Una cara linda y un lindo culo. (5)

En este capítulo nos alejamos brevemente de la trama manejada y nos enfocamos en la iniciación de una nueva integrante.

Primer atento aviso: Este relato es la quinta parte de la primera liga que te dejo abajo. También te dejo la segunda, tercera y cuarta parte.

Capítulo 1: http://www.todorelatos.com/relato/85210/

Capítulo 2: http://www.todorelatos.com/relato/85222/

Capítulo 3: http://www.todorelatos.com/relato/85885/

Capítulo 4: http://www.todorelatos.com/relato/86165/

Segundo atento aviso: Mis relatos son largos, pero intento que sean fieles a la realidad y es por eso que estos relatos no son sólo sexo, sino que cuentan el hecho de la historia.

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Una cara linda y un lindo culo.

Capítulo 5. 'La historia de Tsuki'

Resumen de capítulos anteriores.

En capítulos anteriores conocimos a un grupo de chicas de tendencias lésbicas que escogía de entre las recién llegadas a la universidad, a chicas que podrían formar parte, junto con ellas, del 'club de la esgrima', un club privado que encubría las verdaderas razones por las que las chicas se reunían.

Actualmente estaba formado por Susana - la jefa -, Alexa -Mi novia -, Sandra y Liliana - Segunda y tercera al mando respectivamente - y por último la nueva agregada, Ana, es decir yo misma, aquella que no poseía ningún poder sobre el grupo y que resultaba el centro de las actividades.

El club de la esgrima, una vez escogida su víctima, solía propiciar un acto sexual que resultara vergonzoso para la víctima que sería grabada por una cámara oculta para después ser chantajeada y obligarla a formar parte del grupo. Tiempo después la víctima se convertiría en victimaria, comprometiéndola aún más con el grupo y sus secretos, para que así jamás pudiera salir del círculo vicioso.

Hasta donde sabía, sólo una chica se había negado a participar en el grupo, Lorena, lo cual le costó no sólo que un video suyo en actividades sexuales fuera esparcido en internet y entre los estudiantes de la universidad, sino incluso una pelea contra la jefa, pelea física contra una de las chicas más sobresalientes en el deporte de judo de la universidad.

La chica abandonó nuestra universidad y no se ha sabido más de ella.

->SPOILER

http://www.todorelatos.com/relato/93648/ y seguir los capítulos que vendrán después.

Aquél caso era la muestra de que las amenazas eran serias y que de no colaborar podríamos tener el mismo fin. Susana, la jefa, poseía un control sobre todas nosotras tanto psicológicamente, como físicamente.

El centro del club era, sin duda, las relaciones sexuales lésbicas e incluso podría decirse que eran orgías lésbicas entre las integrantes, sucedidas por lo general en la misma casa de 'la jefa Susana', que tenía el privilegio de vivir prácticamente a solas a pesar de ser una estudiante que no trabajaba.

Así pues, cada 'iniciada' debía pasar por 'rituales sexuales' cada vez más intensos, con la escusa de abrir su mente, pero la verdad era que en cada nueva experiencia sexual había un nuevo video con el cual poder chantajear y obviamente, la iniciada no sabía que estaba siendo grabada.

Parecían seguir el mismo patrón con cada nueva chica. Primero forzarla y tocarla íntimamente en los jardines de la universidad, después su primera orgía lésbica, dando el privilegio de penetración vaginal a su victimaria, además de usar dildos anales con extrañas formas que al final simulaban una cola de algún animal, como gatas, caballos, zorras y conejos. El tercero era el privilegio de la jefa, en la que la iniciada debía ser prácticamente la esclava sexual de la jefa.

En este último caso, sería distinto para mi, pero en lo general cumpliría con lo dicho.

El cuarto paso pronto se narrará y es el más fuerte de todos, vivirlo fue una extraña combinación de morbo y deseos de vomitar.

Sin embargo, en este capítulo conoceremos un poco más a fondo a un nuevo personaje.

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Todo el club de la esgrima, esperaba a la posible nueva integrante, listo para tender la trampa.

Martes, 11:05am

-No va a venir... esto es una pérdida de tiempo- Susana parecía molesta e impaciente.

-No... mira, ahí viene- respondió Alexa, como intentando suavizar el retraso.

-Hola... lamento el retraso. Venía a recordarle a Ana que en la materia que tenemos justo ahora, harán revisión de sellos...- y sonrió a las chicas.

-¿Era hoy?... pero qué mal...- me mordí el labio.

-Vayan a sus clases... es tarde, pero seguro aún las dejan entrar...- ordenó Susana, para sorpresa de todas.

-Entonces me adelantaré... ¿Está bien a la 1 por la tarde?- repuso la princesita y se retiró de prisa ante la afirmativa de Susana.

-Alexa... háblale de lo de este viernes...- susurró Susana al irse y apenas pude escucharla.

-¿Lo del viernes?- pregunté con temor de conocer la respuesta.

-Se equivocó... este viernes será la pijamada en tu casa...- me sonrió como si no quisiera hablar del tema.

-Pero ella se refería a algo... ¿es aquello de lo que no me has querido hablar?- insistí mientras caminábamos juntas hacia los edificios.

-Ana... no quiero que lo sepas antes... yo...- mordió sus labios en símbolo de vergüenza o confusión.

-¿Tú... qué?- repuse ansiosa.

-Si yo lo hubiera sabido tan sólo con un día de anticipación, lo más seguro es que hubiera escapado... es algo que en la mente de una chica común jamás se concibe...- respondió pensativa, mirando sus pasos al caminar.

Sentí una fría sensación en el pecho.

-No puedo imaginar nada más atrevido que lo que hicimos el viernes pasado...- le respondí, intimidada.

-Sí, fue genial jaja...- me sonrió y sus ojos brillaron a la luz del sol.

-No me refiero a eso...- hice un puchero de molestia.

-Sí, lo sé... pero la curiosidad mató al gato... o a la zorrita.- y me sonrió, un tanto burlona.

-No me gusta ese apodo...- reclamé.

-Eso es porque lo relacionas con algo malo, pero yo creo que los zorros son símbolo de inteligencia...- empezó a desviar

el tema.

-¿Entonces será un secreto, verdad?- me di por vencida.

-Sí Ana... es lo mejor. Sólo ten una mente muy abierta cuando ese día llegue... e intenta disfrutar.- escondió su rostro girándolo hacia el lado opuesto al mío.

-No tengo otra opción Alexa...- volví a reclamar.

-Aquí debo irme, mi clase es en el otro edificio. Entonces llévala al círculo de matorrales a la 1...- se despidió.

-Sí, ahí estaremos...- me despedí.

Entraría al salón excusándome con el profesor, quien de mala gana le permitió entrar. Busqué un lugar libre con la mirada y ella me hizo señas para que la acompañara.

Entre susurros comenzamos a charlar.

-Ana, quiero hablar antes contigo...-

-Estamos hablando...- le sonreí bromeando.

-No, pero en privado...- me sonrió

-¡Llega tarde y se pone a platicar...!- el profesor me reprendería frente a todos.

-Lo siento...- me disculpé roja de vergüenza.

-¿Podemos?- oí su susurro insistente.

-Ajá... al salir... shhh...- le reclamé hablando sin mover los labios.

-¿A solas?-

-Sí, a solas- y sonreí para cruzar de nuevo la mirada molesta del profesor.

La clase pasaría, aburrida de temas que simplemente no me entraban a la mente.

-Que tengan buen día- terminaba la clase el profesor.

-¿Nos vamos?- me insistió.

-Las veremos en los jardines dentro de 10 minutos- respondí.

-Dijiste que podíamos hablar a solas- me reclamó.

-Podemos hacerlo mientras caminamos hacia allá- le sonreí.

Empezamos a caminar por los pasillos, sin rumbo aparente que yo dirigía hacia el lugar que semanas antes había sido el inicio de mi perdición.

-Ana... es muy triste que estés dentro de su grupo...- empezó la muñequita.

-¿Por qué triste?- intenté descifrar sus pensamientos.

-Sé lo que ustedes hacen...- me miró directo a los ojos con ese par de gemas azules.

-¿Qué es lo que sabes?- cambié la mirada, incómoda.

-Hasta donde sé, sólo una chica se ha negado a seguir las órdenes de... Susana- me respondió.

Su respuesta fue como un balde de agua. En sus palabras se escondía que ella sabía que Susana era nuestra jefa y si eso sabía, posiblemente sabía todo lo demás. Enmudecí.

-No quieres entrar Tsuki... de verdad no quieres...- susurré intentando hacer algo bueno por ella y evitarle lo que yo había tenido que vivir.

Empecé a cambiar el rumbo de la caminata lejos del plan que había creado.

-Lorena es mi hermana...- me respondió, dejándome aún más sorprendida.

Lorena había sido la chica que había dejado la universidad después de que sus videos fueran esparcidos por Susana y hubieran tenido una pelea a golpes.

-¿Tú hermana?...- la miré con los ojos abiertos.

-Ajá...- y me sonrió pícaramente.

-¿Por qué tu hermana querría que vivieses lo mismo?- pregunté incrédula. Incluso pensé que se trataba de alguna otra prueba del club, una de lealtad.

-Ella no lo quiere... incluso no sabe que estoy aquí...- respondió aún sonriente, como si tuviera un plan elaborado de inicio a fin.

-¿Cómo es que tus padres están de acuerdo con esto?- algo no me parecía lógico en todo esto.

-Esta es una buena escuela... y está muy cerca de donde vivo... al principio no querían, pero yo insistí. Quiero hacer esto...- e imitó un gesto que había visto con Alexa unos minutos antes al mirar sus pasos.

-Pero hay otras escuelas... y las distancias no son tan largas...- empecé a mirar mis pasos, imitándola sin pensarlo.

-Lo que mi hermana vivió la destrozó y todo fue culpa de Susana... esa estúpida grandulona... quiero venganza Ana...- me miró de reojo y noté mucha inteligencia en su mirada.

-¿Venganza?- la muñequita me sorprendía una y otra vez.

-Exponerla a lo mismo que ella expuso a mi hermana... es lo justo...-

-La venganza nunca es buena...- reclamé con un mar revuelto de sentimientos.

-Ese es mi problema Ana... pero quiero que tú me ayudes...- me sonrió.

-¿Yo?...- pregunté lo obvio como de costumbre.

-Tu hermana y yo fuimos amigas justo antes de que ella terminara la secundaria. Yo iba en primaria entonces y ella fue un estilo de alma protectora. Quizá no me recuerdes en la niñez, alguna vez nos presentaron.- y de nuevo me volvía  a sorprender.

Entonces vino a mi mente aquella niña rubia y de ojitos azules que estudiaba en mi primaria, siempre tímida y retraída, generalmente comiendo a solas. Esa niña y mi hermana entraron en una actividad extracurricular, en la que la chica mayor daba apoyo y confianza a la menor. Tsuki había dado en el clavo.

-Además Ana, eres la más nueva en su grupo... por eso mismo aún no has llevado a otra chica al club y no tienes mucho que perder...- me sonrió.

-¿Tú qué sabes?- reclamé intimidada.

-¿Crees que no sé que esa chica ruda, Alexa, también pertenece a su club?... y creo que ella sabe que tú y yo estamos conversando, todo el club nos mira a lo lejos, cerca de la fuente... pero no gires la mirada.- me ordenó con su voz suave y aún infantil.

Giré la mirada lentamente y como ella había dicho, el grupo estaba a lo lejos, cerca de la fuente principal de las áreas verdes. Para ese entonces, yo había olvidado por completo el plan.

-No quiero más problemas... será mejor que te vayas...- le pedí intentando ocultar mi súplica.

-Tú eres la más nueva... tu tarea es iniciarme... pero no tienes que hacerlo, podemos actuar... hacerles creer que me iniciarás sin que así sea y cuando esté adentro, iré a la computadora de Susana para robar sus videos... editaremos todos para que sólo su identidad sea revelada y entonces se acabará el club de la esgrima... ayúdame Ana, por favor... - me miró suplicante.

Miré mis pasos pensativa, todo sonaba como una locura, pero una locura con cordura.

-Pero aunque actuemos... te tendría que besar y tocar...- la miré avergonzada, a pesar de que la idea no me molestara en clara muestra del despertar de mi bisexualidad.

-Sólo no me lastimes... y descuida, no será la primera vez que me obligan...- me sonrió, volviéndome a sorprender.

-¿A, no?- la miré, curiosa.

-No... ya después te platicaré, no es una historia muy bella en realidad... aunque claro, fue completamente distinto a lo que tu viviste...- sus mejillas se encendieron.

-¿Estas segura de esto?- volví a asegurarme que esto no fuera una prueba o una broma.

-Sí... Susana debe tener una probada de su propia medicina... ¿estamos juntas en esto?- y me abrazó.

-Sí... juntas...- la abracé, aún insegura, sobrepasada.

-Empieza el juego, ellas vienen para acá... caminan a prisa...- me susurró.

-De acuerdo...- susurré.

-Creí que querías entrar al grupo...- levantó la voz Alexa, imperante.

-Sí, sí quiero entrar, soy muy buena en la esgrima...- sonrió la chiquilla de ojos azules.

La atención se centró en el pequeño cuerpo de la muñeca, de no más de 1.50cms y unos 40 a 45 kilogramos.

De pronto pensé que 2 de aquellas chicas podían reconocer a la muñequita. Susana conoció a Lorena y pudo haber conocido a su hermana menor, unos años más joven de lo que ahora era la muñequita.

La otra chica, según la historia contada por Alexa, era Liliana, la víctima de Lorena hacía ya un par de ciclos escolares, quizá ya 2 años.

Pero ya nada podía hacer, de alguna forma estaba apoyando a ambas partes.

-Me alegra que quieras entrar. ¿Cómo te llamas?- ordenó Susana con voz suave, pocas veces usada por ella.

-Tsuki...- respondió la muñequita.

Empecé a pensar que ese no era su nombre real, al menos eso explicaba el por qué una chica de raza blanca tenía un nombre asiático.

Sin embargo el profesor la había llamado por ese nombre al tomar asistencia... estaba confundida.

-Bueno Tsuki... quisiéramos platicar contigo...  pero aquí hace mucho sol y conocemos un lugar con sombra no muy lejos de aquí, ¿por qué no nos acompañas?- Susana no perdía tiempo.

-Sí, de acuerdo... las sigo-

Todas empezamos a caminar. Empecé a sentirme débil, como si mis energías fueran consumidas por el nerviosismo. Tsuki me haría conversación sobre los torneos que había enfrentado nuestro club de esgrima y tuve que pedir a Alexa sus explicaciones.

Sentí un escalofrío cuando divisé el tronco del árbol donde había sido aprisionada por Alexa un par de semanas atrás. Ya habíamos llegado.

-Tengo un par de amigos que podrían estar interesados en entrar al club...- pronunciaba la muñequita al entrar al cúmulo de árboles y matorrales.

-La verdad es que no nos gustan mucho los hombres...- respondió Susana con un tono un tanto más áspero.

-Ha sido muy fácil traerte hasta aquí, nenita... más te vale que no grites...- Alexa usó un tono que me asustó.

-¿Que no grite?...- retó la chica pequeña de ojos azules.

-Toda tuya Ana...- sonrió complacida la jefa.

Las piernas no me respondían. La muñequita me miraba con insistencia.

-¡Ana!- gritó Alexa, asustándome.

-¿Qué está pasando?- en una excelente actuación o quizá sintiéndolo realmente, la muñequita alzó la voz de una manera aguda que expresaba temor.

Caminé dos pasos hacia la muñequita.

-¡Cállate y date la vuelta!- le grité intentando tener control de mi misma.

-¿Qué?- me miró molesta y también asustada.

Era obvio que esta chica, a pesar de estar actuando, no iba a ser presa fácil. Alexa me hizo compañía.

-Te dijo que te callaras- y golpeó la mejilla de la muñequita. Tuve que cerrar los ojos para no ver aquello.

Esto se estaba saliendo de control, no era necesario que la golpearan.

La muñequita sostuvo su mejilla, mirando de manera asesina a Alexa. Pronto iría tras ella, con un alma inquebrantable que no se intimidó ante el golpe, muy distinto a como yo había actuado en la misma situación.

Sorprendente fue el empujón que Tsuki daría a Alexa, tomándola por sorpresa y tirándola al suelo. ¿Cómo es que un ser tan pequeñito y menudo podía ser tan valiente?

Sandra y Liliana apoyaron a Alexa, que quedó sorprendida e inmóvil en el suelo. Sostuvieron los brazos de la muñequita, una abrazándola desde atrás y la otra la tomó del cabello, desde atrás, para inmovilizar su cabeza.

-¿Pero qué les pasa? ¡Si no me sueltan, gritaré!- dijo Tsuki.

-Cuando te tire los dientes no podrás gritar...- recitó con tono malévolo la jefa.

Tsuki inmediatamente cambió su actitud, al parecer se sintió intimidada por la amenaza.

-¡Suéltenme!- gritó Tsuki.

Susana le dio una bofetada que desarrolló un sonido terrible. Me había dolido mucho sólo oírlo.

Cuando volví a ver, Tsuki tenía muy enrojecida una mejilla y habían tapado su boca con la mano de Liliana, impidiendo así que gritara.

-Eres una gata con mucha energía...- rió Susana abriendo los jeans de la muñequita. Esta intentaba escapar agitando el cuerpo.

Esto estaba fuera de sus manos, fuera de los planes. La jefa iba a iniciar a Tsuki. El más repugnante de los escenarios estaba sucediendo para ella.

-Susana... no... yo la iniciaré...- hablé fuerte, intentando que se 'respetara mi derecho', pero la verdad era que no quería que la muñequita viviera aquello.

-No Ana, aún estás joven para esto... ya será en otra ocasión- me respondió.

Pude observar la ropa interior de la muñequita que sobresalía por sus jeans abiertos. Susana introdujo una mano directamente bajo la ropa y con movimientos bruscos se abrió paso hasta llegar a aquél lugar íntimo de cada chica.

Tsuki se movía con desesperación intentando evitar el desenlace al problema que ella misma se había generado.

En un movimiento brusco, noté la rigidez de un brazo de Susana, que fue acompañada por la rigidez del cuerpo de la muñequita y un grito ahogado de esta, en el justo momento en que debía estar siendo penetrada por los dedos de la jefa.

La jefa siguió moviéndose y Tsuki seguía intentando escapar, así por unos segundos que parecían eternos.

-Yo te voy a quitar esa actitud de gata en celo...- se burló Susana mientras movía su brazo.

-¿Está mojada?- preguntó Alexa a la jefa.

-No... ¿quieres buscar su punto especial?- respondió la jefa.

-Será un placer...- sonrió Alexa malévolamente.

Comprendí que se referían al punto G, tal cual Alexa había hecho conmigo, logrando un orgasmo robado.

-Sujétenla de los brazos y ábranle la camisa...- ordenó Alexa.

Las órdenes las siguieron Liliana y Sandra. Yo seguía inmóvil, ahí, mirando todo.

Pronto estaba semidesnuda, sólo cubierta por su sostén, que sería volteado hacia arriba para dejar sus senos al aire.

Alexa ya estaba buscando el punto especial y pude observar la genética nórdica de la princesita, con un par de senos pequeños muy blancos como la nieve y pezones pequeños y rosados. Ya la jefa había llevado la boca a uno de ellos.

-Ven a probar Ana...- me ordenó la Jefa.

Seguí la orden caminando con lentitud. Más cerca pude notar el llanto de la muñequita. Su mirada era suplicante.

Tomé uno de sus senos con suavidad y me prometí al menos no hacer más desagradable su experiencia. Me llevé su seno a la boca para intentar hacerle sentir placer.

Así Alexa jugaba con el punto especial, Susana y yo con los pechos, Sandra abrazaba a la víctima y probaba uno de sus oídos y Liliana sostenía su cabeza por el cabello mientras con la mano libre tocaba el trasero de la muñequita.

El cuerpo que en ocasiones traiciona a la mente, pronto terminaría por traicionar a la muñequita, logrando sin que ella así lo quisiera, robarle una contracción en todo el cuerpo que todas pudimos notar.

Pero después de la contracción vendría su desvanecimiento, un desmayo que a todas nos asustaría.

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La llevamos al servicio médico para que atendieran su desmayo, no sin antes vestirla  y arreglarle un poco el cabello para que todo pareciera normal. Sería la jefa quien la cargaría en sus brazos.

En un acto frío, la jefa se deslindó del problema, llevándose consigo a Sandra y Liliana y designando los cuidados de la princesita a Alexa y a mí.

La princesita había sido conectada directamente intravenosa a alguna solución transparente que se encontraba en lo alto de una especie de barra creada para sostener ese líquido. Un largo tubo transparente goteaba hasta el brazo de Tsuki, penetrado con un catéter.

Cada quien decidió cómo pasar el tiempo libre, yo leía un libro que nos habían dejado de tarea mientras que Alexa jugaba con su celular.

La princesita dio un respiro profundo, seguido de otros más suaves. Me puse de pie y tomé su mano. Después abrió sus ojos y me miró.

Su mirada era triste, molesta e incluso desorientada. Después un par de lágrimas brotaron de su rostro mientras estrujaba mi mano.

Pasaron unos segundos hasta que Alexa hizo un ruido que la hizo notar ante la princesita. Esta última la miraría de manera asesina.

-¿Qué hace esa estúpida aquí?- Me preguntó alto la princesita, usando énfasis en la ofensa.

-Esperando a que despertaras para acabar lo que dejamos pendiente...- le respondió Alexa, amenazante.

Sentí una fuerte presión en la mano. No sé si era furia o miedo lo que sentía la de ojitos azules. Ellas se miraron, retándose entre sí y yo las miraba sin saber qué hacer. Alexa después tomaría sus cosas y sin decirme nada, saldría de la enfermería.

El cuerpo de la princesita se relajó.

-¿Cómo estás?- le pregunté tímidamente. Esperaba que explotara contra conmigo también.

Ella me miró al rostro unos segundos.

-Estoy bien Ana...- y giró el rostro para evitar mi mirada insistente. -He vivido cosas peores.- repuso.

-Lamento mucho todo lo que sucedió... yo... de verdad lo lamento... estaba muy asustada- empecé a disculparme como nunca había hecho.

-Yo también lo estaba...- me miró con tristeza.

Nos miramos unos segundos en silencio.

-¿Ya ha despertado señorita?- la doctora entró dirigiéndose a Tsuki.

-Tiene un par de minutos despierta...- respondí.

La doctora retiró el catéter, miraría sus ojos con una lámpara de mano y tomaría el pulso de la princesita. Al final la dejo libre.

-¿Quién te acompañará a casa?- preguntó la doctora.

-Vendrán por mí... mi primo- respondió Tsuki.

-De acuerdo. Quiero que tú...- dirigiéndose a mí - no te separes de ella hasta que su primo la recoja, ¿De acuerdo?-

-Sí, está bien...- sonreí suavemente y nos preparamos para salir.

Ella caminaba lentamente y yo, a su lado mirándole de reojo, sólo por si acaso debía atraparla en el aire ante otro desmayo. Llegamos a la cafetería exterior y pensé que un café le ayudaría a subir el ánimo.

-¿A qué hora te recogerán?- inicié la charla.

-Me iré en transporte...- repuso.

-Pero creí que...- balbuceé.

-Sólo lo dije para que no nos molestara la doctora...- me sonrió y se sentó en la cafetería, comprendiendo mi intención de tomar un café. Le seguí sentándome en la mesa.

-Entonces al menos me dejarás acompañarte a casa, ¿está bien?-

-Ya veremos Ana... no quiero alejarte de tu casa. Sí podría llamarle a mi primo para te llevemos de camino...- me sonrió.

-De acuerdo... ya veremos.- le sonreí.

Pedimos un par de cafés, el mío era frío, un frappe. El de ella era un capuccino caliente.

-¿Eras virgen?...- pregunté sin cualquier pudor, mirando mi café. Aquello se me había salido sin pensar.

-¿Qué?- Escuché su voz sorprendida y subí la mirada avergonzada por la tontería que había dicho.

-No... nada... pensé en voz alta...- sonreí apenada.

-Humm... no Ana, no lo era...- respondió con serenidad.

-Oh... no tenías porqué responder si era incómodo...- me disculpé.

-No es incómodo... además, ahora te toca a ti. Ya debieron haberte hecho el amor en el club, pero... ¿lo eras antes de pertenecer?- me sonrió como si se tratara de revancha.

Me hice la tonta. Siempre había mentido sobre mi virginidad, pero aquí no parecía tener ningún caso.

-No, tampoco lo era...- sonreí apenas. -Podemos cambiar de tema si gustas...-

-No... este es interesante. ¿Te gustó tu primera vez?- me sonrió sorbiendo su café. Me tomé unos segundos para responder.

-Sí...- le di un sorbo a mi popote.

-¿Con quién fue?- siguió, sonriente.

-Con mi primer novio...- empecé a sentir cómo me sonrojaba.

-¿Cuándo fue?- parecía divertirse.

-Tenía 15... hace casi 3 años...- sonreí aún avergonzada.

-¿Dónde fue?- sonrió de nuevo.

-¡Oye, basta...! Es tu turno de responder- usé un tono de broma.

-No... estoy bien preguntando...- al menos era agradable su compañía.

-¡No, no es justo! ¿A ti te gustó?- ahora sonreí yo pícaramente.

-Pues no...- no estaba viéndole el rostro, así que creí que bromeba.

-¿Por qué?- aún pregunté bromeando.

-Me obligaron...- aquella respuesta me hizo subir el rostro para asegurarme que bromeaba. Por lástima no parecía ser así.

No seguí la charla, no supe qué decir. Ella sonrió y cambió a un tono amable.

-Esa misma reacción tuvo Cora cuando lo supo...- Yo no comprendía porqué sonreía.

-¿Cora?...- le miré incómodamente.

-Ah... sí, la chica que me acosaba en preparatoria. Ella estaría muy celosa si supiera en las que ando ahora...- y bebió su café. Decía todo aquello con tal facilidad que me sorprendía.

-Oh...- susurré.

-Entonces... ¿Dónde fue?-

-En su casa una noche que salieron sus padres...- respondí. Lo mío era cualquier cosa ante su facilidad para hablar de temas privados.

-¿Sangraste mucho?- rió, era oficial que me preguntaba todo aquello para avergonzarme.

-¡Tsuki, estoy tomando mi café!- me quejé. No era el mejor momento para hablar de sangre.

-Jajaja... lo lamento mucho, es que te has puesto roja como tomate y me recordaste la sangre-

-No pienso responder...- sonreí.

-Vaya, cuando estabas pegada a mi pecho no parecías tan reservada...- y me miró de reojo. Aquello me apenó aún más. Esta chica buscaba acorralarme.

-Tu genética blanca me gusta. Nunca había visto senos tan blancos... sí, eres como blanca nieves, con pechos cual copos...- intentaba molestarle, pero había sonado más bien poético.

-Jajaja... gracias. Los tuyos deben ser blancos también. Entonces ¿sí sangraste?- me sonrió de nuevo. Esto era ya una lucha que yo estaba perdiendo.

-Sí... un poco, creo que todas sangramos la primera vez. ¿Tú también?- pregunté olvidando el hecho, de que ella había sido obligada, que en otras palabras, significaba que la habían violado. Recordé todo eso tarde, cuando ya había soltado la pregunta.

-Sí... sangré mucho...- me miró más seria. Yo deseaba que la tierra me tragase viva.

-Oh... lo olvidé, perdóname...-

-¿Perdonarte?... no tengo qué perdonar. Es algo que ya he superado... además, aún suele suceder.- sonrió con menos ánimos. Yo sentí un mareo acompañado de nauseas. ¿La seguían obligando?

-¿Quién...?- le miré suplicante de no obligarme a formular la pregunta por completo.

-No puedo confiarte tal información Ana... si formamos una buena amistad algún día te lo contaré...-

La charla seguiría con un tono sexual toda esa tarde. Cuando estaba el sol por meterse, usó su celular y un joven de cabellos castaños y de unos 22 o 24 años llegó a la escuela por ella y por mí. Él no parecía estar muy feliz, pero aún así me llevaron a casa, lo cual afortunadamente no les desviaba mucho de su camino.

Aún me faltaba mucho por conocer de Tsuki, he incluso de las demás chicas. Esta historia está aún lejos de terminar.

Continuará...

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AVISO: La historia de 'Lorena y Tsuki' será llevada de manera paralela en la saga 'La muñequita de papá, la puta de su tío' que está siendo escrita para la sección de 'No consentido'

Iré escribiendo las historias de las otras integrantes del club de la esgrima. Por favor, pasen por mi perfil de vez en cuando para ver si he actualizado.

Gracias por sus comentarios, son muy importantes para mí, por favor no dejen de pasar a saludar.

Un beso :D, hasta la siguiente historia.