Una casa muy familiar

Me llamo Jonás y mi novia, Irene, Es un bombón de mujer, con un tetas de escándalo, grandes, firmes, y con unas aureolas grandes y color chocolate, que me quitan el sentido; y que deciros de su culo, es de los que decimos “vaya culazo”. En la cama es una mujer muy ardiente; se vuelve loquita cuando le mamo las tetas, pues las tiene muy sensibles y sólo con rozarlas se le ponen los pezones como piedras. Dejamos volar nuestra imaginación y disfrutamos a tope. Me encanta ver a una mujer masturbándose, y como lo sabe, algunas veces me deleita haciéndose una paja, diciéndome, - mira como me sobo las tetas y me meto los dedos en el coño; que paja me hago a tu salud. Para después recoger con mi lengua todos los flujos que suelta en la corrida y hacer que se corra otra vez. Un día cayo en mis manos una revista porno, donde se veía una pareja haciendo un trío con otra mujer, y la pareja le comía las tetas, los dos a la vez, a la compañera del trío. Como la vi muy excitada al ver las fotos, le pregunte que si le apetecía hacer un trío; Irene se quedo pensativa y me dijo que no, pero era un “no” con la boca chica, como se suele decir. También supe que, desde ese día, tenia la fantasía de que le comieran las dos tetas a la vez.

Una casa muy familiar

Me llamo Jonás y mi novia, Irene, Es un bombón de mujer, con un tetas de escándalo, grandes, firmes, y con unas aureolas grandes y color chocolate, que me quitan el sentido; y que deciros de su culo, es de los que decimos "vaya culazo". En la cama es una mujer muy ardiente; se vuelve loquita cuando le mamo las tetas, pues las tiene muy sensibles y sólo con rozarlas se le ponen los pezones como piedras. Dejamos volar nuestra imaginación y disfrutamos a tope. Me encanta ver a una mujer masturbándose, y como lo sabe, algunas veces me deleita haciéndose una paja, diciéndome,

  • mira como me sobo las tetas y me meto los dedos en el coño; que paja me hago a tu salud.

Para después recoger con mi lengua todos los flujos que suelta en la corrida y hacer que se corra otra vez.

Un día cayo en mis manos una revista porno, donde se veía una pareja haciendo un trío con otra mujer, y la pareja le comía las tetas, los dos a la vez, a la compañera del trío. Como la vi muy excitada al ver las fotos, le pregunte que si le apetecía hacer un trío; Irene se quedo pensativa y me dijo que no, pero era un "no" con la boca chica, como se suele decir. También supe que, desde ese día, tenia la fantasía de que le comieran las dos tetas a la vez.

Al poco de estar de novios empecé a entrar en su casa, conocí a mis, posibles, futuro suegros. Mi suegro era un hombre muy serio y algo distante, pero pude comprobar que mi futura suegra, Elena, a pesar de sus 50 años, era una mujer muy alegre y apetecible. Irene había sacado los atributos de su madre, pero Elena estaba, como solemos decir por aquí, muy jaquetona, es decir, algo gordita, pero manteniendo las curvas y de carnes prietas. Desde el primer momento me volvió loco y deseaba comérmela entera. Parece que congeniamos bastante bien los dos, por lo que aproveche para sacar algún tema de sexo cuando estaba ella, como p.e. lo buena que estaba Irene, y que tenia a quien salir; a lo que me respondía, con sonrisa, que la había concebido con mucho gusto.

El tema de hacer un trío nunca deje de sacarlo a relucir cuando estaba en la cama con Irene. Mientras mis deseos por follarme a Elena, no desaparecían. En una de nuestros polvazos, le pregunte a Irene si había cambiado de parecer en lo de realizar el trío, a lo que me respondió, que sí, que desde que vimos la revista, alguna que otra vez se había masturbado, pensando en que le estaba comiendo el coño a otra mujer, mientras yo la follaba. Eso me puso cachondo, y repetimos el polvo. Cuando terminamos, me atrevía a decirle que me gustaría que la otra mujer fuera Elena, y ella salto como un resorte, poniendo cara de enfado, a lo que contraataque, diciéndole lo buena que estaba y que todavía estaba para disfrutar de ese cuerpazo que tenia, y que ella había salido a ella, en lo buena que estaba. Pareció que el enfado remitió, pero no dijo más palabras hasta que la deje en su casa.

Pasaron los días y no sacamos el tema a relucir. Pero notaba que mi suegra estaba un poco tirante conmigo. Yo le preguntaba y me daba largas, diciéndome que no le pasaba nada.

A las pocas semanas, un día que fui a recoger a Irene, y me encontré, que no estaba, que había ido a casa de una amiga y que tardaría en llegar. Entonces, me dije, ahora o nunca, para intentar llevarme a la cama a Elena. Pero cual mi sorpresa, Elena me dijo que quería hablar conmigo. Le dije, que si había algún problema, y ella, me dijo,

  • me ha comentado Irene, que le has insinuado que participe en un trío con ustedes; con un tono de voz de enojo,

Eso me cogió de sopetón, pero reaccioné, y se lo dije,

  • por qué no, no te gusta que te follen,

Ella se quedó de piedra por mi respuesta, a lo que añadió, ya más calmada,

  • eso es cosa de vosotros, si ella está de acuerdo, no veo nada malo en ello. Pero meterme a mi, me parece una grosería.

A lo que volví al ataque,

  • estas buenísima, para comerte esas tetorras, tan buenas que tienes y follarte a conciencia, me da morbo ver a madre e hija comiéndose las tetas y los coños,

  • eres un sinvergüenza, lo sabias,

  • pero este sinvergüenza esta loco por comerte entera y follarte hasta que digas que pare.

Mientras se producía la conversación, mi polla se puso dura como una piedra, y me atreví a coger a Elena por la cintura y darle un beso, suave, en la boca, el cual me respondió con otro beso, y ese llevo a otro y a otro, cada vez más ardientes, hasta que nos vimos morreándonos a conciencia, ¡ como besaba Elena ¡, me puso mas cachondo todavía. Pero en eso, sonó el timbre de la puerta y nos separamos, y de esa manera quedo la cosa, y no nos dijimos nada más, pero yo no dejaba ocasión para poder rozarme con ella, tocarle, en un descuido su culazo, rozarle las tetorras, y ella se hacia la descuidada. Algo que sospecho, Irene se dio cuenta, pero no me dijo nada.

No veía el día de realizar el trío, o follarme a Elena. Irene se dio cuenta de que me rondaba algo por la cabeza, y estaba pensativo. Pero no podía decírselo. Así que lo achacaba a los estudios.

Al fin llego lo deseado, un buen día mi suegro tuvo que hacer un viaje inesperado, no se porque asunto, pero fue la oportunidad de estar con las dos a solas. No se si ellas pensaban lo mismo, pero desde que se supo lo del viaje, el ambiente cambio, Elena estaba con un brillo en los ojos que nunca había visto e Irene esta un poco recelosa. Ese primer fin de semana, el sábado, me quede a almorzar con ellas y la comida transcurrió con toda normalidad. Después de almorzar nos fuimos a la salita, para ver la televisión, mientras Elena estaba en la cocina, empecé a meterle mano a Irene, pero se quejaba,

pude venir mi madre,

esta en la cocina y tardará un poco, déjame que te sobe las tetas, mira como la tengo de dura,

quédate quieto, que puede venir.

En ese momento sentimos ruidos y nos acomodamos bien, y el poco entró Elena en la salita.

  • ¿Qué estabais haciendo?,

  • nada, dije; sóbandole las tetas a Irene,

Aprovechando el momento, continué,

  • has visto que tetas tan buenas tiene,

  • no, respondió Elena,

  • enséñanoslas, déjanos ver esos pezones tan buenos que tienes, le dije a Irene,

Viendo como se estaba poniendo el ambiente, seguí,

  • Elena, tú tienes muy buenas tetas, también, por qué no nos la deja ver,

  • primero que lo haga Irene, respondió,

  • Irene tiene unos pezones grandes y si sale a ti, tu los tienes que tener igual de grandes y buenos, le dije,

  • bueno os las enseñaré, dijo Irene, quitándose la blusa,

Dejando ver a través del sujetador, de color rosa, los pezones oscuros y tiesos.

  • Ahora enséñalos tu, le dije a Elena,

En un momento se quitó el jersey, color crema, para enseñarnos, también a través del sujetador, unas tetas colosales y unos pezones mas grandes los de Irene, pero algo más claros.

Me quede con la boca abierta al ver esas tetas, tan hermosas, y a continuación le dije,

  • Mira, Elena, has visto que tetas más buenas tiene Irene,

  • si que se ven muy buenas, ¿te gusta comérselas?,

  • pues claro que sí, le dije; mira como se le han puesto los pezones de duros,

Mientras decía esto le tocaba las tetas a Irene.

  • Sabes Elena, que tu hija tiene la fantasía de que le coman las dos tetas a la vez,

  • ¿me la queréis comer ustedes?, nos dijo Irene,

En ese momento, Elena se sentó a nuestro lado en el sofá, y empezó a acariciarle las tetas, mientras, yo le empezaba a comerle a boca a Irene, que comenzaba a suspirar. Le quitamos el sujetador, y empezamos a sobarle las dos tetas a la vez, mientras una vez la morreaba yo y otra Elena. Ver a las dos besándose, me puso a cien, nunca había visto dos mujeres besándose con tanto ardor. Luego empezamos a besarla por el cuello, y bajando hasta las tetas y los pezones, los cuales los devoramos con ardor. A lo cual Irene ya estaba gimiendo de placer, y diciéndonos,

  • oh, sí, que bien, me gusta que me las comáis, no paréis, no paréis, no sabia que fuera tan bueno, seguid.

Esas palabras nos pusieron mas caliente a los dos, y le dimos más ardor a la comida de tetas, y a la vez se la sobábamos.

Al poco, entre gemidos y suspiros,

  • ah, sí, sí, me corro, me corro, mordisquearme los pezones, me voy a correr,

Cosa que empezamos a hacer al momento. Estallando en una corrida soberbia, y seguía diciendo, mientras nos apretaba las cabezas contra sus tetas,

  • me corro, me corro, sí, sí, ya me viene, ya me viene, que gusto, me vais a matar de gusto, seguid, que me corro.

Cuando recobró el aliento, susurró,

  • no sabia que esto fuera tan bueno, que gusto me habéis dado, vaya lengua que tenéis. Nada más me falta probarlas en mi coño,

  • eso no vas a tardar en saberlo, le contesté

Se levantó y dijo que tenía que ir al baño.

Aproveché la ocasión para preguntarle a Elena,

  • te ha gustado las tetas de Irene,

  • me han encantado, no imaginaba que me gustara chuparles las tetas a otra mujer,

  • pero es que Irene tiene unas tetas soberbias y unos pezones,

  • eso es lo que más me ha gustado, chuparle los pezones, y darle bocaditos, hasta hacerla correr, casi me corro sólo con comérselos, sabiendo que era mi hija, ese morbo me ha puesto a cien,

  • pues eso tiene arreglo, dijo Irene, desde la puerta.

Momento que aproveche para besar a Elena, metiéndonos la lengua hasta la garganta, y sobándonos por todos lados y yo apretando esas tetas, que estaba deseando tener en la boca. Entonces Irene se sentó junto a Elena, quitándole el sujetador, que aún llevaba puesto, y empezando a sobarle las tetorras, y dándole mordisquitos por las orejas, lo cual note, en mis besos, que le aceleró el pulso, y empezó a suspirar.

No podía dejar de mirar, mientras masajeaba las tetas de Elena, contemplaba a Irene chupándole las tetas, como a mi me gustaba hacerle a ella, desde el nacimiento de las tetas, por las axilas y dirigiéndose, muy despacio, pero sin dejar de lamer, ningún rincón, hasta el enorme pezón, donde se deleitaba haciendo un circulo con la lengua, desde la parte exterior de la aureola hasta el pezón, para atraparlo con los labios y succionar; cosa que a la madre le ponía a cien; pues no dejaba de suspirar, pero cuando iba llegando al pezón los suspiros se convertían en gemidos. Eso lo hizo en cada teta y muchas veces, lo que tenía a Elena en un éxtasis casi constante.

Mientras, aproveché para ir quitándole la falda a Elena y dejar al aire las bragas, tipo bikini, que dejaba entrever una coño afeitado y con labios grandes. Esto me calentó más, y con bragas y todo, empecé a darle pellizquitos con los labios por el clítoris. En ese momento empezó a apretar la cabeza de Irene contra sus tetas y dando un pequeño grito se corrió entre espasmos de placer. Al instante vi que Irene se corría, pues mientras que le comía las tetas a Elena, le había metido mano por debajo de la falda y le había masturbado el culo. Era la primera vez que le metían el dedo en el culo.

Nos quedamos en silencio un rato dándonos besos y acariciándonos. Entonces le quité las bragas a Elena y tumbándola en el sofá, y después de haberme desnudado, le puse la polla en la boca a Irene para que la lubricara, cosa que hace a las mil maravillas; se la clave en el coño a Elena, comenzando un vaivén, que le saco los primeros gemidos de placer. A su vez Irene estaba comiéndole las tetas, y dándole pequeños pellizcos en el pezón que quedaba libre. Cosa que enardecía más a Elena, que movía las caderas con más ritmo. En ese instante, dije,

  • ponle el coño en la boca, para que pruebe lo bueno que tienes el coño,

  • oh, sí, damelo a probar, que te voy a dar el placer que me esta proporcionando Jonás,

Irene se sentó en la boca de su madre, poniendole el coño en la boca, pero dandome la espalda. En esa postura Elena, a la vez que le comia el coño, le masajeaba las tetas, provocandole alaridos de placer. Intente aguantar lo maximo que pude, pero con mi calentura y la escena que tenia delante, no pude nada más que correrme en el coño de Elena, ya que como no llevaba precaución, cuando me iba a correr, le dije,

  • me voy a correr, te voy sacar la polla y a correrme fuera,

  • no, córrete dentro, quiero que sienta tu leche dentro de su coño, que la inundes de placer, que note los últimos latigazos de tu polla, dijo Irene, casi a punto de correrse, bajo los embites de la lengua de Elena.

De esta manera di los últimos pollazos en el coño de Elena, que se corrió a la misma vez que yo, cosa que me gusto muchisimo, senti los espamos de su coño, apretandome la polla, mientras esta descargaba la leche en las profundidades de su vagina; e Irene entre tremendas sacudias, tubo un orgasmo de locura, gimiendo y apretandole la cabeza contra su coño, mientras terminaba de sentir los últimos espamos de la corrida.

Después de descansar un poco, fuimos a la cocina a tomar algo, y depués volvimos a la sala de estar. Allí sentados, Elena comentó,

  • nunca pensé que podía disfrutar tanto sintiendo como una mujer me come las tetas,

  • y yo nunca me las había comido, dijo Irene, y te las comería todas las noches,

  • no me digas eso, pues estaría dispuesta siempre, pues tienes una lengua, que he escuchado campanas,

Después nos duchamos, nos fuimos a cenar a la calle. Porque la noche que siguió fue extraordinaria, pero eso, os lo contaré en otro relato.

Después de cenar nos fuimos a tomar unas copas a un pub, y allí, poco a poco fuimos llevando el tema al sexo y lo que sucedido pasado por la tarde, también le contamos a Elena los polvos que habíamos echado Irene y yo, y lo bien que lo pasábamos follando. Lo que nos dejó sorprendidos fue que Elena nos contó que, como su marido ya apenas le hacia caso en la cama, desde joven se había masturbado, pero desde que empezamos a salir la hija y yo y vio los sobeos que nos dábamos, empezó a masturbarse más a menudo, pensando en como me follaba a su hija, pensando que era ella, a la que me follaba.

Todo esto nos puso calientes a tope, y decidimos irnos a casa. Donde nada mas llegar, y mientras Irene preparaba un café, pues con las copas que tomamos veníamos alegres; su madre ya estaba dándome unas chupaditas en la polla. Cuando llegó a la sala de estar, con los cafés, y nos vió no pudo evitar el comentarió,

  • mamá, mira que estas caliente, no has tardado nada en comerle la polla a Jonás, que zorra eres,

  • mira quien lo va a decir, le conteste, cuando te meto el rabo, vas gritando "dame mas fuerte, mas fuerte, follame, hazme gritar de gusto, quiero correrme en tu polla",

  • eso te dice, comentó Elena,

  • eso y más, respondí,

  • que exagerado eres, para cuatro grititos que doy, contraataco Irene,

  • eso me lo tenéis que demostrar ahora, dijo Elena entre sonrisas,

  • pero estaremos mejor en la cama, nos os parece; respondí

  • sí, vamos a la cama, que quiero sentir vuestras lenguas, por mis tetas y mi coño, nos refirió Irene, dando un suspiro de placer,

  • no lo digamos mas y vamos ya, que como tardemos mucho me pajeo aquí mismo,

  • a Jonás le gusta verme masturbarme, dijo Irene,

  • pues ahora mismo le enseño como me meto los dedos en el coño hasta correrme.

Nos dirigimos al dormitorio y en un momento estábamos en pelotas. Elena se echó en la cama y comenzó a masturbarse; primero sobándose las tetas y luego metiéndose dos dedos en el coño, que ya estaba mojadísimo,

  • así es como te gusta ver a las mujeres masturbarse; me dijo Elena, caliente perdida,

  • sí, sí, sigue metiéndote los dedos, que después te meteré la polla.

Mientras la mirábamos, a Irene con una mano le sobaba las tetas y con la otra le metía mano en el coño. El calor del ambiente subía por segundos,

  • tu madre esta chorreando, mira como tiene la mano de mojada,

  • me gusta verla hacerse una paja, apriétate las tetas, sobate la pipa, decia Irene caliente como una perra,

  • Elena, mira como le sobo las tetas a tu hija, quieres comérselas como esta tarde,

  • me la quiero comer entera, tetas y coño, y meterle la lengua en el culo.

  • como me gusta que me digas eso, te voy a ponerte el coño en la boca, para que me lo devores.

De esta manera se subió a la cama y como Elena esta boca arriba, tocándose el coño, Irene se monto encima de la cara, y le puso el coño en la boca, sacando Elena la lengua y haciéndole un repaso por todo el coño, que empezó a sacar gemidos de placer,

  • mamá, sí, sí, que lengua tienes, no se esta quieta, que gusto me das, oh, sí dame con la nariz en la pipa, que me gusta, frótala contra mi pipa, que me quiero correr, méteme un dedo en el culo, méteme la lengua, hazme lo lo que quieras.

Aproveche la ocasión para comerle el coño a Elena, que cuando sintió mi lengua dio un respingo de placer, lo que motivo que su lengua fuera mas rápida en las lamidas al coño de su Irene, que empezó a gritar de gusto y tener su primera corrida,

  • ah, ah, sí, sí, sí, me corroooo, me corroooo, no pares, chúpame, chúpame, así, así, ya, ya, me corrooo.

Entre gritos, tuvo una corrida bestial, poniendo la cara de Elena empapada. Lo que a su vez hizo que Elena tuviera su corrida en mi cara, que me la dejo chorreando, pero como ella tenia la boca ocupada, los gemidos de placer fueron mas acallados, pero el culo lo movía como si fuera una peonza hasta que termino de correrse. Como las dos tuvieron los orgasmos a la vez, se quedaron una encima de otra, hasta recuperar el aliento.

Dándole besos a Elena, fue subiendo desde el coño, por el ombligo, las tetas, hasta la boca, donde nos dimos un beso largo, oliendo la corrida que habia tenida Irene. Así que empece a meterle la lengua en el culo, empezando a moverlo muy despacio, y mientras Elena le pasaba la lengua por la pipa. Como vi que el culo lo tenia mojadito, le dije a Elena,

  • quieres meterle un dedo en el culo, para dilatarlo, que le voy a meter la polla,

  • si meteme la polla, quiero sentirla bien dentro, dijo Irene, entre suspiros de placer.

Apunte la cabeza del nabo a la entrada del culo y empujando, poco a poco entró, provocándole un pequeño grito de dolor: Entonces me quede quieto, esperando que se le pasara el dolor, cosa que fue rápido, ya que Elena le seguía lamiendo la pipa, y al momento empezó a suspirar, y de nuevo comencé el bombeo, provocándole gemidos de placer, que al poco se convirtieron en gritos. Esta vez después de mi corrida anterior, aguante bastante rato, lo que provoco múltiples orgasmos por parte de Irene, y también de Elena que se estaba masturbando. Todo era gemidos y gritos en la habitación, hasta que Irene, entre gritos de placer nos dijo que se corria y allí fuiemos los dos en un orgasmo bestial, que nos dejó sin aliento a los dos. Aprovechando que seguía con la polla tiesa, se la metí a Elena, que nada más sentirla empezó a gemir y a mover las caderas y a gritar de gusto,

  • como follas, cabrón que gusto me estas dando, me matas, me corro, Irene comeme las tetas, que voy a reventar, seguid , así, así, ya, ya.

Y con estas palabras tuvo una corrida monumental, quedándose, espatarrada en la cama, sin resuello.

De esta manera tuvimos nuestro primera relación los tres, pasando un día que nunca mas hemos olvidado. Ya que después hemos tenido mas, pero se dice, la primera vez es imborrable.

Muchos besos de los tres.