Una chica muy especial (Libro 3º - Capítulo 4)

Ady, analiza y visita a las gentes que conformarán su nuevo hogar, pero también deberá visitar a sus verdugos, aunque en un estado light. Sin embargo, Ady descubre algo que no la gusta nada e intenta asumirlo y aferrarlo, aunque por el momento no pueda hacer otra cosa más............... Espero y deseo que os siga gustando.........Admito que es un poco complicado este tercer libro, pero aún así, deseo que os siga interesando............... Un beso muy especial para vosotros Mis Lectores y Seguidores............. Sandra Raquel.

Una chica muy especial

Libro 3º - Capítulo 4º

En cuanto la vió la cocinera jefe, se inclinó ante ella, diciendo....:

  • Señora Adya, un placer tenerla ante nuestra humilde cocina.

  • Muchas gracias, señora.........

  • Me llamo Elvira, Señora Adya. Un honor para mí, tener a la nueva Señora en estas estancias.

  • Elvira, me podría indicar los pormenores del funcionamiento de las cocinas?. La comida ha estado deliciosa y me siento encantada.

  • Será un placer Señora Adya. Mire, ellas tres, son mis cocineras principales. Aquellas 4 jovencitas, son aprendizas, pero trabajan muy bien.

Ady, se fué enterando de lo que hacía cada una y hablaba con ellas, sin que ellas expresasen temor, para regocijo de la Cocinera Jefe. Se enteró de los horarios de trabajo y al saber que se hacían muchas horas de más, pensó en cambiar todo aquello, pero no adelantó nada.

Sin embargo, se enteró que todas sabían leer y escribir y éso la dio una idea para probar.

  • Elvira, me ha encantado comprobar que todo funciona muy adecuadamente. Todas saben leer y escribir, así que he pensado que en las guardias diarias, las que estén libres de servicio, puedan ir confeccionando un pequeño diario íntimo. Yo, jamás los leeré. Nadie los leerá, salvo que yo esté presente y lo autorizase, incluído el Señor. Está claro?. Será un diario íntimo de cada persona que así lo desee hacer. Mañana o pasado les proporcionare un diario a cada una, para que apunten lo que día a día vayan viviendo.

  • Muchas gracias, Señora Adya, será un placer y un honor para todas nosotras, poder contar con semejante distracción. Se lo agradecemos de todo corazón, Señora Adya.

Ady, se fué a ver al grupo de sirvientes, en donde estaba el Jefe de Sala, el Metre y los camareros de servicio.

  • Buenas tardes, señores. Adimitirían mi presencia, por unos minutos?.

  • Claro que sí, Señora Adya, nos sentimos honrados con su visita y presencia.

  • Muy agradecida. Me gustaría saber un poco las funciones de cada una de las personas que trabajan a sus órdenes, señor........

  • Mi nombre es Adrián, Señora Adya y estoy a su servicio para cuánto guste preguntar, saber o ver.

Ady, también se enteró de todos los entresijos de los quehaceres de aquellas personas. Al parecer estaban más ociosos de la cuenta, aunque eran importantes para el gobierno de la casa, así que les propuso estudiar la posibilidad de tenerles activos y entretenidos, en las guardias.

Les propuso el ajedrez y otros juegos sin consumo de energía física, que les permitiera salir de oscuros agujeros, día trás día.

Todos, se quedaron encantados con las propuestas de su nueva Señora.

Ady, subió de nuevo al salón y se acercó a Tonino, para besarle tiernamente en los labios. Se levantó con una sonrisa maravillosa y la dijo que Raúl se encargaría de sondear la aceptación de ella. Y qué en menos de una hora estaría allí mismo para informar.

Raúl, cumplió su parte del trabajo a la perfección, ya que sus preguntas eran puntas contra la Señora, pero a cuántas y cuántos preguntó, la sensación era de unanimidad y respeto, a la nueva Señora. Y así lo comunicó ante Antonio y Ady.

  • Adya, por lo que comenta Raúl, tu éxito ha sido colosal. Ya te has ganado su confianza. Y estoy seguro que ganarás el respeto y el amor más profundo de cada uno de ellos. Les has prometido cosas. Y has hecho bien, porque éso no cuesta nada y además les mantiene ociosos. Me encantas, esposa mía. Gracias Raúl, desde este preciso momento, Adya queda a tu cuidado y protección y el hombre que selecciones, cómo complemento.

  • Será un honor para mí de cuidar a una Señora tan especial y maravillosa, Señor.

  • Lo sé, Raúl, por éso te he elegido a tí. Eres la persona en la qué más confío. Y para esa misión, especialmente más. En cuánto a tí, Adya. Mañana Raúl y tú, os iréis a buscar las cosas prometidas y repartirlas adecuadamente. Que sean bonitas y atractivas, no reparéis en gastos. Me gusta, cómo comienza a funcionar esta tercera etapa.

Cuándo Raúl se retiró, Tonino se sentía pletórico y su sonrisa agradaba a Ady, más de lo que ella misma podía demostrar, aunque él sabía que su nueva esposa, sería alguien muy importante en aquella casa.

  • Adya, sólo te resta conocer a mis personas de confianza en las mazmorras. Son tíos rudos, pero bien parecidos. Permanecen semidesnudos y son feroces a veces. Te gustaría conocerlos ahora?.

  • Sí, tú bajas conmigo sí. Eso me da más corte, amor.

  • Baja con estas ropas, quizás abajo te desnudemos. Pero por el momento así estás muy bien. No te asustas, verdad?.

  • Espero que no, amor. Aunque, me siento un poco aturdida y azorada, por tantas cosas nuevas en mi vida. Son muchos?.

  • Te presentaré a todos ellos. Unos estarán desnudos, los otros semidesnudos. Son 6 en total, pero se van relevando en turnos.

  • Y algunos estarán desnudos, amor?.

  • Sí, Adya. Algunos están desnudos, por puro gusto, exhibiendo sus pollas altas. Y cuando te vean a tí desnuda, se les subirá a todos. Ya lo verás.

  • Amor, esta parte es en la que más miedo llevo, de verdad.

  • Tranquila mi preciosa princesa. En cuánto los veas, te encandilarás con cada uno de ellos.

Ady, no estaba tan segura de poder lograr éso. Sí ellos estaban desnudos, era señal de que se follaban a las prisioneras. Pero, éso tampoco la importaba demasiado, aunque sin saber de que iría su vida de aquí en adelante, sentía ese temor propio de la incertidumbre.

Bajaron lentamente por las escaleras que llevaban a las mazmorras, que Ady aún no había visto. Previamente, Tonino había hecho reunir en las mismas, a sus verdugos contratados. Qué ya aguardaban impacientes para conocer a la Señora.

Tonino, abrió varias puertas de madera sólida y cierto crujir, que ponía los dientes largos a Ady, que a cada paso que daba se sentía más asustada.

Cuándo entraron, Ady lo primero que sintió fué una atmósfera muy cargada de olores diversos. La luz era pobre y se iluminaba con antorchas prendidas, aunque también había luz eléctrica.

Ady, descubrió al primero de los verdugos. Un tipo de amplia complexión y de unos dos metros de altura, vestido con un pantalón ajustado, en donde se notaba su polla abultada. Y un poco más allá, otros dos verdugos, a cual más sugerente y atractivo, desnudos totalmente y con sus pollas bien izadas e inflamadas.

Ady, se sentía disminuída ante la presencia de semejantes seres, que en no tardando mucho, la harían enloquecer de dolor. Esa parte la tenía clara. Ella sufriría el escarnio de manos de aquellos hombres, que aunque fuesen guapos y atractivos, el dolor no se lo iba a quitar nadie.

  • Alfonso, te presento a mi futura e inmediata esposa. Necesitaré que la preparéis para su nueva vida, pero esta tarde es sólo de contacto con el medio, aunque sí lo crees oportuno, se la puede desnudar y hasta atar en diversos aparatos. Yo estaré presente todo el tiempo.

  • Señor, gracias por su confianza en nuestro grupo. Y sí, creo que su Señora estará mejor desnuda en estos aposentos. La ataremos en el potro, en la rueda y en el cepo, si le parece bien, para ver cómo se muestra, Señor.

  • Me parece una excelente idea. La desnudáis vosotros, o preferís que ya entre desnuda?.

  • No se preocupe, Señor. Podemos desnudarla nosotros. Nos gusta desvestir a nuestras víctimas, Señor.

Ady, temblaba de miedo. Se sentía disminuida ante aquel ser tan enorme y corpulento, que podría matarla de un manotazo.

  • Tratadla igual qué a las demás. Aunque no vaya a ser azotada esta tarde, que sepa cómo es el tratamiento en la mazmorra. Sin miramiento alguno, igual que las demás.

  • Así será, Señor. Vosotros dos, desnudad es esta puta y llevadla al potro. Si grita una vez, un manotazo en cada una de sus tetas. Sí vuelve a gritar, dos manotazos en cada teta y un pellizco en su coño. Entendido?.

  • Sí, Jefe.

Ady, se sentía carne de cañón ya y aunque no la iban azotar, la tratarían cómo a todas las demás. Por otra parte era algo que debía saber para sus próximas visitas a la mazmorra. Ady, ni rechistó, a pesar de que la dieron un manotazo fuerte en cada teta y además un pellizco enorme en su coño.

Fué atada en el potro desnuda y ante los comentarios y risotadas, de los 6 presentes miembros de la mazmorra.

  • Señor, sería tan amable de decirnos a que tensión la sometemos en el potro?.

  • Qué quede bien tensada, sin pasarse, porque la deseo entera. Tensadla un poco más. Así, muy bien.

Ady, quedaba apoyada sólo de sus hombros y las nalgas, quedando arqueada su espalda, debido a la tensión a que la tenían sometida.

  • Chicos, ahora desatadla y llevadla hasta la rueda. Así el Señor la verá en el nuevo aparato de tormento.

Ady, fué desatada y conducida con paso vivo, por dos de aquellos gorilas, completamente desnudos y con enormes pollas como espadas, asiéndola de las axilas y haciéndola trotar entre las risotadas de los demás, hasta llegar a una rueda enorme.

Antes de ser atada, Ady miró el profundo foso lleno de agua helada y en el que orinaban aquellos hombres, además de masturbarse sobre el mismo. El foso olía demasiado mal y sus aguas, de colores variados producían escalofríos y repugnancia.

  • Me gusta este foso, pero mi esposa, deberá limpiarlo, una vez vaciado. Después se irá llenando mientras ella transite sobre el mismo. Y así parmanecerá hasta la siguiente visita. Ahora, vaciadlo y que bajen dos doncellas, completamente desnudas a limpiarlo a fondo. Atadla y hacerla dar varias vueltas, cuando el nivel del agua fétida, ya la alcance. Yo estaré tomando una copa, un poco alejado, no soporto este aroma.

Ady, fue atada primero por las muñecas y después se hizo girar un poco la rueda, hasta que sus tobillos separados, quedaron a la altura de los verdugos, que los ataron a la rueda también.

Mientras Tonino, tomaba una copa plácidamente un poco más alejado, aunque podía ver a su esposa inminente, cómo quedaba atada sobre la rueda y tensada, para que no se separase su espalda de la madera de la misma.

Ady, no se sentía ya especialmente mal, aunque todo cambiaría en las próximas visitas, pero aquellos verdugos estaban bien armados y eran muy atractivos. Estaba segura de que la follarían varios a la vez, aunque quizás también, la torturasen entre varios a la vez. Era lo que había aceptado ante su futuro esposo y se dejaría hacer, ya que parecía ser la línea trazada de su destino.

Cuando la rueda comenzó a moverse, se sintió extraña y los miedos volvieron a aparecer, aunque más por el desconocimiento que por otra cosa.

Cuándo ya enfilaba la caída hacia el foso, vió que el agua maloliente casi había desaparecido ya, aunque había un barrillo en el fondo que la descomponía el cuerpo. En cuánto estuvo en la parte del foso, sintió como el vientre tiraba de ella, por el efecto de la gravedad. Y respiró aliviada al ascender de nuevo.

Ady, lo primero que vió al ascender, fueron los pies de dos de sus verdugos y un instante después sus enormes pollas, que las masturbaban con todo el descaro a escasos cm de su cara.

Dió dos vueltas completas más, para en el ascenso de la tercera, ver a dos doncellas desnudas y preparadas para la limpieza. Vió la cara de extrañeza de ellas, al verla atada de aquel modo, pués las había conocido por la mañana.

Las jóvenes, se miraron de reojo, pero no hicieron comentario alguno, prestas a realizar el servicio en esa cámara, que espantaba a más de una y de la que no se salía sin un rasguño.

Cuando Ady quedó detenida ante los verdugos, éstos, primero desengancharon sus pies y a continuación, haciendo girar la rueda en sentido inverso, desataron las muñecas de ella. Y la condujeron a la carrera, asida de las axilas, hasta el cepo. Tonino, estaba a pocos metros de ella y pudo ver cómo era atada, sin contemplaciones y hasta con cierta brusquedad en el aparato.

Ady, no se quejó en momento alguno y se dejó hacer todo lo que ellos decidían. Tonino, se levantó y vertió el hielo de su bebida en la espalda de Ady, que resopló al sentir la frialdad en su piel desnuda y tensa.

  • Muy agradable esta velada, la verdad. La próxima vez será ya más según sus normas de procedimiento. Alfonso, deseo hablar contigo en privado.

  • Sí, Señor, lo que Ud desee.

Y se apartaron ambos, dejando a Ady atada en el cepo, con las piernas muy separadas y teniendo ante su cara, dos pollas que eran masturbadas por un par de manos de sus verdugos. Detrás de ella notaba a otros dos, que la toqueteaban las nalgas y entre los muslos, cuchicheando entre ellos.

Ady, escuchaba a las doncellas rastrillar en el foso. Se sentía un poco extraña, de estar atada desnuda en el cepo, con sus manos emergiendo de la tabla que la separaba las mismas y su cabeza del resto del cuerpo que no podía apreciar. Sin embargo, sentía excitación de estar atada así a aquel aparato tan humillante. Sabía que su vagina y ano estaban más abiertos y expuestos a cualquier mirada, pero éso la hacía sentir un cierto placer. Distinto sería cuándo la azotasen o violentasen, pero esperaba poder disfrutar de esos momentos morbosos.

Escuchó el regreso de Tonino y el Jefe de la mazmorra. Y esperó tranquila a qué la desatasen, aunque la gustaba estar así. Los que se masturbaban delante de su cara se habían ido hasta el foso, en donde al parecer habían eyaculado sobre las doncellas, por las exclamaciones de ellas dos, mientras seguían limpiando la porquería del foso.

Tonino, se sentó en una cómoda butaca frente a su cara, para observarla.

  • Cómo se encuentra mi esposa amada?.

  • Estoy bien, mi amor.

  • Te han gustado los aparatos?.

  • Sí, mi amor.

  • Y los verdugos?.....que te parecen?. Están buenos, verdad?.

  • Muy bien, amor........pero no puedo opinar de mis gustos, mi amor.

  • Buena chica. Bueno, es hora de irnos. Ahora te van a lavar el pelo y te darán una ducha con agua fría, para que no huelas mal. Después te secarán y el Jefe en persona te llevará por el camino secreto hasta la entrada en nuestra casa. Pórtate bien y no grites. Te esperaré para cenar, querida.

  • Si, mi amor. Me comportaré bien.

Tonino, se acercó hasta ella y la pellizcó con fuerza ambos pezones, dejándola con las lágrimas en sus ojos, mientras se alejaba de ella. También fué pellizcada en la vagina, aunque no supo quién la dió el pellizco atroz, que la hizo removerse, soltando un gemido y resoplando. Sus lágrimas al final, desbordaron sus lagrimales, cayendo una trás otra, sobre la tarima.

El silencio, se hizo en su entorno y tán sólo escuchaba el rastrillar de las dos doncellas, Ady sintió un silbido y después una contracción de todo su cuerpo, al tiempo que notaba frío en su espalda y cuerpo. Y supo que la estaban lavando, sin que ella pudiese hacer más, que soportarlo. Escuchó pasos y de pronto un par de piernas se pusieron ante su cara, mientras resoplaba de las sensaciones y comenzaron a lavarla la cabeza con agua templada, con jabón y manos vigorosas, que la hacía reactivar su circulación sanguínea medio paralizada por el frío del agua en el resto de su cuerpo.

Ady, temblaba de frío y de miedo, cuando al final terminaron por enjuagarla el pelo con agua caliente, provocándole reacciones muy fuertes en su cuerpo, pero que agradeció.

Poco después era desatada y entre varias manos, la secaban el pelo y su cuerpo, hasta quedar casi seca del todo.

A toda prisa fué conducida por varias manos hasta una puerta, en dónde la conminaron a esperar de rodillas y con los brazos en cruz.

Después de 15 minutos y cuando sus brazos la pesaban toneladas insoportables, la puerta se abrió y apareció el Jefe de la mazmorra, que ya sabía que se llamaba Alfonso.

La hizo incorporarse y la metió dentro de su despacho, quedando protegida de las miradas soeces y hasta procaces de los verdugos de la sala.

  • Señora, cómo bien sabéis, mi nombre es Alfonso. He sido nombrado protector vuestro y al mismo tiempo torturador, según el Señor, que se casará con Ud en breve. No es placer mío verla así. Yo recibo órdenes que a veces me duelen. Espero que lo comprendáis y aceptéis. Todas las entradas y salidas, serán a través de esta oficina o despacho, que comunican con la galería secreta que sólo conoce el Señor, Ud y yo. Deseo añadirla, que la tendré que poner collar, pulseras y tobilleras, que más tarde le explicaré que función tienen en nuestro protocolo.

  • Alfonso, le agradezco sus explicaciones, pero no deseo que le suceda nada por mi culpa, ante el Señor.

  • No se preocupe, Señora. Todo está bien comentado y hablado, con el Señor. Sólo deseaba decirla ésto, Señora. Desde aquí hasta su estancia, la trataré cómo a tal. Traspasando esa puerta que da acceso a la mazmorra, no será más que la mejor que haya pasado por aquí. Mis órdenes son muy concisas y debo ejercerlas. Espero que lo comprenda Señora.

Ady, asintió y se dejó acompañar por Alfonso, por una serie de pasadizos con puertas secretas, hasta llegar a la puerta de acceso a su dormitorio.

  • Señora, hemos llegado. Verá que aquí hay un collar, unas pulseras y unas tobilleras. Son de sus medidas. Cada vez que aparezca en esta ubicación, se las colocaré y sólo la liberaré, cuando vuelva de su misión, si me permite llamarla así. Es el pacto, que he logrado de su esposo y mi Señor. No he logrado una mejora más, pero la mazmorra la dirijo yo y sólo yo decido si se cambian actuaciones o nó, Señora. Quéda claro?.

  • Alfonso, queda perfectamente claro y le doy las gracias, por cuánto ha intentado y por cuánto ha logrado para mí.

  • Señora, es un honor servir al Señor y una pena honda hacerle ésto a ud. Le ruego me perdone, Señora.

  • Alfonso, nada debe amedrentarle. Yo decidí este camino, porque era el menos cruel para mí. Quizás pecando de débil, cobarde o impotente. Pero el caso es que yo admití, todo ésto. No debe de preocuparle, más que de hacer su trabajo lo mejor posible, Señor. Y desde ahora le entrego mi cuerpo para el tormento y le doy las gracias por su apoyo, Señor.

Alfonso, probó el collar, las pulseras y tobilleras, sintiendo que se le aflojaba el semblante y que no podría hacerlo. Le quedaban perfectamente y haciendo un giro algo brusco, dijo.............:

  • Señora, la quedan perfectamente. Que su ángel guardián y protector la compañe.

Apretó un timbre y se alejó a toda prisa, quedando Ady sóla en aquel cubículo, hasta que se abriese la puerta de su libertad.