Una apuesta de Póker - Parte 1 (Jennifer)

Un día invite a un chico que me gustaba, Bob, a ver unas películas a mi casa, justo el día que mi familia salió porque yo tenía unas ganas tremendas de cogérmelo.

Este es nuestro primer relato, así que déjennos presentarnos de una manera rápida; somos un grupo de amigas que nos compartimos nuestras experiencias sexuales y decidimos publicarlas debido a la idea de una de nosotras, para que sepan mas o menos quienes somos solamente escribiremos la inicial de cada una de nosotras, somo 5 chicas mexicanas y 1 argentina.

Mi nombre es Jenni, soy de piel blanca, mido alrededor de 1 metro con 70, tengo tetas 38D y pezones café claros, tengo un culo carnoso y firme y me gusta mucho presumir mi cuerpo, ya sea con ropa ajustada o con escotes.

Un día invite a un chico que me gustaba, Bob, a ver unas películas a mi casa, justo el día que mi familia salió porque yo tenía unas ganas tremendas de cogérmelo. Para ese día me vestí con una blusa rosa y me dejé algunos botones sin abrochar para lucir mis pechos, un pantalón ajustado de mezclilla, unas zapatillas fáciles de poner y de quitar, y debajo de todo, lencería negra con encaje, donde una pequeña parte de la piel se mostraba por los bordes transparentes.

Él llegó a mi casa como por las 7 de la noche, venia de trabajar, eran de esos días eran lluviosos y llego medio mojado, lo primero que hice fue ofrecerle una toalla. Mientras el se secaba yo buscaba una película la cual pondría el ambiente en marcha, y decidí poner una película medio aburrida para que en algún momento nos pudiéramos distraer.

De momento escuche su voz.

  • ¿Crees que me puedas ayudar a sostener un paraguas mientras bajo algo de la cajuela? - me pregunto.

Mi educación me hizo contestarle casi inmediatamente. - Si, voy por el paraguas. - y en seguida me levante a buscar uno.

Salimos los dos con cuidado y abrió su cajuela donde traía una pizza, un six y un contenedor metálico de cigarros, me sorprendí porque no sabia que fumaba, pero no me molestaba. Entramos a la casa y puse la película mientras comíamos y tomábamos, fue como una hora después que la luz se fue, nos quedamos a oscuras. No sabía como abalanzarme hacia él, me quede en blanco.

  • ¿Tendrás una baraja? – escuché mientras volteaba a verlo, - Me gustaría jugar Póker contigo. -

Me quede sorprendida, no sabía como reaccionar, - Creo que mi hermano tiene una, déjame buscarla. – en ese momento fui a su cuarto y la busqué en su escritorio, la encontré casi inmediatamente porque la tenia al lado de su computadora. – Ya la encontré -.

Regresé al sillón y le di la baraja.

  • ¿Sabes jugar? – me preguntó con un tono burlón.

  • Claro que se jugar. – Le respondí con un tono indignado.

  • Pues apostemos, quien pierda paga la cena de mañana. – era obvio que me quería ver el día siguiente ya que era sábado.

Mi mente simplemente se pasmo, su apuesta me gustaba, pero se me ocurrió una mejor para el momento. – Te tengo una apuesta mejor. – Se lo dije con una mirada coqueta. – Quien gane la mano, decide que prenda de ropa se quita el otro. –

En ese preciso momento su cara se tornó pálida, el ya sabía que la apuesta se tornaría un sueño tan húmedo como cuando el llego a casa, y era lo justo, es estaba mojado, y yo quería estarlo también.