Una ausencia que sabe a ti.
De como las circunstancias pueden alejar físicamente a una persona pero tu piel y tus ganas la hacen estar presente cada vez que el deseo llama.
Es la noche del viernes, normalmente a esta hora del día no hubiese pasado tanto tiempo sin saber del hombre que embrujó mis ganas. Lamentablemente por razones que no comentaré la comunicación se ha vuelto casi nula pero no así la necesidad que ambos sentimos.
Acostada en mi cama pienso en cada una de las veces que yo daba inicio a las conversaciones en la que seguro se daba un pajazo para mi, una ocurrencia o una sugerencia directa hacia que su mano se fuera directamente a su guevo, acariciandolo mientras me leía o le enviaba alguna foto de mi cuquita recién depilada aun mojada después de la ducha.
Sé que leerá este relato y una vez mas su mano se deslizara hasta la cabeza de su guevo sintiendo como una babita comienza a humedecerlo lo que hará que disfrute la masturbación que se hará en honor a su puta.. La única que ha sabido como complacer su deseo.. Para este momento ya estoy boca abajo en mi cama, presionando los músculos de mi cuquita buscando la liberación del deseo que siente. Mis pezones se endurecen, mi cuquita se humedece y tu guevo se para deseando la caricia de mi boca, la mamada perfecta que sólo yo puedo ofrecerle. Mi deseo crece al mismo ritmo que mi locura, me doy vuelta, abro mis piernas dejándolas una a cada lado estilo mariposa y hundo hasta el mojado infinito dos de mis dedos al ritmo de tu guevo penetrándome; suelto un gemido y acelero el ritmo; entras y sales cogiéndome como nunca, abro mi boca, de estar aquí recibiría tu guevo pero manteniendo mis dedos en mi cuquita mientras yo con mis labios presiono de la forma que bien conoce. Las ganas se han concentrado al pasar de los días, aprieto uno de mis pezones con los dedos índice y pulgar aumentando mi placer, masajeo mis senos grandes recreando momentos en los que tus manos se adueñaban de ellos , dándole el placer que sólo mi hombre es capaz de hacer nacer y satisfacer.
No aguantaré mucho más y sé que tu tampoco, tu guevo duro y grande está a punto de estallar y yo deseo cada gota de tu leche caliente en esparcida en mi cuquita hambrienta. Me pongo en cuatro y espero el empuje final, tu guevo sólo mío entra con la fuerza de tus ganas de cogerme, lo agarras con un poco mas de fuerza pajeandote para tu hembra, sientes vas a acabar, cierras los ojos y mi imagen desnuda con el cabello revuelto se instala en tus pensamientos, explotas con fuerza, llamándome, me uno a ti regalándote un orgasmo delicioso que me deja exhausta y feliz..
La espera valdrá la pena.. No sé cuantos días pasarán para volver a verte, pero sí sé que cada uno de ellos habrá un pensamiento que te haga estar presente.
Tuya..