Una chica muy especial (Libro 1º - Capítulo 07)

Ady y Sandra son ahumadas en la barbacoa, para después Ady pasar a ser el centro de atención sádica de todos ellos. Espero que os siga gustando. Un beso. Sandra Raquel.

Una chica muy especial

Libro 1º - Capítulo 7º

Arturo se dió cuenta por la expresión en la cara de Ady y al volverse, vió a su amigo Antonio.

  • Antonio, pasa....pasa, hombre. Te presento a la mujer de Carlos. Se llama Ady. Ady, este es otro de los miembros del Clan, se llama Antonio.

Ady no podía decir nada, pues seguía palpitando de los latigazos recibidos, pero Antonio, se acercó hasta ella y la asestó un fuerte beso en los morros, al tiempo que decía lo encantado que estaba de conocerla.

  • Antonio, sigue dándola unos azotes, mientras voy a echar una meada, que me tiene loco esta mujer.

  • Vale, seguiré azotándola yo, pero mea rápido que tenemos que ir a preparar la barbacoa.

Y así Antonio se quedó a solas con Ady, para aporrearla con fuerza y saña desde los costados, vientre y tetas, hasta las nalgas y los muslos, entre los escandalosos gritos de ella.

Ady, estaba bastante señalada de los latigazos. Sus marcas rojizas anunciaban claramente el rigor de los latigazos, sobre todo por parte de Antonio.

Cuando apareció Arturo, Ady jadeaba y resoplaba sin cesar, con su cuerpo sudoroso y muy finamente marcado por los azotes recibidos.

  • Vaya, parece que te has comportado con Ady. Está para que se la follen entre varios, verdad?.

  • Está muy buena esta tía, si. La verdad es que la azotaría con algo más duro, pero por el momento salgamos a comer algo. La ahumaremos en la barbacoa.

Ady, escuchaba esas palabras entre temblores y resoplidos de los latigazos que había recibido por parte de Antonio. Le veía cómo un sádico educado. Y estaba decidida a someterse a las pruebas, si Carlos la autorizaba.

La desataron entre los dos y la hicieron salir a la luz del día, mientras Antonio, la llevaba agarrada del pelo y Arturo, la llevaba con el brazo derecho sobre sus hombros.

Antonio, la tironeaba del pelo y más cuándo llegaron hasta donde estaba Carlos con Sandra.

Carlos sonrió al ver a su mujercita, muy marcada por los latigazos y cómo caminaba sin pedir auxilio.

Sandra, contempló la escena cómo si de un movie se tratase y supo que las dos serían ahumadas, mientras preparaban ellos la comida.

  • Carlos, te traemos a tu mujercita. Una maravilla la verdad. Con tu permiso, la ahumaremos junto a Sandra, mientras preparamos la barbacoa.

  • Me alegro que te guste mi mujer, Antonio. Ha sido obediente?.

  • Muy obediente y sumisa. Es carnaza para la D/s, pero deberá ser educada por Arturo. Claro que éso deberás decidirlo tú con ella a solas.

  • Lo hablaré con ella esta noche. Venga, chicas preparaos para ser ahumadas. Y nosotros a encender la barbacoa. Luego comeremos los 5 y después juerga total y viciosa.

Ady se dejó atar por las manos de Antonio, que la lanzó varias sonrisas malignas, algo que no molestó en absoluto a Ady. Sandra fue atada por Carlos, mientras Arturo, traía el carbón y los mecheros.

  • Bueno chicos, creo que deberemos empezar por encender la barbacoa, para que se ahumen nuestras chicas un poco. Después estarán más buenas ahumadas.

  • Tienes razón Arturo, aunque tu mujer aún está virgen.

  • Antonio, déjala estar virgen un poco de tiempo, que más te dá?. Habrá tiempo para todo. La verdad es que mi mujercita está guapísima con esas marcas, verdad?. Elías y Raquel, a que hora vendrán?.

  • Pues imagínate, a la hora del té, para no pringar nada. Jajajajajaja.

Arturo, fue el encargado de encender el carbón, produciendo cantidad de humo, que envolvía a Sandra y Ady, que a veces tosían y sus ojos lagrimeaban del humo.

  • Lo siento chicas, pero el ahumado de esposas es así. Soy un negao para encender las barbacoas, así que aguantad.

Ady y Sandra, le sonrieron, entre lagrimoteos y algunas toses.

Ady, se fijaba en el estupendo cuerpo de Sandra y sentía cierta envidia de ella. Sandra por su parte, envidiaba a Ady, por cómo había sido recibida y tratada, pero le parecía una mujer muy responsable y en quién se podría confiar.

Arturo veía a su mujer frente a Ady y la verdad es que se sentía maravillado de tener dos cuerpos desnudos y dedicados, para cualquier capricho que deseara. Ady era más dócil que Sandra, aunque Sandra había sido siempre su amor y lo seguía siendo. Pero Ady tenía una mirada distinta. Parecía cómo más adulta, aunque a la vez asustada por su nueva situación.

Ady, sabía que esos tratos a que la sometían y que siempre había repudiado, ahora la hacían sentirse plena y feliz. Estar atada y desnuda, ante las miradas de los demás, le producía un placer inimaginable, que no deseaba mostrar. La vergüenza que sentía ante miradas ajenas, al mismo tiempo la producía, morbosamente, un gran placer.

Arturo, esperaba grandes cosas de Ady. Al igual que Carlos, había detectado algo especial en su forma de ser y relacionarse. La veía desnuda, atada y marcada de latigazos y se sentía sublime con saber que la podría tener en breve a sus antojos. Pero había algo más que subyugaba. Ady reflejaba un aura especial. Un aura que envolvía a todo ser que se acercaba a ella. Estaba plenamente seguro de que era una reencarnación de alguien muy allegado.

Ady, por su parte seguía tosiendo y lagrimeando.

Sandra exigió a su esposo que la ataran sobre la hierba para tomar el sol, por lo que fue desatada y tumbada sobre la hierba fresca, atada en aspa, para recibir el sol debilitado de Septiembre.

Sin embargo, Ady, continuó atada y desnuda, envuelta por la humareda de la barbacoa, viendo cada uno de los relevos de sus amigos. Antonio, fué quien más se cebó con ella, pero sin pasarse demasiado. Carlos, sólo se le acercó un par de veces, para pellizcarla y retorcerla un poco cada uno de los pezones. Arturo, sólo la miraba embelesado, pero no la decía nada y menos la hacía.

Cuando la comida estuvo dispuesta, Arturo fué quien se acercó a Ady para desatarla y acto seguido, desató también a su esposa. Y los tres aparecieron ante Antonio y Carlos, que ya se habían instalado en los mejores sitios.

Arturo, colocó una nueva sombrilla para ellas dos y otra más para él. Algunas veces, Arturo se sentía avergonzado de sus amigos. Pero nunca les decía nada en sentido alguno.

Para Arturo, Antonio era un sádico con las mujeres, pero al mismo tiempo el mejor protector de las mismas y de todo el Clan. Nada que poder decirle. Carlos, era el cerebro pensante y el que suministraba la mayor parte del capital, junto a Antonio. Arturo, era un químico no ejerciente, pero que sabía muchas cosas. Entre otras cómo preparar el bálsamo curativo para los golpes. Y Elías, que aún no había llegado, junto a su mujer Raquel, tenía grandes influencias en ámbitos corporativos de tipo legal.

Antonio era el único del Clan que no estaba unido a una mujer, aunque a veces apareciera, en otras ocasiones, con una chica muy adicta a los tratamientos de dolor y placer, aunque nunca se le habían administrado drogas y en sus análisis, daba siempre negativo.

Sandra, era una maravillosa hembra que había elegido el mundo de la retribución bien remunerada. Por eso hacía peliculas de corte sado porno, junto a su hermano.

Y Ady, ya acababa de demostrar que era una excelente asesora fiscal, además de tener capacidades especiales para resolver entuertos informáticos.

El Clan había sido ideado por Carlos y Arturo. Cuando ingresaron Antonio y Elías, se propuso la palabra CLAN, que provenía de las iniciales de Carlos y Arturo y de la segunda letra de cada unos de los otros dos, quedando así....:

Carlos-eLías-Arturo-aNtonio.

A todos les pareció genial esa idea, ya que no definía rango y sí el orden de entrada.

Y desde hacía ya unos 7 años, se distinguían por esas siglas, legalmente establecidas, como empresa y grupo.

Esas eran las cabezas visibles de la organización. Todas perfectamente legales y sin problemas. Pero había mucha más gente dentro del Clan, que era cómo una especie de Comunidad Secreta. Controlaban muchas actividades, empresariales, médicas y de viajes, además de una pequeña parte en hostelería.

Antonio, era quien hacía pivotar todo el sistema y contaba con un presupuesto anual de 1 millón de euros. Era el más potentado de los cuatro, pero se mostraba dócil a las normas y decisiones tomadas.

Carlos, era un contacto más, que era muy bien reconocido por Antonio, ya que Carlos le había enseñado los trucos para poderse mover. Ambos, aportaban todo el capital de la comunidad.

Elías, era más callado y aunque le gustaba la diversión y la marcha, ejercía como abogado del diablo, entre todos. Una decisión suya, de corte legal, era aceptada sin murmullos.

Y por último Arturo. Sus relaciones con la medicina y sobre todo los laboratorios, hacían de él, alguien inprescindible. Además estaba encargado de la gestión, selección y educación de nuevos miembros del Clan.

Cuando quedaron instalados, Carlos se encargó de repartir las chuletillas, con los trocitos de chorizo y morcilla, recién braseados.

Todos comieron con entuasiasmo y apetito. Ady no se dejó amilanar por las miradas de los tres machos y comió displicentemente, mientras le miraba sin fijarse en ellos.

Aunque sí lo hacía, disimuladamente, sobre la polla de los tres, que estaban cómo varas a punto de romperse.

De reojo, observó como Sandra también se fijaba más, en las pollas de ellos tres, que en el resto de sus cuerpos. Supo que habría movida, no tardando mucho, por lo que se limitó a comer lo justo, para evitar que su estómago tuviese demasiada tarea extra.

Un poco antes de terminar el postre, consistente en Sandía y melón, Sandra se excusaba, aduciendo problemas de vientre. Y de ese modo, Ady quedaba ante el apetito carnal y voraz de los tres machos, cuyas miradas decían a las claras, que ella pagaría los platos rotos.

Ady supo, que no tendría escapatoria. Por otra parte, le apetecía probar el sexo de los tres machos, tan desnudos como ella y cuyas pollas mostraban su grado máximo de excitabilidad. Era el momento adecuado para follar con tres tíos a la vez.

Sandra se había alejado, aduciendo esos problemas por un mensaje imperceptible al oído, por parte de Arturo, en el que nadie había reparado. Y se asomó a la ventana de su dormitorio, para presenciar toda la orgía entre los tres hombres y Ady.

Ady, ya sabía que los tres hombres estaban por follarla a la vez, así que se decidió a ser la autora de esa pequeña orgía.

Avanzó hacia Antonio y agarrando su cabeza, le dió un beso de tornillo, que le dejó bloqueado durante unos minutos. Luego, se dirigió a Arturo y tocándole la polla, tambien le besó en la boca, para terminar ante Carlos a quién lamió sus tetillas y su polla, para después besarle en la boca del mismo modo.

Cuándo se separó de Carlos, cogió a Antonio de la mano y lo llevó junto a ella, hasta el lugar de la barbacoa en donde ya había sombra. Retiró la misma y mirando a Antonio, le dijo :

  • Antonio, sé que deseáis follarme los tres a la vez, mejor será que engarces mi tobillo y mi muñeca del mismo lado y quede suspendida, para mostraros los tres agujeros. Te parece bien?.

  • Me parece una idea genial Ady. No pensé que fueras tan resuelta, pero eres una maravilla cómo animadora. Así lo voy a hacer, porque ya llegan tu marido y Arturo y querrán otras cosas, así que me adelantaré yo.

Ady, fué anclada en lo que habían convenido entre ella y Antonio, mientras Carlos y Arturo se sentían ligeramente alucinados ante la visión de ver a Ady, desnuda y atada de ese modo, con todos sus conductos al alcance de cualquiera.

Arturo, se ocupó de anclar el tobillo que quedaba colgando, pero para evitar tensiones e incluso lesiones pélvicas en Ady, dejó que su pierna más baja, estuviera más estirada, en la extensión de su cuerpo. Sin embargo, Carlos, ancló su muñeca vertical con respecto de la que colgaba.