Una chica muy especial (Libro 2º - Capítulo 5)

Ady conoce a Claudia. Antonio, se encargará de hacer probar a Ady todas las fantasías morbosas de las que disponga, aunque Claudia no esté muy de acuerdo con las mismas, por tratarse de una nueva amiga y ya allegada. Espero que os siga gustando. Un beso fuerte............Sandra Raquel.

Una chica muy especial

Libro 2º - Capítulo 5º

Antonio era impredecible para esos asuntos. Pero una cosa estaba clara, estaba cieguito por Claudia....y bastante también por Ady.

Carlos, mientras tanto, se conformaba con divertirse a costa de Antonio, mientras su mujer y la gran amiga de ambos, le tiraban los tejos.

  • Antonio, entra por la siguiente a la del semáforo, así llegaremos mejor al parking privado.

Antonio condujo el coche, hasta el parking privado. Apagó el contacto y bajaron los cuatro. Entonces, Claudia se acercó a Carlos, para besarle a lo bestia. Un beso de tornillo, que quitaba el hipo. Después lo hizo con Ady, a la que besó de igual modo y que Ady, correspondió a pesar de no sentir nada por ella.

Y finalmente, Claudia, quitándose la blusa y la faldita, se abrazó a Antonio, para comérselo a besos, siento ampliamente correspondida por él.

Cuándo se separaron, Claudia tomó sus ropas y abrazada a Antonio, abrió la puerta del almacén, invitándoles a entrar. Pasaron todos y Claudia cerró con llave la entrada. Encendió unas cuantas luces y Ady la pudo ver completamente desnuda, sin que ella pareciera sentirse mal.

  • Chicos, he pensado que podemos comer aquí. Hay de todo y buen vino. Ady, te vienes conmigo y te enseño ésto?.

  • Vale, pero me quitaré esta ropa, porque ya no la soporto más.

Carlos asintió con su mirada y la dejó desnudarse. Y al verla Claudia, sonrió y las dos se fueron tan contentas, en sus cuerpos desnudos, hasta perderse por el sótano.

  • Ady, deseaba darte las gracias por tu flema ante Antonio. Seguro que te guarda alguna, ya lo verás. He observado antes que estabas recién azotada. Te gusta ser azotada?.

  • Sí, Claudia. Hace unos días mi vida era normal. Hoy ya no podría vivir fuera de este mundo.

  • Te envidio, de verdad. Tienes todo y a mis dos hombres más ansiados y amados. Bueno, ya tendremos tiempo de hablar. Apenas nos conocemos y no voy a hacerte un interrogatorio, Ady. Pero te quedo agradecida por el gesto que tuviste al decirle a Antonio, todo éso.

  • Claudia, cómo es que tú aún no has logrado tener alguna sesión con ellos?.

  • Tener alguna sesión la tuve hace un tiempo, pero decidí que no valía la pena seguir en esa falsedad. Ahora sé que me equivoqué, pero salvo que Antonio dé el paso, no tengo nada que hacer.

  • Bueno, yo intentaré meterle el veneno donde lo sienta, ya te contaré. Ahora volvamos, porque me tienes que vestir para mi nueva vida laboral. Y creo que será larga y mis ropas cortas.

  • Vale volvamos con ellos. Pero tengo virguerías, que no se atreverían a ponerse las más provocadoras. Con éso te lo digo todo.

  • Pués mucho me temo, que seré una secretaria un poco tirando a puta.

  • Dalo, por seguro, Ady.

Las dos volvieron, alegres y abrazadas caminando despacio y hablando entre ellas, mientras Carlos y Antonio, daban buena cuenta de los aperitivos.

Ady, se había fijado en el pubis depilado de Claudia y la había pasado la mano por esa zona, sin que Claudia se sintiese mal en momento alguno.

Claudia, era una mujer de su misma edad. Rubia, de ojos azules y mirada sugerente. Sus tetas, algo pequeñas, pero duras y con pezones pequeños y puntiagudos. Ady, tenía más pecho, aunque erguido aún y era un poco más ancha de caderas, que Claudia.

Cuándo las vieron acercarse, sus ojos empezaron a hacer chirivitas, de ver a dos mujeres sensuales y desnudas, abrazadas la una a la otra, mientras caminaban sonriéndose y hablando entre ellas.

  • Habéis dejado algo de los aperitivos para Ady y para mí?.

  • Algo, queda sí. Excelente vinito, Claudia. Pero ahora vamos a ver ropitas para nuestra Ady.

  • Alguna preferencia, Antonio?.

  • Sí, ropas muy cortas y provocativas, pero sin enseñar todo.

  • Tengo. La verdad es que mi lencería secreta que no vendo más de dos piezas por semana, además de mis vestidos exóticos, podrían dar mucho juego.

  • Pués veámoslas. También medias, para porataligas, ligueros y otras medias de muslo alto.

  • Vale, quedarás totalmente satisfecho. Seguidme.

Carlos y Antonio, se encaminaron detrás de Claudia, que llevaba de la mano a Ady, sin que se sintiera molesta por tal afecto, hasta llegar a una parte de la nave, en donde Claudia tenía su colección secreta.

Sacó diversos modelos, que Antonio rechazaba por largos o con poco escote.

Claudia, se decidió a sacar los vestidos más atrevidos. A Antonio se le iluminaron los ojos al ver aquellos modelitos y quiso que las dos se probaran el mismo vestido a la vez.

Las dos se miraron y sonriendo, aceptaron.

  • Antonio, he pensado que mejor nos ponemos medias con o sin liguero, para que puedas apreciar mejor el efecto.

  • Una muy buena idea, Claudia. Así veré mejor el efecto, es cierto.

Claudia aportó medias para las dos y ligueros variados, también tangas y microtangas. Y después se fueron poniendo los distintos vestidos. Antonio iba separando los que le gustaban en Ady, aunque algunos también para Claudia.

Decir atrevidos, era muy atrevido. Sus amplios escotes, sus transparencias y sus tamaños livianos, permitían ver a una puta vestida de lujo. Pero Ady, se sentía encantada con los mismos, al igual que Antonio.

En un momento determinado, Claudia al ver que Antonio, también guardaba algunos vestidos de su talla, le preguntó.

  • Antonio, perdona. Por qué guardas algunos vestidos de mi tallaje?........a ella no le valdrán.

  • Querida Claudia, te pareces a Ady. Siempre indagando el porqué de todo. Estos vestidos son para tí, porque serás mi mujer y secretaria, cuando Ady se vaya. Ya ha quedado todo claro?.

  • Claudia, se quedó muda, como Carlos y Ady. Habían entendido bien?.

  • Antonio, lo que has dicho lo recuerdas?.

  • Claro que sí, Carlos. He elegido a Claudia por esposa. A ver si le entra ya de una vez en la cabezota.

Claudia, reaccionó a destiempo, porque se sentía inmersa en mil millones de dilemas. Pero Ady, se abrazó a ella y la felicitó con enorme entusiasmo, hasta llegarla a besar en la boca.

Después de éso, Claudia, aún desnuda, se abrazó a Antonio y le besó con una dulzura tal que éste se deshizo de amor y sensualidad.

Ady, se abrazó a Carlos y le besó del mismo modo o similar a cómo lo hacía Claudia con Antonio.

  • Bueno chicas, basta ya........o nos quedaremos a follar todos. Y aún hay tarea pendiente. Más vestidos raros.

Claudia se sentía emocionada y confusa. Y tuvo que ser Ady, quien la animase a seguir la tarea.

Se probaron un montón de vestidos y conjuntos. Antonio tenía una pila enorme de vestidos, para todo un mes.

A Carlos se le ocurrió una idea para poder vender este tipo de género por internet.

  • Claudia, has intentado montar una tienda virtual?.

  • Lo pensé hace cosa de un año. Pero me dijeron que se necesitaban fotos con chicas, para mostrar el producto. Y la verdad, no me atreví a intentarlo.

  • Creo que es llegado el momento de intentarlo. Chicas tenemos dos, que posarán ante la cámara luciendo los vestidos y otros elementos de lencería, tanto normal, cómo erótica. Ady, se encargará de crear la web. Es una especialista en efectos especiales. Tú Claudia, la guiarás en cómo mejor te guste la página. Antonio, la inflará a niveles altos. Pero me surge una pregunta. Dispones de proveedores rápidos?.

  • Sí, Carlos. Eso está arreglado con los chinos. Puedo tener cualquier modelo en una semana, en la cantidad que desee.

  • Bueno, enséñanos esa lencería erótica y esos artículos especiales, para ver si se les puede sacar partido.

Claudia, aún volando de placer, se separó de antonio y descubrió ante los ojos de ellos un mundo de sadomaso, dispuesto para usar.

  • Vaya, ésto está muy bien la verdad. También de los chinos?.

  • La mayor parte sí. Los látigos y las correas son de los chinos. Sin embargo estos atalajes para ponygirls son de los rumanos.

  • Pues están muy bien logrados. Ady elige un látigo de esos que brillan, deseo probarlo ahora en tus tetas.

  • Jo, Antonio. Llevo siendo azotada dos días enteritos. Y ahora quieres probarlo en mis tetas?.

  • Sí, eso mismo he dicho yo. Elige el que más te guste para azotarte las tetas. Y ya sabes el porqué.

Asintió en silencio, porque sabía que era su venganza por mis palabras en el coche. Claudia y Carlos, permanecieron callados y expectantes. Ady, seleccionó un látigo de un metro de largo y muy fino y brillante. Parecía de goma, aunque no se sabía seguro sí era de plástico. Desde luego, de cuero, no era.

Se lo entregó a Antonio, diciéndole.

  • Por favor, Antonio, átame primero. Después quedaré a merced tuya.

Antonio, cogió sus muñecas y las ató con una cuerda, después lanzó la cuerda hacia arriba, para pasarla por una viga y la tensó, hasta dejarla a ella, apoyada con las puntas de los pies.

Claudia, nunca había visto a Antonio, azotando a alguien. Ady, era su mejor amiga desde hacía unas horas y en ese momento iba a ser azotada por su nuevo amor. Sin embargo, se quedó acurrucada junto a Carlos, sin pestañear. Le gustaba ver a Ady atada. Pensó que ella también quedaría de maravilla, atada y indefensa. Pero su miedo al látigo, de momento no la animó a gesticular.

Antonio, sopesó el látigo y se quedó asombrado de la elasticidad y la textura, imitando a la piel de serpiente.

  • Carlos, este látigo es algo increíble. Es ligero y se balancea bien. Veremos cómo resulta.

Antonio alzó el látigo y lo descargó suavemente, en la parte alta de las tetas de Ady, que nada más sentir el impacto, resopló de dolor. Y en pocos segundos, una fina marca colorada se mostraba en sus tetas. Volvió a izarlo y lo descargó frontalmente a las tetas, cruzándola uno de los pezones.

Ady, se retorció de dolor y resopló con mucha fuerza, al tiempo que otra fina linea roja la cubría las dos tetas.

Claudia, miraba aterrada los estragos que hacía ese juguete.