Una chica como cualquiera
Conozco a quien se convertirá en un vicio...
UNA CHICA COMO CUALQUIERA
Llegue al departamento de Kari, con bastante ansiedad. La había visto un par de veces caminando por las calles, hasta que me anime y comencé a hablarle. Y bueno una cosa trajo la otra y deseaba de una buena vez encontrarme a solas con ella.
Sabía de su condición y no me importaba, es mas quería saber, quería conocer y recorrer aquellos caminos de su esbelto y bello cuerpo.
Estaba preciosa en esa bata de color claro con la que me recibió. El pelo atado y largo de color castaño. Sus grandes ojos marrones, chispeantes y vivos, dulces a la vez. Una piel decididamente joven y tersa. El cuello fino y largo, un boca pintada de rojo suave pero que deseaba besar fervientemente. Estaba caliente y ante aquella visión me calenté rápidamente mucho mas.
Cuando abrió un poco la bata en la parte de arriba, para provocarme, aparecieron dos tetas hermosas, casi perfectas, se notaban duras y ya quería meterlas en mi boca.
__¿Te gustan cariño?__ preguntó ella con su voz particular y sonora, pero calma
__¡Mucho bebe!__ le dije babosamente. Ella sonrió y tomando mi cara en sus manos las apoyo en esas masas de carne monumentales, solo abrí un poco la boca y tragué los pezones duros y largos, gruesos, me encantaron y los mordisqueé y chupe de buena gana un rato que me pareció eterno. Ella acariciaba mis cabellos y gemía suavemente, no se si caliente o no pero a mi me encantaba aquella situación.
Los dos estábamos de pie, yo prendido a sus tetas no dejaba de comerlas, eso le gustaba a ella y a mi me volvía loco.
__¡Despacio cariño, que tienes tiempo, ohhh, si, papi, eres una belleza de macho!__ al oír aquellas palabras mi verga daba saltos para salir afuera de mi pantalón. Estaba como una piedra, de pronto, noté también que ella estaba tan dura como yo.
Su bata se abrió en la parte inferior y apareció un caño tremendo, venoso e imponente. Llegue con mi mano y apreté con éxtasis su manguera, ella se retorció y gruñó con mas placer que antes, se removió, y abrazándome primero, luego me acercó su cara y nos perdimos en un primer beso húmedo y enloquecido, caliente, a fuego limpio.
Nuestras lenguas se cruzaron sin pudor. Nuestras salivas se intercambiaron lúdicamente, salvajemente, eróticamente.
Masajeaba su tremenda manguera, ella gemía y bajo mi pantalón tranquilamente, a pesar de la calentura, tomándose su pausa, su tiempo, siempre gozando y haciéndome gozar de cada instante de aquel encuentro, que supe, no sería el último ni mucho menos.
Me encantaba aquella chica trans. Sus manos se posaron en mi pija caliente y dura, la masajeó con ternura, despacio, llegó a mis bolas y las sopeso en sus manitos delgadas y femeninas.
En un momento tomó a su disposición mis nalgas firmes y calientes, las apretó arrancando gemidos de mi boca, su lengua se paseó por mi cuello, y me quitó la camisa de forma veloz y casi sin darme cuenta, metió cada una de mis tetillas en su boca y me chupó exquisitamente.
Hundió como sin querer un dedo en mi jugosos ojete, dispuesto a recibir y dar caricias. Relajado lo metió hasta el fondo, mi verga creció un poco más, o esa fue la sensación del momento, si se puso mucho mas rígida, cabeceando para uno y otra lado, con vida propia.
Yo también agarré las tremendas nalgas y metí un dedo y luego dos en esa cola sedienta de pija de Kari, que seguía gimiendo y balbuceando palabras que no entendía muy claramente.
Nos tiramos en la cama, que nos esperaba, mullida y cómoda. Los dos desnudos y con nuestros caños muy parados y duros. Ella se metió mi verga en su boca y lentamente se colocó para que yo hiciera lo mismo. La engullí sin problemas. Me gustó. Estaba muy dura, la moje de inmediato y de inmediato pensé que iba a acabar en aquella boquita caliente de Kari que chupaba con gusto y satisfacción.
Busqué las bolas de la chica que se veían enormes y llenas y les pase mi lengua como si fueran un helado, estaba depilada por completo. Abrí grande la boca, tragué una y luego otra bola.
Ella en tanto, masajeaba mi pija y la metía en su boquita, la sacaba y la golpeaba suave en sus mejillas y la volvía a tragar. Arrancaba gemidos guturales de mi interior y las convulsiones que me provocaba me llevaban a un éxtasis poco común y que pocas veces había sentido y experimentado.
Ahora ella me atravesó con los dedos jugando con mi culito. Yo gemía emputecido. Era una loca, una gata gimiendo, una putita, era su putita, ella lo sabía, lo supo desde el primer instante en que me vio. Chupó mi ojete abierto y que chorreaba saliva por todos lados.
__¿Vas a dejar que te coja cariño?__ preguntó ella dulcemente
__¡Veremos amor, veremos!__ contesté yo muy caliente y sabiendo que no podría negarme.
Llegué con mi lengua a su apetecible agujerito, lo chupé ansioso. Lo lamí y metí mi lengua lo mas que pude, ella se retorcía gimiendo y sintiendo dilatar su ojete.
Abrí sus pliegues, jugaba con aquel profundo anillo. Besaba su agujero negro, llevando a la cúspide del placer a Kari.
__¡Es hora bebe, ahhh, si, es hora de que me penetres, anda, hazlo, si, hazme tu perra, siii, ohhh, quiero tu verga dentro!!!__ esas palabras fueron una orden para mi.
Ella estaba acostada y se colocó veloz a cuatro patas. Me coloqué detrás. Mi verga tocó su trasero, ella movió las caderas, con amplia sapiencia y experiencia. Busco el contacto. Buscó mi pija, abrí con las manos, las dos partes y empujé a ciegas mi verga totalmente caliente. Entró sin dificultad. Empujé y mi verga entró por completo en aquel lujurioso túnel. Fui y vine, vine y fui, gimiendo enloquecido de lujuria y calor. Sentía mi sangre bullir, tan caliente, a punto de estallar en cualquier momento.
Kari tiraba su cola hacia atrás y movía sus caderas de forma fantástica y armoniosa, provocando oleadas de placer inmenso.
Yo de vez en cuando acariciaba su vara, que a veces se desinflaba y volvía a crecer de forma imponente, dura, firme, ella era tan joven, tan deliciosamente joven, que a mi me gustaba por sobremanera.
La tenía bien clavada y gozaba su cola abierta para mi. Chorreando deseos para mi. Dilatada para mi. En ese instante era mía, y yo era de ella. Entregado por completo al placer que ella me provocaba con su cola en pompa y gimoteando, mientras estaba ensartada. Tocaba y apretaba sus tetas de vez en cuando, pellizcando sus pezones duritos , a los cuales ya había saboreado apenas había entrado al departamento.
__¡Ay amorcito que dura la tienes, ahhh, ay, me encanta, dame verga, si quiero tu verga, sodomízame, entrame, así, así, ahhh, que belleza amor, eres un semental eres mi macho, siii, soy tu hembrita, amor!!!__ gritaba ella sacudiendo su colita preciosa y redonda.
A mi me enloquecía y ella lo sabía, su verga palpitaba de forma salvaje, un hilito pegajoso se escapaba de la punta del glande. Era una tentación, que yo degustaba para mi placer y lujuria.
Sabía que me iría prontamente. Mis bolas estaban a punto de explotar. Iba y venía, la serruchaba, la penetraba a gusto, firmemente. Con potencia. Con deleite. Mordía la nuca. Lamía las orejas. Bañaba en salivas sus oídos parejos y regulares.
Aceleré mis embestidas de formas salvajes y sacadas, me aferre a sus hombros, a sus caderas, ella gruñía y yo también, fui largando y llenando su ojete divino, ella no dejo de moverse hasta que sintió que los chorros cesaron, dejaron de salir. Luego se desplomó a lo largo con su esbelta figura, se dio vuelta y su mástil erguido a medias, estaba tan tentador que no lo pensé dos veces y me abalancé sobre el.
Lo metí en mi boca y lo llene de saliva y de besos y de chupadas prontamente. Chupé, mamé, desquiciado, la calentura y el morbo me ganaban poco a poco, ella gemía y acariciaba mi cabeza que se tragaba su manguera de manera perversa, me alimentaba de aquel trozo.
Me fui corriendo para quedar en unos instantes con mi culo al alcance de su boca golosa, metió su lengua fogosa, me escarbo, me abrió como flor caliente, abrazada de calor y deseos. Metió no se cuantos dedos en mi ojete gustoso. Yo gritaba de placer, necesitaba que me cogiera de una buena vez, esa chica era extraordinaria y me volvía loco.
__¡Ohhh Kari, amor, méteme tu pedazo de una vez, ahhh, dame tu verga, dámela, de una vez, la necesito, la quiero, quiero sentirte dentro, quiero tu leche, ohhh si!!!__ clamé a aquella chica tan igual que cualquiera y tan distinta. Llevó su pedazo hasta mi agujero esperando ser penetrado. Empujó y la cabeza entró de manera suave y glotona queriendo comer todo mi culo abierto y deseoso de verga, fue traspasándome gloriosamente. Yo pedía que no parara, que siguiera. Ella me daba pija contenta y sabrosa.
__¿Te gusta papito, te gusta tu hembra como te coje?
__¡Ohh sigue si ricura, sigue clávame, ohh me encanta!!
__¡Desde que te vi supe que te gustaba la verga!!__ me serruchaba con placer, su verga se inflaba dentro de mi ojete despierto y sediento. Iba y venía, acariciando y pellizcando mis pezones parados, yo gemía, gruñía y pedía más, ella me daba y me daba.
Se corrió en un instante con cancha y experiencia y colocó mis piernas en sus hombros quedando de frente a mi, yo levante mis muslos lo mas que pude y su penetración fue estupenda, mi túnel se adaptó rápidamente a aquella manguera firme y gruesa. Sentía sus bolas golpear en mis nalgas sedientas, me besaba cuando aflojaba con las embestidas, me pasaba la lengua por los labios. Mordía mi boca y mi lengua que chorreaba saliva por mis mejillas.
Apuró las embestidas. Su pija se inflamo en mi cola putona y fue largando su leche, llenando mi envase ensanchado. Largo cataratas de escupitajos. Me lleno de manera dulce, siguió moviéndose. Con la verga enterrada al máximo, yo la atrapaba con las piernas y no dejaba que saliera de dentro de mi. Seguimos besándonos tórridamente. Insaciables. Kari era un chica trans perfecta, al menos perfecta para mi y no la cambio por nadie.-