban de recorrer su fuerte y musculosa espalda.
Recordaba su lengua por mis pechos, sus ojos a través de aquella gafas que escondían sus intenciones de hacerme disfrutar las pocas horas que podíamos estar juntos.
Y le recordaba en la intimidad, cuando mis manos se transformaban en las suyas, cuando mi lengua rozaba mis labios ardientes y deseosos de encontrarlo de nuevo.
¿Y por qué no volver a vivir otra vez aquellos encuentros, aunque sólo sea la última vez?