Una acabada a Mariano
Ver a otro hombre deseando a Gaby fue siempre una fantasía y cumplirla fue algo fantástico
Siempre quisimos hacer un trío, al menos algo suave, pero resulktaba muy difícil conseguir al tercero, elegir a alguien que fuese seguro y no representara luego un problema. Después de mucho buscar decidimos que fuera Mariano, un ex vecino que se había mudado a vivir a Madrid y que una vez al año nos visitaba. Iniciamos la charla de a poco, vía mail, lo fuimos llevando al tema del intercambio y se mostró muy interesado, al punto que pronto comenzamos a hablar de las reglas del encuentro, el que se limitaría nada más que al desnudo de Gaby y de él, sin penetraciones de ninguna clase. Mariano aceptó y aún debimos aguardar dos meses para que llegara a Buenos Aires, lo que no hizo más que aumentar el deseo. Hasta que llegó el día. Muy nerviosos nos encontremos con él en La Biella, tomamos un café y acordamos ir a un motel que queda a pocas cuadras. Gaby, mi mujer, estaba muy nerviosa, yo también, pero Mariano se veía más seguro y en todo momento le decía a ella que se quedara tranquila, que le tuviera confianza, que todo saldría bien. En el motel nos tocó la habitación número 2. Entramos, cerramos la puerta, pedimos whisky para los tres y como no sabíamos cómo empezar le pedí a Mariano que se desnudara para que Gaby se relajara ya de ese momento. Se desnudó y Gaby trató de no mirarlo, pero yo sí lo miré. Mariano es bien proporcionado y tiene un pene de tamaño normal, vello en el vientre y un poco en el pecho. Estuve seguro de quer a mi mujer le iba a gustar, pese a que el pene todavía no estaba erecto. Desnudo Mariano, fuimos a la cama y Gaby se sentó en un borde, nerviosa todavía. Mariano se paró frente a ella y le pidió que le acariciara el pene para erectarlo y recién ahí ella se lo miró. Nerviosa aún, acarició los testículos de Mariano y el pene se levantó enseguida. Mariano le acarició los pechos y le pidió que se desnudara. Yo estaba impactado, con una mezcla de celos y de intenso deseo sexual. Mi esposa se puso de pie y se fue quitando la ropa dando la espalda a Mariano, quien se excitó muchísimo al verla completamente desnuda. Estaba fascinado con la cola de mi mujer, quien se recostó en la cama y abrió las piernas para que él pudiera verle bien la vagina. Mariano estaba increíblemente excitado, decía todo el tiempo que Gaby era hermosa, que su concha era una belleza y pidió permiso para chuparla, pero Gaby sólo lo dejó pasar apenas un poco la lengua y cerró las piernas. Desesperado de deseo, Mariano no aguantó más y se masturbó, soltando varios chorros de semen sobre el vientre y los pechos de mi mujer. Bueno, la verdad es que eso fue todo. Yo estaba como paralizado y Gaby se vistió de inmediato. Pedimos más whisky, Mariano dijo que le encantaría coger con mi esposa y como le dijimos que no, poco después dejamos el motel y volvimos al café, donde nos despedimos.