Una chica muy especial (Libro 2º - Capítulo 1)

Ady, vivirá un mundo que ya creía haber superado. A veces, los sueños, sólo son pre-extensiones de lo que nos depara el destino. En Ady, se mezclan eclosiones de amor, con otras de fantasía, sin que ella sea capaz de asumirlas y alinearlas correctamente. Para Ady, Carlos es su amor total.....y por tal se entrega a cualquier acción que provenga de él, al igual que une sus sentimientos en la más pura fibra hacia su amor. Este trance, que si bien os podrá resultar duplicado, atesora, lo que posteriormente acontecerá. No será sencillo, tragarlo......pero nuestra Ady, sabrá defenderse de casi todo. Espero, qué os guste. Un beso...................Sandra Raquel.

Una chica muy especial

Libro 2º - Capítulo 1º

Ady, aún no se creía que aquello la estuviese sucediendo a ella y que iba a ser su casa.

  • Carlos, es una preciosidad todo lo que he visto hasta el momento. Me siento perpleja, amor.

  • Ahora subamos a la buhardilla. Es el lugar que he decidido para desnudarte y atarte. Tiene de todo.....bueno tendrá de todo, claro.

  • Carlos, por favor.......nuestras intimidades no son cosas que deban escuchar nuestros amigos, no te parece?.

Todos rieron, haciendo que Ady se ruborizara de nuevo.

  • Ady, mi amor. Es el lugar qué decidí anoche mientras soñabas. Claro que aún no me has contado el sueño, pero sé que te encantará. Mañana, comenzaremos a adaptarlo.

Ady, se mantuvo en silencio y admiró la planta abuhardillada. Era enorme y toda diáfana.

  • Bueno, es todo lo que hay de nuestra casa, amor. Qué te ha parecido?.

  • Me encanta todo, Carlos. Sí........todo. Es enorme y además muy acogedora. Gracias, mi amor.

Ady se abrazó a Carlos y le besó con ternura, con ansiedad, con lujuria y sobre todo con amor.

Carlos, la correspondió en presencia de todos, besándola y magreándola, sin piedad. Todos, comenzaron a descender los escalones, para llegar a la planta baja. Antonio, sin embargo, se quedó viéndoles besarse y acariciarse.

  • Carlos, mi amor, desnúdame y átame ahora, mientras me besas y acaricias, no puedo más.

  • Yo lo haré por tí, Carlos. Sigue besándola que yo la desnudo y la ato las manos a la espalda.

Ady, dió un respingo, aunque fue abortado por el propio Carlos, que la abrazó más fuerte y siguió besándola con un recobrado brío. Mientras, Antonio, la bajaba el vestido y después la tanga, sin que Ady pusiera ya resistencia. Se sentía demasiado abrumada y su deseo la impedía reaccionar normalmente. Se dejó atar las manos a la espalda, sin dejar de besar a su amor, aún sabiendo que Antonio estaba detrás y la veía excitada y desnuda.

  • Carlos, tu mujer está ansiosa de ser azotada. Es qué no lo ves?.

Ady, intentaba rebelarse contra las palabras que soltaba Antonio, pero Carlos la sujetaba y la hacía arder, entre caricias y pellizcos.

  • Antonio, mi mujer sólo desea mi contacto. Además, deberemos bajar a cenar dentro de poco.

  • Carlos, déjamela 20 minutos y yo la azotaré tiernamente. Ella misma te lo contará después y así sabrás que ella lo que desea es sentirse acosada.

Ady, intentaba a toda costa, no quedarse a solas con Antonio. No se sentía mal, pero le producía miedo. Un miedo, que no sabía controlar.

Carlos miró a Ady, que con sus gestos le decía un NO implorante, pero Carlos ya la conocía un poco y supo que con Antonio estaría más segura y después más relajada, cuando fuese la cena.

  • Vale Antonio. En 30 minutos, los dos abajo, para cenar. Llévatela a tu buhardilla, que está preparada. Y coge su ropa, espero que no te pases, vale?.

  • Tranquilo, Carlos. Vendrá suave cómo un guante. Ady, sígueme que tenemos tarea.

Ady, se sentía abrumada. En tan poco tiempo había pasado de una vida aburrida y pocas veces divertida, a un estado de permanente shock y obsesión. Y ahora, para colmar el vaso, Antonio se la llevaba dócilmente a su casa, para ser azotada por él.

No sabía cómo debía actuar. Era verdad que deseaba sentir éso de los azotes, aunque había pensado que Carlos sería el único. Ahora, ya no sabía si deseaba que fuese con Carlos, o que fuese con cualquiera. Estar desnuda y atada, no era la mejor situación para pensar con claridad. Pero Ady, siguió dócilmente los pasos de Antonio, hasta la buhardilla.

Ady, se sintió aterrorizada al ver los aparatos que allí había, pero intentó disimular sus miedos y dejarse hacer. Se dejó desatar, para ser atada a cadenas que pendían del techo. Ya casi colgaba de las muñecas, cuando aparecieron Raquel y Sandra, para que Antonio las pusiera en un aparato distinto, cuando al ver a Ady, colgada por las muñecas, se sintieron de maravilla.

Raquel eligió el potro y se tumbó desnuda sobre el mismo, esperando ser atada y tensada. Sandra por su parte, se acostó en el suelo, sujetándose los tobillos con las tobilleras, para que fuera colgada bocabajo.

  • Chicas, no puedo atenderos a las tres a la vez, pero os dejaré bien atadas y tensas. En quince minutos, bajaremos todos sonrientes. Así que portaros bien.

Ady, apenas podía dar crédito a lo que veía. Y en ese momento, pensó en Antonio de otra manera. No era su enemigo, sino su verdugo. Y así debería ser, mientras estuviera con Carlos.

Antonio, terminó de tensar a Raquel, para después colgar a Sandra de los tobillos. Asestó 5 latigazos, muy fuertes a cada una, que retumbaron en la buhardilla. Luego las dejó que jadearan y se fué hacia Ady, quién le miraba con ojos espantados.

  • Ady, lo tuyo es distinto. Te azotaré suavemente, para que te vayas acostumbrando a mí. Al terminar, me besarás y me darás las gracias, del modo más efusivo que sepas en ese instante.

Ady, asintió y se preparó para recibir fuertes golpes, como en su sueño. Pero cuando recibió el primero, se contorneó ligeramente, sintiendo un ligero picor en su espalda. Esperó el segundo y se sintió bien. Ya no estaba asustada y deseaba recibir nuevas caricias.

Antonio, cual si la leyera el pensamiento, aceleró los azotes, hasta el punto de ver como de la vagina de Ady se escapaban flujos de placer. Y la golpeó un poco más fuerte pero sin dejarla marcas especiales. Le gustaba verla debatirse, sin decir ni un ay.

Cesó en los azotes, al ver la hora que era y que debían bajar todos para cenar. Se plantó ante Ady y la miró dulcemente. Y Ady, le dijo gracias, para después besarle en la boca, apasionadamente.

  • Chicas, se acabó el recreo. Hay que bajar a cenar. A la primera que desate, que se encargue de las otras, yo me iré a dar una ducha mientras. Y no quiero tonterías, o nunca más os contentaré, entendido?.

Cuándo Carlos liberó a Raquel, ésta se ocupó de liberar a Sandra y después a Ady. Cuándo las tres estuvieron libres, se vistieron y se prepararon para bajar a cenar. En ese instante aparecía Antonio, feliz y radiante.

  • Vamos, chicas........todas al centro de reunión. Que se me hace la boca agua. Y ni pío de todo lo que ha sucedido, aunque no creo que os pregunten, porque ya se imaginarán lo suficiente......jajajajajaja.

Y bajaron los cuatro, animadamente y se acercaron hasta los demás, que ya les esperaban con todo preparado para cenar. La noche era aún muy cálida y apetecía el fresquito que se iba formando.

Ady, no estaba disgustada y sonreía igual que las demás. Quizás más por inercia, que por pensar en lo que había sucedido en la casa de Antonio.

Ady, se dió cuenta de un guiño entre Antonio y Carlos. Y a partir de ese momento, supo que no la importaría ser manoseada o azotada por Antonio, porque Carlos estaba detrás de todo. Sin embargo se propuso ocultar un poco la situación, esperando que Carlos la dijese cosas.

Carlos se acercó a ella y la dió un beso dulce delante de todos y al retirarse, la bajó una de las hombreras, quedando su pezón en un hilo de quedar al aire. Ady sabía que en cuanto se moviese, quedaría desnuda de un pecho, pero ya no la importó. Se sentía un poco harta de mirar por Carlos, cuándo era él, quién propiciaba su situación.

Y en efecto, nada más moverse a por su plato, su pezón derecho quedó al descubierto. Varias miradas se clavaron en el mismo, pero Ady reaccionó fríamente y comió cómo si no se percatase de su aspecto.

Antonio, ya no intentó subirle la hombrera. Y tentado estuvo de bajarle la otra, que recibiría el visto bueno de Carlos, pero que no deseó forzar la situación de Ady.

La cena, se desarrollaba bastante bien y Ady era ya admitida cómo una más, a pesar del poco tiempo que llevaba entre ellos.

Sandra, miraba a Ady con envidia, pues su marido la hacía cosas delante de gente, que a Arturo no se le pasaría ni por la imaginación. Su único recurso era Antonio, al que se entregaba, con el beneplácito de Arturo. Al menos era algo, aunque Antonio apenas la hacía caso.

Raquel, por su parte era más liberal y hasta libertina, ya que su propio marido la animaba a ser así. Elías, no tenía problemas en atormentar a su esposa en cualquier momento y sin condiciones. Pero a cambio la dejaba volar libre y libar con quien quisiera, siempre que él estuviese enterado. Raquel se moría por Antonio e intentaba que la azotase y atormentase sin piedad, pero Antonio se resistía demasiado.

Carlos, para cortar el silencio de todos los presentes, propuso una idea.

  • Quién se anima mañana por la mañana a ir al Xanadú, a ver que encontramos?.

Raquel y Sandra se apuntaron de golpe, pero segundos después Raquel dijo que no podía y Sandra, se sentó cuando Arturo comentó que mañana era el día señalado para ella como de mantenimiento y limpieza. Elias y Arturo, tenían citas diversas. Así que sólo quedaba Antonio, que se apuntó con una sonrisa feroz.

  • Bueno, vendremos a comer. Imagino que tendréis la barbacoa lista, verdad?.

  • Carlos, va a ser complicado lo de la barbacoa, mejor comed por ahí, porque no sé a que hora terminaremos Elías y yo.

  • Vale, comeremos por ahí, nosotros tres. Pero a la noche espero que estéis decentemente animados.

Ady, miraba a todos con cara de poker, pero seguía comiendo a buen ritmo, aunque Antonio también lo hacía, más arrimado a ella aún.

La cena, transcurrió bastante bien y terminaron entre risas, debido a los chistes de Elías y algunas anécdotas que contaba Antonio. Todas inventadas, por supuesto, pero que quedaban muy graciosas.

Cuando se fué haciendo la hora de acostarse, ya que era más de la una de la madrugada, Carlos dijo que se retiraba y Antonio le secundó, quedando Ady al margen. Ady no tenía sueño, pero no la importaba irse a la cama con Carlos. Se despidieron los tres y se alejaron de las otras dos parejas.

  • Carlos, estoy solito esta noche. Me váis a dejar así?. Porqué no os venís a mi casa, así podremos estar los tres juntitos.

Carlos, asintió, pero miró a Ady, que no le dijo nada en favor o en contra. Así que decidieron pasar la noche en la casa de Antonio.

Antonio, les hizo pasar y cuando entraba Ady, la bajó las dos hombreras de su vestido, con lo que sus tetas quedaron desnudas ante la vista de los dos.

Ady, no hizo intención de subirse las hombreras y ya suponía que se la iban a follar entre los dos, algo que en cierto modo le apetecía probar.

  • Antonio, no te cortes. Sí deseas verla desnuda, desnúdala. Ady lo admitirá, verdad amor?.

Ady asintió, sin sentirse avergonzada, ya que había estado atada, desnuda y semi azotada por Antonio, hacía unas horas.

Antonio, la desnudó del todo, quitándola el vestido, la tanga y hasta las sandalias. Y acto seguido la sujetó las manos a la espalda, con un cordel, sin que Ady pusiera resistencia alguna.

  • Carlos, recuerda lo que te dije esta tarde. Tu mujer necesita ser azotada. Lo ansía. Mírale la cara, es cómo si nos lo estuviera pidiendo a gritos.

  • Antonio, yo sólo la veo un poco asustada, aunque es posible que ella desee ser azotada. Ya la diste unos latigazos antes, verdad?.

  • Sí, pero muy suaves. Ady necesita algo más y quizás un grado más de humillación.

  • Quizás sí, Antonio. Qué dices tú, Ady?.

Ady, no respondió y se encogió de hombros. Era verdad que estaba como loca por probar eso de ser azotada y humillada, pero no se atrevía a confesar algo tan íntimo.

  • Ady, debes dar tu opinión. Carlos y yo estamos seguros de que buscas algo, pero deseamos saber que opinas.

  • Qué queréis que os diga. Estoy desnuda y atada, ante los dos. Me váis a hacer lo que os dé la gana y sin contar conmigo, sólo con mi cuerpo. Deseáis saber si me apetece ser atada y azotada?. Deseáis saber sí me motiva esta vida?. Imagino que creéis saberlo todo. Yo sólo soy la mujer de Carlos. Sí decidís, que lo mejor es atarme desnuda y azotarme, que podré yo replicar ante éso?.

  • Ady, mi amor. No es para llegar a ese extremo. Antonio, sólo deseaba que te significaras un poco. Sí prefieres que cortemos esta situación, me lo dices y se para.

  • No, Carlos....no es éso. Deseo ser azotada, porque es algo que me falta en este nuevo mundo que he descubierto junto a tí. Lo que no me parece bien, es que yo sea insignificante para tí......Aunque tú pienses todo lo contrario, amor.

  • Carlos, tu mujer tiene toda la razón. Ella está enamorada de tí y espera de tí, que la digas todo. Yo soy un admirador de Ady. Y es verdad que trato de tenerla para mis goces personales, pero ella es una mujer inteligente, lista, guapa y libre. Y se la debe dar cancha.

  • Vale, admito mi error. Quizás estuviese un poco emocionado, por la perspectiva tan reciente, pero una cosa la tengo clara. Ady, es mi amor, mi pareja, mi amiga y mi compañera. Y deseo tener con ella mi vida total.

Ady, al escuchar aquellas palabras, se acercó más hacia Carlos y apoyó su cabeza sobre el cuerpo de su amor.

  • Carlos, mi amor..........dile a Antonio, que deseo ser azotada frente a tí.

  • Ya lo has escuchado Antonio. Mi mujer desea ser azotada por tí, ante mi presencia.

  • Amor, una cosa más.......podrías desnudarte del todo y estar así, mientras soy azotada?.

  • Claro que sí, Ady. Estaré desnudo, contemplando cómo Antonio te azota. Antonio, átala convenientemente y después azótala para mí.

Antonio se acercó hasta Ady y la pasó los dedos por su rostro y pechos. Ella le miraba con lágrimas a punto de saltar, pero no tenía miedo ante los azotes que le iba a dar Antonio, que sin mediar palabra se desnudó ante ella.