Una buena paja
Aquí les escribo una de mis mejores pajas que he experimentado con un amigo.
Soy un chico normal de 20 años con una vida normal, y que además me gusta el deporte. Esta vez quiero compartirles una historia que precisamente me sucedió hace una semana. Primero quiero decir que soy un chico tal vez narcisista, me encanta mi cuerpo, y tal vez eso quiera decir que soy un poco exhibicionista, aunque también me encantan las mujeres.
Eso de que sea exhibicionista no significa que me esté desnudando en cualquier parte, sólo me encanta mostrar mi cuerpo donde tenga la oportunidad. Por ejemplo, en el gimnasio, no me molesta que se me vea todo el bulto cuando traigo puesto un pants, o en el sauna aunque varios llevan puesta su toalla yo entro sin ponérmela e igual, cuando tengo erecciones no me molesta en absoluto y no tengo porque taparme.
Otra cosa que a mi me encanta es masturbarme. Lo disfruto mucho, esa sensación de explosión y el líquido tibio cuando toca mi cuerpo y sobre todo cuando logro que me caiga en la cara.
He intentado varias técnicas diferentes, desde usar cáscaras de plátanos hasta diferentes formas de agarrar mi pene. Pero yo no estaba satisfecho con todas esas, quería probar algo diferente. Fue cuando se me vino a la mente mezclar esas dos cosas que me gustan: jalarme la verga y que alguien más me viera pero tal vez de forma discreta.
Días después, estaba trotando en la pista de atletismo con mi mejor amigo, y vimos que entró una chica despampanante, morena, cabello castaño claro y una cara muy bella, nosotros corríamos detrás de ella y apreciábamos aquella diosa. Entonces sentí que iba a tener una erección, y así fue, al rato estaba corriendo con un mástil levantando una carpa delante de mí, por lo que Daniel (mi amigo) se burló, a mi no me importó, me metí la mano y me acomodé el pene y seguí trotando.
Más tarde, agotados y empapados de sudor desde la cabeza a los pies, entramos a los vestidores y comentamos sobre la chava que habíamos admirado. Yo decidí entrar al sauna mientras Daniel salió a hacer algunas llamadas o no se que. Yo entré al sauna, no había nadie. Entré con unas pequeñas tijeras, rastrillo y crema para afeitar. Yo tenía la costumbre de recortar los pelos de mi pubis y afeitarme los testículos, a que se siente una frescura en los cojones y además se siente muy bien masajearme los huevos depilados; Daniel y yo hacíamos lo mismo así que no había problema que me viera haciendo esto en el sauna; de hecho él lo iba a hacer también. Comencé a afeitarme, pero seguía pensando en esa chica, pensaba en sus hermosos senos en los que se notaban los relieves de sus pezones a través del top, en esa cintura y me imaginaba su jugosa vulva totalmente abierta para que mi pene de 17 centímetros entrara hasta el fondo logrando que mis depilados testículos chocaran con ella.
Estaba totalmente excitado.
Terminé de depilarme y por mi agotamiento, me acosté en la banca del sauna, seguía pensando en ella. Abrí los ojos y vi mi verga totalmente erecta, brillante por el sudor y el vapor. Parecía de piedra. No aguantaba y me comencé a masturbar lentamente; pensaba en lo que sucedería si mi amigo entrara en ese momento al baño, pero eso me puso a mil, porque me excita demasiado que alguien me vea masturbándome.
Tomaba mi verga con las dos manos, acariciaba mi cuerpo, pasando por las zonas que me gusta sentir, mis velludas axilas, mis pezones, mi ano, todo, Me acariciaba mis testículos depilados y olía ese aroma característico que dejaban en mi mano. Me acaricié de pies a cabeza, la piel se me ponía chinita, sentía ese calor que atravesaba todo mi cuerpo, pasaba mis manos de mi culo hacia mi verga, pasaba mis dedos a lo largo de ella hasta llegar al glande, que ya lo tenía bien rojo, me acariciaba el frenillo y pasaba por todo e glande mi sudor. En ese momento hasta se me antojó poder chupar mi propia verga. Admiraba mi cuerpo todo excitado en el espejo antiempañante del sauna.
En eso, cuando estaba totalmente acostado en la banca y concentrado en mi paja, oí que se abrió la puerta, era Daniel, que se quedó ahí parado viéndome y riéndose. Yo me hice como si no escuché y cerré los ojos. Me di cuenta cuando la puerta se abrió porque el espejo estaba enfrente de mí. El sin decir nada, se sentó en la banca que estaba aun lado de la mía, se quitó la toalla y empezó a jalársela también. Entonces le dije: Rica la muchacha, verdad?. El me respondió levantando el pulgar y siguió masturbándose. Entonces yo me incorporé y me senté en la banca. Estábamos ahí frente a frente masturbándonos los dos.
Era extraño ver a otro masturbándose enfrente de ti. Yo le sonreí y le dije que nos viniéramos al mismo tiempo. Duramos diez minutos sobándonos las vergas (cada quien la suya, por supuesto). Antes de venirme sentía unos espasmos, era increíble, pareciera que iba a orinar, esa sensación fascinante, le di la señal de que ya iba a eyacular.
Fue una gran explosición. Avente el semen a borbotones (ya tenia tiempo sin darme una buena paja, pero ésta paja fue excepcional). Él también lo hizo. Uno de mis chorros voló alto y calló en la pierna de Daniel, el otro chorro que salpique cayó en mi abdomen, donde lo esparcí por todo mi estómago. La leche de él alcanzó a caer a mis pies. Al final los dos nos reímos, salimos del sauna y totalmente embarrados nos fuimos a las regaderas.
Ésta experiencia fue genial, e incluso quedamos próximamente en ir a su casa a ver una porno y a jalárnosla de nuevo, lo único que faltaba era que la chica que vimos en la pista nos acompañara.
Bueno, esta es la mejor paja que me he hecho hasta ahora. La próxima les contaré de otras, porque ahora mismo me iré a hacer una buena jalada. Hasta la próxima.