Una chica muy especial (Libro 2º - Capítulo 8)

Ady, después de ser depilada por Claudia, se acuesta con Antonio y hacen el amor más rabioso y total. Ady, ha aceptado ser la esclava de Antonio, durante 30 días, con la bendición de Carlos. Ella, desconoce lo que la espera, pero aún así acepta entregarse a Antonio, por amor a Carlos. Espero que os siga agradando estos nuevos derroteros de nuestra protagonista. ........Un beso grande.............Sandra Raquel.

Una chica muy especial

Libro 2º - Capítulo 8º

Carlos, vió el gesto de Antonio, sin que Claudia o Ady reparasen en el mismo y en cuánto desaparecieron, se llevó a Claudia a su casa y la acostó en la cama. Claudia supo de sus intenciones y abrió las piernas para que Carlos la gozara en su despedida de soltera.

Después de follar los dos, como poseídos, se quedaron en silencio, mientras asimilaban los goces recién obtenidos. Claudía poniéndose sobre el torso desnudo y sudoroso de Carlos, le dijo.........:

  • Carlos, crees qué Antonio al final se casará con Ady?.

  • No, Claudia. Se casará contigo, porque lleva más de dos años tontito perdido por tí. Lo qué está haciendo ahora es calmarla y protegerla, aunque seguro que habrán follado cómo nosotros dos. Pero, Antonio debía hacerlo, para que Ady no se viese sometida a presiones negativas para con él.

  • Vale, Carlos, gracias. La verdad es que deseaba follar contigo. Mejor que haya sido así.

  • Hace unas horas vivieron una odisea terrible. Y los dos se ayudaron en cuánto pudieron, hasta lograr alcanzar la casa. El agua y el viento les arrastraba, pero nunca se dejaron el uno al otro. Una muy buena señal de amor y camaradería. Horas antes, en tu almacén él tuvo que castigarla por haberle achuchado contigo. Pero los dos sabían que tendrían qué hacerlo. Ady es mi mujer extraoficial, aunque lo será el mismo día en que tú seas de Antonio, ya que nos casaremos por lo civil, al mismo tiempo.

  • Jo, suena precioso éso, Carlos.

Claudia y Carlos, volvieron a besarse y acariciarse.

Antonio y Ady, habían llegado a la cama de él. Ady, se dejó caer en la cama, mostrándose ante él, abriendo sus brazos y piernas.

  • Ady, estarás muy escocida en tu nuevo pubis, verdad?.

  • Muy escocida, sí. Pero éso no me importa nada, Antonio. Sí tengo al lado a mi salvador y dentro de poco, Amo.

  • Ady, llegaste a sentir miedo, verdad?.

  • Sí, Antonio, llegué a sentir terror. Y éso que ya lo había vivido por propia voluntad. No sé que me sucedió, pero me sentí aterrada al pensar en que me pudiéseis quemar las tetas.

  • Ady, sabes que eso sucederá, además de otros suplicios distintos. Ahora puedes renunciar a ser mi esclava. Nadie se enterará de este cambio, porque quedará entre los dos. De seguir queriendo ser mi esclava, debes asimilar que lo de las quemaduras, será un tormento mediano.

  • Antonio, ya que mi marido y amor, me ha permitido ser tu esclava, lo seré. Y si debo sufrir, sufriré. Ahora, sería posible que me follaras, para estrenar mi nuevo pubis?.

  • Ady, será un placer penetrar en tu vagina. Te haré sentir la princesa de los mundos.

Antonio, penetró en la vagina densa de flujos, sintiéndose de maravilla, al tiempo que Ady jadeaba cómo poseída por la penetración y el roce de sus pubis.

Ady, sabía relajarse ante una penetración de ese tipo, por muy magullada que tuviese la zona. Incluso se sentía bien del roce de sus cuerpos, en su pubis, depilado y sensibilizado. La gustaba ser follada a lo bestia por sus machos y amores. Y además estaba dispuesta a entregarse a cualquier capricho de Antonio, fuera el que fuese. Sería una esclava modélica para él, sin oponerse a nada que el dictase en los siguientes 30 días.

Antonio, por su parte, mientras entraba y salía de la vagina de su pequeña Ady, también imaginaba la cantidad de tropelías que la iban a acontecer en breve. Pero estaba seguro, que su esclava, sabría amoldarse a sus gustos y órdenes. Sabía que Ady, debería esforzarse mucho, además de padecer todo tipo de tormentos y sobre todo humillaciones, pero estaba ya seguro de ella.

Cuándo Antonio se corrió dentro de la vagina de Ady, ella le sonrió y le besó apasionadamente. Le dejó recuperarse un poco al tiempo que veía el tabaco y el mechero al alcance de su mano. Antonio fumaba "ducados", lo mismo que a ella le gustaba. Atrapó la cajetilla y el mechero y encendió un cigarrillo, ante la mirada sensual y maravillosa de Antonio.

Dió varias caladas y le pasó el cigarrillo encendido, mientras exhalaba el humo por sus labios.

Antonio, dió un par de caladas al cigarrillo, para después expulsar lentamente el humo, al tiempo que se lo volvía a pasar. Antonio, aún tenía su polla dentro de la vagina de Ady y se notaba que crecía de nuevo.

Ady, también notaba cómo iba creciendo dentro de ella, el pene enorme de Antonio. El cigarrillo pasaba de mano en mano y los dos se sentían bien. Antonio se sentía ya con fuerzas de seguir el coíto y no sabiendo que hacer con el cigarrillo, Ady tomó su muñeca dirigiendo la colilla incandescente entre sus tetas, para que lo apagara allí.

Antonio así lo hizo y lo apagó entre las tetas de Ady, que se retorció de dolor, al tiempo que sentía la polla comenzar a funcionar en su interior.

La colilla apagada, fue tirada al suelo, ya que era de cerámica y nada le afectaría. Y volvieron a follar como dos locos desesperados. Antonio la penetraba sin piedad, pero Ady se sentía encantada con semejante tratamiento y le animaba más y más, hasta que por fín, Antonio se volvió a correr dentro de ella, al tiempo que Ady tenía un superorgasmo, que la hacía estremecer de pies a cabeza. Sus ojos febriles y luminosos, acompañaban a sus jadeos y resoplidos, mientras Antonio seguía descargando dentro de ella.

Cuándo terminó de serenarse, se retiró de la vagina de ella y quedó cerca de la cajetilla de tabaco. Encendió otro cigarrillo y Ady, acercó la mano de él a su boca, para dar otra calada. Ady estaba dispuesta a soportar el suplicio, que además deseaba de la mano propia de Antonio.

Antonio, fumaba y pasaba la ceniza incandescente sobre las tetas de Ady, que se contraía al contacto, pero que le sonreía, llena de amor pasional.

El cigarro, pasaba cómo una vaharada de calor sofocante por sus zonas más sensibles. Ella exponía sus axilas, sus tetas, su vientre y hasta abría las piernas, para que él la mortificara. Ady se sentía dolorida, escocida y extremadamente sensible, pero le dejaba hacer ya más por libre.

Antonio, la iba marcando con la punta del cigarro, cada parte de ella. Sólamente respetaba sus pezones, que le miraban angustiados, pero erectos de placer al mismo tiempo.

Ady, se removía ligeramente ante cada contacto de la abrasadora punta del cigarrillo. Al final, Antonio, lo apagó sobre su recién depilado pubis, que hizo que ella soltase un grito ahogado, pero muy profundo y alargado.

  • Ady, deberemos bajar a cenar. Soportarás las sensaciones hasta la medianoche?.

Ady, asintió, aún con temblores en todo su cuerpo y se incorporó, altamente escocida y dolorida. Después antonio, la siguió y la puso la camiseta que había traído el día anterior, teniendo que ir descalza, porque sus sandalias se habían perdido en la tormenta.

Antonio, metió en una bolsa, ante la mirada atenta de Ady, un collar, una correa para el mismo, muñequeras y tobilleras. Y para terminar, el látigo que Ady había elegido.

  • Te gusta el contendo de la bolsa?.

  • Sí, Antonio. Deseo ya qué llegue ese momento.

  • Tan ansiosa estás de ser mi esclava?.

  • No, no es éso, Antonio. Pero cómo voy a serlo, siento una ansiedad grande, de verme en ese mundo que me espera en menos de dos horas. Sé que me ruborizaré, qué sentiré vergüenza, qué sentiré dolores fuertes, pero también sé, que me gustará ser tu esclava durante 30 días. Pero........

  • Pero, qué, Ady?.

  • Pues pensaba en Claudia. Cómo se sentirá ella?.

  • La has tomado ya cariño, verdad?.

  • Sí, la verdad es que es una gran mujer. Y sí, me gusta sentirla como compañera, hermana y amiga.

  • Una muy inteligente decisión la tuya. Claudia es muy especial para mí, y sé que lo sabes. Ella también lo entenderá esta noche. Quizás se encariñe aún más contigo, pero no lo puedo anticipar porque lo desconozco.

Ady, asintió, entre sensaciones muy diversas y controvertidas, debido a los escozores de sus quemaduras. Aún así, no perdió su compostura y se preparó para bajar a reunirse con Carlos y Claudia, qué estarían desesperaditos ya, para ir a cenar a la casa de Arturo y Sandra.

  • Ady, realmente eres capaz de aguantar ese sufrimiento, cómo si nó sucediese nada?.

  • Sólo lo logro, contigo. No puedo ponerme a llorar, qué es lo que más me apetecería, porque daría una imagen tuya, fatal.

  • Muy agradecido, por semejante respuesta. Sabes que después te haré un montón de cosas más?.

  • Sí, lo sé y lo acepto.

  • O sea que te vá la marcha, verdad?.

  • Pues nó, Antonio. No me vá para nada. Me enamoré de Carlos y sentí los primeros roces y exposiciones. Después, te tuve a tí, que me torturabas sin cesar. Me gustaba probar un mundo nuevo, es verdad, pero de ahí a soportar ésto hay un abismo. Y lo soporto, por amor a Carlos.........bueno y también a tí.

  • O sea, que si un foráneo te hiciese lo que yo te hago, serías diametralmente distinta, es éso?.

  • Sí. No creo que fuese capaz de soportar, ni el primer roce.

  • Ady, acabas de decirme que me amas. Sí yo deseara que te azotara otra persona, tu lo aceptarías, sin rechistar?. Recuerda, que para entonces serás mi esclava 24/7.

  • Antonio, confío en que no me pongas en semejante brete. Yo aguanto lo que me hacéis por amor. No creo que fuese capaz de dominar mis nervios, ante extraños. Es verdad qué seré tu esclava en breves minutos, pero no podría soportar esas cosas, amor.

  • Ady, una esclava, jamás deberá discutir las ordenanzas de su Amo. Así que vete haciendo a la idea de ser azotada y hasta atormentada por extraños. Me has entendido bien, Ady?.

  • Antonio, he entendido todo, pero espero que no hagas éso. No sabría cómo reaccionaría.

  • Bien, cuando seas mi esclava, te educaré adecuadamente. Ahora bajemos a cenar. Y estate sonriente, aunque te piquen o te escuezan las quemaduras.

Ady, se sintió abrumada y apesadumbrada, se rehizo y acompañó a Antonio, hasta el piso de abajo, en donde ya aguardaban Claudia y Carlos.

  • Vaya, pareciera que os hubiéseis quedado dormidos. Claudia y yo, estábamos a punto de subir a buscaros.

  • Nada, Carlos, conversaciones de última hora entre Ady y yo. Claudia, qué tal te ha tratado Carlos?.

  • Muy bien, amor. La verdad es que hemos estado hablando y recordando tentativas mías, todas frustradas.

  • Ya, vale. Bueno, vayamos a cenar que Arturo y sobre todo Elías, deben estar maldiciendo casi en alto.

Los cuatro salieron de la casa de Antonio y llegaron por el jardín, aun encharcado hasta la casa de Arturo. Elías, estaba de mal humor, cómo era habitual en él.

Carlos y Antonio, le echaron las culpas a Ady....y un poco a Claudia, que se quedaron un poco más atrás simulando estar compungidas, hasta que Elías dijo que no pasaba nada y que todos a la mesa.

Elías era un tío facilón de conquistar, pero había que tener cuidado cón él, porque podía ser muy agresivo y hasta sádico.

Aunque todas las miradas apuntaron a Ady, inicialmente, por venir descalza, la cena fué servida entre risas y alegría generalizada. Ady estaba un poco más apagada que de costumbre, pero todos suponían, que era debido a sus penurias de hacía unas horas, en medio de la horrible tormenta.

La cena, consistente en ensalada y después chipirones rebozados y gambas a la plancha, para terminar con unos filetes de pescadilla, acompañado de buen vino y un postre especial a base tiramisú a la naranja, acercó un poco más a todos.

Ady, podía ver el reloj de pared al fondo de la cocina. Y vió que faltaban 5 minutos para su tiempo de esclava de Antonio, al que debería llamar Amo. Se sentía nerviosa y hasta azorada. Ya apenas reía y sus ojos seguían los impulsos del segundero que la acercaban más y más a su nueva condición de esclava.

Cuándo, dieron las 0 horas, Antonio la miró y Ady, asintió con un "Sí, Amo".

Frase que dejó congelado al grupo, al tiempo que Ady se quitaba su vestido y quedaba desnuda y expuesta ante ellos. Mostrando las marcas de los cigarrillos.

Todas las miradas, la recorrían desde su rostro, hasta su pubis. Un silencio especial, se hizo en la sala. Antonio, sacaba el collar de la bolsa y se lo colocaba en el cuello a Ady. Después la fué poniendo las muñequeras, para terminar con las tobilleras. Y por último sacó la correa, que se uniría al collar y el látigo imitación piel de serpiente, que ya habían probado Claudia y Ady.

Claudia, era la más sorprendida de todas ellas, pero las caras de Elías y Arturo, tampoco desmerecían. Tan sólo Carlos, estaba impasible y sonriente. Claro que él lo había organizado con Antonio, para que fuese algo similar.

  • Estimada familia, os presento a mi esclava Ady, durante los próximos 30 días, con las bendiciones de su esposo y amor, Carlos.

Todos miraron a Carlos, que asentía sonriendo. Claudia, ya se había dado cuenta de que era algo pactado y se dedicó a admirar a Ady y a su amor Antonio.

Antonio, se levantó y a base de fuertes empellones a Ady, la hizo separarse unos tres metros de la mesa. La hizo ponerse a cuatro patas y engarzó la larga correa a su collar, para después dejarlo tirado en el suelo. Recogió el látigo de la silla y se acercó a ella, para descargarla sin previo aviso, tres fuertes latigazos en su espalda.

La hizo caminar a cuatro patas, hasta llegar a la mesa, mientras Ady jadeaba y se retorcía de los fuertes latigazos. La hizo poner de rodillas y con las muñequeras, ancladas al collar por detrás de la cabeza.

Todos podían ver a Ady, cómo sus costillas ascendían y bajaban por el efecto de su respiración entrecortada. Claudia, se sentía angustiada. Raquel y Sandra muy excitadas, aunque aún perplejas de ver lo que era capaz de hacer Antonio, con una esclava.

Elías, sonreía embobado. Arturo, estaba serio, mientras Carlos contaba las maravillas de su mujer. Antonio, por su parte, acariciaba los cabellos de Ady y a veces sus hombros desnudos.

Ady, estaba seria y contenía las lágrimas a duras penas, mientras padecía los escozores de los latigazos, unidos a los de las quemaduras de cigarro. Pero era capaz de mantenerse de rodillas y erguida ante los presentes, aunque su mirada era baja. Claudia, la acariciaba de vez en cuando, pero Ady no osaba mirarla, aunque lo agradecía enormemente.

  • Bien, ya conocéis a mi esclava. Ahora deberemos abandonaros, aunque Carlos y Claudia nos cubrirán. Yo tengo asuntos pendientes que tratar con mi esclava reciente.

Todos imaginaron lo peor para ella, cuando se alejaban de la mesa. Ady, caminando, seguía con sus manos detrás de la cabeza.

  • Ady, que tal estás?.

  • Bien, Amo. Aún puedo soportarlo.

  • Me alegra saberlo, en cuánto estemos en el ático, follaremos un buen rato. Después, quizás te azote de nuevo. Te parece bien?.

  • Sí, mi Amo.

Carlos, se levantó de la mesa y gritó........

  • Antonio, espera un momento.

Antonio, detuvo el paso de su esclava y la susurró, que se mantuviera en pie, sin volver la cabeza, pasara lo que pasara.

  • Ady, es probable que tu marido desee decirme algo, pero es más fácil que te despida con unos cuantos latigazos, así que si me escuchas llamarte "esclava", sabrás que los latigazos caerán sobre tí.

Ady, asintió, mientras Antonio se acercaba a Carlos, para disminuir su camino.

  • Antonio, antes de que te la lleves a tu madriguera, me gustaría azotar a mi mujer. Has visto que nalgas más maravillosas tiene?.

  • Sí, Carlos. Es desde luego una mujer muy especial. Sus carnes duras y redondeadas, animan cualquier espíritu dormido. Deseas azotárselas, o sólo acariciarlas?.

  • Me voy a decidir por azotarla las nalgas, que me encantan desde el día que las ví, aunque la soltaré alguna caricia en los costados, que sé que la pone a cien.

  • Muy bien, así ha de ser.........mi "esclava", sabrá admitir las caricias de su marido.

Ady, al escuchar la palabra esclava, supo que sería azotada por Carlos. Y se preparó para los golpes que la iban a herir, hasta deshacerse y llorar, para después ser consolada por Antonio. Tentada estaba de volver la cabeza para mirar a su futuro marido, pero recordó las palabras de Antonio y se mantuvo firme.