Una apuesta incestuosa

Una mujer decide aceptar una apuesta que involucra al deliciose culo de su hijo

Todo comenzó cuando decidí compartir el gimnasio con mi hijo, mi hijo tiene 18 años y la verdad es que es un devoto al gimnasio y a verse bien, mi esposo nunca lo ha sido pero creo que en estos días hay más competencia entre los chicos que cuando yo fui joven, tras meditarlo mucho decidí entrar al gimnasio ya que todas mis amigas lo harían, una tarde mis amigas estaban en mi casa y mientras discutíamos a cuál de los gimnasios de la ciudad deberíamos entrar entro mi hijo Diego, de pronto mi amiga Elisa le pregunto.

-          Oye diego a que gim vas se nota que realmente está dando resultados.

-          Voy al del centro.

-          decidido que a ese iremos a ese ¿verdad chicas?

Todas asentimos pero no se que tenía que ver mi hijo en la decisión, comenzamos a ir y bueno el primer estuvo pesado, hacíamos rutinas más o menos complicadas pero terminábamos exhaustas, parecía que nunca lograríamos acoplarnos hasta que después de unos meses lo logramos, teníamos una rutina y todas las tardes asistíamos a nuestra sesión de ejercicio. Antes de continuar tengo que contarles que mis amigas son realmente descaradas tal vez mas que yo, se la pasaban mirando a los chicos que llegaban a entrenar los cuales eran de la edad de nuestros respectivos hijos, yo no sé porque pero mis amigas parecían excluirme durante las platicas en las que comenzaban a sabrosearse a los chicos.

Un día de nuevo me dejaron fuera de una plática, decidida y muy molesta pues estaba segura que lo estaban haciendo a propósito, me acerque a donde estaban y las confronte.

-          Quiero que me digan de que hablan que me excluyen.

-          De nada es solo que…

-          De nada sólo que no creemos que te interese

-          Yo soy la que decide si me interesa o no-. Les respondí muy enojada.

-          Créeme no te interesa.

-          Les digo que me cuenten

-          Está bien si quieres te contamos pero no te enojes.

-          Ves a los muchachos de allá-. Claro que los veía eran los amigos de mi hijo, mi hijo asistía con un grupo de amigos, todos estaban realmente muy bien tenía que admitirlo, tenían realmente un muy buen cuerpo  y sobre todo tenían una cara de verdaderos picaros que no podían con ella.

-          Sí, los veo ¿Qué tienen?

-          Es que estamos dándonos valor para acercarnos a darles una nalgada

-          ¿Qué? ¿están locas? Son de la edad de nuestros hijos

-          Sabía que no te atreverías, que te aburrirías

-          No es eso, es que… bueno a ver anímense a acercarse a ellos.

De pronto mi amiga clara se hizo el ánimo, se acerco a uno de ellos y mientras estaba hablando le agarro las nalgas, el muchacho se sonrojo y sobre todo sonrió con una cara de pervertido que no lo hubiera imaginado, entonces clara regreso hacia nosotras realmente moviéndose muy sensual, dejando viendo a través de su malla aeróbica su cuerpazo, no sé porque pero me puse muy caliente, y cuando llego a nosotras todas reímos.

-          La verdad que las tenía tan ricas, pero me quede con ganas de no agarrárselas a diego

-          Oye pero es mi hijo-. Le dije un tanto molesta.

-          Pero no lo ves, es el más nalgón de sus amigos.

-          Y que nalgas se carga se ven tan ricas

-          No sé cómo te has contenido amiga de darle unas buenas nalgadas.

-          Como crees soy su madre.

-          Lo que pasa es que eres una puritana.

-          No es eso, es que… bueno la verdad es que lo podría a hacer

-          Está bien si te crees tan moderna-. De repente todas se vieron al mismo tiempo.

Estaba esperándolo en la cama, hasta que escuche que salía de la ducha, no había nadie en la casa solo estábamos los dos, entonces entro, venia con el agua cayendo por su cuerpo, se veía tan sensual, me había mojado involuntariamente pero cualquier mujer lo hubiera hecho, llevaba una toalla blanca y dios mío parecía sacado de una de mis fantasías al verme se puso algo nervioso.

-          Mamá ¿Qué haces aquí?-. me dijo mientras se acercaba a su ropero y sacaba una trusa

-          Es que necesito tu ayuda.

-          Dime mami, ¿Qué necesitas?

-          Es que… mis amigas me hicieron una apuesta.

-          ¿sí?-. se preparaba a salir del cuarto cuando me atreví a decirle la verdad.

-          Necesito una foto de tu culo-. Le dije tan apenada que me puse colorada como un tomate.

-          ¿mamá?

-          Es que me hicieron tanta carrilla que tuve que aceptar ¿me ayudaras?

-          Claro que te ayudare por eso soy tu hijo, pero dime ¿Por qué de mi culo?

-          A mis amigas es lo que las pone locas.

-          ¿Por qué crees que lo ejercito tanto

-          Las chicas se fijan mucho en eso. Pero no pensé que ustedes también. Está bien me tomare una foto y te la doy.

-          Es que eso no es todo-. Cada vez más me sentía a punto de morir de vergüenza.

-          ¿Qué más mami?

-          Te las tengo que estar agarrando.

-          Déjame ponerme la trusa y vengo

-          No, es que tienes que estar desnudo, y acostado en la cama, les platique que dormías desnudo y me dijeron que no sería tan difícil sacarte una foto así.

-          Entiendo-. Entonces se quito la toalla, pero al verlo desnudo me quede de piedra, no podía quitar los ojos de su entrepierna, estaba hipnotizada con ese pene que estaba ante mí, estaba a media erección pero tenía un tamaño que me dejo anonadada, de repente mi hijo se acostó y dejo a su culo a mi merced, se veía tan delicioso, moreno y respingón, con dos hoyuelos que lo hacían ver tan rico, me quede de piedra tenía todo eso a mi disposición, como en un estado de trance me acerque y le di una nalgada que sonó tan fuerte que el sonido me trajo a la realidad.

-          Lo siento me deje llevar

-          Me pasa muy seguido, la otra vez mi maestra de ingles me dijo que me quedara a borrar el pizarrón, de pronto se acerco y me las agarro-. De pronto comenzó a reír con una risa demasiado lujuriosa nunca se la había escuchado.

-          Ok déjame encender la cámara-. Me levante y deje la cámara encendida.

Le agarre el culo, que digo casi se lo exprimía,  sin embargo mis manos seguían amasando ese objeto de pasión para mis amigas, sin embargo al poco tiempo mis manos subieron por su espalda, mi hijo entonces se volteo y me miro con una gran sonrisa en los labios, lo bese y mis manos siguieron bajando por su escultural cuerpo, sus abdominales baje hasta su pene y lo comencé a chupar, mi hijo aventaba mi cabeza contra su cuerpo, yo agarre su culo de nuevo, mi hijo entonces me quito antes de venirse, llevaba una falda y me bajo la ropa interior de pronto me aventó contra la cama, se puso encima mío, mis manos no paraban seguía manoseando a mi hijo, y agarre ese culote, le daba nalgaditas mientras él me penetraba, le mordisqueaba los labios, de pronto sentí ese pene dentro mío, comencé a gemir tan alto, al sentir que se venía y sentía su leche caliente dentro mío me incorpore y le mordí ese culote, mi hijo seguía mirándome con una sonrisilla, justo cuando lo volví a besar lujuriosamente, lo senté en la cama y lo comencé a cabalgar como loca, duramos horas haciéndolo hasta que mi esposo estaba por llegar, nos separamos ambos completamente sudados y con miradas de cansase y de lujuria latente, antes de irme le dije al oído.

-          Gracias por lo de la apuesta-. De pronto le enseñe la foto que había sacado la noche anterior agarrándole las nalgotas que tiene-. Y gracias por la cogida de hoy-. Entonces recogí la cámara que había grabado todo-. Y esto bueno solo por si me vuelven a decir puritana-. Le di un beso cargado de lascivia.

-          Bueno supongo que ayer debiste cerciorarte de que estaba dormido-. Le agarre el culo de nuevo y salí sin más.