Una Chica Normal 5 - mi primer fisting
Me doy una escapada a un motel con mi novio maduro y sin planearlo termino haciendo un brutal fisting. Primera vez que tengo todo su mano dentro de mi. Termino con gran dolor y totalmente abierta pero con ganas de volver a repetir esa sucia experiencia.
Hola soy yo de nuevo su amiga Megan. Y ahora vengo a relatarles una experiencia bien cabrona que tuve con mi novio.
Como ya les comenté en mis relatos anteriores, actualmente estoy en una relación estable con Fernando, un maduro de 50 años y aunque apenas estamos comenzando me siento muy agusto. Llevamos una relación muy bonita, con él no me falta nada económicamente y a pesar de la gran diferencia de edades (él tiene 50 y yo 24) hemos logrado convertirnos en la pareja dispareja perfecta. Y es que las edades no son la única diferencia entre nosotros. Yo soy una chica joven, alegre, atrevida y juguetona. Y él es un hombre serio, amable y quizás hasta un poco tímido. Varias veces nos llegaron a decir que mi desfachatez lo opacaba un poco. No se si eso fuera cierto pero si en algo nos entendiamos perfectamente era en el sexo. Obviamente por su edad no tiene el aguante de un chico de mi edad por ejemplo, y nuestros encuentros sexuales son un poco limitados a causa de eso.
Cuando he salido con chicos de mi edad quieren estar cogiendo todo el día y todos los días. Ir al motel es pasar toda la noche cogiendo casi sin dormir y amanecer hasta rosada de tanta metida de verga. Es rico y no voy a mentir, extraño esos tiempos. Y aunque mi pareja actual no puede darme eso y nuestras noches son de dos cogidas máximo y si mucho tres veces a la semana pues no aguanta mi ritmo, lo que le falta de aguante lo reemplaza con ingenio y la mucha experiencia que le han dado los años. Siempre está ideando nuevas cosas para probar y nuevas formas de hacerme gozar. Lo que ahora voy a contarles es de una noche que me hizo algo que aunque lo he visto en videos y leido algunas veces en relatos yo nunca lo había intentado.
Recientemente andábamos de paseo por la ciudad. Era un día muy caluroso como son los días acá donde vivimos, por lo que decidimos meternos a un motel para refrescarnos en el jacuzzi y también pasar un buen rato juntos. La verdad no habíamos salido con esa intención, así que mi vestimenta no era apropiada para cuando vas a pasar una tarde/noche de pasión. Y cuando digo vestimenta apropiada me refiero a que te pones un blusón o vestido sexy, escotado para enseñar las tetas y con una minifalda o algo super erotico y revelador. Lo mismo por debajo algún micro tanga o un mínimo un conjunto de bra y panties del mismo color. Pero no, ese día llevaba una blusita floreada de manga corta y un semi escote, combinada con un pantalón de mezclilla azul desgastado que como toda mi ropa hacía ver mi panocha super abultada. Era algo que no podía evitar. Me pusiera la ropa que me pusiera, mi panocha siempre se notaba super abultada. Y no es que “se viera' así. Simplemente así era mi cuerpo, específicamente mi panocha. La tenía muy gordita y si a eso le agregamos que siempre llevaba mi vello pubico muy crecido eso hacía que siempre se me notara esponjosita, como si trajera pañal me hacían burla mis amigas.
Remataba el vestuario con un cinto negro que rodeaba mi no muy delgada cintura y unos huaraches chanclas para no sentir tanto calor en mis pies. A pesar de llevar el aire acondicionado en el auto a full, las altas temperaturas del verano me tenían sudando. Y entre eso y mi eterno estado de calentura me hacía imaginar que todo el auto apestaba a mis jugos vaginales.
Y bueno, llegamos al motel y después de registrarnos finalmente estábamos sintiendo el fresco de la habitación. No hubo juegos previos ni striptease ni nada, llegamos y rápido nos quitamos la ropa. Prenda que me quitaba, prenda que lanzaba lejos. Cuando llegué a mi calzon le di un vistazo y se encontraba tal cual lo sentía: mojado, apestoso y completamente batido de mi sudor, secreciones vaginales y demás suciedades. No pude evitar una pequeña sonrisa al recordar mi travesura de tiempo atrás cuando le vendí a un chico mi ropa interior.
Después de casi 2 horas refrescándonos en el agua sentimos que ya era tiempo de ir a la cama. Me levanté del jacuzzi y poniéndome de pie, me mostré completamente desnuda ante mi hombre. Me encantaba hacer eso, sobre todo cuando le daba la espalda. Podía sentir su mirada en mi gran culo. Esa era la parte que más le gustaba de mí y me encantaba complacerlo con esas vistas. Como dije antes, nuestra relación era de lo mejor y con el tiempo mejoraba aún más. Si bien me seguia tratando como su princesa, poco a poco iba aprendiendo como me gustaba que me trataran en el sexo. Que me pegara, me nalgueara, me jalara el cabello y me dijera puta. Al principio como que se sacó de onda con mis indicaciones. El escucharme gritar a mitad de la cogida exigiendo decirme Puta y todo tipo de insultos lo confundió un poco. Supongo que mi carita de niña buena no concordaba con lo putona que me comportaba en la cama. Pero como les dije antes en mis relatos, soy una putilla y no puedo negarlo.
Así desnuda salí del jacuzzi y caminando lo más sensual que mi gordo cuerpo me lo permitía, me fui a la cama seguido de mi maduro. Estuvimos jugando un poco en el dormitorio. Estaba acostada de lado en la cama y Fernando me lamía la panocha muy bien, abriéndome con sus dos manos y metiendo su rostro por enmedio de mi selva de pelos. Poniendo su lengua tan adentro como pudo dentro de mí. La sensación fue asombrosa; me estaba cogiendo con su lengua. Luego sacaba y pasaba su lengua desde mis labios vaginales hasta mi clítoris, para luego agarrar mi culo con sus manos y abriendome las nalgas meter su lengua también por mi apretado ano. Cada vez que lame mi clítoris, mi panocha se moja mucho y necesita tener algo dentro. Así que como lo hace siempre pone un dedo o dos dentro de mí y comienza a follar mi peluda vagina de esa manera mientras lame mi clítoris. Esto me vuelve loca, la sensación de su lengua caliente y húmeda en mi clítoris, chupando con facilidad y luego aplicando más presión mientras mete sus dedos en mi me hace soltar una gran cantidad de jugos.
Por lo general, me pregunta cuántos dedos quiero dentro de mí y esta vez no fue diferente. Entonces, cuando lo hizo, le pregunté cuántos tenía allí y dijo 2. Me sentía caliente y hambrienta de tener su verga adentro por lo que 2 dedos no eran suficientes, así que le pedí 3 dedos. Mi panochon estaba húmedo por las mamadas a mi clítoris que sus 3 dedos podían entrar con facilidad. ¡La sensación es tan asombrosa! Abrí mis piernas un poco más mientras él seguía el mete y saca con sus dedos. La combinación de lamer mi clítoris y cogerme con los dedos me hace gemir y agarrar su cabeza más cerca de mí. Le digo que se siente tan jodidamente bien mientras aprieto su cara contra mi peluda vagina. Le encanta cuando le sostengo la cabeza y le digo entre gemidos lo que quiero que haga allí.
Así que después de unos minutos me pregunta si pondría otro dedo dentro de mí. Bueno, pensé que si 3 se siente tan bien, 4 podría enviarme directamente a un orgasmo. Así que sí, quería 4 dedos dentro de mí. Me lubrica la panocha muy bien y poco a poco comienza a insertar sus 4 dedos en mí.
“Oh Dios...que rico. Sigue, sigue...” le digo entre sexys gemidos sintiendo como un cuarto dedo se unió a los otros tres haciendo un poco de presión.
Ahora te cuento esto, soy una guarra y me encanta la idea de que me llenen la pucha al máximo. Me encanta ver pornografía donde las putas de la chicas están tan llenas de vergas enormes y como se estiran sus abiertas vaginas. Entonces, siendo la putilla desagradable que soy, todo en lo que puedo pensar es en lo llena que está mi panocha y lo maravilloso que se siente.
En este momento empiezo a usar mis dedos en mi clítoris mientras Fernando se concentra en meter los dedos dentro de mí. Gimo y le digo lo jodidamente bien que se siente. Es tan desagradable y perverso tener 4 dedos en tu pucha que me pone aún más caliente.
“¿Quieres otro dedo? ¿Crees que te quepa otro más?” dijo mi amor y casi sin esperar mi respuesta sentí como acomodaba sus dedos dentro tratando de agregar el otro.
“No se, papi...¿Crees que puedas hacerlo? ¿Crees que me entren?” le respondí con mi aliento agitado.
“Vamos a ver” dijo mi hombre con una sonrisa pícara.
Empecé a sentir algo de presión conforme empujaba sus dedos en mi. El sentimiento de presión dio paso a una leve pinchazo de dolor, agudo pero resistible. Automáticamente comencé a proliferar mi ya clásica letanía de guarradas que tanto me gustaba decir y tanto le gustaba escuchar a mi amante.
“Oh mierda! Dame mas, cabron, dame mas! Que rico lo haces, papi” le decía entre gemidos subiendo y bajando el tono de mi voz.
Fer se mantenía en silencio mientras hacía presión con su mano sobre mi. Pudo más mi curiosidad y levanté un poco mi cabeza para poder mirarlo. Se veía concentrado y solo porque mi cuerpo me avisaba con punzadas de dolor podría pensar que su concentración se debía estar desarmando una bomba en vez de pretender penetrar mi pucha con todos sus dedos. Mis pensamientos locos se vieron interrumpidos por un aumento en mi dolor y una sensación como de sentirme abierta. No pude evitar un grito.
“AHHH MIERDA! Me siento abierta pero bien cabron! Ughhh...me matas, culero, me mataaas...ughnnn!” vociferé a pulmón abierto sintiendo lo que creí era su quinto dedo. Era la primera vez que me metían 5 dedos y dolía pero lo gozaba al mismo tiempo.
Después de lo que parece mucho tiempo, pero estoy seguro de que fueron solo unos minutos, me pregunta si me siento llena. Oh diablos, sí, me siento llena y se siente genial. Nunca supe que tener 5 dedos se sintiera tan bien y luego me informó que tenía toda su mano dentro de mí. No acababa de decirme cuando mi vejiga no pudo soportar la presión y dejó escapar un gran chorro de orines que resbalaron por toda mi abierta pucha y la mano de Fernando.
Mi corazón dio un vuelco de emoción y miedo. He visto pornografía donde la mujer ha experimentado el llamdo fisting. Me excitaba y luego no. Tener un puño dentro lo veo muy desagradable y pervertido al mismo tiempo, pero ¿cómo se sienten sus panochas después? Quiero decir, si iban a estar todas estiradas y después cualquier hombre que se las coje después de eso tendrían que golpear hacia los lados para sentir algo. ¿Acaso se vuelve a cerrar la pucha o se queda así de abierta como se ve en los videos? No he tenido hijos pero si un bebé puede salir de allí, seguramente un puño puede entrar y no por eso permanece estirada o abierta una panocha. Eso creo y realmente eso espero jeje.
Bueno, déjenme decirles que la sensación de tener toda su mano en el interior de mi pucha es increíble. Admito que en un momento sentí un fuerte dolor y como si pudiera rasgarme un poco la panocha. Pero no pude detenerlo porque el placer pesaba más que el dolor.
“¿Hablas en serio, realmente tienes toda tu mano dentro de mí?” podía sentir su mano llenándome por completo pero aun así necesitaba preguntarle para estar segura que lo había hecho.
“Si, la mano completa mi vida” me respondió con un gesto en su rostro que era una combinación de niño que acaba de hacer una travesura y al mismo tiempo que acaba de completar un gran logro.
Quise contestar pero no pude. Si me hubiera dicho que me metería la mano completa seguramente no se lo hubiera permitido, por eso lo hizo sin avisarme. No sabía si odiarlo o amarlo aún más. Pero me alegraba de que haya sido con el con quien hiciera realidad esta chingada perversión que tantas veces había visto en videos pornos.
Así que con la otra mano tomó su teléfono celular de la mesita de noche, encendió la cámara y comenzó a tomar video de su hazaña. Siguió diciendo lo increíble que se veía y lo caliente que se sentía mi interior. Una vez terminado, me entregó el teléfono para que lo mirara. ¡Estaba totalmente anonadada! Allí estaba mi panocha estirada tanto como cualquier pucha podía llegar y no se podía ver nada de su mano. Estaba dentro de mí hasta la muñeca. Estaba tan excitada por la imagen y sabiendo que su puño estaba ahí dentro, tal si fuera un bizarro parto donde mi abierta panocha estaba dando a luz su antebrazo.
“Oh, Dios mío, no puedo creer que tengas todo tu puño dentro de mí” fué todo lo que pude decir.
Apoyé la cabeza en la almohada y seguí masajeando mi clítoris mientras él me cogía lentamente con el puño. No pasó mucho tiempo después de que le oí decir que mi vagina le apretaba su mano con mucha fuerza. Él sabe que esto comienza a suceder justo cuando me estoy preparando para correrme. Empezó a acelerar sus movimientos con su puño dentro de mi provocando una mezcla de dolor y placer en mi que bastaron un par de minutos para que mi cuerpo se tensara y dejando escapar otra gran chorro de meados volvió a escapar de mi maltratada panocha salpicando la cama, su mano e incluso su cara dándole un inesperado golden shower. Estoy segura que incluso llegó a tomar de mis orines de tan fuerte que fue la expulsión pero pareció no importarle y siguió jodiendome mientras yo sentía morir en medio de agónicos gritos de placer.
“Agggghhmmmmmmm...mierdaaaa! Si, si! No pares hijo de puta, NO PARES!” gritaba como loca insultando mientras sentía como se me iba la vida en un orgasmo y un gran chorro de meados. Permítanme decirles, damas y caballeros, tuve el orgasmo más intenso que he tenido en mi vida y que seguramente me escucharon en las habitaciones contiguas del motel.
Una vez que llegué al clímax, su mano se volvió demasiado incómoda para mi panocha y le dije que la sacara porque me dolía. Fernando lentamente fue retirando su mano provocando una leve incomodidad.
Nos quedamos en silencio un tiempo. Yo estaba un poco nerviosa por lo que pensaba mi pareja. ¿Le gustó o estuvo demasiado mal coger a su novia con todo el puño? Aunque no crean me daba miedo de que alguna de mis locuras o reacciones terminaran por causarle asco o repulsión. Cuando los hombres están calientes se enloquecen con una mujer con cara de niña portándose como puta, pero quizás ya después de terminada la cogida podrían arrepentirse.
Bueno, estaba bastante conmocionada después de toda la experiencia y dormimos toda la noche abrazados. No hubo nada que me dijera que le había causado asco lo que habíamos hecho. Todo lo contrario, me llenó de mimos y caricias todo el tiempo hasta que nos ganó el sueño.
Al día siguiente me dolía horrores mi maltratada panochita. Me sentía como si acabara de tener un hijo y mear o cagar era todo un suplicio para mi. Pero aun así todo lo que seguía pensando era lo cachondo y perverso que había sido tener el puño de alguien dentro de mí y cómo quería volver a hacerlo pronto. No me atreví a pedirle que me mostrara de nuevo el video y sinceramente no se si aun lo conserva, pero definitivamente era una experiencia que ya estaba agregada a mi curriculum sexual.