Una cara linda y un lindo culo. (3)
En este capítulo les cuento el desenlace de mi primera orgía lésbica, un breve faje en la ducha con mi novia y finaliza el capitulo con el inicio de la tarde donde fui dominada por la jefa de las lesbianas.
Primer atento aviso: Este relato es la tercera parte de la primera liga que te dejo abajo. También te dejo la segunda parte.
Capítulo 1: http://www.todorelatos.com/relato/85210/
Capítulo 2: http://www.todorelatos.com/relato/85222/
Segundo atento aviso: Mis relatos son largos, pero intento que sean fieles a la realidad y es por eso que estos relatos no son sólo sexo, sino que cuentan el hecho de la historia.
Susana - la jefa -, Alexa - mi novia -, Sandra y Liliana, además de mí, nos encontrábamos en una orgía lésbica, la primera en mi vida.
Ellas se hacían llamar 'el club de la esgrima', ya que todas a excepción de la jefa Susana formaban parte del club de aquél deporte dentro de la universidad en la que yo estudiaba.
Aquella era una universidad de paga y yo estaba en ella gracias a mis buenas calificaciones durante preparatoria que me habían otorgado una beca.
Aquél grupo se encargaba de 'secuestrar' a sus integrantes, aproximadamente 1 cada ciclo escolar. Atacaban en grupo y te forzaban a formar parte de su grupo bajo amenaza de enorme burla social.
En mi caso y al parecer siendo muy similar con cada una de las integrantes, yo había sido abordada a la mitad de las áreas verdes del enorme campus de mi universidad y llevada a una zona más privada fui violada por la que a estas alturas de la historia es mi novia.
El proceso en que ella me hizo tener dos orgasmos en medio de los matorrales de la universidad se relata en el primera capítulo
El el segundo capítulo se narra el poder de Susana sobre nosotras, las que formamos el club de la esgrima. Ella con una pequeña cámara inalámbrica escondida entre las ramas de un árbol, ha grabado los actos de violación lésbica con todas las que formamos parte del grupo cuando hemos sido iniciadas.
Sin embargo, después me enteraría que no eran las únicas situaciones en las que Susana grababa y bajo la amenaza de subir dichos videos a internet y por ende, tener una grave burla social, el grupo de la esgrima prefería participar en sus ritos sexuales lésbicos y de dominación.
El final del capítulo anterior narra mi primera orgía lésbica, la cual tenía buena carga sexual y era más que sólo chicas teniendo sexo.
Recordando un poco del cómo soy físicamente, de manera sexual, aquello que es más llamativo en mi físico es mi trasero y como digo en cada capítulo: No es que sea el mejor trasero, pero siempre ha llamado la atención de todos quienes me rodean, incluso antes de los 10 años, en secundaria y obviamente al crecer durante la preparatoria y en la universidad.
Una descripción más a fondo sobre mí es colocada al inicio del primer capítulo.
Alexa, la chica que me violó e inició en el club de la esgrima, es descrita físicamente en el segundo capítulo de esta historia. Ella resultaba ser muy similar a mí, con la diferencia de tener más pechos que yo y un poco menos de culo que yo.
Sandra, Liliana, Alexa y yo, las cuatro chicas bajo las órdenes y deseos sexuales de Susana, la jefa, teníamos un estilo similar de físico. Traseros llamativos, senos de medianos a chicos y caras lindas. Era obvio que Susana nos escogía con detenimiento.
Así, después de esta introducción les narraré el final de la orgía lésbica y también mi primera experiencia sexual con Susana, la cual está muy alejada de ser mi preferida.
Susana portaba un cinturón para relaciones lésbicas o aquellas en que una mujer desea penetrar a su pareja.
Este cinturón consiste en algo similar a cualquier panty o tanga. Dos líneas, una que te rodea el cuerpo a la altura de la pelvis y otra que te rodea desde el monte venus, pasando por la vagina, el culo y hasta cruzarse con la primera línea que te rodea el cuerpo.
Según investigué después, existen variantes de este cinturón.
El que Susana usaba ese día tenía dos falos o dildos de plástico. Uno penetra a la chica quien lo usa y otro queda en simulación del pene y es utilizado para penetrar a la pareja con los movimientos de la cadera de la chica.
La presión al penetrar a la pareja, también mueve el dildo que penetra a quien usa el cinturón y es por ello que es también placentero para quien lo usa.
Después me enteraría que también existen cinturones que además de hacer lo que acabo de explicar, también penetran vía anal a quien usa el cinturón.
Sin embargo la penetración anal no era problema para Susana, quien tenía un extraño gusto por el uso de colas que simulaban ser de animales, como un conejo, un gato, un zorro o un caballo.
Estas colas en verdad eran falos de plástico de distintos tamaños que eran sujetados en nuestros culos, penetrándonos analmente.
De aquellas cuatro colas que Susana poseía, el falo más grande era el de la cola de zorra, seguida por el de la cola de gato, después la de caballo y por último la de conejo.
A pesar de que ya había tenido un par de experiencias anales, jamás me hubiera esperado que Susana en un acto poco considerado hubiera ordenado que yo usara la cola de zorra, con el falo más largo y grueso, que con muchos esfuerzos logró introducirme por el ano al finalizar el segundo capítulo.
Alexa, 'la preferida de Susana' o quizá su esclava sexual por excelencia, usaba la cola de gatita y justo en el desenlace del segundo capítulo, montaba a Susana quien usaba su cinturón sexual, ambas en un sillón dentro de la habitación de Susana, en la 'pijamada' que teníamos esa noche.
Liliana y Sandra aún no usaban sus colas, pero pronto las usarían.
Alexa se caracterizaba por vestir con colores generalmente oscuros y tener una personalidad un tanto osca y fuerte, no sin dejar de ser femenina.
Para mí era terrible experimentar que mi chica fuerte doblaba sus ideales antes las órdenes de Susana, que tocaba su cuerpo y tenía relaciones sexuales con ella siempre que esta quería, según me había contado mi novia Alexa.
La cola de gato se movía al ritmo de las caderas de Alexa, quien estaba penetrada analmente por la cola de gato y vaginalmente por el falo que Susana tenía por cinturón.
Mientras tanto, Liliana y Susana se encargaban de hacerme sentir mejor, momentos después de que un falo enorme me había sido introducido por el ano. Una me comía la vagina y la otra los pechos. De vez en cuando me besaban y yo respondía sus besos hundida en una situación que más se asemejaba a un sueño húmedo que a la realidad.
-Se está saliendo- oí la voz de Alexa. Yo la estaba viendo tener sexo con Susana, pero no comprendía a qué se refería.
-Aprieta bien Alexa- le respondió Susana llevando una mano hasta la cola de gato y tocando su base para después dar un empujón al dildo y volverlo a meter en Alexa. Al parecer se le estaba saliendo.
-Oye zorrita, tú estás con nosotras- se dirigió a mí Sandra.
-Yo sé cómo tenerla con nosotras...- respondió la otra, Liliana.
Liliana dejó lo que hacía y miré cómo adoptó una posición que yo ya conocía porque la había practicado con mis exnovios. La posición del 69.
Pronto miré su vagina sobre mi rostro.
-Sólo lámela zorrita...- ordenó Liliana y bajó la cadera, tomándome por sorpresa.
Prácticamente en ese momento empecé a sentir sus chupadas en mi vagina e instintivamente saqué la lengua para intentar hacer mi primer sexo oral hacia una chica.
Según comentarios de mi exnovio, realizaba un buen sexo oral lamiendo su pene y aunque jamás logré hacerlo llegar sólo con mis lamidas, él siempre parecía satisfecho.
Pero lamer una vagina era distinto, así que intenté encontrar su clítoris con mis boca y cuando no pude, intenté centrarme en su vagina.
Seguramente lo hacía mal, aún sentía aquél falo ardiente dentro de mí, llenando mi recto y que en ocasiones de movía o marcaba su presencia ante mis contracciones.
Escuché gemidos de Liliana, quizá en respuesta a mis lamidas y un tanto más lejos escuché más sonidos propios del sexo provenientes de la garganta de Alexa.
Liliana movía su vagina en mi cara, incluso me hacía sentir perder el aliento, era obvio que ahí no mandaba yo.
-Bueno, es hora de que la estrenes...- escuché la voz de Susana.
-Sí, está bien...- respondió Alexa y logré girar el rostro lo suficiente para ver cómo mi novia se levantaba, sacando el dildo de su vagina.
-Está en el armario, hasta arriba- oí la voz de Susana cuando Liliana apretó su vagina sobre mi boca, como ordenándome seguir con mi tarea.
Tuve que seguir con el sexo oral por unos minutos en los que no sabía que hacían Alexa y Susana, hasta que esta última ordenó a Liliana levantarse.
-Sí...- la voz de Liliana no parecía alegre.
-A ver nena, Alexa te va a penetrar por adelante con su cinturón, así que ponte flojita...- me ordenó Susana.
Entonces pude notar que Alexa usaba un cinturón similar al de Susana, que no era el mismo ya que esta última también usaba el suyo.
Creí que sería necesario que Alexa no usara su cola de gatita al usar el cinturón, pero pude apreciar que esta aún bajaba desde su culo y hacia el suelo.
-¿Misionero?- preguntó Alexa hacia Susana.
-No... quiero su culo libre, que suba las piernas...- le respondió Susana.
Alexa se acercó acostándose sobre mí.
-¿Cómo estás linda?... estás super colorada... - y rió suavemente, refiriéndose a que tenía la cara enrojecida, quizá de vergüenza.
-¿Tienes papel?, tengo por toda la cara...- le pedí, ya que estaba segura que los líquidos de la vagina de Liliana estaban por toda mi cara.
Ella me lamió la mejilla.
-Mmm... sabes a Liliana...- y volvió a reír.
No comprendía qué era tan gracioso. Se suponía que yo era su novia. Aún no comprendía a esas chicas y sus gustos.
-Linda, sube tus piernas a mis hombros, voy a empezar...- me ordenó Alexa con suavidad y amabilidad, muy diferente al abuso de Sandra y Liliana hacia conmigo.
-¿Me vas a penetrar?- pregunté haciéndome la tonta ante lo obvio.
-Sí... tengo el privilegio... anda, súbelas...- me apresuró y le hice caso sintiendo cómo por dentro el dildo me lastimaba.
-No puedo....- me quejé.
Susana intervendría violentamente tomando mis piernas y subiéndomelas para después presionarlas contra mi pecho.
Di un grito de dolor al sentir el dildo acomodarse por dentro a la nueva posición.
-¡Susana, no!- gritó Alexa, subiendo la voz.
-¡Qué te pasa, si no puedes yo la penetraré!- le respondió en el mismo tonó la jefa.
-No... yo lo haré- bajó la voz Alexa y me miró molesta. Sin embargo también pude leer en su mirada cierta felicidad perversa.
Sentí cómo el dildo tocó la entrada de mi vagina y poco a poco este fue entrando con facilidad, ya que para ese entonces y a pesar de las situaciones, me encontraba muy húmeda.
Di un gemido suave al sentir cómo aquél falo me abría por dentro con lentitud.
-¡Anda, no seas ñoña!- escuché la voz de Susana y después un empujón que me metió lo que faltaba del dido con fuerza y velocidad.
Di un gemido de placer.
-¡No me empujes!- gritó Alexa, molesta. Al parecer Susana había empujado la cadera de Alexa para penetrarme de un golpe.
-Pero a ella le gustó...- se burló Susana y noté la mirada de Alexa sobre mí.
Giré el rostro 90 grados para evitar la mirada de Alexa, como si estuviera molesta por darle razones a Susana para actuar como lo hacía.
Alexa empezó a mover su cadera suavemente, atrás y luego, adelante. Empezó a tener un movimiento síncrono. Mis piernas chocaban contra su cuerpo y llevó una mano a uno de mis senos para estrujarlo con suavidad.
Unos segundos después dejó caer su peso en mis piernas, doblándolas tanto como me era posible y entonces su rostro y el mío estuvieron tan cerca como para vivir uno de los besos más ricos que jamas recuerde.
Nuestros labios se entrelazaron en la conversación del amor, en una lucha que no buscaba ganador, sus labios suaves y cálidos apresando los míos en el más hermoso y caliente beso.
Pronto su lengua entró en mi boca, buscando con premura a la mía para empezar la lucha de una contra la otra.
En ocasiones mordía mis labios con suavidad y el momento lograba ser perfecto, incluso el dildo en mi culo se sentía bien, Alexa lograba transmitirme el mar y el cielo al hacerme el amor.
Pero algo rompería el mágico momento, un par de manos tocando mi culo, donde a pesar de ello intenté seguir besando a Alexa.
Ella se detuvo dando un gemido suave y entonces entendí que a ella también le estaban tocando el culo.
Empecé a sentir que movían mi cola y que sacaban una parte del dildo para después meterlo de nuevo, una y otra vez, Alexa parecía desconcentrada y yo estaba más bien sorprendida.
Alexa recuperó un poco la posición inicial y aumentó el ritmo de movimientos en su cadera y por ende, el movimiento del dildo dentro de mi vagina, que se sumaba al movimiento del otro dildo en mi ano y recto.
Alexa llevó una mano a uno de mis pechos y empezó a pellizcar con suavidad mi pezón mientras con la otra tocaba mi clítoris con un tacto delicioso.
Ante tal mar de sensaciones en tantos de mis puntos erógenos, sobrevino a mí un orgasmo donde contraje los músculos y me sentí repleta por ambas vías, aquello era perverso y delicioso, era un trastornado gusto por ser el centro de la atención de las cuatro chicas.
-¿Tienes otro punto débil?- escuché la voz de Susana, algo mandona.
-Los oídos...- le respondí con el intento de voz inocente que pude hacer, pero con el deseo interno de ser la comida de las cuatro chicas.
Susana se entretenía sacando y metiendo la cola de zorra que usaba, Alexa me penetraba por la vagina y jugaba con mi clítoris. Liliana y Sandra fueron a mis pechos y oídos.
En menos de un minuto volví a tener un orgasmo, incluso más delicioso que el anterior. Sentí que todo mi cuerpo se contraía, que la sensación viajaba por todo mi ser, sólo deseaba más y más.
Alexa tuvo un orgasmo poco después, incluso me vino molestia cuando dejó de mover las caderas. Yo ya no era esa chica buena y recatada, que si bien había tenido experiencias sexuales desde muy joven edad y ya había tenido sexo por las tres vías y que ya había incluso probado y tragado el sabor del semen y haber probado las posiciones más extrañas e incluso había tenido sexo en una cocina, una sala y un auto, a pesar de todo en ese momento yo era un ser erógeno, caliente y sexual que sólo deseaba ser más y más estimulado.
Tuve otro orgasmo y luego otro, gemía como nunca lo había hecho, ya había perdido la conciencia de mi ser.
No sabía cuántos orgasmos había tenido en esa noche, el cuerpo me dolía, estaba sobre estimulado y por suerte Alexa se detendría porque yo ya no podía detenerme.
-¿Mi amor?- oí su voz y me costó recobrar la conciencia al mirarla.
-¿Sí?- jadeé.
-¿Estás bien?- me preguntó con voz tierna.
-Sí...- seguí jadeando.
-Es todo por hoy... ¿te gustó?- me sonrió.
-Sí...- al parecer yo no sabía otra palabra para responder.
-¿Te saco la cola?- me preguntó.
-No, déjala un poco más...- respondí y bajé las piernas.
Ella se recostó sobre mí. Sentí el calor de su cuerpo, sus senos contra los míos y llevó una mano a mi cabello.
-¿De verdad estás bien?... estás algo... rara- me miró detenidamente a los ojos.
-Acabo ser la zorrita de 4 chicas... supongo que es normal...- respondí intentando bromear.
-¿Te duelen los senos?... tienes muchas marcas...- me miró tiernamente.
-¿Qué?...- ni si quiera me había percatado de la cantidad de chupetones que tenía en los senos, incluso en las aureolas de los pezones.
-Vayan a bañarse... las quiero bien limpias- ordenó Susana.
-Tengo que quitarte la cola preciosa- me dijo Alexa.
-Quiero descansar...- reclamé.
-Es hora de que ellas se diviertan mi amor y mientras tanto vamos a darnos una buena ducha...- me sonrió.
-¿Es que nunca se cansan?- reí criticando.
-Ya aguantarás nuestro ritmo... anda, suavecita...- me ordenó Alexa.
Le pedí que me dejara recostarme boca abajo, yo creí que en esa posición todo sería más sencillo.
Sentí cómo sujetó la cola y empezó a sacarla con suavidad. Incluso sentir cómo me la quitaba era delicioso.
-Que lindo culo abierto...- dijo Susana y comprendí que seguía siendo mirada por todas ellas, incluso mi ano dilatado.
Volví a recostarme boca arriba, intentando esconder la nula intimidad que tenía.
-Anda, vamos...- me sonrió Alexa y me levanté.
Las piernas me temblaron en los primeros pasos, las tenía débiles y la sensación en mi par de orificios era de un dolor placentero, similar a una buena dosis de sexo con un hombre, pero esta vez había sido mejor.
-¿Caballo o conejo?- escuché la voz a lo lejos de Susana.
-¡Conejo!- Liliana y Sandra respondieron prácticamente al mismo tiempo. Claro, era obvio, no querían que les partieran el culo con un dildo enorme tal cual habían hecho conmigo.
Alexa me llevó a la regadera y no tardó en regular el agua para entrar juntas.
-¿Quieres que te bañe mi amor?- ella era una buena novia después de todo y sus atenciones me gustaban.
-Sí... sólo si me dejas bañarte- le respondí sonriendo.
-Hecho...- y me besó, un beso bajo el agua, caliente y excitante.
El baño consistió en uno normal. Shampoo para el cabello, jabón neutro para la cara y las zonas íntimas y jabón con aroma para el resto del cuerpo.
-¿Qué tal este culito?- me preguntó cuando llevó el jabón entre mis nalgas y aprovechando tocó mi ano, penetrando con un dedo usando lo resbaladizo del jabón. No me negué y la dejé jugar.
-Adolorido...- le sonreí arrebatándole el jabón para ir a su culo y hacer lo mismo. Disfruté sentir en mi dedo la carne de su entrada trasera.
-¿Qué tal el tuyo?- saqué y metí mi dedo un par de veces.
-También algo adolorido...- me sonrió y no pude más.
Tomé sus senos con mis manos y me llevé uno de ellos a la boca. Ella pareció sorprendida.
-¿Aún estás caliente mi amor?- gimió levemente.
-Sí... es tu culpa y de ellas...- y volví a llevarme su seno a la boca.
-Te estás acostumbrando a esto muy rápido, me alegro... tienes a una lesbiana adentro...- sonrió.
-¡Claro que no!, en todo caso seré bisexual- me quejé para después seguir con su seno en mi boca.
-No, tienes a una lesbiana adentro- repitió, intentando alcanzar mi vagina con sus manos, para penetrarme.
Era un juego de palabras, sus dedos estarían dentro de mí y así 'tendría a una lesbiana adentro'.
Hice mi cadera hacia atrás para que no me penetrara. Por un momento yo deseaba dominarla.
-No, tú tienes a una bi adentro- repliqué entre bromas, metiendo mis dedos en su vagina ante otro de sus gemidos.
Esta era mi revancha, ella había abusado de mí entre los matorrales, ahora yo abusaría de ella, era lo justo.
Saqué y metí mis dedos de su vagina mientras succionaba sus pezones. El agua empezaba a enfriar.
-Ya... para... se está poniendo fría...- me reclamó cuando el agua entibiaba.
Pero no paré, incremente mis penetraciones tanto como podía, simulando la velocidad con la que masturbaba a mi exnovio.
Alexa se rindió con un gemido y empecé a sentir las contracciones de su vagina en mis dedos. La había hecho llegar.
-Eres perversa...- me reclamó Alexa, como si le sorprendiera mi actitud.
Me llevé los dedos a la boca, para probar sus jugos.
-Es tu culpa, gatita...- y la besé, ella había sido mía, al menos en esos minutos en la regadera y siendo sincera, dominar era bueno, me agradaba.
Aquella noche terminó siendo más normal, más parecida a una pijamada. Cuando Alexa y yo salimos, nos encontramos con un trío lésbico entre Susana, Liliana y Sandra.
Al terminar fueron a bañarse Liliana y Sandra y por último Susana.
Por la noche vimos una película de Disney acerca de una chica que escribía un blog en internet y tenía un alter ego de sí misma... en fin, cosas que no creo que le interesen al lector de este relato.
Comimos palomitas, después un par de licores dulces que me emborracharon muy rápido y al final dormirmos en dos habitaciones.
Alexa y Susana en la cama que había sido centro de todo el sexo de aquél día y a mí me mandaron con Liliana y Sandra a otra habitación de la casa. Las chicas no agotadas de aquella tarde, metieron sus manos en mi pijama.
Yo estaba algo borracha y cansada, las dejé hacer lo que quisieran.
Al otro día tuve que hacer de desayunar. De todas las responsabilidades de la chica iniciada, hacer de desayunar era la peor, simplemente no me gustaba.
A esas alturas prefería la cola de zorrita, apodo que ya me había ganado entre ellas.
Como nos habíamos levantado tarde, hasta la 1 o 2 por la tarde nos despedíamos Alexa y yo, ambas besadas en la boca por las otras 3. El beso de Susana me molestaba, no me gustaba estar bajo sus órdenes.
Pasaron dos días para que fuera lunes, temprano por la mañana me encontraría con Alexa.
-Hoy es tu primer día en esgrima, ¿estás emocionada?- me saludó con un beso en la mejilla.
-¿Esgrima?... ¿Que eso no necesita una vestimenta especial?- le reclamé.
-Sí, ya veremos que hacer con eso. Por hoy usarás mi traje. -
-¿Me quedará?- reclamé de nuevo.
-Sí... seguro, ya me voy a mi clase, nos vemos al terminar.- se despidió algo presurosa.
-Sí, nos vemos...- y entré en el salón.
Me vería sorprendida por una chica con la que jamás había tenido conversación alguna.
-¿Tú eres Ana verdad?-
-Sí... hola...- respondí con pocas palabras. No estaba segura de mis preferencias y aquella chica me había gustado incluso antes de que Alexa me raptara entre los matorrales.
-Hola... me llamo Tsuki...- su nombre era raro, ella no parecía oriental. Era casi rubia y tenía unos ojos azules hermosos.
-¿En qué puedo ayudarte Tsuki?- no supe qué responder, ella se quedó mirándome solamente.
-Quiero entrar a tu club, soy buena esgrimista- me sonrió señanado una maleta que posiblemente guardaba su vestimenta.
-No... no creo que sea buena idea...- repliqué. La verdad no quería arrastrar a una chica inocente a las perversiones de la última pijamada.
-Se te ve un chupetón Ana...- me sonrió señalando una parte de mi pecho que había quedado levemente descubierto por un instante.
-Sí... gracias- cerré mi camisa.
-Sé lo que pasa en ese club y quiero entrar Ana, déjame...- me replicó Tsuki y quedé petrificada.
¿Acaso ella sabía las perversiones que se vivían dentro del club de la esgrima?
-¡Me aprieta!- chillé, molesta.
-¡Claro que no, tenemos casi la misma complexión!- rió ella junto a mí en los vestidores.
-¡Pero...!- era tan vergonzoso. Cómo explicar que me apretaba justo en el culo.
-Se te ve bien, yo quisiera lucirlo tan bien como tú, culoncita.- se rió Alexa.
-¡No me digas así, no me gusta!- la miré con la mayor furia que pude simular. Estaba dispuesta a violarla en los vestidores si se pasaba de lista.
-Estaaaa bien nena... qué genio zorrita...- y sonrió.
-Tampoco me gusta ese apodo...- suspiré poniéndome de espaldas para que ella sostuviera mi cabello mientras me colocaba la careta.
-Está bien amor, te ves hermosa...- y me dio una suave nalgada.
Esto no era bueno para mi frágil autoestima.
-Si mamá, habrá otra pijamada este viernes. ¿Puedo ir?-
-Sí hija, pero por qué en esta ocasión no las invitas a dormir tú.- respondió mamá mientras leía unos folletos y otros papeles importantes, quizá del banco.
-Sí, se los propondré... pero por ahora será en casa de Susana...- respondí, con voz de niña buena.
-No conozco más que a tu amiga... ¿cómo se llama? -
-Alexa...-
-Sí, Alexa. Está bien, pero que la siguiente sea aquí, quiero conocerlas.-
-Sí mami, gracias- la besé en la mejilla y me retiré.
-Espero que la siguiente sea en mi casa... no creo que allá podamos hacer mucho pero...- les contaba algo confusa.
-Está bien, hay que guardar las apariencias, el siguiente viernes será en tu casa y haremos cosas normales... pero hoy es mi turno de tenerte en mi cama zorrita- respondió Susana.
-¿Qué?- al final era inevitable, Alexa ya me había prevenido, algún día estaría bajo las órdenes de Susana.
-¿Eres sorda?...- respondió molesta ante mi inevitable hábito de preguntar lo obvio.
-No...- y me quedé en silencio.
-Ustedes tres sólo van a ver, no quiero que se entrometan...- ordenó Susana.
-Sí... nada de diversión...- replicaron Liliana y Susana. Alexa se quedó en silencio.
-¿Alexa?- la miró con molestia Susana.
-Sí...- le respondió con tono pesado mi novia.
-De acuerdo, entonces zorrita, vamos a empezar por tu colita... sé que te gusta...-
Suspiré ante lo inevitable.
Aquí termino el capítulo 3. Espero que les haya gustado.
A mí ya se me va haciendo práctica que después de escribir me voy a la cama a una relajante sesión de masturbación jeje... no me queda de otra.
Muchas gracias por leerme, me encanta escribir para esta página.
¡Muchos besos y hasta el próximo capítulo!