Una alumna de chocolate

¿Cómo te caería hacer realidad esa fantasía de ser el profesor de gimnasia y tener que corregir a una alumna, que para colmo del placer es morenita? (con fotos).

UNA ALUMNA DE CHOCOLATE

¿Cómo te caería hacer realidad esa fantasía de ser el profesor de gimnasia y tener que corregir a una alumna, que para colmo del placer es muy morenita?

Era imperdonable, no podía pasar por alto el haber sorprendido a una alumna masturbando a su compañero de curso en los baños de la escuela.

A él lo mandé suspendido por tres días sin más miramientos, pero a ella tenía que hacerle ver los alcances de su comportamiento, por lo que la llevé hasta mi privado para reconvenirla. Debo decir que mi intención era regañarla, nada mas.

Ella portaba una blusita blanca, que se anudaba en su breve cintura, para poder presumir el piercing de su ombligo, una faldita tableada muy corta, tobilleras blancas hasta las rodillas y zapatillas negras.

En cuanto estuvimos solos, se abrazó a mí, llorando y suplicando que no la castigara ni llamara a sus padres, que ella había comprendido que hizo mal, y que estaba dispuesta a hacer todo lo que yo quisiera, sin restricciones, con tal de que no la afectara.

Aprovechando que su disposición me aturdió y que estaba abrazada a mi, ella me beso en la boca, suavemente primero y muy sensualmente después. Mientras nos besábamos, ella bajó su manita hasta mi pants deportivo, sobando mi pene, el cual respondió de inmediato a su dulce llamado.

Sin dejar de sobármelo, ella se fue poniendo de rodillas, hasta alcanzar a bajar mi pants y mi boxer y se comió toda mi verga de la manera mas deliciosa que había conocido.

Sin soltar mi pene de sus labios, ella se abrió su blusita y como no llevaba brassier, sacó inmediatamente sus pechitos de chocolate, con unos pezones dignos de ser mordidos suave y lentamente, para que se derritan en tu boca.

No soltaba mi pene de su boca, con lo que me tenía muy mansamente dominado por esa boquita de ventosa que me succionaba de la forma mas deliciosa y perversa que yo hubiera imaginado.

Sin sacarla jamás de su exquisita boca, ella solita se fue subiendo a mi escritorio, se acostó boca arriba, se abrió mas su blusita, se subió la faldita y abrió sus piernas dejando a mi completa disposición sus pechos y su deliciosa vagina, lo que aproveché para dedearla a mi completo antojo, disfrutando los ricos quejidos de placer que ella emitía, pero sin abrir su boca, para evitar que se le escapara el pájaro que tenía atrapado.

Ya fuera de mi por completo, la giré en redondo, para tener acceso directo a su jugosa panochita morena, que me esperaba deseosa, lubricada y palpitante, metiéndole toda mi herramienta de un golpe e iniciando un mete saca furioso dentro de esa abertura tan apretadita y caliente que me tenía al borde del orgasmo.

Mi chocolatito se revolvía como gato boca arriba, parecía que estaba haciendo abdominales. Se levantaba y se abría su panchita, recargaba su cabeza en el escritorio y volvía a levantarse, como si le dieran choques eléctricos, lo que me tenía loco de placer, caramba, como apretaba!

Por fin la pude controlar un poco y la puse en posición de perrito, que rica colita me estaba yo comiendo, sin tardar nada aproveche para meterle nuevamente mi falo en esa rica cavidad que tan mojada se encontraba ya que ella había disfrutado de dos orgasmos enormes, lo que a mi me encanta pues es una sensación exquisita sentir en mi verga los movimientos vaginales durante el orgasmo, así como el calorcito que tienen esos ricos juguitos.

Pero una falta tan grave, no la iba yo a perdonar nada mas así, por lo que le empecé a dedear su apretado culito, mas moreno que toda su sabrosa piel, estrecho, fruncido y calientito.

Metía un dedo en mi boca y lo sacaba lleno de saliva, lo enterraba en su prieto culito y cada vez entraba mas, ella suspiraba muy fuerte a cada acometida de mi dedo. Por fin se lo dejé dentro, con movimientos cada vez mas rápidos de adelante hacia atrás, sin sacarle mi verga de su panocha, la que parecía tener vida propia, abrazando mi ariete y llenándolo de jugos calientitos.

Metí dos dedos en ese culito delicioso y flexible, los que cupieron sin grandes problemas. Ella gimió muy fuerte, pero aventó sus nalgas hacia mis dedos invasores, con lo que entraron completitos. Se los metía y se los sacaba, cada vez mas rápido, hasta que cambié de intruso; le metí la cabeza de mi verga y me quedé quietecito un rato. Metí un poco mas y esperé otro rato. Ella se quedó inmóvil, lo que aproveché para sacarle lentamente un tramo y volverlo a meter, suavemente, mientras que ella suspiraba quedito, hasta que la oí respirar como bufando, lo que aproveche para meterle toda mi virilidad, volviéndome a quedar quieto un momento, pero ella solita lazó su cola hacia mi y me gritó, ya cógeme rico, fuerte, dámelo todo!Sin esperar mas instrucciones, me la cogí como un salvaje, hasta yo gritaba del placer que me daba chocar mi pelvis contra esas nalgas duras, negras y sabrosas que rebotaban contra mis huevos a cada empujón.

Terminamos ambos al mismo tiempo, con un grito salvaje y simultáneo de de cada quien, con sendos orgasmos que nos mantuvieron acostados sobre el escritorio durante un laaargo rato, hasta que mi verga se salió solita de ese estuche tan estrecho y tibio que lo cobijó en forma tan deliciosa.

Por supuesto, a ella no la reporté ni le dije nada a nadie. Solo a ustedes, mis confidentes y amigos.