Una cara linda y un lindo culo. (2)

En este capítulo narro parte de la trama del grupo de las lesbianas y al final, una orgía lésbica, la primera de mi vida, con colas de animales ajustadas en nuestros traseros. Ojalá les guste.

Primer atento aviso: Este relato es la segunda parte de este otro: http://www.todorelatos.com/relato/85210/ por favor, primero lee aquél para que puedas comprender la trama de este segundo relato.

Segundo atento aviso: Mis relatos son largos, pero intento que sean fieles a la realidad y es por eso que estos relatos no son sólo sexo, sino que cuentan el hecho de la historia.

Tercer atento aviso: ¡Este relato salió enorme!, pero les prometo que la carga sexual del final es muy buena . ¡Ojalá puedan leerlo todo!


El día lunes de aquella semana había sido víctima del ataque de un grupo de lesbianas, donde una de ellas había logrado llevarme a un lugar aislado a base de amenazas y donde hizo todo lo que quiso conmigo.

Aunque al inicio fue aterrorizante la experiencia, al final había resultado ser una de las experiencias más excitantes de mi vida y que aún recuerdo con gusto morboso.

Aquél día, una chica de nombre Alexa había estado jugando con mi cuerpo y después penetrarme usando sus dedos logrando robarme un orgasmo al inicio y después mamando mis senos, había logrado robarme el segundo.

Pero entre el grupo de las lesbianas parecía haber una ruptura cuando me negué a aceptar que me había sido placentera la experiencia.

Alexa se negó a responder mis dudas y al finalizar la primera parte de este relato, simplemente se alejó caminando sin aclararme nada.

Así pues, inicio la segunda parte de este relato.


Desde aquél momento en que me quedé mirando el cuerpo de Alexa alejarse de mí, pasaron dos días en que no volví a ver a ninguna de aquellas chicas que habían presenciado el cómo Alexa me obligaba a tener orgasmos, aplicando su conocimiento del cuerpo femenino y haciendo lo correcto para llevarme hasta mi estado más animal.

En ese par de días, había estado pensando mucho en lo sucedido y por difícil que pareciera de creer, no lograba quitarme la imagen de Alexa en pleno acto jugando con mis senos.

Ahora es momento de describir a Alexa. Resultaba ser similar a mí después de todo, con una estatura un par de centímetros por arriba de la mía, los ojos también castaños, pero aún más claros, siendo más bien color avellana.

El cabello era negro, un negro hermoso y brillante. Entonces me preguntaba si su color sería natural. Era delgada, incluso un poco más que yo, se notaba en su abdomen que sobre la ropa presumía su ausencia de pancita.

Su color de piel era blanco también, pero mientras que el mío era un color blanco-rosado, el de ella era más pálido.

Teníamos una similitud física. Los senos entre medianos y pequeños y los traseros llamativos, pero en lo último yo le ganaba, mientras que en lo primero ella poseía senos más grandes que los míos.

Mi forma de vestir mostraba mi forma de ser, reservada, pero fresca. La de ella también lo demostraba, usando colores negros en los jeans o las playeras, con imágenes de calaveras, usando converse bicolores y agujetas que de alguna forma me recordaban las películas ochenteras de fantasmas.

Sin duda Alexa no era una chica clásica, que expresara su ternura, más bien tenía un estilo rudo que gritaba a los cuatro vientos con su vestimenta.


Esperando la llegada de mi clase de las 11am, decidí visitar la cafetería de mi escuela con intenciones de desayunar, ya que ese día me había levantado tarde y no había podido probar ningún alimento.

Me entretuve mirando el menú y al final ordené un alimento que ahora no recuerdo con exactitud, diré que eran chilaquiles. Fui a una mesa libre, de las muchas que en ese momento habían y me quedé jugando con mi cabello y mirando el celular mientras esperaba.

-¿Puedo sentarme?- reconocí su voz casi de manera instintiva.

-Alexa...- me sobresalté, mirándola según después me dijo, asustada.

-Bueno, no veo que nadie te acompañe, así que me sentaré- y así lo hizo.

Bajé la mirada, situándola en un punto de la mesa infinito.

-¿Cómo estás?... por cierto, no conozco tu nombre.- empezó ella la charla.

-Soy Ana...- le respondí sin subir la mirada.

-Me gusta que cuando hablo, la persona me mire Ana.- me dijo y levanté la mirada, donde noté un estilo desalineado en su cabello negro brillante.

Se hizo un silencio en que ambas nos miramos. Sentía su mirada penetrante, como si buscara en mi mente mis secretos más ocultos.

-Creí que habías dicho que tenías novio, ¿no debería él estar aquí haciéndote compañía?

No respondí. No quería mentir.

-¿Ese 'novio' tuyo no existe, verdad?- me sonrió, como descubriendo mi mentira.

-Sí existe...- le respondí con voz baja, volviendo mi mirada a la mesa.

-Y ¿dónde está él?- y se rió suave al final.

No volví a responder. En ese momento llegaba el chico de la cocina, trayendo lo que había ordenado.

-¿Para quién son los chilaquiles?- se oyó su voz amable.

-Para mí...- subí la mirada y sonreí con amabilidad.

-¡Mmm, chilaquiles... ¿me vas a dar verdad?...- habló Alexa y crucé la mirada con ella.

-¿Podrías traer un par de cubiertos más?- me dirigí al mesero, que aceptó y fue a buscarlos.

Empecé a cortar los chilaquiles con el cuchillo y el tenedor.

-Alexa, ¿ahora sí me vas a responder?- subí la mirada y noté que ella miraba mi plato.

-¿Responder a qué nena?- me sonrió y no sabía si estaba siendo burlona.

-A las preguntas que te hice el lunes después de... bueno, tú sabes.-

El mesero regresó y entregó sus cubiertos a Alexa. Ella estaba sentada frente a mí, pero en ese momento decidió cambiar su lugar a uno lateral a mí, seguramente para estar más cerca de mi plato.

-No, no quiero responderlas, primero quiero chilaquiles- y tomó con su tenedor una de las piezas que yo había cortado que después se llevó a la boca.

-¿Por qué me hiciste eso Alexa...?- usé un tono más profundo, cargado de emociones.

-Tenía que hacerlo nena, lo siento si te traumé...- y fue por otro bocado de mi platillo.

La miré molesta. No sólo estaba robándose el platillo que había escogido para mí, también estaba siendo grosera.

-Alexa, ¿eres así de molesta todo el tiempo?- le hablé más fuerte y ataqué su tenedor con el mío.

-Sólo con las cerebritos como tú...- y empujó mi  tenedor con intenciones de seguir robando mi alimento.

-¿Como yo?- repetí mientras comprendía su ofensa. No había más ofensa que me molestara tanto. Odiaba que me llamaran así y sentí sus palabras de manera discriminatoria.

-Mejor ser cerebrito que ser una hija de papi que consienten y seguro no saben que su hija es lesbiana- utilicé especial énfasis en la última palabra, subiendo la voz.

-Shhh shhh... no me llames así...- detuvo su rapiña con mi plato y entonces tomó con seriedad mis palabras.

-¿Qué? ¿Lesbiana? ¡Pero eso eres, una lesbiana!- subí el tono de voz. Alexa parecía preocupada por mi actitud.

-Te he dicho que no me llames así, ya cállate...- usó sus bellos ojos color avellana para amenazarme con la mirada.

-No me voy a callar, lesbiana. ¿Qué vas a hacer?, ¿Llevarme a ese lugar de nuevo?... me da igual, hazlo si puedes, no pienso dejarte, ahora sí que me defenderé...- e intenté amenazarla con la misma mirada.

Ella se me quedó mirando unos instantes.

-De acuerdo, hagamos un trato. Acaba tu desayuno y falta a tu clase. Iremos a caminar por las áreas verdes y responderé tus dudas.- y dejó sus cubiertos sobre la mesa.

Miré mi plato, ¡se había comido por lo menos la mitad!

-Seguro que no tardaré mucho, si no me has dejado más que las sobras...- dramaticé.

-Sí, sí, come y cállate...- me respondió como minimizando mis quejas.

-¿No puedes ser un poco más amable? Yo no te trato mal...- me quejé, mirándola a la cara, lo que a cada momento me resultaba más fácil.

Ella se me quedó mirando un par de segundos antes de responder.

-Tienes razón, debería ser amable con mi nueva noviecita... fuiste una niña muy buena el lunes, seguiste mis peticiones una tras otra...- me sonrió y noté cierto rubor en sus mejillas.

-No digas tonterías Alexa... me callaré si tú también te callas- y me llevé un bocado.

Ella no respondió, sólo tomó su celular de dentro de su morral y se distrajo en eso hasta que terminé.

Entonces salimos juntas de la cafetería. Miré mi celular y noté que ya era tarde para llegar a mi clase y lo guardé con cierta molestia interna, no solía faltar a clases y esta ya era la segunda. La primera había sido el lunes, mientras Alexa jugaba conmigo.

-¿Y bien?- le apresuré, con cierta ilusión de llegar a mi clase, así fuera unos minutos tarde.

-No, hablaremos hasta salir de los pasillos...- me respondió sin voltearme a ver.

¿Pero por qué?- le reclamé sin recibir respuesta.

Tardamos unos minutos hasta llegar a las áreas verdes.

-¿Ya puedes responder?- volví a presionar.

-Sí, ya...- y suspiró, como expresando molestia.

-¿Por qué me hiciste eso?- la primera pregunta era la que más me interesaba.

-Susy te escogió como mi víctima, no era nada personal...- respondió mirando al frente.

-¿Tú víctima?- la miré confundida.

-Sí... pero descuida, todas hemos sido víctimas alguna vez...-

-¿Qué, cómo que víctimas?- seguí preguntando sin entender nada.

-Susy escogió a Lorena, Lorena a Liliana, Liliana a Sandra, Sandra a mí y yo a ti... así son las cosas.- respondió aumentando mi ignorancia.

-¿Qué?, ¿Quienes son esas chicas?- pregunté, cada vez alejándonos más de los salones.

-Ya conoces a Susy. Las chicas que nos acompañaban eran Liliana y Sandra. Lorena ya no estudia aquí.-

-Pero sigo sin comprender nada...-

Entonces llegamos cerca de los matorrales donde había sucedido mi violación consentida dos días atrás. Ella empezó a dirigirse hacia ese lugar.

-No pienso entrar ahí...- le reclamé. Es que sería muy tonta si volvía a entrar ahí.

-No seas niña, no te voy a hacer nada, quiero mostrarte algo.- me respondió molesta.

-Sí, eso mismo dijiste el lunes antes de que todo sucediera...- y me seguí negando.

-Confía en mí Ana, no te voy a hacer nada...- y entró a ese lugar.

Me quedé afuera dudando. Al final entré.

-¿Qué quieres mostrarme?- la apresuré, para salir de ese lugar tan rápido como pudiera.

-Eso...- y señaló uno de los árboles que rodeaban el matorral.

Miré hacia donde ella señalaba y con dificultad logré reconocer la lente de una cámara escondida entre las hojas.

Me quedé sin palabras, todo significaba que había sido grabada en aquél acto.

-¿Cómo pueden?...- la miré muy molesta, con ganas de dejarle roja una mejilla con una buena bofetada.

-No es mía, es de Susana...- me respondió bajando la mirada en una actitud sumisa que descuadraba en su forma de ser.

-¿Fuimos grabadas, no es así?- le pregunté, aún muy molesta.

-Sí Ana, tú y yo el lunes, pero también el ciclo pasado cuando Sandra me hizo lo mismo que yo a ti... y también cuando Liliana se lo hizo a Sandra y Lorena a Liliana... Susana tiene los videos...- me miró sumisa.

-¿Qué es esto?...- le pregunté entrecortando mi voz. Parecía una secta extraña y perversa. Escogían víctimas y todo.

-Esto es el club de esgrima... empiezas el lunes, el salón donde practicamos está en el tercer piso del edificio J.-

-¿Esgrima?...- me quedé mirándola con un mar de confusiones.

-Sí... y creo que ya sabes lo que necesitas. Habrá una pijamada el viernes en casa de Susy, prepárate para ella.- me sonrió sentándose en el pasto, justo debajo del árbol que había usado de prisión dos días antes.

-¿Una pijamada? ¿Pijamada sexual?- le pregunté presintiendo sus fines.

-Sí. Noté que tienes estrecha la vagina, pero no eres virgen. ¿Eres virgen de tu trasero?- me miró a los ojos con serenidad sumisa.

No quise responder, esa información era no sólo privada, sino vergonzosa.

-¿Qué, ahora será por atrás?- me senté a su lado, siendo sarcástica.

-Algo así Ana, ¿eres virgen o no?- me presionó. Le respondí sólo porque no tenía intenciones de ir a esa pijamada ni aunque me pagaran.

-No, no soy y no pienso ir a esa pijamada Alexa, dile eso a Susana y es más, que no se atreva a buscarme o iré con el director para que la expulsen de una vez...- me sentí valerosa entonces.

-Eso intentó Lorena y ya vez, ya no estudia aquí...- suspiró Alexa, como si tuviera sueño.

-¿Lorena la quiso delatar?- repetí, para asegurar la información.

-Sí, eso intentó y no le fue nada bien. ¿Ana, puedo usar tus piernas como almohada?- me pidió y acepté.

Alexa se parecía a mi exnovio en algunas actitudes. Al él también le gustaba recostarse, descansando su cabeza en mis piernas y a él también lo descubría mirando mis senos desde abajo, tal cual hizo Alexa.

-¿Qué le pasó a Lorena?- continué con la charla.

-Bueno, varias cosas. Susana primero usó la burla social. Subió videos de ella a internet, videos que circularon entre los alumnos. Dejó su reputación por los suelos.

-¿Pero Susana no aparecía en los videos?- le pregunté, pero Alexa estaba más interesada en tocar uno de mis senos. Golpeé su mano suavemente cuando sentí que lo apretaba.

Ella parecía descontenta con mi actitud.

-Sí, pero ella editó los videos censurando su rostro. Ningún alumno se puso a analizar los videos para descubrir a la otra chica. Además Susana le dio un buen recordatorio, créeme, fue fea la pelea.- Alexa entonces miraba hacia los matorrales.

-¿Susana golpeó a Lorena?-

-Sí... Susana ha practicado Judo toda su vida, prácticamente la arrastró por el suelo...- Noté pensativa a mi violadora.

-No puedo creerlo... que horror...- susurré, asustada.

-Sí y Lorena se fue de aquí, nunca logró acusar a Susana... así que no quieras ser la heroína de la historia, te puede ir igual. Susana sabe que tienes beca, ese es tu punto débil ¿no es cierto?- me miró a los ojos, sonriendo.

Mi beca, aquellas esposas administrativas que evitaba que yo reprobara clases, que bajara mi promedio más allá del 9.0, que formara parte de cualquier riña, de cualquier situación sancionable.

Suspiré, preocupada.

-¿De verdad lo del viernes será sexual?- pregunté, aceptando implícitamente encontrarme en una situación amenazadora.

-Sí Ana, lo será, es tu iniciación. Intentaré que uses el vibrador más delgado, para que no sufras mucho. Pero yo creo que te gustará- me sonrió acomodando su cabeza en mi muslo.

-¿Vibrador?- no sé ni por qué preguntaba, quizá sólo obra del impacto.

-Ajá Ana, por atrás. Por adelante serás penetrada por un cinturón que lleva un vibrador al frente, simulando el pene del hombre.- me respondió como si aquello fuera lo más normal del mundo y yo estaba como piedra, sin digerir la información.

-¿Quién usará...?- ni si quiera pude terminar la pregunta.

-Yo usaré el cinturón, eres mi chica Ana, merezco tener el privilegio...- me sonrió llevando sus manos a mis pechos. Yo estaba más preocupada por lo que sucedería, así que no la detuve.

Me tocó por sobre la ropa todo lo que quiso y ella misma se detuvo.

-Tranquila, yo haré que sea agradable para ti, lo prometo...- y se levantó para acercar su rostro al mío y besarme. Yo estaba en shock y no la detuve, permití sentir sus labios en los míos en un beso que fue tierno.

Cuando terminó seguí preguntando.

-¿A ti también te trajeron aquí la primera vez?-

-Sí, pero contigo tardaron mucho, yo ya estaba impaciente. A mí me sucedió en la primer semana de clases y como ya te dije, fue Sandra quien me inició. En esa misma semana fue la pijamada y a la semana siguiente estuve con Susana. Dos semanas después con aquella experiencia que libera nuestra mente de los prejuicios. Después sólo tuve experiencias con ellas y mi última prueba fue capturarte a ti, esa prueba termina este viernes cuando seas completamente mía.- estaba siendo muy descriptiva y por lo que entendía, todas ellas ya habían estado con las demás. Esa pijamada parecía ser una orgía enmascarada.

-Pero hay una chica más bonita que yo, esa de ojos azules y cabello rubio, pequeñita y toda tierna, era una mejor presa...- reclamé, sintiéndome abusada.

-Sí Ana, también pensamos en ella, pero ella no tenía tu culo. Eso fue lo que hizo a Susana elegirte y me pareció la mejor elección. La rubiecita esa es una muñeca, pero la falta con qué llenar su ropa.-

-¿Cuál es la experiencia que libera la mente de los prejuicios?-

-Eso lo sabrás a su momento mi amor, no te apresures...- y tomó mi mano tiernamente.

-¿Me has elegido como tu novia aunque me niegue, verdad?- le reclamé, cediendo internamente.

-No, en eso tienes que estar de acuerdo. Es que Susana me usa cuando se le antoja, no me gusta eso, ella no me ama con cuidado, es brusca y sólo le importa su placer. Pero con Sandra y Liliana es más amable porque ellas son pareja...-

-¿Entonces quieres ser mi novia para que Susana no te viole cuando ella quiera?- respondí ácidamente.

-Sí y porque de verdad me gustas, sé que todas nos encontramos en un shock extraño cuando esto inicia, pero quiero protegerte de lo que a mí nadie me protegió y sólo pido a cambio tus besos consentidos... Ana, dame una oportunidad, no la voy tan mala como aparento...-

-¿Si acepto ser tu novia, me salvo de este viernes?- pregunté esperanzada.

-No Ana, nada te salva de que cada una de nosotras te pruebe. Pero te puedo asegurar que Susana no va a usarte cada que ella quiera.-

Mire a Alexa con detenimiento, estábamos en esto juntas después de todo y ambas éramos víctimas de la mente maestra de esta aberrante situación, Susana.

Acepté creyendo que era lo mejor y Alexa me besó, con lengua adentro, agradeciendo mi decisión.

Le repliqué recordando algo que había dejado desapercibido.

-Creí que Susana te había echado del grupo...-

-Ojalá a sí fuera, eso sólo significa que el viernes me va a usar a su antojo porque fallé en darte placer, pero tú y yo sabemos que eso es mentira, gemías como gatita- y llevó una de sus manos a mis piernas, en mis muslos, poco a poco llevándola hacia mi entrepierna.

-Lamento eso... ¿puedo corregirlo?-

-Sí, diles que te gustó... es la verdad después de todo. Aunque no creo que eso impida ser su esclava una vez más este viernes...- me miró molesta, pero no molesta hacia conmigo.


Los dos días se habían ido como agua entre los dedos. La noche de jueves para viernes no había podido dormir bien, estaba muy nerviosa e incluso tuve pesadillas.

El sonido de la bocina del auto de Alexa sonó fuera de mi ventana. El momento había llegado, ella me llevaría a la pijamada sexual.

Cuando bajé, Alexa y mi mamá conversaban.

-Me alegro que haya conseguido amigas pronto, por favor cuídense mucho- decía mi mamá.

-Sí señora, será algo tranquilo, descuide- una Alexa extraña estaba ante la puerta, incluso usaba un moño en su cabello bien peinado y usaba una playera rosada. Esa definitivamente no era mi Alexa.

-Hola Alexa... hasta mañana mamá- me despedí con un nudo en la garganta.

-Cuídate hija, no te desveles mucho- mi mamá me sonrió y entró, ignorando mi destino.

Alexa manejaba a sus 17 años un auto, si bien no lujoso, al menos nuevo y bien limpio.

Subimos a su auto y ella empezó a manejar.

-¿Lista mi amor?- me preguntó amablemente.

-Nunca estaré lista para esto Alexa...- respondí arrepentida de estar en camino a la pijamada.

-Sólo un consejo mi amor, no contradigas a Susy, eso la enoja y nos va peor...- me sonrió, llevando su mano a mi pierna en un alto, justo como mi exnovio hacía.

Pronto llegamos a la casa de Susana, en medio de una calle común, la casa con fachada común, nada parecía extraño.

-¿Hay casa sola?- pregunté, burlona ante lo obvio.

-Siempre hay casa sola mi amor, Susana vive sola. A veces viene su hermano de visita, pero prácticamente vive sola...- y apagó el motor del auto.

Pronto estábamos ante la puerta tocando el timbre, siendo recibidas por Susana.

-Ya habían tardado...- así nos recibió.

-Muchos semáforos en rojo, lo lamento- habló Alexa con voz baja.

-Bueno, pero ya están aquí, me alegro. Suban a la habitación y no interrumpan a las chicas, están entrando en calor.

Seguí a Alexa hasta la habitación que aparentaba ser de Susana y dentro, un par de chicas desnudas en pleno acto nos recibió. Eran Liliana y Sandra, según la descripción que dos días antes me había dado Alexa.

No pude dejar de mirarlas al entrar... esto era un mal comienzo si la pijamada empezaba con sexo lésbico a las 6 de la tarde.

Susana llegó por detrás y tocó mi trasero por debajo de la falda que había llevado por consejo de Alexa.

-No te niegues a nada... sigue su juego- susurró Alexa a mi oído cuando sentí la mano de Susana tocarme.

Así lo hice, inmóvil dejándola que me tocara.

-Me encanta esta chica... serás mi plato fuerte de hoy...- y me abrazó, girándome y plantándome un beso desagradable. Alexa abogó por mí.

-Creí que la primera vez era para quien la había raptado...- no le dio la mirada cuando le contradijo.

-Eso sólo sería si ella hubiera aceptado que le gustó, pero parece que lo hiciste tan mal que simplemente no...- le respondió Susana con tono duro, mientras las otras dos chicas seguían besándose y tocándose.

-Sí me gustó...- respondí con voz baja.

-Además, creí que era yo tu preferida, no es justo que me cambies...- habló Alexa de nuevo y yo sabía cuanto le desagradaba estar con Susana, así que ese era un acto muy amable.

-Tienes razón mi niña, tú eres hermosa también. Está bien, por hoy será tuya y tu serás mía...- Susana fue tras Alexa y metió la mano bajo su falda por adelante y con la otra la abrazó y después terminó besándola.

Ver a Alexa sometida ante Susana era aberrante, mi chica ruda se derrumbaba ante la chica del judo.

Susana lanzó con suavidad a Alexa a la cama donde las otras dos chicas seguían en lo suyo y pude ver cómo la primera movía la tanga de Alexa y sin muchos preámbulos introdujo sus dejos en la vagina de mi... mi novia.

Susana movía los dedos de atrás hacia adelante, como en la penetración normal y lo hacía con fuerza. Los sacó para meter uno más, el tercero y aprecié que Alexa se contrajo ante la penetración gruesa.

Me quedé ahí, mirando ambos actos lésbicos sin saber qué hacer. Sentía pena por Alexa. Por suerte no tardó mucho en ser liberada por Susana.

-Eres deliciosa Alexa...- le dijo Susana a mi chica mientras esta permaneció en silencio.

-Vamos Ana...- me pidió Alexa con la voz temblorosa.

-Sí...- le respondí, aceptando, queriendo ayudarla a alejarse de Susana.

Alexa me llevó a la cama y me recostó con suavidad. Se recostó sobre mí y empezó a besarme con lentitud. Sus manos acariciaban mi cara y mi cabello mientras me besaba.

Susana llegó por atrás para seguir manoseando a mi novia. Alexa empezó a besarme con más fuerza y velocidad, como intentando olvidar los toqueteos de Susana sobre ella al besarme.

Como Alexa estaba recostada sobre mí, tenía su espalda, trasero y piernas en disposición de los toqueteos de Susana.

Pronto sentí como Alexa se movía y noté que Susana le estaba quitando la tanga.

-¿Qué te hace?- le susurré entre los besos.

-Me va a poner la cola... escogeré la más gruesa para que no te la de a ti...- y empezó a abrir mi camisa, para empezar a jugar con mis senos. Cuando bajó para tener su rostro a la altura de mis senos, noté que logró colocar sus pies en el piso y así tener una posición donde su culo estaba en el aire, listo para Susana.

-¿La cola de conejo, verdad?- le preguntó Susana con un falo de plástico que terminaba  en una bola esponjosa y blanca, como la cola de un conejo.

-No, dame la más gruesa, la de zorro- le respondió separando su boca de mi pecho.

-¿Qué? Claro que no, la más gruesa siempre es para la nueva. Pero si quieres algo grueso te pondré la de gato, es casi igual de gruesa...- le respondió Susana.

-Pero yo quiero la de zorro...- replicó Alexa.

-Y yo te digo que no, ahora ponte suave que aquí va...- le respondió Susana y Alexa me miró molesta.

Noté cómo Alexa abrió sus ojos ante la penetración de aquella cola que no había visto, pero que podía imaginar.

Después cerró sus ojos, noté que le estaba doliendo la penetración y al final dio un tremendo suspiro, quizá cuando Susana había terminado de meterla.

-Listo, ahora voltea a ella, le pondré su cola- ordenó Susana y yo temblé por dentro.

-Es virgen del culo, déjale la más delgada por favor- pidió Alexa.

-¿Virgen ese culito tan lindo? Que desperdicio, con más razón debemos desvirgarlo con lo más grande...-

Alexa me lanzaba miradas tristes, porque fallaba en lo que había prometido.

-Al menos déjame calentarla...- pidió Alexa y por fin accedería Susana.

-Bien, caliéntala si puedes, pero no me voy a quedar mirando, voy a empezar con lo mío.

-¿Lo suyo?- le susurré a Alexa.

-Me va a penetrar con el cinturón mientras estoy contigo...- respondió Alexa casi inexpresiva.

-¿Estarás bien?- le respondí.

-Sí, sí... ya me ha hecho cosas peores...- y simuló una sonrisa mientras se apresuró a quitarme la falda y la ropa interior. También me ordenó recostarme más arriba en la cama.

Noté que estaba por hacerme sexo oral y que su abdomen de recostaba al filo de la cama, dejándola lista para lo que Susana le haría.

Alexa empezó a lamerme con lentitud, primero el clítoris y recorriendo con la punta toda mi vagina. Sentí escalofríos eléctricos.

De pronto sentí cómo Alexa cambió de posición su rostro y al alzar la mirada miré que Susana estaba cargando sus piernas y pronto empezó a mover su cadera.

Alexa dio un grito ahogado e intentó seguir haciéndome oral, mientras Susana daba las primeras penetraciones a Alexa.

Todo era irreal, extraño, no entendía cómo estaba ahí.

Una de las otras dos chicas llevó su boca a mis senos, sin pedir permiso y reclamé.

-¿Qué haces?-

-Cállate zorrita...- me respondió llevando mis pechos a su boca con succiones con más fuerza de la necesaria.

Pasaron unos minutos cuando Susana bajó a Alexa.

-Ya la has calentado lo suficiente, es hora de su cola...-

-No, dame un poco más de tiempo...- hablo Alexa.

-Ya te di el suficiente. A ver nena, quiero tu culo bien en alto...- me ordenó Susana.

Giré el rostro mirando a Alexa.

-¿Alexa...?-

-Bien en alto mi amor... y ponte suave, no contraigas...- me dijo y me sentí sentenciada.

Pude ver 'mi cola', un falo de plástico enorme ante mis ojos y grueso que terminaba en una cola color naranja, como la de un zorro.

-Te dije que me des tu culo...- dijo Susana, molesta.

-Tranquila amor, es difícil mientras entra, una vez adentro no es tan malo...- me sonrió Alexa y pude ver la larga cola de gato a su lado.

Seguí las órdenes y adopté una posición similar a la que Alexa había adoptado cuando pusieron su cola. Los pies tocando el piso y mis brazos sobre el colchón, dejando el culo al aire.

Las otras dos chicas, Sandra y Liliana, e incluso Alexa, se pusieron de pie, para ver el cómo me la ponían. Eso era voyerismo.

-Ábreselas...- ordenó Susana y Alexa abrió mis nalgas. Yo había llevado la punta de una almohada a los dientes para morder.

Sentí cómo algo delgado entraba, primero rodeando mi ano y después penetrándolo. Yo me contraje de manera instintiva.

-Es lubricante, no te contraigas amor...- oí la voz de Alexa.

El dedo de, quizá Susana, entraba y salía suavemente, después fueron dos dedos y ya con eso empecé a sentir dolor.

-Aquí voy nena, suavecita...- oí la voz de Susana.

Algo empezó a hacer presión en mi ano. La presión abarcaba más allá de mi entrada y cada vez era más fuerte.

-Auch, duele, duele...- me quejé, contrayéndome.

-Te dije que no te contraigas, terca- me regañó Susana.

-Anda mi amor, ponte suave o te dolerá más...- me pidió Alexa.

Susana siguió empujando, pero era en vano, por más que sentía que mi ano se abría, no entraba y estaba siendo muy doloroso.

-Ponle la de conejo, por favor...- suplicó Alexa.

-No, tengo una idea mejor. Liliana, dale la mejor chupada que puedas, puro clítoris...- ordenó Susana.

Liliana se sentó en el suelo y se acomodó de tal forma que pudo alcanzar mi vagina con su boca. Empezó a lamer y succionar mi clítoris, aquello hizo que por un instante olvidara el falo que quería entrarme por atrás.

De pronto sentí cómo entraba al menos la mitad con un dolor terrible al derredor de mi ano y Liliana succionó mi clítoris de tal forma que me llegó un orgasmo y con él, la entrada de todo el falo.

Me sentí repleta por dentro y con las contracciones del orgasmo, sentía que estallaba por dentro.

-Bien, que difícil fue...- oí la voz de Susana celebrar. Alexa cerró mis nalgas y me dejaron recostada en la cama. Yo dejé mi culo arriba, sentía que de no ser así el falo iba a lastimarme adentro.

-Seguiré haciéndole oral...- dijo Alexa, pero Susana se lo impidió.

-No no, quiero que me montes preciosa..., que le hagan oral ellas...- y así fue. Liliana y Sandra me ayudaron a levantarme.

Los pasos que tuve que dar eran terribles, el falo lo sentía enorme por dentro. Liliana me recostó boca arriba y empezó a comerme la vagina, Sandra se dedicó a mis senos...

Giré el rostro en aquél sentido irreal en el que me encontraba y miré cómo Susana estaba sentada en un sofá y Alexa movía sus caderas sentada frente a ella. La cola de gato que estaba sujetada en su ano se movía a su ritmo.

A esta tarde aún le faltaba mucho...


¡Es increíble, pero este relato me pareció más largo que el anterior!... y aún no llegamos a las partes más densas.

Espero que les haya gustado, yo ya no puedo más, tantos recuerdos me obligan a ir darme placer.

Esperen el capítulo 3. Gracias por leerlo.