Una cena con final inesperado (2ª parte)
Sus tetas eran como dos montañas que desafiaban por completo a la gravedad y sus pezones ya duros y tiesos apuntaban hacia el techo como dos misiles a punto de ser disparados, su coño totalmente rasurado excepto una delgada línea sobre su pubis. Daba la impresión de estar admirando un desnudo pintado por Sorolla pero con relieve, la tenue luz que se colaba por las rendijas de la persiana rebotaban sobre su cuerpo haciendo de ello una visión más espectacular.
SE RECOMIENDA LEER LA PRIMERA PARTE DEL RELATO PUBLICADO EL DIA 14/07/2015
A la mañana siguiente, desperté debido a que la luz de la mañana penetraba por la persiana que nos habíamos dejado a medio bajar, aunque el sol entraba iluminando la habitación la temperatura me pareció muy agradable y me giré y allí estaba ella a mi lado, tumbada boca abajo y con la cabeza girada hacia mí.
Con mucho cuidado e intentando que no despertase, le aparté el pelo que le tapaba la cara y allí me quedé mirándola como dormía plácidamente, tenía cara de niña, aunque solo eso la cara, porque su cuerpo totalmente estirado sobre la cama, era de diosa, un culo perfecto y unas piernas largas y estilizadas.
Me levanté y en el salón de la casa encontré mi teléfono y también me di cuenta de que la noche anterior el aire acondicionado se quedó conectado, de ahí la agradable temperatura en la habitación, a pesar del calor infernal que debería hacer en la calle.
Volví a la habitación y bajé la persiana lo suficiente como para poder ver dentro de la habitación, pero que la luz no molestase.
Allí estaba seguía dormida…
Me subí sobre ella colocando una pierna a cada lado de su cuerpo para evitar descansar mi peso sobre ella y apoyándome sobre mis rodillas, comencé a besar todo su cuerpo muy suavemente, recorriéndolo desde la nuca hasta su culo, una y otra vez mientras su piel se erizaba por el leve contacto de mis labios sobre su piel y conseguí despertarla.
Girando la cabeza hacia mí mientras abría los ojos me sonrió.
¡Ummm ¡qué bueno – me dijo sonriendo – que agradable despertar.
Me coloqué a su lado y le hice darse la vuelta quedando su cuerpo boca arriba.
Sus tetas eran como dos montañas que desafiaban por completo a la gravedad y sus pezones ya duros y tiesos apuntaban hacia el techo como dos misiles a punto de ser disparados, su coño totalmente rasurado excepto una delgada línea sobre su pubis.
Daba la impresión de estar admirando un desnudo pintado por Sorolla pero con relieve, la tenue luz que se colaba por las rendijas de la persiana rebotaban sobre su cuerpo haciendo de ello una visión más espectacular.
Me acerque a sus labios dejándole un suave beso e indicándole que no se moviese, que me dejase hacer y que disfrutase de otra forma de sexo.
Ella asintió con la cabeza y me dediqué a recorrer con mi húmeda lengua las aureolas de sus tetas, rozando levemente sus pezones.
Pasaba de un pecho al otro apenas rozando esos pezones que se apreciaban muy duros por la excitación, mientras su respiración comenzaba a ser agitada.
Estaba yo concentrado en sus pechos cuando noté su mano acariciando mi cabeza, la levanté y le dije que se estuviera quieta que no hiciese nada, cierra los ojos y disfruta – le dije –
Ella me hizo caso y yo volví con mi lengua a sus pechos, aunque esta vez atrapando los pezones con mis labios dándoles suaves mordiscos.
Escuchaba sus gemidos cuando decidí continuar el recorrido únicamente con mi boca por el resto de su cuerpo.
Pasando mi boca por su estomago que tenia movimientos incontrolados debido al roce de mis labios y lengua por su piel, llegué a su coño, cambiando de posición, me coloqué entre sus piernas, que ella mismo ya había abierto por la excitación y recorrí el interior de sus muslos con la lengua hasta llegar a su ya muy húmedo coño.
Lo rodeaba con mi lengua mientras ella realizaba movimientos con la pelvis con el fin de que mi boca rozase ese punto que ya desprendía calor de su interior.
Al pasar mi lengua humedecida a lo largo la raja de su coño, ella no lo pudo evitar y después de un fuerte suspiro, se incorporó apoyándose sobre un brazo en la cama con el fin de cogerme la cabeza para apretármela contra sí.
Le volví a apartar las manos y me dediqué a recorrer cada uno de los pliegues de su coño, llegando incluso a pasar mi lengua por el rosadito y apretado agujero de su culo.
Ya no podía controlar los movimientos y levantaba su pelvis intentando que el roce de mi lengua fuera más fuerte.
Utilizando ya mis manos, le abrí totalmente el coño y descubrí ese clítoris inflamado y duro de la excitación, lo cogí con mis labios y mordiéndolo suavemente, ella comenzó a resoplar e intentaba cerrar las piernas alrededor de mi cabeza.
Me corro – susurraba – ¡me estoy corriendo! ¡Esto es la leche!
Su estomago comenzó a tener movimientos incontrolados y mi cabeza acabó atrapada entre sus piernas, que debido a los espasmos del orgasmo ella era incapaz de controlar.
Conseguí sacar mi cabeza de entre sus piernas y de inmediato se volvieron a cerrar mientras recuperaba poco a poco la respiración y el control de su cuerpo.
Dios mío – decía – que corrida me acabo de pegar, es la leche – repetía una y otra vez –
Cuando se hubo relajado, le ayudé a incorporarse y sentándome en el borde de la cama y con los pies apoyados en el suelo, le indiqué que se sentara sobre mí mirándome a la cara.
Ella poco a poco y aun respirando fuertemente se puso sobre mí e hizo la intención de incrustarse mi polla en su coño de un solo golpe.
Quieta – le dije mientras la sujetaba –
Métela suavemente – le dije – tienes que notar cómo va entrando suavemente y como tu vagina se adapta al grosor de mi polla.
Ella me hizo caso y apuntándosela hacia su coño, se metió la punta y muy suavemente fue dejándose caer hasta llegar a introducírsela del todo.
Mi polla había desaparecido dentro de aquella caverna húmeda y caliente.
¿La notas? – le pregunté –
¿Que si la noto? –Respondió con los ojos abiertos como platos – me noto llena.
Ahora empieza a moverte muy suavemente – le dije – notando como entra y sale toda mi polla de tu coño, tienes que notar todo el recorrido que hace y el roce con las paredes de tu vagina.
Ella comenzó a moverse lentamente mientras con sus brazos rodeaba mi cuello y sus labios apresaban los míos dándoles unas veces mordiscos y otras profundos besos que aspiraban mi lengua hacia el fondo de su boca.
Su respiración volvió a agitarse y yo temía que debido al total contacto de mi polla dentro de su vagina iba a correrme en menos de un minuto.
Levantándome y llevándola a ella ensartada en mi polla sin parar de moverse, la tumbé boca arriba en la cama y pasé sus piernas sobre mis hombros con la intención de poder llevar yo el control de la situación y que mi polla entrase lo más profundamente posible dentro de su coño.
Comencé de nuevo los movimientos de meter y sacar mi polla de su coño lentamente mientras la miraba a la cara.
Cuando mi polla entra hasta el fondo de su coño, ella abre la boca y su garganta es incapaz de emitir ningún sonido y cuando la saco ella aprovecha para respirar hondo esperando la siguiente embestida
Notaba que cada vez le costaba más respirar y se mordía los labios debido al placer que estaba experimentando en esos momentos.
Quiero que te corras conmigo – gritaba – estoy a punto de correrme otra vez – decía –
Por favor córrete conmigo, por favor – repetía una y otra vez-
Yo aumente la velocidad de mis embestidas y noté como su coño empezaba a tener contracciones atrapando de nuevo mi polla ordeñándola y sacando toda la leche que albergaban mis entrañas.
Como pude aparté sus piernas de mis hombros, momento que ella aprovechó para ponerlas alrededor de mi cintura atrapándome y atrayéndome hacia ella.
No te salgas – escuché que decía –
No te muevas de ahí dentro que me encanta sentirla – dijo refiriéndose a mi polla –
Yo me dejé caer sobre ella totalmente agotado después de semejante corrida, apoyando mis brazos a ambos lados de su cuerpo con el fin de no dejar caer mi peso sobre ella, apoyé mi cabeza sobre el colchón junto a la suya intentando recuperar el aliento y poder hablar.
Cuando mi polla perdió la erección, se salió de su coño y nos quedamos tumbados uno al lado del otro sin hablar, solo se escuchaba la respiración de ambos.
Después de unos minutos me incorporé y le informé que se tenía que levantar o iba a manchar el colchón con el semen que se le escurría por el coño.
Me da lo mismo – dijo ella – Ya pondré después la lavadora.
Levantándome de la cama le dije que debía de irme antes de que se despertase su amiga y nos pillase a ambos aquí en la cama.
De acuerdo – respondió – pero yo me quedo aquí tirada descansando – dijo –
¿Donde está mi ropa? - le pregunté –
Está en la lavadora, después cuando esté limpia te la bajo y así tengo excusa para verte otra vez – me decía –
Asentí con la cabeza y le dije que me parecía bien, pero que yo tenía que irme a mi casa.
Ella se dio la vuelta y cerrando los ojos empezó a quedarse dormida de nuevo mientras yo recogía mis cosas y bajaba a mi casa.
Abrí la puerta de mi casa, conecté el aire acondicionado y tumbado en el sofá me quedé dormido de nuevo mientras pensaba en el ajetreado fin de semana que llevaba y aun era Sábado.
Las vueltas que da la vida - fue mi último pensamiento antes de quedarme dormido –
El sonido insistente del timbre me despierta sobresaltado….
Este será otro capítulo….
Agradecimientos a los lectores por los correos y valoraciones y por las críticas constructivas que siempre ayudan.
Un saludo y esperando que les guste el relato se despide:
Casadoval