Una buena relacion madre e hijo
El comienzo de una relacion incestuosa llena de placeres
Cuando me divorcie mi hijo tenía doce años y lo cierto es que no lo pasó nada bien. Lo hice porque no soportaba las continuas infidelidades de mi marido, un día me arte y puse fin a tantos años de engaños. Vivimos solos durante cuatro años, en los que mi hijo se fue haciendo un hombrecito y creciendo, cada vez me recordaba mas a mi ex marido y no solo en el físico, si no también en la forma de ser. En cuanto empezó a gustarle las mujeres ya me pareció un poco pica flor como su padre.
Conocí a un hombre con el que entable una muy buena amistad y aunque reconozco que nunca he estado realmente enamorada de él, si que en ese momento era lo que necesitaba. Fernando, que así se llama, me proporcionaba estabilidad y seguridad, es muy pero que muy buena persona, y me trata como a una reina. También en el tema económico me podía proporcionar las carencias que estaba soportando, después de mi divorcio. Yo entonces tenia treinta y ocho años y aunque el era bastante mayor que yo, por todos lados solo le veía ventajas. A la hora del sexo era bastante retraído y poco echado para adelante, yo no estaba acostumbrada a tomar la iniciativa. Todo lo contrario que con mi ex, con él hasta tenia inventarme excusas, siempre estaba dispuesto y con el arma cargada. Por lo que el sexo con Fernando era escaso y si soy sincera muy malo, no recuerdo haber llegado al orgasmo con el nunca. El peor inconveniente de esta relación, era Sergio, mi hijo, que no parecía sentarle muy bien mi relación con Fernando. Aun así pareció entenderlo después de un tiempo y decidí intentar que viviésemos todos juntos, primero durante un tiempo y luego ya veríamos.
Así lo hicimos y durante un mes la cosa fue mas o menos bien, Sergio parecía muy celoso y no me dejaba a sor ni asombra durante el día, y durante la noche me hacia que fuese a su habitación con cualquier escusa para importunarnos. Era bastante obvio su comportamiento, pero vivíamos con la esperanza de que poco a poco aceptara la nueva situación y cambiara su actitud.
Un día vino del instituto muy enfadado, estábamos solos en casa, Fernando no vendría hasta la noche. Comimos casi en silencio, no quería que se cabreara más y esperaba que se calmase para preguntarle que le pasaba. Después de recoger la mesa y los platos me dirigí a buscarlo para preguntarle que le sucedía. Estaba en su habitación se había puesto la música, bastante fuerte por cierto y había cerrado la puerta. Por un momento dude si entrar, pero con la escusa de llamarle la atención por el volumen entre de sopetón. Se sobresalto y vi como sacaba la mano de dentro de su pantalón rápidamente. Lo había pillado meneándosela, dios mío, que hacer. Él tenia una erección de caballo que no podía disimular a pesad del pantalón y yo quede parada sin saber que decir hasta que reaccione intentando mostrar normalidad.
- Estás loco con esta música tan alta, baja el volumen antes de que vengan los vecinos a llamarnos la atención.
Me dirigí hacia el aparato de música a bajarle el volumen, de este modo yo quedaría de espaldas y a él le daría tiempo a recomponerse. Al gírame seguía en la misma postura y no había recompuesto para nada erección, allí seguía sin disimulo. Me miro a los ojos y me dijo.
- Las mujeres sois malas, no hacéis más que provocar a los hombres.
- ¿Porque dices eso hijo?
- Por que lo sois, nos utilizáis nos calentáis y luego que nos den. ¿Verdad?
- No hombre eso no es así ¿Que te ha pasado?
- Nada
- Hombre algo te habrá pasado.
- ¡Mira!
Me decía indicando para que mirase su erección
- No me enseñes eso ¡Guarro!
- ¿Guarro? mira Ahora
Esta vez bajo su pantalón y dejo salir su enorme polla de debajo de el. Había salido a su padre sin duda, tenía un tamaño y un vigor bastante convincente, no como mi Fernando la verdad que era más bien, digamos de rabo corto. Yo aunque ya la había visto muchas veces en la ducha y le suponía un tamaño bastante considerable, no la había llegado a ver en todo su esplendor y por un momento quede hipnotizada por aquel instrumento. Pero es mi hijo pensé, ¡estamos locos!
- Mira, mira como me ha calentado esa guarra y mira como me ha dejado.
- Guárdate eso cariño ya se te pasara.
No se me ocurrió otra tontería más grande que decirle. Me senté a su lado para que se calmara y nada lejos que eso sucedió.
- Mira ves como provocáis, mírate que tetas mas hermosas tienes y enseñándome el sujetador ves como sois.
Cierto es que llevaba una camisa con algún botón mas de la cuenta que no había cerrado y al agacharme o si estabas a mi lado, podía verse como el sujetado cubría parte de mis senos. Tapaba justo la aureola y no le faltaba razón a la criatura de decir que provocaba, mas en su situación.
- Sergio, ¡soy tu madre!
- Y que, pero eres una mujer y te gusta provocar y luego nosotros si nos excitamos somos unos guarros ¿no?
- No digas eso, ¿es que alguna te ha dado calabazas?
- ¿Calabazas? Sois todas unas remilgadas y unas calienta pollas
- ¡Sergio!
- Como tu mama, tú también, mira como vistes y aquí en casa ¿esto que es para ponerme cachondo mama?
- Respétame soy tu madre
Se puso de rodillas en la cama y me abrió algo más la camisa y dejo mi sujetador completamente al aire.
- ¿Que haces?
De repente se abalanzo sobre mis pechos apoyando la cabeza entre ellos y pidiéndome perdón. Parecía arrepentido de su acción y gimoteaba y se restregaba sobre ellos. Tonta de mi pese que estaba arrepentido, cuando quise darme cuenta una de sus manos ya estaban dentro del sujetador jugando con mis pezones. Reconozco que aquello empezó a ponerme cachonda, pero que diablos era mi hijo el que me estaba sobando a place, y tenia que parar aquello como fuese.
- Sergio para de una vez
- Ves eres una calienta polla como las demás, mama.
- No me digas mas eso
- Porque mama, si tu también me vas a dejar así verdad
- Volvió ha mirarse la polla y ha hacer que yo la mirar de nuevo.
Pensé en llegar a una solución rápida y o dejarlo así, tomar como algo normal lo que iba ha hacer, sin darle mucha importancia le dije
- Esta bien hijo, yo te aliviare cariño. Pero no te acostumbre que esto no esta bien.
Le agarre como pude la enorme polla que apenas mi mano alcanzaba a rodear, y allí echado sobre mis pechos comencé a masajear a mi hijo, para que se le pasase todo me decía a mi misma. El chupaba mis pezones mientras yo con ahínco lo masturbaba, con fuerza y rapidez, para que terminase pronto. No quería córreme delante de él, ni quería que viese que estaba gozando. Así que antes que sus juegos en mis pezones me hicieran llegar al clímax, lo aparte y te termine de hacer la paja sin querer mirarlo a la cara. De allí salió una en cantidad increíble de semen en todas direcciones, lo cierto que le hacia falta a la criatura y no me sentí en un primer momento mal por lo que había hecho, pero realmente le hacia verdadera falta expulsa todo aquello de su interior.
- Gracias mama. No veas lo a gusto que me he quedado. Sabia que serias muy buena haciendo pajas pero no tanto
- ¿Que dice? ¡guarro!
- No fijas que a ti también te ha gustado
- Sergio, no digas eso
- Bueno, bueno
Me levante despavorida y aturdida por lo ocurrido, corrí hacia el cuarto de baño, donde pude comprobar lo que ya sabia. Mis bragas estaban completamente empapadas y necesitaba cambiarme y lavarme enseguida, tenia que quitarme aquella calentura como fuese. Me senté en el bidé para lavarme, como en casa no tenemos la costumbre cerrar las puertas con pestillo, al sentarme pensé que podría entrar y así fue. Nada mas sentarme y abrir el agua, allí apareció mi hijo, se puso a mi lado y me dijo suavemente.
- Mama ¿te ayudo?
- Tu estas loco
- ¿Por qué? Ahora la que te hace falta es a ti, no lo ves
No le faltaba razón al muy canalla, pero no debía dejarlo hacer mas de lo que había ocurrido. Mi mente no hacia mas que decirme que no y mi boca también, pero cuando vine a darme cuenta en vez de la mí mano a era la suya la que jugaba entre el chorrito del agua y a mi coño que no podía estar mas abierto y solicito. Sus dedos comenzaron a entrar y salir de mi interior mientras yo solo repetía.
- No, no, no déjame , esto no esta bien
- Tranquila mama, relájate y veras como no esta tan mal, tranquila
Cada vez mi resistencia era menor a sus caricias y mis negativas se fueron convirtiendo en gemidos de verdadero placer. Mi hijo me estaba masturbando como antes lo había hecho yo con él y yo había perdido los papeles entregándome a él de aquella manera. No tarde en correrme con sus dedos en mi interior, para entonces el ya estaba sentado tras de mi y yo me reclinaba hacia a tras para sentir el máximo placer posible, estaba entregada.
- ¡Márchate de aquí, Déjame, vete!
Le ordene en cuanto hube terminado, quería hacerme la enfadada y demostrarle que aquello no estaba bien, que no debía volver a suceder. Pero en cuanto salió, me vino a la mente una pregunta ¿Cuanto tardaría mi hijo en decir que quería follarme de verdad, y si no era yo la que tenia mas ganas que el de que lo hiciera?
Pasamos la tarde sin vernos y a eso de las ocho apareció Fernando que venia de trabajar como siempre, era viernes y al día siguiente no trabajaba. Yo intentaba como disimular que él no notase lo ocurrido, ¡Pero como iba a notar nada, que tonta! Seguí preparando la cena y comencé a notar una extraña sensación, al pensar, en volver a encontrarme de frente con mi hijo después de lo ocurrido. Lo llame para cenar y cuando salió de su cuarto parecía muy contento, me dio un beso muy cariñoso y se sentó donde siempre.
- Pareces muy contento Sergio ¿que tal el día?
Le pregunto Fernando, mientras yo tragaba saliva esperando una respuesta adecuada.
- Bien, hoy he tenido suerte, si
- ¿Con los estudios?
- No con una chica, parece que la cosa va bien.
- Me alegro hombre, se te ve de buen humor.
Me note que un calor me subía de repente a la cara y Fernando también se percato.
- Tranquila mujer el chico se hace mayor y esas cosas son normales.
- Ya, se hace mayor , es normal
Lo que no era normal es que fuese yo, por lo que estaba contento el muchacho, y creo que ha Fernando tampoco le hubiese hecho ninguna gracia enterarse. El muy canalla tenia una mirada de satisfacción que no podía disimular de ninguna de las maneras, ni pretendía hacerlo, parecía regodearse ante mi pareja de lo que había conseguido con migo y me daba la impresión de que el asunto no se zanjaba hay, solo había sido el comienzo.
Cuando nos fuimos a dormir no tardo en llamarme como siempre para que fuese a su cuarto, haber que escusa se le ocurría esta vez. Deje a Fernando en la cama y fui haber que quería. Allí me esperaba con la polla bien tiesa y no se porque pero ni tan siquiera me extrañe de aquello.
- Mira como estoy otra vez mama, así no puedo dormir
Yo no sabia que hacer, pero bien sabia que quería él. No se si por temor a que el otro se enterara o mas bien por que me apetecía de nuevo tocar aquella maravilla que poseía mi hijo, que solicita me senté junto a el y comencé de nuevo a pajear a mi hijo, pero esta vez mirándolo a la cara. Saque de cajón una camiseta interior de él y se la coloque cubriéndole sus partes, así se correría a gusto y no mancharíamos nada. Durante el transcurso de aquella maniobra no deje de mirarle a los ojos hasta que comencé los movimientos de subida y bajada en su miembro, entonces agache la mirada y quede hipnotizada por el vigor y tamaño de aquello. El comenzó a gemir levemente y enseguida tuve que ordenarle silencio nos podían oír.
- No hagas ruidos o paro inmediatamente.
- Vale pero entonces chúpamela mama.
- ¿Cómo?
- Si que me la chupes, quiero ver como lo haces
- ¡Estás loco!
- ¿Y tu no, mama? Tu por que no te ves la cara de deseo que tienes de hacérmelo, reconoce que lo estas deseando, he visto a Fernando desnudo y se que, eso es muy poco para ti.
- Eres un guarro, no te pases. ¿Tú que sabes lo que es bastante o no para mí?
- Venga no seas estrecha y date un atracón, será nuestro secreto.
- ¿Pero, esto es lo ultimo y me dejaras en paz?
- Claro que si mami. ¡Que buena eres!
Me amorre a su verga acto seguido, empecé despacito disfrutando de todo su esplendor y continúe acelerando para que acabase rápidamente no quería que sospechara Fernando de mi excesiva tardanza. Cuando note le venia el orgasmo, la saque de mi boca y derrame todo su semen en la camiseta que le había preparado. Dejándolo completamente satisfecho, me levante de su lado y le dije en voz alta, para que se me oyera bien.
- Recoge eso y lo dejas en la ropa sucia, no quiero cosas por medio ni por el suelo ¿entendido?
- Si mama, hasta mañana
- Hasta mañana hijo.
Guiñándole el ojo, salí de la habitación, para dirigirme de nuevo a la cama. Allí me esperaba Fernando el cual me felicito.
- Muy bien, así hay que hablarles seria y con autoridad cariño, si no se te sube a la chepa.
- Vamos a dormir que mañana será otro día.
Solo se me ocurrió decir eso para terminar y me gire dándole la espalda. La cara me olía a la polla de mi hijo y no quería que me notase el olor, así que intente hacer que quería dormir pronto. Él también se giro y de espaldas quedamos para dormir cosa que yo no conseguía, pero que él pude comprobar por sus ronquidos que no tardo en hacer. Aproveche entonces para satisfacer la calentura que me había producido la felación a mi hijo y como muchas otras veces me masturbe estando él presente en la cama, aunque esta vez estaba bastante mas excitada que de costumbre y casi no pude disimular mis gemidos. Cuando hube terminado no dejaba de pensar en que me depararía este nuevo futuro con mi hijo. Pero mi cabeza me decía, que seguro que estaría lleno de placeres.