Una bala a tu corazon ii

Riden tiene que rescatar a rose por que fortune la ha secuestrado. ¿cual sera el precio que tendran que pagar estas dos aventureras?

UNA BALA A TU CORAZÓN

Eugenia

Riden y Rose estaba tumbadas en la cama, cada una en su lado y dándose la espalda. La rubia no podía dormir, en su mente se paseaban todas las imágenes que habían pasado hace solos unas horas. Por qué lo había hecho?, se preguntaba una y otra vez, si solo era parte de la misión no tenía que darle importancia, pero si era algo más?, todo esto la estaba confundiendo mucho, y ella nunca mezclaba el trabajo con el placer. Se giró para mirar a la morena que estaba dándole la espalda.

  • Estas despierta?

  • No.

  • Por un momento te importaría dejar de ser tan insoportable? - le dijo molesta la rubia.

  • Perdona, pero has sido tu quien ha empezado - se giró para mirarla.

  • Solo te hice una pregunta.

  • Te pasas el día haciendo preguntas.

  • No tiene nada de malo.

  • No, no lo tiene, pero a mí no me gusta responderlas. Se puede saber qué querias?

  • Quiero saber por qué hiciste lo que hiciste.

  • Y qué hice? - preguntó sonriendo.

  • Pues... ya sabes, eso!, besarme y todo eso.

  • Seguía órdenes - dijo dándole la espalda nuevamente.

  • Te ordenaron que me besaras?

  • No, nos ordenaron que nos comportáramos como ellos, y eso hice.

  • Pues no quiero que lo vuelvas hacer, no soy un juguete! - dijo en tono muy enfadado dándole la espalda.

  • Pues si no estas de acuerdo con la misión vete - la morena se incorporó en la cama.

  • Yo no iré a ningún lado, acabaré la misión, pero no dejaré que me vuelvas a utilizar.

  • Te gustó.

  • Qué? - preguntó incrédula.

  • Te gustó, lo vi en tus ojos, y por más que lo niegues no conseguiras que cambie de idea.

  • No sabes de lo que estas hablando - se tumbó dándole la espalda nuevamente.

Riden se acercó a ella, Rose al notar el peso cada vez más cerca de ella se giró y la morena quedó sobre ella. Se acercó hasta casi rozar sus labios.

  • Qué crees que estas haciendo? - preguntó nerviosa la rubia.

  • Dime que no sientes nada... - Riden dejó caer su cuerpo sobre el de ella - dime que no estas sintiendo excitación ahora mismo - Rose sabía que la morena tenía razón, pero no estaba dispuesta a admitirlo - siento los suspiros que se escapan de tus labios cuando mi cuerpo roza el tuyo.

  • Déjame... - sonó mas a una súplica, la morena sacó su lengua y acarició levemente el labio inferior de Rose.

  • Si no lo aceptas... te haré el amor ahora mismo - Rose no estaba segura de lo que estaba haciendo, pero ya no podia soportarlo mas.

  • No te atreverás...

  • Me encantan los desafíos...

Eso fue lo último que dijo antes de devorar la boca de Rose, sus manos recorrían cada centímetro de su cuerpo, sus manos luchaban desesperadamente por arrancarse la ropa, y así lo hicieron, hasta quedarse completamente desnudas, sintiendo sus cuerpos desnudos que comenzaban a sudar. En ningun momento dejaron de besarse, Riden agarró los dos pechos de la rubia y los apretó con fuerza, arrancándole un gemido de mezcla de dolor con placer, metiéndose entre sus piernas, haciendo que sus centros hicieran contacto por primera vez, esto hizo que las dos gimieran en la boca de la otra. Rose agarró el trasero de la morena y lo apretó contra ella pidiendo mas contacto, enseguida lo tuvo. Riden comenzó a mover sus caderas contra ella, acometía una y otra vez, cada vez mas rápido, y eso estaba haciendo volver loca a Rose. Con sus piernas rodeó la cintura de Riden, aquella postura incluso la hacia sentir más placer, pero lo que arrancó un grito de su garganta fue sentir la mano de la morena en su centro frotándola fuertemente, la rubia se abrazaba a ella con fuerza, estaba a punto de explotar en una sensación de placer absoluto, y así lo hizo. Besó fogosamente a la morena que le correspondió de igual modo. Despacio se separaron y se miraron a los ojos.

  • Esto también fue una orden? - pregunto Rose seria.

  • No... solo un desafió, el cual he ganado.

Riden se giró dándole la espalda y se puso a dormir. Rose cerró los ojos dejando escapar unas lágrimas, lloraba de rabia, porque se había dejado llevar, se había dejado utilizar, y eso era lo que más le dolía, eso y que comenzara a tener sentimientos hacia la morena. Se giró también dándole la espalda, abrazándose así misma.

Riden tenía los ojos abiertos, se sentía mal por portarse así con ella, pero la vida la había pegado duro, y si algo habia aprendido es que no se puede confiar en nadie, y menos enamorarte. Quería tratar de ocultar aquellos sentimientos que comenzaron a crecer en su interior.

Riden y Rose acababan de llegar a la fiesta, ninguna de las dos había vuelto hablar con la otra, ni una sola palabra. Ambas vestían muy provocativas, y ambas de cuero, cada una llevaba su arma bien escondida. Un hombre las llevó hasta el salón principal, allí estaba mucha gente y entre ellos Fortune.

  • Me alegro de que estéis aquí - dijo Fortune sonriendo.

  • Y nosotras de estar aquí - le dijo Riden.

  • Qué os parece si vamos a tomar algo?

Fortune ando hasta llegar a Riden, la agarró de la cintura y la dirigió a la barra. Rose se había quedado mirando, pero una chica, de la banda de la misma la agarró y la llevó hasta ellos. Riden y Fortune estaba muy cerca la una de la otra, ambas sonrientes y bebiendo y eso estaba molestando bastante a la rubia, aunque prefirió hacerse la indiferente.

  • Tu cachorrillo parece molesta.

  • Tu crees? - dijo la morena mirándola de reojo.

  • Si... no le hace gracia que me acerque a ti.

  • Te aseguro que no es celosa, somos muy liberales.

  • En serio? - dijo sonriendo maliciosamente - en ese caso... espero que no te importe que disfrute un poco de ella.

  • No prefieres disfrutarme a mi? - la morena no quería que se acercaran a ella.

  • Si, a ti también.

  • Que te parece... si hablamos de negocios y después... disfrutamos durante toda la noche? - dijo con su sonrisa mas seductora.

  • Me parece una buena idea, seguidme.

Riden le hizo una señal a la rubia para que la siguiera. Fortune las llevó al piso de arriba, en una habitación bastante escondida habia un pequeño pasadizo, entraron por él llegando a un gran laboratorio, en el había mas de 20 científicos trabajando.

  • Este es mi pequeño escondite, aquí es donde guardo mis juguetitos.

  • Es un lugar interesante - observó la morena.

Rose estaba muy sorprendida por todo lo que estaba viendo, vió varias armas nucleares que conocía muy bien, eran altamente peligrosas. Trató de memorizar cada una de ellas para tratar de informar después a su padre.

  • Y bien, en qué estas interesada? - por primera vez la morena no estaba muy segura que decir, fue Rose quien dio el paso.

  • Estamos interesadas en eso de alli - dijo señalando con el dedo.

Lo que alli había era como un enorme robot, una auténtica máquina de matar, de altura mediría más de 30 metros, era enorme.

  • Vaya... estais interesadas en mi Metal Ray.

  • Así es - dijo la morena.

  • Es mi joya más preciosa, aun no esta acabada.

  • Cuánto pides por tu joya?

  • Siento deciros que no esta en venta, con mi Metal Ray... no habrá nadie quien me pare.

  • Cuándo estará listo? - preguntó la morena.

  • Según los cálculos de mis científicos estará acabado en dos días.

  • Harás alguna muestra?

  • Si, y por supuesto... estais invitadas.

  • Gracias - dijeron ambas.

Riden le hizo una señal a la rubia para que se acercara y mirara mejor el experimento, mientras ella distraía a Fortune. Rose así lo hizo, aprovechó que la morena estaba distrayéndola para acercarse al Metal Ray. Se fijó bien en su estructura, en el material que contenía. Por ahora había visualizado un cortador hidráulico, misiles teledirigidos y una metralleta gigante.

  • Dios mio... esto es increíble... - dijo en un susurro.

Fortune miró hacía atrás y vió a la pequeña rubia mirando la máquina atentamente.

  • Parece que tu cachorrillo esta muy interesada en mi juguete.

  • Si, le encantan los juguetes, y yo me encargo de que tenga todo los que quiera - dijo sonriendo.

  • Estoy segura de ello - dio acercándose a ella - y... que pasa si no consigues darle mi juguete?

  • Pues... en ese caso, tendré que buscar otro superior al tuyo, y sería una lástima, porque en verdad me ha gustado.

  • Tal vez podriamos llegar a un acuerdo...

  • Qué acuerdo?

  • Yo de presto mi juguete... durante un tiempo, haces lo que tienes que hace y me lo devuelves...

  • A cambio de...?

  • Tu cachorro, el tiempo que tengas mi juguete ella se quedara conmigo, complaciéndome en todas y cada una de mis necesidades.

  • Uhm... tentador, pero al igual que necesito el aire para respirar, necesito a mi cachorro para poder sentirme viva cada noche.

Riden se alejó de ella y fue hasta donde estaba Rose, que parecía estar tomando nota mentalmente de cada uno de los detalles.

  • Será mejor que salgamos de aquí - le dijo la morena.

  • Qué pasa?

  • Simplemente haz lo que te digo - le cogió de la mano y comenzó a caminar.

  • Vaya, ya os vais? - preguntó Fortune - quedaos a tomar algo.

  • Claro - respondió la rubia.

De nuevo estaban en la fiesta. Riden no le quitaba ojo a Rose. Sabía que Fortune quería conseguirla costara lo que costara, pero no se lo iba a permitir. Rose estaba en la barra tomando una copa, cuando se le acerco Fortune.

  • Ponme otra de lo mismo - le dijo al camarero, que enseguida se lo sirvió - sabes?, tienes unos ojos preciosos.

  • Gracias - le respondió sonriente la rubia.

  • En verdad, eres una preciosidad, no me extraña que Riden no te quite ojo de encima - dijo mirando al lado donde estaba la morena apoyada en una columna mirándolas.

  • Cuida mucho de mi - dijo mirándola y saludándola con la mano, la morena lo hizo con una sonrisa.

  • Esta noche es muy especial, y me gustaría compartirla contigo, que te parece si vienes conmigo?

  • Yo... - la rubia no sabía que decir, instintivamente miró hacia la morena.

  • Vaya... tienes que pedirle permiso a mamá? - dijo con burla.

  • Claro que no - se repuso y le enfrentó la mirada.

  • Entonces, vienes? - le ofreció su mano.

  • Te sigo - cogió su mano y ambas comenzaron a andar fuera de la sala.

Riden según lo vió salió detrás de ellas. No pensó que la rubia fuera capaz de irse sola con ella. Tenía que llegar antes de que pasara algo. Salió de la sala, miró hacia arriba y vió que las dos se metían en una habitación, fue hasta las escaleras para subir pero dos hombres bloqueaban el paso.

  • Lo siento, la señorita Fortune ha dado orden de no dejar pasar a nadie.

  • Verás es que necesito pasar, mi amiga ha subido con ella, y tengo que avisarla de que nos tenemos que ir ya.

  • Pues no va a poder ser, la señorita Fortune no saldrá de ahí hasta mañana... y tu amiga tampoco - dijo riéndose y dando un codazo a su compañero que también reía.

Riden se giró muy enfadada, sabía que tenía que controlarse, así que decidió salir de la casa. Una vez fuera buscó un lugar para llegar hasta las terrazas de arriba, por suerte, encontró una tubería, por la que escaló hasta llegar a uno de los balcones. Miró en su interior y no había nadie. Una voz conocida la hizo mirar al balcón siguiente, de un salto llegó hasta él, con cuidado de no hacer ruido y aprovechando que la ventana estaba un poco abierta se quedó escuchando.

  • Le he hecho una oferta a Riden, que ha rechazado, y yo quiero saber tu opinión, ya que tu eres parte de esa oferta - decía Fortune que estaba hablándole a pequeña rubia que parecía algo asustada sentada en una cama.

  • Y cuál es la oferta? - preguntó curiosa.

  • Ella quiere mi Metal Ray, la he dicho que podria prestárselo el tiempo necesario, siempre y cuando tu estés conmigo - dijo acercándose a ella intentando intimidarla un poco.

  • Lo... lo siento, pero nunca me separo de Riden.

  • Lo acabas de hacer querida, y creeme que no te voy a dejar escapar - Fortune puso una de sus manos en la entrepierna de la rubia y comenzo a subir, pero tropezó con algo que dejó sorprendida a la mujer - No creí que necesitaras armas en mi fiesta... - su tono ahora era demasiado imponente, sacó el arma y la miró, después se la puso en el pecho a la rubia - por qué traes un arma a mi fiesta?

Rose estaba muy nerviosa, no sabía que decirla, se estaba dejando vencer por el miedo, incluso tenía ganas de llorar. Ella era muy buena en lo suyo, tal vez la mejor, pero nunca se había encontrado en una situación así. Ahora lo único que deseaba es que Riden estuviera alli.

  • Acaso eres poli?

  • Claro... que no - dijo con miedo.

  • Por qué no te creo? - dijo enfadándose más - Riden también es poli? - apretó más la pistola contra su pecho, haciendo que la rubia pusiera una mueca de dolor - CONTÉSTAME!

Fortune estaba tan enfadada que no se dió cuenta de la presencia de la morena, hasta que sintió un acero frío sobre su cabeza.

  • Como no me des esa pistola ahora mismo, y te alejes de mi cachorro... te vuelo la tapa de los sesos.

  • Podrías matarme, pero tu cachorrillo se iría conmigo - dijo Fortune.

  • Apártate de ella - su voz ahora era más grave.

  • Esta bien, esto no tiene por que acabar en tragedia - dijo mientras se levantaba, le ofrecia la pistola a la morena y se alejaba unos metros de ellas.

  • Sabía decisión - dijo Riden aun apuntándola con su arma.

Rose ahora se sentía mucho más segura, se quedó mirando a la increíble mujer que tenía delante, de sangre fría.

  • No vas a dejar de apuntarme?

  • No lo se, la verdad es que estoy muy enfadada, te dije que mi cachorro es mio, y nadie me lo quita, y creeme que no pensaré en quien me llevo por delante si eso ocurriera.

  • Vamos, no te pongas así, no querrás que se rompa esta bonita amistad que tenemos verdad? - dijo seductoramente.

  • Tu y yo no somos amigas, no son mas que negocios, pero en vista de que tu no estas dispuesta a negociar, ya te dije que lo que no obtenga aquí, lo obtendré en otro lado y mucho mejor.

  • Entonces creo que ya no tenemos por vernos más verdad?

  • Así es.

Riden agarró de la mano a la rubia y salió de allí con ella. Fortune bajó instantes más tarde y les hizo unas señales a sus guardias para que las siguieran y averiguaran dónde vivían. Riden conducía de camino a casa, de vez en cuando miraba a la rubia que no decía nada, tenía la vista perdida por el cristal. No dijo nada, siguió conduciendo hasta llegar a casa. Una vez allí, Rose se sentó en la cama y vió como la morena cogía el teléfono y llamaba a Peter, tras unos minutos colgó.

  • Lo que hiciste fue una tontería - dijo la morena.

  • Sabes?, no estoy de humor para tus charlas, se lo que hago.

  • No, no tienes ni idea de lo que haces - dijo acercándose a ella y levantándola de la cama cogida por los hombros - podrían habernos descubierto, incluso podían haberte matado!

  • Como si eso te importara...

  • Pues me importa! - dijo la morena casí en un grito. Tras unos segundos mirándose la soltó y cogió su chaqueta - la misión ha terminado, volvemos a casa.

  • Qué?

  • He hablado con Peter, ya les di la dirección donde esta la banda y donde guarda el Metal Ray, mañana asaltaran en lugar, no hace falta que sigamos aquí.

  • Dónde vas?

  • Voy a reunirme con Peter, tu quédate aquí, no tardaré.

La morena salió de allí dejando a la rubia sola. Rose decidió que iba a darse una ducha, necesitaba relajarse un poco. Una vez salió de la ducha, se vistió y se acomodó para ver la tele, pero un golpe en la puerta hizo que mirara hacia ella y viera como dos tipos, conocidos ya, estuvieran delante de ella.

  • Vosotros qué quereis? - preguntó algo asustada.

  • Tu vienes con nosotros, dónde esta tu amiguita?

  • Ella no esta.

  • Mejor - dijo con una sonrisa.

Los dos hombres fueron hasta la joven y la golpearon dejándola inconsciente. Uno de ellos la cogió en brazos y el otro dejo un sobre en el suelo, con una sonrisa llena de maldad salió de alli dejando la habitación vacía.

Riden acababa de llegar a casa, se extraño de encontrarse la puerta abierta. Al entrar miró y vió que estaba todo en orden, pero la habitación estaba vacía.

  • Rose? - preguntó esperando alguna respuesta - Rose estas aquí? - dijo mientras miraba en el baño.

Caminó por la habitación preguntándose donde demonios se habría metido la rubia. En uno de sus paseos vió una nota en el suelo, se acercó hasta ella, la cogió y comenzó a leer.

"Se que sois policías, si quieres volver a ver a tu cachorrillo, tendrás que venir a por ella, no pienses que te la daré, y recuerda algo, al fortuna siempre esta de mi parte...

Fortune."

  • Maldita zorra! - dijo estrujando el papel entre sus manos - ya veremos de que lado esta la fortuna... - Riden salió corriendo de la habitación. Tenía muy clara cual era su misión, salvar a Rose, y destruir el Metal Ray.

Riden tuvo una larga conversación con Peter de lo que había sucedido. Ambos decidieron que irían a buscar a la rubia. Los dos estaba escondidos en unos matorrales enfrente de la gran mansión.

  • Tenemos todo el equipo? - preguntó la morena.

  • Si, esta todo listo, si tenemos problemas el equipo de asalto atacara.

  • Bien. Tendremos que entrar sin que nos descubran, estoy segura de que esa Zorra ha puesto trampas por toda la mansión.

  • Eso ni lo dudes, recuerda que estas jugando a su juego en su territorio.

  • Pronto se le acabará el chollo, bien, vamos?

  • Vamos.


Rose comenzó a abrir los ojos lentamente, la luz le hacia daño, pero poco a poco consiguió adaptarse a ella. La rubia estaba en la sala donde se encontraba el Metal Ray, estaba atada a una gran caja negra. Parpadeó varias veces para saber si era cierto lo que estaba viendo, un contador de números rojos, la cuenta atrás habia empezado y no quedaba mas que media hora. Puso los ojos en blanco al darse cuenta de ello que tenía al lado, era una bomba. Sintió que unos pasos se acercaban, miró hacia su derecha y vió venir a Fortune con un gran arma. La mujer se paró delante de ella.

  • Ya te despertaste.

  • Suéltame!

  • Lo siento cariño, pero eso no va a ser posible.

  • Sabes que Riden vendrá a buscarme.

  • Confías mucho en ella, pero sabes?, ya estoy preparada - dijo señalando su arma - es una rail-gun, una pistola electromagnética, que dispara balas con fuerza magnética - dijo con una sonrisa mientras acariciaba el arma.

  • No te saldrás con la tuya - dijo mirándola con desprecio.

  • Recuerda niña... que la fortuna esta de mi parte.

  • Eso no te valdrá con Riden, para eso necesitarías un milagro y creeme que los milagros no existen.

  • Disfruta del tiempo que te queda cariño... aunque pensándolo mejor... piensa en un milagro, pero créeme que ni un milagro logrará que tu y tu madre loba salgáis de aquí con vida.

Comenzó a reirse a la vez que se iba de alli. Rose miró la bomba que estaba a su lado, quedaban 25 min. Comenzó a moverse con la intención de poder librarse y desactivar la bomba, pero eso no iba a ser tan sencillo.


Riden y Peter vieron que fuera de la mansión había más de un guardia vigilando, cada uno iría por un lado. La morena desenfundó su pistola, le puso un silenciador y apuntó a uno de los hombres que ahora estaba dándole la espalda. Apuntó directamente a la cabeza y disparó sin pensarlo, fue un disparo directo y preciso. Antes de que el otro hombre se diera cuenta, Peter hizo la misma maniobra. Una vez despejaron la zona comenzaron a avanzar.

Llegaron hasta la puerta de la casa, estaba abierta, la morena se asomó un poco y vió que había por lo menos ocho hombres y todos ellos armados.

  • Será mejor que entrar por la puerta de atrás - le dijo la morena.

  • Crees que podrás sola con todos?

  • Tranquilo, no hay blanco que se me escape - dijo a la vez que desenfundaba su otra arma.

  • Muy bien, nos veremos en el salón.

  • Ahí estaré.

Peter se fue por el lado de atrás, mientras tanto Riden respiraba hondo, y se mentalizaba para entrar.

  • Muy bien, aquí es donde empieza lo bueno.

Con una velocidad inimaginable entró en la casa y comenzó a disparar a diestro y siniestro, los hombres apenas tenían tiempo de apuntarla, pero hubo uno que consiguió cubrirse y disparar. La morena se cubrió tras una columna, cargó de nuevo sus armas y en cuando vió que el hombre se asomaba para disparar ella lo hizo por el lado contrario pillándole sorprendido y dándole de lleno. Cuando pensó que podía continuar cinco hombres más aparecieron, todos llevaban metralletas.

  • Esto se pone divertido - dijo a la vez que se descolgaba su AKS-74u del hombro y comenzaba a disparar.

Unos minutos más tarde todo quedó en silencio, Riden pasaba son su arma apoyada en el hombro entre los cadáveres de los hombres, a la vez que silbaba una canción mientras seguía avanzando por la sala.


Rose seguía intentando desatarse cuando escuchó muchos disparos, lo primero que salió de sus labios fue el nombre de la morena.

  • Parece que tu amiguita ya esta aquí, y por los informes que me han dado... ya se ha cargado a unos cuantos de mis hombres.

  • Te dije que ella me rescataría! - dijo con una sonrisa.

  • En verdad puede hacerlo... pero otra cosa es como lo haga... si viva o muerta... - dijo riéndose - MUCHACHOS!, PONED EN MARCHA EL METAL RAY! - todos los hombres que había allí comenzaron a hacer lo que Fortune les pidió.

  • No! - dijo la rubia.

  • Si no mato a tu amiguita, lo hará mi Metal Ray.

Riden se reunió con Peter, ambos consiguieron llegar hasta la sala donde estaba el Metal Ray. Allí se encontró a la rubia sentada en el suelo, atada a una bomba, a su lado estaba Fortune apuntando con su arma.

  • Llegais justo a tiempo del espectáculo.

  • Suelta a Rose, ella no tiene nada que ver aquí - dijo la morena.

  • Claro que si, esta pequeña perra, es la que mas metida esta en todo este asunto... ah!, por si no te habias dado cuenta tiene una bomba a la que le quedan... 15 min para explotar.

  • Vaya... y nos vas hacer el honor de quedarte a presenciarlo? - dijo divertida la morena.

  • Sería un placer veros saltar por los aires, pero hay ciertos asuntos que requieren mi atención.

  • Pues lamento decirte que tu no te moverás de aquí.

Dijo la morena a la vez que la apuntaba con su arma y comenzaba a disparar. Ella y Fortune corrian por toda la sala cubriéndose detrás de cualquier cosa. Peter corrió hasta la rubia y la desató.

  • Podrás parar esto? - le preguntó el hombre.

  • Eso espero - dijo a la vez que se ponía a quitar la tapa con cuidado, observó el mecanismo unos segundos - uhm... un mecanismos fácil, tienes unas tijeras?

  • No, pero si te vale un cuchillo?

  • Cualquier cosas que corte me valdrá.

La rubia se puso manos a la obra, mientras Riden y Fortune seguían disparándose. El arma de Fortune era muy potente, destruía cada lugar donde podia cubrirse la morena.

  • Qué demonios es eso? - se preguntó para si misma - Ey Rose!, consigues desactivar eso? - preguntó desde donde estaba escondida.

  • Si!, ya te dije que era buena en lo mio.

  • Nunca te lo negué - dijo asomándose y guiñándole un ojo a la rubia que sonrió ampliamente.

  • Cachorrillo!, despídete de tu madre, porque va a morir.

Rose consiguió desactivar la bomba, y tras cubrirse con Peter detrás de un muro, comenzaron a observar la batalla. Las dos disparaban sin parar, se movían por toda la sala, estaba quedando todo destruído. Tras varios minutos así ambas quedaron al descubierto, ya no quedaba nada donde esconderse. Una frente a la otra seguían mirándose fijamente a los ojos.

  • Bueno, creo que el jueguecito se acaba aquí - dijo Riden.

  • Eso parece... Fortune sonreía ampliamente - y... os habeis despedido ya?, digo... no volverás a ver a tu cachorro.

  • No, prefiero despedirme de ti, ya que serás la afortunada que desaparecera de este lugar.

  • Eso aun... esta por ver

Ambas apretaron los gatillos con el fin de acabar con todo, pero de ninguna de las dos armas salió nada.

  • Vaya... te has quedado sin balas.

  • Y tu te has quedado sin rayitos que disparar.

  • Si, pero aun me queda lo mejor...

Dijo a la vez que echaba a correr y de un salto se dejó caer a una pequeña plataforma que había mas abajo. Riden echó a correr detrás, pero justo cuando iba a saltar apareció el Metal Ray, y Fortune iba en su interior.

  • Se acabaron los juegos, la suerte esta de mi parte, despídete...

  • Mierda...

Riden echo a correr hacia atrás, aquella cosa podía matarla de solo un pisotón. La boca de el Metal Ray se abrió dejando salir un rayo azul, era el cortador hidráulico, por poco no dió a la morena, que seguía corriendo. Rose y Peter estaba totalmente inmóviles, la rubia quería ir a ayudar a Riden, pero Peter no la dejó.

  • Rose como demonios se desactiva esa cosa??? - gritó la morena mientras trataba de salvar su vida.

  • Solo se puede parar desde dentro, si no hay que destruirlo!

  • Y cómo hago eso?

  • Cuando lo vi por primera vez me fijé que tenía un punto debil y son los Misiles Stinger.

  • QUÉ?! - dijo Fortune en un grito- CÓMO DEMONIOS SABES TU ESO?

  • Soy experta en armas nucleares - dijo orgullosa.

  • De dónde demonios saco yo los misiles? - Preguntó Riden.

  • Te dije que venía preparado agente Riden - dijo Peter a la vez que le tiraba el Stinger.

  • Y esto como demonios se usa?

  • El stinger es un lanzamisiles tierra-aire portátil equipado con un detector de fuentes de calor. Los blancos potenciales apareceran indicados mediante circulos rojos, grises en la mira. El misil emplea un dispositivo de seguimiento por infrarrojos que perseguíra al objetivo aun que este se mueva - dijo Peter.

  • Muy bien, vamos a ver como funciona esto.

Riden salió de su escondite y apuntó rápidamente al Metal Ray.

  • Ya eres mia... - dijo Fortune a la vez que disparaba con la potente metralleta que tenía, las balas iban clavándose en el suelo, quedaba poco para que alcanzaran a la morena.

  • Trágate esto! - dijo Riden a la vez que disparaba, el misil dió de lleno en una de las piernas, haciendo que cayera de rodillas y la boca se abriera automáticamente, pero las balas alcanzaron a darle, en la pierna y una en el hombro.

  • Dispárale en la boca! - gritó Rose que no vió como las balas dieron a la morena.

Sin pensarlo un momento así lo hizo la morena, le disparó y el misil explotó en toda la cabina donde estaba Fortune.

  • NOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!! - gritó antes de que todo explotara.

El Metal Ray cayó al suelo de golpe, el cuerpo de Fortune cayó fuera de él, todo su cuerpo estaba chamuscado. Tras una gran nube de polvo, las cosas se fueron aclarando. Rose y Peter vieron que la morena seguía de pie sin moverse, unos segundo más tarde vió como soltaba el lanza misiles dejándolo caer al suelo, pero la siguiente en caer sería ella. Se desplomó en el suelo desangrándose.

  • Riden!!!!!!!!!!! - gritó Rose a la vez que corría hasta ella y la colocaba entre sus brazos.

  • Ten cuidado hija... no es bueno moverla ahora - dijo Peter.

  • Riden...

  • Uhm... si? - dijo a la vez que tosía y comenzaba a salir sangre de su boca.

  • No puedes dejarme!, tienes que volver, mi padre te necesita! - decía con lágrimas en los ojos.

  • Tran... quila, te tiene a ti, no le hace... falta nadie más - sus ojos comenzaban a cerrarse..

  • No... no, abre los ojos, no te duermas! - decía moviéndola.

  • Rose... - dijo debilmente - lo que paso... entre tu y yo... lo hice porque quise... no porque me lo ordenaran - sonrió débilmente antes de cerrar sus ojos.

  • No!, maldita sea!, abre los ojos!, no se te ocurra morirte me oyes?! NOOOOO!!!!!!.

Tres meses mas tarde, Rose fue llamada por su padre, una nueva misión que necesitaban de sus conocimientos fue lo que le hizo llamar a su hija.

  • Hola papá.

  • Hija, ya estas aquí, me alegro de verte - dijo sonriendo.

  • Y yo a ti. Bueno, háblame de esa misión

  • Verás, hemos descubierto un científico loco, que crea cosas de las mas extrañas, las esta vendiendo por el mundo, y necesitamos que averigues que tipo de armas son y que daño pueden hacer.

  • Entiendo, cuándo salgo?

  • Mañana mismo, el agente especial te dará toda la información.

  • El agente especial? - preguntó confundida.

  • Si, teneis que infiltraros allí, y no pensarás que voy a dejar que lo hagas sola?, tranquila, es especialista en estas cosas.

  • Pero...

  • Adelante - dijo el hombre.

La puerta del despacho se abrió dejando paso a una alta morena vestida de cuero, con sus gafas de sol negras, y una brillante sonrisa. Rose se giró para ver quien era, su cara lo dijo todo, y su padre rió al ver la cara de su hija.

  • Rose, te presento a la agente secreta Riden, aunque creo que ya os conoceis verdad?

  • Si señor - dijo la morena con una sonrisa.

  • Bien, pues entonces, podeis retiraros ya, me manteneis informados.

  • Claro... - dijo Rose sin acabar de creerse lo que estaba pasando.

Riden salió del despacho seguida por la rubia, que no era incapaz de cerrar su boca, caminaron hasta salir de la comisaría, ahí la morena se giró y se quitó las gafas dejando ver sus hermosos ojos azules que Rose había sido incapaz de olvidar.

  • Pero... o sea... tu...

Riden rió, sabía que si la rubia empezaba hablar no pararía, así que la única manera que se le ocurrió de callarla fue dándola un beso apasionado a la vez que la estrechaba entre sus brazos, la rubia correspondió al beso de la misma manera, segundos mas tarde...

  • Esto es parte de la misión? - preguntó la rubia.

  • No, nada de lo que haga contigo será parte de una misión - dijo con una sonrisa.

  • Te he echado de menos... - dijo abrazandola.

  • Tranquila... - la abrazó con fuerza, no te haces una idea del tiempo que vas a tener que aguantarme ahora.

  • Por qué dices eso?

  • Porque nuestras misión... no acabara en unos días.

  • Qué quieres decir?

  • Nuestra misión es ser felices, aparte de la que nos a mandado tu padre claro, pero a partir de hoy, nuestra misión es vivir el día a día con todo el amor posible.

  • Para siempre...

  • Tu lo has dicho...

Tras una sonrisa se besaron nuevamente. Y ahí es donde empezarían una misión que jamás tendría fin, ya que el amor nunca lo tiene.

Fin