Un voyeur con privilgeios

Al fin decidimos sacar nuestro lado voyeur, nuestro primero encuentro resulto muy placentero.

Tras unos días hablando con mi mujer sobre la propuesta que le hice sobre tener sexo delante de otra persona, ambos decidimos que había llegado el momento de hacerlo realidad.

Así fue como empezamos a buscar en páginas de contactos hombres que buscasen ver una pareja manteniendo relaciones sexuales, mientras ellos podían aliviarse manualmente durante el transcurso de la “escena”.

Después de cuatro días de búsqueda, en los que habíamos contestado algunos anuncios y recibido respuestas al que nosotros publicamos, encontramos un serio candidato. Se trataba de Pedro un chico de 34 años que vivía cerca de nuestra localidad.

Decidimos crear un grupo de whatsapp los tres,  allí empezamos a conocenosr mejor, nos envió fotos con y sin ropa y nosotros le correspondimos. Ambas partes nos gustábamos y nos resultaba muy morboso la situación, todos queríamos sacar nuestro lado voyeur.

Propusimos a Pedro varias condiciones, una era que el encuentro se celebraría en un hotel o apartamento a cargo suyo. Todo fueron facilidades por su parte y parecía que nos entendíamos muy bien así que no puso impedimento a nuestras peticiones.

Una vez decidido el dónde, faltaba concretar el cuándo, nos pareció buena idea hacerlo el viernes por la tarde.

Pedro había reservado una habitación en un hotel ubicado al lado de la autovía que pasa por nuestra ciudad, a ambas partes nos venía bien la ubicación y ayudaba que el hotel tuviera aparcamiento gratuito.

Llegó el viernes y tras la jornada laboral, mi mujer y yo coincidimos para comer en casa, una vez terminamos la comida nos fuimos a echar la siesta para estar descansados. Al levantarnos al cabo de una hora nos duchamos por turnos, mi mujer se puso una lencería negra, medias, uso zapatos negros con brillantes con unos buenos tacones y un vestido color negro con topitos blancos. Mientras yo me acababa de vestir con un polo azul oscuro y tejanos claros, ella se maquillaba y se pintaba los labios de un color rojo carmesí, estaba despampanante.

Al llegar al hotel, nos fuimos directos al bar-cafetería tal y como habíamos acordado, al entrar vimos a Pedro sentado en unos sofás individuales en un lado apartado de la cafetería.

Pedimos unas cervezas y estuvimos rompiendo un poco el hielo para que resultara más cómoda toda la situación.

Pedro nos dijo que era su primera vez al igual que nosotros, cosa que nos gustó. Tras unos veinte minutos hablando y ya con varias cervezas nos propusimos subir a la habitación.

Al entrar vimos que no se trataba de unas cinco estrellas, pero resultaba limpia y espaciosa, la cama tenía un gran tamaño y había dos butacas con una pequeña mesita al lado.

Pedro se acomodó en una de las butacas y nos dijo que si queríamos el se quedaba allí observando sin decirnos nada.

Encendimos la televisión y pusimos un canal de música para evitar el incómodo silencio del principio.

Mi mujer y yo nos tumbamos en la cama y nos empezamos a besar, nos acariciábamos por encima de la ropa y poco a poco nos íbamos calentando.

Me deshice del polo y de los tejanos quedando en ropa interior, mi mujer por su parte se desprendió del vestido y los zapatos.

Nuestro invitado que había empezado a tocarse por encima de la ropa nos imitó y se quitó los pantalones.

Decidí pasar a la acción y metí mi mano por debajo del tanga de mi mujer, luego humedecí mis dedos con saliva y fui subiendo el ritmo en su clítoris para luego introducir primero uno y acto seguido el segundo dedo en su interior.

Como la butaca en la que estaba sentado Pedro quedaba en un lateral, tumbé a mi mujer de forma que sus piernas quedaban cerca de la butaca, de esa forma nuestro amigo podía tener una mejor visión.

Baje de la cama i me puse de rodillas a la cama y acerque mi mujer al borde, le quite el tanga y di inicio a una buena comida de coño. Los gemidos de mi mujer resonaban por la habitación y para entonces Pedro ya se había quedado con la polla al aire.

Mi mujer me suplico que parara porque no dejaban de temblarle las piernas, así que le hice caso y me reincorpore quedándome de pie al lado de la butaca de nuestro amigo.

Mi mujer se bajó del colchón y como hiciera yo antes se puso de rodillas, luego me bajo el calzoncillo, haciendo que saliera a presión mi polla ya empalmada. Tras darle unos lametones al glande, escupió un par de veces por encima del tronco y empezó a engullirse mi polla, el ritmo no era demasiado rápido ya que sabía que si lo hacía no podría aguantar mucho, acompañaba las succiones con la mano y solo se la sacaba para darle lametones y comerse mis huevos.

Me pare a observar a Pedro, el cual se masturbaba lentamente sin perder ningún detalle de la mamada.

Creí que hablar un poco resultaría más morboso que estar tan callados así que le pregunte.

-        ¿Qué te parece? ¿Te gusta como la chupa mi mujer?

-        Bua ya ves tío, se nota que tiene mucha práctica, menuda obra de arte te está haciendo.

-        ¿Me alegra ver que te lo pasas bien, cariño le enseñamos lo que saben hacer tus enormes tetas?

-        ¿Te las quieres follar?

-        No quiero otra cosa ahora mismo.

Mi mujer se sentó en el lateral de la cama y yo estando de pie delante de ella empezamos hacer una cubana.

-        Madre mía que tetazas tiene tu mujer, tiene que ser una delicia poner la polla en medio de esos dos melones.

-        Jaja no lo sabes tú bien.

Mi mujer me dijo que quería cabalgarme y yo accedí sin rechistar, me tumbe dejando la cabeza en el lateral de la cama, mi mujer al ponerse encima mío le ofrecía a nuestro amigo una vista espectacular de sus enormes tetas botando.

Tras unos minutos recibiendo las cabalgadas de mi mujer, decidí tumbarla boca arriba y cogiendo sus piernas para acabar colocándolas en mis hombros, empecé a embestirla con todas mis ganas, cuando note que me corría me detuve y me tumbe encima de ella aprovechando para susurrarle al oído.

-        ¿te gusta la polla de nuestro invitado?

-        Ya sabes que sí, se be mejor que en las fotos

-        El tío esta súper cachondo mirándote

-        Ya lo veo, pobre hay tocándose mientras ve como tu polla recibe toda mi atención.

-        ¿Quieres ayudarle acaso?

-        No me importaría la verdad.

-        ¿Quieres chupársela mientras yo te doy por detrás?

-        ¿Tú quieres?

-        Quiero verte comer otra polla mi zorrita

-        ¿Estás seguro?

-        Si amor mío.

Al terminar de susurrarnos, mi mujer se puso a cuatro patas delante de pedro y yo empecé a penetrarla desde atrás.

-        ¿Te gustan las vistas?

-        Me estáis poniendo malo pareja, sobre todo tu mujer y esas enormes tetas que tiene.

-        ¿Se las quieres tocar?

-        Me encantaría, ¿me dejas tocarlas cielo?

-        Son todas tuyas

Pedro empezó acariciando con suavidad las tetas de mi mujer, poco a poco las manoseaba con más fuerza. Mi mujer no paraba de gemir, pedro estaba de rodillas para poder tocar bien las tetas de manera que quedaban sus dos caras frente a frente.

-        Bésame guapo

Mi vista desde atrás me resultaba de lo más morboso, mientras embestía a mi mujer, veía como se morreaba con pedro y este le tocaba las tetas sin vergüenza alguna ja.

-        ¿Quieres que te coma la polla?

-        ¿Lo pones en duda?  lo estoy deseando, ¿tu marido quiere?

-        A sido idea suya

-        Sois la leche pareja jeje

Pedro se puso de pie y coloco su polla a la altura de la boca de mi mujer, ella abrió la boca invitando a entrar en ella a la polla de pedro.

Cuando vi la polla de nuestro amigo dentro de la boca de mi mujer, tuve que detener las embestidas ya que la excitación se apodero de mí y no quería correrme todavía.

Tras unos minutos en esa postura, mi mujer nos comentó que le resultaba un tanto difícil hacer la mamada y que quería cambiar de posición. Le dijo a pedro que se tumbara en la cama, ella se tumbó de lado en medio y yo al otro lado, de tal forma que la podía follar de rodillas o tumbado como prefiriese mientras ella ahora ya con sus manos liberadas le ofrecía una mamada de competición a pedro.

-        Tío tu mujer hace maravillas con la boca, yo no voy aguantar mucho más este placer.

-        Ni yo jaja, hace rato que me voy frenando para no correrme.

-        Pues no hace falta que sufráis más, correos ya si queréis chicos.

-        ¿Quieres correrte en las tetas de mi mujer?

-        Si ella quiere nada me daría más morbo.

Nos bajamos los tres de la cama y ella se puso de rodillas, nosotros cada uno a un lado mientras ella seguía chupándonos la polla por turnos.

-        Ya que eres nuestro invitado te dejo que seas el primero en correrte.

Pedro se agarró la polla y empezó a masturbarse rápidamente mientras mi mujer se cogía las tetas señalando donde quería su leche.

No tardo ni veinte segundos en empezar a expulsar chorros de semen, todos ellos iban cayendo encima de ambas tetas, yo al ver eso empecé acelerar el ritmo y avisé a mi mujer que me corría, seis disparos de leche fueron directos a sus tetas uno tras otro. Cuando ya no salía más semen le acerque la polla a mi mujer para que me la chupara y la dejara bien reluciente, ella acepto gustosamente y mirando a pedro le pregunto si él no quería que se la limpiara, cosa que no tardó en hacer al acercarse pedro con la polla aun dura. Después de dejarnos secos nos dijo que la habíamos dejado perdida de leche, nos reímos los tres y le dijimos que una chica así no se merecía menos, ella antes de levantarse se restregó con sus manos las dos corridas por todas sus tetas dejándolas brillantes, cosa que nos excito muchísimo a los dos.

Después de ducharnos y hablar de cómo lo habíamos pasado, decidimos que si algún día queríamos hacer un trio completo contaríamos con él, cosa que seguramente acabemos haciendo.