Una apuesta arriesgada (Ella)

Una puesta hará que dos personas tengan que semi convivir entre ellos durante dos semanas, intentando cada uno conseguir un fin concreto ¿cual de ellos sera el ganador de la apuesta?

Buenas hace mucho, pero mucho tiempo que no vengo con un texto por estos lares, y ya era hora, este es el primero de dos textos que en realidad son el mismo, pero en este caso es narrado por ella, y el segundo sera narrado por el, espero que os guste, y valoréis y comentéis los textos que se agradece vuestra opinión, así sin mas disfrutad de el.

Una apuesta arriesgada (Ella)

Era fría la tarde pero prometía volverse interesante, sobretodo después de haberme despedido de los compañeros de piso tan “amables” que tengo, paseaba aburrida por las calles casi vacías por el mal temporal que llevaba días rondando la zona y mi abrigo no era capaz de ocultar mi cuerpo a los fríos vientos consiguiendo que cada pocos pasos un escalofrió recorría mi cuerpo de pies a cabeza. ¿Que podía hacer? Llevaba largo rato sin saber a donde dirigirme, sin un destino, ni nadie con la que juntarme ha echar unas risas, era un viernes de lo mas aburrido, pero algo me sorprendió sacándome de la rutina de este frio día de invierno, un único mensaje al móvil, “Vente para el bar nos vamos a juntar todos y vendrá gente nueva, no tardes!” breve y conciso ¿que mas pedir?

No tarde en virar mi camino en la dirección opuesta a la que había tomado, para dirigirme al bar donde siempre nos reuníamos, caminaba a prisa intentando entrar en calor, pero era una ardua tarea como dirían en libros de relatos medievalescos. Apenas en unos minutos llegue a mi destino allí pude observar como varios de mis amigos esperaban en la puerta a que los demás llegaran, o simplemente pasaban frio por el gusto de fumar un cigarrillo. Los salude mientras no dejaba de dar pequeños brincos para no perder el calor, a lo cual todos rieron y no pusieron impedimentos en que entrara lo mas rápido posible al local.

Al entrar se notaba el cambio de temperatura, tenían la calefacción puesta y la concentración de gente ayudaba a que el ambiente fuera agradable. Deje mi abrigo en un perchero y pude apreciar como la gente en el local se apoderaba de los sillones que aun quedaban libres, mientras otros no tardaban en ponerse a jugar en los billares que el local tenia. Me acerque a la gente y con dos besos salude a los que conocía, mientras esperaba a que el resto me presentara a los 3 muchachos nuevos que habían llegado, al parecer se trataban de un primo de uno un tal Elio y dos amigos del mismo.

Vi como el primo comenzaba ha hablar con un chaval y me acerque a la conversación con la intención de dar mi opinión, empece a hablar con el, parecía algo creído aunque a primera vista nadie lo hubiera pensado, pero fue lo que me hizo sentenciarlo, no trago a los creídos arrogantes y fue a mas cuando sus comentarios se dirigieron hacia al tema de rollos de una noche.

-Enserio, os lo aseguro, ninguna tía se me resiste, soy la polla, siempre me retan y nada, en dos días tengo las apuestas ganadas- Hablaba en su arrogancia dirigiéndose a mi y a los otros dos que se habían unido a la conversación.

-¿Y tu consideras logro el follarte a una pava que conoces en una discoteca?- Pregunte. -cualquiera puede irse una noche de discoteca y ligar, hasta la tía mas cardo que exista, con dos copas de mas siempre todos la ven mucho mejor de lo que es.- asegure.

-¿Eso es lo que tu crees?-

-Por supuesto-

-Vale, entonces dime para ti ¿que seria un logro en cuanto a tirarte tíos?- preguntó inquisitoramente.

-¿Para mi? El conseguir que un tío, en apenas unas semanas no deje de pensar en mi ni un solo minuto, y todo ello sin habérmelo follado ni una sola vez antes de cumplir un mes de estar con ellos.-

-¡Oh! Vamos, ¿que somos princesitas de color de rosa que solo queremos un amor para toda la vida? ¡venga ya! lo divertido es tirarte a cuantas mas sea posible mejor, probar una y si no gusta pasas a otra, eso es lo que mola, tienes diversidad, diversión y no tienes que andar dándole explicaciones a nadie, eso es mucho mas entretenido que lo que tu dices.- me espetó.

-Si, mas entretenido quizás, pero ¿logro? No, y aquí hace unos instantes hablábamos de logros no de diversión.-

-Estupideces.- reclamó, mientras los demás interesados en la conversación se comenzaban a apartar aburridos por discusiones infantiles como la que estábamos teniendo.

-¿Eso crees? A ver si es que le tienes miedo a que alguien te engatuse y por eso no pasas ni dos días seguidos con una persona.-

-Quieres que te lo demuestre.-

-Adelante, es mas te reto, haber si eres capaz, de juntarte durante dos semanas todos los días conmigo, por cualquier motivo, da igual el que sea, pero que me tengas que ver y pasar un rato conmigo, ¿a ver quien es el que a final de mes, se harta y cambia de tía?- Propuse amenazante tendiendo le la mano en señal de trato, la cual el no tardo en estrechar con un arrogante.

-Acepto el trato, ya veremos quien se equivoca de los dos.-

Una sonrisa un tanto peculiar se poso en mi rostro mientras veia su cara poner una mueca divertida de una seguridad que en pocas personas había visto antes. Me aparte con el fin de dirigirme hacia otro grupo de gente para seguir la noche divirtiéndome pero me freno en seco agarrándome del brazo y haciéndome girar sobre mis talones para quedar nuestros rostros muy cerca.

-Entonces, mañana a las 7 aquí ¿te parece?- musitó.

-Me parece- fue mi respuesta antes de girarme levemente y musitar en su oído suavemente una simple frase -te seduciré- y sin mas me moví apartándome de él a sabiendas de que estas dos semanas serian muy divertidas.

Los días siguientes pasaron rápidos, era divertido ver como las situaciones comprometidas en las que lo ponía le conseguían sacar sonrojos y algunas frases arrogantes pero cargadas en ocasiones de vergüenza. Era tal nuestro juego de risas, burlas y mucho tiempo juntos que mis amigos comenzaban ha hablar cosas sobre nosotros dos, cosas que no desmentíamos ni admitíamos, era un juego solo eso un burdo reto en el cual debíamos ver quien se proclamaba vencedor, uno rindiéndose a los encantos de una noche de pasión, o el otro al verse sucumbido por algo mayor que una noche loca. Y fue así como el siguiente fin de semana llego, el ecuador de la apuesta, y ahí nos encontrábamos los dos en mi casa.

-Date prisa que no quiero llegar tarde- gritaba desde el salón mientras no paraba de cambiar de canal con el mando.

-Te quieres esperar, no encuentro las llaves, y como me valla sin ellas no tendré donde quedarme hasta el viernes que vienen mis compañeros.- le conteste a gritos desde el cuarto.

-Siempre puedes pasar el fin de semana conmigo- musito entre risas, ante ello no pude mas que acercarme por su espalda, acercando lentamente mi rostro a su nuca para susurrar con mucha calma -¿Tantas ganas me tienes ya que pareciera que buscas cualquier escusa para pasar la noche junto a mi?- mi boca se encontraba a centímetros de su cuello mientras mis manos se paseaban por sus hombros descendiendo por su pecho lentamente.

-Si tu quieres que la pasemos no pondré impedimentos- Se burlo de mi a sabiendas que eso provocaría que el ganase el juego, pero una sonrisa divertida se me situó en el rostro mientras no paraba mis manos en su descenso hacia el borde del vaquero, pero las pare de golpe. Fue entonces cuando mas acerque mi boca a su oreja y rozándola con los labios musite. -Entonces no pasaras solo este fin de semana.- mi lengua en ese momento alcanzo su lóbulo para al instante ser cazado por mis dientes, antes de separarme de el y volver al cuarto con la intención de coger alguna muda para el fin de semana. No había visto la reacción de él, pero no me importo sabia que las siguientes noches serian divertidas y pensaba aprovechar la ocasión.

Cuando acabe de recoger las prendas y amontonarlas en una pequeña bolsa de viaje salí de la estancia viendo como aun seguía en el sofá esperándome, una mirada recibí de su parte antes de caminar hacia la puerta de salida donde pude ver las llaves puestas en ella. Las cogí con algo de discreción metiendolas en uno de los bolsillos de la bolsa, antes de salir, siendo seguida por Elio que llevaba rato algo callado, pero aun manteniendo una sonrisa arrogante en su rostro.

Juntos llegamos al lugar de reunión para mas tarde salir de fiesta a una discoteca de la zona. No pasamos mucho tiempo en el bar, era nuestro punto de reunión, así pues nos desplazamos al los poco minutos a la discoteca, el cual era un local grande amplio, con buena música y poca luz, sobretodo poca luz.

Al llegar la cola era corta y por eso mismo no tardamos en entrar, no movimos hasta la barra donde todos pedimos algo de beber, algo que nos duraría largo rato debido al precio de las copas, fue en ese momento cuando algo me agarro de la cintura, cuando atisbe a girarme vi como Elio se encaramaba a mi por la espalda mientras se mecía al ritmo de la música.

-¿No te apetece bailar?- me pregunto mientras se pegaba todo lo posible a mi.

-Aun no te has tomado ni una copa ¿y ya vas contento?- fue mi respuesta.

-Venga no seas uraña, seguro que te diviertes conmigo, si solo te dejas llevar- hablaba a mi lado sin prestar atención a las miradas extrañas de mis amigos a las cuales también ignore cuando me gire para quedar cara a cara con el rodeandole con los brazos el cuellos y meciéndome junto a él.

-No soy uraña, si lo fuera no te hubiera dejado ni rozarme, y a cambio aquí te ves- añadí, pero al momento su teléfono capto su atención y con un simple disculpa, salio afuera para hablar sin problemas.

Me dirigí al momento ha hablar con mis amigos los cuales andaban divertidos al ver la escena de dos borrachos bailando de una forma un tanto peculiar.

-¿Cuanto han bebido?- pregunté.

-Ni idea, pero la pinta que tienen es de llevar mucho rato aquí.- Fue la única respuesta que me dieron antes de que otro muchacho nos interrumpiera dirigiéndose a mi.

-Buenas noches ¿te hace un baile?-

-¿Un baile?-

-Claro, uno solo, no me hagas el feo, a no ser que tengas pareja.- Dijo divertido mirando a los presentes, gire la cabeza hacia ellos y con un simple encogimiento de hombros cedí al baile.

Me arrastro hacia la pista agarrándome de la muñeca, no puse impedimentos pero me resulto un tanto brusco. Pasaron apenas unos minutos, cuando otros brazos se enroscaron sobre mi cintura desde mi espalda y notando el peso de una cabeza en mi hombro pude escuchar unas palabras dirigidas a mi actual acompañante.

-Esta hermosura ya tiene pareja así que si no es molestia ¿me la devuelves?- las palabras eran de Elio, el cual en un tono algo amenazador las había soltado sin desprenderse de su sonrisa burlona, por otra parte el muchacho no hizo mas que moverse a un lado no pareció estar muy interesado en mi, pues en cuanto se dio la vuelta ya se dirigía hacia otra muchacha que parecía no tener pareja. -De nada por apartarte moscones.- añadió.

-No necesito ayuda para apartar los moscones, es mas si estaba bailando con el es por que he querido.-

-Pensé que aun nuestro trato seguía en pie.- dijo mientras me soltaba y se colocaba frente a mi.

-Y así es-

-¿De verdad? No lo parecía.-

-Que el trato sea entre nosotros no quita que no pueda seguir divirtiéndome con otros, después de todo es un trato, no una relación.- recrimine sin pensarlo dos veces, cosa que note en la mueca de su rostro, ya que había borrado esa típica sonrisa suya por un seriedad algo inquietante.

-Ok- fue su única respuesta, antes de dirigirse hacia los demás que se encontraban en el lugar. En cierto modo mi objetivo era conseguir que el sintiera algo mas por mi, y con mis palabras cualquier cosa que hubiera logrado había quedado claro de que solo seria temporal.

Me uní al grupo colocándome a su lado pero pude apreciar como en ese momento me ignoraba, y así fue el resto de la noche, por mas intentos que hiciera por hablar con el me ignoraba.

Llego la hora de irnos cada uno por su lado y tras varios momentos de duda al encontrarnos allí los dos solos tras despedirnos de todos no sabia si debía acompañarlo a su casa o marcharme a la mía, pero sus palabras me contestaron a las preguntas que aun no había pronunciado.

-Vamonos antes de que sea mas tarde, quiero dormir aunque sea un rato antes de que se haga de día.- y tras eso se dirigió al coche esperando a que montara para irnos del lugar.

El transcurso del viaje fue tranquilo y silencioso demasiado para mi gusto no hablo ni una sola vez, no dijo palabra alguna, ni siquiera había puesto la música, así pues acabe observando lo que se movía al alrededor del coche en nuestro camino, esperando que el transcurso de este fuera lo mas rápido posible y librarme de esta incomoda situación. Pero no fue así, llegamos a nuestro destino, un bloque de pisos, abrió la puerta también en silencio y pasando de largo en dirección a lo que vi que parecía su cuarto me dijo.

-Suelta las cosas donde quieras, no es grande la casa, así que no creo que necesite enseñártela.- respire hondo por un momento e hice caso a lo mandado, pero no pasaron ni dos minutos cuando apareció de nuevo por la puerta, sosteniendo una manta. -Tu dormirás en el cuarto, no hay otro, yo me quedare aquí.- dijo señalando el sofá, quise protestar pero lo único que recibí fue el silencio, así pues me encamine al dormitorio y tras cambiarme a tumbe sobre la cama, en un intento de pegar algo de ojo.

Había pasado poco mas de una hora según pude ver en el reloj del móvil y yo aun era incapaz de dormirme, me levante con la intención de ir a por un vaso de agua, pero me costo girar el pomo de la puerta sabiendo que él etaria fuera, no quería despertarlo después de saber que estaba molesto conmigo, y aun mas sabiendo que me había dejado la cama teniéndose que quedar en el salón, pero no pude evitarlo tenia la garganta seca y necesitaba con prisa de algo que me la despejara.

Abrí la puerta y para mi sorpresa, Elio aun seguía despierto con los cascos puestos y mirando una película, solo se limito a levantar la mirada cuando me vio salir del cuarto, pero no tardo en volver la vista hacia la pantalla. Suspire con parsimonia, no sabia que hacer, asi que me limite a ir al baño a beber algo de agua.

Acababa de apagar la luz del baño cuando un brusco movimiento me estampo contra la pared, lo mire sorprendida, pero no dijo nada, era él, el causante de ese giro inesperado, quise quejarme pero no me dio la oportunidad, en el momento que quise decir algo sus labios apresaron los míos en un brusco beso que no cesaba, me agite levemente ante la sorpresa pero me agarro con fuerza la nuca para evitar que me separara.

Fue apenas cuando la falta de aire hacia mella en ambos cuando conseguir separarme y lo único que escuche antes de volver a verme apresada por sus labios fue un “Si tu quieres el trato, seguiremos con el, pero ahora me toca mover ficha”. No entendía lo que ocurría, por que de repente las cosas se habían volteado de esa manera, era extraño por que sentía tantas cosas y todas ellas contrarias, quería separarlo de mi pero a la vez no quería que ese beso parase, y mi cuerpo no hacia lo propio por evitarlo, y contrario a mi se movía siguiendo sus acciones, colaboraba en ese beso que por momentos se hacia mas intenso.

Sus manos comenzaban a descender desde mi rostro por los brazos, posicionándose en la cadera, mientras los míos hacían lo propio colocándose en su pecho. Una segunda vez nuestros rostros se retiraron quedando a pocos centímetros el uno del otro, nuestros alientos se mezclaban mientras que en mi cabeza una idea daba vueltas, el hecho de que el quisiera acabar con todo quedándose con la victoria en este estúpido juego de niños.

Fue por eso mismo que cuando lo vi acercarse de nuevo hacia mi no pude mas que ladear el rostro en un intento desesperado de no sucumbir, y como pude ver en el pareció molestarle levemente, pero no desistió, su rostro adquirió un nuevo objetivo, mi cuello, comenzó a lamerlo una y otra vez, alcanzando mi oreja por la cual comenzó a repartir pequeños bocados descendiendo de nuevo, y leve quejido escapo de mis labios sin mi permiso, mientras sus manos descendían acariciando mis nalgas y mis muslos, en una suave caricia, nada esperado en alguien como el.

Me removí un instante con tal de lograr el cese de esos mordiscos que comenzaban ha hacer mella en mi. Pero lo único que conseguí fue que el se pagase mas si cabía a mi cuerpo dejándome notar un bulto en la única prenda de ropa que llevaba, el pantalón del pijama, lo mire de reojo, me estaba tentando, lo sabia y lo peor de todo es que yo comenzaba a ceder en ese tira y afloja. No pude evitar en ese momento, separa su rostro de mi cuello para apoderarme de sus labios en esta ocasión llevando la iniciativa, algo que el entendió como permiso para cargarme.

Me llevo en brazos el escaso recorrido del baño al dormitorio, mientras no paraban de moverse nuestros labios en ese beso sin fin, mis manos agarrados a la nuca, me afianzaban a el en ese trayecto, que pronto llego a su fin cuando me dejo caer sobre la cama quedando el sobre mi levemente sujeto por un brazo, que hacia las veces de pilar para no aplastarme.

Repuse el aire en ese momento, en el que pude ver como su mirada se paseaba por todo mi cuerpo siguiendo a su mano libre que hacia lo propio por el hasta alcanzar mi mejilla la cual sujeto para volver a hundir sus labios en los míos.

Mis manos en ese momento comenzaron a recorrer su torso desnudo en el cual no me había fijado con anterioridad y parecía trabajado. Acabo con ese beso que yo había descubierto que tanto me gustaba, para comenzar a bajar besando cada hueco que encontraba libre de mi cuerpo alcanzando su pecho el cual apenas tapado por una camiseta de tirantes, capto su atención.

Me incorporo para si poder deshacerse de la camiseta a lo cual no le puse impedimento, y tras voltearse colocándome encima de sus rodillas, comenzó a atender a mis pechos con delicadeza y esmero.

Paso así un leve rato que para mi fue delicioso, hasta que entonces me recostó sobre las sabanas mientras descendía sus besos por mi estomago con el destino incierto del filo del pantalón. Cerré mis ojos por un momento dejándome hacer, pero en el preciso momento en que sus dedos comenzaban a agarrar el filo de este mismo algo en mi me hizo salir de ese cúmulo de sensaciones e incorporarme rápidamente agarrando sus manos en un extraño impulso y mirando su rostro extrañado solo llegue a susurrar unas escuetas palabras. -No lo hagas- Pude ver en su mirada un atisbo de duda al par que molestia, pero tras un momento de duda, se incorporo frente a mi y virándose sin decir nada salio de la habitación cerrando la puerta tras de si.

En ese momento no pude mas que dejarme caer sobre la cama, sabia de sobra que hubiera preferido seguir con ese momento, pero tampoco quería que todo este juego acabase asi tan pronto dejando de lado cualquier relación que tuviéramos a partir de mañana. Me acurruque en la colcha sin siquiera alcanzar la camiseta, en un intento de calmarme tal, que el sueño me asalto en momentos dejando fuera durante varias horas mi cabeza de pensamientos al respecto.

La mañana al igual que las posteriores amanecerían tranquilas, ninguno de los volvimos a mencionar el asunto, aunque por momentos la relación que habíamos mantenido se hacia mas fría, seguimos durante los siguientes días quedando, juntandonos y saliendo con los de mas del grupo, pero la cosa ya no era igual, las bromas se habían reducido, los roces también, pareciera un castigo que ambos tuviéramos que pasar esos días que quedaban juntos y eso se notaba cada vez que nuestras miradas se cruzaban uno de los dos la apartaba.

Y fue entonces cuando el ultimo día del trato llegó, no teníamos ninguno de los dos ganas de salir y fue por ello que la única solución que encontré fue la de quedarnos viendo una película en mi casa, no queríamos ver caras de nadie mas, bastantes eran los comentarios que ya rondaban debido a esas dos semanas tan extrañas que habíamos pasado.

Así fue que el timbre sonó y fui con parsimonia a abrir, no me había cambiado en todo el día y andaba con ropa de andar por casa apenas el pantalón largo del pijama y una camiseta de sport, ¿para que debía hacerlo?, cuando abrí la puerta y lo vi entrar sonreí levemente al ver que sus pintas eran similares a las mías un pantalón de chándal y una sudadera, nada fuera de lo normal.

-He traído algo de comer- dijo mostrándome una bolsa en la que parecían haber lo suficiente para hacer un par de pizzas.

-Gracias, pero no tenias porque, tengo comida de sobra.- Añadí.

-Bueno así no nos quedaremos con hambre.-

Paso rato en cual los dos estábamos en el sofá comiendo a puñados patatas y palomitas que de sobra había comprado para exactamente no quedarnos con hambre, cuando acabamos la segunda película, ya pasaban de las diez y media de la noche y nuestros estómagos comenzaban a gruñir clamando comida de verdad y no unas simples patatas fritas.

-¿Hacemos las pizzas?- propuse.

-Venga- contesto mientras se levantaba con parsimonia para ir a la cocina, comenzamos a sacar los ingredientes de la bolsa y preparar los enseres, cuando pude percatarme de algo.

-¿Hay que hacer la masa?-

-¿Enserio? ¿No viene ya hecha?- preguntó a la par que enseñaba la caja abierta en la cual venia la mas en bloque sin amasar.

-Aquí pone que esta preparada para hacerse pero... que viene en bloque.-

-¡Venga ya! Ese tío siempre me tima.- Sentencio mientras me quitaba la caja de las manos.

-¿Entonces que? ¿Hacemos la pizza?.-

-Supongo que si quiero comer algo que no sean frituras y golosinas, sino no podre levantarme mañana de la cama del mar cuerpo que tendré.-

Comenzamos ha preparar los ingredientes cortándolos, rayando el queso, y llego el momento de amasar la base.

-Aquí pone que se tiene que amasar durante 5 minutos para que coja aire.- me iba informando.

-Pero ¿no le quedaran burbujas?-

-No pone na de eso.-

-¿Y no tengo que echarle harina?, es que comienza a pegarse y no me hace gracia.-

-¿Donde la tienes que eche un poco?-

-En este armario de aquí arriba.- dije señalando como pude para el, con las manos llenas de masa, intentando que no tocara nada para no manchar ningún mueble. Pero era imposible y menos cuando el comenzó a aplastarme contra la encimera en su afán de encontrar la harina. -¿la encuentras o te alumbro?-

-No esta-

-En el mas alto.- conteste. A la par que intentaba hacer señas imposibles, con las manos.

-Que digo que no esta.-

-¿Como no va a estar? Tráeme esa silla que me suba y miro.- Le dije en un intento de encontrar la dichosa harina, pero no fue la silla lo que me ayudo a alcanzar la harina, sino él, el cual me volteo para alzarme en brazos intentado que viera en lo alto, pero no vi nada. -No esta..., el otro día había un poco de harina, si estuvieron haciendo un bizcocho.-

-¿Y no puede ser que la gastaran?-

-Puede- musite en un susurro mientras intentaba recordar lo que había pasado el otro día. -Entonces, ¿que hacemos con esto?- mostré mis manos que comenzaban a verse apresadas por esa masa pegajosa.

-Quizás si sigues amasándola deje de pegarse tanto.- Añadió mientras me dejaba en el suelo y miraba la masa que cada vez que era amasada se ponía mas blanda.

-No funciona.-

-Tu sigue.- rió mientras me veía agobiada por un mechón de pelo que no cedía en su afán de entorpecer mi vista, me retiro en ese momento el mecho del pelo colocándomelo tras la oreja.

-Gracias.- agradecí, pero no era eso lo que buscaba en ese momento pues aprovecho la ocasión para acercar su rostro a mi cuelo y depositar un suave beso, a lo cual no pude evitar encogerme por la sorpresa y las cosquillas. -No hagas eso- espeté.

-¿El qué? ¿Esto?- y volvió a acercar el rostro para igual que antes besar mi cuello, a lo que me moví intentando esquivarlo y evitar que lo hiciera, acto que se tomo como un reto pues volvió a intentarlo, acorralándome por la cocina en la busca de mi cuello, mientras yo no podía hacer nada por defenderme teniendo las manos manchadas de la masa.

Me persiguió por varios minutos en los cual me acorralaba en las esquinas de la cocina, hasta el punto de no poder escapar y puse mis manos por medios de los dos de forma amenazante. -Como te acerques te manchare- pero siguió acercándose, poco a poco con la sonrisa que hace tiempo que dejo de verse en el y cuando ya me disponía a manchar toda la sudadera me agarro los brazos en alto para arrebatarme un beso el cual no pude esquivar. -¿por que has hecho eso?-

-¿Por que no?- contesto a la par que volvía ha hacerlo ahora sin esconder la sonrisa, mientras me soltaba las manos de sobre mi cabeza y me envolvía en una especie de abrazo, sin dejar se mover sus labios sobre los míos, a los cual comenzaba a corresponder sin poner impedimentos.

Coloque mis brazos sobre sus hombros intentando no mancharle mientras su lengua pedía permiso para entrar el cual no tardo en llegarle, ambos recorríamos la cavidad del otro, sin dejar terreno por explorar, dejando que de vez en cuando pequeños bocados volaran del uno al otro aprisionando nuestros labios, en una extraña provocación a seguir con el beso.

Cuando se hubo separado no se aparto de mi, pero aun así sonrió añadiendo. -Sera mejor que te laves las manos no querrás llenar la casa de esa porquería.- A lo que con un pequeño mohin hice caso y me lave las manos no sin notar un constante aliento en mi nuca y el roce de su nariz, mientras sus manos me rodeaban entera en un intento de no dejarme escapar, me extraño, pero poco me importaba en ese momento. Una vez que estuvieron limpias me gire agarrándole del cuello de la sudadera atrayendolo hacia mi siendo en ese momento la que iniciase aquel contacto que en poco tiempo comenzaba a gustarme.

No hubo por momentos queja alguna sobre los besos, los cuales se intensificaban por momentos, asi añadiendo caricias del uno al otro recorriendo todo lo alcanzable, hasta llegar a un punto que no pudo mas que agarrar mis nalgas con fuerza haciendo que un suave quejido escapase de mis labios mientras era escondido por esa sonrisa característica.

-La otra vez pude agarrarlos y me encantaron, no pienso soltarlos ahora.- susurro. Mientras me levantaba alzándome hacia la encimera donde me coloco dejándome a una mejor altura para alcanzar a él. En ese momento no se me ocurría pensar que el solo hecho de poder hacer algo con el, suponía que podría perder aquel trato, pero no me importaba no pensaba en ello, esa semana tan extraña había cambiado algo y no pensaba desaprovechar ese ultimo día que estaría con el puesto que al día siguiente no había necesidad de volverse a ver.

Lo atraje entonces a mi tanto con mis piernas como mis brazos, consiguiendo apoderarme de su clavícula la cual mordí una y otra vez, paseando mis labios y nariz por toda la zona impregnándome de ese olor que tenia, para volver a lamer y morder, cada pocos segundos, logrando sacarle pequeños suspiros y quejidos que demostraban que le gustaba, alce un poco mas mis labio dando alcance a la oreja, como hace unos días hice y juguetee con el lóbulo de esta misma en mi boca. Sus manos cada vez que mordía me agarraban con fuerza acercándome mas y mas a el.

Comenzó a pasar sus manos por debajo de mi ropa ascendiendo por la espalda con caricias delicadas en camino a mi sostén el cual no dudo en desabrochar para liberar mis pechos, y con eso pasar una de sus manos hacia uno de ellos para masajearlo suavemente mientras no cedía en mis mordiscos. Fue entonces cuando en un brusco movimiento atrapo mis labios para apoderarse de ellos y susurro al momento. -¿Por que me pones tanto? Si sigues haciendo eso no se de que seré capaz.- Una sonrisa burlona se apodero de mi rostro y en cuanto tubo un momento de despiste me volví a apoderar de ese cuello que consiguió con ello que su reacción fuera deshacerse de mi caseta y sostén a la par soltándolos no se donde. Y en un movimiento se apodero de mis pechos, de los dos con su boca lamia y succionaba uno de ellos mientras el otro era atendido por su otra mano masajeandolo y apretando suavemente el pezón. Mis manos por su parte seguían un camino de caricias por debajo de sus ropas en un intento de alcanzar ese notable bulto que sabia que estaba. Una vez lo hube alcanzado lo palpe sobre las ropas sin miramiento, estaba duro lo sabia y el también y intentando acceder a el pase mis manos por debajo de las telas alcanzándolo sin problema.

Comencé a masajearlo una y otra vez por toda su longitud y todo lo que mi mano alcanzaba, pasando mi dedo gordo por su glande haciendo círculos una y otra vez, mientras el detenía su labor para apoyar su frente sobre mi pecho en un sin fin de placeres que su boca delataba con quejidos y suspiros de placer. Sonreí ante eso, pero no pare, subía y bajaba mi mano una y otra vez, sabia que lo disfrutaba e intentaba que lo notase lo mas posible, comenzó a apretarme entre sus brazos un un abrazo que no podía evitar mientras sus suspiros se repetían una y otra vez acelerando ritmo, subió su rostro hacia mi hombro y entre pequeños gemidos suplicaba el que no parara, acelere el ritmo lo mas que pude y con ello me gane un bocado en el cuello seguido de besos lascivos guiados hacia mi boca.

Tras apoderarse de ella hizo un esfuerzo para centrarse en mi y conseguir desabrochar el nudo de mi pantalón, a lo cual no preste ni la mas mínima duda, era morboso ver como su rostro de placer se encogía a cada movimiento mio, mientras intentaba desabrochar el nudo, cosa que tras un rato consiguió, me alzo como pudo a la par que yo dejaba de tocarle para ahora si ayudarle en cometido de deshacerse de mi pantalón, con lo que también se llevo mi culot por delante, una vez que me soltó no me espere un momento para deshacerme de esa molesta sudadera que tanto impedimento estaba poniendo en dejarme ver ese cuerpo que ya una vez antes vi y me gusto de sobremanera.

Hecho esto no espero me agarro de la cintura, como pudo quería estar dentro y se le notaba, por mi parte estaba igual de ansiosa y mi culot húmedo habían dado fe de ello. Se acerco cuanto pudo colocándose en posición, rodee su cintura con mis piernas facilitando todo lo posible que entrara, cuanto, antes y no esperó, introdujo la punta con lentitud disfrutándolo tanto él como yo, era el mejor momento cuando entraba por primera vez, y notaba ese miembro duro y latente en todo su esplendor dentro de mi. No pude mas que soltar un gemido de placer, con el cual note que se sintió satisfecho, pues una vez la hubo metido hasta el fondo empezó en un vaivén el cual ninguno quería parar.

Mis manos se movían inquietas, acariciando todo su cuerpo, se aferraban a sus fuertes hombros, clavándose por momentos mis uñas, mientras mas fuertes eran los movimientos y mas placer me daban. Los gemidos se agolpaban seguidos, parecían no acabar, y yo por mi parte podía escuchar roncos quejidos de placer cerca de mi oído que no cesaban. Movía mis caderas cuanto podía en esa posición intentando que los movimientos fueran lo mas profundos posibles para así poder alcanzar el orgasmo que tanto amenazaba por venir. Por su parte, se notaba que se esforzaba mas y mas cada minuto que pasaba, hasta que llego el momento en que mis gemidos se convertían en gritos y de mi apenas salían otras palabras, que “no pares ahora, no” y “dale mas rápido” a lo cual un ultimo grito delato como una sensación de placer inmensa recorría mi cuerpo a la vez que las uñas se incrustaban en la piel de su espalda. Apenas dos movimientos mas y el también logro a su clímax, agotado, dejando caer su cabeza sobre mi hombro durante unos segundos intentando con ello recobrar el aliento, para al instante dejar que me apoderara de su boca otorgándole uno de los besos mas apasionados que di en mi vida, si no fue el mas.

Tras ese beso no pudo mas que decir. -Como sigas haciendo eso, se me pondrá dura de nuevo, y querré mas de ti.- A lo cual solo conteste con otro beso de igual calibre. Su rostro en ese momento mostraba una picara sonrisa, pero que delataba cansancio, mas no dudo en alzarme para llevarme hacia el salón en el cual me dejo caer sobre el sofá quedando el a mi vera.

Pase un momento medio recostada con su cabeza apoyada en mi mientras instintivamente acariciaba sus cabellos, cuando comencé a bajar de nuevo mis manos por su peche, mientras me acercaba lentamente para morder su labio, con picardia en un intento de provocación, a lo que el no pudo mas que responder agarrándome la cabeza, para no separarme de él. Me levante lentamente de mi posición, quedando frente a el y agarrando la cintura del pantalón tire de el para hacerlo levantar, cosa que no costo, puesto que su rostro denotaba que también quería mas, lo guie hacia el cuarto y cerré la puerta tras de mi, ahí lo tenia frente a mi mirándome lascivamente, sabiendo que lo que acababa de ocurrir en momentos se repetiría y mejor de ser posible.

Lo empuje dejándolo caer sobre la cama colocándome encima de el a cuatro patas, recorriendo con mi lengua todo su pecho en busca de esos labios, cuando alcance a ellos, me intentaba retener para no despegarme de ellos, pero no le deje hacer, baje lentamente con mi boca pegada a su piel, hasta alcanzar el filo del pantalón, tire de el para abajo con suavidad dejando ver su miembro semirrecto.

Sin pensarlo comencé a lamerlo de arriba a bajo, lentamente, recreándome por momentos, dando pequeños mordiscos por su perímetro, y subiendo por momentos a su punta la cual engullía vorazmente, haciendo círculos con mi lengua mientras estaba en el interior de mi boca. En ocasiones alzaba la mirada para ver sus reacciones las cuales eran de lo mas eróticas al verme, se mordía el labio, suspiraba, gemía, todo en el era morboso en esos momentos, y cada vez que aceleraba el ritmo su cabeza echada hacia atrás me demostraba que le gustaba.

Pase un rato en cual mis manos se turnaban para acariciar su abdomen y masajear sus testículos, sin cesar, mientras mi boca succionaba de vez en cuando notando que le gustaba pues colocaba su mano sobre mi cabeza incitándome a apremiar el paso, lo cual hacia gustosa. Llego un punto en el cual el no podía mas y sin decirme nada me agarro el rostro acercándolo al suyo para susurrar. -para o me correré- hice caso a sus palabras y apenas segundos me vi volteada boca arriba con el sobre mi, ahora el era el que llevaba la batuta en el concierto y se dedico a masajear mis pechos, y morderlos sin cesar, mientras con su mano libre descendía lentamente hacia mi pubis, el cual rozaba con la punta de los dedos, sin llegar a alcanzar la zona mas sensible de mi.

Unos momentos bastaron para que me enerviara por su falta de iniciativa a lo que apenas respondió con una risa y un simple “paciencia no corras y disfruta” y fue cuando su mano comenzó a moverse por encima de mi sexo sin llegar a entrar, rozando, tocando, masajeando, pero no entrando, me ponía mucho eso, me provocaba, y no podía caer en su trampa de impaciencia, fue cuando sus dedos se dirigieron a mi clítoris cuando esos nervios se transformaron en placer.

Paseo sus dedos por la zona cuanto quiso, los movió sin cesar una y otra vez, bajando en ciertas ocasiones los mismos e introduciendolos dentro de mi sacando con ello gemidos de sorpresa, cuando a su gusto le parecí lo suficiente mojada comenzó a bajar con lentitud, era una tortura para mi, se recreaba en cada poro de mi piel, para hacerme esperar hasta que como si todo hubiera cambiado su velocidad, comenzó a lamer, y succionar mi sexo sacándome desde su inicio gemidos incontrolables. Apretaba mis muslos en ocasiones contra su rostro a lo cual no ponía impedimento, sino que aceleraba su obra.

Repartía besos sobre mi zona una y otra vez, intercalando lametones y succionando, a la par que su otra mano introducía en mi varios dedos, logrando con ello que notase todo lo posible en ese momento, era tal su buen hacer, que no tarde en correrme. A lo cual el no pudo mas que subir satisfecho con su tarea y devolverme el beso que con anterioridad le di.

No deje pasar mas de un instante entre mi recuperación cuando lo tire hacia el otro lado de la cama colocándome encima de el, me situé sobre su miembro no quería esperar y el no puso impedimentos en que hiciera lo que pretendía, me ayude con la mano para situarlo en la entrada de mi y sin mas demora me deje caer sobre el notándolo todo en mi interior, había entrado aun mas profundo que la vez anterior y eso se había notado en los rostros de ambos.

Me encontraba sobre él meciendo mis caderas sin descanso, sus manos me ayudaban en la tarea alzándome de vez en cuando para poder bajar de nuevo y notar todo en su total longitud. La habitación por su parte mostraba un ambiente caldeado por el sudor de los dos los cuales dábamos todo lo que podíamos para la ocasión.

Fue largo el rato que no cesamos en los movimientos y eterno el placer que nos dimos el uno al otro hasta que llego el punto que ninguno de los dos pudo por mas momentos aguantarse y cedimos con dos orgasmos casi a la vez que nos dejaron exhaustos.

Caímos cada uno en un lado de la cama, respirando agotados, no dude en girarme hacia el aferrándome a su pecho en un abrazo que esperaba que durase mucho. Y el por su parte hizo lo propio agarrándome de igual manera brindarme un dulce y en esta ocasión mas tranquilo beso, antes de que ambos diésemos libertad a Morfeo.

A la mañana siguiente la luz de la ventana mi hizo despertar de mis sueños, e instintivamente me gire para acercarme todo lo que pudiese a el que en la noche anterior me hizo gozar como nunca, mas sin embargo lo único que encontré fueron sabanas, me levante entonces algo agitada, y busque por toda la casa, pero no estaba, ni su ropa, ni su mochila, nada, solo la compra que trajo la noche anterior delataba su presencia.

¿Seria acaso que solo me había visto como una apuesta sin mas? ¿Realmente había sido capaz de tomar esa noche anterior como su victoria e irse sin despedirse ni siquiera? No halle respuesta ni ese día ni los posteriores, pues no conseguí contactar con el, no salio en el grupo, no cogía, el teléfono, nada había desaparecido, mi ultima opción llego tres días mas tarde de lo ocurrido.

Me dirigí hacia su casa, llame al timbre, pero nadie abrió, pero no cedí, llame a un vecino el cual al decir que era publicidad no dudo en abrirme, subí hacia su piso y pique el timbre varias veces hasta que ya agotada de buscar me dirigí a marcharme. Jamas llegue a pensar que llegase al punto de no querer siquiera hablar conmigo.

Cogí las escaleras para rehacer el camino andado, pero en el ultimo momento la puerta se abrió dejándome verlo tal como el otro día, allí en chándal. Me acerque a el en silencio, y una vez me hube situado delante suya solo pude decir una sola frase. -¿Solo e sido una apuesta?- No respondió se quedo en silencio, cosa que consiguió cabrearme y entristecerme, no sabia el porque desde un principio quedo claro que seria una apuesta, pero la cosa se había salido de los limites, dos lagrimas se me saltaron, mientras no dejaba de gritarle. -Perfecto ahí tienes tu premio, ganaste, yo perdí, me deje embaucar una noche por ti, no te preocupes que no volverá a pasar.- y tras los gritos me gire con dirección a la escalera, pero no pude me retuvo en un abrazo, mientras su voz ronca hablaba en un tono muy bajo. -No perdiste, has ganado, realmente e sido yo el que ha perdido, es mas pensé que solo lo hiciste, para acabar con todo esto y demostrar que tu tenias razón.-

Mis ojos en aquel momento se abrieron de inmediato, ¿yo tenia razón? ¿yo había ganado? -¿a que te refieres?- musite en un entrecortado susurro sin atreverme a girar para mirarle a la cara, cuando aun varias lagrimas descendían por las mejillas. -Que te quiero, que lo has conseguido, me he enamorado de ti, y no puedo evitarlo, e intentado pasar del tema estos días, pero no saco tu imagen de mi cabeza, no se que eres ¿una droga? Pero lo único que se es que, te quiero.- fueron sus palabras a la par que me soltaba con lentitud y me hacia virar hacia el, para darme un hermoso beso el cual no pude evitar seguir, para abrazarlo tras el instante de separarnos y solo poder añadir una cosa.

-Estúpido, eres un estúpido, y yo también lo soy, pero ahora no te vayas, ya no te vayas de mi lado.- Y con un cálido abrazo me guio al interior de su casa, dando pie a lo que aun seguimos manteniendo.

Una relación que no es una apuesta arriesgada, sino una que ha llegado a ser 100% aceptada.