Una cara linda y un lindo culo. (4)
En esta ocasión narro el siguiente paso de la iniciación, donde tengo sexo lésbico con la jefa del grupo y después la introducción de una nueva chica que estará a mi cargo. ¡Entra! :D
Primer atento aviso: Este relato es la cuarta parte de la primera liga que te dejo abajo. También te dejo la segunda y tercera parte.
Capítulo 1: http://www.todorelatos.com/relato/85210/
Capítulo 2: http://www.todorelatos.com/relato/85222/
Capítulo 3: http://www.todorelatos.com/relato/85885/
Segundo atento aviso: Mis relatos son largos, pero intento que sean fieles a la realidad y es por eso que estos relatos no son sólo sexo, sino que cuentan el hecho de la historia.
Tercer atento aviso: El capítulo 5 - es decir, el siguiente a este - tiene una temática más apropiada a la Zoofilia y quizá no lo postearé en la sección de relatos lésbicos. Aviso esto por si acaso mis lectores sólo visitan esta sección de la página. En todo caso, postearé el link en los comentarios de este capítulo.
Cuarto atento aviso: Intentaré subir los relatos los sábados, ya que es el día que tengo libre y tengo un poco más de calma para liberar los recuerdos y poder escribir con mejor calidad. También aviso que terminando esta larga historia, ya tengo otra entre manos, aunque por lástima tendré que mudarme a la sección de 'heterosexual', porque la historia es entre un chico y yo.
En el capítulo anterior - el tres - conocimos un poco más de esta historia.
Se terminó de narrar mi primer experiencia lésbica en grupo, la cual fue narrada con lujo de detalles e incluso algunos de ustedes la calificaron de perversa. ¬¬
También en el capítulo anterior fue mi primer contacto dentro del 'club de la esgrima', donde conocí a un personaje que empezará a desarrollarse en este capítulo y también el inicio de otra carga sexual, ahora con la desagradable jefa del grupo de las lesbianas, estando a su merced.
Alexa, mi novia, aquella chica de atuendo oscuro y actitud ruda, aquella que me había violado entre los matorrales iniciándome en el club de la esgrima... ella también me había prevenido de lo que ahora estaba por suceder.
Susana era la jefa del denominado 'club de la esgrima' y ella tenía privilegios sobre las integrantes. Aquello parecía ser un demoníaco club, no sólo de sexo lésbico, sino de dominación.
Las iniciaciones eran por pasos. Primero se seleccionaba a la chica que sería integrada al club, según Alexa me explicó escogían principalmente dentro de las chicas que recién llegaban a la universidad.
Aunque no existía un patrón a seguir al momento de elegir a la nueva integrante, todas las que integrábamos el club teníamos similitudes físicas, denotando el tipo de chica que a 'la jefa' le atraían sobre las demás chicas.
Tsuki, una bella chica que también había ingresado a la universidad junto a mí, a pesar de ser bella como una muñeca, había sido rechazada y en su lugar el club me había elegido a mí.
El segundo paso era 'intimidar a la chica' de tal forma que pudiera ser llevada a una zona de las extensas áreas verdes de la universidad para ahí iniciar con el proceso.
En mi caso fue sencillo para Alexa, ya que fui abordada muy cerca de aquél punto de violación donde sucedió la trama que se narra en el primer capítulo, un estilo de violación que se convirtió en consentimiento al final.
El tercer paso era 'celebrar a la nueva chica' con una orgía entre las integrantes, donde el privilegio de tener sexo con la nueva era de aquella que la había violado en el paso anterior.
En este caso no sería considerado violación, sino un consentimiento forzado, ya que de no aceptar la nueva integrante, estaba bajo amenaza de encontrar el video de su violación en internet y sufrir burla social.
Tiempo después pensé que aquello era lo correcto, que mucho no importaba que supieran lo que me había sucedido, al menos las culpables tendrían su merecido.
Pero pronto mi violadora se ganó mi cariño al convertirse mi novia y al notar que no éramos tan distintas, ya que ella también estaba bajo las órdenes de la jefa mayor y que seguramente ella ya había pasado por muchas más cosas que yo.
El cuarto paso era lujo de 'la jefa', que podría disponer de la nueva para realizar sus más asquerosas fantasías. Este paso es el que se narrará en esta ocasión.
El quinto paso era un acto tan aberrante que llevaba a la iniciada a querer dejar el grupo bajo la amenaza ya mencionada o bien, le 'ayudaba' a ser más abierta mentalmente y entonces considerar que 'el club de la esgrima' no era tan malo como le parecía.
Si la iniciada sobrevivía al quinto paso, ya era considerada 'una más' dentro del club y tendría la oportunidad de escoger a la siguiente integrante dentro de las recién iniciadas en la universidad para que el ciclo se repitiese.
Todo lo anterior Alexa me lo había explicado en diversas charlas, siempre evitando mencionar de qué se trataba el quinto paso, alegando que era algo que cumplía su efecto sólo si se conocía en el momento, según ella para no generar prejuicios.
En este punto cronológico yo estaba por experimentar el cuarto paso en mi iniciación, es decir, ser la cena de la jefa, complaciéndole en sus más oscuros deseos.
-De acuerdo, entonces zorrita, vamos a empezar por tu colita... sé que te gusta...-
Dijo la jefa en la segunda pijamada, 1 semana después de la primera en la que había sucedido mi orgía de iniciación.
-¿No podríamos evitar eso...?- murmuré, sin esperanzas.
-¿Qué?, no... no, las colas lo hacen divertido...- sonrió.
-Eso es porque tú no las usas...- replicó Alexa en claro ejemplo de desobediencia.
Susana dirigió una mirada molesta hacia Alexa.
-Si algo te molesta Alexa, nada te obliga a pertenecer a este club...- retó la jefa.
-Sabes que eso no es verdad...- retó mi novia.
-O si quieres arreglarlo de otro modo, te espero en judo...- la jefa amenazó con soluciones menos civilizadas.
-Quizá lo haga...- murmuró Alexa, cambiando su mirada.
-O quizá sólo te gusta hablar, tonta- respondió la jefa, ante la mirada atónita de las otras dos. Sandra y Liliana.
Alexa ya no respondió, pero pude notar enorme molestia en su semblante.
-Bueno nena, desvístete...- me ordenó Susana.
Miré a Alexa, como siempre lo hacía antes de cumplir con una orden, siempre buscando su aprobación. Pero no esta vez, ella no me miraba, sólo miraba hacia el suelo.
Empecé a cumplir la orden, bajando el cierre de mi chamarra y quitándomela para después dejarla sobre la cama. Seguí con mi camisa botón tras botón, siendo cubierta sólo por mi sostén en la parte superior de mi cuerpo.
Empezaba a abrir mi falda cuando sentí la mano de Susana tocar mis pechos por sobre el sostén.
-Quítatelo- ordenó Susana. Seguí la orden.
Dejé mi falda semiabierta y llevé mis manos a mi espalda para abrir mi sostén. Saqué los brazos y lo dejé sobre la cama.
Susana tocó mis pechos con ambas manos. Liliana y Sandra fueron al sillón de la habitación de Susana para estar más cómodas. Alexa subió la mirada y la cruzó con la mía. Su mirada era de inexpresiva a molesta y después a triste. Al final me sonrió como queriendo dar ánimos.
-Háganme espacio nenas...- Alexa se dirigió a Liliana y Sandra.
-¿Por qué no te acuestas en nuestras piernas?- le propuso Liliana. Aquello llamó la atención de Susana.
-Nada de tonterías, ustedes sólo van a ver...- les ordenó descuidando mi desnudes cuando ya había quitado mi falda y había quedado sólo en panties, que en mi caso eran cacheteros.
Susana regresó la mirada a mí cuando estaba por quitarme los calcetines y se dedicó sólo a mirarme hasta que dejé mis pies desnudos.
-¿Me quito los...?- pregunté indecisa para retirarme la última prenda de ropa.
-No... esos te los quito yo...- y me empujó a la cama en la que ya estaba yo sentada.
Me quedé en la cama a la espera de más órdenes, las cuales no llegaron inmediatamente.
Se recostó a un lado mío, quizá con intenciones de hacer su 'cena' más romántica. Llevó sus labios a los míos y empezó a besarme.
Seguí el beso sin muchos ánimos, no me gustaba ella y no es que fuera una 'chica fea'... eso quedaría en el juicio de quienes la vieran. Yo la calificaría más bien como una 'chica ruda'.
Susana era... grande, quizá de unos 1.75 metros y digamos que no era la más delgada. Quizá por el deporte que practicaba había desarrollado un cuerpo algo intimidante. Tenía los pechos más grandes de todas las de aquél club sin que eso significara una contra para su deporte y si tuviera que mencionar algo lindo en ella, eran sus ojos verdes.
-¿Qué no sabes besar?- me reclamó, molesta.
-Lo siento...- murmuré. Era verdad, sólo estaba moviendo los labios por moverlos.
-Alexa está siendo mala influencia para ti ¿no es así zorrita?... pero yo sé cómo bajar esa actitud. ¿Ella te gusta no?- me dijo y me quedé en silencio. No estaba segura si nuestro noviazgo era un secreto para ella.
-Déjala en paz, no le gusto- respondió Alexa.
-Tú, ven para acá...- le ordenó a Alexa, levantándose de la cama.
-¿Para qué?- Alexa parecía algo intimidada.
-¡Que vengas!- volvió a ordenar. Alexa se levantó y caminó con lentitud.
-¿Tú y ella son algo?- preguntó Susana a Alexa, que me miraba y yo seguía semidesnuda tendida en la cama.
-No...- susurró Alexa.
-Estoy algo cansada de tu actitud Alexa. Dime la verdad...- Susana habló con voz un tanto más serena.
-Que no...- respondió Alexa arrebatada por una ira contenida a medias.
Susana arrojó a Alexa a la cama con violencia y tuve que hacerme a un lado para evitar ser golpeada por el cuerpo de Alexa.
Antes de que mi novia comprendiera qué había pasado, ya tenía a Susana sobre de ella, 'montándola' y sujetando sus brazos con las piernas, dejándola inmóvil.
-¿Quieres retarme, tonta?- Susana dijo a Alexa.
-¡Me aplastas!- se quejó Alexa.
Susana dio una bofetada a Alexa. Aquello me dolió hasta a mí, el sonido había sido fuerte.
Todas quedamos en silencio y poco a poco Alexa empezó a sollozar. Yo estaba muy asustada, la mejilla de Alexa estaba muy enrojecida.
-Aquí la que se quiera pasar de lista se las tiene que ver conmigo... eso va para todas, especialmente para ti zorrita...- y me miró. Yo bajé la mirada inmediatamente.
Susana se quitó de sobre Alexa y esta se levantó en silencio con intenciones de salir de la habitación.
-¿A donde vas Alexa? Regresa a tu lugar...- fue ordenada y sin decir nada empezó a caminar rumbo al sillón.
-¿Dónde estábamos zorrita?- me miró y yo me volví a recostar sin decir nada. Ella regresó a besarme y en esta ocasión respondí el beso con más ganas, ganas inspiradas en el miedo.
Susana llevó sus manos a mis pechos, tocándolos con más fuerza de la necesaria. Sin embargo guardé silencio, no quería tener la misma suerte de Alexa.
Después de un rató llevó su mano entre mis piernas y tocó mi vagina por sobre mis cacheteros. Con su dedo tocaba desde mi clítoris hasta mi ano. Siguió besándome y tocándome hasta que dio su siguiente orden.
-Denme la cinta...- escuché, sin entender qué era eso.
Tardaron unos segundos hasta que Sandra estaba a nuestro lado con una cinta que reconocí como la que se usaba en las artes marciales, por ejemplo, el judo.
-Dásela a Alexa y que ella me la de...- ordenó y así lo hizo Sandra. Alexa se levantó mirando siempre el suelo y se la dio a Susana.
-Zorrita, déjame ver esa linda cola, acuéstate boca abajo y coloca tus brazos en tu espalda...- me ordenó suavemente.
Mientras seguía la orden comprendí qué iba a pasar. Iba a amarrar mis brazos a mi espalda y cuando estuve a punto de quejarme, vino a mi mente lo que había sucedido con Alexa, por lo que guardé silencio.
Sentí sus manos en mi culo y me dio una nalgada suave que aún así me dolió. Después confirmé mis sospechas cuando colocó sus manos en las mías y empezó a cruzar la cinta por sobre mis muñecas. Sentí cómo dejó bien fuerte el nudo. Aquello era terrible, no iba a poder defenderme.
Después siguió con sus toqueteos en mi trasero hasta llegar a mi vagina por unos instantes para continuar al recostarse a un lado mío y lamer uno de mis oídos.
Aquello me ponía la piel de gallina y sufrí un leve escalofrío por la espalda.
-Te voy a poner la cola zorrita, no quiero lloriqueos y tampoco que aprietes...- me susurró en los oídos.
Ordenó que le acercaran el dildo con cola de zorro y empecé a sentir que me quitaba la ropa interior. Intenté buscar con la boca algo que morder, pero estaban lejos las almohadas y la colcha no formaba aquellas montañas como para tomarla con la boca.
Sentí sus manos en mi trasero, primero tocándolo y sobándolo. Después dio una nalgada en cada una de mis nalgas y escuché que pidió el lubricante.
Pronto sentí su dedo entre mis nalgas. Las abría con una mano y con la otra tocaba mi ano haciendo círculos por fuera para esparcir el lubricante.
Empezó a meter su dedo suavemente. Apreté instintivamente.
-No aprietes...- murmuró mientras introducía el segundo dedo e intenté seguir la orden a pesar de que seguía contrayendo de manera involuntaria.
-No lo hago...- murmuré en un leve intento de queja.
-Si no lo haces, esto no debería molestarte...- dijo cuando empezó a penetrarme con el par de dedos, sacándolos y metiéndolos con fuerza y velocidad.
Di un gemido de molestia, pero aquello permitió de alguna forma que aún no comprendo, que mis músculos se relajaran. Ella se percató de ello y con voz risueña dijo...
-Estás lista para tu colita, estoy segura que tu anito la ha extrañado mucho...- aunque no podía ver su rostro, sentía la burla en sus palabras.
Empecé a sentir cómo colocaba el dildo en mi entrada trasera y empezó a empujar. La punta entró con facilidad abriéndose paso entre mi hasta cierto punto donde el grosor aumentaba y empezaba a abrir más y más la entrada, lo que me generó dolor.
Cerré los ojos soportando el dolor y sentir que aquello me partía el trasero parecía interminable, hasta que por fin sentí que la cola de zorra rosaba mis nalgas en señal de que el falo ya había entrado.
Había sido difícil, pero no más que la primera vez. Di un enorme suspiro cuando supe que la presión no seguiría.
-Mira nada más, ya estás mojada...- se burló y yo no comprendía cómo mi cuerpo se excitaba en tal situación, pero así era o al menos así lo afirmaba la jefa.
-¿Me volteo...?- le pregunté.
Al menos con Alexa me había penetrado con su cinturón cuando yo estaba recostada boca arriba, así que creí que sería similar.
-No... así estás perfecta, sólo levanta ese culito...- me ordenó y flexioné las piernas para segur la orden.
Por mi mente pasó la idea de que era una esclava, una esclava sexual a merced de sus deseos más perversos y sucios.
No sé cuánto tiempo pasé pensando aquello, Susana aún estaba vestida en ese momento y para cuando recobré la lucidez del momento, ella ya vestía sólo su cinturón.
Aquello que me regresó a la realidad fue un poco de sexo oral que ella me practicó. Giré el rostro hacia el sillón y miré que ellas estaban atentas al espectáculo, incluso Alexa.
Alexa me hizo un gesto con el rostro como queriendo prevenirme de algo justo cuando sentí una dura penetración por la vagina que me sacó un grito ahogado.
El falo entró con rudeza, sentí que me lastimaba por dentro y Susana no ayudaba moviendo las caderas profundamente y más rápido de lo que yo deseara.
Como no tenía las manos disponibles, era mi rostro lo que me sostenía en la cama y como tenía el rostro girado hacia el sillón, empezó a dolerme el cuello con las embestidas de Susana, así que acomodé la cabeza viendo hacia el colchón usando la frente para sostenerme.
-¿Estás lista para lo mejor?- escuché la voz de Susana y me quedé mirando el colchón, confundida. ¿Qué seguía?
Tomó la cola de zorra con una mano y empezó a sacar el dildo, aproximadamente a la mitad o eso era lo que yo sentía valorando el grosor y empezó sus movimientos sincronizados.
Empujaba con el cinturón y sacaba la mitad de la cola de zorra, después hacía atrás la cadera e introducía hasta el fondo la cola, así una y otra vez.
-¿Te gusta zorrita?- me preguntó.
-Sí...- respondí en voz baja.
-¿Sí, qué?- respondió.
-Sí me gusta... Susana...- respondí, avergonzada de ser la esclava de aquél día.
Los movimientos siguieron, rudos y rápidos, a veces muy profundos... acompañados de leves nalgadas, al final no pude más y llegué al orgasmo físico, ya que emocionalmente no estaba del todo bien.
-Así me gusta zorrita...- y me apretó una nalga. Yo no respondí, manteniendo una respiración agitada.
Ahora vamos con ese premio mayor. Espero que ningún sucio hombre lo haya probado primero...
¿A qué se refería?...
Sentí cómo sacó la cola de un movimiento. Aquél movimiento en que liberan tu recto del dildo y sientes cómo abren de pronto tu entrada no es el mejor de los sentires, así que di un grito de sorpresa.
Antes de que pudiera impedirlo, sentí que desalojaba mi vagina y colocó el dildo de su cinturón en mi entrada trasera y empujó.
Entró con facilidad gracias a lo dilatado de mi entrada.
-¿Qué haces?...- murmuré.
-Te estreno ese culo precioso...- me respondió dando una embestida profunda que me hizo subir un dolor por toda la espalda.
-No estoy cómoda...- murmuré, un poco cansada del cuello.
Me dio una nalgada más fuerte que las anteriores, me dejó ardiendo la piel.
-¿Estás más cómoda?- se burló.
-Déjala que se recueste... lleva mucho tiempo así...- salió en mi defensa mi siempre valerosa novia.
-Está bien, acomódala...- le ordenó la jefa quien no tenía intenciones de sacar su falo de mí para hacerlo ella misma.
Alexa fue hasta mi lado y con sus manos me cargó un poco elevándome por los hombros hasta que dejó mi cuerpo completamente recostado en la cama. Al final me besó la mejilla.
Ahora sentía el peso de Susana aplastarme desde atrás y eran más marcados los movimientos de su cadera.
Siguió sus movimientos hasta que sentí como sus manos se abrían paso por debajo de mi, hasta llegar a mis pechos y estrujarlos, uno por mano.
Aquello seguiría un rato más y quizá si no lo narro con tantos ánimos es porque no fue una de mis experiencias favoritas, principalmente por lo que vendría a continuación.
-Bien... ¿quién sigue?- dijo Susana, dirigiendo su pregunta hacia el sillón donde las otras chicas se encontraban.
-Yo...- se apresuró a decir Alexa.
-No, ella ya tuvo su oportunidad hace 1 semana, ahora yo...- reclamó Liliana.
-¿Por qué tú?, yo estoy aquí desde antes que tú...- reclamó Susana.
¿Que mierda les pasaba? ¿Se creían que iban a usarme todas esa noche?
-¿Qué? Ya no quiero...- reclamé en voz alta, entre sorprendida y enojada.
-Pues no tienes mucha opción zorra... así que calladita- me reprendió Susana.
-¡No me importa, no quiero!- al parecer había olvidado la bofetada hacia Alexa.
-Si sigues haciendo ruido te voy a meter algo a la boca...- me amenazó.
-¡No me importa!- lloriqueé.
-Liliana, pásame algo que meterle...- pidió Susana.
-No... Susy... yo la calmo, no es necesario...- intervino Alexa.
-Está bien, pero si sigue creyéndose la listilla le va a ir peor que a ti...- decretó la jefa.
Alexa se acercó a mí.
-Hola mi amor bipolar. ¿Ahora qué te pasa?- y se recostó a mi lado, también boca abajo.
-Es que ya no quiero...- le lloriqueé también.
-En la otra ocasión aún estabas caliente en la regadera...- me sonrió.
-Es que lo hice contigo... no con Susana...- reclamé.
-Se ven muy lindas juntas. ¿Por qué no la acompañas Alexa?- dijo Susana.
-Sí, recordemos viejos tiempos, mi gatita...- dijo Liliana hacia Alexa y entonces recordé que Liliana había hecho pasar la misma suerte a Alexa que ella a mí.
-¿Qué dices, te acompaño?- Alexa no parecía muy alegre, pero notaba su intenciones de estar conmigo.
-Sí... gracias...- y como pude, alcancé sus labios para besarla con suavidad.
Me dejaron descansar mientras las chicas se desvestían. Alexa soportó con valor el que le colocaran su cola. Liliana y Sandra ya usaban sus cinturones.
-Tu cola mi amor...- replicó Alexa.
-Shh... no les recuerdes...- reclamé.
-Jaja... ¿qué te crees? Si yo la uso tú también...- me reprendió con amabilidad.
Alexa repitió el proceso, primero colocándome lubricante para después meterla suavemente, hasta el fondo.
-Yo te quiero de frente gatita...- pidió Liliana. Alexa siguió la orden.
-También de frente zorrita...- me pidió Sandra, pero yo aún tenía las manos atadas.
-¿Pueden quitarme esto?- les pedí, buscando algo de comprensión. Sentía los brazos adormecidos.
-Sí...- respondió algo seca Sandra e intentó hacerlo sin lograrlo.
-Susana... ¿puedes quitarle eso?, por favor, ya lleva mucho tiempo...- pidió Alexa con una renovada actitud sumisa.
-Sólo si me dejan jugar también...- pidió la jefa.
-¿Nunca has estado con dos hombres verdad amor?- se acercó Alexa para susurrarme al oído.
-No me digas que ella quiere...- balbuceé, aún conservando mi capacidad de asombro.
-Sí... o no va a quitarte la cinta...- me sentenció.
Valoré negarme, pero en verdad empezaban a dolerme. De todas formas iban a hacer lo que ellas quisieran, así que me resigné.
-Está bien Susana...- respondió en voz alta por mí, Alexa.
-Esto será divertido... pido de nuevo su culo...- oí la voz feliz de la jefa.
Jamás en mis sueños más profundos y prohibidos, había imaginado una penetración doble y si acaso lo había hecho, jamás había pensado que serían chicas quienes lo harían.
Susana me liberó los brazos y sentí correr de nuevo la circulación por ellos con un leve hormigueo.
-Tú abajo Sandra...- ordenó Susana y Sandra acató la orden.
-Ahora, móntala zorrita...- me ordenó ahora a mí. Tardé más de lo necesario por la debilidad en mis brazos. Crucé una de mis piernas por sobre el cuerpo de Sandra y sin muchos miramientos tomé el dildo con una mano, igual a cuando montaba a mi exnovio y me senté suavemente, dando un gemido casi imperceptible.
Susana me empezó a retirar la cola de zorrita.
-Levanta la cadera zorrita, recuéstate en Sandra...- me ordenó y eso hice. Pronto sentí el dildo de Susana en mi ano y poco tardó en empezar a penetrarme.
Era oficial, estaba viviendo una doble penetración, distinta al uso de dildos inmovibles o que sólo vibraban.
Giré el rostro y miré a Alexa recostada a un lado, con las piernas arriba, siendo el juguete sexual de Liliana.
Aquello duraría un buen rato. La diferencia de los dildos era que ellos no se venían después de cierto rato como pasa con los hombres y aquello duraba hasta que la chica pasiva pedía que se detuvieran.
3 días después
-¿Me lo regalas? ¿De verdad?- yo estaba sorprendida.
-Sí, me compraron este, está nuevo y me lo dieron en mi cumpleaños. Lo guardé para cuando este estuviera desgastado... pero, te servirá a ti, aún está muy bien conservado.- respondió Alexa.
-Pero todo esto debe ser muy costoso...- me sentía apenada.
-Sí, algo... pero es un regalo a mi novia preciosa. No me vas a hacer la grosería de negarte. ¿Cierto?- y me hizo un puchero.
-No... claro que no, muchas gracias...- y la abracé con sincero agradecimiento. Ya tenía mi propio traje de esgrima.
-¡Lo sabía, ustedes son pareja!- alzó la voz alguien que no estaba en mi campo visual, pero que pronto reconocí por su voz.
-¿Quién eres tú muñeca?- preguntó con tono de pocos amigos, Alexa.
-¿Qué, no le has hablado de mí?... que poco considerada Ana... hola, soy Tsuki y ya le había dicho a tu novia que quiero pertenecer al club de esgrima, pero... ya ves, no me ha hecho formal la invitación.- reclamó la muñequita que había sido la primer posible presa del club.
-La verdad es que pareces de primaria amiga... te haríamos pedazos...- se burló Alexa con ese tono sarcástico y ácido que sólo usaba si Susana no estaba cerca.
-¿Así que juzgas sólo con la primera impresión?... ¿Por qué no me dejas enseñarte algo de esgrima, chica emo?- eso era agresión directa. ¿Cómo una muñequita como esa tenía una personalidad tan atrevida?
-Ponte la careta nena... veremos si sostienes tus palabras...- habló Alexa colocándose su careta. Le dí su florete o quizá ese era mi nuevo florete.
Yo aún era inexperta en el deporte, pero algo sí entendía, la muñequita había tocado el abdomen, pecho y brazos de mi novia con su florete en muchas ocasiones, además de que interponía su florete en defensa. La muñequita ya había ganado.
Tiempo después terminaron.
-¿Qué dices chica emo?- rió retadoramente la muñequita que quizá no llegaba ni a los 1.55 metros.
-Eres buena... lo admito. Será divertido... enana- y sonrió mi novia.
-¿Ya ves Ana? te dije que era buena...- me miró la muñeca de ojos azules y cabellos casi rubios.
-Pero sabes... esto más que un club es como una legión... ¿por qué no asistes a la iniciación?...- se dirigió mi novia a la nueva integrante.
-Suena divertido. ¿Cuándo?- y peinó su cabello con los dedos.
-Veamos... ¿qué te parece mañana? podemos verte en las zonas verdes, cerca de la fuente por donde hay un cúmulo de arbolitos...- entendí su intención, Alexa quería llevar a la muñeca a los matorrales para hacerle vivir lo mismo.
-Sí, ¿a las 11am está bien?-
-Estará perfecto enana... allá nos vemos. Ahora, no quiero ser grosera, pero esta práctica es sólo para integrantes oficiales y tú aún no lo eres...- Alexa corría a la muñeca.
-De acuerdo emo... ya me voy. Bye Ana, nos vemos mañana...- y me sonrió para empezar a retirarse.
-¡Qué haces!- le reclamé a Alexa por sus planes perversos.
-¿No me das las gracias?, te conseguí a tu presa. Pero que algo quede claro, tú eres mi novia y me pondré celosa si esa enana cree que eres de ella. ¿Ok?- su mirada era seria.
-¡Dices tonterías Alexa!- me molesté.
-Te voy a enseñar cómo hacerla llegar rápido... hoy pide permiso para llegar más tarde a casa...- y sonrió perversamente mi novia.
-¿Qué, de verdad quieres que yo...?- ni si quiera pude terminar la pregunta.
-Tarde o temprano lo ibas a hacer y siendo sincera, esa chica está muy linda y le hace falta unas clases de sumisión, está muy engreída... anda, vamos a entrenar. Liliana y Sandra ya tardaron...-
=) Así damos por terminado este capítulo. Espero que les haya gustado, porque lo escribo con mucho gusto para ustedes.
=( Ya es muy noche y tengo sueño... quizá sólo hoy guarde para otro día divertirme a solas en el cobijo de la oscuridad por la noche.
Como les decía al inicio, el próximo capítulo tendrá temática de zoofília y quizá no lo suba en esta sección de 'lésbicos'... pero estén atentos a mi perfil o a los comentarios de aquí, porque cuando lo suba colocaré el link.
¡Bueno, a mimir! Muchos besos a todos :D