Un Zacapa en la habitacion 108
Hay que ser amables con los clientes, facilitar su felicidad y complacerles todo lo posible.
Hay ocasiones en el que merece la pena trabajar 12 horas. Ayer por la tarde, comencé a cerrar la recepción y una parejita llamo al timbre.
- Hola, buenas noches
- Tenéis habitaciones libres.
- Si, quedan algunas
- ¿Cuál es el precio?
- 115,00 euros la habitación doble con desayuno.
- ¿La de matrimonio?
- Es lo mismo
En ese momento la parejita, no tendría más de 16 años, se miro con bastante complicidad:
- Nos la quedamos.
Ella dejo traslucir una sonrisa inocente que trasladaba cierta lujuria y sensualidad. Para ser invierno, venia vestida con un short y unas medias que presumiblemente terminaban en lo mejor de su entrepierna, una camisa, francamente hortera, pero que su último botón abierto, terminaba donde empezaba mis sueños sobre sus pechos, esa rajita donde a todas nos gusta meter, de vez en cuando, nuestro instrumento. Su pantalón realmente prieto, dejaba sentir la goma de la braguita y un pequeño círculo mojado en su ser – que intentaba ocultar- me insinuaba que debían haber tenido algún amago de revolcón, atendiendo a su aroma a zorrita caliente.
El, traslada más seguridad, aunque era un tanto abulto – no diferenciar entre una habitación doble y una de matrimonio- pero era un chico majo. El paquete, situado en unos pantalones de pana marrones te trasladaba, sin ninguna duda, el calentón que llevaba. Tenía una melenita rubia, bien trabajada por el peluquero, una camisa blanca y un jersey recién inaugurado en los hombros, el cuello llevaban señales de maquillaje, con toda seguridad le había estado comiendo la lengua un ratito antes, parecía depilado levemente y muy dulce –un poco pijo-los ojos le brillaban bastante y su tez parecía de un bebe, llevaba un desodorante dulce, su brazo se perdía en la cadera de su chica y no le importaba que notará el hinchazón en el corazón de su pantalón.
Ella , mientras le registraba a él, en esta casa siempre registramos solo a uno, me pidió si había un servicio cerca, y le indique el lugar, y él , a partir de ahora José, así se llamaba, se acerco al lugar en el que le estaba registrando y me dijo:
- Discúlpame, no tengo los 115 euros de la habitación, pero sueño con esta tía desde hace un año y hoy me ha dicho que va ha hacer todo lo que yo quiera y necesito follármela.
Yo le trasmití, que me gustaba su honradez, que podía subir, y que de todas formas se quedarán a desayunar. Que pocas veces habíamos tenido clientes tan legales. Y si lo que quería era follar, que adelante, que de eso vive el hombre.
El con una cara de niño impresionante y un paquete realmente avanzado en volumen, me dijo:
- Gracias, te gratificaré.
Ella regreso del baño, estaba un poco borracha y les acompañe hasta la habitación, no tenían equipaje, solo una bolsa con un par de botella de ron Zacapa.
En el ascensor, comenzaron a besarse, fundamentalmente ella a él. Les indique antes de salir del ascensor, que ese ron es sensacional que es el que más me gusta.
Les acompañe hasta la puerta de la habitación y antes de cerrar la puerta, ella le tiro sobre la cama y comenzaron a morrear, ella abierta de piernas sobre él, yo discretamente cerré su puerta y baje a recepción.
Lo cierto es que me olvide de ellos, empecé a leer una página web que se llama www.todorelatos.com y me hice una soberana paja, con la que casi mancho el teclado del ordenador.
Al cabo de dos horas y media más o menos, serían las tres de la mañana, suena la centralita de recepción, yo medio dormido, descuelgo el teléfono:
- ¿Es la recepción?
- Sí
- Eres el chico que nos ha alojado.
- Si.
- Nos puedes subir un poquito de hielo.
- Si, sin problemas.
Llame a la puerta, llevaba mi cubitera y dos copas de balón, y la puerta se entorno ella sola, la habían dejado abierta, entre y solo estaba él, dentro de la cama, tapado con una sábana, ella por lo visto se había encerrado en el servicio. Me dijo:
Lo he hablado con mi chica y queremos premiar tu actitud, sabes que no te puedo pagar y nos has dejado entrar, sin pedirnos nada a cambio.
Le dije:
- No te preocupes, queremos que nuestros huéspedes sean felices.
El me indico:
- Siéntate ahí.
En un sillón que esta frente a la cama, me senté y en ese momento se abre la puerta del baño y aparece ella con una ropa interior muy especial, trasparente, medias con ligeros y una tanguita que quitaba el hipo. Ella se metió en la cama con él, solo les tapaba una sábana y yo pensé que comenzarían en ese momento ha hacer el amor. Les miré y ellos me miraron.
En ese momento se levanto él, totalmente desnudo, con una polla impresionante, pero flácida, se notaba que se había corrido hacia unos minutos. Se acerco a mí y me propuso tomar una copa. Sirvió dos copas de Zacapa centenario y note que él no se puso una copa, una para su chica y otra para mí. Cuando me lo dio, se puso de rodillas – yo comenzaba a alucinar- puso sus manos en mi paquete me soltó el botón del pantalón y comenzó a besarme el paquete. Mi rabo se puso durísimo, lo saco de mi sleep mientras su novia miraba. Aprecie como la sábana se desplazaba y aparecía su chochito muy mojado, mientras comenzó a mamarme el rabo muy despacio, de arriba abajo, metiéndosela de vez en cuando hasta la garganta
Imagínense la escena.
Yo en una butaca, él comiéndome la polla, y ella en la cama desnuda y recién follada tumbada sobre la sábana.
A mi francamente me gustaba cómo me la chupaba mientras me tomaba el ron. Es una buena combinación. Una tía de 16 o 17 años desnuda sobre la cama, una copa de ron en la mano y un tío que me estaba comiendo la polla de puta madre.
Empezó comiéndome la puntita del rabo con la lengua, jugando con el frenillo, su mano izquierda me acariciaba los huevos, paso a lamerme todo el glande, mirándome a la cara cuando podía, le puse mi mano en su pelo y de un empujón hice que se la tragará. La sensación fue brutal. Empezó a subir y a bajar, todo mi rabo – lo que le cabía- estaba dentro de su boca.
Su otra mano empezó a jugar con mi culito. Su novia al ver a su chico comerme la polla como un alma en celo, se empezó a masturbar
Estaba a punto de correrme y saque mi polla de su rabo. Mire a su novia con cierta complicidad y le dije:
- ¿No te importa no?
Ella sonrió, yo me acerque y comencé a comerle el coñito, suavemente a ratos y como un animal en otros momentos. Tenía un extraño sabor. Por un lado, a ese sabor a coñito de chica fresca, un toque saladito y ácido; y por otro, a la lefa de su chico, se notaba que se había corrido en él hacia unos minutos, antes de llegar yo.
Su coñito estaba muy caliente y mi lengua no dejaba de entrar y salir. En un momento dado ella me dijo al oído que la follara. Le abrí un poquito mas de piernas, puse mi capullo sobre su almejita y entro sola, muy suavemente, en ese momento José- así se llamaba su novio- comenzó a comerme los huevos mientras mi rabo entraba y salía del coñito de su novia.
Me corrí como una madalena, llenando su tesoro de una cantidad de leche estremecedora.
Al día siguiente, durante el desayuno, nos surgió un juego. ¿Saben ustedes cuantas veces se corrió el autor de este relato? Si lo aciertan, mándenos un email y ganarán una fantástica noche de sexo en este hotel.
Él lo acertó y su novia disfruto de nuestras pollas una noche más. Anímense a participar en el juego.