Una chica simpática y algo rellenita (2)
Mi esposa, Ámbar y yo vamos a nuestra casa donde sucede que...
En el anterior capítulo os contaba como mi esposa y yo conocimos a Ámbar en una tienda de ropa. La simpatica chica, esta algo rellenita y sintoniza perfectamente con Carmen, mi esposa. Ésta le ofrece regalarle vestidos que ya no se pone que seguro le sentaran fenomenal. Volvemos a casa los tres juntos y ellas se van al dormitorio a probarse los "trapitos".
Capítulo 3 : Ganando la confianza deÁmbar
Hace unos minutos que se fueron a la habitación a probarse otros vestidos, me impaciento, no dan señales de vida voy a su encuentro. El armario que hay en la habitación donde debía encontrarlas estar está abierto, varios vestidos sobre la cama pero ni rastro de ellas. Me encamino hacia nuestro dormitorio, y es allí donde las encuentro una al lado de la otra.
- “¿al fin nos has encontrado?...nos ha pillado comentando cosas nuestras y casi te habíamos olvidado de ti”, dice Carmen luciendo una amplia sonrisa.
- “¿Has visto lo linda que esta Ámbar?” me dice mezclando un poco de admiración y satisfacción porque la joven luce radiante con otro de sus vestidos.
La chica esta radiante enfundada en un vestido ajustado al cuerpo que resalta sus curvas sin acentuarlas en exceso. Se la ve contenta, se reconoce sumamente atractiva y con capacidad de seducción infinita.
A mi me resulta especialmente apetitosa, es muy joven pero con el toque de sofisticación de que tomado, se ha convertido en objeto de deseo.
- “Mi querida Ámbar… qué bonita eres… tranquila, tranquila…qué ojos, qué boca…me gustas tanto”, dice Carmen mientras le da un beso en la mejilla muy cerca de sus labios, tratando de evitar lo que me parece inevitable.
- “Te sientes bien aquí con nosotros?” le pregunta mientras le acaricia la cara con mucho candor.
Ámbar tarda un poco en reaccionar pero pronto se rinde a las caricias y besos de mi esposa. Se acomoda ante la situación que vislumbra, y se deja agasajar.
- “Siiii, estoy muy bien…me lo pones tan fácil…tan lindo…que no me parece mal nada de lo que me haces”, dice Ámbar devolviéndole un beso lleno de timidez pero también lleno de deseo.
- “¿le dejamos a él que mire?¿te parece?
- “Siii…que solo mire”, dice ella excitada aventurando que esta tarde va a ser la primera de muchas, en que descubriremos juntos infinitos placeres.
De los sutiles besos pasan a cariñosas caricias, primero en la cara, luego en el cuello y los hombros. Se desnudan mutuamente dejando caer los vestidos al suelo. Carmen luce unas lindas braguitas negras de encaje que le sientan maravillosamente. Ámbar lleva unas bragas blancas con pequeños corazoncitos rojos clásicas e inocentes.
Se echan sobre la cama, fundiéndose en un largo beso. Luego vienen las caricias mutuas y largas miradas a los ojos. Han sintonizado perfectamente, a mi solo me reservan el papel de mirón…de momento me conformo con esto.
En mi papel secundario me siento en el butacón que hay en la estancia y me dispongo a disfrutar de la escena. Conozco a Carmen y se seguro que los tres vamos a pasar un buen rato.
Carmen coloca a Ámbar en el centro de la cama, echada sobre su espalda con las piernas separadas y haciendo puente para que su entrepierna quede perfectamente a su alcance.
Mi esposa se coloca de medio lado a su costado, parcialmente levantada para poder besarla y alcanzar con su mano las piernas.
Acompañando una serie interminable de besos, la mano de Carmen termina sobre la braguita de Ámbar. Allí se entretiene un rato sobándola levemente con lo que le arranca hondos suspiros y que esta arquee la espalda llena de emoción.
Después de meter varias veces los dedos entre la braga y la piel, Carmen se presta a quitársela a lo que Ámbar responde ayudándola con presteza para no perder ni un solo instante.
Nuestro bomboncito vuelve a la postura inicial esta vez con las piernas un poco más separadas.
Estoy en una posición inmejorable y puedo ver en primer plano su rajita. La tiene totalmente rasurada, es cómo el chochito de una muñeca, todo liso y con solo una línea donde se unen sus labios.
Carmen empieza un sutil masaje que poco a poco va dilatando y estimulando los labios. Carmen los separa un poquito y me mira. Al apartar la piel color canela de su entrepierna blanca aparece un capullo sonrosado que tiene ya un tono brillante por los jugos que empiezan a aparecer.
Le pasa repetidamente los dedos de abajo a arriba deslizándolos sobre los labios. El masaje se va intensificando lentamente. Ahora los dedos medios de la mano de Carmen desaparecen fácilmente en medio de la rajita.
Ámbar no deja de suspirar entrecortadamente sin dar crédito a lo que está viviendo, hasta que empieza a gemir de forma ostensible cuando Carmen atrapa su clítoris y lo somete a un intenso masaje.
Carmen se da cuenta que esta fase de la seducción está completada y pasamos a la siguiente.
Capítulo 4 :Seduciendo a Ámbar
Para ello se quita sus braguitas delicadamente ante la ante mirada de nuestra amiga. Se echa sobre la cama y coloca a Ámbar en posición para que su sexo queda expuesto a nuestra mirada.
Ámbar se ha puesto en cuatro, yo estoy disfrutando de la visión de sus nalgotas que ahora han quedado casi al alcance de la mano. Hace rato que disfruto de una buen erección y he ido tomando posición y poco a poco me he ido desprendiendo de la ropa.
La posición Ámbar me permite disfrutar de la visión de su culo y como su rajita que asoma entre sus piernas se ha dilatado y abierto, dejando salir un hilillo de néctar que abrillante su entrepierna.
Carmen dirige la actuación de Ámbar con las indicaciones que le da de viva voz, o guiándola con sus manos y movimientos de cadera. Por sus gemidos sé qué hace rato que está muy próxima al clímax.
- “Comételo…todo…mi linda gatita….que rico lo haces”, le grita mientras se retuerce de gusto al sentir la cabeza entre sus piernas y la lengua lamiendo repetidamente su sexo.
Con la mano, muy delicadamente aparta a Ámbar para que deje de comerle el coño. Cuando se ve libre de la boca hambrienta de la chica, se retira se incorpora un poco y me hace señas para que vaya a reunirme con las dos. Ámbar observa expectante y curiosidad sobre cual va aser mi papel en la escena.
Ya a su lado, mi esposa me acaricia por encima del bóxer, haciendo ver a Ámbar el buen trozo de carne que hay debajo de la tela a punto de ser descubierto.
Yo ya estoy más que impaciente, deseando que por fin mi polla sea liberada. Esto sucede con mucha parsimonia, como quien descubre su regalo de cumpleaños. Con el bóxer en los tobillos mi erección luce con todo su esplendor, Carmen me la coge juguetea un poco con la mano y luego acerca su boca.
- “Querida, observa como se hace…esto hace que cualquier tio se rinda a tu pies”…”fíjate bien y aprende…si lo hace bien te abrirá cualquier puerta, ningún tio se te resistirá”
La engulle por completo, para luego pasar a succionar solo el capullo. Después de unos compases muy afinados, le ofrece el manjar para que Ámbar también lo disfrute y practique lo que ha estado viendo hacer. Mientras me la cupa le sobo las tetas y me pongo a disfrutar como un loco.
Mi mujer se da cuenta que no aguantare mucho más antes de correrme y decide que por ahora ya hay bastante. Se vuelve a echar bocarriba con las piernas separadas y pone a Ámbar a comerle el coño otra vez. Ámbar que está a cuatro patas me ofrece la oportunidad de practicar la postura del perrito que tanto me gusta.
Me coloco detrás, me cojo la polla por la base y la dirijo hacia la entrada de su conchita. Uffff, Uffff que delicia. Me cuesta un poco meterla toda, está muy prieto pero a la vez está muy mojado. Empujo y finalmente la meto toda.
Ámbar que sigue lamiendo y comiendo el potorro de mi mujer, ha reaccionado bien, después de culear unas cuantas veces, se deja bombear fuerte y con decisión. Le doy fuerte pero con un ritmo lento pues no estoy dispuesto a que esto acabe rápido.
Me encanta golpear con mi pubis contra sus nalgas hasta hacerlas crujir con cada embestida. La tomo firme con ambas manos por las caderas con lo que puedo empujar con mas fuerza. Ufff ¡Que cosa tan deliciosa!
De repente Ámbar empieza a dar grititos entrecortados anunciando su inminente orgasmo. Todo su cuerpo empieza a temblar incontroladamente, se le escapan ruidos como si fuera una ratita gritona. Se mueve a un lado haciendo que mi polla se salga de su vulva y finalmente se derrumba a un lado de Carmen.
Durante unos instantes siguen los espasmos incontrolados, y los grititos. Después, el silencio y la quietud, para dar lugar a lo que parecen sollozos entrecortados.
- “Cariño, qué te sucede… por favor, no llores… qué te pasa”, le dice Carmen tratando de consolarla.
- No lo he podido evitar… me ha venido tan fuerte y tan de repente que no lo pude controlar, y ahora os habéis quedado a medias”, dice gimoteando.
- lo siento, lo siento muchísimo”, añade.
- ¿Acaso crees que ya está… que solo puedes tener un orgasmo?, le pregunta sorprendida mi esposa.
- Solo acabas de empezar y por ser mujer tienes el premio de poder disfrutar de múltiples orgasmos en una misma noche. Anda ven y déjate llevar”, le dice.
A mí me hace señas indicándome de que vamos a pasar una noche inolvidable.
Deverano.