Una Amistad Exitante (2)

Me gustaba provocarlo… Pero siempre en el contraataqué, la que perdía era yo. Aunque, no se si en realidad perdía o encontraba lo que buscaba.

Luego de esa noche, nuestra relación cambia radicalmente, el solo hecho de pensar en él, hacia estremecerme. Cuando nos veíamos, la tensión entre nosotros era increíble. Pasamos una semana sin acercarnos más de unos metros, viéndonos con los amigos o juntándonos en algún lugar público, siempre con gente alrededor.

Toda la semana estuve provocándolo, me encantaba y lo mejor es que se quedaba con las ganas y eso me excitaba. El martes yo estaba hablando con un chico que conocía hacia un tiempo. Este era sexy pero nada comparado con él. Hablábamos de cosas sin relevancia cuando lo vi pasar, él estaba del otro lado del aparador, mirando hacia dentro, con el rostro fijo, como con celos.

Al notarlo, intente provocarlo acercándome más a este chico, hablándole al oído, mientras a él, lo miraba fijo. Me miraba desafiante, yo me acerqué aun más a este chico y coloque mis pechos muy cerca de su brazo rozándolo. A su vez este, pensaba que me le estaba tirando, eso ayudo más a la situación. Mientras más me acercaba, mas provocativamente lo miraba. Él sin poderlo resistir mas entro a la tienda. Justo en ese instante, su amigo lo empuja hacia fuera diciéndole que siguieran su camino sino llegarían tarde a clase. Se fue y de golpe mi interés en este nuevo muchacho desapareció, me aleje, lo salude y seguí con mis cosas, pobre lo debo de haber desconcertado bastante.

Viendo como se ponía por semejante estupidez, el jueves me propuse provocarlo aun más. Estábamos en una reunión con amigos. Él muy sexy, tenia puesto ese vaquero que tanto me excita y una remera con cuellito; traía alpargatas porque hacia calor. Yo, en cambio, me había vestido provocativamente, me propuse incomodarlo a distancia.

Traía puesto unos pantalones bajos bien ajustados, una remera con un pronunciado escote, que resaltaba mis senos de manera llamativa, y mi amado saco largo. Cuando llegue salude como es normal, pero a él lo salude como si nada muy rápidamente, apenas. Quedo de nuevo desconcertado. Había comenzado a gustarme esa expresión en su rostro.

Me senté en la mesa justo delante de él, durante un rato largo no lo mire, ni siquiera de reojo; pero sabia que él si me miraba, sentía sus ojos sobre mi. En determinado momento, se puso a discutir con otro chico de manera muy acalorada. Dejándome así, fuera de su foco de atención, fue ahí cuando di el primer paso. Me quite el zapato y por debajo de la mesa comencé a tocarle la pierna, él dándose cuenta de lo que yo hacía, intentaba disimular y seguir el hilo de la discusión. Yo seguí subiendo hasta su entre pierna, mientras lo miraba fijo. Comencé con movimientos delicados y circulares en esta cosa que sin duda lo altero porque perdió completamente el hilo de la conversación.

De repente se armo discusión entre los demás chicos que había en la reunión, pero él se había callado y aproveche para el siguiente paso.

Puse mi brazo izquierdo como tapándome y mi dedo índice delicadamente en mi boca, mientras seguí jugando con mi pie en su entre pierna. Nadie notaba lo que estaba haciendo, a excepción de él.

Aumente la fuerza y la cantidad de movimiento con el pie. Mientras con mi mano derecha disimuladamente recorría con los dedos el escote de mi remera, estirándolo hasta ver la hendidura entre mis senos. Esto realmente lo estaba excitando y lo alteraba por que no sabía como disimularlo y a mí me encantaba. En eso dirigieron la conversación a mí, yo me incorpore enseguida -¿Qué?, ¿de que hablan?- pregunte. – ¿En que planeta estas? Te hablábamos de…- -Disculpen- interrumpí -voy al baño porque me siento mal- dije para salir del paso.

  • ¿Que le pasa?- le preguntaron a él, -ni idea- oí que contestaba mientras yo cerraba la puerta.

Entre al baño muerta de risa por lo que había pasado, me quede sentada en el inodoro para tranquilizarme. Minutos mas tarde, golpean la puerta, – ¿estas bien?- era él. – ¿Estas solo?- pregunte en vos baja - si, ¡ábreme!- contesto. Le abrí lentamente y él de un sopetón se metió para adentro trancando. – ¿Que haces?- pregunte, -¡se van a dar cuenta!-. -No creo, pero el peligro me excita- dijo empujándome contra la pared.

Comenzó a besarme apasionadamente, se notaba que lo de recién había surtido su efecto yo obviamente me deje llevar por las circunstancias. Sus manos estaban en mi cabeza agarrandome, para que no me escapara; las mías comenzaron al tocar su espalda. Iba directamente hacia ese culito que tanto me gustaba tocar, cuando de repente él, las toma con fuerza y las apretá contra la pared, sobre mi cabeza, mientras seguía besándome. La sensación era muy excitante, sus besos me volvían loca, pero que me aprisionara y encima en un lugar que se podían dar cuenta, era excitante.

La temperatura me subía y la tensión también, con mi rodilla comencé a rozar su pené, volvía a estar hinchado quería liberarme, pero él hacia cada vez mas fuerza. Luego dejo de besar mi boca y siguió así por mi cuello, del lado de afuera del baño se escuchaban voces, voces conocidas. Eran ellos, y estaba a distancia de una puerta. Pero el continuo, bajo por mi escote buscando mis pechos besándome con intensidad.

Mi temperatura era cada vez más alta, cuanto más besaba mí busto, más firme se ponía y más nerviosa me ponía yo, tal vez los otros escucharían algo. Trataba de no emitir sonido, mientras él había logrado liberar mis pezones y los estaba chupando con entusiasmo, eso me ponía más cliente. La excitación de ambos aumentaba, cuando de pronto escuchamos –voy a preguntarle ¿sí está bien si le pasa algo?-. En ese momento se detuvo, me miro a los ojos y dijo muy suavemente –sigue la corriente-.

Rápidamente me dio vuelta y me puso contra su cuerpo, inmovilizándome con sus brazos, mi trasero estaba sobre su pené, grande, excitado, queriendo salirse del pantalón. No tuve tiempo de protestar ya que, – ¿estás bien?- era mi amiga preguntando. -Si, si- respondí, mientras él me tocaba con una de su mano la entrepierna.

-¿Necesitas algo?- pregunto, él moviendo sus dedos apretaba el vaquero contra mi clítoris, con movimientos mas que excitantes. Yo me volvía a calentar y la situación me ponía más nerviosa aún; si abría la puerta me iba a encontrar, excitada en sus brazos, con mis senos fuera de la remera y su mano en mi pelvis.

– ¿Esta segura, que no té pasa nada? - volvió a preguntar, -si, si ya salgo- respondí. Yo estaba demasiado excitada para salir, esa conversación no la podía seguir, sus dedos hacían maravillas sobre el vaquero, yo quería gritar pero no podía hacerlo.

Debe estar descompuesta- se escucho de afuera, ella se había retirado. – ¡Basta!- le dije bajito pero con firmeza, él me soltó, sin dudarlo. Lo mire con una mirada desafiante, él respondió –yo dije que no iba a hacer nada que no quisieras- con cara de pícaro. –Pero la venganza ¡me la debías!- remato –.

Me incorpore, lave mi cara, intente poner cara de yo no fui. Pero él seguía tocándome, -¡basta!- dije, – eres sexy hasta enojada- replico.

-Bien escóndete y sal dentro de un rato. Aquí no ha pasado nada-. Salí busque a mi amiga y le dije que me iba, que estaba muy descompuesta. Nadie había notado nuestra ausencia, con lo que me tranquilice y me fui. Caminado a casa, sola, imaginaba la cara de él al salir y no verme.

Había sido una experiencia peligrosa y excitante, me lo merecía por haberlo provocado. Igualmente no me iba a quedar de brazos cruzados el próximo movimiento seguía siendo mío.

Annkaxia

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