Una chica muy especial (Libro 1º - Capítulo 14)

Ady vive un momento cruel, de quién cree que es su amor total. Ady lucha, por desvanecerse hacia un mundo de paz y libertad, pero su destino está trazado y volverá de nuevo a su mundo real. Espero que os guste este pequeño pasaje. Un beso. Sandra Raquel.

Una chica muy especial

Libro 1º - Capítulo 14º

Aparentemente, no la hacía ni caso. Pero era todo lo contrario.

Tonino, no sabía que hacer. La curaba y la azotaba de nuevo?......o quizás la dejaría que siguiera explayándose?........Pero le agradaba su compañía y su mirada azorada.

Ady, tampoco sabía muy bien que deseaba. Le gustaba Tonino y la forma de mirarla, que la atenazaba completamente.

Tonino, terminó de desayunar y sin haber dejado de mirar a Ady, se levantó y se acercó a ella.

  • Ady, no debes atormentarte por las cosas que piensas. Tendrás mis rayas, pero ahora vamos a dar un paseo. Luego cambiaremos lo que haya que cambiar. Te parece bien?.

Ady se apretó contra su cuerpo, a pesar de las sensaciones de dolor por los costurones visibles en su piel y se dejó acariciar por las manos de Tonino, mientras se besaban lenta y pasionalmente.

Tonino sabía de la necesidad de Ady de sentirse con la firma de él, así que pensó en coger el látigo de goma y unas cuerdas, por sí se ponían más complicadas las cosas. Sabía, que Ady se sentía volar junto a él. Pero Carlos, debía ser quien ocupara su lugar. La abrazó sin preocuparle sí sentía ya dolores o no y la acarició con fuerza y pasión, notando que ella sufría con cada caricia suya, en silencio.

  • Vamos, amor. Daremos un paseo y después ya veremos, que hacer.

Ady, se levantó tan ilusionada cómo estaba cuando se besaban. Tonino, se quedó un poco mudo al observar que esa mujer, era pura y además real. Sentía cada momento y sensación cómo sí fuese la última.

Tonino, seleccionó una blusa de una de sus chicas y unas zapatillas de paseo. Y se las entregó para que se lo pusiera. Ady, miró la blusa y estaba rasgada y la faltaban botones. Las zapatillas estaban bien y eran muy cómodas. Sólo tenía 2 botones esa blusa. Uno en el cuello y el otro en mitad del cuerpo. Se abrochó este último y se miró al espejo. Estaba fatal, pero estaría fatal para él, si así lo decidía.

Y salieron al exterior. La mañana era espléndida. Ady se sentía volar viva, junto a Tonino que la llevaba de la mano. Iba demasiado desnuda, pero no la importaba lo más mínimo. Tonino, llevaba una mochila, cargada con agua y las cuerdas, clavos y el látigo. Pocos segundos después, la pasó el brazo derecho sobre sus hombros y así caminaron durante un buen rato.

El sol les animaba a seguir, a pesar de que comenzaba a calentar.

  • Qué tal estás, Ady?.

  • Muy bien, Tonino. Me gusta pasear así junto a tí.

  • Pensarías lo mismo si te torturara a pleno sol?.

  • A pleno sol?............Hace demasiado calor, no?.

  • Por éso sería un tormento.....jajajajajaja.

Ady, no había captado la entonación de Tonino, que ya tenía prefijado el lugar ideal, para azotarla y después torturarla a pleno sol, lentamente.

Tonino, la acariciaba con mayor intensidad, sabiendo que Ady soportaba en silencio, muchas molestias, por sus roces.

Poco después la quitó la blusa y la acarició en todas sus partes más sensibilizadas. Ady, se dió cuenta de que estaba torturándola poco a poco, pero se dejó hacer. La gustaba sentir esas sensaciones, ante él.

Tonino, al final vió el lugar ideal para someterla y torturarla después. Lo que no sabía era, sí ella le hablaría alguna vez más después de aquello. Pero debía hacerlo en aquel momento.

  • Muy bien, Ady.......buena chica. Pasaremos aquí gran parte del día. Esa encina es ideal para estar tranquilos y relajados. Bueno, relajado yo, porque a tí te espera trabajillo extra.

  • A qué te refieres, Tonino?.

  • Ady, tú estás para sufrir y yo para disfrutar. Así que he pensado en someterte y torturarte un poco, antes de violarte. Suena bien, Ady?.

  • Pués la verdad es que suena fatal. Lo de torturarme, ya lo venías haciendo por el camino. Lo de someterme, creo que ya lo estoy desde hace horas. Y lo de violarme......pués no lo entiendo, ya que puedes hacer conmigo lo que te plazca.

  • Todo cuánto has dicho es muy acertado....pero por que lo ves desde el lado amigo. Imagina que soy tu enemigo. Entonces, cambiaría todo mucho, verdad?.

  • Jo, puestos así, claro que cambiaría, amor.

  • Pués es lo que va a ser, Ady. Deseo probarme a mí mismo cómo enemigo crucial ante una hembra cómo tú. Y lo vás a sufrir, para mi gozo, Ady.

  • Tonino, éso no me parece nada justo. Es cambiar las reglas del juego sobre la marcha. No estoy de acuerdo.

  • Es lo que deseo, contravenir cualquier regla, aunque sea ética. Me encantará traicionarte y verte sufrir. Es algo que no puedo explicar, pero que me subyuga. Lo siento Ady, pero hoy te ha tocado a tí.

  • Tonino, por favor....dime que todo ésto es una broma.

  • No, preciosa. Es real y va a ser más real aún. Ves esta bajada?......Está llena de cardos de gran grosor y altitud. Tu misión, abrirme un pasillo para poder bajar sin pincharme. Claro que éso sería fácil. Deberás traer los cardos cortados. Puedes hacerlo de uno en uno, de dos en dos, o varios a la vez, pero sin que sufran desperfectos. Cuando llegues hasta aquella piedra, deberás sesgar todos los cardos y subirlos hasta aquí. En esa piedra de sodomizaré y te dejaré a pleno sol un buen rato. Es tu suplicio, pequeña mía.

  • Tonino, éso es una crueldad. Me has tenido desde el principio entregada y fiel, porqué ahora todo ésto?.

  • Ady, la gente sádica somos así. Y ahora ni una protesta o pregunta más. Toma este alicate y vé abriendo paso. Pero recuerda, que no deberás abandonar en tu subida, ninguna planta cortada. Te daré una hora y te controlaré con mi cámara, además de grabarte me encantará verte sufrir, desde mi sillón. El tiempo que sobrepases de la hora, te lo aplicaré desnuda y atada a pleno sol. El tiempo, comienza a contar desde yá.

Ady, estaba visiblemente aturdida, ante aquel giro tan inesperado. A los dos minutos, se dió cuenta, de que era todo real. Miró los alicates y comenzó a cortar los cardos unidos más cercanos. Recordó, que los que cortara debería llevarlos hasta arriba. Había cortado 4 cardos de púas muy vivas, cuando recordó que no podrían quedar deteriorados. Y con mucho cuidado, los puso encima unos de otros y así intentó cogerlos y subirlos el metro que faltaba para depositarlos.

Era imposible cogerlos sin pincharse. Fué su primera experiencia nefasta de aquel comienzo. Cogió aire y mantuvo la respiración mientras apretaba el haz contra su cuerpo desnudo y repleto de marcas de latigazos. Subió en cuatro pasos ese metro de distancia y los depositó en el suelo.

Ady, volvió al tajo, después de coger aire nuevo. No quiso ni mirarse su patético cuerpo y prosiguió con la tarea de cortar un par de cardos y subirlos con los brazos en alto, hasta donde estaban depositados los demás. Pero tampoco logró salir sin punzadas variadas en grandes partes de su cuerpo.

Jadeaba y respiraba frenéticamente, sin poder aislarse de las punzadas de aquellas malditas plantas. Se sentía muy cansada ya, cuando logró llegar hasta la piedra. Aún la quedaba abrir un claro de 2x2 metros con la piedra enmedio, a la que ya atizaba el sol desde hacía media hora.

Cuando terminaba de subir el último haz, bien pegado a su convulsivo cuerpo, Tonino la esperaba con el látigo de goma en la mano.

Ady, ni siquiera se fijó en él y depositó los tres últimos manojos sobre el montón de los anteriores.

Apenas se podía tener en pie y respiraba entrecortadamente.

  • Muy bien, Ady. Te has portado de maravilla. Ahora toma los 4 clavos, las 4 cuerdas y el martillo. Y pones un clavo en cada esquina. Después atas cada cabo de cuerda a uno de esos clavos. Una vez concluída la tarea, bajaré y te diré que hacer.

Ady, que sudaba copiosamente y sus fuerzas eran ya escasas, asimiló la orden y bajó de nuevo hasta la parte despejada de cardos.

Procedió a clavarlos en las esquinas del cuadrado, ayudada por golpes de martillo, sin apenas fuerzas para levantarlo y lanzar el golpe. Pero lo logró y aguardó de rodillas a que Tonino bajase, para que siguiera aquel juego maquiavélico, aunque se imaginaba algo muy ruín, al tener la piedra en medio.

Tonino, bajó despacio y sin preocuparse de los cardos laterales, de aquel camino horadado por ella, ya que iba suficientemente protegido.

Ady, le veía llegar hasta ella. Respiraba y jadeaba constantemente, sin poder ocultarse de aquel sol que la estaba machacando sin piedad.

  • Muy buen sendero, Ady. Y muy bien la parcelita. Ahora te toca reposar. Colócate sobre el vientre, sobre esa piedra y separa brazos y piernas, para que pueda sujetártelas a las cuerdas que yacen en el suelo.

  • Tonino, esta piedra está abrasando. Me quemará el vientre y las tetas.

  • Ady, obedece sin rechistar. Sí te quema la carne, más placer para mí. Aún te quedan muchas cosas peores que pasar, pequeña mía.

Ady obedeció y se apoyó sobre la piedra ardiendo, mientras lanzaba un horripilante alarido, al sentir sus carnes más tiernas abrasadas por el calor que despedía la piedra. No tuvo demasiadas opciones de escapar de ese terror, pues ya, Tonino la sujetaba por las cuerdas a los hierros, tensándola a conciencia, para que no pudiese moverse.

Mientras Ady, jadeaba y resoplaba del terrible calor en su vientre y pechos, Tonino se deleitaba lanzándola pequeños azotes con el látigo de goma sobre las nalgas.

Los rigores del látigo eran superiores a los del calor extremado de la piedra, por lo que Adý se retorcía entre sensaciones demasiado fuertes para ella.

Ady, se sentía dolorida y apisonada, hasta tal punto que su mente ya no reaccionaba. Y mientras Tonino, seguía azotándola sin piedad, ella logró ese letargo que libera de cualquier sensación y te lanza a un mundo de luz y frescor.

Ady, perdía el conocimiento poco a poco y ya apenas sentía acción alguna contra su cuerpo, cuando una nube oscura y relajante la envolvió, durmiéndola en un limbo de sensaciones refrescantes y dulces.

Aquel viaje eterno y largo, la hacía caminar hacia una luz miniaturizada que veía siempre más allá, de donde ella pudiese alcanzarla. A veces caminaba, otras veces, sentía que era portada, casi abducida hacia aquella luz.

Ady escuchaba voces remotas. Sonidos que le eran familiares, pero que le era imposible descifrar.

Las voces aquellas, llegaban cada vez más claras, pero su mente no respondía a las mismas. Seguía viendo aquel punto de luz blanca al final y deseaba llegar a toda costa hasta el mismo.

El camino se hacía pesado y eternamente lejano. Sus pasos eran cómo si avanzaran uno y retrocedieran dos, pero su ánimo estaba en lograr su meta.

A veces escuchaba aquellas voces cacofónicas, que no lograba interpretar de quién pudiese ser. No podía detenerse en su marcha forzada y terrible, hacia aquel punto de luz, que era toda la referencia para ella de seguir viva.

Y cuando ella, deseaba responder a esas voces que la llamaban, sus labios se movían, pero de los mismos no salía sonido alguno.

Sus pasos lentos, extremadamente lentos y su mirada puesta en aquella luz, eran su único vínculo con aquel reclamo que la llamaba, sin cesar. Alcanzarla, significaba la libertad, la seguridad y la paz total.

Cuánto más avanzaba y se acercaba a aquella luz, escuchaba su nombre gritado desde las entrañas de la tierra. No se detenía, pero intentaba responder sin lograrlo. Una y otra vez, la voz le llamaba, pero ella no podía dejar de caminar, aún con su paso pesado y cansino hacia la luz, que la mostraba el camino.

La luz estaba ya muy cerca. Unos cuantos pasos más y la alcanzaría. Las voces, ahora, eran más audibles y cercanas aún. Se sentía acorralada y a toda costa deseaba alcanzar la luz para poder descansar.

Las voces se hicieron más y más fuertes. Y más cercanas. Y para su desolación, veía que la luz se hacía más pequeña o que se alejaba de ella misma. Ya, tan sólo era un punto de luz, cómo cuando apareció en ese túnel por primera vez, al tiempo que las voces, la atronaban ya dentro de su cabeza, que parecía querer estallar en mil fragmentos.

Volvía a jadear. Volvía a sentirse mal. Odiaba tener que enfrentarse de nuevo a un camino ya abandonado, pero las voces la acompañaban, cada vez más claras y densas.

Ady, deseaba rebelarse contra esas voces que la llamaban, porque ella deseaba alcanzar esa luz, qué ahora se iba extinguiendo. Odiaba aquellas voces y por otra parte, se sentía reconfortada de que la llamaran.

El túnel se cubrió, repentinamente, de oscuridad. Sólo aquellas voces, eran tangibles para ella en estos momentos. Sabía que se alejaba a pasos agigantados de ese túnel negro y mágico al mismo tiempo. Ya no luchaba contra los elementos y se dejaba abducir por la llamada insistente.

Toda la oscuridad la envolvía, en un amasijo de sensaciones y recuerdos. No sabía cómo poder asimilar esa etapa y se dejó llevar.

Las voces, ahora, eran mucho más cálidas y cercanas. Y era una voz muy conocida, pero no sabía de quién. Desistió de saber más y se cerró en su oscuridad profunda, ya que la protegía del mundo.

"......Ady.........Aadyyyy........Ady........Ady........vuelve........Ady......soy yo........soy Carlos, tu amor..........despierta..........Ady, ven a mí........".

Cuándo Ady detectó la voz de Carlos, quiso recuperar el mundo perdido. Hizo un amago de abrir los párpados, pero no pudo. Aún así, estuvo ya muy atenta a las llamadas de su amor.

Ante un nuevo susurro y una leve caricia en su rostro, Ady volvió a tomar consciencia de la voz que la llamaba a su lado. Y comenzó a sentir calor. Un calor de vida y su cuerpo se fue amoldando a su nuevo entorno.

Ady, abrió los ojos, pero nada aparecía ante sí. Sí, las caricias y otras manualidades, de una cara, que exhalaba ráfagas de pasión y que ella recibía, sintiendo el calor que necesitaba.

Volvió a cerrar los párpados, para abrirlos a continuación y ver una luz en lo alto. Los cerró de nuevo y unos instantes después, volvía a abrirlos para ver a un ser muy próximo a ella, que la alentaba con su mirada, sus roces y palabras ya conocidas.

  • Ady, despierta ya, por favor. Estás bien, amor?.

Ady, reconoció la voz de Carlos y sus esfuerzos la llevaron a centrarse en él. Y pensó que aquellas voces que la llamaban desde el túnel, eran las de él.

Por fín, su mente se sintió limpia y abrió los ojos. Contemplando el rostro de Carlos, muy cercano al suyo, que la besaba y la acariciaba muy suavemente.

  • Carlos......?, eres tú?.

  • Claro que sí, mi princesa de amor, he venido a rescatarte.

Ady, se dejó besar entusiasmada y agradecida, con las palabras de su amor.

  • Amor, cuánto te he echado de menos. No vuelvas a dejarme nunca más. Te quiero y te deseo, mi amor.

Carlos, se quedó un poco hipnotizado y muy sorprendido, ante las frases de su chica, pero no las dió importancia y siguió besándola y acariciándola las tetas y el vientre, mientras ella asentía y se sentía muy especialmente gratificada.

Ady, sentía ardores que deseaba liberar y se retorcía con su cuerpo desnudo sobre el de Carlos, hasta que éste sintió la llamada del sexo y su cuerpo correspondió a las llamadas de ella.