Una chef en busca del amor 5

Desde la piel de Andrea

ANDREA

Después de haber conocido a Dallas mi vida ha cambiado, yo nunca le había dicho a nadie que era lesbiana pero con ella no me importa que se sepa, hemos jugueteado un par de veces, se que quiere tenerme en su cama pero yo estoy más que enamorada, le di el día libre pues lo menos que quiero es terminar en su departamento no por ahora.

Yo también me tomo el día libre aunque estoy acostumbrada a las playas de Cancún mi preferida siempre será Isla mujeres, tomo un ferry muy temprano, al llegar recorro la isla intento despejar mi mente, de vez en cuando hecho un vistazo a mi celular pero ni una llamada de ella, logro sacarme el numero la primera noche y jamás me había llamado. Di una larga caminata por la playa cuando a lo lejos veo acostada a la mujer más hermosa, dude en ir hasta ella, siempre encuentra la manera de ponerme en situaciones excitantes, hasta que se me ocurrió comprar un par de cervezas para ofrecerle y romper la tención.

Por fin agarro valor y me dirijo a ella al parecer ya iba a abandonar el lugar, luce sorprendida al verme pero intento que tome las cosas a la ligera, realmente necesito entrar al mar pues llevo horas en la isla y aun no lo toco. La guio, jugueteamos un rato, ella intenta besarme pero yo no se lo permito, no quiero que piense que soy la persona más fácil del mundo. Me llevo a comer y ya era tarde los últimos ferrys estaban por volver a Cancún yo no tenía muchas intenciones de volver pero ella me llevo a rastras.

El viaje fue muy romántico, tanto que me orillo a dejarme llevar por el momento y cedí a la petición de que  nuestros labios tuvieran su protagonismo. Bajando del ferry fiesteamos toda la noche hasta que llegamos a la playa donde fuimos haciendo un camino con nuestras huellas, los primeros rayos de sol empezaba a caer sobre su cuerpo, la iluminaban como un ángel supe que ella era la mujer de mi vida, una llamada de mi padre interrumpió aquel maravilloso momento para informarme que debía ir al bar de inmediato.

Al llegar al bar el me comunico que este estaría cerrado por remodelación y que había confirmado una junta en el DF para ultimar detalles de una exposición de arte de la cual sería protagonista, instantáneamente pensé en ti, y en que me acompañaras y más aun en avisarte que no tendrías que trabajar.

Después de un par de horas llamaste, un cosquilleo se apodero de mi cuerpo al oír mi celular sonar, era más que obvio que estaba enamorada, te invite a venir conmigo porque no era capaz de separarme de ti por tantos días , cuando aceptaste quería gritar mi felicidad pero también sabía que no debía ser tan fácil.

El vuelo en el avión serviría para darte pistas de lo que sentía, te veías un poco distante así que fui calentando un poco la situación, te quería arrinconar y que calleras ante mis encantos, tenía el presentimiento de que el viaje al DF seria inolvidable.

Solo basto con tocar el suelo de la capital para sentirlo, al llegar a la habitación del hotel me vi en serios problemas al notar que no llevaba una pijama adecuada, compartiríamos cama y yo estaba en serios problemas probablemente maldije un par de veces, llego al servicio a cuarto y pedí que dejaran la cena en la terraza, nada como un poco de tranquilidad para calmar mis ganas de quererte hacer mía, pero no estaba funcionando pues de repente me llevaste a la cama para besarme de la forma más apasionada que podías, y cuando creí que me harías tuya simplemente te alejaste. Odie el estarte amando tanto.

Me quede inmóvil y solo sentí como me acomodaste para dormir, ante tal situación lo único que hice fue aférrame a tu cadera. Dormir como un niño sin temor a nada, pues todo lo que amaba estaba a mi lado.

Después de un día lleno de juntas  y ultimando detalles para la exposición de arte que probablemente tomo más tiempo del debido ya que no lograba concentrarme de solo pensar en Dallas, lo único que quería era estar entre sus brazos pero tal fue mi sorpresa al ver una habitación sola, y cometiendo los mismos errores pues seguía sin tener tu numero de celular, pero no te culpaba yo había perdido todo el día en una junta.

Tome un baño y me puse algo cómodo, 5:55 pm y no sabía nada de ti cuando a lo lejos en el suelo veo una nota que indica que te debo ver en 5 minutos en el lobby. Que tonta era ni siquiera tenía tiempo para cambiarme tome el elevador y baje justo a tiempo a donde ya esperabas.

No dijiste nada, un carro y un viaje largo por carretera, pero el tenerte a mi lado le quita las conversaciones a todo. Mientras conducías robe tu celular y grabe el numero, no volvería a pasar eso de no saber dónde estabas.

Llegamos a un mirador maravilloso donde ya esperaba una cena, y tal escena parecía una película muda por que aun no decías nada. Inicie la conversación seguida de un baile muy lento, una canción en mi oído saliendo de tu boca desato que te quisiera bajar el mundo a tus pies.

Fue el momento perfecto para sincerarme y pedirte que nunca te apartaras de mi lado. Pude haber dicho “Te amo” pero no quería precipitar las cosas.

El día siguiente fue muy tranquilo, el viaje al DF estaba concluyendo,  pero la noche pintaba para ser salvaje, la fiesta con tus amigos supero cualquiera a la que haya sido invitada en “Coco bongo” demasiado alcohol pero justo cuando creí que había perdido, escuche a un ángel cantar una canción tan dulce que hace años no escuchaba, a un bar coreando, y mis pies tomaron vida propia para llevarme hasta Dallas.

Esa mujer que en menos de 1 mes me había hecho amarla, que había retado a sorprenderme,  y la cual no me había decepcionado, a la que me entregaría al más puro de los placeres. LA MUJER QUE AMABA