Una aventura con una chica del gimnasio (2)
Creo que he conocido a una chica mas puta que yo, esta es la historia de su gusto por el buen sexo
Unos días después de mi aventura con Brenda, mi esposo me invitó a pasar unos días fuera de la ciudad, tomamos unas vacaciones de un par de semanas, al regresar, entre las diversas actividades, me llevó otro par de semanas el volver a ver a mi amiga; de esta forma a partir de nuestra experiencia juntas tardé más o menos 1 mes en ponerme al corriente de las novedades.
Por fin me reuní con Brenda para tomar un café y platicar, la verdad es que en comparación con ella tenía pocas cosas que contar, más allá de mi viaje, en donde había descansado y cogido riquísimo con mi esposo, no habría grande temas que contar; así que me intrigaba saber que había pasado con mi amiga y su varonil vecino.
A partir de aquí platicaré la experiencia de Brenda:
“ Las últimas semanas han sido las más intensas de mi vida, la verdad es que mi vecino me tiene pendeja con su verga, su personalidad y su manera tan perversa de ser.
A partir de nuestro primer encuentro, casi diario he cogido con él, no me concentro en mi trabajo y prácticamente pienso en verga todo el día, como sabes él es casado, así que para coger hemos corrido varios riesgos que hacen que la adrenalina suba por el peligro constante de ser descubiertos.
He cambiado mi horario de trabajo y he pedido entrar un poco más tarde, estos minutos adicionales han hecho toda la diferencia para satisfacer mis deseos de sexo, de esta forma mis familiares salen a trabajar antes que yo, así que me quedo sola en casa, pero lo mas importantes es que justo en esos minutos la esposa de mi amante, se lleva a los niños a la escuela, todo el trayecto le lleva a la señora casi una hora.
Esa hora es una delicia, en cuanto sale la esposa, yo cruzo la calle, como toda una puta caliente, autómata y deseosa de verga, siempre es en su casa, me excita mucho la idea de coger justo en su casa con el riesgo de que su esposa llegue, lo cual sería un poco menos peligroso en mi casa que también se encuentra sola; pero creo que lo mas morboso es el hecho de yo ir a tocar la puerta a literalmente pedir un cogida, totalmente entregada y sometida a mi macho, satisfaciendo sus deseos y de paso satisfacer lo míos.
Con la reputación de mi amante creo que pocas personas pueden atreverse a contarle algo a su esposa o a mis familiares, así que aunque pueden ser muy evidentes mis visitas matutinas a mi macho, hasta ahora no ha existido ningún problema ni en su casa ni en la mía.
La rutina ha sido más o menos la misma, debo de cruzar la calle vestida como una vil callejera, siempre sin sostén y usando tanga sólo cuando así me lo piden, de esta forma uso minifaldas muy cortas, shorts extremadamente pequeños y ajustados, tops, blusas entalladas y escotadas, vestidos cortos y entallados de una sola pieza y siempre tacones o botas altas.
Así debo de cruzar la calle, luego de tocar, casi siempre mi amante me hace mamarle la verga justo inmediatamente después de entrar a la casa, todos los días amanezco caliente al saber que pronto cogeré, al bañarme muchas veces comienzo a tocarme, al vestirme para mi hombre, la excitación sube y al cruzar la calle siento como a cada paso que doy me mojo cada vez más, luego al ver a mi dueño abrir la puerta la respiración se me empieza a entrecortar, y al ver emerger a esa verga poderosa y grande no puedo más que hincarme de inmediato a sus pies para saborearla, besarla y venerarla; así al comenzar a mamar empiezo a gemir como si estuviera cogiendo, en más de una vez he tenido mi primer orgasmo del día mientras tengo ese pedazo de carne en mi boca.
De esta forma no necesito mas para lubricarme antes de ser penetrada, en raras ocasiones mi amante debe de besarme o lamerme las tetas para calentarme, no es necesario ningún juego previo para mi, todo se limita a darle los buenos días a la verga de mi hombre, darle una buena mamada y después esperar mi deseada cogida diaria.
Una vez que le mamo la verga justo en la puerta, varias veces me ha hecho gatear hasta la habitación, así sacando el culo, gateo detrás de él, luego se acuesta y yo lo monto un rato, luego suele ponerme en cuatro patas, y terminar, las cogidas siempre son salvajes y con pocas palabras, al terminar me visto rápido, cruzo la calle y me arreglo para trabajar.
En una ocasión me pidió que llevara mi celular conmigo al cruzar la calle y que ese día llevara tanga, así lo hice, toqué la puerta, y de inmediato un mensaje llegó a mi celular.
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Quítate toda la ropa, quédate sólo en tanga, y vuelve a tocar
Así lo hice, a plena mañana y fuera de la puerta de su casa, me despojé de mis ropas, cualquier persona podía verme con un diminuto hilo dental dentro de mis nalgas como única prenda, me dispuse a tocar el timbre nuevamente, por varios segundos mi espalda desnuda y mis grandes nalgas formaban parte de paisaje urbano del barrio donde vivía.
Creo que intencionalmente se tardó más de lo necesario en abrir, en esos segundos casi desnuda fuera de su casa, el tiempo trascurrió en extremo lento, no supe si alguien me vio, yo sólo esperaba que esa puerta se abriera y por fin apareciera el enorme miembro capaz de saciar mi calentura, en esos breves segundos sentí miedo pero sobre todo excitación, me dominaba el morbo de ser exhibida y dominada, me vencía la emoción de ser vista y admirada, quería que la puerta se abriera y al mismo tiempo deseaba que permaneciera cerrada por un buen rato para así asegurarme de que la mayor cantidad de personas admiraran mi culo.
Mientras esperaba, sentía como mi sexo pasaba de estar mojado a estar empapado, podía sentir escurrir mis jugos ya por fuera de mi tanga; como deseaba a ese hombre y como podía calentarme de esta forma¡
Por fin se abrió la puerta y de inmediato besé a mi hombre con pasión y deseo, le tomé la nuca con mis dos manos, él intentó cerrar la puerta pero no se lo permití, al instante busqué su verga, esta vez no me hinqué, así de pie, me agaché lo suficiente para meterme su pene en mi boca, seguramente mis nalgas se veían aún más grandes en ese posición, justo en la puerta de su casa, con la puerta aún abierta, solo portando una diminuta tanga y con el culo expuesto a la vista de cualquiera comencé a mamar, no pudimos aguantar más de unos pocos segundos, casi de inmediato me metió a empujones, no tuvimos tiempo de entrar a la habitación y de pie cogimos pegados a la pared.
Mientras me cogía le gritaba que era suya que era su puta y él sólo me insultaba, me llamaba puta, me llamaba perra y yo sentía esas palabras como el complemento perfecto a todo lo que sentía, lejos de ser insultantes eran los mejores halagos para mí.
Todos los días debía de ir a trabajar con un cambio de ropa listo por si mi amante quisiera verme, de esta manera en mi auto llevaba siempre una pequeña maleta con ropa de puta, en varias ocasiones en la hora de comida o al salir de trabajar puede escaparme a algún motel a tener un encuentro con mi macho
Varios días salí a comer y a los 5 minutos ya estaba vestida como golfa, en unos minutos después era montada como una yegua y al cabo de un par de horas regresaba al trabajo, muchas veces despeinada, algunas veces sin ropa interior, pero siempre oliendo a sexo y con una enorme sonrisa de puta satisfecha.
Una noche al parecer mi amante se quedó solo, era viernes y solo recibí envié un mensaje
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Ven quiero salir
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okey, estoy allí en 30 min
Ya mi atuendo estaba más que listo, una mini, muy de las que me gustan usar, mis zapatos de tacón muy pero muy altos, una blusita en tonos marrones y dorados que aparte de todo era transparente, un brassier negro de un solo uso y un micro hilo que solo cubrían los labios de mi concha.
Crucé la calle, al montarme a su auto me dijo
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Estas de un puta que nadie lo negaría
Me sonreí, escogió un bar donde tocan salsa en vivo, el mismo estaba al reventar, tanto que nos toco acomodarnos en una pequeña sección al final de la barra, muy juntitos, tanto como yo quería, él pidió whisky, yo una margarita, hablamos un rato y él no dejaba de tocarme, parados en la barra bailamos una que otra vez, cada una de ellas mi culo era víctima de agarrones de otras personas y de varias vergas que rozaban mis nalgas.
Yo estaba a mil, imagínate, yo con mi pinta de puta, sintiéndome puta y de paso tratada como tal, el grupo de hombres que se aprovechaban de mis pequeñas salidas a ruedo se marcharon, pero su espacio fue inmediatamente ocupado por un grupo de parejas que solo se concentraban en ellos, afortunadamente donde yo me encontraba con mi dueño estaba más oscuro que en donde se ubicaban ellos.
Me fui desinhibiendo un poco, tanto así que cada vez que bailaba me movía mas sensual y propiciaba bailar lo que se conoce como "trancaito" esto consiste en bailar salsa muy juntos, esto me servía para de vez en vez aprisionar mis tetas a su pecho, situación esta que no tardó en generar una erección en mi amigo, al punto que su bulto era evidente.
Ya su mirada había cambiado, era más lasciva, con más morbo que de costumbre, yo igual de puta, mirándolo y meneándome con descaro, de repente y en la barra él se coloca a mi espalda, me toma por la cintura y me encierra entre la barra y su cuerpo, sus manos comienzan a acariciar mis caderas y empieza a subir por entre mi blusa, yo me dejo hacer y comienzo a restregar mi culo contra su verga con una mano tomo la parte trasera de su cabeza y para ese momento ya mis tetas eran descaradamente manoseadas.
Continuo con mis movimiento y le pregunto:
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Se te paro papi? MMMM?
Recibí solo un beso en el cuello y una nalgada, me di la vuelta y busqué su boca para darnos un beso profundo y húmedo, tan húmedo como lo estaba mi entrepierna; me aparté un segundo y le dije que me disculpara que debía ir al baño un momento, no sin antes darle otro beso, me dirijo al baño y ahí me deshice de mi micro tanga, la cual deje colgada en la manilla del baño de hombres al pasar junto a su puerta.
Me acerqué a mi amante, se fijó que mis tetas estaban libres y me recibió con un fuerte beso, me giró y comenzó a manosearme de nuevo, esta vez con más descaro, frente a todos, con la tenue oscuridad como cómplice, tome una de sus manos y la lleve hasta el borde de mi mini, la cual estaba un poco más arriba debido al movimiento que realizaba en aceptación de aquella manoseada que recibía muy gustosa.
Sin tardar en entender lo que deseaba alojó su mano en mi coño, ya mojado, tan mojado que por mis muslos sentía hilos que bajaban buscando mis rodillas, tuve que gemir
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Mmmm, papiii, quiero verga
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Aquí no, vayámonos a otro lugar
Me di la vuelta y con cara de puta y coqueta asentí con mi cabeza en aceptación, pero antes metí mi mano por su pantalón y acomodé su verga apuntando hacia su ombligo, mi placer fue más al sentir el tamaño y grosor de su miembro, sobrepaso el cincho de su pantalón por un dedo y su cabeza casi llega al ombligo, me puse en cuclillas y alcance a lamerle el glande por unos segundos, me tomó de los hombros con firmeza y levantándome me sacó a jalones del lugar, llegamos al vehículo y allí nos besamos con más pasión. Por casualidad en la calle contigua al estacionamiento habían muchos hoteles, escogió uno cuyos chalet tienen garajes privados, en la recepción te entregan una tarjeta electrónica y un control.
Yo para ese entonces ya estaba que explotaba, abrió el portón del garaje y metió el carro, casi instantáneamente la puerta del garaje comienza a cerrarse, nos bajamos muy presurosos mientras él abría la puerta lo hale por la camisa y le dije:
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Cógeme aquí, luego en la habitación"
Me tomó entre sus brazos y me empujó contra su vehículo liberó mis tetas quitando mi blusa, chupaba mis tetas, mordía mis pezones las apretaba, las mamaba como queriendo destaparlas, metía su cara entre ellas y mordía la cuenca.
Yo lo desnudé como puede, desabroche su camisa de un solo tirón su pantalón cayó al suelo al quitar el botón , me dio la vuelta y bajo por mi espalda , subió hasta mi cintura la mini; buscaba mi culo, repitió la operación de mis tetas en mis nalgas, que rico se sentía, apartó mis nalgas y comenzó a chupar mi ano, metía su lengua, seguidamente me metió un dedo y luego otro.
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Papi ya cógeme estoy que ardo, quiero tu verga, métemela ya
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Pero que puta eres
Me contestó, me dio la vuelta y me ordenó, " Chúpamelo" baje como si mi vida dependiera de esa orden. Comencé a pajearlo salvajemente mientras lo miraba para en un zas meterme semejante pedazo de carne en mi boca, lo chupaba como poseída, lamia su tronco, me comía sus bolas, primero me metí una a la boca luego ambas, solo alcanzaba a escuchar sus palabras, chúpala como la puta que eres, debo reconocer que cada vez que me decía puta me gustaba más, logrando que me preocupara mas por no dejarle duda de la seguridad de sus palabras.
Me levanté y recostándome en la maletera de su vehículo le hice una señal con mi dedo de que se acercara, me senté en su maletera y abrí mis piernas su verga iba como teledirijida a mi raja, esa primera envestida fue fácil, mi ya empapadisima concha facilitó su entrada, me estuvo follando un buen rato en esa posición, yo sentía que mi concha se expandía cada vez más.
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La tienes muy gruesa, cógete a tu puta, cógeme papi, así, así dale más duro.
Yo no era quien ni estaba en condiciones de hacer otra cosa sino facilitarle las cosas, apretaba mis tetas y como podía se las acercaba para que se diera gusto, lo retiré un poco de mí, me bajé de la cajuela y dándome la media vuelta me incliné contra la misma, él tan observador tomó su verga y la introdujo de nuevo en mi, tomó mis caderas con sus manos y comenzó un mete saca fenomenal yo solo recibía sus envestidas, y cuando él bajaba su ritmo por el cansancio yo complementaba el movimiento con todas mis fuerzas.
De repente sentí mi primer orgasmo venir:
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Dale mas papi, anda, anda ya me vengo en tu verga, dame más duro, cógeme más, cógeme.
Alcance a decirle entre gemidos y suplicas, él no paró y aumentó sus movimientos, me provocó el primer orgasmo (de muchos) y sentí una liberación en mi concha.
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Quieres acabar dentro de mi papi?
No alcanzó a responderme, solo un gruñido y un apretón a mis caderas me hicieron entender que ya estaba por acabar; un chorro caliente y muy potente me invadió por dentro, ya estaba vaciando su lechita en mí, yo comencé a mover mis caderas, en un momento ya él jadeaba y se retiró un poco de mi, sacando su deliciosa verga, me di la vuelta y lo besé como nunca he besado a un hombre.
Con toda la pasión de este mundo, abrí la puerta de la habitación llevándolo de la mano lo metí en la misma, lo acosté en la cama y le dije que me esperara, entré al baño me di una pequeña ducha y salí aun mojada del baño, lo tomé de la mano y lo llevé al jacuzzi, ahí lo lavé de pies a cabeza para luego comenzar de nuevo a coger, esa noche hicimos de todo, hubo sexo en todas las formas posibles, hubo cuerdas, algo de sado, pero te voy a confesar dos cosas la primera: por primera vez deje que un hombre me cogiera por el culo ( me encantó) la segunda es que me tomó varias fotos “
Continuará…..